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Peligra Revolución Bolivariana por llamado a la revolución en la revolución
Por Guayú De Falkón - Monday, Aug. 30, 2004 at 9:16 PM
guayu@iespana.es, guayudefalkon@yahoo.es

Las esperanzas populares de un escenario político democrático más sereno y tranquilo de convivencia ciudadana, escenario esperado por un pueblo venezolano que de manera masiva en la madrugada del 15/08/04 salió a expresar sus preferencias en las máquinas de votación, al poco tiempo del pronunciamiento del CNE chocaron de manera violenta con la realidad política venezolana.

Las esperanzas del amanecer florentin@
peligran por llamado a la revolución en la revolución




Cargando con gallardía el peso del agotamiento que acarreó pelear durante 24 horas seguidas la Batalla de Santa Inés, l@s florentin@s se dirigieron hasta Miraflores, el centro del poder bolivariano, para celebrar junto a su líder, Hugo Chávez Frías, un nuevo triunfo de la Revolución Bolivariana sobre sus enemigos externos e internos. Sobre el filo del amanecer, frente al llamado balcón del pueblo, los miles de florentin@s allí congregad@s plenos de alegría escucharon las palabras de Hugo Chávez tras el anuncio oficial del CNE sobre lo resultados de la Batalla de Santa Inés. La bandera del No al colonialismo enarbolada por l@s florentin@s bolivarian@s y los pueblos latinoamericanos, triunfó con un margen preliminar de16,49% sobre la bandera del SI al neoliberalismo enarbolada por el imperio estadounidense y las huestes locales dirigidas por la oligarquía nacional y latinoamericana. En medio del discurso triunfal de Hugo Chávez, una fuerte lluvia que cayó sobre Caracas fue bautizada por el líder de la revolución bolivariana como agua bendita, lo que conminó a miles de florentin@s que ante el repentino aguacero se retiraban corriendo del lugar en busca de refugio, a quedarse escuchando las palabras de Hugo Chávez hasta la culminación de su alocución, recibiendo con alegría y devoción el baño divino que, desde el cielo, caía con fuerza enchumbando de “agua bendita” sus cabellos y ropas, próxima la llegada del alba.

Las esperanzas populares de un escenario político democrático más sereno y tranquilo de convivencia ciudadana, escenario esperado por un pueblo venezolano que de manera masiva en la madrugada del 15/08/04 salió a expresar sus preferencias en las máquinas de votación, al poco tiempo del pronunciamiento del CNE chocaron de manera violenta con la realidad política venezolana. El liderazgo bolivariano olvidó, una vez más, las cualidades de un importante actor político nacional e internacional: El fascismo. Este actor político volvió a expresar públicamente, en vivo y directo, por TV, prensa y radio sus verdaderas intenciones y propósitos. Sus interlocutores y líderes coparon desde los medios de comunicación masiva el discurso nacional de recepción al triunfo electoral de l@s florentin@s de Hugo Chávez. Da la impresión que de la vieja Misión Antifascista latinoamericana, el liderazgo político bolivariano ha aprendido muy poco; mejor dicho, ha salido raspado. A pesar que esta Misión tiene entre el pueblo bolivariano una vigencia de más de dos años copando la cima de la realidad política venezolana, sus aprendizajes no forman parte de las lecciones de la historia en pleno desarrollo; y más aún, mucho menos ha aprendido el liderazgo bolivariano de la historia política del fascismo latinoamericano.

Al fascismo nadie lo ha derrotado sin la fuerza de un poder antifascista que lo elimine o reduzca a la mínima expresión. El fascismo en Chile no fue derrocado en las urnas mediante un plebiscito como se ha hecho creer mediante la propaganda del imperio estadounidense realizada por los monopolios transnacionales de la información. Al contrario, Pinochet cedió el mando político del fascismo mediante la “presión” de un “plebiscito popular” a la Concertación de socialdemócratas y democratacristianos. De esta manera, Pinochet y la canalla fascista chilena se libraron de exhibir como fruto inmediato de la política neoliberal la exclusión social y la regresión de la seguridad social y los salarios de los trabajadores treinta años hacia atrás; regresión económica, política y social que producto de la salvaje explotación y expoliación fascista del pueblo chileno y sus recursos naturales quedó al completo descubierto años después de la “entrega del poder” a la Concertación de los demócratas chilenos. La Concertación democrática fue invitada por Pinochet a cargar y compartir la culpa, y éstos, diecisiete años fuera del control del poder estatal, ávidos de regresar a sus viejos sillones en el parlamento, a los vehículos con chóferes, viáticos y privilegios burocráticos, haciéndoseles agua la boca y sin ningún reclamo ni condición alguna que poner a los fascistas, aceptaron compartir la culpabilidad de las consecuencias del neoliberalismo tomando las riendas del gobierno “democrático”. Hasta Fidel Castro creyó en la veracidad del triunfo popular en el plebiscito pinochetista diciendo ante aquella trampa mediática neoliberal consumada, palabras más palabras menos que, “Pinochet cayó en su propia trampa”.

