Julio López
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UTURUNCOS, FRIP, CAMILO TORRES: LAS PRIMERAS GUERRILLAS
Por unu causaj - Monday, Dec. 29, 2003 at 5:19 PM

(Texto redactado en julio de 2001)





Los Uturuncos

El 24 de diciembre de 1959 por la madrugada, un grupo de soldados entró fragorosamente en la Jefatura de Policía de la ciudad de Frías -límite entre Santiago del Estero y Catamarca-. El militar que lo comandaba se presentó a viva voz ante el jefe de turno:
-¡Soy el teniente coronel Puma! ¡Se ha declarado el Estado de Emergencia en todo el país!, ¡esta comisaría queda bajo custodia militar!
Lo acompañaban otro oficial, un suboficial y varios soldados. Los policías se entregaron sin ofrecer resistencia. Fueron despojados de sus uniformes, de sus armas y encerrados en los calabozos. Luego los integrantes del comando se dedicaron a cargar todas las armas y municiones que encontraron en el Jeep donde habían venido y una camioneta de la policía. En menos de quince minutos, habían abandonado el lugar.
Así se efectuó la primera acción guerrillera en la Argentina. Sus protagonistas se bautizaron a sí mismos Los Uturuncos; eran santiagueños, peronistas y creían que con su acción iniciaban un levantamiento general. De acuerdo a lo que les había dicho el general Iñíguez durante una reunión mantenida con otros militantes peronistas, la toma de la comisaría iba a actuar como santo y seña para que de inmediato militares leales al peronismo se levantaran al unísono en las guarniciones de Santa Fe, Entre Ríos, Salta y la provincia de buenos Aires. Por su parte, las organizaciones sindicales llevarían adelante una serie de acciones concertadas, entre las que se contaban paros parciales de actividad y actos relámpago en los principales centros industriales. En pocos días y con un mínimo desgaste de fuerzas -si era posible, sin que se tuviera que lamentar víctimas- el pueblo argentino se levantaría masivamente para ocupar las calles en todas las ciudades importantes del país. Como resultado de este eficaz mecanismo de acciones concertadas, en pocos días la Argentina celebraría alborozada el regreso del presidente Perón, y su restitución al gobierno.
¿Quién ideó este plan que ahora parece descabellado? Posiblemente el mismo general Iñíguez, o alguno de sus compañeros de armas. La prolijidad con que fue diagramado presenta las trazas del pensamiento militar. Pero lo cierto es que a la hora de actuar, los militares "leales" no aparecieron. E Iñíguez fue uno de los primeros en disputar las tribunas ofrecidas por los medios de prensa para desconocer en absoluto cualquier relación personal o indirecta con el suceso.
Los únicos en llevar adelante el plan tal como había sido programado fueron Los Uturuncos, cuya efímera existencia posterior hace pensar que fueron un invento momentáneo, al sólo efecto de ser aplicado a las acciones que se programaban. Un invento ingenioso, sin duda.
Quienes no son del Norte Argentino necesitan una explicación para comprender el profundo sentido simbólico de las palabras "uturunco" y "Puma". El puma es un tigre americano, poderoso y difícil de ver, pues habita en lo más profundo del monte. Durante el período de colonialismo hispano se conocía una leyenda, que hablaba de un hombre, gallardo aborigen, que se transformaba en Puma. Era para combatir a los despiadados españoles que sumían en la explotación y humillaciones sin límite al pueblo del puma. Esa leyenda, narrada en quichua, se llamaba Runa-Uturunco: "Hombre-Puma". Uturunco, pues, significa "puma". Ahora bien, el ingenio de Seravalle había convertido en un acróstico de batalla esa palabra: PUMA, significaba también, para los guerrilleros uturuncos, "Por Una Argentina Mejor".
Los Uturuncos quedaron en el imaginario colectivo como un símbolo de la resistencia peronista, por entonces en sus primeros garabatos. Aún no se habían efectuado atentados de envergadura, aún no habían surgido los grupos juveniles combativos que comenzarían su accionar armado en buenos Aires. Y los uturuncos, agrupación integrada por jóvenes militantes peronistas, efectuó aquella noche de Navidad de 1959 la primera acción guerrillera de esta etapa, como preanuncio de lo que se avecinaba.
No es casual que el grupo Uturunco naciera en Santiago del Estero, la provincia que albergó también el nacimiento de la Argentina como nación, ya que desde sus tierras salieron todas las expediciones fundadoras de las ciudades que poco a poco irían constituyendo a este país. No es casual que se pusieran Uturuncos, apelando a nuestra raíz indígena. La mayor parte de sus protagonistas se arrepintieron en cada oportunidad que hallaron luego, y algunos de ellos ni siquiera aceptan hoy que formaran parte de la arqueológica guerrilla. No así su jefe, el "Puma" Seravalle, quien por el contrario asumió corajudamente en todo tiempo aquella acción señera, a la cual debe su apodo (a la postre, el nombre por el que ahora lo conocen todos). El Puma, cerca de sus setenta años, vive hoy en La Banda. Gracias a él se conocen los detalles de la ya mítica "toma de la Jefatura de Frías". Que por lo demás salió redonda: no hubo muertos ni heridos, los guerrilleros se alzaron con las armas y los uniformes de la guarnición; ellos les servirían para sortear limpiamente todos los controles policiales durante su breve gesta revolucionaria.
Continuando con los planes establecidos, los Uturuncos enfilaron hacia la selva tucumana. Dos de sus integrantes, casi adolescentes entonces, Cárdenas y Uriondo, se destacarían más tarde, de diferente modo, en la militancia política convencional, dentro del peronismo. Cárdenas es hoy empleado público, con un "perfil bajo". Uriondo es actualmente subsecretario de Seguridad en el Ministerio del Interior conducido por los radicales Mestre y Mathov.
