EDITORIAL
En los últimos meses se ha
profundizado el debate sobre las políticas de drogas. Esto representa un avance
doblemente alentador si tenemos en cuenta que esta discusión se plantea en un contexto social conflictivo, con
una sociedad irritada por una creciente sensación de inseguridad y alimentada
por buena parte de los medios que con frecuencia y de manera simplista pretenden
explicar la violencia con el consumo de sustancias ilegales.
Veamos
algunos logros.
La
Conferencia Nacional sobre Política de Drogas que organizó Intercambios
Asociación Civil permitió introducir esta discusión en el más alto nivel del
ámbito legislativo. Esta conferencia se realizó con el apoyo de la Comisión de
Drogas del Congreso Nacional. Allí quedaron reflejados los principales avances
desarrollados desde diversas disciplinas que permiten sustentar la demanda de un
cambio a nivel político y legislativo. Paralelamente fue un espacio generador de
nuevos intercambios profesionales que permiten profundizar el debate. Fueron
anunciados cuatro proyectos de ley, uno sobre despenalización, otro sobre la
implementación de programas de reducción de daños, uno que plantea la
modificación de artículos a la ley de drogas y finalmente un proyecto sobre uso
medicinal de la marihuana.
Por otra
parte, se ha sensibilizado a periodistas, asociaciones profesionales y
estudiantes de ciencias de la comunicación sobre la preocupación por la
capacidad de los medios de aumentar y cristalizar los prejuicios existentes.
Afortunadamente se ha detectado un genuino interés en evitar estigmatizar a los
usuarios de drogas en sus futuras crónicas
periodísticas.
Cabe destacar
que el Estado también está dando pasos alentadores. Si bien no está tomando a la
reducción de daños como política de estado, reconoce y fomenta las mejoras que
se logran bajo esta estrategia. En este contexto, algunas ciudades en nuestro
país están presentando avances claros y decididos. Estos progresos, además,
marcan una tendencia que hermana ciudades de nuestro país con otras de la
región, logrando una sinergia positiva e intercambiando experiencias
alentadoras.
CONFERENCIA NACIONAL
“POLÍTICAS DE DROGAS. VISIONES Y ACTORES DEL
DEBATE”
Los días 17 y
18 de septiembre se desarrolló la Conferencia Nacional organizada por
Intercambios Asociación Civil.
Este
encuentro se realizó en el auditorio de la Honorable Cámara de Diputados de la
Nación, con más de 250 participantes entre legisladores, jueces, analistas
políticos, profesionales del sistema judicial y de instituciones de salud,
representantes de ONGs y usuarios de drogas. Esta conferencia fue organizada por
Intercambios con el apoyo del Fondo para la Reforma de la Política de Drogas,
administrado por la Tides Foundation de Nueva York.
Queremos
compartir algunos de los conceptos que se dijeron allí.
En las distintas investigaciones
con usuarios de drogas que hemos desarrollado encontramos que un enorme
porcentaje de ellos quiere dejar de usarlas en algún momento de su vida, pero
menos de la mitad recurre a la asistencia institucional para lograrlo. Los
programas de “reducción de daños” nos han enseñado que los usuarios de drogas
adoptan conductas responsables cuando disponen de los medios necesarios y se los
deja de perseguir e infantilizar. En definitiva, si realmente decidimos discutir
el tema de las drogas desde la perspectiva de las políticas de salud, lo que
está en juego es el nivel de tolerancia con el que una sociedad decide vivir y
la discusión sobre los límites de la libertad
individual.
Lic.
Graciela Touzé. Intercambios
Es un tema
difícil para discutir en los medios, que estigmatizan, lo hacen frívolo y lo
muestran mecánicamente.
Me parece que
lo más interesante es que se pueda hablar de esto y que los medios brinden
espacio para este tipo de debates.
Daniel
Tognetti. Periodista
La respuesta estatal a los problemas
no debe ser poner a los usuarios tras las rejas.
Dr.
