Julio López
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Lonkos lafkenche indignados con mandatario chileno
Por Kolectivo Lientur - Friday, Mar. 12, 2004 at 12:25 AM
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Lagos dejó esperando a más de 5 mil delegados mapuche.

Su molestia expresaron los dirigentes mapuche-lafquenches dado que -sin dar explicaciones a las cinco mil personas que desde Arauco a Coyhaique se reunieron ayer en Puerto Saavedra a esperarlo-, el Presidente Lagos canceló su visita programada al territorio mapuche. En su lugar, el ministro Andrés Palma llegó en helicóptero hasta el sector rural de Tragua Tragua e invitó a los dirigentes mapuche a reunirse con el Primer Mandatario en el Palacio de La Moneda, posibilidad que fue tajantemente rechazada por los lonkos presentes.

El calor era infernal y caldeaba los ánimos de la enorme tensión que rodeó el encuentro. Esta quedó en evidencia –por ejemplo- en el trato dado a los profesionales de la prensa, poco acostumbrados a ser registrados en sus incursiones a comunidades mapuche. Esta vez fue diferente. Cada vehículo fue inspeccionado por guardias mapuches a la llegada y en todo momento se los mantuvo controlados. La rabia por la no llegada del Primer Mandatario, el temor a infiltrados, la firme decisión de no permitir que se grabe la ceremonia sagrada del Futa Trawún Lafquenche y un rechazo visceral a la prensa chilena en general llenaron de tensión la jornada. "¡Fuera la prensa!, ¡la prensa miente!", fueron gritos recurrentes.

No obstante ello, el nivel organizacional exhibido por los dirigentes resultó más que notable. Las cinco mil personas portaban credenciales identificatorias. Coordinadamente y sin desórdenes formaron un amplio círculo en torno al secretario de Estado y escucharon hoscamente pero con respeto sus variadas justificaciones. De cuando en cuando, algunos lanzaban insultos o reproches, pero rápidamente eran silenciados por la multitud.

Férreamente protegido por un duro perímetro de guardias lafquenches de seguridad armados de coligües y palos, Andrés Palma tuvo espacio y tiempo para entregar sus argumentos, responder en la medida de lo posible a los acerbos reproches de los dirigentes y entregar su compromiso final. Cuando el secretario de Estado y su comitiva se retiraron, un sólido callejón delimitado por dos hileras paralelas de jinetes les permitió salir sin problemas hasta el helicóptero donde, una vez más, no contestó la pregunta crucial que le hacían los periodistas. "¿Por qué, en definitiva, no pudo venir el Presidente Lagos?".

La desconfianza del Presidente

Se dijo que fue miedo a la seguridad del Presidente, la causa. Pero el intendente Ricardo Celis lo negó. "Si fuera así, yo no estaría aquí", precisó más tarde. Sin embargo, la falta de seguridad policial para proteger la comitiva que encabezaría el Presidente Ricardo Lagos habría obligado al Gobierno a suspender, a última hora, el programado encuentro. Según fuentes de gobierno, la entidad mapuche Identidad Territorial Lafquenche, organizadora del encuentro, habría prohibido el ingreso del equipo de seguridad presidencial, de Carabineros y de funcionarios gubernamentales. Sin embargo, los líderes del encuentro argumentaron que la presencia policial fue rechazada porque en las conversaciones previas se acordó que la organización de la reunión y la seguridad presidencial estaría a cargo de los propios mapuches.

Sin embargo, la desconfianza de Lagos frente a las comunidades pudo más, aun cuando en un principio se informó desde La Moneda que la visita se había suspendido por razones climáticas, argumento de por si inverosimil, debido a que el día amaneció despejado y la temperatura alcanzó los 26 grados. Horas más tarde, una versión posterior señaló que el Presidente Lagos debió sostener una reunión con el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre. De allí su ausencia en La Araucanía.

En su reemplazo y por expresas instrucciones presidenciales llegó hasta ese lugar, a bordo de un helicóptero, el ministro de Planificación, Andrés Palma, acompañado del subsecretario de Pesca, Felipe Sandoval; el intendente Ricardo Celis y el director de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), Aroldo Cayul. Todos ellos debieron enfrentar un difícil panorama por las duras y justificadas recriminaciones de los miles de mapuches reunidos en el lugar.

"Cuando ustedes vean esta tarde la trascendencia de los temas que el Presidente Lagos tuvo que atender en Santiago, entenderán porqué éste no pudo venir", señaló un complicado ministro Palma ante los dirigentes, desconociendo que la inmensa mayoría de los asistentes se encontraba a cientos de kilómetros de sus hogares, durmiendo en precarias construcciones improvisadas y sin acceso a los noticieros de televisión.

Las palabras de buena crianza del ministro no eran una explicación y los dirigentes mapuche así lo entendieron. "No sé si podemos llamarlo amigo, señor ministro. Amigo es alguien que cumple su palabra y nosotros cumplimos con la nuestra organizando bien esto y garantizándole su seguridad", le señaló Armando Marileo, coordinador del evento.

"Nos tienen miedo, por eso no vienen. Algo les debe remover la conciencia, cuando votan a nuestras espaldas sobre nuestro futuro", señaló por su parte el dirigente del Consejo Territorial Lafkenche, Domingo Raín. "Me es difícil hablarle, señor ministro -señaló Adolfo Millavur-. Nos costó muchísimo hacer esta reunión. ¿Y por qué?, ¡Porque todavía no está preso el carabinero asesino de Alex Lemún! y muchos mapuches nos critican por dialogar así", señaló el alcalde de Tirúa.

"No viene por temor. Si los mapuches no tenemos armas, tanques ni aviones F-16 como tienen ustedes", dijo en su intervención el vocero de comunidades del Budi, Mauricio Paiñefil. "Al señor Lagos le exigimos que venga a reunirse con nosotros en nuestro territorio", agregó finalmente uno de los organizadores del encuentro, Iván Carilao.

Pese a su rabia y la gran tensión reinante, los dirigentes pudieron llegar a un acuerdo. El ministro Palma se comprometió a organizar un tercer intento de reunión entre el Primer Mandatario y los lonkos de la zona sur. Este se realizaría en Puerto Saavedra en lo que resta del mes de marzo. No obstante, los dirigentes amenazaron con tener muy en cuenta un eventual fracaso de esta última tentativa. La amenaza no es trivial, si se piensa que la inmensa mayoría de los asistentes son lonkos y representantes de cientos de comunidades de todo el sur de Chile, con una fuerte influencia en sus respectivos territorios.

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