Julio López
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Alan Woods Responde a Oviedo sobre las Malvinas
Por Alan Woods - Tuesday, Feb. 17, 2004 at 2:59 PM

Acaba de salir el artìculo de Alan Woods como respuesta a Luis Oviedo del PO sobre sus acusaciones sobre la postura de El Militante sobre las Malvinas Ver http://www.marxist.com/Theory/llamamiento_discusion_tercera_parte.html

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http://www.marxist.com/Theory/llamamiento_discusion_tercera_parte.html

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Primera parte del artículo de Alan Woods sobre Malvinas en respuesta a Oviedo
Por El Militante - Tuesday, Feb. 17, 2004 at 3:47 PM
elmilitante@elmilitante.org

Esta primera parte del artículo la pueden leer en http://argentina.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=381
La segunda parte saldrá mañana

Las malvinas: el marxismo y la guerra

El tercer artículo lleva otro título llamativo y colorido: Alan Woods y la guerra de Las Malvinas: God save the Queen... y a los kelpers. Es en este momento cuando Luis Oviedo me informa que, además de todos mis demás pecados contrarrevolucionarios, también soy un imperialista y un monárquico. ¿Cómo llega mi amigo a tan interesante conclusión?
Luis Oviedo dice lo siguiente: “Con los soldados de la Reina, Woods gritaba a todo pulmón, ‘Argies go home’. Para el Socialist Appeal, las Malvinas son inglesas y no un territorio ocupado colonialmente. Por eso plantearon la ‘autodeterminación de los kelpers’ -que no querían separarse de Gran Bretaña- pero no la independencia de las islas”.
En primer lugar Woods difícilmente podría haber gritado junto con los soldados de la Reina porque Woods no vivía en aquella época en Gran Bretaña, sino en España. En segundo lugar, ni Woods ni nadie más de la izquierda británica ha gritado jamás “Argies go home”, ni en voz alta ni en susurros. Esta es otra invención del amigo Luis cuya imaginación, aparte de su viveza, definitivamente tiene un carácter mórbido y ligeramente histérico. Pero la histeria difícilmente es un argumento.
Para comenzar, una pequeña corrección basada en los hechos: Luis Oviedo hace referencia a la posición de Socialist Appeal. Como él debe saber, Socialist Appeal ni siquiera existía en aquel momento, al menos con ese nombre. Sus comentarios hacen referencia a la postura de la tendencia Militant, de la que Ted Grant y yo éramos entonces dirigentes. Nosotros siempre adoptamos una posición internacionalista consecuente, y nuestra postura en esta cuestión no fue ninguna excepción. Pero como el compañero Oviedo está decidido a encontrar fallas en todo, también las debe encontrar aquí. ¿Cómo lo hace?
En primer lugar, me somete a una severa crítica por utilizar la palabra Falklands, en lugar del término español Malvinas. Esto es presentado como una prueba irrefutable de que somos agentes abiertos del imperialismo. Este argumento es una chiquillada. Es tan simple como que en inglés el nombre de estas islas es: Falklands. Si yo escribiera en castellano utilizaría el término Malvinas (y no Las Falklands, como algunas veces hace Luis para causar un mayor efecto), y esto se puede comprobar leyendo los artículos que aparecen en nuestra página web escritos en castellano. Pero como estoy sentando en London (no Londres) y escribo en inglés, he utilizado el nombre inglés. Sin embargo, para complacerlo, haremos una pequeña concesión y utilizaremos el término Malvinas, aunque yo escriba el artículo originalmente en inglés.
Luis Oviedo incluye unas cuantas notas del documento escrito por Ted Grant en mayo de 1982. Pero, siguiendo su método habitual, cita párrafos aislados sacados de contexto para distorsionar su significado. Y concluye: “Es decir, que la corriente de nuestro contrincante Alan Woods impulsaba la guerra imperialista contra la Argentina”. Llegados a este punto incluso la paciencia de un santo se agotaría. Lo que Oviedo escribe aquí es una mentira descarada y escandalosa. Ahora trataremos la guerra de Las Malvinas y nuestra actitud hacia ella, además de la actitud marxista hacia la guerra en general.

¿Qué provocó la guerra?

La actitud de los marxistas hacia la guerra está determinada por las circunstancias concretas. No la determinan consideraciones superficiales como “quién atacó primero” y otras cosas por el estilo. Lo determinante es qué clases hacen la guerra, por qué objetivos específicos y en los intereses de quién. Para elaborar una posición con relación a un conflicto determinado, es necesario atravesar la demagogia y las mentiras patrióticas que siempre lanza la clase dominante de ambos lados, y desenmascarar los verdaderos motivos que provocan la guerra. Además, es necesario defender una posición de clase de una forma hábil para que podamos encontrar un eco entra las masas.
¿Cuáles fueron las circunstancias concretas de la guerra de las Malvinas? Para clarificar nuestra posición primero es necesario recordar la cadena de acontecimientos que llevaron a la guerra. La razón por la cual decidió la Junta iniciar la guerra no tiene nada que ver con la verdadera lucha de liberación nacional. Fue una maniobra diseñada para desviar la revolución.
La Junta argentina era la esencia destilada de la contrarrevolución. Treinta mil personas murieron asesinadas o desaparecieron. Muchas más fueron encarceladas y torturadas. No obstante, Galtieri mantenía unas relaciones excelentes con Washington y Londres. Pero en 1982 la Junta estaba completamente desacreditada y pendía de un hilo. La economía atravesaba serias dificultades, el desempleo crecía y la tasa de inflación alcanzó el 150 por ciento. El descontento era masivo y comenzaron las manifestaciones y las huelgas. Esto culminó con la manifestación del 30 de marzo en Buenos Aires donde hubo 2.000 detenidos y cientos de heridos.
La propia Junta estaba dividida. Necesitaban algo para conseguir desviar el movimiento revolucionario. Primero consideraron la posibilidad de una guerra con Chile por el Canal de Beagle. Más tarde decidieron que una invasión de las Malvinas sería más fácil. ¿Por qué? Porque sus buenos amigos de Londres les habían dado a entender que Gran Bretaña estaba dispuesta a ayudarlos entregándoles las islas. Por lo tanto, la Junta estaba convencida de que la invasión no encontraría resistencia.
El jefe de la delegación británica, Richard Luce, respondió al gobierno de Buenos Aires: “En un lenguaje diplomático la respuesta de Luce significaba que Gran Bretaña estaba dispuesta a buscar la forma para que Argentina finalmente pudiera conseguir su objetivo de tener la soberanía de las islas, y, si tenían paciencia, lo conseguirían”. (The Falklands War. The Full Story. Publicado por The Sunday Times, p. 26).
Galtieri también estaba convencido de que EEUU lo apoyaría. Tenía buenas razones para creerlo ya que era un aliado muy cercano al imperialismo estadounidense. La Junta actuaba como el chacal de los imperialistas estadounidenses. Argentina era el principal aliado del presidente Reagan en América del Sur. Galtieri llegó tan lejos que incluso envió tropas argentinas para apoyar al gobierno de derechas de El Salvador. También ayudó a EEUU en su lucha contra los sandinistas. Como admitió un funcionario estadounidense: “Argentina tenía un ejército de 500 hombres operando principalmente en Honduras para provocar actos de sabotaje en Nicaragua. Era algo en lo que creían, era una extensión de la guerra sucia”.
Esto expresa muy claramente la verdadera relación entre Argentina y el imperialismo: no era la relación de un esclavo colonial oprimido, sino la de un socio subordinado, un compinche complaciente, participando de una forma entusiasta en todos los crímenes del bandido principal. Presentar esta relación como una relación tradicional entre una colonia (o semicolonia) y el imperialismo simplemente no se ajusta a la realidad.
Jean Kirkpatrick, embajadora de EEUU en la ONU, era una gran admiradora de la Junta. No era un secreto su idea de que EEUU debía apoyar a la Junta argentina y a todas las demás dictaduras de América Latina como una forma de combatir el comunismo. Apoyó la invasión de las islas y esta idea contaba con un fuerte apoyo dentro del Departamento de Estado. Esto animó más a Galtieri que llegó a creer que podría invadir con total impunidad.
No es fácil ocultar los preparativos de una invasión. Pero los imperialistas ingleses ignoraron todos los avisos. La razón es bastante clara: el imperialismo británico no quería una guerra con la Junta ya que mantenían excelentes relaciones. Un sector de la administración Tory quería ayudar a la Junta entregándole las islas. Pero la Junta, aterrorizada por el creciente ambiente revolucionario, tenía bastante prisa.
Incluso cuando en el 2 de marzo Costa Méndez envió a Lord Carrington lo que significaba un ultimátum, amenazando con romper las negociaciones a menos que los británicos hicieran concesiones inmediatas, Londres tampoco adoptó medidas serias para evitar la invasión. En aquel momento el envío de un pequeño grupo de operaciones probablemente habría sido suficiente para que la Junta se lo pensara dos veces. Pero la inactividad de Londres dio a Galtieri luz verde para la invasión. Nadie en el gobierno británico le dijo a Buenos Aires: “Si invaden, tomaremos medidas”.
El envío del grupo de operaciones del Atlántico Sur fue una acción imperialista por parte de Gran Bretaña y así lo denunciamos. Pero la intención no era invadir, conquistar o esclavizar a Argentina. Es una completa equivocación compararlo con Iraq -que fue ocupado por los imperialistas- o Brasil en los años treinta. Argentina no fue invadida ni ocupada. Su población no fue esclavizada. Nunca fue esa la intención. A propósito, si los imperialistas británicos hubieran invadido Argentina, como han hecho con Iraq, nuestra postura habría sido apoyar a la Argentina. Pero no fue ese el caso.
El objetivo de los imperialistas británicos era más limitado. Estaban decididos a recuperar las islas debido al golpe que había sufrido su prestigio con la invasión argentina. Algunas personas “inteligentes” dijeron que el objetivo era la explotación del petróleo que supuestamente existía en las aguas marítimas que rodean las islas. Pero veinte años después no hay ningún signo de esto, aunque se han hecho con bastante dinero con sus ricas aguas pesqueras.
La paradoja es que si la Junta no hubiera tenido tanta prisa, podría haber conseguido las islas sin la necesidad de una guerra. Londres no estaba interesado en las Malvinas, en ese momento las islas eran una considerable carga financiera y sin importancia económica o estratégica para Gran Bretaña. Desde hacía algún tiempo la Junta argentina -no debemos olvidar que mantenía excelentes relaciones con Margaret Thatcher- mantenía negociaciones con Londres para la entrega de las islas. Por razones que deberían estar claras incluso para Oviedo, los habitantes de las islas no estaban precisamente entusiasmados con esta perspectiva. Pero a Carrington le eran indiferentes los sentimientos de los isleños, por eso en secreto negociaba la entrega de las islas a la Junta.
Galtieri, a partir de estos antecedentes, interpretó, equivocadamente, que los británicos no harían nada si él invadía las islas. Fue un serio error. Para una potencia imperialista como Gran Bretaña el prestigio es algo muy importante, ya que tiene acuerdos de defensa con muchos países, por ejemplo con algunos estados petroleros del Golfo Pérsico. Las fotos de prensa que mostraban a soldados británicos tendidos en el suelo, prisioneros del ejército argentino, recorrieron todo el mundo y esto suponía un golpe para su prestigio. No lo podían tolerar. Por lo tanto, el imperialismo británico contraatacó.
La invasión de las islas, por lo tanto, fue un error de cálculo por parte de Galtieri. No obstante, sí logró su objetivo inmediato. Una vez anunciada la invasión de las Malvinas, el movimiento revolucionario fue desbordado por una oleada patriótica. Los sindicatos inmediatamente desconvocaron las huelgas y en lugar de manifestaciones callejeras contra la Junta, hubo manifestaciones patrióticas de masas donde la población ondeaba banderas argentinas y aplaudía a los generales.
La guerra es la continuación de la política por otros medios. Es tanto una cuestión política como militar. Hace mucho tiempo Napoleón dijo que la moral tenía una importancia vital en la guerra. Si la clase obrera hubiera tomado el poder, podría haber llevado a cabo una verdadera lucha contra el imperialismo. Pero un régimen reaccionario nunca puede luchar contra el imperialismo porque está atado con mil hilos a él. En realidad, la única razón para que Galtieri invadiera es que estaba convencido de que no encontraría resistencia. “Habrá mucho ruido”, pronosticó Costa Méndez, “eso es todo”. Fue una gran equivocación.
La invasión de las islas puso a los imperialistas británicos en una situación difícil. Un sector de la clase dominante (Luce, Carrington) quería entregar las islas a la Junta, no quería una guerra porque eso amenazaría la estabilidad del régimen de Buenos Aires. Eso explica la total inactividad de los británicos antes de la invasión, algo que de otra forma sería inexplicable, ya que es materialmente imposible que no hubieran “observado” los preparativos de la invasión.
Londres le lanzó la indirecta a la Junta de que le entregaría las islas, sólo que había que esperar un poco. Pero la Junta no podía esperar porque de un momento a otro temía una revolución. Actuaron tan precipitadamente que los desconcertó. Thatcher estaba furiosa y exigió una respuesta. No podía aceptar que Argentina humillara al ejército británico. La fracción de los tories favorable a la entrega de las islas a Galtieri, como un hombre lanza un hueso a un perro, se encontró en minoría. Carrington tuvo que dimitir y la guerra entonces se convirtió en algo inevitable.
La Junta quedó conmocionada al ver que los británicos estaban dispuestos a luchar. En el transcurso de las negociaciones la Junta casi inmediatamente renunció a su demanda de soberanía. Esto demostraba que no era una verdadera guerra de liberación nacional, sólo era una intriga reaccionaria para salvar del derrocamiento a la Junta. Los aterrorizaba el ejército británico, pero los aterrorizaba aún más las masas argentinas. Los generales reaccionarios tenían miedo de una guerra y estaban dispuestos a aceptar un compromiso para salvar la cara, pero Thatcher fue implacable. No estaba dispuesta a aceptar otra cosa que no fuera la rendición total y la entrega de las islas.
La guerra puso a los imperialistas estadounidenses en una situación difícil: tanto Galtieri como Thatcher eran aliados valiosos. Pero cuando fracasaron los intentos de Washington de conseguir una salida negociada, Reagan tuvo que decidirse y lo hizo a favor de Gran Bretaña, en última instancia un aliado más antiguo e importante.
La brutalidad de Thatcher y los imperialistas británicos se pudo ver en el hundimiento del Belgrano donde se perdieron más de 368 vidas. Pero también las vidas del personal británico les importaba muy poco. Una prueba de ello es que estaban dispuestos a enviar la flota al sur del Atlántico sin ningún tipo de cobertura aérea. Thatcher deliberadamente ordenó el hundimiento del Belgrano para sabotear una solución negociada, propuesta por los estadounidenses y que Costa Méndez estaba a punto de aceptar.

¿Por qué perdió Argentina la guerra?

