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a dos años de los asesinatos de Darío y Maxi: DE ESPARTACO A SANTILLÁN
Por MTD ANÍBAL VERÓN -
Wednesday, Jun. 23, 2004 at 7:16 PM
prensa_mtdsveron@yahoo.com.ar
DE ESPARTACO A SANTILLÁN
EL HUMANO ES UN SER EN
PERMANENTE LUCHA POR SU LIBERTAD De Espartaco a Santillán: A dos
(mil) años de resistencia e impunidad En no importa que
circunstancias, de no importa que época y de no importa que lugar, el hombre es
libre de elegirse traidor o héroe, cobarde o vencedor. Al elegir para sí mismo
la esclavitud o la libertad, elegirá al mismo tiempo un mundo donde el hombre
es libre o es esclavo. Y el drama nacerá de sus esfuerzo
para justificar la opción. Ante el rostro de ,los
dioses, ante la muerte o ante los tiranos nos queda una misma certeza,
triunfante o angustiada: la de nuestra libertad”.
Jean Paul Sartre (un
teatro de situaciones). Desde los tiempos mas
remotos, cientos, miles de años; tiempos que parecieran ya nada tener que ver
con nosotros, una voz nos lleva a vernos reflejados en la historia: es el grito
de Espartaco, liderando una revuelta de esclavos. Desde que la opresión se presentó ante la
humanidad, mujeres y hombres se han revelado contra ella. Mucha agua ha de
pasar bajo los puentes de la historia. A lo largo del tiempo y los lugares,
luchas de resistencia se han desarrollado exigiendo justicia y libertad. Muchos de éstos ejemplos podemos encontrarlos
en nuestra América que, resistiendo la colonización, comenzó un largo
recorrido, rico en experiencia, heroico en comportamiento. Así, reencontrándonos con nuestros
antepasados del país podremos ver a los indios y mestizos, hace ya más de dos siglos
organizándose en los ejércitos
liberadores, rechazando y expulsando al colonizador. Podremos encontrarnos con malones y
montoneras, resistiendo el proyecto de país impulsado por la prepotencia de las
minorías oligárquicas nativas, siempre al servicio de intereses foráneos;
proyecto que sólo podía consolidarse “excluyendo” a las mayorías, es decir,
exterminándolas, efectuando así una
masacre de la población local. Si miramos el espejo de las luchas
populares argentinas, podremos encontrarnos con aquéllos obreros provenientes
de tierras lejanas, que ya finalizando el siglo XIX y entrado el XX,
constituyeron las primeras organizaciones de lucha de los trabajadores,
enfrentando la explotación brutal ejercida por los patrones de entonces. Allí podremos ver a esos laburantes
exigiendo firmemente mejores condiciones de trabajo, mejores condiciones de
vida. Y ahí veremos también como nuevamente las clases dominantes recurrirán a la masacre: “la semana roja”, “la semana
trágica”, “las huelgas de la Patagonia trágica”, son
sólo algunos de los ejemplos que mas van a recordarse a través de los años,
debido a la brutalidad con que los asesinatos se perpetraron. Y si nos continuamos mirando podremos
encontrarnos, a mediados del siglo pasado, con el “subsuelo de la patria
sublevada”, con aquellos “cabecitas negras”que tanto fastidiaban a los
poderosos de entonces, organizándose en sus lugares de trabajo, transformando
en derechos aquellos viejos anhelos de mejores condiciones de trabajo y de vida.
Y nuevamente nos topamos con el cinismo de la reacción efectuando una
nueva masacre: los cientos de muertos durante los bombardeos a la Plaza
de Mayo en junio de 1955, los fusilados en los basurales de José León Suárez en
aquél frío invierno, en junio de 1956, son parte de la larga lista de mártires
de la historia, de nuestra historia….historia de heroicas luchas. Así, diversas puebladas se fueron
sucediendo a lo largo y ancho de nuestra patria durante las décadas del 60’ y
del 70’; como aquella de mayo del 69’ en Córdoba, cuando las piedras y las
gomeras del pueblo enfurecido hicieron
retroceder a la represión; como las huelgas y tomas de fábricas y las nuevas
organizaciones de jóvenes y estudiantes, sumándose a la histórica lucha de los
trabajadores. Y otra vez la masacre,
casi como una constante de las clases dominantes para aplastar a las clases
subalternas. Los fusilamientos de Trelew en agosto de
1972; la balacera indiscriminada de junio de 1973 en Ezeiza,
son sólo ejemplos bravos de esa constante. Pero las luchas continuaron
desarrollándose a pesar de tantas muertes, y con este desarrollo devino la
especialización de la represión. Como en 1975-1975, cuando a partir de la
conformación de la triple A, se masacraba día a día. Y nuevos estallidos, nuevos combates se
sucedieron. Y con éstos, nuevas y sofisticadas represiones aparecieron para
llevar adelante una nueva masacre,
esta vez contra el conjunto del pueblo argentino: miles de presos, exiliados,
muertos y 30.000 de los mas comprometidos hombres y mujeres de nuestro pueblo
pasaron a ser llamados con una nueva categoría inventada por el Terrorismo de
Estado: Desaparecidos. Y como si fuera poco, al despreciable
rol de las Fuerzas Armadas, en medio del frío y el horror, miles de jóvenes
marcharon a una guerra para no volver, como sí lo hicieron sus cobardes jefe,
una vez rendidos… a llenarse la boca hablando de que las Malvinas eran
argentinas. Y luego la impunidad de los genocidas,
amparados y apañados por la democracia de políticos ladrones. “La lucha
continúa”, quedó casi como único nexo entre el pasado y el presente de
entonces, que empezó a ser negación del futuro para muchos, cuando comenzó a
desarrollarse una nueva masacre, mas
lenta y silenciosa que la anterior: la dirigida hacia los nuevos desaparecidos,
los desaparecidos sociales, los desocupados. ¿Y el espejo? Se quebró. O lo quebraron,
y sin embargo puede verse en cada parte como nuevos rostros pelean por hacerse
ver: son las nuevas y fragmentadas resistencias: primero explotó Santiago, en
diciembre del 93’ y luego Cutral-Có, en el 96 y el
97. Pasaron treinta años desde que muriera
el Che y Cuba siguió siendo un
ejemplo para el mundo entero. El comandante
Guevara apareció en muchas remeras, pero lo mas importante es que comenzó a
hacerse presente en las calles y rutas, como símbolo de una juventud que
comenzó a despertar, expresando a un pueblo que se empezaba a organizar, a dar
batalla, sin tregua, en esa lucha por la dignidad.
