América
Latina
El
falso "antiimperialismo" de los reformistas
En
nuestro continente el horno no está para bollos. El cuestionamiento a los
planes del FMI y el imperialismo empiezan a ser moneda corriente entre los
trabajadores, los jóvenes y los sectores populares. Este cuestionamiento
y los distintos procesos de lucha que se dan en el continente tienen la
misma encrucijada: el camino sin salida de luchar supuestamente por lo
posible, o el camino de la revolución social. El debate ideológtico y
político, sobre la estrategia reformista o revolucionaria aporta el marco
general a las discusiones cotidianas de los luchadores y la izquierda.
Los
comienzos de los años 90 en Latinoamérica marcaron un período muy difícil
de olvidar para los trabajadores y los pueblos. Eran los años de Menem,
Fujimori y Collor de Melo, de las privatizaciones del patrimonio estatal,
de los despidos en masa, de las profundizaciones de los planes
neoliberales, de la flexibilización laboral, etc. Hicieron creer que los
planes del fondo era lo mejor que podía pasar,
no
hubo respuestas contundentes a estos permanentes ataques, y se impuso una
derrota política e ideológica.
A
fines de esa década se empezaba a respirar otro aire y comenzaba un nuevo
período de la lucha de clases en Latinoamérica. La primer gran rebelión
se dio en Ecuador, donde cae su presidente y las masas populares quedan a
un paso del poder político. Después, vino el Argentinazo, que no sólo
acabó con la presidencia de De la Rúa, sino que abrió un nuevo ciclo en
la lucha de clases del país. Ya en el 2003, le tocó el turno al
presidente de Bolivia, Sánchez de Lozada. La ciudad de El Alto ardía en
llamas, los mineros bajaban con dinamita en la mano a la ciudad de La Paz
a enfrentar al ejército y los campesinos se encargaron de bloquear todas
las rutas del país. En Venezuela, los yanquis, en plena ofensiva
colonizadora, quisieron derrocar a Chávez, pero las masas trabajadoras y
populares impidieron el golpe imperialista luchando en las calles. También
en Brasil se buscaba un cambio y las masas creyeron que el voto por Lula
en las elecciones presidenciales del 2002 era el camino.
Este
nuevo período está signado por un componente de cuestionamiento general
tanto al imperialismo como al FMI, entre otros factores, e hizo que la
burguesía deba buscar un discurso acorde al momento político para poder
gobernar.
En
los 90, en Argentina fue la convertibilidad (el famoso 1 a 1) cuyos
efectos "salvadores" quedó clarísimo que sólo eran para los
ricos, con un desempleo histórico y destrucción masiva de salarios.
Luego, De La Rúa vino con "las manos limpias" y la
"anticorrupción" como caballito de batalla que tuvo poco
galope: al poco tiempo ya votaba una ley laboral mediante una coima
grosera a los senadores (la resonante "ley banelco"). Siempre
la burguesía busca algún asunto sentido por el conjunto de las clases
sociales y a partir de este ordenar un proyecto político, como lo es
hoy el tema de la inseguridad, porque es claro que no van a buscar poner
como eje la desocupación o la situación laboral: buscan cualquier
argumento menos los que afecten sus ganancias…
Los
actuales gobiernos latinoamericanos se muestran más cínicamente astutos
que los anteriores. Se montan sobre un asunto más de
"izquierda" y "popular" en su discurso, como es
"enfrentar al imperialismo yanqui". Esta es la gran
trampa en la que la burguesía nos quiere hundir en este momento: que
siguiendo y apoyando a los nuevos gobiernos (Kirchner, Lula, Chávez o
referentes sociales y políticos como Evo Morales de Bolivia) estaríamos
"enfrentando a los yanquis" y solucionando el problema del
imperialismo.
El
"antiimperialismo" de Kirchner, Chávez, Lula y cía.…
Empecemos
a comparar los discursos y los hechos de cada uno de estos presidentes (o
dirigente de masas en el caso de Evo). Aunque no sea el objetivo de este
artículo estudiar cada caso en particular, no viene mal mencionar
elementos que muestran una lógica común.
Kirchner:
En el marco de la negociación con los organismos financieros como el FMI
y el Banco Mundial boconeó cosas como "no voy a negociar con el
hambre del pueblo", "si quieren apretar, que aprieten" o
"la quita del 75% de la deuda es inamovible"… Y mientras
Patria Libre y Hebe de Bonafini siguen diciendo públicamente que Kirchner
es "distinto", alimentando la confusión de grandes sectores, el
presidente firmó el peor acuerdo económico de la historia. Si la deuda
de un país es superior al 50% del PBI (lo que el país produce) el propio
FMI dice que es impagable, que se cae en default inevitablemente. Pues
bien, el antiimperialista Kirchner no sólo supero la barrera del 50%,
sino que se comprometió a pagar de acá a 15 años una deuda que
totaliza un escandaloso 87% del PBI (1). ¡Lindo futuro nos espera a
los jóvenes!.