En ningún momento Luis Oviedo hace la pregunta más importante: ¿por qué fracasó la invasión de las islas? Desde un punto de vista militar Argentina podía y debería haber ganado la guerra. El envío de la flota británica a través del Atlántico sin una cobertura aérea adecuada era una total aventura que sólo podía contemplarla una arribista pequeño burguesa e ignorante como Thatcher (sus generales estaban en contra porque sabían los peligros que entrañaba esta aventura).
¿Era inevitable la victoria de los británicos? De ninguna manera. En la guerra muy pocas cosas son inevitables. Fue Napoleón quien dijo que la guerra era la más complicada de todas las ecuaciones. Desde un punto de vista puramente militar era bastante posible que Argentina ganara la guerra. Pero la respuesta a esta pregunta no es militar sino política. La guerra siempre expone la podredumbre de un régimen reaccionario. La aventura de las Malvinas sacó cruelmente a la luz la debilidad del capitalismo argentino y de la Junta. En el momento de la verdad colapsaron como un castillo de naipes.
Es verdad que el ejército británico era una fuerza profesional bien entrenada y equipada. Pero eso no explica todo. La situación de las fuerzas británicas tenía de su parte muchas desventajas. En primer lugar, la proporción entre la defensa y el ataque es de tres a uno. Es decir, para hacer frente a una situación defensiva normalmente hacen falta tres soldados atacantes por cada defensor. En realidad, el ejército argentino superaba en número al británico, aproximadamente en una proporción de tres a uno. Esto le daba una gran ventaja. Además mientras la flota británica cruzaba el Atlántico tenían suficiente tiempo para fortificar las islas y atrincherarse.
Las fuerzas británicas luchaban lejos de casa. Sus líneas de suministro eran larguísimas, la pérdida de un solo portaavión habría supuesto un desastre. Como lo fue la pérdida de un barco de suministro clave -el Atlantic Conveyor- alcanzado por misiles exocet argentinos. Desde un punto de vista militar, la expedición británica era una aventura irresponsable. Recuerdo que un grupo de oficiales del ejército español publicó una carta en El País, en la que afirmaban categóricamente que los argentinos no podían perder. Pero los británicos consiguieron recuperar las islas sin demasiados problemas. ¿Por qué?
No se puede decir que el soldado británico medio sea más valiente que el soldado argentino medio. Los argentinos son capaces de mostrar un gran valor y lo han demostrado muchas veces en la historia. Pero aquí la cuestión de la moral es decisiva. Y esto es inseparable del régimen existente en el ejército y la sociedad. Un régimen reaccionario corrupto sólo puede producir un ejército reaccionario y corrupto. Oficiales como Lami Dozo fueron entrenados desde muy jóvenes en una ideología fascista. Varios de sus tutores fueron nazis alemanes como Hans-Ulrich Rudel, que fue arrestado por los estadounidenses en 1945 y liberado después. En su libro A pesar de todo apoyaba casi todo lo que hicieron los nazis.
Otro de sus tutores, Jordán Bruno Genta, que fue asesinado por los Montoneros en 1974, escribió una serie de libros lanzando obscenidades contra los masones y los judíos. También escribió una doctrina para la fuerza aérea que justificaba la intervención militar en la política y defendía la devoción, no a la constitución, sino a “Dios y la madre patria”. Cualquier acción realizada por el ejército debía tener como objetivo la defensa de la “madre patria” (léase oligarquía) con la excusa de ser “la voluntad de Dios”. Este tipo de pensamiento fascista se resumía en su libro, Guerra contrarrevolucionaria, y sirvió de inspiración para los escuadrones de la muerte fascistas de la Triple A.
Semejante entorno es un terreno abonado para producir asesinos y canallas pero no buenos generales y luchadores. El ejército es sólo un reflejo de la sociedad y el ejército que invadió las Malvinas era un reflejo de la sociedad argentina de esa época. No era un verdadero ejército de liberación. Todavía era el ejército de la Junta, encabezado por los mismos gángsteres reaccionarios que habían asesinado a 30.000 personas. El capitán Alfredo Astiz era un espécimen típico. Conocido con nombres diferentes como “el ángel rubio”, “el halcón” y “el carnicero de Córdoba”, se distinguió por ser un asesino y torturador de mujeres durante la guerra sucia. Pero no demostró el mismo espíritu cuando se enfrentó al ejército británico, se rindió como un cobarde y más tarde regresó a Buenos Aires con un boleto de primera clase.
La guerra también es una cuestión de clase. Los reclutas procedentes de la clase obrera que fueron enviados a las islas no estaban preparados para la guerra. Muchos de ellos no disponían de un equipamiento apropiado, ropa e incluso comida. Estaban desmoralizados y eso explica por qué los británicos consiguieron recuperar con relativa facilidad las islas. Aquí está lo esencial del problema. Era absurdo imaginar que este régimen y este ejército podrían llevar a cabo una lucha seria contra el imperialismo británico.
El juego reaccionario de la Junta fracasó. Una carta publicada en La Prensa el 12 de julio de 1982 decía: “Nunca más debemos permitir que un gobierno que no elegimos nos envíe a una guerra que no queríamos”. Como siempre la principal víctima fue la clase obrera. A la larga lista de crímenes de la Junta se debe añadir los nombres de aquellos jóvenes soldados argentinos que murieron en las islas en unas condiciones terribles a causa de un régimen corrupto e incompetente. Carecían de las cosas más básicas: ropas apropiadas, botas, comida... ¿Cómo se suponía que iban a luchar contra el ejército británico? Pero sobre todo, los jóvenes soldados argentinos enviados a las Malvinas carecían de motivación y moral. Por eso perdieron. (...)
Lo que ocurrió en la guerra de 1982 es una prueba de que la burguesía argentina corrupta y podrida es incapaz de jugar ningún papel progresista, ni en casa ni en el extranjero: eso es lo que deben explicar a la población los marxistas argentinos. La captura forzosa de las islas por parte de una dictadura militar sangrienta no tenía ni un solo átomo de contenido progresista. Y por eso fracasó.
La única forma de resolver la cuestión de las Malvinas es que la clase obrera argentina tome el poder. La existencia de un verdadero régimen de democracia obrera en Buenos Aires sería un poderoso polo de atracción para todos los pueblos, incluidos los habitantes de las Malvinas.
Una Argentina socialista inmediatamente tomaría la iniciativa de establecer una Federación Socialista de América Latina. Con pleno empleo, niveles de vida más altos y plenos derechos democráticos, sería una perspectiva irresistible, no sólo para los pueblos de habla hispana de América del Sur, sino también para los habitantes de las islas.
Debemos plantear la cuestión de una forma concreta. ¿Qué poder de atracción puede tener para alguien el actual régimen capitalista argentino? ¡Desempleo de masas, pobreza y hambre no son una buena publicidad! Muchos ciudadanos argentinos han tenido que salir al extranjero en busca de suerte. En estas condiciones ¿por qué debería la población de las Malvinas querer unirse a Argentina? Si se hace la pregunta es para responderla. Se debe plantear en términos de clase, no como si fuera demagogia nacionalista vacía.
Hablemos claramente. El problema de las Malvinas nunca lo solucionará la corrupta y reaccionaria burguesía argentina. La oligarquía argentina ha arrastrado un país próspero a un abismo de pobreza y hambre. No es capaz de solucionar ni uno solo de los problemas de la población argentina. Imaginar que esta burguesía puede solucionar la cuestión de las Malvinas simplemente es una locura. La condición previa para resolver esta cuestión -y todas las otras cuestiones a las que se enfrentan las masas- es que la clase obrera tome el poder.

¿Una “guerra de liberación nacional”?

Veinte años después nosotros no tenemos nada que ocultar o de que avergonzarnos. Pero entre los elementos honestos de la izquierda argentina hay dudas. La demanda de un debate honrado va en aumento. Los elementos chauvinistas están perdiendo terreno. Incluso Luis Oviedo muestra signos de querer moderar su entusiasmo con la aventura de las Malvinas cuando se da prisa en asegurarnos que el PO se opuso a la invasión de las islas:
“Aclaremos: Política Obrera (antecedente del Partido Obrero) se opuso a la invasión (fue la única que lo hizo), pero no a defender a la Argentina encabezada por Galtieri contra la flota imperialista de la Thatcher abastecida por la base norteamericana de la isla Ascensión y guiada por los satélites de Reagan”.
El PO ha puesto el grito en el cielo sobre nuestra supuesta “traición” y posición “pro-imperialista”. Pero en estas acusaciones irresponsables no hay ni una sola palabra de verdad. Nunca hemos ocultado nuestra posición sobre las Malvinas porque no tenemos nada que ocultar. Invitamos a los compañeros en Argentina a que vuelvan a publicar lo que escribieron en aquella época. Que la gente juzgue por sí misma quién tenía una posición equivocada en aquellos momentos y después.
¿Qué posición tenía la izquierda argentina sobre la cuestión de la guerra? ¿Era lícito, por unas cuantas islas en el Atlántico, olvidar a los 30.000 muertos y tender la mano a la Junta, aunque fuera temporalmente? Nosotros creemos que no. Imaginar que la reaccionaria Junta argentina podría jugar un papel progresista en este conflicto demostraba una gran ingenuidad. La guerra es la continuación de la política por otros medios. La invasión de las Malvinas era sólo la continuación de la política interior de la Junta, dictada por la necesidad de supervivencia y para crear una desviación:
La naturaleza reaccionaria de la invasión de las islas está muy bien expresada en el siguiente pasaje:
"Lo primero que debe quedar en claro es que no basta la recuperación de un territorio que nos pertenece histórica y geográficamente y que se encuentra en manos imperialistas, para estar en presencia de una acción real de independencia nacional. Es evidente que ello depende de los fines que presiden ese acto de recuperación, así como de la política de conjunto del gobierno que lo efectiviza. Si la recuperación de las Malvinas es para cambiar de amo en el Atlántico Sur, o para resolver un litigio que obstaculiza la entrega de las riquezas de la región al capital extranjero, está claro que la acción tiene una apariencia antiimperialista, pero su proyección real es un mayor sometimiento al imperialismo. Una cosa así no debe sorprender en un continente en donde el nacionalismo burgués tiene un entrenamiento de larga data en la demagogia y en la táctica del engaño a las masas populares".
Esto está muy bien y expresa la esencia de la cuestión. No tenemos una diferencia fundamental con lo que dicen estas líneas. ¿Quién es el autor? El compañero Jorge Altamira, dirigente del PO. Y continúa:
“Hoy, el Estado argentino que emprende la recuperación de las Malvinas está en manos de los agentes directos e indirectos de las potencias que someten a nuestra nación. ¿Qué alcance puede tener un acto de soberanía cuando el país que lo emprende (cuando no el gobierno que lo ejecuta) está políticamente dominado por los agentes de la opresión nacional? Se desprende de aquí que la prioridad es otra: aplastar primero a la reacción interna, cortar los vínculos del sometimiento (económicos y diplomáticos) y construir un poderosos frente interno antiimperialista y revolucionario, basado en los trabajadores. La prioridad de una verdadera lucha nacional es quebrar el frente interno de la reacción y poner en pie el frente revolucionario de las masas. Así ocurrió en todas las grandes gestas emancipadoras nacionales: las revoluciones francesa, rusa, china, cubana. En relación a la prioridad fundamental de la lucha por la liberación nacional, la ocupación de las Malvinas es una acción distraccionista, de la que la dictadura pretende sacar réditos internos e internacionales para los explotadores argentinos y las burguesías imperialistas que los 'protegen'".
Ver: Malvinas: Para luchar contra el imperialismo, ningún apoyo a la dictadura (5 de abril de 1982, Política Obrera N° 328, Revista Internacionalismo, Año II, N° 5,agosto -octubre de 1982). http://www.ceip.org.ar/boletin/malvinasPo.htm

Intrigas imperialistas

El compañero Altamira trata algunos puntos interesantes sobre los objetivos reales de la Junta. Un mes antes de la ocupación de las Malvinas el periódico La Prensa (3/3/1982) publicó una extensa información sobre el carácter y los objetivos de la operación. “Según fuentes argentinas a las que hemos tenido acceso, el gobierno de EEUU habría expresado su ‘comprensión’ respecto de la nueva posición de Buenos Aires, así como su convicción de que la recuperación de las Malvinas para Argentina constituye, en este preciso momento, casi una condición sine qua non para el establecimiento de una adecuada estructura defensiva occidental en el Atlántico Sur, capaz de resistir la penetración soviética en la región, disipar las tensiones duraderas sobre el estrecho de Beagle entre Argentina y Chile, donde hoy en día está mediando el Vaticano; la resolución de esta mediación podría depender de una posición estratégica o geopolítica más fuerte o más débil de Argentina en la zona sur, no sólo en el Beagle. Ambas cuestiones parecen estar íntimamente relacionadas, no sólo desde el punto de vista militar general y la seguridad económica, también parecen estar relacionadas con los intereses diplomáticos de la Iglesia Católica. En cuanto a Washington, todo el mundo está de acuerdo en que la recuperación argentina de las Malvinas quizá abriría las puertas para la creación de bases militares conjuntas en las islas, o el alquiler de las bases a EEUU, tendrían entonces una mayor capacidad de control sobre toda la zona que la que tendrían con cualquier posición defensiva en el Beagle, ya pertenezca a Argentina, Chile o cualquier otro país occidental (estas no son categorías mutualmente excluyentes)”.
“De acuerdo con nuestras fuentes”, continúa La Prensa, “los planes argentinos también se extienden a intereses británicos que van más allá de los específicamente relacionados con los habitantes de las islas, que en cualquier caso recibirían los términos más generosos con relación a su estatus cultural, político y de propiedad, libre acceso a todos los bienes argentinos e incluso compensaciones económicas especiales. En este punto, incluso nos dijeron que Buenos Aires estaría dispuesto a ofrecer a British Petroleum y otras empresas británicas una parte de la explotación de los hidrocarburos y otras fuentes en algunas zonas de la región, así como facilidades para su armada, de tal forma que el retorno de la soberanía sobre las islas de ninguna manera reduciría, sino todo lo contrario, incrementaría las perspectivas de Gran Bretaña en el Atlántico Sur. Sin duda, esta actitud tiene el objetivo no sólo de conseguir una solución pacífica al conflicto, sino también consolidar el apoyo tácito de EEUU si se produjera un enfrentamiento militar, con el objetivo de aliviar tanto como sea posible las fricciones de Washington con sus ‘primos’ y aliados de la OTAN”.
Este análisis fue corroborado al día siguiente por La Nación (4/3/1982): “La diplomacia estadounidense está intentando determinar si el renovado esfuerza de Argentina por recuperar la posesión de las Islas Malvinas está relacionado con la creciente internacionalización de la situación continental americana. (...)
Esto coincide con el esfuerzo inesperado y vigoroso a favor de una solución rápida al conflicto por la posesión del archipiélago que controla las rutas navales australes. Los ingleses llevan allá más de un siglo, pero su armada se ha ido reduciendo debido a los enormes problemas presupuestarios del Reino Unido.
La armada estadounidense, además, piensa que la flota cubana, aunque pequeña, constituye una amenaza para las rutas continentales. Los barcos cubanos no pueden operar en el Atlántico Sur pero su actividad en el Caribe puede interferir en los esfuerzos de la armada estadounidense en los pasillos australes.
Eso sería más amenazador en el caso de una crisis potencial en el Océano Índico, que es uno de los escenarios de las estrategias navales estadounidenses. Fuentes diplomáticas norteamericanas señalan que a estos elementos habría que añadir lo que perciben como excelentes relaciones militares entre Argentina y EEUU.
Aunque claramente Washington siempre intenta dejar claro la cuestión de las Malvinas, las nuevas circunstancias podrían llevar a una revisión de su postura, o al menos podría animar a Argentina para forzar ese cambio.(...)
Lo que no duda nadie es que Washington pone la cuestión de la defensa de sus aliados continentales en una perspectiva global que podría llevarle a intentar persuadir a Gran Bretaña para que solucione con sus aliados clave el irritante conflicto del sur.
La impresión existente en los círculos diplomáticos es que mientras no hay elementos formales que permitan determinar qué está ocurriendo, en cambio, sí podría estar ocurriendo algo. Ni Argentina ni Estados Unidos están cómodos y, además, no están actuando en tándem”.
¡Ahí lo tenemos! La Junta en Buenos Aires, lejos de planear una guerra contra el imperialismo, estaba participando en maniobras con el imperialismo estadounidense para garantizar el regreso de las islas a Argentina para fortalecer la posición del imperialismo en el estratégicamente importante Atlántico Sur. Esperaban llegar a un acuerdo con el imperialismo británico, cuyos intereses estarían salvaguardados, como dice el artículo: “Buenos Aires estaría dispuesto a ofrecer a British Petroleum y otras empresas británicas una parte de la explotación de los hidrocarburos y otras fuentes en algunas zonas de la región, así como facilidades para su armada, de tal forma que el retorno de la soberanía sobre las islas de ninguna manera reduciría, sino todo lo contrario, incrementaría las perspectivas de Gran Bretaña en el Atlántico Sur”.
Es difícil ver cómo estas intrigas reaccionarias se pueden confundir con una “guerra de liberación nacional”. La Junta no estaba planeando luchar contra el imperialismo, sino que, como ayudantes fieles del imperialismo, intentaban llegar a un acuerdo secreto con Londres para garantizar la entrega de las islas. Desgraciadamente para ellos, calcularon mal y todo el plan salió mal. Se encontraron en una guerra que no querían y que perdieron. Los imperialistas estadounidenses que apoyaban la dictadura y sus intrigas, se vieron obligados a abandonar a la Junta para evitar un conflicto con Londres.
El compañero Altamira concluye: “Toda esta información debe ser conectada a un problema más general: la política exterior es la continuación de la política interior, y la política interior y exterior de Galtieri-Alemann es de sometimiento al imperialismo. Es por eso que, cualesquiera sean las derivaciones de la crisis internacional, como resultado de las contradicciones y alianzas entre yanquis e ingleses y entre la dictadura y ambas, la ocupación de las Malvinas no es parte de una política de liberación o independencia nacionales, sino un simulacro de soberanía nacional, porque se limita a lo territorial mientras su contenido social sigue siendo proimperialista. El Estado nacional es formalmente soberano en todo el territorio continental argentino, y esto no está en contradicción con el hecho de que, por su política económica e internacional, esté sometido al imperialismo. Tomar la recuperación de las Malvinas como un hecho aislado de soberanía y, peor, ocultando la activa negociación con el imperialismo por parte de la dictadura para integrar la ocupación en una estrategia proimperialista, es dejarse arrastrar, conciente o inconcientemente, por la demagogia burguesa”.
Además, “Cualquiera que sea el curso de los acontecimientos”, escribía el compañero Altamira, “, lo que está claro es que la ocupación de las Malvinas no es el eje de la liberación nacional. La dictadura ha apelado a ella para salir de su profunda crisis e impasse internas”.
Esto no podría estar más claro y ser más correcto. Hay que felicitar a Jorge Altamira por la posición que adoptó con relación a la invasión de las Malvinas. En aquel momento era necesario resistir todos los intentos de la demagogia burguesa de desinformar a los trabajadores, consciente o inconscientemente. Eso ocurría entonces y también ocurre ahora. Y si la demagogia burguesa hace veintidós años intentó presentar la aventura reaccionaria de la Junta como una “guerra de liberación nacional”, entonces sigue siendo hoy igualmente incorrecto.
Finalmente, el compañero Altamira dice: “Si se da una guerra, no es por patrioterismo sino por auténtico antiimperialismo que planteamos: guerra a muerte, guerra revolucionaria al imperialismo. Esto es no sólo una guerra naval en el Sur, sino ataque a las propiedades imperialistas en todo el terreno nacional, confiscación del capital extranjero y, por sobre todo, armamento de los trabajadores”.
Fue correcto plantear la cuestión en términos de una lucha antiimperialista, basándose en lo que había de progresista en los instintos de las masas e intentar dar a la guerra un verdadero contenido antiimperialista, sobre todo, exigiendo la expropiación de la propiedad de los imperialistas, que Galtieri, naturalmente, se negó a hacer. Altamira escribe:
“El viernes 2 sólo del Banco de Londres fueron retirados depósitos por diez millones de dólares. Tuvo que intervenir la Thatcher los fondos argentinos en Londres, para que la dictadura se despabilara con un ridículo control de cambios, que no impide la fuga de capitales por el mercado negro, ni impide que el capital de otras naciones imperialistas acompañe el boicot económico. La dictadura ya está capitulando”.
Y concluye:
“Ante el conjunto de la situación presente y ante los intentos de someter a los trabajadores al seguidismo y apoyo a la dictadura, declaramos que es necesario mantener la independencia obrera y antiimperialista, con un programa preciso:
1) Denuncia del intento de capitular ante el imperialismo, sea mediante una negociación entreguista (económica o política exterior), o mediante un retiro de tropas a cambio de la devolución gradual y condicionada del archipiélago.
2) Reivindicar la intervención de la propiedad de todo el capital extranjero que ya está saboteando o especulando contra la economía nacional.
3) En caso de guerra, extenderla a todo el país, atacando y confiscando al gran capital imperialista y, por sobre todo, llamar a los trabajadores a armarse.
4) Satisfacción inmediata de las reivindicaciones planteadas por los sindicatos y otras organizaciones de trabajadores, y satisfacción de los reclamos del movimiento de familiares y madres sobre los desaparecidos [las 30.000 personas asesinadas por la dictadura].
5) Impulsar la formación de un frente único antiiperialista, que impulse prácticamente este programa”.
Todas estas reivindicaciones son excelentes, como lo es su conclusión final: “La clase obrera tiene que ser conciente de esto, porque si se ciega ante la situación, se va a armar un recambio a su costa. Por eso sigue en pie la reivindicación de la democracia política irrestricta y una asamblea Constituyente Soberana”.
Esto va al fondo de la cuestión: sobre todo en una situación bélica la clase obrera no puede permitirse dejarse cegar por las presiones del patriotismo y la “unidad nacional”, sino que debe mantener su independencia de clase. A propósito, en esa situación, cuando Argentina estaba bajo una dictadura y no existían los derechos democráticos, las reivindicaciones democráticas necesariamente ocupaban una posición central, incluida la reivindicación de la asamblea constituyente. Entonces sí era correcta, porque emanaba de la situación. Hoy no lo hace y por lo tanto no es correcta.