Pero no fue así, los luchadores por la democracia y las libertades públicas, muchos de ellos otrora revolucionarios socialistas, fueron quienes cayeron en la trampa fascista contribuyendo a instalar en el poder una mascarada democrática del fascismo neoliberal: La Concertación.

Hoy, luego de casi década y media del triunfo electoral democrático chileno, las reglas que dirigen la convivencia nacional son las mismas que dejó establecida la dictadura fascista de Pinochet tras el asesinato del Presidente constitucional chileno Salvador Allende y haber desatado una represión masiva de 17 años que muestra un record de más de treinta mil asesinatos políticos, cientos de miles de presos que murieron o pasaron años en campos de concentración tipo nazi e igual al que hoy mantienen los yanquis en Guantánamo, miles de desaparecidos cuyos cadáveres poco a poco comienzan a aparecer y millones de exiliados políticos y económicos. Estos últimos, desarraigados deambularon y aún deambulan por el todo mundo.

Los chilenos hoy viven una parodia de democracia, una mascarada democrática del fascismo pinochetista que aún controla en Chile los resortes principales de todos los poderes públicos, del poder económico y el poder militar. ¿Cómo puede vivirse en democracia con una Constitución Fascista? ¿A dónde ha dirigido la Concertación al pueblo chileno luego de la “liberación” del fascismo pinochetista? Lo ha dirigido al único destino lógico, al Agujero Negro del fascismo de Washington que hoy dirige Bush y mañana dirigirá Kerry: EL ALCA; y luego de legalizar el saqueo eterno e impune de los chilenos y sus riquezas por las transnacionales estadounidenses, la versión “socialista” de gobierno de la Concertación se vio obligada a “colaborar” en la consolidación de la invasión de Haití, o sea, el gobierno del ”socialista” Ricardo Lagos no puede negarse a contribuir con la consolidación del saqueo latinoamericano por el fascismo neoliberal estadounidense. La Concertación se hizo cómplice del saqueo chileno y latinoamericano que realiza el imperio estadounidense. El contrato de exigencia a la explotación eterna de los chilenos lo firmó un “socialista” que “representa” al partido del extinto Presidente Salvador Allende; y Lagos es en la Concertación el eslabón más débil de la coalición política que gobierna Chile.

En el plano nacional, la actuación política del liderazgo bolivariano, incluyendo a Hugo Chávez, actúa a veces guiada por una ancestral sumisión cultural cristiana que los obliga a poner la mejilla ante el fascismo una y otra vez. Y ante la repetición una y otra vez más de la misma cachetada fascista, vuelven a poner la mejilla una, otra, y otra vez más. Y esto no tendría que ser preocupación nuestra si las consecuencias que de lo anterior se desprenden las sufriera al final sólo el liderazgo que lo permite. Y es aquí donde está el problema. Resulta que los muertos no los pone el liderazgo bolivariano ni mucho menos el liderazgo fascista de la Coordinadora Democrática, sino el pueblo, aquel pueblo que la mayoría de las veces obedece a su liderazgo ciego, con una mínima conciencia, con solo su fe o con la esperanza sembrada en él por la redundancia de la propaganda política masiva que inunda el espacio de la TV, prensa y radiodifusión privados y públicos. Y la mayoría de los muertos víctimas del fascismo los pone el pueblo bolivariano que, siguiendo con fe a su líder, ayer se convirtió en florentin@ para alcanzar la redención que le ofrece la Revolución Bolivariana.

Es ese pueblo el mayor soporte para la continuación del rumbo latinoamericano y universal de la Revolución Bolivariana, y a la vez, ese mismo pueblo es el remolque que desde hace algún tiempo, con una fuerza descomunal, arrastra contra su voluntad y a pesar de su resistencia y boicot, a muchos líderes bolivarianos que desde hace mucho tiempo ya tienen satisfechas sus máximas aspiraciones revolucionarias. Estos, gozan de privilegios, poder, dinero, negocios, créditos, carros con chofer, secretarias privadas, cuentas de crédito en restoranes de lujo, manejo de partidas presupuestarias a discreción sin control social alguno, y otros muchos groseros privilegios bien conocidos por el pueblo bolivariano que exige a gritos cambios en la conducción del proceso, cambios que el propio Hugo Chávez los ha definido como la necesidad de una revolución dentro de la revolución.