Los Uturuncos, entonces, siempre a la espera del levantamiento general, establecieron un campamento en plena selva tucumana. Entre los picos montañosos más altos de la Argentina (y del mundo), Seravalle y sus combatientes se dispusieron a una corta estadía entre vivas, antes de que las masas revolucionarias peronistas los recibieran con los más altos honores por haber sabido ubicarse a la vanguardia. No pensaron en el Ché Guevara, porque aún no existía. Tampoco existía la revolución cubana. Su guerrilla era una mera creación autónoma.
Pero las masas nunca se levantaron. El aviso de insurrección general nunca llegó. Habían combinado con las chicas tucumanas y un locutor de LV12, que conducían un popularísimo programa de pedidos musicales y mensajes, una serie de mensajes en código que les indicarían el momento justo para salir triunfales de su retiro militar selvático. De un día para el otro desaparecieron los mensajes acordados, y ya nadie les mandó a decir nada. Sin alimentos, agotados por la tensión, el calor de los días y el frío de las noches, la desilusión y hasta el temor, los jóvenes combatientes fueron desalentándose y su comandante, para no caer en la depresión colectiva, iba autorizándolos a regresar, de a uno. Quedaron sólo siete. Un día, mientras efectuaba el chequeo de una cárcel que planeaban asaltar para librar peronistas presos, reconocieron y detuvieron al comandante Puma. Algún tiempo después, los otros se entregaron a la policía.
Hay tres razones posibles para la abjuración posterior de los Uturuncos originales respecto de su acción liminar. 1) La absoluta falta de apoyo y el desengaño que recibieron de parte de la dirigencia peronista que los había mandado a combatir. 2) El fichaje por parte de los Servicios de Inteligencia: alguno años después, los apresarían nuevamente, acusándolos por acciones de Tacuara o las Fuerzas Armadas Peronistas, con quienes no tuvieron relación orgánica. 3) Una serie de acciones terroristas de alta envergadura, efectuadas desde 1960 hasta el 63, en las que no tuvieron participación, pero de algún modo los involucraba pues en ellas se invocaba el nombre de "Uturuncos".
Aunque no trascenderían en un sentido histórico luego, estas acciones terroristas quedaron hondamente grabadas en la memoria de los Servicios de Inteligencia y las de los militares antiperonistas. Según un informe de esos servicios, que reproducimos textualmente, esta es su crónica:
"[El primer] al atentado terrorista fue perpetrado en la noche del 12 de marzo de 1960 contra el domicilio particular del entonces capitán del Ejército David René Cabrera, sito en la calle Díaz Vélez casi esquina Maipú de La Lucila, provincia de buenos Aires. En dicha circunstancia resultó muerta su hijita Guillermina, de 4 años de edad y con heridas graves su hijo Jerónimo Luis, de 6 años.
"Dicho atentado se produjo mediante el empleo de dos paquetes de gelignita de 3 Kg cada uno, colocados en el acceso principal junto a la estructura central de la vivienda, que al explotar ocasionó el derrumbe casi total de la casa.
"Los autores materiales del hecho fueron identificados como: Héctor Rodolfo Gringoli, Berolegui y Leonelli, quienes actuaron por indicación de Alberto Campos; los materiales explosivos fueron suministrados por Juan Carlos Brid.
"La organización, actuación y orientación política ideológica de las organizaciones terroristas que comenzaban a actuar a partir de fines de la década del 50, estaban centradas especialmente en la Unión de Guerrilleros Andinos, comandados por [el ex capitán del Ejército Argentino] Ciro Ahumada y por los denominados "Uturuncos" (Tigres del Monte). (1)
"La primera de las organizaciones definió su doctrina sobre la base del denominado Manual del Guerrillero y el folleto 150 preguntas a un guerrillero.
"La segunda de las nombradas respondía á una clara y definida filiación marxista leninista.
"El accionar de ambas, con la intervención de un definido sector político, produjo en el país entre 1958 y 1961 (gobierno constitucional del Dr. Arturo Frondizi) la cantidad de 1.566 atentados terroristas (colocación de explosivos, bombas, ataques a miembros de las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, civiles, etc.) con el resultado de 17 víctimas fatales, entre las cuales estaba la pequeña Guillermina y 89 heridos. Uno solo de dichos atentados ocurrido el 15 de febrero de 1960 en el depósito de combustible de la Shell Mex Argentina, sito en la ciudad de Córdoba, ocasionó el incendio por destrucción del tanque madre de tres millones de litros de nafta, dos tanques menores de doscientos mil litros de gasoil cada uno, varios tambores de 200 litros de nafta y de un camión tanque.
"El siniestro, según fehacientes comprobaciones realizadas después de producido el hecho, resultó de la explosión de una bomba colocada en la base del tanque madre. Este atentado costó la vida a 13 civiles y numerosos heridos."
Un manto de sombras se ha tendido sobre aquellas acciones. Quizá porque muchos de quienes las iniciaron, entraron años después a actuar en el ámbito legal, llegando a ocupar importantes puestos políticos. Excepto Seravalle, casi todos repudiarían aquellas aventuras luego, como si se tratara de un hecho maldito. Los sucesos no pueden borrarse de la historia, sin embargo. Una vez que se los comete, ahí están. Y así fue que los Uturuncos, sin proponérselo quizás, fundaron en Santiago el primer grupo guerrillero para una larga etapa de luchas que se avecinaba. (2)