Luis Niño. Juez de Cámara en lo Criminal
Las drogas no son peligrosas por
su carácter legal o ilegal, sino por las consecuencias de ciertas modalidades en
su consumo. Se trata de ir, paulatinamente, asumiendo en la legislación lo que
frecuentemente sostenemos en el discurso: que el consumo de drogas es un
problema de salud. Desde que estamos trabajando en el proyecto de reforma de la
ley de drogas puedo entender el sufrimiento de los usuarios, que está acentuado
porque no hay una buena legislación. Para el Congreso es un aporte este evento
organizado por Intercambios, para mejorar la legislación que, sin dudas, está
muy lejos de las expectativas que tienen las personas que están con un problema
de salud.
Lic.
Irma Parentella. Diputada Nacional por la Ciudad de Buenos
Aires
“Es fundamental que la sociedad
civil se incorpore en el desarrollo de las políticas públicas.”
Dr.
Claudio Bloch. Director Geneal. Coordinacion de Sida.
GCBA
SEDRONAR se ha abierto a todas
las posiciones, estamos orgullosos de estar disponibles para este tipo de
reuniones para discutir y trazar políticas, para hacer un país mejor para todos
nosotros.
Dr.
Camilo Verruno. Director Nacional de Asistencia de la Secretaría de Programación
para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico
(SEDRONAR)
La prohibición es condición para
el desarrollo del narcotráfico. La penalización no cumple con los principios
éticos.
Dr.
Ricardo Maliandi. Profesor Titular de Ética. UNLP/UBA
Hoy para
poder sobrevivir lo mejor no es cultivar maíz, sino algún “enervante”. Lo que
destruye no es la droga sino la ruptura de un mundo cultural y la reconversión
de ese objeto en una mercancía.
El fenómeno
de las drogas es una relación con una mediación cultural.
La droga no
tiene significado sino con los atravesamientos culturales. Hoy, la droga es
consumo.
Mag.
Alberto Bialakowsky. Sub-director de la Maestría Interdisciplinaria en Uso
Indebido de Drogas, UBA
Yo puedo drogarme sin ser un
excluido social, pero si estoy en la exclusión social la cosa cambia. Lo que
tenemos es una fuerte restricción de ciudadanía. Tenemos más o menos derechos,
como consumidores y como ciudadanos, según el lugar que ocupemos en el
mercado.
Mag.
Alfredo Carballeda. Profesor UBA, UNLP, UNER, Director Revista Margen
Me pregunto
si hay que defender a la sociedad del problema de la droga o al individuo de la
sociedad. El gran problema de aquellos que consumen drogas es que tienen el
peligro de ser transformados en delincuentes. También en Argentina se persigue a
unos y se deja pasar a otros. Esta es la realidad de la política de drogas. En
la cárcel se consumen las peores drogas, las más adulteradas.
Es una
fantasía producto del imaginario colectivo pensar que todos los que consumen
drogas son delincuentes.
Dr.
Juan Pegoraro. Profesor Titular de Delito y Sociedad.
UBA
Los problemas
relacionados con las drogas siempre estuvieron en colisión con los derechos
humanos. Va en contra de las resoluciones primeras, que plantean que el hombre
es persona sin importar sus cualidades, y de las últimas, en las cuales se pone
el acento en la no discriminación y en la
tolerancia.
Es una
cuestión de política criminal apuntar directamente al consumidor, al último
eslabón de la cadena, y engañar diciendo que estoy llegando al Cartel de
Medellín.
Hay más
muertos por la prohibición a las drogas, que por las drogas
mismas.
Dr.
Horacio Cattani. Prof. Derecho Penal y Criminología UBA y UNLZ. Juez de la
Cámara Federal Penal
La guerra contra las drogas no
parece ser efectiva, y la ley de drogas incita al fraude policial.
Dr. Félix Crous.
Fiscal
Nacional en lo Criminal y Director de la Política Criminal del Ministerio
Público Fiscal de la Nación
El camino elegido y profundizado
de la confrontación y de la represión no elimina las cuestiones de fondo y
deriva en un fracaso. Un fracaso que está a la vista ya que años, décadas de
lucha no han dado los supuestos resultados esperados. El narcotráfico sigue y la
estrategia para luchar en su contra cada vez más guerrerista, que se vuelve en
una amenaza a la estabilidad de la región, pone un serio interrogante sobre la
voluntad política de enfrentar el fenómeno.
Dra.
Adriana Rossi. Profesora de Relaciones Internacionales.
