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Gulumapu: Libertad vigilada para periodista
Por Ernesto Carmona* / Argenpress - Thursday, Jan. 29, 2004 at 4:49 PM

La justicia chilena impuso una “libertad vigilada” al periodista mapuche Pedro Cayuqueo Millaqueo, detenido hace una semana en Temuco mientras distribuía el periódico Azkintuwe en las afueras de la Universidad de La Frontera, informaron desde el sur del país fuentes vinculadas al “Kolectivo Lientur”. Carabineros se apoderó además durante el operativo de 200 ejemplares de la publicación mensual que no fueron devueltos a sus dueños.

La libertad otorgada por el Tribunal Mixto de Traiguén incluye prohibiciones “que atentan contra su libertad de desplazamiento en la zona sur de Chile”, denunciaron las fuentes. Cayuqueo, quien deberá presentarse a firmar a la cárcel de Traiguén una vez por mes, quedó sometido también al pago de una multa en dinero para beneficio del Estado y a “una orden de arraigo” (prohibición de salir del país) que le impediría cruzar la frontera para asistir a actividades programadas para estas fechas en el Puelmapu (Argentina), reuniones a las que estaba desde hace meses invitado por agrupaciones indígenas de dicha zona.

Solidaridad profesional

La nación mapuche todavía reside en territorios del sur del continente distribuidos a ambos lados de la cordillera de Los Andes, como ocurría antes de la llegada de los españoles, cuando este relieve aún no era la frontera política que hoy separa a Chile de Argentina. El vocero mapuche agradeció también la solidaridad concitada por la detención de Cayuqueo, en particular la preocupación del Colegio de Periodistas que fue silenciada por la prensa convencional pero destacada en la página web del Kolectivo Lientur y por el diario electrónico El Mostrador.

La Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap) y su Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (Ciap) distribuyeron también continentalmente la solicitud de solidaridad formulada desde la región mapuche por el personal del periódico Azkintuwe, órgano impreso del “Kolectivo Mapuche Toki Lientur”, nombre formal de la organización de comunicadores de dicho pueblo.

La directiva nacional del Colegio de Periodistas solicitó que “se aclaren los motivos y alcances de esta detención y los de la incautación de los ejemplares del periódico, haciendo también una llamado para que la justicia opere con transparencia y equidad, respetando los derechos y garantías procesales que corresponden a toda persona detenida, procesada o condenada”, señaló la organización de los periodistas chilenos. “Pedro Cayuqueo ha desarrollado por más de dos años una valiosa labor periodística e n los medios de comunicación mapuche, contribuyendo a informar sobre hechos de evidente interés público”, añadió el texto.

Cayuqueo, 28, estudiante de quinto año de periodismo, se consagró a tiempo completo a tareas de “contra información” en favor de su pueblo vilipendiado por los medios de comunicación y la clase dirigente chilena, de notoria incapacidad para diseñar una política indígena civilizada. Además, es un dirigente que ha sido vocero de las denuncias de su pueblo por el despojo de tierras en favor del latifundio y las empresas eléctricas transnacionales –como Endesa España– en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones, que se reúne anualmente en la ciudad de Ginebra, Suiza.

Uno de los enemigos públicamente más recalcitrantes de la etnia es el político y empresario radical Juan Agustín Figueroa Yávar, ministro de Agricultura del gobierno de Patricio Aylwin (1990-1994), actual ministro integrante del Tribunal Constitucional de la República –instaurad a por la Constitución de la dictadura (1973-1990) que rige al país– y por añadidura, Presidente de la Fundación Pablo Neruda, que administra los bienes del poeta comunista que no dejó herederos ni descendencia. Aun así, Figueroa no se inhibe de alegar ante la Corte Suprema de Justicia para defender sus intereses de terrateniente y enviar a la cárcel a dirigentes mapuches acusándolos de "terrorismo", como ocurrió en octubre de 2003 con los lonkos Pascual Pichún y Aniceto Norín, acusados de dañar sus propiedades y eximidos previamente de culpa por todos los tribunales inferiores.

De cacería en el cyberespacio

Una “investigación” seudo periodística de El Mercurio estableció en diciembre de 2002 –hace exactamente un año– la existencia de al menos 25 sitios web, tanto mapuches como chilenos, que estarían "promoviendo" la violencia étnica en la zona sur del país. Se trata de un extenso listado de destacadas páginas de derechos humanos locales y extranjeras, r evistas de izquierda, centros de documentación mapuche, universidades, centros académicos y sitios informativos del acontecer indígena en general.

Los dardos venenosos del reportaje "Terrorismo cibernético" (Cuerpo D, 22/12/02) estuvieron centrados sin embargo en el “Kolectivo Lientur” con el propósito de demostrar un grave “delito” de que acusar a los comunicadores mapuches. "Cuando se analizan las páginas web y los sitios, uno se da cuenta de que hay una red articulada bajo el pretexto de querer reivindicar, sin ninguna legitimidad para ellos, los derechos de las comunidades mapuches", señaló en el mismo reportaje el senador Alberto Espina, del partido derechista Renovación Nacional y uno de los impulsores de la persecución al pueblo mapuche en la zona sur del país.

El desprecio de quienes se dedican en Chile al “negocio” de la política del Estado contra las etnias de su propio país, en particular la mapuche –la más gravitante entre la docena de pueblos originales sobrevivientes–, resulta absolutamente coherente con su unanimidad “patriótica” frente a las demandas actuales de una salida al mar de Bolivia, de población pobre mayoritariamente indígena, despojada de importantes territorios mineros en la llamada Guerra del Pacifico de 1879, librada simultáneamente con la guerra interna denominada “Pacificación de la Araucanía”, concluida en 1883. Los bolivianos, al igual que los mapuche, no reclaman la devolución de absolutamente de todas sus tierras, sino una solución política acorde con el siglo 21.

Represión y discriminación étnica

El Ejército de Chile todavía se jacta de haber conseguido en pocos años (1861-1883) la conquista del extenso territorio mapuche, algo que los españoles no lograron en tres centurias, asumiendo –de paso– la campaña hispana como si hubiera sido una “tarea propia” de una fuerza militar “chilena” inexistente en los tiempos de la colonia: “Después de tres siglos de encuentros esp orádicos, esta pacificación se inició en los días de la administración de don José Joaquín Pérez, de acuerdo con el plan presentado por el General Cornelio Saavedra", señala la página web castrense. "El citado plan consultaba no sólo la acción bélica, sino también la penetración pacífica para llevar la civilización a todos los ámbitos de La Frontera a través de la fundación de ciudades, construcción de carreteras, telégrafos, creación de escuelas y atención médica, con la colaboración de unidades del Ejército”, se señala.

La “pacificación” del Ejército desplazó al pueblo mapuche al sur del río Bío Bío, tras una gran carnicería que la acorraló en la situación de pobreza y exclusión en que se encuentra hoy, pero el despojo de sus tierras todavía continuó durante todo el siglo 20. La represión del Estado hoy está a cargo de Carabineros, que asumió la tarea desde su creación como policía militarizada en tiempos de la dictadura de Carlos Ibáñez (1927-1931), con la colabora ción de la judicatura y el entorno ideológico que provee “el cuarto poder”, los medios de comunicación. La policía uniformada, que también resguarda las fronteras del país, trata a los miembros del pueblo mapuche en la zona sur de Chile como habitantes de un país ocupado.

*Ernesto Carmona, periodista chileno, también es consejero nacional del Colegio de Periodistas de Chile y secretario ejecutivo de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP) de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).

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