Tacuara

A principios de la década del sesenta aparece una organización que se autodenomina "Tacuara" con un discurso y una práctica violentamente antisemita. Sus miembros representaban una nueva especie de militantes nacionalistas católicos que, inspirados por el padre Meinvielle, planteaban un Nacionalismo Restaurador reivindicando la figura histórica de Juan Manuel de Rosas.
Algunos de ellos eran hijos de antisemitas y nacionalistas destacados, estudiaban en Liceos militares o escuelas católicas tradicionales, tuvieron un alto grado de participación en la movilización y el debate que se produjo en el país en torno a la sanción de la Ley de educación que tenía que determinar si la educación sería religiosa o laica. Los militantes de Tacuara, en defensa de la educación religiosa, participaron activamente en movilizaciones callejeras y protagonizaron peleas y tumultos con los que estaban a favor de la educación laica.
La operación del secuestro clandestino de Adolf Eichmann en nuestro país, realizada por miembros de los servicios de inteligencia Israelíes, dieron un marco sumamente favorable al recrudecimiento del accionar de este grupo. En 1962 secuestran a una estudiante judía, Graciela Sirota, que aparece golpeada y tatuada con Svásticas. Poco tiempo después matan en Rosario a Raúl Alterman, un judío que había sido miembro activo del Partido Comunista. En esa época se realizaron también una gran cantidad de atentados contra sinagogas y otros objetivos de la colectividad, se colocaban explosivos de bajo poder (petardos) o se arrojaban bombas de alquitrán.
Posteriormente Tacuara se fracciona en dos grupos, uno de derecha que pasa a llamarse Guardia Restauradora Nacionalista (GRN) y otro de izquierda denominado Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT). La fracción de derecha, minoritaria, se fue diluyendo sin alcanzar nunca relevancia. La fracción de izquierda terminaría incorporándose al Peronismo Revolucionario.