Este camino, el de la revolución dentro de la revolución, suena bien, parece redimir las esperanzas de mayores cambios éticos en el liderazgo, pero mirándolo con los ojos de la razón, lo que vemos es una incierta ruta llena riesgos, riesgos que fueron asumidos de manera radical durante la Revolución China que era dirigida por un partido comunista de 35 millones de militantes. Con el Partido Comunista Chino dirigiendo a uno de los ejércitos más poderosos y numerosos del mundo, y con Mao Tse Tung a la cabeza, los revolucionarios perdieron la revolución dentro de la revolución, conocida en China como La Revolución Cultural, a cuyo final, tras la derrota política y militar de los jóvenes e intelectuales revolucionarios con deseos de acelerar y profundizar los cambios políticos, económicos y sociales, luego de millones de muertos y encarcelados, regresaron al poder político y al control del partido comunista chino los viejos dirigentes políticos reformistas pro capitalistas, culminando el episodio regresivo de La Revolución Cultural China con el encarcelamiento de la esposa de Mao Tse Tung, Chiang Ching, junto a tres jóvenes líderes comunistas de la nueva China revolucionaria, que incluía al joven secretario general del partido comunista de Shangai, calificándolos mediante la propaganda oficial como La Banda de los Cuatro.

Una revolución dentro de la revolución en estos momentos, sin una organización popular revolucionaria propia, autónoma y sustentable, libre de los guasineros(1) bolivarianos, agentes enemigos quintacolumnas, depredadores profesionales y chulos izquierdistas nacionales e internacionales, no es otra cosa que un llamado al suicidio político colectivo de l@s florentin@s; una convocatoria velada a la derrota, otra crónica de una muerte anunciada, esta vez, la muerte anunciada de la sinergia participativa expansiva de la revolución bolivariana. Sin esa fuerza y sinergia participativa integradora y liberadora, la revolución bolivariana puede seguir existiendo; pero de allí en adelante, será una revolución defendida y recomendada por el imperio y la oligarquía nacional y latinoamericana. Sería una parodia de revolución no muy distinta a la democracia chilena de Ricardo Lagos y la Concertación.

El llamado a la revolución en la revolución, a nuestro entender, como propuesta revolucionaria al reclamo popular contra la burocracia bolivariana y los vicios del liderazgo político, económico y cultural es una ingenuidad política, o tal vez no; quizás sea una velada asesoría política del enemigo de la sinergia participativa de la democracia bolivariana. Por último, como un supuesto negado y haciendo un ejercicio intelectual abstracto de vigilancia revolucionaria, tenemos que considerar la propuesta en cuestión como la posibilidad de una intencionada política perversa.

Mientras los enemigos de la continuación y expansión de la sinergia participativa y democrática de la revolución bolivariana necesiten al pueblo florentino para lograr sus objetivos económicos, poder y privilegios, el pueblo bolivariano en lugar de transarse en una lucha frontal contra ellos en una revolución en la revolución tiene que dedicarse a lograr para si una organización política que responda a los postulados máximos de la revolución bolivariana. Y esa organización el pueblo aún no la ha parido. Las organizaciones populares y de izquierda marxistas, socialdemócratas, cristianas y ecológicas existentes no son capaces de conducir a nadie a ninguna parte. La tarea urgente de los revolucionarios participativos es parir la organización política contemporánea necesaria. Sin ella, atender el llamado a la revolución en la revolución, de manera radical, y siguiendo al liderazgo bolivariano sin una verdadera y racional discusión política nacional participativa real, pudiera culminar en otra nueva crónica de una muerte anunciada.