La posición de los marxistas británicos

Ya hemos señalado la posición que adoptó el compañero Altamira en 1982. ¿Qué postura adoptaron los marxistas británicos? Luis Oviedo dice que apoyamos al imperialismo británico y adoptamos una posición chauvinista contra los argentinos en general (¡Argentinos fuera!”). Esto es lo que escribió Ted Grant en aquella época con relación a las tareas de los marxistas argentinos:
“En Argentina, el papel de los marxistas debe consistir en una oposición hábil a la guerra. Los marxistas argentinos desenmascararán las inconsistencias de la Junta señalando la situación catastrófica de la economía causada por la casta militar. Momentáneamente, la Junta ha logrado desviar a las masas argentinas en líneas nacionalistas. Pero los marxistas demostrarán la incapacidad de la casta militar para llevar a cabo una guerra revolucionaria, sin la cual la victoria argentina sobre Inglaterra, que todavía es una potencia imperialista relativamente poderosa, está prácticamente descartada. ¿Por qué la Junta no se emplea a fondo para ganar la guerra? Los capitalistas argentinos, en cuyos intereses se basa la Junta, están vinculados al capital financiero norteamericano y británico. Los marxistas argentinos exigirán la expropiación de todo el capital extranjero, empezando con las inversiones británicas.
Exigirán la devolución de Argentina a los argentinos: es decir, la expropiación del capital industrial y agrícola. Desenmascararán los privilegios y la incompetencia de los altos mandos, corruptos y putrefactos, amén de su incompetencia militar. Sin la verdadera planificación de la industria, un racionamiento justo, y una distribución equitativa de los productos a todo el mundo, sería imposible proseguir eficazmente la guerra. Los marxistas criticarán los propósitos totalmente egoístas de la Junta y la burguesía argentina, cuya intención, en caso de poder mantener el control de las Malvinas, sería ganar beneficios fabulosos, en calidad de socio de segunda categoría del imperialismo norteamericano, en detrimento de los intereses de la clase obrera. Los marxistas explicarán cómo la victoria sobre el poderoso imperialismo británico no puede ser obtenida con métodos militares, y mucho menos bajo dirección de la Junta totalitaria, sino solamente con métodos sociales y políticos. El derrocamiento de la Junta por parte de los obreros y el establecimiento de una Argentina socialista, sería el arma más potente en la lucha contra el imperialismo en su conjunto, y, de modo particular, contra los imperialismos británico y estadounidense. La clase obrera argentina entonces podrá proponer el establecimiento de una Federación Socialista de Argentina y las Malvinas, con una Inglaterra socialista. Entonces, un gobierno socialista de Argentina explicaría como el problema de las Malvinas estuvo totalmente exagerado durante generaciones por la burguesía argentina para sus propios fines. Harían un llamamiento a todos los trabajadores de América Latina para derrumbar el sistema económico del capitalismo y el imperialismo, para derrocar a sus propias juntas y preparar el camino para el establecimiento de una Federación Socialista de América Latina.
Los propósitos de la Junta no pueden ser los propósitos de la clase obrera, sea en la política interior, sea respecto de la política exterior. Para los capitalistas, la guerra será rentable. Para los obreros y soldados la guerra significará sufrimientos y muertes. En el transcurso de la guerra, si ésta se prolongase, las ideas marxistas de esta índole conseguirían un enorme apoyo en Argentina y en toda América Latina. El derrocamiento de la Junta significaría el inicio de la revolución socialista argentina, si bien en sus comienzos tendería de forma distorsionada hacia el peronismo, debido a la ausencia de una dirección marxista”. (Ted Grant. La crisis de las Malvinas. Los marxistas ante la guerra. Mayo 1982)
¿En qué punto difiere esta posición de la que defendió Jorge Altamira? En lo fundamental no hay diferencia. Aún así, Luis Oviedo persiste en el mito de que teníamos una posición “imperialista”. Realmente no hay más ciego que el que no quiere ver.

La cuestión de los ‘kelpers’

Después de leer con placer los escritos de Jorge Altamira de 1982, regresamos con poquísimas ganas a los escritos de Luis Oviedo en 2004. Continúa tan pesado como el taladro de un dentista:
“Woods prostituye el derecho a la autodeterminación de los pueblos al ponerlo al servicio del reforzamiento de la opresión colonial. Pero como para los marxistas toda reivindicación nacional está subordinada a la revolución proletaria, su planteo de ‘autodeterminación de los kelpers’, algo que evidentemente no hizo porque habría puesto en evidencia la completa ridiculez de sus posiciones.
Estos partidarios del ‘socialismo colonial’ son los que atacan al Partido Obrero”. (énfasis mío)
Responderemos a esta basura tan amablemente como podamos. En primer lugar, el compañero Oviedo no plantea la cuestión de la autodeterminación de una forma marxista. Está indignado por nuestra supuesta defensa de los “kelpers”, como él llama a los habitantes de las islas. Porque nosotros planteamos la cuestión de los derechos de los isleños como uno de los elementos de la ecuación (no necesariamente el más importante) nos acusa de ser “defensores del socialismo colonial”.
Hablemos claramente, para que incluso Luis Oviedo pueda comprender lo que estamos diciendo: para nosotros es indiferente a quién de las dos partes pertenecen estas islas. La clase obrera británica no tiene ningún interés en mantener sobre ellas el control británico. Nuestro principal deber era luchar contra nuestra propia burguesía, oponernos a la política reaccionaria del gobierno Thatcher. En ningún momento, directa o indirectamente, apoyamos la guerra. Aún hay más: si cualquier marxista británico hubiera apoyado esta guerra hubiera sido considerado una traición.
El compañero Oviedo asume que la posición de los marxistas británicos con relación a la guerra estaba determinada por la posición de los “kelpers”. Esto está muy alejado de la realidad. Somos perfectamente conscientes de que los imperialistas siempre utilizan a los pequeños pueblos para sus propios objetivos reaccionarios. Los imperialistas británicos no están interesados en las opiniones de la población que vive en las islas y en realidad estaban dispuestos a entregarlas a Argentina antes de la invasión de la Junta, como señalaba Ted Grant:
“Thatcher y los conservadores quieren hacer ver que la suerte y los deseos de los habitantes de las islas Malvinas son el factor primordial en todas sus consideraciones. En la práctica, es la última cosa que les preocupa. Sacrificarían los intereses de los malvinenses en un abrir y cerrar de ojos si esto correspondiera a los intereses del imperialismo británico. Es el prestigio del imperialismo británico y la perspectiva de las riquezas exóticas de la Antártida lo que determina la política del gobierno de Londres y no los intereses de los malvinenses”. (Ted Grant. Ibíd.,)
La cuestión de los “kelpers” de ninguna forma afectó nuestro análisis de la guerra como una guerra imperialista por parte de Gran Bretaña, como ya explicamos en profundidad. Por otro lado, el hecho de que hubiera una dictadura militar en Buenos Aires tampoco alteró nuestra opinión sobre la guerra, de la misma forma que la existencia del régimen Nazi en Alemania no cambiaba la naturaleza imperialista de la Segunda Guerra Mundial. En ambos casos, los marxistas británicos calificamos la guerra como imperialista. Espero que ahora esté suficientemente claro.
La cuestión es que los imperialistas británicos utilizaron cínicamente los crímenes de la Junta y la opresión de los habitantes de las islas como un pretexto para enviar la flota. Estábamos obligados a responder a estos argumentos, que tuvieron un cierto efecto en las masas británicas. La realidad es que en Gran Bretaña no había demasiado entusiasmo por la guerra. Pero el argumento de una dictadura fascista que oprimía a los habitantes de la isla tuvo un efecto y era necesario responder.
¿Cómo respondimos? Nosotros dijimos: es verdad que la Junta es un régimen monstruoso. Pero la clase dominante británica estaba a favor de este régimen. Eran los mejores amigos hasta la invasión, hasta que Thatcher y compañía de repente “descubrieron” que era una dictadura fascista que torturaba y asesinaba a la gente. No podemos tener ninguna confianza en los tories y la clase dominante. A los dirigentes laboristas les dijimos: romped el frente único con los tories. Exigimos elecciones generales y defendimos la consigna: un gobierno laborista con un programa socialista.
A los trabajadores británicos les dijimos: sí, la Junta también es nuestro enemigo. Pero los imperialistas británicos no pueden defender en ninguna parte los intereses de la clase obrera. La clase obrera debe tomar el poder en sus manos y entonces estará en posición de hacer una guerra revolucionaria contra la Junta. Haremos un llamamiento a nuestros hermanos y hermanas de Argentina para que se levanten contra la dictadura y los ayudaremos. Además, propondremos una federación socialista de Gran Bretaña y Argentina que una a los dos pueblos. Entonces, la cuestión de las Malvinas se puede resolver de forma amistosa sobre bases libres y voluntarias.
Luis Oviedo se ríe ante la idea de una guerra revolucionaria. Claramente no es consciente de que ésta fue la posición de Lenin durante la Primera Guerra Mundial. Los bolcheviques defendían para Rusia la posición del derrotismo revolucionario. Se negaron a apoyar la guerra imperialista y en su lugar defendían la revolución. Explicaron incesantemente a los trabajadores y campesinos rusos que el principal enemigo estaba en casa. Pero ya en 1915 Lenin señaló que si los trabajadores rusos llegaban al poder, entonces la naturaleza de la guerra cambiaría. Una república rusa de trabajadores tendría el derecho a llevar a cabo una guerra revolucionaria contra la Alemania del Káiser. En tal caso sería permisible que el Ejército Rojo utilizara métodos militares para ayudar a la revolución alemana. También debemos recordar que Trotsky estaba a favor de que el Ejército Rojo interviniera contra Alemania después de la victoria de Hitler.
La idea de una guerra revolucionaria ya estaba inscrita en la bandera del Partido Bolchevique antes de 1917. Por supuesto, la condición previa era que los trabajadores rusos tomaran el poder. Nosotros defendimos la perspectiva de un gobierno obrero en Gran Bretaña que llevara a cabo una guerra revolucionaria contra la Junta, mientras que hacía un llamamiento a la clase obrera argentina para que se levantara. En estas condiciones, dijimos, habríamos estado de acuerdo en luchar contra la Junta, pero nunca bajo la dirección de la burguesía. Esta era exactamente la misma idea que Lenin planteó en 1915-16.
El compañero Oviedo habla mucho del derecho de autodeterminación pero en ningún momento dice en qué consiste ese derecho. El derecho de autodeterminación es para gente, no para las rocas. No podemos apoyar cada aventura militar iniciada por la burguesía de los antiguos países coloniales destinada a conquistar la tierra y las fuentes de materias primas. Luis Oviedo se queja de que describimos como una anexión la invasión de las Malvinas. ¿Cómo se puede llamar de otra forma cuando toda la población de las islas se oponía a ello? ¿Una liberación? ¿Qué tipo de liberación es la que elimina todos los derechos democráticos de los que disfrutaba esta población, reduciéndola a la misma servidumbre que “disfrutaba” el resto de la nación argentina? ¡Qué burla!
¿Podemos hacer ahora una pregunta? ¿Qué sugiere Luis Oviedo que debería haberse hecho con la población de las Malvinas? A esta pregunta no responde. No es cierto que nuestra actitud hacia la guerra estuviera determinada por esta cuestión. Eso sería completamente incorrecto. ¿Pero es correcto por parte de Argentina ignorar y pisotear los derechos de estas personas? Semejante sugerencia iría en contra de la letra y el espíritu del internacionalismo proletario. La respuesta es muy simple. Sobre bases capitalistas no es posible una solución equitativa a la cuestión nacional. Eso necesariamente implica la violación de los derechos de uno u otro grupo nacional. Sólo la clase obrera tomando el poder puede conseguir una solución justa y democrática al problema nacional. Esa es la única solución.
Nosotros denunciamos la aventura militar de Thatcher en el Atlántico Sur y expusimos la hipocresía de la clase dominante británica que mantenía excelentes relaciones con la Junta, hasta que esta última invadió las islas, sólo después descubrió que la Junta era “fascista”, que asesinaba y torturaba. Thatcher y sus compinches no estaban interesados en el destino de los habitantes de las islas, lo utilizaron demagógicamente para influir en la población británica y que ésta aceptara la guerra. Por lo tanto, estábamos obligados a tener en cuenta esta cuestión en nuestra propaganda pública.
¡Ah! dice Luis. ¿Y por qué Woods no exigió la retirada del ejército británico de las Malvinas para dar la independencia a los habitantes de las islas? Este es un argumento bastante peculiar. En primer lugar, nadie ha dicho jamás que los habitantes de las Malvinas constituyan una nación o defendido que puedan formar un estado independiente. En segundo lugar, debemos recordar que los marxistas no están obligados a defender la independencia, sino sólo el derecho de autodeterminación, es decir, el derecho a que un pueblo concreto decida si quiere vivir dentro de las fronteras de un estado determinado.
En cuanto a los habitantes de las islas, todo lo que podemos decir es que deberían tener el derecho a decidir libremente en que Estado desean vivir. “¡Pero decidirán seguir siendo británicos!” se quejará Luis. Quizás. Pero ante esto Luis Oviedo no puede hacer demasiado. Aunque este resultado no es en absoluto seguro. Una Argentina capitalista no tendrá ningún atractivo para la población de las islas, pero la cuestión sería diferente con una Argentina socialista.
La clase obrera, como explicaba Lenin, defiende una democracia que excluye la retención forzosa de cualquier grupo de gente dentro de las fronteras de un estado. Esa es precisamente la base del principio leninista del derecho de autodeterminación. La idea de que resulta aceptable obligar a anexionarse a un grupo de la población contra su voluntad es una abominación y no tiene nada en común con el marxismo leninismo. Eso se aplica a los habitantes de habla inglesa de las Malvinas y para todos los demás.
El compañero Oviedo se cree muy listo cuando en realidad a cada paso sólo tropieza en nuevos errores y contradicciones. La reivindicación de retirada de las tropas surgiría en una situación colonial normal, donde la población se sintiera oprimida por un ejército extranjero de ocupación. Pero esta no es una situación colonial normal. La población de las islas, enfrentada a la realidad de una brutal ocupación militar por parte de un régimen dictatorial, como era de esperar, reaccionó contra el gobierno argentino. Ante esa perspectiva prefería la presencia de los soldados británicos. ¿Resulta esto sorprendente? Con 30.000 víctimas de la Junta hay que admitir que no.
La oposición al dominio colonial es la oposición a la opresión nacional. Pero en el momento de la invasión, la población de las islas era enteramente británica. Si hubiera existido una minoría argentina en las islas que hubiera estado oprimida, entonces habríamos tenido que tener eso en cuenta. Pero en el momento de la invasión no había un solo argentino viviendo en las islas. Hacer una analogía con los colonos franceses en Argelia es falso, porque los colonos eran una minoría de la población, la mayoría estaba formada por árabes oprimidos. Era una situación completamente diferente a la que existía en las Malvinas en vísperas de la invasión.
Los habitantes de las islas no era una población colonialmente oprimida. Todo lo contrario, lo que temían era ser oprimidos por la Junta y esos temores eran fundados, porque la Junta estaba oprimiendo a su propio pueblo. ¿En nombre de qué intereses se los iba a privar a esta gente de sus derechos más elementales? ¿Qué había de progresista en esclavizar a la población que vivía en estas islas? ¿A quien habría beneficiado si la Junta hubiera triunfado en su aventura militar? Estas cuestiones concretas ni siquiera las tiene en consideración Luis Oviedo. Su sabiduría empieza y termina con la desnuda afirmación: “Las Malvinas pertenecen a Argentina”.
Aceptemos en interés de la discusión que esto es así. ¿Cómo podemos conseguir que las Malvinas se unan a Argentina? ¿Por la fuerza? Aparte de que la incorporación forzosa de gente a un estado al que no desean pertenecer nunca ha sido la posición de los marxistas, la solución militar se ha intentado y ha fracasado. Veintidós años después las Malvinas siguen firmemente bajo el control británico y no hay cambio de la situación a la vista. Todas las diatribas patrióticas y ondear de banderas en el mundo no cambiarán esto. ¿Qué solución propone el PO para resolver el problema? Nada. Y esto no es en absoluto sorprendente ya que sobre bases capitalistas no hay solución posible.
La verdad es siempre concreta. Los socialistas (e incluso los demócratas consecuentes) defienden una solución de las disputas nacionales a través de la unión voluntaria de los pueblos. Pero sobre las bases actuales para la población de las islas la idea de unirse a la Argentina no tiene ningún atractivo. Políticamente, después de la experiencia de 1982, ningún gobierno en Londres podría aceptar la entrega de las islas a Argentina mientras los habitantes de las islas estén en contra. La única forma de convencer a la población de las islas que se unan a la Argentina es que los trabajadores argentinos tomen el poder en sus manos y establezcan una democracia obrera. Eso abriría el camino para una federación voluntaria. Con este acuerdo los habitantes de las islas tendrían muchas ventajas. Una vez que estuvieran convencidos de que sus derechos e idioma no estarían amenazados, aceptarían voluntariamente esa unión. Y desde un punto de vista marxista, una unión voluntaria es la única clase de unión en la que estamos interesados.