Lula:
el presidente brasileño asume con una tonelada de promesas hacia los
trabajadores y campesinos de aquel país y sembró grandes expectativas en
los sectores mas golpeados por el capitalismo. Gana las elecciones en el
2002 y a partir de ahí comienza el gobierno modelo del neorreformismo y
de su Foro Social Mundial. En cada reunión internacional es él quien
habla "en nombre" de los países pobres y le reclama al FMI por
sus políticas de hambre, exclusión y miseria. Eso sale en todos los
canales de TV, pero lo que no sale es que las primeras medidas de Lula,
fueron poner al presidente del Banco de Boston en el Banco Central y
aliarse a los partidos liberales. Que luego vino una negociación con el
FMI donde Lula le ofreció más porcentaje de superávit fiscal para el
pago de la deuda de lo que el Fondo le reclamaba… Ahora, a dos años de
gobierno, se negó a aumentar el salario básico, no avanzó con la
reforma agraria (tierra a los campesinos sin tierra) que había
prometido, y su plan social "Hambre Cero" no llegó a
abarcar ni la sexta parte de la población, siendo que hoy 53 millones
sufren de "inseguridad aliementaria" (malnutrición) (2). Es
entendible después de todo esto que el FMI lo considere uno de sus
principales alumnos…
Evo
Morales: el líder cocalero boliviano, antes de octubre de 2003, también
se cansaba de despotricar al estilo Kirchner o Lula. Pero cuando el
estallido que terminó con Sánchez de Lozada, Evo no estuvo en Bolivia y
se borró olímpicamente, mientras el pueblo dejaba la vida luchando en
las calles. Y volvió para apoyar al gobierno de Mesa, que no era más que
el vice de Lozada y que ahora montó una trampa para poder entregar, con
la legitimación del "voto popular" (el "tramparendum",
como le decían allá), el gas a las grandes corporaciones, cuando la gran
mayoría de los bolivianos debe comprar su propio gas en garrafas a
precios impagables.
Chávez:
si bien el ejemplo del militar venezolano pareciera ser la excepción por
los distintos choques que tiene con el imperialismo, esto no quiere decir
que esté dispuesto a ir a fondo contra éste. En primer lugar, Venezuela
paga sistemáticamente la deuda externa, y esto Chávez lo considera una
virtud. En segundo lugar, los distintos intentos de golpe
imperialista, que fueron derrotados en las calles por el pueblo
venezolano, tuvieron dos propagandistas fundamentales de sectores
patronales pro yanquis a los que no se los afectó luego de derrotado el
golpe: la cadena de televisión de Cisneros (magnate multimillonario) y la
burocracia de PDVSA (petrolera estatal). Con las masas movilizadas y
pudiendo haberlo hecho, Chávez ni expropió esa cadena de televisión
golpista ni destituyó a los parásitos de PDVSA, siendo que los
trabajadores ya habían puesto en práctica el control obrero
manteniendo funcionando la empresa durante el golpe. (3)
Antes
del referéndum, el gobierno venezolano negoció con petroleras
norteamericanas inversiones por 26.000 millones de dólares (una entrega
monumental de su máxima riqueza natural), y luego de haberlo ganado
veremos una vez más como Chávez no canaliza el sentimiento
antiimperialista del pueblo venezolano para tomar medidas de fondo.
Todo
esto demuestra que ninguno de los referentes que se muestran como
"antiimperialistas" se termina enfrentando a fondo con el
imperialismo, y en el más tenso de los casos terminan cediendo a los
explotadores nacionales.
La
corriente "antiimperialista" y su rol en la vanguardia
Encabezados
por el PT brasileño que llevó a Lula al poder, todas estas corrientes
están agrupadas en un punto de referencia internacional que logra nuclear
a grandes sectores de vanguardia y activistas: el Foro Social Mundial
(FSM). (4) Esta reunión, que es el centro mundial del reformismo, nos
genera a los que queremos un cambio de fondo un gran problema: se muestra
como un gran polo de atracción político y de cambio social para grandes
sectores (un dato es que la última vez que se realizó en Brasil
concurrieron alrededor de cien mil jóvenes) mientras que su programa es
de sumisión a los gobiernos y al capital, o sea, buscar un
"capitalismo humano".
