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29 DE AGOSTO DE 1946: 174 KOLLAS FUERON EXPULSADOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
Por Asunciòn Ontiveros Yulquila - Monday, Aug. 30, 2004 at 9:25 PM
yulquila49@yahoo.com.ar 0388 - 425 - 2433 Av. Remedios Escalada Nº 425; Barrio 25 de Mayo; (4612) PALPALA; Jujuy, Argentina

En las primeras horas del 29 de agosto de 1946 fueron expulsados violentamente 174 kollas, de la ciudad de Buenos Aires, por efectivos de la Prefectura Naval. La delegaciòn de los 174 kollas fue llamada el "Malòn de la Paz".

29 DE AGOSTO DE 1946: 174 KOLLAS FUERON EXPULSADOS VIOLENTAMENE DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Por yulquila49@yahoo.com.ar

“Tù, indio del Ande, mestizo de la Puna, huésped de Buenos Aires, fuiste echado a patadas. Roto quedò tu erequencho. Destrozado tu bombo. Con las hilachas de pobre poncho enjugaste tu llanto... Tu hermano, ¡hermano kolla! ¡Còmo duele tu llanto...! que es mìo y de todos los que arrinconamos nuestro corazón para mantener la justicia de tu voz.” Era la expresión sentida del poeta y cantor Atahualpa Yupanqui, en relación la expulsión violenta y racista de 174 kollas, de la ciudad de Buenos Aires. Vagones de carga y pasajeros y efectivos de la Policía Federal aseguraban el transporte en ferrocarril del llamado “Malòn de la Paz”, desde Retiro hasta la provincia kolla de Jujuy.

PRIMERO: Hasta mediados del siglo XX, la industria azucarera era el principal rubro de la economía de la provincia de Jujuy. Ledesma Sugar and Refing Co. y otros ingenios dirigían y digitaban la vida económica y política del Estado provincial. La propiedad e ideología latifundista, que significaban tener poder económico, poder sobre miles de arrenderos y poder político se reflejaban en la gestión del Estado. La industria azucarera prestaba dinero al Estado y era la principal acreedora. Los poderes legislativo y ejecutivo, desde las elecciones, candidaturas, hasta el ejercicio de los mandatos eran discutidos y aprobados en la oficinas de los ingenios.

La región Puna, Quebrada y Valles, territorio històrico del pueblo kolla era la màs poblada, y por tanto, tratada y administrada como un centro exclusivo de producción de mano de obra barata, arrendataria y esclavizada para los ingenios. Mas de 50.000 habitantes kollas vivìan en condiciones infrahumanas, sometidos psicológicamente por la “bondad” o “maldad” de “dios o del diablo”.

SEGUNDO: ¿Hubo algún cambio entre el régimen de expoliación y de lavado de cerebro de las encomiendas, y el sistema del trabajo forzado en la zafra de la caña de azúcar? A pesar de la independencia de la España despótica, los cambios sociales y de la producción económica, la expoliación al pueblo kolla sigue siendo invariable: racista y esclavizante. A nivel de los Estados, provincial y nacional, impera la concepción sobre lo aborigen, lo indio, o lo “indígena”, en el sentido que son seres inferiores, a los que hay que “civilizarlos” mediante la fuerza bruta o desaparecerlos del “mapa”.

En 1942, mientras la Alemania nazi predominaba en Europa continental, en el Congreso de la Nación, el Presidente Ramón S. Castillo informaba que la Comisión Honoraria de reducción de Indios “ha defendido a los aborígenes en juicios de desalojos de tierras fiscales, o en cobros ejecutivos por deudas de pastajes atrasadas. En lo referente a la contratación de indios tambièn se ha ocupado de su control en los ingenios azucareros de Las Palmas del Chaco Austral, Ledesma Sugar and Refing Co.”. Era el discurso de la política indigenista estatal, opresora, racista, y reduccionista de las condiciones fundamentales de la existencia del ser humano.

Un año después de la rendición de la Alemania de Hitler, el 13 de mayo de 1946, desde el poblado de Abra Pampa, Departamento de Cochinoca, Provincia de Jujuy, una numerosa delegación de kollas emprende viaje, a pie y a lomo de mulas y caballos, hasta la ciudad de Buenos Aires, hasta la Casa Rosada. Se plegaron kollas de la Quebrada de Humahuaca y de la Provincia de Salta. Los 174 kollas entre varones y mujeres, y sus animales de carga, fueron denominados, por los medios gráficos y radiales de la Capital Federal y nacional, como el “Malòn de la Paz”. La delegación arriba a la Casa Rosada el 3 de agosto de 1946. Fueron recibidos con simpatía por el pùblico en general, delegaciones sindicales, el Presidente Juan Domingo Peròn, el Vicepresidente y ministros. Hasta hubo una reunión con el Poder Ejecutivo en el “Jardín de Invierno” de la Casa Rosada. Hubo promesas de solución a la sentida e històrica reivindicación de la “Libertad de la Tierra Kolla” y los derechos territoriales sobre tres millones de hectáreas.