Y los combates comenzaron a desarrollarse
unos tras otros, con nuevas glorias y victorias. Y con estas, nuevas masacres: como la del puente de
Corrientes, en diciembre del 99 y la de Salta, en junio de 2001, bajo aquél
gobierno “progre” que supuestamente venía a barrer con diez años de
neoliberalismo. Pero el fuego comenzó a encender nuevos
piquetes y éstos empezaron a abrir paso a nuevas rebeldías, a una nueva
esperanza que es la de siempre, la de ayer y de hoy: la de ser un pueblo feliz
en una patria liberada. Y calentando desde abajo, el fuego de las
cubiertas encendidas comenzó a extenderse por lo largo y ancho del país. El
asfalto arde, argentina también. Ese fuego, por fin, hace saltar por los aires
la rabia contenida por años. Fueron muchos los niños desnutridos, las madres
desesperadas, los ancianos enfermos, los hombres desolados. Fueron demasiados
sufrimientos soportados. Finalmente pasó lo que tenía que pasar: todo estalló
por los aires. Diciembre
de 2001. El Argentinazo recorrió las
calles. Y con éste, otra vez la muerte, otra vez los llantos….. Mucha agua ha pasado debajo de los
puentes y el nuevo siglo ha encontrado a un pueblo que no se resigna, porque no
existen pueblos que se suiciden. El nuevo siglo ha comenzado y se ha encontrado
con campesinos/as, trabajadores/as, estudiantes, trabajadoras/es desocupados,
en fin, se ha topado con un pueblo que sacó a la luz sus reservas subterráneas
de dignidad. Pero los poderosos quisieron la
revancha. Debían cobrarse lo que las jornadas de diciembre provocaron. Y así lo
hicieron. El 26 de junio de 2002,
una parte importante del pueblo argentino libró un combate: La batalla por no permitir que el
autoritarismo se apodere nuevamente de la vida de los pobladores de este suelo.
La batalla por garantizar que los derechos mas elementales de las personas sean
respetados y no tan solo mencionados. Tanta agua ha pasado en estos años!. Y el 26 mucha sangre corrió por debajo de los puentes.
Compañeras y compañeros heridos, presos… y otra vez la masacre. Maxi cayó primero. Darío murió
después. Ambos pertenecieron a esta nueva generación de luchadores populares
que está pariendo nuestra patria. Ambos pertenecieron a esa clase de hombres y
mujeres que se han rebelado. Como hace 2.000 años lo hicieron los esclavos;
como hace 500 años los indios; como hace 200 años quienes engrosaron las filas
de los ejércitos libertadores que expulsaron a los colonizadores; como hace 100
años lo hicieron los indígenas de los malones y los gauchos de las montoneras
que resistieron el proyecto de país que no los contemplaba; como durante todo
el último siglo lo hicieron los trabajadores/as del mundo entero, resistiendo
la explotación, la alienación, la dominación y la opresión capitalista. Darío y Maxi,
como tantos otros anónimos, pertenecieron a esa clase de personas que en lo
cotidiano trabajan, estudian, piensan, sienten………. Tuvieron aciertos y errores, fueron sensillos y extraordinarios. Darío y Maxi
pertenecieron a esa clase de hombres y mujeres que sufren, se divierten, ríen,
lloran, se enamoran y son capaces de indignarse ante las injusticias y
rebelarse. Por eso fueron de esa clase de seres que, como muchos, tienen frío y
padecen necesidades. Pero sienten hambre
y sed de justicia. Y por sobre todo, compañeros, sabemos que tuvieron miedo
y dificultades, pero las vencieron. Por eso rescatamos de ustedes lo más
importante, que es lo que nos llena de orgullo: sabemos que tuvieron voluntad de luchar. Mariano Pacheco, Buenos Aires, junio de 2004 (MTD ANIBAL VERÓN). MTD ANÍBAL VERÓN MTD "Darío
Santillán" de Alte. Brown,
MTD Lanús, MTD
"Oscar Barrios" José C. Paz, MTD "Javier Barrionuevo",
MTD La Plata, MTD Ezeiza, MTD San Telmo-Barracas
-Constitución, MTD Lugano, MTD Berisso, MTD Lomas
de
Zamora, MTD La Cañada, MTD "Darío Santillán" de
Cipoletti (Río Negro), MTC Lujan, MTD
"Aníbal Verón"
Salta, C.O.B.A. "7 de Agosto" Tucumán.