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PERU LUCHA POR LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA-1969
Por Mauricio Quiroz Torres - Thursday, Jul. 01, 2004 at 12:45 PM
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BRUTAL REPRESION A ESTUDIANTES DE AYACUCHO EN 1969 QUE LUCHABAN POR LA GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA ES PARTE YA DE LA NARRACION PERUANA

DIA DE MUCHO TRAJIN

Hildebrando Pérez

PREFACIO
Mauricio Quiroz Torres

Como un Homenaje a los maestros del SUTEP en Huelga desde el 21 de Junio presentamos aquí extractos de un cuento de Hildebrando Pérez Huarancca, integrante del grupo "Narración" junto con el novelista Oswaldo Reynoso y otros notables narradores peruanos. Hace 35 años, el Perú fue remecido por una gran movilización campesina-estudiantil-magisterial y popular en pleno gobierno militar antiimperialista del general Juan Velasco Alvarado que protestó valientemente contra la eliminación de la gratuidad de la enseñanza.

La literatura peruana hizo un recuento de esta lucha ocurrida en Huanta y Ayacucho como en otras ciudades del país en 1969. Le cupo a Hildebrando Pérez realizar tal cometido como exponente de la nueva generación de narradores peruanos que buscaban descubrir nuevos mundos o aprehender la totalidad de la sociedad llegando a redescubrir el mundo rural andino. En esa perspectiva captó esta gesta rural del pueblo peruano que desembocó en un triunfo pues el gobierno militar de Velasco Alvarado tuvo que derogar el decreto que suprimía la gratuidad de la enseñanza.

"Los Ilegítimos" fue la obra que contiene el relato "Día de mucho Trajín", algunas de cuyas partes aquí lo presentamos a nuestros lectores. Cuenta el narrador esta epopeya del pueblo ayacuchano a través de Rudecindo Zavaleta como testigo directo de la brutal represión que se hacía contra escolares rurales andinos que protestaban contra la norma estatal que pretendió cobrarles mensualmente a los escolares por curso desaprobado. La narración tiene su personaje central en un niño que lucha, que asume su compromiso de participar en la defensa de sus intereses como estudiante, situación que merece ser conocida por los peruanos pues nuevamente como ayer los maestros y en especial el pueblo ayacuchano salen a defender la gratuidad de la enseñanza vulnerada con la nueva Ley General de Educación Nº 28044

En esta obra, como afirma el critico Roberto Reyes " su lenguaje es una recreación literaria en base al habla popular, con lo cual se emparenta con la obra de Vargas Vicuña, pero de quien se diferencia porque no se limita a la evocación lírica o al cincelado del habla popular, sino que cala en el sustrato social en que se mueven sus personajes, y más bien plantea una coherente objetivación del contexto social. Así, mayormente a través de los sucesos mismos, o desde la conciencia de sus personajes, se va conociendo cómo está compuesto el pueblo y qué es lo principal que ha ocurrido y ocurre".

LA REPRESION

Tú, Rudecindo Contreras, fuiste pobre desde cuando abriste los ojos al mundo.... en esta ciudad de treintitrés iglesias...

Empieza, Rudecindo Contreras, con tu afán de incorporación a la nueva forma de vida, pastando animales de carga de los paisanos que llegaban a esta ciudad en los cabuyales de Qarqampata, hasta hoy, Viernes 13 de Junio de 1969, que estuviste participando en la marcha de los estudiantes levantados. Al menos intenta. Empieza de una vez. La herida, de ser de bala es de bala. Pero no compromete tu vida. Ya lo sabes: una injusticia por muy grande que sea no puede desmoralizar a un hombre. !Jamás Rudecindo Contreras!.