TERCERO: Juan Domingo Peròn habìa ganado las elecciones de febrero de 1946. En su discurso de asunciòn al Poder, el 4 de junio, anuncia que “No escapa tampoco a los planes de gobierno el elemento indígena”. La delegación kolla reivindicativa estaba informada y segura de que el Estado Nacional darìa solución al ancestral reclamo de derechos territoriales. Sin embargo, sorpresivamente, en la noche del 28 y 29 de agosto de 1946, los kollas desalojados del Hotel de Inmigrantes y embarcados compulsivamente en un tren de ferrocarril hacia Jujuy. En carácter de incomunicados y herméticamente vigilados por miembros de la Policía Federal, el tren los retorna hasta La Quiaca.

Ciriaco Condori y Exaltación Flores, de Cochinoca, Jujuy, Taboaldo Flores, de Oràn, Salta, quienes eludieron la expulsión y el viaje forzoso de retorno, denunciaron ante los medios de prensa de la Capital Federal que en la acciòn de expulsión estuvieron involucrados: “La Comisión Honoraria de Reducción de Indios”, dependiente de la Secretarìa de Trabajo y Previsión, el “súbdito aleman Juàn Francisco Adolfo Kemmer” y poderosos personeros de los terratenientes, denominados oligarcas.

CUARTO: ¿Porquè la expulsión violenta de los 174 kollas, expoliados mental, física y materialmente? ¿Què acciòn peligrosa podìan realizar contra el Estado latifundista, agroexportador e importador de productos manufacturados? Las respuestas se las encuentran en el contexto mundial político e ideológico de la època.

La revolución bolchevique de Muscù, ocurrida en 1917, expropia la propiedad privada latifundista, declara a la Iglesia Ortodoxa, pariente de la Católica y otras “opio de los pueblos”, en concordancia con las proposiciones de Carlos Marx. El marxismo tiene proyección internacional. La reacción contraria al marxismo no se hace esperar, y surgen el fascismo y el nazismo para poner freno a la “dictadura del proletariado”, al “trapo rojo” y al “ateismo”. En la Agentina, y en Jujuy, los terratenientes y sus descendientes abrazan los dogmas del fascismo de Italia, del nazismo de Alemania y del franquismo de España.

Juan Domingo Peròn, el 28 de junio de 1944, expresaba sus convicciones e ideología: “La Repùblica Argentina es producto de la colonización y conquista, que trajo hermanadas a nuestra tierra en una sola voluntad, la cruz y la espada. Y en los momentos actuales parece que vuelve a forjarse esa extraordinaria conjugación de fuerzas espirituales de poder que representan los dos màs grandes atributos de la humanidad: el evangelio y la espada”. El Ejèrcito, la Marina, la Aviación, la Policía, la Gendarmerìa, la Prefectura y la Iglesia Católica constituìan en brazo armado y dogmático de la “picadora de carne humana” que simbolizaba el nazismo criollo.

La Argentina, como Estado, en 1945, no participa en la Conferencia Interamericana sobre problemas de la Guerra y la Paz, realizada en Chapultepec, México. Aùn la Alemania de Hitler no se habìa rendido, y, el proyecto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos estaba en gestación. En plena Segunda Gerra Mundial, en el fragor de los èxitos militares de la Alemania nazi, de su tecnología de aniquilación humana, en abril de 1940, el gobierno de México convoca a los Estados americanos, con pueblos indios en sus jurisdicciones territoriales, a un conferencia internacional. El objetivo especìfico de la Conferencia era encarar en forma conjunta una estrategia de asimilación coercitiva de los pueblos indios a la “civilización” de los Estados. El móvil de la estrategia de “seguridad nacional” era eliminar todo indicio de resistencia anticolonial india, que posibilite ser aprovechada por el marxismo. Se decide legitimar la palabra “indígena”, extraida del léxico jurídico del antiguo derecho romano, en oposición a la palabra indio. Para “indigenizar” se decide hacer uso del método reducción, mediante la asimilación compulsiva conocido como la “nacionalización de los indios”.