El Comando Maisanta si bien es cierto hasta ahora fue más participativo y eficaz que el Comando Ayacucho, no es menos cierto que fue conducido por los mismos dirigentes partidistas que ayer dirigieron el fracasado comando anterior, con toma de decisiones políticas con pleno conocimiento y aprobación de Hugo Chávez; decisiones que ante el fracaso político del experimento organizativo anterior, esos desaciertos y errores que de allí emanaron fueron traspasados a un actor político que, si bien es cierto encabezó la dirección del comando, Ismael García, fue una víctima de la política del trío emeverrista, Ameliach, Lara y Vivas. Su liderazgo carecía de poder real al estar sometido a la decisión de un quinteto en el cual el partido de gobierno que preside Chávez, el MVR, tenía la mayoría de los miembros. En el fenecido Comando Ayacucho, el trío miembros del MVR siempre fue quien decidió las políticas al momento de someter a votación las acciones a seguir, sus decisiones y acciones eran consultadas y aprobadas personalmente por Hugo Chávez, decisiones que tenían que ser lideradas sin discusión por Ismael García, “jefe” del Comando Ayacucho, aún contra su opinión y voluntad. Ismael García lideraba una organización donde sus opiniones, en todo momento, carecieron de valor al ser aplastadas por la mayoría del trío del MVR que integraba el quinteto cogollerico de dirección, quienes con el conocimiento de Hugo Chávez impusieron todas las decisiones políticas, al margen del numeroso Comando Ayacucho juramentado en el Teatro Municipal con bombos y platillos por el propio líder de la Revolución Bolivariana.

En el Comando Maisanta, una situación de cuello de botella a la participación popular fue establecida por el control que tienen sobre ellos los partidos políticos del Bloque del Cambio; y el pueblo y sus líderes sociales naturales, el verdadero soporte de la Revolución Bolivariana, están en puestos de soldados rasos, incorporados para la ejecución de las tareas y excluidos de la toma de decisiones políticas. Al pueblo florentino organizado en las UBEs y en las patrullas lo excluyeron de la toma de decisiones políticas los partidos políticos que tienen capturado al vulgar estilo puntofijista el Estado de la V República. De allí que la revolución en la revolución hoy no es más que una dulce y hermosa trampa para acabar con la fuerza y capacidad de lucha de un pueblo revolucionario esperanzado en ver cambios sustantivos en la estructura del Estado bolivariano. Florentin@s que constituyen una verdadera amenaza para la continuación de los privilegios, desmanes y corrupción política y económica de los actuales gerentes del Estado bolivariano.

Esa revolución en la revolución que le quieren vender al pueblo bolivariano tiene su dirección secuestrada desde hace tiempo por aquellos “revolucionarios” que, por hacer sido ”guerrilleros” o “presos” de la dictadura de Gómez, Pérez Jiménez y del puntofijismo, hoy están cobrando derechos adquiridos sobre ministerios, entes descentralizados, alcaldías, gobernaciones, empresas estatales, direcciones, créditos y negocios con el Estado excluyendo a la nueva generación de luchadores políticos y sociales que emergieron con fuerza y en gran cantidad el 13 de Abril de 2002. Y muchos de estos guasineros bolivarianos son tan igual de incapaces, déspotas, corruptos, ignorantes y represores que los puntofijistas; o todavía peores.
Nuestra propuesta para evitar enfrentamientos y ser justos, es constituir una fundación de víctimas de la represión puntofijista e indemnizarlos, otorgar becas a sus hijos, permitirles oportunidades de vivienda, estudio y trabajo, oportunidades que perdieron o les fueron negadas por su decisión política; y si el pueblo cree que merecen ser condecorados, y nosotros lo creemos así, hacerlo y llevar a muchos cuyos cuerpos quedaron sembrados en el curso de las luchas al Panteón Nacional. Pero su pasado revolucionario o de luchador social no constituye un argumento racional suficiente para darles a priori puestos de dirección política en la revolución bolivariana. Y esto incluye a muchos de los integrantes del 04 de febrero y del 27 de noviembre de 1992. Haber sido reprimido o encarcelado, o más aún, haber empuñado un arma contra la represión estatal, o haber irrumpido de manera violenta contra el Estado y orden legal puntofijista, no gradúa a nadie de administrador público ni mucho menos de guía político de la revolución bolivariana; aún cuando conceda a muchos de ellos respeto político, social y altura moral.

Mientras los luchadores sociales y nuevos revolucionarios no cuenten con una organización que tenga características de autónoma en su elaboración política, organización, recursos y sobre todo sea sustentable en el tiempo, las esperanzas de avanzar a otra dimensión política y llevar la revolución bolivariana a realizar sus máximas constitucionales, no será posible sin perecer en el intento.