El marxismo y la autodeterminación

Los nacionalistas burgueses de los antiguos países coloniales siempre están intentando hacer sonar los tambores de la “unidad nacional”. Intentan defender que la clase obrera debe dejar a un lado sus intereses y unirse a ellos en la supuesta “lucha contra el imperialismo”, algo que es incapaz de realizar la burguesía nacionalista. Uno de los principales argumentos es que debemos tener una solución inmediata y “práctica”, que normalmente significa la guerra.
Sobre esta cuestión, Lenin escribió lo siguiente:
“La burguesía, que actúa, como es natural, en los comienzos de todo movimiento nacional como fuerza hegemónica (dirigente) del mismo, llama labor práctica al apoyo a todas las aspiraciones nacionales. Pero la política del proletariado en el problema nacional (como en los demás problemas) sólo apoya a la burguesía en una dirección determinada, pero nunca coincide con su política. La clase obrera sólo apoya a la burguesía en aras de la paz nacional (que la burguesía no puede dar plenamente y es viable sólo si hay una completa democratización), en beneficio de la igualdad de derechos, en beneficio de la situación más favorable posible para la lucha de clases. Por eso, precisamente contra el practicismo de la burguesía, los proletarios propugnan una política de principios en el problema nacional, prestando a la burguesía siempre un apoyo sólo condicional. En el problema nacional, toda burguesía desea o privilegios para su nación o ventajas exclusivas para ésta; precisamente eso es lo que se llama 'práctico'. El proletariado está en contra de toda clase de privilegios, en contra de toso exclusivismo. Exigirle 'practicismo' significa ir a remolque de la burguesía, caer en el oportunismo”. (Lenin. El derecho de las naciones a la autodeterminación. Moscú. Editorial Progreso. 1981)
Hay que observar que Lenin dice que existen condiciones determinadas en las que es permisible que la clase obrera de los países coloniales o semi-coloniales den un apoyo condicional a la burguesía. ¿De qué condiciones hablaba Lenin? Está claro que hablaba de la lucha de liberación nacional contra el imperialismo, la lucha de los pueblos oprimidos por la autodeterminación y la independencia nacional.
Los marxistas británicos siempre han defendido firmemente la libertad de las colonias que tenía el imperialismo británico en África, Asia y Oriente Medio. Era nuestro deber internacionalista y en cada caso lo cumplimos rigurosamente. La acusación de que éramos de alguna forma “socialistas coloniales” es simplemente ridícula.
La defensa del derecho de autodeterminación era, y sigue siendo, nuestra posición. La defensa del derecho de autodeterminación no está condicionada por la naturaleza del régimen. Defendimos a Abisinia contra la Italia de Mussolini, a pesar del régimen feudal reaccionario de Haili Selassi. El pueblo abisinio estaba llevando a cabo una guerra de liberación nacional contra la esclavización extranjera. Incluso si la potencia ocupante fuera democrática en lugar de fascista, los marxistas habrían tenido que apoyar a Abisinia.
El caso era similar en Brasil durante los años treinta, que algunas personas erróneamente han citado para trazar un paralelismo con la guerra de las Malvinas. Trotsky explicó que los marxistas tendrían que apoyar a Brasil frente al imperialismo británico, aunque el país estuviera gobernado por el régimen fascista de Vargas.
¿Es correcto hacer una analogía de lo que escribió Trotsky en los años treinta con relación a Brasil y la guerra de las Malvinas? En aquella época, Trotsky estaba considerando la posibilidad de un acto de agresión del imperialismo británico contra Brasil, que implicaba la invasión y la esclavización colonial de Brasil por parte de Gran Bretaña. En tales circunstancias, explicaba Trotsky, los marxistas tendrían que defender a Brasil, incluso aunque estuviera bajo una dictadura fascista. Todo esto es correcto y es ABC para los marxistas.
¿Pero era este el caso en la guerra de 1982 entre Gran Bretaña y Argentina? ¿Era esta realmente una guerra de conquista, ocupación y esclavización colonial de Argentina? No lo era. La naturaleza de la ocupación de las Malvinas por parte de la Junta fue muy bien explicada por Jorge Altamira y hay poco que añadir a lo que él dijo. Era una guerra reaccionaria por ambas partes. No beneficiaba a los trabajadores ni de Gran Bretaña ni de Argentina. Por lo tanto, exigir que deberíamos haber apoyado a uno de los grupos de bandidos frente al otro es algo totalmente incorrecto.
La guerra era reaccionaria, una guerra imperialista por parte de Gran Bretaña y el deber de los marxistas británicos era el de oponerse a su propia burguesía. Por su parte, los marxistas argentinos tenían el deber de oponerse a la burguesía argentina y a sus agentes en la Junta. Exigir, en este caso concreto, que los marxistas británicos fueran más allá y apoyaran a Argentina, es incorrecto y una concesión imperdonable al socialchauvinismo. En este caso particular, no se podía elegir entre los dos bandos.
El caso de la invasión de Iraq era completamente diferente. Iraq ha sido invadido y ocupado por el imperialismo estadounidense y británico en nombre de las gigantescas corporaciones estadounidenses que quieren saquear su riqueza petrolera. Por lo tanto, inmediatamente adoptamos la postura de oponernos a la guerra imperialista, defendemos la retirada incondicional de todas las tropas extranjeras: ¡el pueblo iraquí debe decidir su propio futuro! Esa es la única política posible. ¿Pero había que hacer lo mismo con la guerra de 1982?
Mientras insistían en el derecho de las naciones a la autodeterminación, Lenin y Trotsky también luchaban contra el filisteísmo nacionalista, especialmente entre los trabajadores de las naciones oprimidas. Pero también a menudo el filisteísmo nacional es lo que encontramos entre algunos llamados trotskistas que nunca han asimilado la esencia de las enseñanzas de Lenin y Trotsky. Lenin explicaba que en todas las cuestiones serias, es la afiliación de clase, y no la afiliación nacional la que decide.
De la misma forma que la burguesía siempre subordina el “interés nacional” a sus propios intereses de clase, el proletariado también pone la lucha de clases por encima de la cuestión nacional. Esta idea ya la expresó Marx cuando escribió que la cuestión nacional siempre está subordinada a la cuestión obrera. La burguesía argentina está mucho más próxima a los imperialistas británicos que a su propia clase obrera. El “anti-imperialismo” de la burguesía es una mentira y un engaño. Y esto hay que explicarlo. ¿Pero cómo se puede explicar si siempre se plantea la cuestión en términos simplistas de “Argentina contra Gran Bretaña”?
¿Qué actitud tomaron los marxistas británicos hacia esta guerra? En primer lugar, una oposición implacable a la guerra, en segundo lugar, desenmascarar la hipocresía del imperialismo británico. Alejados de la caricatura presentada por Luis Oviedo, nosotros combatimos consistentemente toda la asquerosa propaganda anti-argentina de los medios de comunicación (“¡Argentinos fuera!” y otras cosas por el estilo) y señalamos que los intereses de los trabajadores británicos y argentinos eran los mismos. Luis Oviedo y otros en Argentina intentan decir que éramos algo así como “neutrales”. Eso es una tontería supina. Los marxistas británicos cumplieron con su deber. Denunciamos la guerra como una guerra imperialista desde el principio hasta el final. Nos opusimos a nuestra propia burguesía. Denunciamos consistentemente las acciones reaccionarias de Thatcher y los imperialistas británicos. También denunciamos a los dirigentes laboristas por su colaboración con los tories. Esto es todo lo que se nos podía exigir en semejantes circunstancias.
El compañero Altamira al principio adoptó la misma posición que nosotros. ¿Pero se puede decir que los trotskistas argentinos han mantenido firmemente una posición internacionalista? Los argumentos de Luis Oviedo nos producen serias dudas sobre esta cuestión. En ellos hay un elemento muy claro que no corresponde en absoluto al espíritu del marxismo y que tiene mucho más que ver con el nacionalismo argentino.
Desgraciadamente, en el momento de la guerra de las Malvinas, muchos marxistas argentinos se dejaron llevar por el ambiente dominante en la sociedad, un ambiente de intoxicación patriótica que fue azuzado deliberadamente por la Junta para sus propios intereses. La intoxicación de las ma

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ultimo fragmento
Por El Militante - Tuesday, Feb. 17, 2004 at 5:31 PM

La intoxicación de las masas se puede entender y en cualquier caso era sólo una condición temporal. Pero es malo cuando los marxistas también se dejan influenciar por este ambiente y permiten que este ambiente pasajero de las masas sea el que dicte su política. Precisamente en tiempos de guerra es necesario luchar contra la marea dominante de chovinismo y demagogia “patriótica”.

Londres, 17 de febrero de 2004

(Mañana continuamos la serie)

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Argentina no fue invadida ni ocupada
Por ... - Tuesday, Feb. 17, 2004 at 6:39 PM

Que increible que para un supuesto Marxista, como Wood, una guerra se decida por cuestiones de "prestigio".
Mas que marxista, Wood analiza todo como un psicoanalista social, considerando las acciones politicas, militares y economicas como si fueran "personas".

Pero, como dicen algunos dichos argentinos, el que critica la paja en el ojo ajeno no suele ver la viga en el propio, y por lo tanto, como el pez, es por su propia boca por la que muere Wood.
Dice Wood, textualmente: "Argentina no fue invadida ni ocupada".
Esto significa que para Wood, las Malvinas no son Argentinas. Son algo diferente de la Argentina. Solo asi puede entenderse esa frase. Que atacaron y ocuparon las naves y el ejercito imperialista ingles???
Acaso la accion inglesa fue una accion de "autodefensa"?
Acaso el "ocupante" fue el ejercito Argentino?
Es lo que se deduce de la frase de Wood.

Por eso Wood, y Socialist Appeal, fueron proimperialistas durante la guerra de las Malvinas.

Pobre Wood. Debe estar chocheando. Gastar tanta tinta y suicidarse con una sola frase !!!

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Claro que chochea!
Por Xr - Tuesday, Feb. 17, 2004 at 9:21 PM

¿Recién te das cuenta de que el tipo chochea?
Fue por eso que una de mis primeras contestaciones ante sus increíbles montañas de palabras vacuas fue titulada "gagá".
Además ¿no sabías que las Malvinas NO son argentinas? ¡Son autodeterminadas! Lo que pasa es que vos debés estar intoxicado por las ideas patrióticas dominantes en Banana Republi... en Argentina, quiero decir.
¡Qué pelotudo el tipo! ¡La inmensa mayoría de nuestra clase capitalista estaba CONTRA esa guerra! Woods es tan superficial que confunde las posiciones de la burguesía con las de la camarilla militar de Galtieri. Es cierto que hubo campaña patriótica, pero era muy numerosa -y quizás mayoritaria- la cantidad de gente que estaba CONTRA la guerra, especialmente la clase media (y con posiciones pro-imperialistas).
No hubo tal intoxicación, hubo la predecible campaña patriótica en el marco de una dictadura militar. Por lo tanto ¿qué manifestaciones políticas podían esperarse? Y hubo un impulso antiimperialista muy primario pero no por eso menos legítimo, especialmente de parte de los más explotados, impulso que iba mucho más allá de cualquier apoyo a Galtier, como los propios acontecimientos al final de la guerra demostraron, cuando Galtieri comunicó la rendición.
Teniendo en cuenta su incapacidad para distinguir una nación oprimida de una imperialista, se puede más bien decir que el que sí ha sido intoxicado por el imperialismo de su país es Woods, como no deja de poner en evidencia su increíblemente largo entrismo en el laborismo (que seguramente no es ni burgués ni imperialista). Tantas décadas de entrismo muestran que el tipo es incapaz de hacer cualquier cosa concisa, o que dure poco. Lo mismo que demuestran sus increíbles e interminables escritos que ya ni vale la pena tomarse el trabajo de leer. ¡Hasta Bensaïd es capaz de decir menos boludeces en 500 páginas!

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¿Nacionalismo burgués o internacionalismo obrero?
Por pato - Tuesday, Feb. 17, 2004 at 10:24 PM

Ni toda la inquina de sus críticos podrá ocultar que Militant se pronuncio en aquellos momentos contra la guerra de su burguesía y denuncio al imperialismo británico por el envío de tropas, como queda muy claro en el texto de Woods y en el de Ted Grant de mayo del 82. De esta manera la tendencia marxista británica representada por Militant cumplió con sus deberes internacionalistas hacia la clase obrera argentina, denunciando y pronunciándose públicamente contra “su” burguesía nacional en esta guerra.
Con la existencia de Internet ya no es tan fácil mentir, calumniar y tergiversar las opiniones de los adversarios políticos porque los textos y polémicas del pasado pueden resultar accesibles a todo el mundo. Es por ello que sería muy interesante que los grupos o herederos de los grupos de la izquierda de aquel momento publiquen lo que escribieron durante la guerra de Malvinas. De esta manera nadie se llamará a engaño sobre lo que cada cual defendió en aquel momento en este tema.
Lo que algunos grupos de la izquierda argentina reprocharon a Militant (y por extensión lo hacen ahora a El Militante) es que no apoyaran a la burguesía argentina y a la junta militar en esta guerra. Y fue correcto, porque mientras que Militant denunció a su burguesía, cumpliendo de esta manera con sus deberes internacionalistas, gran parte de la izquierda argentina, vergonzosamente, apoyó expresamente a su burguesía nacional en esta guerra. De esta manera, estos compañeros abandonaron el punto de vista del internacionalismo proletario y cedieron a las presiones del nacionalismo burgués. Esta es toda la verdad del asunto.
Desde siempre el marxismo supeditó las reivindicaciones nacionales (fueran cuales fueran) a los intereses de la clase obrera y de la lucha por el socialismo. Porque sólo en una sociedad socialista es posible resolver los problemas de las masas trabajadoras y acabar con los odios y antagonismos nacionales conscientemente estimulados por los capitalistas de cada país, para mantenernos enfrentados y separados. Si una reivindicación nacional concreta ayuda a esta tarea es correcto apoyarla, pero si se convierte en un obstáculo y en un peligro, entonces no. Es más, lo que afirma el marxismo (y Woods lo recuerda) es que sólo la clase obrera puede resolver este tema. Sin embargo, para un sector de la izquierda que se reclama marxista los llamados intereses “nacionales” de la burguesía están por encima de los de la clase obrera y el socialismo y tienen un valor absoluto, independiente de todo tiempo y lugar.
Militant tuvo el mérito, junto con otras agrupaciones de izquierda, de desenterrar los intereses de clase de las burguesías argentina y británica en esta guerra, planteando que era una guerra reaccionaria por ambas partes, animando a la clase obrera de ambos paises a que tomaran el poder para resolver de manera fraternal la cuestion de Malvinas.Todas estas ideas se desarrollan en el artículo de Woods por lo que no las vamos a repetir.
Es muy instructivo el énfasis que hacen algunos compañeros por victimizar a la pobre y oprimida burguesía argentina a manos del imperialismo. Hasta los años 70 Argentina fue un país tan avanzado y desarrollado como Italia o España, a quienes sobrepasaba ampliamente en los años 40 y 50. La degradación económica y social sufrida por la Argentina no es responsabilidad exclusiva del imperialismo, sino de la propia burguesía argentina que dilapidó, destruyó y entregó las riquezas nacionales acumuladas durante generaciones en los ultimos 30 años para orientarse a una economía rentista y parasitaria.
Es verdad que Irak sufre un opresión nacional a manos del imperialismo porque fue invadida y privada por la fuerza del control de sus recursos naturales. Pero en la Argentina los recursos naturales como el petróleo, el gas, el agua, la producción eléctrica, etc no fueron arrebatados militarmente por el imperialismo a la burguesía argentina, sino que ésta los entregó a las potencias imperialistas a cambio de una modesta cantidad de dinero.
Es difícil no contener la risa cuando se intenta conferir características anti-imperialistas a la burguesía argentina. Cualquiera sabe que la oligarquía argentina y las capas superiores de la pequeñaburguesía siempre fueron probritánicas, incluida la casta de oficiales del ejército. ¿Quién no escuchó alguna vez en la boca de esta gente sus lamentos por no haber sido una colonia británica antes que española, porque así seríamos ahora tan avanzados como Australia? La actitud “nacional” de la burguesia argentina se puede comprobar muy bien con el gobierno de Kirchner que, a pesar de toda su fraseología, no tiene la mas minima intencion de reestatizar ni una sola de las empresas privatizadas en las ultimas decadas a favor de las compañias multinacionales europeas o norteamericanas, o en dejar de pagar al FMI.
Como bien explica Woods la Junta militar invadió las Malvinas no para dar satisfacción a las necesidades nacionales del pueblo argentino sino para desviar la atención de los trabajadores debido a la situación revolucionaria que se estaba incubando en el seno de la sociedad y por motivos de prestigio. Cuando los británicos enviaron su flota a las islas, la Junta militar entró en pavor, lo último que deseaba era una guerra contra el imperialismo británico y desde el primer día se prepararon para llegar a un acuerdo, sacrificando para ello la vida de cientos de soldados argentinos, que eran en su mayoría hijos de trabajadores.
El grave error de algunos grupos de la izquierda no fue sólo no denunciar públicamente esta actitud de la Junta militar, antes y, sobre todo, durante la guerra, desenmascarando los intereses de clase que estaban en juego, sino declarar su apoyo a la junta militar en esta guerra renunciando al mismo tiempo a la propaganda por el derrocamiento de la dictadura por parte de los trabajadores.
Por supuesto, debemos distinguir entre el nacionalismo honesto y sincero de un trabajador o un joven argentino que está orgulloso de las mejores tradiciones de su país y que siente un odio instintivo por el imperialismo, del nacionalismo falso, hipócrita y egoísta de la clase dominante que utiliza este sentimiento honesto de las masas para satisfacer sus propios intereses de clase o para traicionarlo a cambio de llegar a determinados acuerdos con las potencias imperialistas. El primero tiene un contenido revolucionario innegable en el que hay que apoyarse para explicar la necesidad de expropiar a los imperialistas y los capitalistas para avanzar hacia el socialismo. Pero el segundo tiene un carácter reaccionario al que hay que denunciar con fuerza.
Lo que había que explicar a los trabajadores y al resto de capas oprimidas de la sociedad durante la guerra de las Malvinas era que la única manera efectiva de llevar a cabo una guerra revolucionaria victoriosa contra el imperialismo británico era derrocando a la Junta militar, expropiando las propiedades de los imperialistas y de la oligarquía, y haciendo un llamamiento internacionalista a la clase obrera británica y de América Latina para que hiciera lo propio.
Sin embargo, la actitud de gran parte de la izquierda argentina en aquellos momentos fue la de “suplicar” o “exigir” a la Junta a que expropiara el capital británico en territorio argentino y a que concediera graciosamente los derechos democraticos, olvidando que solamente por medios revolucionarios se podía conseguir tal cosa. Esto es lo que algunos quieren ocultar con sus críticas a Woods.
La burguesia argentina utiliza convenientemente (igual que la británica) el tema de Malvinas para desviar la atención de la población de los problemas que sufren (desempleo, miseria, salarios bajos, empleo precario, etc). La cuestion es concreta: si el 20 de diciembre del 2001, en medio del Argentinazo, De la Rua hubiera ordenado la invasión de Malvinas ¿no habria sido correcto denunciar esto como una maniobra desesperada de la clase dominante para detener el movimiento revolucionario que se estaba incubando? Pero siguiendo la logica de algunos compañeros lo que habria que haber hecho era acompañar al Presidente en esta aventura, olvidarnos de la desocupación, la explotacion y la miseria que provocaron el estallido de diciembre del 2001, todo en aras de los sagrados intereses nacionales que supeditan los intereses de las clase obrera y de los pobres a los de los capitalistas, para salvar el pellejo de estos últimos.
Lo que debemos explicar es que solamente la clase obrera puede resolver el tema de Malvinas, como muy bien lo explica Alan Woods en su articulo, y que la condicion para ello es la toma del poder por lo trabajadores en los dos países, Argentina y Gran Bretaña. Como explica Woods la clase obrera británica no tiene ningún interés en mantener el control sobre unas islas situadas a miles de kilómetros de su país. Sólo la clase obrera argentina y la clase obrera britanica, de manera fraternal junto con la población que habita las islas, pueden resolver esta cuestión de manera amistosa y definitiva.