En 1946, ya concluida la Segunda Guerra Mundial, el genocidio perpetrado con millones de judìos en los campos de concentración y extensión del nazifascismo, hace posible la gènesis de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El final de la Alemania nazi significa tambièn el desfallecimiento, porque aùn no està muerto, del mìtico ideal totalitario, con sentido “universal”, que prescribe: “El cielo es es espacio exclusivo para la gloria del hombre creyente que se asemeje a la imagen de dios”. “Dios” cristiano, idealizado racialmente “blanco” durante el apogeo déspota del Santo Imperio Romano Germánico. Durante el mandato del emperador Carlos V (1500 – 1558), tambièn rey de España, se consuma vìa españoles católicos el crimen genocida de millones de aborígenes en las Tres Amèricas, con la absoluta y exclusiva convicción de “salvar almas de los indios”.

QUINTO: El contexto ideológico y político en relación a los pueblos indios era desfavorable en agosto de 1946, cuando los 174 kollas arriban caminando a la Capital Federal. Provocan dos reacciones evidentes entre las varias. La solidaridad por un lado, y la oposición racista por el lado de los argentinos creyentes de ser la “continuidad de los europeos”.

¿Què ocurre durante las negociaciones entre los voceros de los 174 kollas y los representantes del gobierno nacional? Celestino Cruz, quien participara en el “Malòn de la Paz” testimonia que dentro del Hotel de Inmigrantes, los voceros del gobierno pusieron sobre una mesa una valija con decenas de fajos de billetes fuertes de diez pesos, para que los kolla renunciaran a sus reivindicaciones territoriales. Al rechazarse la mercenaria propuesta, y plantearse la firme posición de no retornar a Jujuy sin los títulos de propiedad, en los dìas sucesivos al hecho fueron expulsados violentamente de la Capital Federal, el las primeras horas del dìa 29 de agosto de 1946.

SEXTO: Durante los primeros 50 años del siglo XX, la nefasta “Comisión Honoraria de Reducción de Indios”, ensalzada de racismo y discriminación racial, reducía y distribuìa indios del Noroeste y del Noreste para ser explotados, esclavizados en los ingenios azucareros, en las haciendas, en los latifundios. La “Comisión” dependìa de la Secretaria de Trabajo y Previsión de la Nación. Oficiaba de intermediaria entre la patronal, los “contratistas” y los “caciques”, quienes por lo general tenìan vocación para “evangelizar y civilizar a sus indios”.

Esa absurda lógica racista y excluyente contra los pueblos indios florecía a la flor de los labios como “hechos humanitarios de la civilización”, en los discursos de los personajes de la historia oficial argentina y jujeña. Cuando los kollas reivindican sus derechos territoriales o simplemente un trato màs humano ante el Estado, se entabla una relación bajo un marco estrictamente “laboral”. Un kolla u otro aborigen no podìa acceder a derechos diferentes del de un eterno trabajador esclavo. Un kolla no podìa ser propietario. De esta lògica racista en potencia emerge el orgumento “indigenista”, aùn en boga, de que “no hay que darles tierras a los indígenas porque las venderán”. Cuando se pretende “entregar” tierras, se intenta hacerlo con un estatuto de “tierras intransferibles e inembargables”. Estos axiomas paternalistas y racistas, en lo cultural. social y económico, coinciden con la postura “universal” de asimilación que se legitimaba a travès del Convenio 107/1957 de la OIT, que tenìa los propósitos de reducir a las “poblaciones indígenas a la colectividad nacional”, en los paises independientes. Reducir significa despojo y muerte.

SÉPTIMO: El 10 de diciembre de 1948, la flamante Organización para las Naciones Unidas, ONU, reunida en Asamblea General en Parìs, Francia, aprueba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo Artìculo 1) expresa: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos dotados como estàn en razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos a los otros”. La Argentina como miembro de la ONU se abstuvo de votar. Es posición abstencionista tenìa relación genealógica con la concepción intolerante y racista del establishment “cultural”, social y económico de la Argentina, que sostiene a travès de la historia para escolares, por ejemplo, que la “Campaña del Desierto” fue un triunfo de la “civilización” contra el “salvaje”. En la realidad real fue y es un acto criminal de lesa humanidad, un GENOCIDIO.

Por ùltimo, un sentido homenaje a los patriotas kollas que dijeron NO a la corruptela del Estado, y SI a la “Libertad de la Tierra”.

Autor: Asunción Ontiveros Yulquila, DNI 5.264.397, Kolla, Jujuy, Argentina.

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