Julio López
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A un año de impunidad: Caso Nam Qom, crónica del espanto
Por Fuente: Boletín Endepa Nº 7 - Tuesday, Aug. 26, 2003 at 7:43 PM

La denuncia colectiva por apremios ilegales de la comunidad Toba fue cajoneada por la justicia de Formosa. Tres indígenas continúan detenidos presuntamente implicados en la muerte del policía Barrios, dilatándose el llamado a juicio público.

El 17 de agosto se cumplió un año del cruento avasallamiento policial que sufrió la comunidad aborigen del Barrio Nam Qom Lote 68, ubicado en la capital formoseña. Hasta la fecha, la justicia local no ha condenado a los efectivos policiales que irrumpieron en la madrugada del 17 en busca de los presuntos culpables de la muerte de un policía. Allí se llevaron detenidos a 30 aborígenes, que fueron torturados, golpeados y tiroteados, dentro y fuera de distintas comisarías formoseñas. Hasta el momento, de los nueve indígenas presuntamente implicados en la causa de homicidio y resistencia a la autoridad, 3 continúan presos, dilatando la justicia el llamado a juicio oral y público.

A raíz del operativo policial, la asamblea de la comunidad Toba de Nam Qom realizó una denuncia colectiva bajo la carátula de apremios ilegales y violación de los derechos humanos, comprobada por el parte médico y que fue cajoneada por la justicia de Formosa. Israel Alegre, vecino del barrio, expresó: “No hay justicia, todo queda en la impunidad. Nadie se hace cargo de los indígenas torturados la noche del 17 y tampoco hay pruebas de que los hermanos acusados por la muerte del policía Barrios hayan estado cometiendo el delito de abigeato”.

El hecho comenzó el 16 de agosto cuando una grupo de indígenas andaban mariscando, es decir, cazando animales silvestres y recolectando comestibles. En el territorio del campo de Gaspar Zanín fueron sorprendidos por un par de personas vestidas de civil y de a caballo, que dispararon a mansalva, provocando la misma respuesta en los indígenas. Allí cayó herido de muerte el suboficial Juan de la Cruz Barrios y herido su acompañante, ambos policías que estaban trabajando de forma privada para el dueño de la estancia.

Fue así como 150 efectivos policiales se hicieron presentes en Nam Qom horas más tarde, donde viven 600 familias tareas, llevándose detenido a cuánto aborigen encontraban a su paso. El operativo se extendió por 12 horas, en las cuales los vecinos fueron golpeados, torturados y tiroteados por los policías que no tenían ninguna orden judicial que justificará su accionar. Entre los aborígenes detenidos había niños, mujeres y ancianos, que luego de ser vulnerados en su integridad física y humana fueron liberados. Según testigos, en el operativo también estaban presentes Héctor Ricardo Sur, responsable del Juzgado Nº 4, y el procurador Carlos Alberto Ortivero, paradójicamente, ambos responsables de dictar justicia en el caso.

Los cierto es quedaron 9 aborígenes implicados en la causa de homicidio y resistencia a la autoridad, mientras que los policías heridos se encontraban realizando una actividad particular y no en el ejercicio del deber.

Seis indígenas han salido libres por falta de mérito en la causa, dilatando aún la justicia el sobreseimiento de los mismos. Tres continúan presos a la espera de que la fortuna de las elecciones a gobernador en Formosa se digne de una vez por todas a llamar a juicio oral y público para probar o no su culpabilidad en el hecho.

Entre las pruebas que implicarían a los aborígenes se encuentra la ausencia de cueros o carne faenada que hablen de abigeato. Además, cuando el suboficial Barrios cae herido de muerte, se escucharon 6 disparos seguidos, siendo que los indígenas tenían escopetas de un solo tiro que deben ser recargadas para nuevamente disparar.

Versiones
Durante todo el año que transcurrió al hecho, la sociedad formoseña puedo oír dos versiones de lo ocurrido durante el 16 y 17 de agosto. Por un lado esta la versión oficial, desprendida de las autoridades y alimentada por la obsecuencia de los medios de comunicación locales, que dice que los dos suboficiales heridos cumplían tareas de rastrillaje en los campos, buscando a cuatreros. Fue así como fueron emboscados por aborígenes en cumplimiento de abigeato y baleados a mansalva sin posibilidad de defenderse.

La voz indígena, la acallada por más de 500 años, dice que los aborígenes estaban cazando animales silvestres, sabiendo que lo hacían en propiedad privada y sin robar nada, cuando fueron sorprendidos a balazos por dos personas de civil y que en respuesta al fuego, mataron a uno de los atacantes.

La verdad es que el abuso a la comunidad de Nam Qom es parte del silencio y la impunidad, como lo es y lo han sido las campañas del Desierto que alzan las fuerzas del poder de la bendita democracia. Una muestra más es lo ocurrido dos meses atrás en el barrio Cacique Pelayo de la localidad de Fontana en Chaco.

La voz del repudio a la sordera del Estado la han levantado las instituciones, como la Asamblea Permanente por los Derechos humanos, el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen, el Instituto de Cultura Popular y el Servicio de Verdad y Justicia de Formosa, sin respuesta alguna.

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