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Venezuela: contradicciones de una oposicion mediatica
Por Humberto Decarli - Wednesday, Jun. 30, 2004 at 8:13 PM

Sólo el desatar las redes sociales puede ser el sendero que nos permita ir hacia nuevos derroteros. Tumbar los diques de la inmovilización creados por Rómulo Betancourt y su famoso pacto de gobernabilidad para someternos y administrados por los distintas gestiones sucedáneas incluyendo la actual, muy eficaz en paralizar la participación, es la titánica tarea por delante.

Naturaleza y contradicciones de una oposicion mediatica
Humberto Decarli - El Libertario
hachede@cantv.net

1. LA OPOSICIÓN FORMAL
Frente al cuadro político oficialista, apuntalado por los recursos del Estado a disposición del proselitismo más ventajista conocido en Venezuela, pretende la denominada oposición ser la opción de una alternativa. Se ubica esencialmente en dos grupos, la Coordinadora Democrática y el Bloque Democrático, forzados a reunirse exclusivamente por su antichavismo. Hay dos elementos importantes aparte para considerar, los medios de difusión de masas y el rechazo mayoritario de la población ante la desastrosa experiencia chavista.

2. LA COORDINADORA DEMOCRÁTICA
La Coordinadora es una entidad conformada por partidos políticos, el sindicalismo, la conocida cúpula empresarial y presuntas organizaciones de la sociedad civil de la más disímil conformación. Por un lado, vemos a las organizaciones políticas rechazadas profundamente por nuestra ciudadanía debido a su más elemental ilegitimidad. Son AD y COPEI, otrora eje del modelo populista y responsables de la desatinada manera de gobernar del populismo; el MAS, cuerpo escindido del comunismo y convertido ahora en el heredero del urredismo de los sesenta; Proyecto Venezuela, un ente nucleado alrededor del antiguo caudillo copeyano Henrique Salas Römer; la Causa R, residuo de una anterior e interesante fuerza sindical; Bandera Roja, antigua guerrilla izquierdista; Unión, una agrupación de Arias Cárdenas con restos del masismo; Convergencia, la tentativa de movimiento bajo la égida de Rafael Caldera, hoy venida a menos; y un grupo creado artificialmente por los medios televisivos, Primero Justicia.

La coexistencia de tan heterogéneo cuadro se fundamenta esencialmente en el enfrentamiento contra el gobierno. Nada importa estar al lado de quienes en el pasado inmediato destruyeron al país despilfarrando y saqueando sumas equivalentes a seis planes Marshall ni una conducta fracasada que ha llevado a una nación con un renta petrolera descomunal a ser un pueblo empobrecido y con expectativas de una escasa calidad de vida. Todo sea por sacar a Chávez y después veremos. Es la apuesta presunta por lo menos malo.
En el plano sindical la C.T.V. encabeza su militancia, con el pesado fardo significado por este organismo ausente de representación y absolutamente desprestigiado. En el económico se hace presente Fedecámaras, aglutinador de la pequeña y mediana empresa porque la grande está ubicada en la globalización y es la gran beneficiada por las políticas neoliberales de Chávez. La poderosa reside en el sector bancario, los seguros, telecomunicaciones e industrias del futuro, miembro de Venancham y objetivo económico del gobierno del caudillo barinés.

Finalmente me voy a referir a un sector especial dentro de la coordinadora: las llamadas ONGS arrogándose espacios intermedios entre el Estado y el individuo. Se les ha calificado redes de la sociedad civil, bien financiadas incluso desde el exterior y realmente no vinculadas la mayoría de ellas, a la base del pueblo venezolano. Constituyen el aditamento especial capaz de barnizar y remozar de la manera más falsa, la fachada descompuesta del frente.

