MANOS A LA OBRA, MANOS VACIAS
Por EXEQUIEL FERNANDEZ MORENO - Thursday, Aug. 26, 2004 at 8:16 PM
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Todos los planes sociales son buenos antes de hecharse a perder en manos de funcionarios burocratas y tecnocratas que los desnaturalizan. El gobierno debera corregir esto si pretende el exito.

Esto Pasa
En Santiago del Estero Mayo 2004
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MANOS A LA OBRA, MANOS VACIAS


Desde no hace mucho tiempo y destinado a los titulares del plan Jefes y Jefas de Hogar, el gobierno nacional lanzó con bombos y platillos el plan Manos a la Obra. La idea que impulsa este experimento es crear –a traves de pequeños emprendimientos- polos productivos que paulatinamente permitan bajar los alarmantes índices de desocupación y gradualmente abandonar el tan criticado asistencialismo.
A primera vista la intención es buena porque fomenta la asociación, la solidaridad y pretende potenciar la autoestima de los beneficiarios del Jefes y Jefas toda vez que tres o mas de ellos deben acordar unirse y comprometerse a hacer prosperar un proyecto.
El propósito es -aparentemente- que en un futuro no muy lejano el emprendimiento cobre autonomia de vuelo y sus protagonistas sientan en la práctica que no necesitan ser asistidos por un encubierto y humillante subsidio de desocupación y valerse por si mismos. Esto es lo que se observa, al menos, en una primera aproximación y, aunque no es poco, se puede colegir que no es todo. Ojalá que así sea y que lo que se supone subyacente tenga que ver –antes que con una especulación política- con lo estrictamente humano en cuanto a la valoracion de la autosuficiencia, la autoestima y la recuperación de la dignidad que sucesivos gobiernos supieron enterrar bajo los escombros de la dádiva.
Hasta aquí todo suena interesante y loable como siempre que se analiza la teoría que sustenta este tipo de implementaciones gubernamentales. Lamentablemente en la práctica la historia es otra. Muy diferente. Océanos de buena intención, mares de inspiración y rios de tinta terminan estrellándose en la infernal burocracia de indescifrables formularios; de engorrosos requisitos; de superocupados funcionarios para nada didácticos y del exagerado academicismo de técnicos que dibujan en sus pizarrones una inexistente realidad social.
El resultado es deprimente. Simplemente porque ante este complejo panorama, el primer paso que es conseguir el entusiasmo del beneficiario, no se cumple. El cúmulo de exigencias; las escépticas proyecciones de los “eruditos” y los cálculos pesimistas de supuestos expertos, terminan haciendo añicos las expectativas que habían logrado reunir los pocos destinatarios que se animaron a consultar en la Oficina de Coordinación, Gerencia de Empleo, Consejos Consultivos y cuanto nombre surgido de seminarios le asignaron a esos centros de imposibilitar. Son en verdad nidales burocráticos donde técnicos de laboratorio se solazan enunciando estadísticas y declamando fórmulas generalmente importadas mientras aprendices de políticos pugnan por un posicionamiento que les permita acercarse al calor del poder y eventualmente a un cargo o una candidatura.
Asi las cosas no es arriesgado asegurar que en un futuro no muy lejano muchos funcionarios asistirán a las exequias de otra frustración y mucha gente, que podría haberse beneficiado con un Manos a la Obra, se quedará con las manos vacias. Una nueva dosis de escepticismo y otra de pesimismo se agregarán al sector mas desprotegido de la comunidad al cual mas tarde, los mismos funcionarios que no supieron ayudarlo a despegar, neciamente culparán de indolente y escasamente afecto al trabajo.
Lo de siempre: el hilo se corta por lo mas delgado y así la víctima termina convertida en victimario. Ninguno de los responsables querrá admitir que todo plan es bueno antes de echarse a perder en manos de funcionarios que fueron incapaces de interpretar cabalmente la realidad social. Que a personas de muy escasa instrucción, de un bajo nivel de educación y con serias dificultades de relación les están pidiendo el rendimiento que en este pais no puede exhibir ni un aspirante a universitario.
Alguna vez los funcionarios comprenderán que “la unica verdad es la realidad”, o es que se volvieron todos autistas?.-
E.F.M.

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