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Un llamado a la discución seria
Por Rodo - Tuesday, Feb. 17, 2004 at 10:53 PM

Estos tipos del PO no son capaces de establecer una discución seria, sin mentir?

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la verdad es enemiga de la direccion del PO
Por violencia es mentir - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 12:01 AM

"Si se dice una mentira suficientemente grande y se la repite suficientemente, la gente llegará a creerla.

"La mentira puede ser mantenida sólo durante el tiempo en que el Estado pueda proteger al pueblo de las consecuencias políticas, económicas y / o militares de la mentira. Por lo tanto llega a ser de una importancia vital para el Estado la utilización de todos sus poderes para reprimir el disenso, porque la verdad es la enemiga mortal de la mentira, y por lo tanto, por extensión, la verdad es la mayor enemiga del Estado."

-Joseph Goebbels, ministro alemán de propaganda, 1933-1945.


"Si se dice una mentira suficientemente grande y se la repite suficientemente, la base del partido llegará a creerla.

"La mentira puede ser mantenida sólo durante el tiempo en que el comite central pueda proteger a las bases de las consecuencias políticas de la mentira. Por lo tanto llega a ser de una importancia vital para el comite central la utilización de todos sus poderes para reprimir el disenso, porque la verdad es la enemiga mortal de la mentira, y por lo tanto, por extensión, la verdad es la mayor enemiga del comite central ."

Luis Oviedo, ministro de propaganda de la direccion del PO y aprendiz de la escuela estalinista de falsificacion del marxismo y calumnia del troskismo.

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Las islas Malvinas, antes de 1982
Por Historia anterior - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 12:11 AM

Pertenecientes a la Corona española de acuerdo a las concesiones pontificias de finales del siglo XV, las islas Malvinas fueron bien pronto objeto de disputa entre las naciones europeas, en virtud de su estratégica ubicación como lugar de recalada para los barcos que navegaban por los mares australes. Holanda e Inglaterra discutieron la prioridad de su descubrimiento, pero Francia fue la primera en establecer una colonia en la isla oriental (isla Soledad) en 1764. Ante el reclamo de la corona española, el establecimiento fue entregado tres años después, previo pago de una suma al gobierno francés. Entretanto, los ingleses se dirigieron a la isla occidental y fundaron Puerto Egmont en 1766, cuyos ocupantes fueron expulsados en 1770 por una escuadra española. La reacción de Inglaterra no se hizo esperar y hasta inició preparativos para una guerra, conflicto que finalmente se aplazó merced a los oficios de Francia. La negociación culminó con la firma de un tratado en 1771, por el cual Puerto Egmont fue devuelto a los ingleses con la condición secreta de restituirlo a España en el futuro. A partir de 1774 –abandonado el establecimiento inglés- la ocupación española de las islas se hizo efectiva y sin interrupción hasta 1811.
Una vez que se produjo la emancipación de España, tuvo que esperarse hasta 1823 para que Luis Vernet iniciara el repoblamiento de la isla Soledad autorizado por el gobierno de Buenos Aires. En 1829 Lavalle desplegó un plan para el ejercicio de la soberanía sobre las islas e instauró una Comandancia político-militar a cargo de Vernet, acto que constituyó un inequívoco acto de jurisdicción sobre ese territorio y las islas adyacentes al Cabo de Hornos.
Entre 1831 y 1832 (época del Primer Gobierno de Rosas) se sucedieron una serie de incidentes con barcos norteamericanos que ignoraron las advertencias del comandante Vernet acerca del derecho de pesca. Finalmente, a comienzos de 1833, los ingleses provocaron la salida de los escasos pobladores de las islas y tomaron posesión del territorio cuya ocupación se extiende hasta la actualidad. De allí en más las autoridades porteñas iniciaron los reclamos correspondientes ante la Corona Británica.

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Patriotas
Por D'Elía también lo es - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 12:49 AM

....Y, sí, claro.......entonces será como dijo D'Elía en lo de Longobardi: la gesta patriótica que está llevando a cabo Kirchner hoy sólo es comparable a la gesta patriótica de Malvinas.....

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Que lastima...
Por Didier Oliva - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 5:37 AM

Que lastima... Pobre Xr.. tu ni aunque escribieras 500 paginas lograrias ocultar lo que es obvio. Ante un planteamiento verdaderamente Marxista, o que intenta serlo, solo puedes responder boludeces. Que bueno que la gente que alguna vez simpatizamos con el PO no somos ni remotamente TAN poco serios como tú.

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Oviedo,Xr: chicaneros profesionales
Por jose r. - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 9:57 AM

Empece a interesarme por el tema Malvinas, y como minimo
puedo adelantar que lo que plantea Woods es honesto.
Es la vision de los trosquistas que luchan en el corazon del imperio.
En cambio se nota que Luis Oviedo y Xr son unos chicaneros
profesionales porque para dedicarle tanto tiempo para insultar y agredir a un dirigente de larga trayectoria como Woods hay que ser militante pago o rentado. En el PJ y la UCR le dicen punteros, que no es lo mismo pero es igual.
A Luis Oviedo le reconozco un merito: gracias a el conozco a
Alan Woods. Aguante Woods!!! No se deje Chicanear!!! 

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woods chochea mal
Por agite - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 10:33 AM

wods no entiende (?) la diferencia entre al política de PO frente a las malvinas.
te ayudo, alan, es donde llamamos a la guerra muerte al imperialismo y ustedes dicen "no a la guerra, autodetemrinación de las islas falkland"

lo de lo malo que era l adictadura lo sabemos y no lo olvidamos ni mientras dormimos, porque no discutis esa cuestion en vez d edaqr vueltas en el vacio, parece realmente usted un viejo gaga, señor woods

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que filisteismo el de agite!!
Por uno - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 11:23 AM

Mientras Oviedo y sus lamebotas insultan a Woods sin ni siquiera citar sus posiciones ni las del propio PO, Woods muestra su superioridad en el debate citando no solo las posiciones de Militant del 82 sino la posicion de Politica Obrera del 82.

Y Woods demuestra que la posicion de Altamira en el 82 tiene mas coincidencias con las de Militant que con la actitud social-patriota de Oviedo y sus lamebotas.

Lamebotas de Oviedo: Woods les hizo un favor y les mando el link de la posicion de Politica Obrera del 82. Leanla y comparenla con la posicion de Militant del 82 antes de hablar pelotudeces.


Lo bueno de este debate es no solo la oportunidad de discutir estos temas desde un punto de vista marxista, sino tambien que quedan a la vista los metodos ajenos al marxismo de Oviedo para debatir y el grado de alienacion y de patriotismo de partido que algunos tipos ponen por encima de la teoria revolucionaria. El problema para ellos no es defender al marxismo, sino usar al marxismo para justificar las posiciones del partido, que en este caso es justificar a las posiciones de la dirigencia. Esto en vez de fortalecer al partido lo debilita, y de eso ya se estan empezando a dar cuenta muchos.

Los patriotas de partido ven como enemigos a los troskistas que critican constructivamente al partido. Pero olvidan que Lenin no era un mero militante del partido bolchevique, Lenin era un militante revolucionario que muchas veces estuvo en minoria en el partido bolchevique. Muchas veces los "hombres de comite" como Stalin, Kamenev y Zinoviev, por patriotismo de partido, distorsionaron y hasta censuraron sus opiniones en el Pravda. Fue gracias a Lenin que los bolcheviques modificaron su actitud sectaria con respecto a los soviets de 1905, ya que los hombres de comite decian que los soviets no podian existir fuera del partido o tenian que adoptar su programa. Por suerte gano la posicion de Lenin, y no la posicion sectaria, pero para que ganara la posicion de Lenin tuvo que haber habido un grado de democracia dentro del partido.

Cuando no hay democracia para el debate en un partido revolucionario este se debilita. El exceso de centralismo (centralismo burocratico en vez de centralismo democratico) y de obediencia a la direccion ("seguidismo de las direcciones establecidas") lleva a la fosilizacion del marxismo. ¿Que pasa en los circulos de un partido asi cuando hay un militante que tiene opiniones distintas de la direccion? En vez de darse un debate marxista que cambie la posicion equivocada o reafirme la posicion correcta, aislan a ese militante, lo llaman "descompuesto". Esto es un escupitajo al troskismo, que desde que se origino siempre estuvo en minoria con respecto al estalinismo. Los metodos antidemocraticos y filisteos son propios de los estalinistas. Los troskistas debatian con la verdad. Un ejemplo de esto es el libro "Lenin y Trotsky, que defendieron realmente" escrito por Alan Woods y Ted Grant en la decada de los 60, que surgio como una respuesta a los estalinistas en el Partido Comunista de Gran Bretaña.

Este libro es solo uno de los muchos ejemplos de lucha de los troskistas para preservar el legado bolchevique-leninista ante la desfiguracion del mismo por el estalinismo y la campaña de calumnia contra el troskismo. Este libro se basa en la revision profunda de los hechos historicos de la revolucion rusa y de las opiniones de Lenin y Trotsky en un momento en que el monopolio de la historia de la revolucion rusa estaba en manos de los estalinistas, que llamaban a Trotsky pequeñoburgues, menchevique, y agente del fascismo. Solo con el metodo marxista de debate se combate contra las calumnias y se defiende a la teoria revolucionaria, y eso fue lo que hicieron Woods, Grant, y miles de otros troskistas en todo el mundo.

Pero ahora que cayo el muro y el troskismo empezo a ganarle lugar al estalinismo, parece que algunos "troskistas" se contagiaron del estalinismo y empezaron a usar sus metodos de calumnia, de burocratismo, de desfiguracion del marxismo y de las opiniones del contrincante.

No lo hacen para elevar la conciencia de los militantes, lo hacen con el unico fin de justificarse hacia sus bases, de decir "somos la unica direccion seria, los demas son una mierda". Lo mismo hacen con sus cursos de formacion marxista, se suele tomar no la teoria revolucionaria en su conjunto, sino partes de la teoria revolucionaria que justifiquen a la linea del partido. Lo mismo que hacian los estalinistas.

No digo que El Militante este libre de esto porque francamente no me consta, pero es obvio que los metodos de debate de Woods son superiores en el sentido marxista a los de Oviedo, y que sus posiciones con respecto a los movimientos de masas (lo que Oviedo señala como "seguidismo de las direcciones establecidas") se acercan mas al bolchevismo que el izquierdismo infantil de denunciar las 24 horas a las dirigencias.

Espero que la calidad se convierta en calidad y tengamos alguna vez un verdadero partido revolucionario en Argentina.

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Leé, animalito
Por Xr - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 2:17 PM

Lo repito, porque parece que el que no lee sos vos.
Hace tiempo que saldé la discusión tanto con Woods como con vos: Se discutió la asamblea constituyente, la naturaleza de la nación argentina, y temas conexos. En todos los casos, refuté y no fui refutado. ¿Dudas? Buscá los links correspondientes, que se extienden -por lo menos- a lo largo de un mes (!).
Son ustedes los que siguen dando vueltas olímpicas en una cancha vacía. Dicen: "superioridad teórica de Woods" -y después hablan del "patriotismo de partido" de los demás- pero a la hora de argumentar callan y se remiten a Woods, que poco argumentó pero mucho (demasiado) abundó en más lo mismo.
Yo ya no pienso seguir perdiendo el tiempo con alguien que: 1) escribe notoriamente diez o veinte veces más de lo necesario para argumentar lo poco y malo que argumenta, 2) se dedica -al igual que sus seguidores indymediáticos- a hacer psicología (barata) en lugar de debate político, 3) apila toneladas de citas de un modo arbitrario y muchas veces absurdo, 4) su propio egocentrismo infanto-senil le impide darse cuenta de que el primero en hacer aquello de lo que acusa a los demás es él: no considera que sea una ofensa llamar a Oviedo "mentiroso" -que no es una caracterización política- pero juzga que Oviedo lo insulta al caracterizarlo políticamente como contrarrevolucionario con argumentos claros, 5) no reconoce la naturaleza semicolonial de nuestra nación y evade esta cuestión fundamental con subterfugios y expresiones vacías (como "capitalismo dependiente"), 6) integra en su discurso, al modo staliniano, fragmentos orientados de modos divergentes y hasta contradictorios, para "inmunizarse" contra réplicas también diversas (por eso sus textos son tan largos y tan absurdos), 7) no pudo responder (ni él ni sus seguidores) a ninguno de los argumentos con que hace ya semanas pulvericé sus críticas a la constituyente, el sectarismo (!?) y otras patrañas.
Todo tiene un límite y Woods, por su parte, tiene muchos. Aunque él mismo no pueda reconocerlos y, por lo tanto, no sepa donde parar (ni de escribir, ni de citar, ni de hacer entrismo, etc.).
Woods demuestra ser un necio, como demostrás también vos, al plantear que la denuncia de las direcciones contrarrevolucionarias no es CONDICION SUFICIENTE para elevar la conciencia de las masas, como si por eso dejara de ser CONDICION NECESARIA. ¡Y después reclamás seriedad en el debate! Sos casi tan insufrible como tu "maestro".
Métodos de debate tan inapropiados y vuelteros como los que emplean Woods y vos (y demás woodsianos indymediáticos, como el papanatas que se autodenomina "joder"), solamente pueden deberse a dos cosas: deshonestidad intelectual o lisa y llana estulticia. O, más probablemente, se trate de una combinación de ambas.

Cut & paste:
"¡La inmensa mayoría de nuestra clase capitalista estaba CONTRA esa guerra! Woods es tan superficial que confunde las posiciones de la burguesía con las de la camarilla militar de Galtieri. Es cierto que hubo campaña patriótica, pero era muy numerosa -y quizás mayoritaria- la cantidad de gente que estaba CONTRA la guerra, especialmente la clase media (y con posiciones pro-imperialistas).
No hubo tal intoxicación, hubo la predecible campaña patriótica en el marco de una dictadura militar. Por lo tanto ¿qué manifestaciones políticas podían esperarse? Y hubo un impulso antiimperialista muy primario pero no por eso menos legítimo, especialmente de parte de los más explotados, impulso que iba mucho más allá de cualquier apoyo a Galtier, como los propios acontecimientos al final de la guerra demostraron, cuando Galtieri comunicó la rendición.
Teniendo en cuenta su incapacidad para distinguir una nación oprimida de una imperialista, se puede más bien decir que el que sí ha sido intoxicado por el imperialismo de su país es Woods, como no deja de poner en evidencia su increíblemente largo entrismo en el laborismo (que seguramente no es ni burgués ni imperialista). Tantas décadas de entrismo muestran que el tipo es incapaz de hacer cualquier cosa concisa, o que dure poco. Lo mismo que demuestran sus increíbles e interminables escritos que ya ni vale la pena tomarse el trabajo de leer."

Cabría agregar que muchos "revolucionarios" indymediáticos que ahora acuerdan políticamente con S.A. sobre la guerra de Malvinas están resucitando, precisamente, la posición que mantuvo la clase dominante argentina durante aquel conflicto. Lo que confirma a la vez el carácter pro-imperialista de nuestra burguesía "nacional" y de "The Militant" y sus tristes epígonos argentos. O quizás, después de todo, la explicación sea que nuestra clase capitalista resultó ser socialista (al modo de Socialist Appeal, desde luego!). Vos y Woods pueden seguirla indefinidamente, pero desde mi punto de vista -y desde el punto de vista de cualquier persona seria- no queda más nada para decir sobre el tema.