Sin embargo, el caso de Gente de Petróleo como una asociación laboral es bueno distinguirlo de las demás de su misma naturaleza. Poseen una estructura organizativa interesante aunque responden a planes políticos harto conservadores. Es una agrupación emanada de PDVSA con gran cohesión interna que alcanzó éxito con su huelga petrolera. Empero, no pudieron tener audiencia en los administradores de la violencia del Estado y de allí el fracaso en derrocar al actual régimen, brindándole al final de cuentas en bandeja de plata, la posibilidad de reestructuración de la empresa petrolera cuyos planes de reducción ha sido materializada por la gestión de Alí Rodríguez para así desangrarla más pero percibir ingresos para nutrir los planes populistas de Chávez. Todo en desmedro de su capacidad de inversión y por ello la entrega en concesión a las transnacionales de numerosos pozos de hidrocarburos.
La anterior descripción delata una diáfana caracterización. Primero, hay un amplio espectro de entidades con fines y ambiciones diversas. Así, se observa una mezcolanza asombrosa porque caben en el mismo lugar la supuesta ultraizquierda de Bandera Roja con sectores tan conservadores como Proyecto Venezuela y Primero Justicia, pasando por la flor y nata del populismo (AD y COPEI) y una falaz izquierda masista, de Unión y Causa R. Segundo, el denominador común es la confrontación contra la actual administración. Tercero, cada factor pretende sacar provecho de cualquier coyuntura presentada, demostrado fehacientemente con la experiencia del 11 de abril de 2002. Cuarto, el pragmatismo es el motor ideológico de esta formación y el oportunismo el norte de sus actuaciones. Quinto, mantienen cifradas esperanzas en los factores de poder internacional cuando la realidad indica lo contrario, dado el servilismo del chavismo respecto las aspiraciones de los dueños del mundo. Sexto, también han querido insistir en las fuerzas armadas como dispositivo de solución de la grave crisis nacional, frustrada luego de las locuras de la Plaza Altamira en la cual quemaron sus cuadros uniformados a cambio de nada.

Finalmente, su gran vinculación al modelo populista de Rómulo Betancourt es la causa de su bloqueo frente a la población. Ninguna autoridad moral puede tener AD, COPEI y el Mas para criticar a Hugo Chávez porque gobernaron de la manera clientelar como lo hace el bolivariano. Cuesta creer que los adecos, copeyanos y comodines, puedan gestionar de una forma distinta a la actual porque tienen los mismos esquemas. Son tan militaristas, clientelares y rentistas como sus pares de la administración presente.

3 EL BLOQUE DEMOCRÁTICO
Este sector pequeño de la oposición oficial está integrado por débiles grupos del espectro de la extrema derecha. Vemos allí el macartismo de un Peña Esclusa, la presencia de militares vinculados a la mafia maiamera y al puntofijismo y algunas personalidades con posturas trasnochadas.
No obstante formular persistentemente críticas a la coordinadora, en los hechos se encuentra a su zaga. Además, sus cuadros mediáticos han sido retirados en cuanto a imagen y espacios estelares por los dueños de los medios, verbigracia Orlando Urdaneta y Mingo Blanco. Asimismo, con frecuencia publican costosos remitidos donde expresan sus posiciones y realmente en lo único que atinan es a denunciar el ostensible fraude electoral cometido por el gobierno para impedir el referéndum revocatorio.
Definitivamente no tienen fuerza en las bases sociales, han disminuido su actuar en los medios y sus posturas corresponden a épocas pretéritas de la Guerra Fría, al hablar de comunismos, cubanización de Venezuela y demás etiquetas propias de visiones fantasmagóricas.

4. LOS MEDIOS
Ante la desmoralización de los partidos políticos, los sindicatos, los organismos empresariales, demás expresiones de poder y la decadencia de la representación, los medios de difusión de masas han alcanzado en el mundo y en especial en Latinoamérica y Venezuela, un espacio relevante como nunca. Los dueños del sector han alcanzado a manipular la información al opinar en cada noticia, violentar la Deontología implícita en este derecho y no tener la más mínima autorregulación pero sí la autocensura.
La información internacional viene sesgada por los intereses del Primer Mundo como lo demuestra la ponderación anunciada por las sacrosantas publicaciones cuyo gran cuidado al presentar los hechos ocurre por defender la lucha contra el terrorismo. En Venezuela la tergiversación es total, ora por el gobierno, ora por los medios privados. Las emisoras televisivas, radiales y la prensa escrita se encuentra mediatizada por los lineamientos organizados por sus propietarios y los profesionales de la Comunicación Social, en vez de ser veedores de tal anomalía, se han juntado a sus patronos de la forma más incondicional al no tener una conciencia profesional, Su gremialismo ha quedado en reivindicaciones economicistas irrisorias.
Sin embargo, ante la parálisis de los políticos, los sindicaleros y los empresarios, los medios han insurgido como uno de los factores de poder más formidables. Tienen una ingente capacidad de convocatoria por el caldo de cultivo residente en el enorme rechazo de nuestra población ante los dicterios del gobierno chavista y su fracaso en todos los órdenes.