Y
no se trata sólo de un evento que se realiza una vez por año en algún
lugar del mundo. Va mucho más allá: se ha conformado como corriente
política internacional que realiza actividades como foros regionales,
nacionales o distintos tipos de eventos (el reciente Foro Social de las Américas
fue uno de ellos). Esta corriente política internacional no es un todo
homogéneo, dado que en ella convergen corrientes de distintas
procedencias, pero todas tienen en común el estar en contra de pelear por
el gobierno de los trabajadores y contra el capitalismo, y de tener como
horizonte la reforma, no la revolución social.
En
esto coinciden no sólo los gobiernos mencionados y las corrientes
sociales y políticas que los apoyan de manera directa, sino también la
corriente autonomista que, con el argumento de que el sujeto transformador
no es la clase trabajadora sino la "multitud", y con la
estrategia de "no tomar el poder político", terminan dejando el
poder en manos de los capitalistas. En el caso del próximo foro, los
autonomistas están más preocupados por si se vende o no Coca Cola en el
foro que por discutir los problemas de fondo.
Esto,
que parece algo menor, es expresión de algo más profundo: tomar los
problemas políticos de una forma tramposa y abstracta. En el caso de
los reformistas, propagandizar el antiimperialismo pero sin enfrentar a
los gobiernos de turno, lo cual lleva a una pelea sólo contra "los
yanquis", que jamás puede ser consecuente si se desentiende del rol
cómplice de las burguesías localers con el imperialismo. Y en el caso de
los autonomistas, propagandizar un anticapitalismo que tampoco enfrenta a
los gobiernos ni a los capitalistas. En Argentina, es el caso del MTD A.
Verón, que en su construcción de una sociedad paralela administra la
pobreza a través de huertas comunitarias y emprendimientos parecidos,
contraponiendo esto a la pelea por trabajo genuino y quedando así del
lado de las políticas del gobierno de Kirchner.
Todas
estas cuestiones se reflejan en la discusión programática hacia el Foro
(5) del 2005, combinando los elementos "antineoliberales"
con planteamientos "por la positiva". En este sentido, están
los que plantean un "Bloque Regional de Poder" encabezado por Chávez
y acompañado por todos los otros gobiernos latinoamericanos, y los
que directamente se posicionan, dentro de la perspectiva política
neorreformista, un poco más a la derecha que el comandante venezolano.
Esto, que refleja algunos matices dentro de dicha corriente, muestra al
mismo tiempo su virtud de trabajar y avanzar en común a pesar de las
diferencias, rasgo que hay que adoptar entre las corrientes de la
izquierda revolucionaria y anticapitalista si queremos establecer un punto
de referencia alternativo al reformismo.
La
perspectiva política que levantan, la forma de tratar los problemas
sociales y políticos y sobre todo el papel que juegan en la vanguardia de
los procesos de lucha –se trata de corrientes que por lo general militan
en las bases y pelean en el día a día la conciencia de los compañeros
de trabajo, los jóvenes, etc.– hace que para las corrientes
revolucionarias se nos plantee un desafío enorme en el camino de
desenmascarar todo este paquete que sólo lleva a más de lo mismo. Es
imprescindible que nos dotemos de herramientas políticas adecuadas a la
altura de las circunstancias, empezando por una intervención lo más
coordinada posible de las corrientes revolucionarias en el próximo Foro
de Porto Alegre, para poder orientar hacia una salida de fondo al proceso
que se abre en América Latina. Las corrientes reformistas ya pusieron
las cartas sobre la mesa; a las revolucionarias nos toca el desafío de
enfrentarlas..
Sergeei,
Ya Basta
Notas
1-
Ver "La oferta de Kirchner a los acreedores privados: la gran
hipoteca" de Marcelo Yunes, SoB periódico 41.
2-
Ver: "El segundo año de Lula: Profundización y extensión del
neoliberalismo", J. Petras (23/07/04). www.socialismo-o-barbarie.org.
3-
Ver: "Venezuela: ‘¿Revolución Bolivariana?’" de Roberto
Ramírez, SoB revista 16.
4-
Este artículo esta focalizado en la situación latinoamericana. En Europa
hay 3 corrientes constituidas donde hegemonizan los reformistas con
organizaciones como ATTAC. El autonomismo, adopta algunos rasgos distintos
al latinoamericano, pero lo que marca una diferencia progresiva respecto a
América Latina es la existencia del movimiento anticapitalista como
tal, que logró organizar grandes sectores de la juventud, jugar un
papel importantísimo en las movilizaciones contra los organismos
financieros (OMC, FMI) y en las marchas contra la guerra. Este movimiento
tomó impulso a partir de la gran movilización en Seattle del año 99. En
América Latina toma forma de procesos revolucionarios pero sin haberse
desarrollado una expresión juvenil como sí la hay en Europa.