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de ególatras
Por pato - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 3:52 PM

Según el amigo Xr, él "Hace tiempo que saldé la discusión tanto con Woods como con vos: Se discutió la asamblea constituyente, la naturaleza de la nación argentina, y temas conexos. En todos los casos, refuté y no fui refutado...no pudo responder (ni él ni sus seguidores) a ninguno de los argumentos con que hace ya semanas pulvericé sus críticas a la constituyente, el sectarismo (!?) y otras patrañas." Y luego acusa a los demás de: "egocentrismo infanto-senil"

Oh! gran genio revelanos tu nombre verdadero, guiá nuestros pasos y así saldremos de esta oscuridad que nos invade.

Pero nuestro genio se corona cuando dice que la postura de la burguesía argentina y de Militant era la misma: decir a los trabajadores argentinos que derrocaran a la Junta militar y expropiaran a los capitalistas para lanzar así una verdadera guerra imperialista contra Gran Bretaña. Lo dicho, propio de un genio con padecimiento de "egocentrismo infanto-senil"

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Pato logía
Por Xor - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 4:14 PM

Por supuesto, como buen chanta hacés caso omiso del señalamiento más importante: que la burguesía argentina NO quería la guerra.
No se trataba de derrocar PRIMERO a la dictadura y DESPUES hacer otra guerra "verdaderamente" antiimperialista (¡qué fácil -y ridículo- es dictar cátedra desde UK) sino, siendo la guerra un hecho, tomarlo como tal para orientar la propia dinámica de la guerra hacia el derrocamiento de la dictadura. Tu "argumento", además de ser ficcional, es formal y enteramente adialéctico: no tiene ninguna cabida en la lucha política ni en la historia reales, o cuando la tiene es por su contenido imperialista, reaccionario. Porque si hasta que los obreros derrocaran a la dictadura (en vez de que la "derroque" el imperialismo para poner en su lugar una "democracia" que, según Woods, no difiere en nada de la británica) había que plantear la paz, el contenido concreto era ponerse a favor del imperialismo y en contra de la nación semicolonial, independientemente de cualquier otra consideración.
Pero, por supuesto, tampoco atendiste a mi señalamiento sobre lo que dijo Woods a propósito de la democracia argentina, etc.. Claro, después hablás de mi "egolatría" por atribuirme el triunfo en debates que preferís ignorar. Pero la ignorancia (y la egolatría de creer que no tenés por qué tomar en cuenta lo que escribieron los demás) es enteramente tuya. Todas estas fueron cosas que, efectivamente, yo ya señalé y hace mucho. De paso, digamos que con adversarios tan boludos -y necios- como vos, casi cualquiera puede sentirse tentado de creer que es un genio.

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no respondiste
Por pato - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 5:14 PM

Amigo Xor o Xr, te volviste a desviar. Alan Woods no plantea que hubiera que hacer propaganda pacifista hasta que los trabajadores derrocaran a la junta y mientras dejar que el ejército británico atacara. Para que te resulte más fácil te recuerdo lo que escribe Woods:

¿Cuál debería haber sido la conducta de los marxistas argentinos en la guerra? Ciertamente no la de apoyar a la Junta en su aventura militar. Era necesario mantener una posición de independencia de clase, mientras se tenía en consideración las aspiraciones naturales y profundamente anti-imperialistas de las masas. Habría que haber dicho lo siguiente a los jóvenes y trabajadores:

“Ustedes creen que la Junta luchará contra el imperialismo británico. Nosotros no aceptamos esto. Si ella luchara seriamente contra el imperialismo británico, el primer paso habría tenido que ser la expropiación de la propiedad de los imperialistas británicos, seguida de la propiedad de los imperialistas estadounidenses, seguida de la propiedad de la oligarquía argentina que es el chico de los recados del imperialismo. Pero no ha hecho esto porque está atada al imperialismo. No podemos ganar una guerra con una mano atada a la espalda. La única forma de derrotar al imperialismo es derrocando a la propia Junta”.

"Por supuesto los marxistas argentinos habrían tenido que unirse al ejército y luchar junto al resto de su clase. No somos pacifistas y debemos estar con las masas. Probablemente nuestra propaganda al principio no habría encontrado mucho eco. Los humos del patriotismo eran demasiado fuertes. Pero sólo era una intoxicación pasajera. Más tarde, cuando la dura realidad hubiese sido evidente para el pueblo, la autoridad de los revolucionarios habría aumentado a pasos agigantados." http://argentina.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=382

¿Te quedó claro o no? Entonces, la pregunta es bien sencillita ¿acordás con esta posición o no? ¿o defendés la posición de gran parte de la izquierda de entonces, de apoyo crítico a la Junta militar asesina hastas que durara la guerra? Es decir: primero ganar la guerra, después hacer la revolución, que también era la consigna de los estalinistas durante la guerra civil española que fue lo que llevó a la derrota de la revolución.



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respuesta a Xor (el unico del PO que polemiza mas o menos seriamente)
Por uno - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 5:49 PM

Todo lo que dijiste no quita que el metodo para debatir de Oviedo es de cuarta, que su intencion no es elevar la conciencia de los militantes sino decir "El Militante=caca", que el (y no vos) evadio hablar de la constituyente (¿o te conformaste con su respuestita?, a mi me parecio mucho mejor la tuya que la de Oviedo), que Oviedo MINTIO (como en el asunto del antipiqueterismo y la renuncia a la dictadura del proletariado) E HIZO CITAS SACADAS DE CONTEXTO. Eso mas alla de las pelotudeces (de corte social-chovinista y embrutecedor para los militantes) como "God Save the Queen". Lo grave no son los insultos o las cargadas, lo graves es LA MENTIRA, LA DISTORSION DE LOS ARGUMENTOS DEL OPONENTE, Y LA CALUMNIA.

Asi que esta mal llamar a Oviedo mentiroso porque dijo que Woods era antipiquetero y que salio a la calle gritando "Argies, ho home!" (entre muchas otras cosas) pero esta bien que Oviedo llame a Socialist Appeal contrarrevolucionario por... no denunciar las 24 horas a la direccion de la COB (y, en secreto, por no levantar la muy querida por Evo Morales Asamblea Constituyente). ¡Mira vos!


El termino de pais capitalista dependiente es un "subterfugio y expresion vacía" de Lenin.

Lenin establecio 3 categorias para los paises atrasados/oprimidos:

-Colonial. Dependencia economica + dependencia politica total.
-Semicolonial. Dependencia economica + independencia politica formalmente limitada.
-Capitalista Dependiente. Dependencia economica + independencia politica formal.

Lenin menciona especificamente a Argentina como pais capitalista dependiente, ya que Inglaterra la habia "anexado" economicamente sin violar formalmente su independencia politica. No es lo mismo una semicolonia, en donde el imperialismo controla en parte el estado-nacion.

En la cuarta parte de la respuesta de Woods (que se ve que todavia no leiste) el caracteriza a la burguesia argentina como una filial del imperialismo. La actitud de la burguesia argentina es como la actitud de un asociado menor del imperialismo, un pibe de los mandados.

Afirmar que Argentina es semi-colonial quiere decir que la burguesia argentina es OPRIMIDA por el imperialismo, y eso lleva a posiciones oportunistas y aliancistas de clases (y social-patriotas tambien). La unica manera de liberar a la Argentina del imperialismo y llevar adelante las tareas pendientes de la revolucion democratico nacional es la revolucion proletaria.


En cuanto a tu necesidad de denunciar a la COB como contrarrevolucionaria, ya la respondi antes (y te hiciste el boludo), ya la respondio Woods en su primera respuesta, y la volvio a responder Woods en esta nueva saga de respuestas. Es probable que los metodos bolcheviques de intervencion en las masas te resulten vuelteros (¡militaron en sindicatos policiales, hicieron "seguidismo" de Subatov!), que se le va a hacer... En todo caso, si estas tan seguro, no te preocupes por El Militante, ya que no tendra ninguna influencia de masas.


Sobre la cuestion de Malvinas, te repito que Woods cita no solo la posicion de Militant del 82 sino la posicion redactada por Altamira en el 82. Y deberia ser obvio la contradiccion entre la posicion de Altamira y la posicion que parece defender Oviedo (en todo caso, seria mejor que el mismo Altamira interviniera en la polemica para sacarla del fango en que la sumergio la actitud idiota de Oviedo).

Fijate que vos mismo argumentas tu posicion muchisimo mejor de lo que lo hizo Oviedo. Lo que vos llamas posicion pro-imperialista yo la llamo derrotismo revolucionario. La derrota de Argentina en la guerra era el mal menor, y la historia comprobo que asi fue, sino teniamos dictadura para rato (a algunos esto ultimo les parecera secundario, a mi no). La guerra era esencialmente reaccionaria porque se hizo para distraer la atencion sobre los problemas sociales de la dictadura y porque no fue una guerra de defensa del territorio nacional. Eso sin contar los cientos de pibes sacrificados en el frente y los que se suicidaron y los que ahora andan vendiendo estampitas en el subte.

¿Por que la burguesia argentina estaba en contra de la guerra? Porque la aventura de Galtieri perjudicaba sus negocios con su socio mayor, el imperialismo (tanto ingles como yanqui). ¿Acaso como la actitud de la burguesia era derrotista eso quiere decir que los derrotistas dentro del marxismo eran pro-imperialistas? ¿Asi justificas tus argumentos vos? "Como es mas o menos la misma posicion que la de la burguesia y la clase media, eran pro-imperialistas".

Woods en su cuarto escrito hace el paralelo con la guerra de Rusia con Japon en 1904. ¡Hasta la posicion de la burguesia liberal era derrotista! Obviamente, tambien lo fue la de los bolcheviques. ¿Eso hizo la posicion de los bolcheviques pro-imperialista? Si queres responder sobre esto, lee el texto de Woods antes, no sea cosa que vuelvas a quedar en ridiculo.


Para finalizar, te digo dos cosas:

1-Ponele que TODA la razon la tenga Oviedo (jaja... jajajaja!!... JAJAJAJAJA!!.... ya me recupere). Que sea el quien defienda todas las posiciones marxistas, que Alan Woods sea contrarrevolucionario, pro-imperialista, monarquico, antipiquetero, un arabe que perdio el rumbo, etc... En ese caso Oviedo esta haciendo una defensa PATETICA Y DESASTROSA del marxismo y de las posiciones del PO, con el metodo filisteo que señale mas arriba, y le hace un flaco favor a Altamira y al PO. Y en segundo lugar Woods estaria haciendo un excelente "litigio" de su posicion, justificandola con citas a textos marxistas y a la posicion de su oponente. Si Alan Woods es contrarrevolucionario, pro-imperialista, monarquico, antipiquetero, y en tus palabras infanto-senil, ¡lo disimula bastante bien!

2-Ponele, en el mismo supuesto, que Woods y El Militante no tengan razon en nada, que su politica sea un desastre en todos los aspectos. ¡Quedate tranquilito, entonces, que les va a ir como el orto! No te gastes en responder...

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Claro que no!
Por Xor - Wednesday, Feb. 18, 2004 at 6:16 PM

Claro que no acuerdo con el apoyo "crítico" que Woods dio a su burguesía imperialista.
Woods habla, con notable ignorancia, de lo que deben hacer los trotskistas argentinos. Pero ya señalé hace más de un mes -y últimamente lo repetí- que no todos los trotskistas argentinos planteaban un apoyo crítico a la dictadura contra el imperialismo. Esto hubiera sido un error muy grave, pero el apoyo crítico al imperialismo -como el que adoptó Woods- es un crimen. Hasta el nacionalismo burgués o pequeño burgués es más justo y progresivo en una nación semicolonial que adoptar -aún con matices "de izquierda"- posiciones de apoyo al imperialismo. ¿Hasta ahí te quedó claro?
En vez de aleccionar a los trotskistas argentinos, Woods debería haberse dedicado más a analizar lo que debían hacer los trotskistas británicos, que sin duda no era hacer lo que él hizo: apoyar a su burguesía imperialista. Desde luego que lo hizo con terminología y estilo izquierdistas, pero plantear el retiro de las tropas argentinas de Malvinas era, concretamente, apoyar al imperialismo británico. De hecho, tal era el planteamiento "pacifista" del imperialismo británico y yankee. Y si Argentina no hacía caso de ese planteamiento pacifista ¿qué?
Esta sola pregunta -que no admitió ninguna otra contestación que la agresión imperialista a la nación semicolonial- muestra no sólo el caracter imperialista de los planteamientos de Woods, sino su carácter hipócrita: apoyaba el primer paso imperialista (la propuesta) ocultando que todo su sentido reposaba en el segundo paso (la agresión armada).
Pero un trotskista de una nación imperialista debió luchar por la DERROTA de su país, no por el retiro de las tropas de la nación semicolonial de un territorio que opera como garita de vigilancia imperialista. Lo que, como dije, Woods contribuía a ocultar con el cuento de la autodeterminación de los kelpers. Una vergüenza.
Fui clarísmo en que no se trataba de primero ganar la guerra y despues etc, etc. como veo que insistís vos. ¿Leés lo que yo escribo? ¿Lo entendés? Parece que no.
Si no se puede defender a una nación atrasada contra el imperialismo porque tiene un gobierno burgués (y aún facista) entonces en la práctica no se la puede defender nunca, es una defensa abstracta o sea: ninguna defensa! Con tal criterio sólo se podría defender a la nación semicolonial en el futuro, cuando sea un estado obrero. Naturalmente eso es poner el asunto patas arriba, además de pasar al terreno de la política ficción (y abandonar la lucha politica real).
Pero resulta, además, que esa idea es contraria a la tesis de la tercera internacional (hablo de sus primeros cuatro congresos) que sostenía la defensa INCONDICIONAL de las naciones semicoloniales en su lucha contra el imperialismo. Ni hablemos de que Trotsky también asumía esa postura, diametralmente opuesta a la de Woods.
No te sigo contestando porque ya te dediqué demasiado tiempo. Fijate bien en mis anteriores respuestas, con intención de entenderlas, y vas a ver que te había respondido clara y ampliamente. Más de lo que desearías, presumo.
De hecho, ya respondí mucho más profundamente a todas estas cuestiones, porque lo que hay en el fondo de todo esto es que Woods y The Militant no admiten que Argentina sea una nación semicolonial, como no distinguen la naturaleza de nuestra "democracia" (impuesta por la derrota imperialista de la nacíón) y la democracia de un país imperialista (que es resultado del cumplimiento de las tareas históricas burguesas, que en países como el nuestro se hallan incumplidas). En realidad, el pro-imperialismo de Woods no es una cuestión incidental, no se limita a la guerra de Malvinas. Al contrario, la actitud que asumió sobre dicha guerra es un resultado de la progresiva adaptación de Woods a la burguesía imperialista. Te remito a mis intervenciones anteriores. No me rompas más la paciencia.

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MUY BIEN BRAVO!!!
Por JPS - Thursday, Feb. 19, 2004 at 4:32 AM

Querido Xor, donde quedo aquello de "paciencia y ,mas paciencia para explicar a las masas."

NAda, que tu con tu pobre berrinche haces mas claro que hoy te han contraargumentado de palmo a palmo, tu pseudo argumentacion trasnochada y que tu unica salida es decidir no "perder mas el tiempo con woods y sus 5 locos que lo siguen". Encima de patetico, saliste anti-revolucionario, y necio. A este debate nunca estuviste a la altura y por favor, con la estupidez de llamar woodsianos a la gente que te invito al debate mas alla de tus lugares comunes respondiste con un berrinche de infante humillado, pobre Oviediano Al unico que jamás voveran a tomar en serio despues de lo que "respondiste", es a ti.

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Xor no aprende
Por joder - Thursday, Feb. 19, 2004 at 10:11 AM

Xor, soy yo otra vez, andate a Bunge o Pacheco a vender
Prensa Obrera porque esta demostrado que no servis para sostener un debate civilizado. Puede ser que embarrando tus
zapatos por calles de tierra aprendas a discutir con argumentos y no con insultos.
Woods respondio con bastante solvencia (y paciencia) las
boludeces que tu amigo Oviedo y vos escribieron aca.
Saludos, mucha suerte y que vendas muchos periodicos.

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Un epitafio político para Woods (y para "uno")
Por Xor - Thursday, Feb. 19, 2004 at 12:32 PM

Que “El Militante” es caca no es algo que haya dicho Oviedo (¿por qué ustedes sí pueden adjudicar a Oviedo cosas que no dijo mientras lo acusan de atribuirles a ustedes lo que no dijeron?), sino algo que demuestran ustedes en cada intervención.
No veo ningún problema en el método de Oviedo, más allá de la discusión sobre alguna cuestión puramente anecdótica. Por el contrario, el método correcto es el de Oviedo, y no el de Woods, como además vengo señalando –y demostrando- hace ya tiempo.
Woods no tiene nada en común con el marxismo, salvo la procedencia de sus citas. Lo que ustedes llaman “mentiras” no lo son y, en general, todo lo que dijo Oviedo está neta y debidamente fundamentado.
Ya señalé que, si empleáramos el método de Woods, hace tiempo que podríamos estarlo acusando de mentir -y encima con razón-, como cuando atribuye a los trotskistas argentinos en su conjunto haber promovido un apoyo a la dictadura con la excusa de la guerra. Desde luego que, como ya señalé, eso hubiera sido una bagatela en comparación al apoyo de Woods a su burguesía imperialista.
Quizás –supongamos a los efectos de un mejor análisis- no se ajuste a la verdad en un sentido anecdótico -¿cómo establecerlo?- que Woods haya salido por la calle gitando “Argies go home” (lo que además no es exactamente lo que dijo Oviedo que, por lo que yo pude entender, más bien usó un giro retórico para señalar la identificación fundamental de las posturas de Woods con las del militarismo británico, pcaracterización que yo mismo comparto y creo haber fundamentado perfectamente), pero lo importante del señalamiento de Oviedo es el hecho de que Woods en vez de reclamar incondicionalmente el retiro de las tropas inglesas, reclamaba el retiro de las tropas argentinas! ¿Cuál es la diferencia política entre eso y gritar “Argies go home”, envuelto o sin envolver en una bandera británica? Políticamente hablando, ninguna. Por eso todas las vueltas que das son vacuas, y por eso tu método –como el de Woods- es insanablemente erróneo (por decirlo suavemente). Personalmente creo que estas hipérboles o imágenes que usó Oviedo (si es que no son verdad, y no doy por sentado que no lo sean) no son de ninguna utilidad y le dan a un cadaver político como Woods la posibilidad de seguir embarrando el debate. Pero tampoco es que Woods se vaya a privar de practicar el embarramiento si Oviedo no le proporciona alguna excusa. El método de Woods es esencialmente pantanoso. De otro modo no habría podido persistir en su política centrista durante tantos años. No es este un punto con el que yo vaya a perder más tiempo, a pesarde que –o porque- es el predilecto de Woods y de “el militante”. Y no lo haré, justamente, por una cuestión de método. Espero que hayas pescado la idea.