5. LA GENTE
El pueblo venezolano ha mantenido una actitud equilibrada ante el estrangulamiento efectuado por la polarización. Una minoría está con el gobierno, oscilante entre el veinte y el treinta por ciento; otro tanto se cuadra con la oposición oficial y el resto se declara “ni ni”, porque mantiene una aversión hacia el chavismo pero también a esa manida oposición.
Las personas han salido a marchar ante la pérdida de su nivel de vida, la inopia tocándole en el umbral de su silueta y por percibir el fracaso en la actual gestión. La dinámica económico-social ha llevado a que la clase media y la pobresía se resientan y participen activamente en cuanta protesta haya. Empero, no existe una vinculación entre el ánimo de desesperación del pueblo con las cúpulas opositoras. Sólo el cordón umbilical de los medios permite convocar a los ciudadanos mas no ha logrado soldar a la base con la dirigencia.

El chavismo se mantiene basado en una precaria minoría pero auxiliado por el oportunismo y la ambivalencia de la oposición formal. Todo el mundo conocer la desfachatez del Consejo Nacional Electoral con el fraude urdido con motivo del referéndum. Sin embargo, la Coordinadora acepta tal situación y sólo piensa en el aprovechamiento de las cuotas de poder inferidas de las elecciones locales y municipales, amén de negociar cualquier otra prebenda colegida del reparto de los negocios existentes.
Frente al drama bufo gobierno-oposición, chavismo-antichavismo, se impone la elaboración de una opción que sí configure una alternativa. El perfil y el sentimiento de nuestra población se apunta en ese sentido por la orientación asumida por la gente ante tanto engaño y demagogia. Pero la manera de abordar esa fórmula pasa por una revisión de los métodos políticos empleados hasta ahora. No se resolverá con un iluminado, ni con militares prusianos de las fuerzas armadas, ni organizaciones políticas y sindicales inmorales y rechazadas tajantemente por nuestro pueblo. Mucho menos con presuntos organismos de la sociedad civil cuya existencia depende de las divisas recibidas.

Vivimos un mundo convulso con el rótulo del fracaso en todas las expectativas. Una estructura de poder autoritaria y antidemocrática, un Estado hipertrofiado capaz de responder sólo a los intereses más bastardos, una moral pública destrozada, una cúpula dirigente deshonesta e incapaz, una representación cuestionada y una política económica hambreadora y generadora de exclusión social, son las puntas del iceberg de tan demencial proyecto de vida capitalista globalizado.

Tanto el gobierno como la oposición responden en diferentes aristas a manifestaciones de ese poder perverso, sólo que a escalas distintas pero idénticos en proceder y contenido. En este orden de ideas, vemos cómo hasta en detalles más nimios se parecen y el empleo exacerbado de la bandera nacional es una de esas expresiones, apta para delatar la ausencia de significados al usar en demasía un símbolo.

Sólo el desatar las redes sociales puede ser el sendero que nos permita ir hacia nuevos derroteros. Tumbar los diques de la inmovilización creados por Rómulo Betancourt y su famoso pacto de gobernabilidad para someternos y administrados por los distintas gestiones sucedáneas incluyendo la actual, muy eficaz en paralizar la participación, es la titánica tarea por delante. El autogobierno y la autogestión en múltiples planos, es la única garantía nuestra para recuperar el espacio-tiempo perdido y rescatar la soberanía social.

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