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Consideraciones sobre la unidad política de las asambleas
Por Roberto - Wednesday, Sep. 17, 2003 at 4:24 PM
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Consideraciones sobre la unidad política de las asambleas

A pesar de la contundente pronunciación política del 19 y 20 de diciembre de 2001, que reflejó (auque sea transitoriamente) la profunda desconfianza de la población en la casta de políticos del sistema. A pesar de la posterior evolución de la mayoría de los protagonistas de esas puebladas, que no querían que todo quedara en la nada y unificaron fuerzas en las asambleas. A pesar de como se marcaron límites nítidamente, pues ni un político del sistema
podía salir a las calles mientras que los partidos de izquierda (con sus aciertos y errores) acompañaban las puebladas, cacerolazos y movilizaciones y nadie se espantaba y todos estábamos en la misma lucha. A pesar de ese inesperado y glorioso despertar, pareciera que hoy, cuando, precisamente
por no haber podido arrancarle el poder a las corporaciones (y haber logrado éstas meter nuevamente a sus políticos por la ventana) y con la excusa de "arrimarse al vecino en sus reivindicaciones básicas" se alienta inconcientemente una despolitización de las menguadas asambleas e inconcientemente también se posibilita el peligro de una caída total en el asistencialismo, cuando no en la desparición total del movimiento asambleario como fenómeno político y factor de poder.
La sensibilidad social del movimiento asambleario, que tomó en muchos barrios en sus manos tareas de contención que abandonó el Estado hace tiempo, no puede erigirse de ninguna forma en su papel fundamental, pues la posibilidad
cercana de poner la economía al servicio del pueblo se dió en el "Que se vayan todos", y si este genuíno sentimiento no llegó a plasmarse en los hechos fué porque faltó una politización y debates más profundos de los que llegaron a darse.
El "que se vayan todos" es un concepto de poder mucho más revolucionario que el que vertieron en sus campañas la mayoría de los partidos de izquierda, que mayormente estaban orientadas a potenciar candidatos de izquierda para
el parlamento burgués. Que los políticos del sistema hayan logrado reinstalarse no significa que ese sentimiento revolucionario murió sino que la mayoría lo percibe ahora de más dificil realización. Dicho de otra forma, las mayorías
volvieron a desconfiar de sus propias fuerzas y, nuevamente, volvieron a delegar. Pero que las asambleas no propongan ahora un claro proyecto político y medidas programáticas, no hace más que abonar esa desconfianza, pues deja ese papel a los políticos del sistema o a los oportunistas pseudorevolucionarios.
La mayoría de las asambleas se manifiestan anticapitalistas, y esa manifestación debe expresarse condundentemente en un programa si se quiere que el pueblo vuelva a confiar en sus propias organizaciones de base. "Anticapitalista" significa, fundamentalmente, que la propiedad de los medios de producción no puede estar en manos de un puñado de magnates pues estos medios son fruto del ingenio y el trabajo de toda la población. Sin embargo, este sentimiento generalizado entre los asamblearios, pareciera estar contenido por el típico oportunismo falsamente unitario de que, en aras de la unidad, no se pueden tomar posiciones "extremas", como si estas posiciones no se hubieran hecho carne ya en la mayoría de los asamblearios activos.
¿Se piensa acaso que los que volvieron a sus casas lo hicieron por la politización extrema de las asambleas?. Si bien no puede descontarse el papel nocivo que tuvo la falta de unidad de la izquierda y sus consecuentes peleas por espacios de poder, el elemento fundamental que influyó para el desánimo fué que la posibilidad de unidad tras un programa político propio se tornó cada vez más lejana, y que la "juventud" del movimiento asambleario conspiró contra la posibilidad de frenar en debates democráticos los manijazos y
los oportunismos.
No tomar ahora el todo por las astas, no empezar ya mismo a debatir las cuestiones fundamentales como la propiedad de los meios de producción y como articular los organismos de base para que puedan enfrentar el poder hambreador y criminal de las corporaciones, es liquidar el papel tranformador de la sociedad que todavía les puede caber a las asambleas. no adoptemos actitudes paternalistas sobre que es lo que el pueblo puede o no entender.
Hablar de construir una nueva herramiente política sin previamente definir clara y profundamente para que se la va a emplear es poner el carro delante del caballo, pues las características de esa herramienta estarán determinadas
por el objetivo para que es construída, y este no puede reducirse a vanas expresiones de deseos por una sociedad mejor.
El debate no es entre política y barrialismo sino en como se articulan todas las acciones tras un proyecto revolucionario que, insisto, ya está presente en la mayoría de los asamblearios activos y podrá ser entendido por la mayoría
de la población si se explica claramente y no se esconde pudorosamente bajo de la alfombra esperando tiempos mejores. Las próximas puebladas no surgirán, entonces, solo de la bronca. Y. por eso mismo, sus posibilidades de triunfo
serán mayores.

Roberto (Asamblea Popular Unificada de Goyena y Puán y Parque Chacabuco)

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nop Juan Salvo Wednesday, Sep. 17, 2003 at 6:58 PM
Existen las asambleas??? diosero Wednesday, Sep. 17, 2003 at 6:56 PM