UNR
Las modalidades de erradicación
del cultivo de coca tienen consecuencias de alto riesgo
ecológico.
Dr. Jorge Morello.
Prof.
Emérito y Director del Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente.
UBA
Cualquier
diputado que presenta un proyecto relacionado con la despenalización es acusado
de adicto. Yo soy de Córdoba y en el interior del país esto se da con más
fuerza. Por suerte, estos congresos ayudan a que no sea
así.
La
incriminación de la tenencia de estupefacientes para consumo personal adolece de
la significativa falla técnica de constituir un tipo penal, basado en
presupuestos sobre la peligrosidad del autor más que por su relación con el daño
o peligro concreto que pueda producirse a derechos o bienes de terceros o a las
valoraciones, creencias y "standard" éticos compartidos por conjuntos de
personas, en cuya protección se interesa la comunidad para su convivencia
armónica. Por otro lado, como ya hemos visto, este tipo penal estaría viciado en
su propia estructura, al hallarse edificado sobre la base de la incriminación a
un estado de cosas, como es la mera tenencia no asociada a ningún acto generador
de daño ni en la adquisición, ni en su utilización.
Dip.
Eduardo García, de su proyecto de despenalización, que fue presentado en la
conferencia
Alguien que tiene un cigarrillo
de marihuana no es un problema para la seguridad del Estado. La legislación
criminaliza el consumo de drogas aún cuando esto no afecta a terceros, y creo
que hay que tratar como criminales a los grandes narcotraficantes y no a un
usuario ocasional. La tenencia para uso personal debería ser considerada como
una falta de sanción administrativa, como sucede con alguien que estaciona en un
lugar no permitido.
Dr. Walter Fanganiello
Maierowitch. Juez
del Tribunal de Alzada Criminal del Estado de Sao Paulo y ex Secretario Nacional
de Antidrogas de Brasil.
El tema de la droga lo debemos
ver tanto desde la reducción de la demanda mediante abordajes efectivos como
desde una visión geopolítica que nos permita establecer una seguridad humana de
los habitantes y no de los ciudadanos. No todos los habitantes de un país son
ciudadanos.
Lic
Juan Carlos Domínguez. Prof. Facultad de Psicología UNLP. Facultad de Ciencias
Sociales UBA.
El problema de la prohibición es
cultural, por eso es difícil romper con el tabú. Con la prohibición ganan los
políticos, gana la policía y pierden los consumidores ocasionales, que no le
hacen mal a nadie.
Dr.
Juan Gabriel Tokatlian. Prof. Relaciones Internacionales Univ. San
Andrés
Algunos médicos tendrán el
coraje de confrontar la continuada proscripción de marihuana a enfermos.
Eventualmente, su accionar forzará a los jueces a decidir entre los derechos de
aquellos a las puertas de la muerte y el poder absoluto de los burócratas cuyas
decisiones se basan más en la
ideología prevalente y la “corrección política” que en la compasión. Hay una
adicción a prohibir.
Dr.
Aquiles Roncoroni. Prof. Emérito de la UBA
El problema de las drogas no es
tanto de legalidad o de ilegalidad, sino de cantidad de uso. Deja de ser un
problema cualitativo de demonización para convertirse en un problema
cuantitativo de hasta qué punto conviene consumir cierta
droga.
Dr.
Jose Carlos Escudero. Prof. UNLP, UN Luján, UBA
La prohibición es un tema
político. La guerra a las drogas es una manera de justificar la acción policial
tras la guerra fría. Se observa una mano dura solo para los usuarios, los
pequeños actores individuales, pero no hay persecución seria sobre los grandes
narcotraficantes.
Dr.
Laurent Laniel, Observatorio Geopolítico de Drogas
(París)
Los logros conseguidos con la
Reducción de Daños, son una parte de lo que pretendemos en el tránsito hacia
políticas de drogas menos represivas, y
ahora vamos por más. Esta es una discusión que nos acerca a todos los que
buscan menos sufrimiento social y más respeto por la diferencias, en un contexto
que parece incentivar lo contrario. Si bien el debate por una política de drogas
que salga de la trampa del prohibicionismo es de larga data, no han sido
suficientes los esfuerzos, las respuestas que la sociedad civil ha ido
instrumentando fragmentariamente. Con esta Conferencia nos propusimos hacer más
visible ese debate y pensar sus perspectivas. Somos activistas del tema y
tenemos que decidir que tenemos que hacer para que mejoren las circunstancias,
para que el tema salga del marco penal, para que sean posibles otras formas de
regulación social del uso de drogas.