Por algo eres del sector de los seres templados en el dolor y en la miseria. Por tanto estás obligado a resistir hasta el final. Piensa sobre todo en eso. Lo que ahora ocurre contigo sólo es un simple tropiezo. El camino por recorrer es largo para los pobres. Y cuando se triunfe, Rudecindo Contreras, todo esto tal vez sea una pequeña historia que parezca cuento, anidando en las sombras del recuerdo. No pierdas la serenidad. Deja a un lado el dolor físico.

Y así: éramos más de un millar de estudiantes secundarios, entre hombres y mujeres, recorriendo las calles de la ciudad desde hacía más de cuatro meses, y el Viernes 13 de Junio de 1969 a eso de las doce y cuarto de la tarde y en una calle cuarteada por la aridez, la policía intentó ahogar nuestras voces de reclamo primero con bombas lacrimógenas y luego balanceándonos sin más por qué... Esta mañana salimos temprano de nuestras aulas dejando los cuadernos abiertos sobre las carpetas porque los pobres también tenemos derecho a la educación... desde un inicio ordenamos a las mujercitas a tomar la delantera pensando que por haber nacido de una madre los Sinchis recelarían golpearlas... pero nos equivocamos... para ellos lo más importante es el trapo verde que llevan puesto.

Recuerda, Rudecindo Contreras: empezaron con una reunión en el estadio Leoncio Prado. De allí, rumbo a la plaza Sucre por el jirón Asamblea, exigiendo la gratuidad de la enseñanza hasta con lágrimas en los ojos. Una vuelta por el perímetro del parque. Luego la calle 28 de Julio. Cuando arribaron a la altura del mercado de abastos, ya la Policía estaba desplazada esperando la señal de los jefes para entrar en acción. Entonces, no tenían por qué caer en la provocación. Lo importante era hacer conocer tanta persecución y encarcelamiento. Ingresar al mercado les fue imposible. Por eso decidieron tomar la calle Vivanco con dirección al Colegio de Mujeres, donde la docencia religiosa impedía salir a las alumnas amenazándolas con entregarlas a la policía y expulsarlas definitivamente del colegio. Al verlos llegar temblaron de miedo. Pero les bastó una llamada telefónica para provocar el acontecimiento del puente Apurimac. Ya de regreso, cuando ingresaron a la Avenida por la callecita que viene del Colegio, la policía de la retaguardia avanzó rápidamente y cerró la distancia: miramos hacia adelante: verde; hacia atrás: verde. La avenida Mariscal Castilla estaba uniformada de color verde. !Nos acorralaban! Y nosotros no teníamos más arma que nuestra voz...

Entonces, Rudecindo Contreras, había que pensar en cómo romper esa muralla humana y de acero, demostrando valentía hasta en la adversidad. Tan pronto como alzaron la voz, respondieron las bombas primero y luego la balacera. Claro, de eso aún te acuerdas. Hasta pensaste en que en este país es pecado salir a las calles y reclamar un derecho negado. En seguida un impacto sordo a la altura del estómago te hizo perder el equilibrio. Aún intentaste seguir corriendo, pero tus ojos se nublaron y caíste sobre la madre tierra, sangrando. Después sólo una corta y desigual lucha de cuerpo a cuerpo en torno suyo, en tanto el resto se abría paso heroicamente. En este instante, Rudencindo Contreras, unos se hallan defendiéndose entre los tunales de Akuchimay y Qunchupata; otros, ya van llegando al centro de la ciudad; y la policía, incapaz de contener el desborde que acaban de provocar, no sabe a qué atenerse. Y tú, calmada de balacera de este sector, tirado sobre un piso duro y frío, inhalando el olor seco del polvo que levanta las llantas del vehículo que te aleja poco a poco del rumor viviente de la ciudad, y en tus cabales, consciente de tu situación, sólo atinas a recordar, asociado a tu propio dolor, el día que a tu padre lo marcaron en la nalga izquierda con un hierro al rojo vivo las autoridades de tu tierra natal, a raíz de lo cual, durante el tiempo que estudiaste en la escuela mixta del pueblo, te pusieron de sobrenombre "El markado".

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