Julio López
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El deseo por la represión/revolución.
Por Xoan. - Thursday, Jul. 01, 2004 at 3:03 PM

Extracto del Anti-Edipo, Deleuze y Guattari.

"Los deseos edípicos no están en modo alguno reprimidos, ni tienen que estarlo. Mantienen, sin embargo, una relación íntima con la represión, pero de otra manera. Son el cebo, o la imagen desfigurada, mediante la cual la represióncaza al deseo en la trampa. Si el deseo está reprimido no es porque sea el deseo de la madre y la muerte del padre; al contrario, si se convierte en este tipo de deseo es debido a que está reprimido, y sólo adopta esta máscara bajo la represión que se la modela y se la aplica. Por otra parte, podemos dudar de que el deseo sea un verdadero obstáculo a la instauración de la sociedad como dicen los partidarios de una concepción cambista. Hemos visto a otros... El verdadero peligro radica en otro lugar. Si el deseo es reprimido se debe a que toda posición de deseo, por pequeña que sea, tiene motivos para poner en cuestión el orden establecido de una sociedad: no es que el deseo sea asocial, sino al contrario. Es perturbador: no hay máquina deseante que pueda establecerse sin hacer saltar sectores sociales enteros. Piensen lo que piensen algunos revolucionarios, el deseo en su esencia es revolucionario -el deseo, ¡no la fiesta!- y ninguna sociedad puede soportar una posición de deseo verdadero sin que sus estructuras de explotación, avasallamiento y jerarquía no se vean comprometidas. Si una sociedad se confunde con sus estructuras (hipótesis divertida), entonces, sí, el deseo la amenaza de forma esencial. Para una sociedad tiene, pues, una importancia vital la represión del deseo, y aún algo mejor que la represión, lograr que la represión, la jerarquía, la explotación, el avasallamiento mismos sean deseados. Es bastante molesto tener que decir cosas tan rudimentarias: el deseo no amenaza a una sociedad porque sea deseo de acostarse con su madre, sino porque es revolucionario. Lo cual no quiere decir que el deseo sea algo distinto de la sexualidad, sino que la sexualidad y el amor no viven en el dormitorio de Edipo, más bien sueñan en algo amplio y hacen pasar extraños flujos que no se dejan acumular en un orden establecido. El deseo no "quiere" la revolución, es revolucionario por sí mismo, y de un modo como involuntario, al querer lo que quiere. Desde el principio de este estudio mantenemos que la producción social y la producción deseante forman una sola unidad, pero difieren de régimen, de manera que una forma social de producción ejerce una represión esencial sobre la producción deseante y, además, que la producción deseante (un "verdadero" deseo) es capaz, potencialmente, de hacer estallar la forma social. Pero ¿qué es un "verdadero" deseo, ya que también la represión es deseada? ¿Cómo distinguirlos? --Reclamamos los derechos de un análisis muy lento. Pues, no nos engañemos, incluso en sus usos opuestos, son las mismas síntesis."

Gilles Deleuze/Félix Guattari, El Anti-Edipo.

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