Sin resolver el cómo y el con qué respaldar el controlar, sacudirse o reducir los intereses de quienes hoy poseen y usan los resortes del poder bolivariano para reproducir las viejas prácticas burocráticas de la élite puntofijista, estamos convencidos que luchar por una revolución en la revolución es ceder la iniciativa y fuerza popular, concediendo aún un mayor control sobre la revolución bolivariana a los quintacolumnas, puntofijistas y guasineros bolivarianos; poder popular que éstos manipulan hoy a discreción. Poder popular que descansa y se sostiene sobre los deseos de cambios de los millones de florentin@s que con una fuerza descomunal impulsan las transformaciones políticas, económicas y sociales sin ningún puesto de control ni de dirección política real alguna. Ejército de florentin@s verdader@s interesad@s y necesitad@s del desarrollo y expansión de la sinergia participativa integradora y liberadora de la revolución bolivariana.


Caracas 18 de Agosto de 2004

Notas:

1.- El término guasineros bolivarianos se refiere a personajes que aluden haber sido presos políticos o víctimas de la represión puntofijista, y a cuenta de ello exigen puestos de dirección política y de poder, tanto en el Estado como en la dirección de la revolución bolivariana. Muchos de ellos exigen respeto a sus arcaicas y muchas veces inútiles ideas sobre la revolución social. La gran mayoría carece de habilidades y destrezas necesarias para conducir la lucha revolucionaria contemporánea. Durante la dictadura de Pérez Jiménez, en la década de los 50 del siglo XX, los presos políticos del régimen perejimenista, en su mayoría adecos y comunistas, eran llevados a una famosa prisión conocida como la Cárcel de Guasina. Las víctimas de la represión política que fueron encarcelados en la Cárcel de Guasina, durante el puntofijismo reclamaron prebendas políticas, económicas y sociales como derechos adquiridos; y esas exigencias, el puntofijismo a sus camaradas se las concedió. Estos sujetos fueron llamados guasineros por quienes les reprochaban sus actitudes antiéticas y oportunistas. Muchos guasineros no conocieron la Cárcel de Guasina ni siquiera en relatos.

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ESCRIBE QUE ALGO QUEDA
Por JORGE DIAZ - Monday, Aug. 30, 2004 at 10:39 PM
VENEZUELA

PARECE QUE LE TIENES MUCHO MIEDO A LA REVOLUCION DENTRO DE LA REVOLUCION.
NO SERA QUE TU ERES UNO DE ESOS GUASINEROS?
SI ESCUCHASTE BIEN AL COMANDANTE CHAVEZ¿O ES QUE NO LO ESCUCHASTE?-HABRAS OIDO QUE DIJO QUE LA REVOLUCION DENTRO DE LA REVOLUCION ERA ENTRE OTRAS COSAS PARA ATACAR ESE MAL ENDEMICO EN NUESTRO PAIS LLAMADO CORRUPCION.
TAMBIEN,NO SE SI TE DISTE POR ENTERADO ES PARA ACELERAR LAS OBRAS DE GOBIERNO(RAPIDO Y BIEN HECHO ¿TE RECUERDAS GUAYU?)
ENTONCES PAPA QUE INVENTOS SON ESOS DE LA REVOLUCION CHINA Y MAO,ME PARECE QUE ESTAS MEANDO AFUERA DE LA PEROLA.
ESTABAS METIDO EN LA CANDELA CON LAS UBES O HABLAS DE OIDO.
LA REVOLUCION NUESTRA ES B-O-L-I-V-A-R-I-A-N-A O SEA NUESTRO NORTE ES SU PENSAMIENTO Y DEMAS ESTA DECIRLO QUE EL LIDER INDISCUTIDO ES CHAVEZ.
PERO COMO SIEMPRE EL LO DICE UNA REVOLUCION NO PUEDE DEPENDER DE UN HOMBRE ,SI NO VA A LA MUERTE.
Y PARA ESO ESTAN COMO TU LO DICES LOS FLORENTIN@S.
LO DEMAS ES NOVELA.
NO LE TEMAS A LA REVOLUCION EN LA REVOLUCION QUE ES LA UNICA ESPERANZA QUE CONTAMOS EN ESTA PATRIA PARA HACER LAS COSAS BIEN Y RAPIDO.

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excelente el articulo
Por juan salvo - Tuesday, Aug. 31, 2004 at 2:04 AM

Los verdaderos revolucionarios en Venezuela (y me refiero a los que verdaderamente quieren una revolucion, no a los conservadores con barniz revolucionario) tomaran muiy en serio este y otros articulos que recomienden la construccion de poder obrero y popular para asegurar lo conquistado e ir por mas.

La experiencia de Chile lo dice todo: si no se avanza, se retrocede, y los muertos los pone el pueblo. El triunfalismo y la tolerancia al fascismo son actos tan criminales como los de los golpistas.

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