El "Negro" Santucho

Franciso René Santucho ha quedado hasta ahora injustamente eclipsado por su hermano, "el Robi". Pero fue el verdadero fundador del movimiento revolucionario que más tarde conduciría el famoso comandante guerrillero. Sólo que este y sus compañeros más jóvenes lo transformarían hasta convertirlo en algo prácticamente irreconocible.
En efecto, el Frente Revolucionario Indoamericano y Popular (FRIP), no era marxista leninista sino nacionalista, en un sentido bolivariano. Tampoco propulsaba ni estaba de acuerdo en impulsar la lucha armada como método para obtener un cambio revolucionario en la Argentina. Estas dos características habrían bastado para diferenciarlo casi completamente del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), en que después desembocó. Pero había más. El tipo de nacionalismo que consideraba adecuado a nuestra idiosincracia fundaba sus bases en las culturas aborígenes de la América prehispana. Santucho (Francisco René) creía que una de las razones fundamentales de nuestros extravíos políticos como nación, residían en no haber tomado decidida ubicación en el lugar que nos correspondía: al lado y en profunda consubstanciación política, social, cultural y económica con los países hermanos de América Latina, desde nuestros limítrofes Perú, Chile, Paraguay y Bolivia, hasta los más distantes México, Guatemala, Honduras junto a los demás del Caribe. Esto es, comprender que una de las reivindicaciones principales de nuestra lucha tenía un contenido cultural y racial. Esta era la defensa de nuestro derecho a determinar una senda propia, que expresara nuestras particularidades y las defendiera firmemente en el concierto de las naciones.
Santucho (a quien llamaban "el Negro", apelativo este que también luego su hermano le birló), había viajado al Perú. Se había enamorado de la cultura quichua, de la cual por ese entonces podían encontrarse numerosos exponentes genuinos en Santiago. Durante su estadía en el país del Norte, al cual emigró para trabajar en profundas investigaciones filológicas, el "Negro" Santucho descubrió también y alternó con militantes del APRA, movimiento político fundado por el carismático Haya de la Torre, en los cuales abrevó y se inspiraría luego para la fundación de su propio movimiento.
En realidad Santucho fue al principio más bien anticomunista. El escritor Witold Gombrowicz -en las ya famosas impresiones sobre su paso por Santiago- recuerda que uno de sus hermanos, abogado, tuvo que ir a sacarlo de la policía debido a un ataque con bombas molotov que, junto a otros militantes nacionalistas, habían perpetrado contra la sede del Partido Comunista Argentino.
Francisco René fue perfilando su concepción política por etapas. Desde la caída del peronismo, la actividad agitativa que comenzó a desarrollar lo vinculó con algunos sectores sindicales, que más tarde conformarían lo que iría a llamarse la GGT "de los Argentinos", corriente nítidamente combativa, que se diferenciaba completamente de "la otra" CGT, conducida por burócratas colaboracionistas como Vandor o José Alonso. Propietario de una pequeña librería, ubicada en una antiquísima casona otrora perteneciente al prócer santiagueño Antonino Taboada, Santucho comenzó a impulsar una profusa actividad editorial. Director de Dimensión -revista cultural cuyo nombre era el mismo que ostentaba la librería-, en 1961 editó bajo tal sello su declaración de principios: "Qué es el Frente Revolucionario Indoamericano y Popular".
En este folleto marcaba claramente sus posiciones: "no al imperialismo capitalista de los Estados Unidos, no al imperialismo comunista de la Unión Soviética; defensa de nuestra identidad latinoamericana y nuestras raíces indígenas, incluyendo las lenguas originales, que debían salvarse de la acelerada extinción alentada por los imperialismos denunciados para homogeneizar el mundo, organización desde las bases, a partir de los sindicatos, pero especialmente en nuestra región noroestina, desde el campesinado, principal fuerza revolucionaria del continente".
En un sentido práctico, Francisco René trabajó arduamente formando grupos de militantes campesinos, para visitar a los cuales viajaba constantemente al interior de la provincia. Como referente principal de ese "proto PRT", el "Negro" también participaba activamente en reuniones y actos en común junto a los sectores más combativos del peronismo en la proscripción.
Ya a mediados de los sesenta, el FRIP comenzó a expandirse entre el campesinado tucumano, principalmente a través del sindicalismo en la zafra. Fue el principio de su fin, pues allí Mario Roberto, principal responsable de esa expansión, iría concertando alianzas y tomando un camino que lo alejaría extraordinariamente de sus postulados iniciales.

