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Adicciones en la vida social y política
Por Germán R. Tabarez - Thursday, Dec. 04, 2003 at 5:50 PM

Los análisis de los distintos organismos que corresponden al poder hegemónico ya constituido en nuestra sociedad, presentan las estrategias de lucha contra la droga como "el mejor sistema".


Frente a esto, se genera desconfianza en el mercado mundial de la droga. Por lo tanto el negocio de la droga como "mercancía", no deja de lado a los medios de comunicación, generando sin embargo una desinformación.

La unificación de los métodos de prevención y tratamiento de la drogadependencia forzó a adoptar una postura prohibicionista para la atención de las consecuencias indeceadas de la problemática, políticos, jueces, policías, economistas e intelectuales, forman parte del debate sobre la legalización de las drogas, al mismo tiempo que muchos de ellos son partícipes de dicho negocio.

"El abuso de drogas está tan extendido en algunos países, que si los policías dedican sus esfuerzos a los consumidores no tendrán tiempo ni medios para combatir a los traficantes", reconoció Raymod Kendall, jefe de la Interpol y hombre de probada fe prohibicionista.1

El gobierno de Menem se mostró convencido de que el debate en el país ya se había abierto y zanjado en favor de la Prohibición. Según la interpretación de Lestelle, la cuestión había sido resuelta en las sesiones que precedieron a la aprobación de la ley 23.737 sobre "estupefacientes", en 1989. Sin embargo, la única discusión giró en torno de la penalización de la tenencia para consumo y con escasos legisladores presentes: la mayoría estaba ocupada en la campaña electoral para la Presidencia.

Con todo, Lestelle no se equivocaba respecto de lo esencial: la validez del castigo al consumidor individual ha sido el techo histórico del debate político en la Argentina.

Las pocas veces que el país se acercó a un debate más amplio fue por incitación extranjera. La diputada italiana. Emma Bonino, una dirigente del Partido Radical de fuerte convicción antiprohibicionista, alzó su voz en Buenos Aires.2

Ante un auditorio que le resultaría hostil, Bonino explicó: "Los prohibicionistas o yo, que soy antiprohibicionista, tenemos un objetivo común. Todos queremos que disminuya el narcotráfico, la criminalidad que se alimenta con el tráfico de estupefacientes". Luego explicó por qué eligió ese bando.

Después de veinte años de Prohibición, ningún Estado pudo controlar el comercio de drogas y sólo puede confiscar –según se admite oficialmente– el diez o veinte por ciento de todo lo que circula: "No soy yo la que tiene que demostrar que la legalización funciona, porque nunca se probó".

El acoso, en la ronda de preguntas que siguió, fue fuerte y Bonino debió aclarar: "No estoy en favor de la "drogadicción", sólo pienso que la prohibición penal no ha sido eficaz, no es la solución". Pero explicó: "El consumo individual de cocaína en la casa propia y a medianoche no molesta a nadie. Puede querer incluso suicidarme. Y aunque haya campaña contra el cigarrillo fumo igual. Entonces la cuestión no es despenalizar todo. Los comportamientos individuales, sean ellos normales o no, no pueden constituir un crimen penal si no hay víctima".

Cuando, en el cierre de las jornadas Lestelle, pronunció un discurso, agradeció indirectamente las presiones de Bonino. "Es un debate (el de la legalización) que debemos afrontar con la firmeza con que se hizo acá".

La actitud bélica de Lestelle generó, en cambio, la reacción de la revista española Cambio 16, abanderada de la legalización y la primera en sacar a la luz el "Yomagate". El funcionario había extendido la calificación de "innorantes" a los periodistas de Cambio 16 por abogar por la legalización. "O tienen intereses con el narcotráfico", sugirió, para dar más gravedad al asunto.

"Se puede estar o no de acuerdo con el planteamiento despenalizador. Pero sólo un imbécil podría decir que favorece a los mafiosos. Cuando, además, esa acusación proviene de un gobierno a cuya vera se montó el "Yomagate" –aquella escandalosa operación de lavado de dinero procedente de la droga–, el asunto pasa del cinismo a lo francamente curioso", replicó la revista en un editorial.