En segundo lugar, Oviedo no discutió la constituyente en los artículos donde –psicología barata mediante- ustedes lo acusaban de que la diferencia sobre ese ítem sería el “verdadero” motivo de la crítica inicial de Oviedo a S.A. Tampoco acá el método de ustedes tiene que ver con el marxismo, con la ciencia o, aunque más no sea, con los hechos, ya que no discuten lo que de hecho Oviedo dijo, sino la ficción de lo que –según Woods- Oviedo piensa pero calla. ¿Y después me hablás de buenos y malos métodos? ¿Te das cuenta de por qué lo más racional es no seguir dándoles pelota?

Todos tus juegos de cintura para justificar la adaptación de Woods a las direcciones conciliadoras no presentan argumento alguno, excepto –quizás- excusas e carácter diplomático. Woods propende a confundir la diplomacia con la táctica, lo que muestra hasta qué punto su orientación es centrista y carente de verdaderos principios revolucionarios. Woods no caracteriza de un modo tajante a las direcciones conciliadoras y les atribuye no la decisión de apoyar a Meza sino una platónica indecisión o vacilación (¡en el contexto de un levantamiento de masas!). Eso ya lo señaló claramente Oviedo, y con citas y fundamentos, y no hay vuelta que darle. Claro que Woods siempre pone “una de cal y una de arena” en sus larguísimos textos ¡pero justamente eso es lo que invalida su método! La dialéctica sólo (muy) superficialmente se asemeja a ese tipo de “ecuanimidad” casi proudhoniana y claramente pequeño-burguesa con que Woods nos obsequia permanentemente. Sus críticas supuestamente “matizadas” evaden la delimitación de fondo (evidentemnente, para Woods llamar “contrarrevolucionario” a quien sea equivale a putearlo), por lo que no cuentan, y menos si van acompañadas –¡en el mismo documento!- de otras apreciaciones donde se considera positivamente a quienes debería desde el principio haberse caracterizado como objetivamente contrarrevolucionarios. ¡Es el método de Woods, notoriamente, el que no tiene pies ni cabeza!

Y ahora pasemos a tu lamentable recurso a la clasificación de Lenin, que es un buen ejemplo de lo desorientado que estás. Como ya antes, veremos que tu método está en las antípodas del marxismo. Tu autocrítica todavía está pendiente.
Cuando Lenin hizo la clasificación que presentás, todavía existían un montón de países que eran colonias de potencias imperialistas. No existía Israel y los países árabes eran protectorados británicos. Indochina era colonia francesa, etc. Por lo que tenía un sentido concreto distinguir entre la dependencia política relativa (formal) y la absoluta (colonial). Naturalmente, después de muerto Lenin las cosas cambiaron mucho, y prácticamente no quedan prácticamente colonias formalmente dependientes de las potencias imperialistas (si exceptuamos por ejemplo....a las Falklands!). Por lo que la clasificación de Lenin sería abstracta si la quisiéramos aplicar al día de hoy. ¿Cómo es posible que no te hayas dado cuenta de algo tan evidente? ¿Estás discutiendo palabras o hechos? ¿Estás discutiendo sobre algo concreto o sobre abstracciones? Tanta pelotudez realmente me abruma.
Pero aún manteniendo la clasificación que presentás, la diferencia entre un país dependiente y una semicolonia es menor en comparación con la diferencia entre ambas y las potencias imperialistas. Es una diferencia de forma –¡como el propio Lenin señala!- antes que de fondo (por más que en la época de Lenin pudiera aparecer en primer plano). La cuestión de fondo es la dominación imperialista, no la forma política y circunstancial que esa dominación revista.
Y eso no es nada. Existen otros usos del término “dependencia”, como ya señalé hace bastante. Todos esos usos llevan agua al molino del tercermundismo, no del marxismo. Por lo que no es una noción que convenga promover. Y más: Hay quienes, como M. Peña, diferencian entre países semicoloniales y países neocapitalistas, dentro de los países que son oprimidos por el imperialismo. Dentro de esta clasificación, la diferencia fundamental seguía siendo la que hay entre estas naciones oprimidas y el imperialismo (y eso sin considerar que M. Peña no las tenía todas consigo cuando defendió la distinción señalada, ya que buscaba argumentos para impugnar el carácter nacionalista-burgués y limitadamente antiimperialista del peronismo, lo que llevó a su organización a adoptar –como es sabido-posturas reaccionarias, gorilas, etc.). Como se ve, todas las vueltas de Woods y tuyas, no van a nignuna parte.
En lo esencial, no es importante si a las naciones oprimidas por el imperialismo las llamamos de una u otra manera, yo creo que el término “semicolonia” es adecuado y admite matices. Por ejemplo: he dicho más de una vez, por ejemplo, que los USA convirtieron a Europa en una semicolonia financiera, Dawes, Marshall y Bretton Woods mediante. Se pueden establecer muchas más distinciones, porque lo concreto es siempre más complejo que las clasificaciones formales, pero la distinción estratégica, fundamental, no debe perderse. Y esa es precisamente la distinción que Woods busca desdibujar, con ayuda de su método pantanoso y su lata sin fin. Y, precisamente, por eso acertó Oviedo al caracterizarlo como contrarrevolucionario. El que confunde los bandos y termina situándose en la vereda de enfrente del proletariado, de las masas, o de la nación oprimida, ES contrarrevolucionario. Y no hay más vueltas que darle, al menos si se es marxista revolucionario.

En cuanto a la naturaleza de la burguesía argentina, también la dialéctica está completamente ausente de tu análisis. No existe ninguna burguesía de un país atrasado que en su conjunto y sin fisuras pueda limitarse a ser una “filial” (¿!) de la burguesía de una potencia imperialista. Esa reducción es falsa, además de antidialéctica. Las burguesías semicoloniales (¡leé a Trotski!) son clases semi-explotadas y semi-explotadoras. Con respecto al proletariado (y al campesinado pobre, etc.) son explotadoras. Con respecto al imperialismo son explotadas, desde que deben transferir a éste último -y no por gusto- parte de la plusvalía que extraen a su proletariado. Eso las lleva, periódicamente, a confrontaciones con el imperialismo, más o menos limitadas (los más y los menos no dejan de importar, por supuesto). Por lo general, estas confrontaciones no son con el imperialismo como sistema, sino que buscan apoyarse en una potencia para aliviar la opresión ejercida por otra potencia, etc. ¡Esto no cambia en un ápice la cuestión de si hay que tomar partido por la nación atrasada contra el imperialismo o no!

En fin, después de lo dicho, de vos y de Woods no quedan más que las cenizas.

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Addenda para el resto
Por Xr - Thursday, Feb. 19, 2004 at 1:51 PM

Hay una diferencia inmensa entre dirigirse a las masas y dirigirse a ustedes. Hay una inmensa diferencia entre presentar argumentos a cinco intelectualoides (que es lo que estuve haciendo) y presentárselos a desocupados del segundo cordón del GBA. Pero si alguien sabe bien eso es la militancia del PO, no ustedes que no mantienen ninguna relación militante con las masas.
Y en cuanto a método, argumentos y racionalidad, creo haber argumentado más y mejor que cualquiera de ustedes. De hecho, en sus últimas intervenciones no hay ni un argumento ni una idea digna de ese nombre. Por mi parte, refuté bastante puntualmente los pocos pseudo-argumentos que presentaron, así como los que presentó "uno".
Son absurdos, hablan del pariotismo de partido de los demás (que cuando menos tienen la virtud de construir un partido, lo que en el fondo para ustedes es un defecto, si hacemos caso a algunas insinuaciones de "uno") y ustedes, que no son un partido sino un grupúsculo de intelectualoides pequeño burgueses (y muy confundidos) demuestran ejercer un patriotismo de partidos (sin partido) diez veces mayor (siendo, además 5.000 o 10.000 veces menos!).
Corolario: con ustedes no se discute para convencerlos, porque ganarlos a ustedes representaría una pérdida. ¿Captaron la dialéctica de la cosa?
Chau. No me extrañen.

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que necesidad de autojustificarte!
Por uno - Thursday, Feb. 19, 2004 at 2:44 PM

Seguis diciendo "esta es la ultima vez que contesto" pero te contradecis, ya que la seguis. Queres quedar como el marxista superior que tiene la ultima palabra. Tu conclusion: "El Militante es una mierda y nunca va a llegar a nada, el PO es lo mas grande que hay, Oviedo es un gran polemizador".

Ya te lo dije antes, si estas taaaaaan convencido de tener razon, entonces ¿para que te calentas tanto y no queres dejar "ni las cenizas"?

Asi y todo, te reconozco que sos mas serio que Oviedo. Esa es una de tus contradicciones, porque mientras vos presentas argumentos y al mismo tiempo sos asquerosamente agresivo (esto dicho con todo cariño, claro), Oviedo unicamente es asquerosamente agresivo pero miente, tergiversa, y "olvida". ¡Tendrias que ser vos el que debata con Woods!

Mas tarde te respondere, hay mucho para decir y me quiero tomar el tiempo.

Te pido que reduzcas tu fobia y sepas reconocer que:

1) No integro El Militante, aunque simpatice con sus ideas.
2) Hay (y va a haber mas) militantes del PO disconformes con la posicion de su partido y con el rol de Oviedo en esta polemica.
3) Hay (y va a haber mas) marxistas que no militen en ningun partido que simpaticen con El Militante ya que la calumnia de Oviedo (que por ahi penso que no iba a tener respuesta) le da la oportunidad a El Militante de dar a conocer sus ideas de una manera integral y coherente (porque hay otros -no voy a decir quienes- que de manera oportunista giran de un lado hacia otro y a algunas ideas o tacticas de tiempos pasados "se las olvidan", y asi esquivan hacer una autocritica sobre sus errores). Asi que, ¡gracias Oviedo!

Mas adelante respondere a las otras cuestiones interesantes que planteas (aunque quizas lo haga Woods porque todavia no termino su respuesta a Oviedo). Adelanto que sigo sin estar de acuerdo con el concepto de Argentina semicolonia (y te remito a la parte en que Woods habla de eso), ni que la posicion de Militant haya sido pro-imperialista, ni el caracter de la burguesia argentina como clase oprimida.

Asi que, me parece que se te mojaron los fosforos, porque no lograste quemar nada.

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va a haber más....
Por Xr - Thursday, Feb. 19, 2004 at 3:58 PM

...psicología barata?

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Ni acá ni en la China: Woods y su socialismo colonial
Por la Proletary Society de China - Thursday, Feb. 19, 2004 at 4:42 PM

Una política para Hong Kong
UN DEBATE ENTRE CENTRISMO Y TROTSKISMO

John Ho

En pasadas ediciones de Prensa Obrera pusimos en evidencia la política desarrollada por la tendencia internacional encabezada por Alan Woods en los sucesos revolucionarios de octubre del año pasado en Bolivia, o sea el seguidismo a la dirección burocrática de la COB que defendió la "sucesión constitucional". Adicionalmente, denunciamos su posición en la guerra de Malvinas ("autodeterminación de los kelpers").

En relación a esta polémica, recibimos un artículo del compañero John Ho, miembro de la Proletary Society (de China).

En su introducción, señala que "el PO no está solo; nosotros en Asia también sufrimos a manos de estos ‘socialistas coloniales’...".

A continuación, reproducimos una parte del artículo de John Ho, la que se refiere a las posiciones del CMI (Comité por una Internacional Marxista), la corriente encabezada por Woods, sobre China. (Los subtítulos han sido agregados por nosotros.)



China

En el 2001, el CMI instruyó a una pequeña sección que estaba en relación fraternal con él a abandonar el trabajo entre la masa de obreros inmigrantes a favor de crear una tendencia revolucionaria y no una organización revolucionaria independiente. Fueron instruidos a abandonar todo trabajo sobre China a favor de un trabajo puramente programático en Hong Kong y a considerar tácticas entristas en las direcciones temporarias del movimiento de masas por la "democracia" de ese momento.

Las recomendaciones del CMI fueron ignoradas, y en la última comunicación de Alan Woods (y otros) al compañero responsable se lee: "Nunca vuelva a ponerse en contacto con nosotros". Una organización de masas fue construida ulteriormente en Hong Kong sin la asistencia de estos politicastros.

"Elecciones libres"

Con relación al reciente movimiento por las "reformas" (Reformasi) han planteado, ignorantes de la realidad objetiva, un programa –desde Londres– semejante al de los centristas chinos. Ellos y el CMI llaman, como lo hicimos nosotros, a la formación de comités en las fábricas, escuelas, oficinas y comunidades. Pero los centristas chinos y el CMI llaman al pueblo a movilizarse en reclamo de elecciones directas para las instituciones parlamentarias burguesas existentes en Hong Kong. Reclaman una reforma política dentro de los marcos del sistema burgués existente, esperando que eso llevará a un salto revolucionario de la conciencia en la medida en que los trabajadores se desilusionen.

Reclaman elecciones generales "libres". Los centristas chinos en Hong Kong formulan su reclamo de la siguiente manera: "Libre nominación; elección general amplia". Los centristas ingleses en Londres la formulan así: "Reclamamos elecciones libres al SAR de Hong Kong y el fin de las imposiciones de Pekín". Probablemente tengan éxito en su reclamo, en la medida en que la burguesía, confiada en que controla la institución de la "democracia parlamentaria", permitirá elecciones directas en Hong Kong como un método de prevenir una revolución obrera y de esta manera entrampar a la clase obrera en la línea de la ficción de democracia conocida como democracia burguesa.

Preguntamos: ¿Por quiénes serán convocadas las elecciones generales?

De los análisis de estos caballeros, parece que serán convocadas por la burocracia capitalista de Hong Kong, bajo las leyes del capitalismo.

Preguntamos: ¿Qué tipo de foro será convocado?

De los análisis de estos caballeros, parece que sería bajo la forma de elecciones con participación de partidos políticos en alguna forma de parlamento, es decir, "democracia parlamentaria" burguesa dentro de los marcos de la estructura existente del Estado capitalista.

Bajo estas circunstancias, hay que preguntarse cómo se espera exactamente que la clase obrera tome el poder bajo las leyes del capital, cuando la burguesía tiene casi el total monopolio de las estructuras de los partidos políticos. En efecto, se llama a la clase (obrera) a desviarse de su tarea por el poder, para probar y gozar de la democracia burguesa y entonces, si a la clase (obrera) no le gusta lo que se supone que va a encontrar, desafiarlo (...).

Estos caballeros, sin embargo, creen que están llamando al proletariado a unirse a las estructuras burguesas de la democracia parlamentaria como una vía para movilizar al pueblo hacia un programa de poder obrero. En realidad, es un llamado a enjaular el pájaro, no en la jaula dorada de las estructuras parlamentarias impuestas por Pekín, sino en la muy ornamentada jaula dorada de las estructuras parlamentarias burguesas de Pekín y Hong Kong.

Irónicamente, sólo el Partido de los Trabajadores de Hong Kong, apoyado solamente por los marxistas de la Proletary Society, tendría en la actualidad la organización política capaz de enfrentar tal elección general "libre", pero ni siquiera levantan esta reivindicación. El PT y nosotros llamamos a una Asamblea Constituyente libre y "soberana" (lo que significa del pueblo) con el objetivo de movilizar a las masas en la dirección de un gobierno obrero para desafiar el poder del capital y sus instituciones parlamentarias. ¡Es el llamado a un doble poder!

Una Asamblea Constituyente es un parlamento separado del pueblo, sin conexiones y divorciado de la existente estructura parlamentaria que entonces podrá decir al gobierno capitalista de Hong Kong: "Ahora nosotros somos el gobierno: váyanse o los echamos". ¡Una posición de doble poder!

El CMI y los centristas chinos ignoran que la actual conciencia subjetiva de la clase todavía está al nivel de la reivindicación de la democracia burguesa e ignoran las oportunidades que surgen del hecho de que esa "democracia" sea actualmente negada al pueblo.

Es por esto que no aceptamos que la burguesía sólo a la retranca nos vaya a dar su versión de democracia; y por eso establecemos el mecanismo transicional para construir nuestra propia versión, es decir, ofrecer a los trabajadores un parlamento alternativo de los oprimidos, un parlamento del pueblo basado en los comités de fábrica, escuelas, oficinas y comunidades.

(...) El reclamo de una Asamblea Constituyente es una alternativa democrática al régimen burgués de Hong Kong, que desafía a la burguesía y que está en línea con la actual conciencia subjetiva de la clase obrera; es decir, se trata de una reivindicación que es posible obtener de manera inmediata. Como opuesta al ingreso a las estructuras burguesas del Estado y su democracia, la Asamblea Constituyente desde el primer momento debe desafiar al sistema burgués, precisamente porque es un gobierno alternativo al de la burguesía. Desde el principio, conquistaremos el poder –no andaremos cien años marcando el paso.