Cristianismo y lucha armada

En 1965, en Colombia, comienza un fenómeno que estremecería a toda latinoamérica y a los cristianos en particular. Se lanza una experiencia guerrillera de orientación socialista... conducida por un sacerdote católico.
Camilo Torres, conocido como el cura guerrillero, simboliza la unidad de cristianos y revolucionarios socialistas en un afán fundamental: la necesidad de profundas transformaciones para constituir una sociedad plenamente humana, en donde todos puedan tener vida, y en abundancia, libertad, democracia y sobre todo, dignidad.
La unidad de las mayorías populares, su organización en pos de esa sociedad, lo motiva para organizar el movimiento Frente Unido. Simultáneamente -el 7 de enero de 1965- aparece públicamente la guerrilla del ELN en las montañas de Santander. Desde entonces, Camilo y ELN hacen parte de una misma historia y un mismo compromiso de luchar por la liberación de las clases populares.
Camilo Torres había nacido en Santa Fe de Bogotá el 3 de febrero de 1929, y pronto expresa su deseo de seguir la carrera sacerdotal. Para 1954, después de su ordenamiento como sacerdote, parte para Europa a estudiar sociología en la Universidad de Lovaina, Bélgica. A su regreso, cinco años después, va descubriendo la enmarañada trama de opresiones que afecta a la población más humilde de su patria, Colombia y como cristiano comprometido, se va sumergiendo cada vez más en ella.
Su contacto con el pueblo, su capacidad para respetarlo y valorar sus logros, bien pronto lo convierten en un gran dirigente popular. Está convencido de la necesidad de unir políticamiente a todo el pueblo, como fundamento básico para un cambio social.
En poco tiempo el Frente Unido logra insertarse en la vida de las clases populares colombianas y las ideas de Camilo se van haciendo más sólidas, expresando con claridad la necesidad de la unidad entre marxistas y cristianos, alentados por un objetivo común: la realización de la revolución como forma eficaz de "dar de comer al hambriento, de beber al sediento" y "de vestir al desnudo". Camilo explicaba que lo necesario en primer lugar no era tanto discernir si el alma era mortal o no, sino agruparse en torno a la idea de superar la mortalidad que produce el hambre. "Sin alimentos para todos no hay otra cosa que muerte". Y llamó a los cristianos a cumplir con la exigencia ética y moral de nuestra religión, predicando que el deber de todo verdadero cristiano era hacer la revolución.
Enfatizó en los objetivos del movimiento frente unido de esta manera: "nuestro trabajo es principalmente organizar a los no alineados, a la mayoría de la clase popular que no pertenece a los partidos políticos, en un programa y una línea de acción que nos conduzca a la toma de poder por y para las clases populares".
La progresiva radicalización del padre Camilo Torres y la represión hacia su movimiento, el Frente Unido, los encarcelamientos y los peligros que se cernían contra su vida por el temor de la oligarquía, que veía en su gran liderazgo y sus ideas un proceso de cuestionamiento a las estructuras opresivas y la toma de conciencia de amplias franjas de la clase popular, aceleran su ingreso a la guerrilla. Y el 18 de octubre del 65 se integra como combatiente en el ELN. En una proclama abierta a los colombianos, da a conocer su vinculación, de esta manera:
"Me he incorporado al ELN porque en él encontré los ideales del Frente Unido. Encontré el deseo y la realización de una unidad por la base, de base campesina, sin diferencias religiosas ni de partidos tradicionales, que no depondrá las armas mientras el poder no esté totalmente en las manos del pueblo".
El 15 de febrero de 1965 en Patio Cemento, del corregimiento de El Carmen, municipio de San Vicente de Chucurí, departamento de Santander, Camilo muere en combate.
La actitud de este sacerdote y su contribución al desarrollo del movimiento popular, pese a su prematura su muerte, vino a abrir un proceso de apertura y compromiso de los cristianos hacia la lucha de los más oprimidos. Camilo Torres señaló con su práctica un camino que sería retomado por muchos revolucionarios cristianos y no cristianos: la importancia decisiva de la participación popular en la revolución y del testimonio personal de la entrega por y para los pobres.
El padre Camilo encarnó un proyecto de liberación del cual podían participar todos los hombres y mujeres latinoamericanos, guiados por la opción revolucionaria como una forma de realizar el amor eficaz para todos. A su muerte, otros revolucionarios, el chileno Víctor Jara y el uruguayo Daniel Viglietti, le dedicarían una canción que se convertiría en uno de los himnos de los 70:

Camilo Torres

Donde cayó Camilo Nació una cruz
Pero no de madera...
Sino de luz

Lo mataron cuando iba
por su fusil
Camilo Torres muere para vivir

Cuentan que tras la bala
se oyó una voz
era Dios que gritaba ¡Revolución!