En septiembre de 1994, la Sala II de la Cámara Federal había sobreseído a un joven que llevaba consigo dos gramos de cocaína en sus bolsillos, sin exhibir y para consumo personal. Por primera vez un fallo de segunda instancia ponía en duda el criterio de la ley de 1989. El dictamen se basó en el derecho a la privacidad del acusado, que llevaba bien oculta la droga cuando fue detenido, y advirtió el peligro de que "el Estado vuelva a extender su poder sobre el ámbito de intimidad de los individuos, en cada cso que él mismo declarare necesario para los "intereses de la Nación".

El ministro de Justicia de la administración Menem y ex-miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Rodolfo Barra, publicó entonces un extenso artículo para justificar el castigo penal de la tenencia de drogas para consumo personal, como forma de desalentar la "oferta".

"Si hay consumo, hay oferta. Por ello, si los "narcos" deben fomentar el consumo, la sociedad debe desalentarlo. Esta es la razón por la cual, para nuestra ley, la tenencia de droga en cantidades sólo suficientes para el consumo personal también es delito"3

Pero Barra tenía otras ideas para atacar el fallo. "La masa de consumidores drogadependientes se convierte en una verdadera subclase de "zombis" destinados a sobrevivir a costa de la seguridad social, mientras que las bandas de narcotraficantes son verdaderos poderes dentro de la sociedad". En la pugna constitucional entre los derechos de privacidad y de "autodefensa social", la ley de 1989 eligió el segundo: "en la comunidad de ‘zombis’, es por lo menos ingenuo hablar de derechos individuales".

Dos semanas después, el ex-camarista federal Andrés D’ Alessio contrastó el fundamentalismo prohibicionista de Barra. Desde su nueva autoridad como decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el profesor D’Alessio rechazó la hipótesis de que reprimir al "adicto" fuera lo más eficiente para la sociedad4

"A cinco años de haber sido cambiada la jurisprudencia de la Corte en favor de la aplicación de pena a los adictos, se ha conseguido aumentar el problema de la droga en la cárcel, y al propio tiempo, alcanzar el más alto punto histórico de consumo en la sociedad", recordó.

Evitó contestar la teoría de los "zombis", pero instó a Barra a separar delito de pecado, aplicable a los casos de consumo donde no hubiera daño a terceros, el mismo criterio seguido por la Corte Suprema en 1986.

D’Alessio se apoyó en el filósofo Emmanuel Kant, para sugerir que caía en "perversión" aquél que justificaba la pena a un delincuente sólo para disuadir a los demás de no cometer acciones semejantes. Y citó al jurista italiano Carrara: "Sed viciosos, si os place; tanto peor para vosotros; yo no tengo derecho a inflingiros pena por ello". Entonces, podemos decir que Droga = economía + Hipocresía política + Corrupción.

La constitución de una industria transnacional obligó a los traficantes – simples delincuentes que provenían de actividades como el secuestro, el contrabando o el robo – a desarrollar criterios empresariales y adaptarlos a las peculiares condiciones de su negocio. Sin la prohibición, serían probablemente las empresas transnacionales del Norte quienes explotarían el producto. Históricamente, fueron la alemana Merck y la norteamericana Parke Davis las compañías farmacéuticas que abastecieron al mundo de cocaína, antes de que la ilegalidad abriera el juego a las mafias.

En el imaginario social existente el mito de que sólo la suerte de no caer bajo las garras de las autoridades es lo que hace rico a un traficante: un pillo audaz se convierte en un "capo di tutti y capi". Craso error: los hombres que mueven la industria de la cocaína han desarrollado criterios muy racionales de producción, venta e inversión, y aún de inserción política y social.

"Nuestra cultura, como todas las demás, conoce, utiliza y busca drogas. Es la educación, la inquietud y el proyecto vital de cada individuo el que puede decidir cuál droga usar y cómo hacerlo. El papel del Estado no puede ser sino informar lo más completo y razonablemente posible."
Fernando Savater, Filósofo español

"Yo no les voy andar preguntando a miles de empresarios que vienen a la Argentina de dónde sacan los dólares.
A nosotros lo que nos conviene es que se invierta."
Presidente Carlos Menem, 16 de julio de 1991.

Germán R. Tabarez



Notas:

1.Entrevista con los autores en Buenos Aires, diciembre de 1994.
2.Parlamento Latinoamericano, "narco-criminalidad", subsede argentina del Parlamento Latinoamericano, Mesa sobre la Despenalización, Buenos Aires, 1994.
3.Clarín, Buenos Aires, 4 de noviembre de 1994.
4.Clarín, 18 de noviembre de 1994.

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