En otras palabras, es el llamado a un mecanismo de transición a partir de la falta de poder de la clase obrera en el plano político directo, el cual, a su vez, obvia el callejón sin salida de la democracia burguesa. Es un mecanismo para desarrollar la base concreta para la formulación de un desafío de poder dual en el plano político –de un desafío de un embrión de consejos (soviets) en la forma de comités y de una Asamblea Popular Constituyente soberana contra el gobierno de las estructuras estatales existentes de la democracia burguesa.

El acierto de nuestro programa es que está en línea con las actuales expectativas del pueblo y que le enseñará a las masas todo lo que necesitan conocer acerca de una real democracia obrera, y es posible lograrlo en el período inmediato.

Huelga general

Además de esto, el CMI y los centristas chinos ignoran completamente la doble faceta de la lucha actual –la del plano político (de la cuestión de la democracia) y la del plano industrial (la cuestión de la lucha económica y la necesidad de preparar una huelga general "industrial" de los trabajadores de Hong Kong y Guangdong)1. Si la huelga general es una posición de poder dual en el plano económico, la Asamblea Constituyente es la posición de poder dual en el plano político, ambas son abandonadas o deberán avanzar a formas socialistas de economía y poder obrero, es decir, la revolución. Estas reivindicaciones educan a nuestra clase y plantean la cuestión de cómo nosotros construimos nuestra revolución.

Nuestro programa avanza en la probabilidad de la revolución en China en el período inmediato, mientras el moribundo cretinismo parlamentario del CMI y de los centristas chinos pone la revolución cien años por delante.

Los centristas chinos, que tienen una posición influyente en la dirección del actual movimiento "Reformasi" (Reformista), han retrocedido en la cuestión de los mecanismos para agitar por el poder obrero a favor de la consigna de "libre nominación y elecciones generales amplias". El CMI simplemente ha confirmado el cretinismo parlamentario de los centristas chinos y les dio otra justificación más a su absurdo de una solución "parlamentaria burguesa" a la presente crisis social en Hong Kong. El CMI sólo ha hecho más difícil nuestra tarea de convencer a los centristas chinos que tienen influencia en el movimiento.

En realidad, uno puede convencerse de cualquier cosa si algún otro está de acuerdo con él y justifica su posición, incluso el asesinato de la revolución china.

"Autodeterminación de Hong Kong"

¡El CMI también reclama el absurdo del derecho a la autodeterminación de Hong Kong! Tienen un reclamo desde Londres para los chinos: "¡Por el derecho a la autodeterminación del pueblo de Hong Kong! ¡Dejen que el pueblo decida por sus propios asuntos!". Un llamado a divorciar efectivamente nuestra lucha de China como un todo, separando el territorio de Hong Kong del " continente", para luego orientar al proletariado de China desde un territorio no chino. Viven en la ilusión de que todavía somos una colonia británica; es que a los "socialistas coloniales" les gustaría dejar establecido su reclamo de propiedad. No hay un solo ciudadano de Hong Kong, fuera de los sectores burgueses pro-Taiwán, que defienda la independencia de Hong Kong. La mayoría de los ciudadanos de Hong Kong son Chinos Han, con familia "del otro lado de la frontera". Los chinos de Hong Kong lucharon durante un siglo y medio contra el imperialismo británico para que el territorio vuelva a su propio país. ¡Ellos son chinos! Y ahora el CMI reclama que vuelvan a sufrir –otra vez– la agonía del desplazamiento económico y social que les infligieron los colonialistas británicos.

Es una reivindicación similar a abogar por el socialismo en una sola ciudad. Es un sinsentido. Guangdong y Hong Kong son un área única desde el punto de vista social, económico y político. Entonces, agradecemos al CMI su oferta de destrucción económica, social y política pero les decimos "no, gracias".

Por sobre todo, lo que es muy revelador es el hecho de que el PO de la Argentina, con quien una fracción de los marxistas chinos está en comunicación, están en un 100% acertados en sus análisis de la situación en Hong Kong. Están un 100% acertados en las condiciones objetivas y en el necesario programa del factor subjetivo. Esto mientras los londinenses están equivocados en un 80%. Toda la formulación del programa se reduce a la cuestión de la Asamblea Constituyente y a la táctica de la huelga general como opuestos al cretinismo parlamentario de los centristas chinos y del CMI. En Hong Kong tenemos un viejo refrán: "Fracasado en Londres, intentá en Hong Kong". ¡Asqueroso!

(Será publicado a la brevedad, por la Proletary Society, un documento completo sobre la necesidad de una consistencia programática en las actuales luchas en Hong Kong, titulado "Hong Kong, nuevamente sobre la necesidad de la reivindicación de una Asamblea Constituyente")

(1) Guandongr es la región del territorio continental chino que se encuentra frente a la isla de Hong Kong separado por una estrecha franja de agua.

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Adicionalmente...
Por Xr - Thursday, Feb. 19, 2004 at 5:08 PM

...nadie discute si vos sos o no militante de "el militante". De hecho, yo NO soy militante del PO. Si tenés dudas al respecto preguntá a los compañeros que sí militan en el PO, que alguno te va a saber decir.
No me parece raro (aunque tampoco bueno) que los fundidos de la izquierda y demás inconsistentes experimenten mayor simpatía por un cambalache reaccionario como "el militante" que por un partido revolucionario disciplinado. ¿Y cuál sería la novedad? Creo que ya mencioné varias veces qué tipo de consenso (reaccionario) sostiene tus intervenciones en Indymedia (y no es una mera opinión: sus propias posiciones los califican por sí mismas). Creo que también ya dije que tus posiciones sobre Malvinas resucitan posiciones reaccionarias que la clase media -incluso la de izquierda- adoptó en el momento mismo de la guerra. No veo que esa gente tenga nada que hacer en un partido revolucionario, aparte de ejercer una influencia reaccionaria en su interior o en su periferia. Que se mantengan a una razonable distancia de las organizaciones revolucionarias creo que es bueno. No sería bueno, en cambio, que se reagrupen en torno a ejes reaccionarios (como los que plantea "e.m."), centrándose en atacar a las corrientes revolucionarias u otras de la izquierda. Pero no creo que las posibilidades de "el militante" lleguen a tanto, sobre todo porque ya tiene demasiada competencia.
Podés discutir la definición abstracta de las burguesías semicoloniales cuanto deseés, pero sólo lograrás embarrarte más desde que ya señalé -y más de una vez- que la guerra de Malvinas no fue impulsada ni querida por nuestra burguesía nacional, que sí es dominada u oprimida -si las palabras "explotada" o "semi explotada" no te gustan- por el imperialismo, al menos algunas de sus fracciones. Ilustrar la naturaleza antinacional de la burguesía nacional forma parte del ABC del trotskismo. También forma parte de dicho ABC defender contra el imperialismo a la nación semicolonial (o atrasada, oprimida, etc., la terminología en este caso no hace concretamente a la cuestión). De conjunto, podría decirse que esos son los tópicos de la teoría de la revolución permanente.
Tanto la burguesía como las capas medias recibieron con gran alivio al papa, portavoz del "pacifismo" imperialista, cuando vino a hacer campaña por la paz en medio de la guerra y con la anuencia de la camarilla beligerante de Galtieri. Ese solo detalle aporta más luz acerca de aquella situación que tus idas y vueltas, tan abstractas como gratuitas.

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uyuyuyuy!
Por uno - Thursday, Feb. 19, 2004 at 6:18 PM

tu intencion, en ultima instancia, no es hallar la verdad sino demostrar que el militante es contrarrevolucionario, que yo soy un fundido, etc.

no me interesa ese debate, si me interesaba discutir la cuestion nacional y la actitud hacia los movimientos de masas (¡mas alla del debate woods-oviedo!) pero veo que no es lo que queres, asi que no te respondo mas a menos que te calmes.

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perfecto
Por Xor - Thursday, Feb. 19, 2004 at 8:11 PM

No sabía que entre los trotskistas la cuestión nacional podía ser objeto de polémica.
Claro que lo que pienso es que Woods y vos son contrarrevolucionarios. Creía haberlo dicho, aunque quizás no en esos términos exactos.
Qué bueno que no vas a contestar. Me siento como un científico que hubiera descubierto algo así como la cura para el SIDA: un método para hacer callar, ya que no al superlativo latoso que es Woods, a uno de sus acólitos vernáculos.

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"hacer callar"
Por uno - Friday, Feb. 20, 2004 at 1:34 AM

estoy seguro que los estalinistas muchas veces los quisieron hacer callar a los troskistas.

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Por si acaso...
Por joder - Saturday, Feb. 21, 2004 at 9:29 PM

Por si algun despistado sigue entrando en este sitio, mas
adelante un cros mas jodido que yo desarolllo un noticiero
Oviedo-Woods tan bueno que ningun PO o "woodista" se
atreven a refutar.
Ojala ese sea el fin de este ridiculo debate.

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qué cosa
Por judas - Sunday, Feb. 22, 2004 at 12:20 AM

Qué habría que refutar del noticiero, si está buenísimo. Con este woods... ¿Viste que interpreta que "... y parió la abuela" como título es una forma despectiva de referirse a broue?Increible. Y habla de la mirada tierna de las abuelitas para acusar de agresivo insultador de ancianos a oviedo, es patético. Claroq ue acuerdo completamente con oviedo y xor. Y está bueno leer lo de los compañeros de china. Con trotskistas como woods es fácil hacer la revolución desde un café en gran bretaña. Además, este chico woods lo que quiere es suplantar la Cuarta Internacional por el Commonwealth. Y bueh. Así está el trotskismo por el mundo.

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XOR en lucha contra el SIDA
Por Villurca - Sunday, Feb. 22, 2004 at 1:24 AM

¿Por que la cuestiòn nacional no deberà ser objeto de polémica entre los troskistas cuando lo es y ha sido historicamente para el conjunto de la izquierda y los movimientos revolucionarios?
¿O el socialismo burocràtico (URSS, China) consiguiò resolver el tema de las minorias nacionales oprimidas en su seno?.
Después de agarràrselas contra el campesinado "por definiciòn no revolucionario", nuestro sufrido XOR borra de un cachetazo las contradicciones propias a naciones absorbidas por las politicas de gran potencia.
¿Qué piensa XOR acerca de la opresiòn politica de la cual es victima el pueblo Tibetano, por ejemplo?...
Tirà la toalla XOR, que ya te venis tambaleando de hace rato


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Tambaleando...
Por Xr - Monday, Feb. 23, 2004 at 10:45 AM

Villurca, si yo me tambaleo, vos cada tanto levantás apenas un poquito la cabeza del piso (y siempre para decir idioteces).

El trotskismo ES, además de algunas otras cosas, una posición tomada sobre la cuestión nacional. Es como si me dijeras que los liberales debatieran el individualismo que los caracteriza como liberales, dejarían de ser liberales (lo cual puede ser deseable para terceros, pero no es precisamente un planteo para que desenvuelvan los liberales mismos ¿no te parece, boludón?). O es, mutatis mutandi, como plantearte a vos que dejes de ser el dotara que sos.

Claro que si un simpatizante de Woods llega a la conclusión de que el trotskismo debe ser puesto en tela de juicio, a mi no me extrañará. Sería un paso adelante en su propia clarificación, ya que Woods tiene poco y nada que ver con el trotskismo y, en definitiva, con el marxismo. Ni siquiera tiene algo que ver con alguna lucha social real.

No se trataba, en resumen, de una expresión de censura. Desde ese punto de vista cualquiera puede discutir cualquier cosa, y si no mirálo a Woods: cientos de páginas discutiendo ya no se sabe qué.

Por lo demás, no es extraño que vos defiendas un planteo que equivale a la eliminación del trotskismo. Ya se sabe que ése es tu sueño del pibe: que el trotskismo y los trotskistas no existan más. Pero no se te da, y el que cada día existe un poco menos terminás siendo vos.

Mudate al sur, villurca.

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PENSAR
Por EDUARDO - Tuesday, Nov. 23, 2004 at 2:18 PM
eduriente@hotmail.com 444444444444 no tengo

sr wood
tan solo quiero decir que me parece acertado mucho de lo que expone , quizas el sr oviedo ha incurrido en patritismos los cuales no comparto, no olvide usted antes de agredir , como hace en algunos pasajes de su carta y menospreciar la actitud de los maxistas en aquella epoca ,que se dirige usted al continente americano donde su historia esta escrita con sangre y menos aun al pais que soporto la peor dictadura que conocio america latina,le recuerdo que miles de compañeros equivocados o no ,supieron combatir a sangre y fuego esa maquina de muerte , tan solo por repeto a nuestros hermanos caidos en combate en la lucha contra la dictadura genocida,muestre mas respeto en la forma de debatir , desde ya le digo que sus conceptos y analisis del conflicto malvinas estan cerca de los mios
desde aca un abrzo fuerte
eduardo

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Inglés atorrante
Por El mago Garré - Tuesday, Nov. 23, 2004 at 8:51 PM

El principio de este artìculo me pareció sesudo y serio, a pesar de algunas diferencias que tengo.
lamentablemente al promediar el mismo al autor le salto la típica veta de pajerismo intelecyual trosquista.

Para empezar el autor dice: "Una Argentina socialista inmediatamente tomaría la iniciativa de establecer una Federación Socialista de América Latina. Con pleno empleo, niveles de vida más altos y plenos derechos democráticos, sería una perspectiva irresistible, no sólo para los pueblos de habla hispana de América del Sur, sino también para los habitantes de las islas." Claaaaro!!! ¿Como se nos pudo haber pasado? Ser perfectos es la solución ¡Que pelotudos que somos! Semejante voluntarismo trasnochado causa gracia. Con ese criterio debeíamos estar contemplando exodos masivos de centroamericanos hacia Cuba... Se me dirá que la situación de Cuba es especial ya que esta bloqueada y en una situación de conflicto que roza el estado de guerra. Diré que es una objeción justa, sin embargo tampoco se vió durante el apogeo de la Unión Soviética y sus satélites oleadas de suizos, austríacos, alemanes occidentales, y franceses haiendo cola para huir de sus países hacia Rusia... mas bien, el sentido de las migraciones era al revés.

Por otro lado Woods llama a las Malvinas "unas cuantas islas en el Atlántico". Alguien debería explicarle a este inglés que por esas cuantas islas murieron más de 600 soldados argentinos y muchos más volvieron heridos física y psíquicamente. Alguien debería explicarle a este subroducto de la alfabetización al que le produce horror ver plazas llenas de gente agitando banderas, que esas cuantas islas son una espina clavada en este pueblo por casi dos siglos, y que ese pueblo al sentir que por una puta vez se hizo justicia, se olvidó aunque sea por unos días de sus problemas diarios y lo hijo de putas que eran los gobernantes del momento. Alguien debería explicarle a ese sorete representante de la "izquierda caviar" que vive cómodamente en la capital de la metrópoli, lo que es vivir en las colonias y las injusticias a las que por siglos nos sometieron, y que sin esa experiencia le va a ser absolutamente imposible comprender en su cabeza de imperialista culposo la alegría que produjo al hombre común del pueblo el hecho de echar a patadas en el culo a los ingleses... de esas cuantas islas.

Y para rematarla y en un despliegue majestuoso de mediopelismo el inglés este se pregunta "¿Porqué la población de Malvinas debería querer unirse a la Argentina?". El autor se responde a sí mismo: el partido obrero debe tomar el poder en la Argentina. Elemental, mi querido Watson. Un implacable razonamiento que se refuerza con los casos de Guantánamo, Taiwan, Corea del Sur, donde los habitantes de estos lugares se agolpan en las fronteras para pasar a Cuba, China y Corea del Norte. Asombroso que se le pase por alto al inefable autor el hecho de que en las Malvinas, como en el caso de Gibraltar, se trata de una población trasplantada por el imperio, artificial, y por lo tanto su opinión no cuenta.
Con el simple hecho de considerar para el caso malvinas la opinión de los Kelpers, demuestra este Woods que por más marxista que se crea, no es más que un imperialista con aires de superado. Tomar en cuenta el deseo de los kelpers es avalar la trampa de la autodeterminación de los pueblos para casos como estos, ampliamente defendida por los países colonialistas.

"Por mas que la mona se vista de seda, mona queda"

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malvinas
Por thug - Wednesday, Nov. 24, 2004 at 12:03 AM

argentinas

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¿De que sirve reclamar por las Mavilnas
Por Cupa - Wednesday, Nov. 24, 2004 at 1:37 AM

si no tenemos dignidad ni coraje para echar del pais a los imperialistas y alimañas de adentro que nos someten?

"Para defender la causa de la independencia no se necesita otra cosa que orgullo nacional". (Josè de San Martin)

Y despuès... Las Malvinas son de los pingüinos ...

En mi humilde parecer, hay contenidos sociales y politicos mucho màs importantes para dar a la causa de la independencia que el gargarizarnos con un falso patriotismo cuartelero.

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coincido con Cupa y el digo algo a Garré
Por anti-facho - Wednesday, Nov. 24, 2004 at 2:02 AM

en la Alemania de Hitler la gente también salía a agitar banderas y a avivar el "si quieren venir, que vengan".

Basta de patrioterismos pelotudos. Esas islas no valían la vida de ninguno de los colimbas que mandaron al muere. Fueron 600 víctimas más de la dictadura.

Olvidar (aunque se diga que no) la feroz matanza de la dictadura pro-imperialista a su propio pueblo por la posibilidad de "recuperar" unas islas o de "aumentar las contradicciones entre la burguesía local y el imperialismo" fue una de las páginas más negras del movimiento popular argentino.

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espero que me contestes
Por david g - Tuesday, Apr. 10, 2007 at 6:52 PM
fire-666-@hotmail.com 0303456lalalalalalala dfrtg

que paso con la adictadura despues de la guerra cuando las malvinas ya estaban ocupadas y todo ya estaba perdido

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