5-
En el plano de la discusión política del Foro, los jóvenes que asisten
al campamento y a las actividades no tienen ni voz ni voto para los
documentos oficiales que salgan como resoluciones, y todo se reduce a un
grupo selecto del semillero reformista. Además, las organizaciones que se
anoten para participar oficialmente pueden ser sociales, campesinas, de
minorías sexuales, de género, lo que sea, menos partidos políticos. De
esto se desprende que los organizadores no tienen intenciones de abrir un
debate de fondo sobre la situación y los problemas de los trabajadores y
los gobiernos.
Foro
Social Mundial, en Porto Alegre
Por
una conferencia juvenil anticapitalista latinoamericana
La
juventud cumple un papel de primer orden en los procesos políticos. El 19
y 20 de diciembre del 2001 en Argentina estuvo en primera línea en la
batalla de Plaza de Mayo que terminó con la huida de De la Rúa; en El
Alto boliviano, miles de jóvenes fueron partícipes de la gran rebelión
de octubre pasado que también echó a su presidente, Sánchez de Lozada;
también las calles de Caracas vieron a la juventud diciéndole "¡basta!"
al golpe imperialista.
Los
jóvenes luchan en el movimiento estudiantil por la educación pública,
en los barrios contra el hambre, el gatillo fácil y la policía
represora. Son parte de movimientos sociales, partidos políticos,
agrupaciones juveniles o estudiantiles.
Para
cambiar las cosas de fondo, es necesario construir un ámbito en el cual
se pueda abrir un debate y articular acciones contra el capitalismo como
tal; que la vanguardia juvenil latinoamericana pueda conocerse,
intercambiar experiencias y puntos de vista, elaborar programas políticos
comunes y sobre todo crear un punto de referencia que se contraponga al
Foro Social Mundial, que se oponga políticamente a los gobiernos de
turno, con o sin disfraz "antiimperialista".
Pero
para poder lograr atraer a esos miles de jóvenes que van al campamento
del Foro hacia una perspectiva revolucionaria vamos a necesitar, como
primer paso, avanzar en la formación de una Conferencia que nos aglutine
y multiplique nuestras fuerzas. De lo contrario, sólo iremos a hacer
propaganda al Foro reformista, con el limitado fin de ver quién gana
un poroto más para su huerta, sin lograr avanzar hacia algo superador
para el conjunto de la vanguardia latinoamericana. Esta actitud, en el
marco de la pelea que se nos plantea, es mezquina y no sirve para afrontar
los desafíos del momento.
Hay
que poner todas las fuerzas en la realización de una Conferencia Juvenil
Anticapitalista
El
primer gran paso que tenemos que dar es el de poner en pie una gran
campaña en todas las estructuras juveniles con todos aquellos que
compartan la perspectiva de realizar esta Conferencia. Hay que combinar la
denuncia sistemática al gobierno de Kirchner con la problemática
latinoamericana y a una salida anticapitalista. Realizar ciclos de
charlas, grupos de debate, agitaciones y organizar una campaña financiera
que permita viajar al Foro Social Mundial a la mayor cantidad de compañeros
para ir a dar la batalla política a Porto Alegre y a contactarse con
otros activistas del continente.
Por
otro lado, hay que abrir el debate con las otras corrientes de izquierda.
La gran mayoría de los partidos de izquierda latinoamericanos están en
alguna corriente internacional. No pueden caber aquí actitudes sectarias
ni autoproclamatorias. Debe primar la voluntad de actuar en común en el
marco de esta oportunidad política. Por eso, la tarea inmediata es la
de crear un ámbito donde todos los partidos, corrientes, grupos y
activistas anticapitalistas podamos avanzar en frente único contra el
neoreformismo, que quiere llevar a la vanguardia, a los activistas, a los
jóvenes y a las masas latinoamericanas al callejón sin salida del
"capitalismo con rostro humano".
Si
todas las agrupaciones juveniles, partidos revolucionarios, movimientos
sociales y activistas que nos proclamamos anticapitalistas ponemos
nuestras herramientas políticas y fuerzas en esta perspectiva, podemos
empezar a marcar el punto de referencia de la revolución social en América
Latina, porque entre reforma y revolución, nosotros gritamos bien firme y
con convicción: ¡REVOLUCIÓN!.
Agrupación
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MAS
- Independientes
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