Lic.
Pablo Cymerman. Intercambios
www.intercambios.org.ar/
Legalización y argumentos sanitarios
Por . -
Wednesday, Feb. 09, 2005 at 7:53 PM
El valor de los argumentos sanitarios en el debate sobre el cannabis
Stichting Drugsbeleid, Netherlands Drug Policy Foundation
Mayo del 2001
En un número creciente de países, las ideas sobre el cannabis siguen un curso tal que hay grandes posibilidades de una mayor tolerancia (despenalización o incluso legalización). El argumento más importante para la prohibición de las drogas descansa en la convicción de que el Estado tiene el deber de proteger a la población contra los riesgos sanitarios derivados del uso de drogas, como la toxicidad y la dependencia (adicción). (También se aducen otras razones en favor de la prohibición, como los efectos negativos en terceras personas y las objeciones morales a las sustancias que producen cualquier tipo de embriaguez, incluso si no causan ningún problema, pero este trabajo se centra en los argumentos relacionados con la salud).
Algunos activistas suelen utilizar el argumento de que la legalización del cannabis permitiría concentrar todos los esfuerzos para combatir “sustancias realmente peligrosas”, las llamadas drogas duras. La idea que subyace a este planteamiento es que el cannabis puede ser legalizado porque sus riesgos para la salud son limitados, pero las otras drogas son tan peligrosas que habría que combatirlas con más ahínco.
Dado que los riesgos sanitarios constituyen la base oficial para justificar la prohibición de las drogas, parece lógico contraatacar con el argumento de que en el caso del cannabis este riesgo es muy limitado. En este artículo, la Netherlands Drug Policy Foundation (NDPF) -Fundación Holandesa para la Política sobre Drogas- sostiene que este uso del argumento es erróneo, incluso aunque los hechos sean ciertos. La NDPF afirma expresamente que la legalización del cannabis no debería hacerse a expensas de los usuarios de otras drogas.
A lo largo de los últimos años, se ha ido generalizando un consenso científico en torno a la noción de que los riesgos sanitarios del cannabis son pequeños en comparación con los del alcohol y el tabaco. Teniendo esto en cuenta, lo sorprendente es que todavía haya que andar discutiendo sobre la legalización del cannabis. Cada vez es mayor el número de gente que piensa que la prohibición del cannabis fue un error. Así pues, ¿por qué es un error insistir en la seguridad del cannabis?
1. La afirmación no es totalmente cierta. Si bien los riesgos son notablemente limitados, el cannabis no es una sustancia completamente inofensiva. De hecho, es más bien al contrario. Deberíamos implantar un sistema para regular el acceso al cannabis porque su uso conlleva riesgos para la salud. Si el cannabis fuera completamente inofensivo, podríamos aplicarle el mismo tipo de normas que al té. El cannabis no debería ser accesible para todo el mundo, si bien las condiciones de acceso a esta droga pueden ser muy laxas. Para regular el acceso a otras sustancias se podrían buscar distintas fórmulas (si las experiencias post-legalización hicieran necesario un cambio en la legislación, siempre será más fácil flexibilizarlas que volver a un planteamiento más estricto.)
No sólo es necesario aprender a controlar el propio uso en el caso de las otras drogas; también es necesario en el caso del cannabis, sin olvidar la reducción de daños. Por ejemplo, habría que instar a los consumidores a que abandonen el pernicioso hábito de inhalar profundamente el humo y de mantenerlo en los pulmones durante largo tiempo antes de exhalarlo. Esta práctica se podría explicar en parte por el elevado precio que ahora soporta este producto natural, y también por lo que aún es un entorno de consumo marginalizado o alternativo.