A revisar la sotana mi General
Que tras la guerrilla cabe un sacristán

Lo clavaron con balas
en una cruz...
Lo llamaron bandido como a Jesús (bis)

Y cuando ellos bajaron
Por su fusil
Se encontraron que el pueblo
tiene cien mil

Cien mil Camilos prontos a combatir
Camilo Torres muere para vivir.

(1) Aquí es interesante señalar que este capitán del Ejército, Ciro Ahumada, sería identificado unos quince años más tarde entre los formadores de las AAA (Alianza Anticomunista Argentina). Este grupo de lúgubre memoria, se dedicó durante el interregno democrático peronista a secuestrar y torturar a militantes de izquierda. Ahumada sería marcado, además, como uno de los responsables de la Masacre de Eseiza, organizada por grupos de la derecha peronista en contra de Montoneros y las Juventudes Peronistas de izquierda. Más tarde, muchos de los cuadros de las "Tres A" se integrarían a los "Grupos de Tareas", formados por la sangrienta dictadura militar para asesinar o hacer desaparecer personas en la Argentina. Este carácter aluvional de la Resistencia Peronista del `55, donde convivían militares, ex policías, nacionalistas de derecha e izquierda, trotskistas, terroristas esotéricos, etcétera, es notable hasta mediados de los 60, momento en que comienzan a separarse completamente las aguas. Hacia fines de esta década, ya se distinguen claramente dos sectores nítidamente enfrentados: la derecha peronista (que en gran parte ha pactado o tiene buen diálogo con la dictadura militar de Onganía-Lanusse, y la por entonces abrumadoramente mayoritaria izquierda, expresada en el peronismo por FAR, Montoneros, Peronismo de Base y otros, quienes realizan tareas comunes con la izquierda marxista leninista o trostskista: PRT-ERP, FAL, El Obrero y otros numerosos grupos).
(2) Partes de esta narración, junto a una entrevista al Comandante Puma (Félix Seravalle) fueron publicadas en Indymedia hacia abril de 2002. Uno de los comentarios insertados allí es el que se reproduce abajo:

Interesante

by Guillo - Wednesday April 24, 2002 at 04:54 PM

Muy interesante el artículo y la entrevista. Ahora parece ser que el Cte. Puma olvida a Enrique Manuel Mena, el famoso comandante Uturunco, en realidad el jefe del grupo mayoritario del Uturunco, llamado Comandos 17 de octubre, que operaban en Tucuman y eran unos 20 hombres. Mena, murió de cancer en 1969 mientras trabajaba en un oscuro puesto del sindicato de Luz y Fuerza.-
Ademas,antes de la acción de Frías, el mismo grupo operó en las cercanías del arroyo Calao, en un lugar llamado Puesto de Zárate, donde secuestraron a unos viajeros y asaltaron el puesto policial de Alto Verde y el paradero El Calao del FCGMB. Esto fue aproximadamente dos meses antes de lo de Frias, siendo detenidos tres guerrilleros mal vestidos y desarmados, uno de ellos era de Buenos Aires y se llamaba Franco Luppi (a) El Tano.
Posteriormente a lo de Frías, las guerrillas siguieron operando al mando de un personaje que nombra Serravalle, "El Mejicano" llamado Santiago Transelino Molina, hasta que a mediados de 1960, son detenidos durante un tiroteo en el monte junto con varios guerrilleros más, la mayoría de Buenos Aires.-
Miembro de el mismo grupo Uturuncos seria el periodista Enrique Oliva (Francois Lepot) que años despues fuera asesor histórico para la película sobre Evita que filmara Maddona.-
A pesar de la inquina que guarda Serravalle contra Iñíguez, lo cierto es que a fines de 1960, este General se alzó en armas, en Rosario y Salta (donde fuera muerto el Cnel. Barreda, que seguía a Iñíguez). La asonada fracasó y terminaron todos encarcelados y hasta disolvieron el regimiento de infantería de Rosario donde habia comenzado el movimiento rebelde. En fin puede decirse mucho mas sobre esto. Felicito al autor por el trabajo.-


* Nota: El presente texto constituye el Capítulo 1 del libro La política armada. Desde los Uturuncos y el FRIP hasta Montoneros y el ERP. Julio Carreras (h) - Pablo J.C. Soria. Quipu editorial. Santiago del Estero, agosto de 2001. Puede consultárselo por internet en la siguiente dirección: http://polarmad.galeon.com

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