2. Si el argumento a favor de una mayor laxitud legislativa se basara en la inocuidad del cannabis, estaríamos justificando la prohibición de las sustancias que conllevan mayores riesgos para la salud. Sin embargo, la experiencia acumulada a lo largo del siglo XX nos muestra que la guerra contra las drogas no reduce los riesgos para la salud, sino que los incrementa. Por ejemplo, el recurso a vías de administración menos seguras, la adulteración de las sustancias y los patrones de uso innecesariamente peligrosos afectan claramente tanto a la la toxicidad como a la posibilidad de dependencia.
Son precisamente estos riesgos sanitarios los que ponen en evidencia la irresponsabilidad de los gobiernos al prohibir las drogas y de esta forma regalar este lucrativo tráfico a delincuentes.
La NDPF opina que los riesgos para la salud no son en absoluto un argumento a favor de la prohibición de las drogas. A la hora de disminuir y controlar estos riesgos serían más eficaces otro tipo de medidas, medidas que se concentrarían en el estímulo de las normas informales y del control personal del uso de drogas.
3. Las diferencias entre los distintos tipos de drogas no son absolutas, sino graduales. Los argumentos en favor de la legalización del cannabis se aplican con aún más motivo a las demás drogas ilegales: su prohibición sólo contribuye a aumentar los riesgos sanitarios y pone su comercio en manos de delincuentes.
Todo riesgo derivado del uso de una droga ilegal supone un refuerzo para la defensa de la regulación legal de su producción y venta. En otras palabras, lo importante a la hora de decidir si algo se prohibe o se legaliza no es saber hasta qué punto es peligrosa una sustancia. Con esto no queremos decir que los riesgos sanitarios no sean relevantes, sino que habría que abordarlos en otro momento de la discusión, en concreto cuando estas regulaciones se establezcan con más detalle.
Esta línea de razonamiento a favor de la legalización de todas las drogas ahora ilegales es general y coherente, y no implica que la NDPF vaya a abandonar la distinción entre drogas duras y blandas. Sin embargo, esta es una distinción gradual, no absoluta. La política de drogas holandesa, actualmente orientada a separar mercados en medio de un sistema tolerante pero aún prohibicionista, tiene muchas e importantes ventajas. En un sistema regulado no son necesarias estas divisiones estrictas. La disponibilidad de las sustancias de diversa potencia se puede regular de forma muy parecida a como la que se utiliza ahora con las bebidas alcohólicas.
Y si se demostrara en un futuro que el cannabis produce daños más graves que los que conocemos ahora ¿sería este un motivo para su prohibición? No. Sólo reforzaría el pensamiento favorable a un sistema de regulación legal.
4. La dinámica de los cambios políticos exige que se llegue a acuerdos, especialmente en el caso de asuntos tan polémicos. La insistencia de algunos países en presentar al cannabis como una sustancia extremadamente peligrosa, especialmente los EEUU, en total contradicción con lo que la ciencia y la experiencia práctica indican, podría verse como un anticipo de lo que nos espera con el debate de otras drogas. Incluso los prohibicionistas más recalcitrantes se han dado cuenta de que la legalización del cannabis no tiene vuelta de hoja, pero están cobrándose un precio: la intensificación de la persecución de las demás drogas.
Conclusión
Ya va siendo hora de legalizar el cannabis, pero no a expensas de los usuarios de otras drogas ilegales. ¿Qué hemos aprendido con la experiencia de la política de drogas blandas holandesa? Tras la despenalización virtualmente absoluta del uso y del tráfico a pequeña escala del cannabis, el consumo se ha ido normalizando enormemente, y la naturaleza y la gravedad del uso problemático no han sido mayores que en los países de nuestro entorno. En otras palabras, hemos refutado las tesis en las que se basan los prohibicionistas, por lo que no hay motivo para intensificar la guerra contra las otras drogas. Es necesaria una reflexión. Todas las drogas conllevan riesgos para la salud, unas más que otras, y es necesario un sistema que reduzca estos riesgos al mínimo y los haga controlables. Las conferencias internacionales sobre el cannabis que se han venido anunciando no deberían ser una cortina de humo que impida el debate sobre la cuestión de fondo: ¿Cómo va a lidiar la sociedad con las drogas en el siglo XXI?
Fredrick Polak, M.D., Psiquiatra
Fundación Holandesa para una Política de Drogas
(Netherlands Drug Policy Foundation)
http://www.mildgreens.com/reports/CNBvsotherdrugs.htm