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Chávez debe diluir al ejercito pro yanqui y armar al pueblo trabajador
Por O.R.A. - Thursday, Sep. 02, 2004 at 1:41 AM
resistencia_ora@ciudad.com.ar

Chávez, exponente genial de la incapacidad capitalista para satisfacer las necesidades y demandas del pueblo, debe desconocer la democracia que le ha impuesto el imperialismo y levantar al pueblo en armas por las defensas de sus conquistas y contra los buitres sedientos de petróleo de los imperialismos.

La definición del referendo no alcanzara para acabar con la oposición pro yanqui y golpista. A la fuerza anti-democrática de los intereses más reaccionarios del imperialismo y sus lacayos solo los para la intervención directa del pueblo tomando las soluciones con sus propias manos.

Chavez, exponente genial de la incapacidad capitalista para satisfacer las necesidades y demandas del pueblo, debe desconocer la democracia que le ha impuesto el imperialismo y levantar al pueblo en armas por las defensas de sus conquistas y contra los buitres sedientos de petróleo de los imperialismos.



La Dirección Burguesa, anemia de la Clase Obrera

La falta de una tradición e historia marcadas, de lucha y organización entre las masas venezolanas; el incipiente desarrollo de un PBI sostenido por la explotación centrifuga de las fuerzas productivas; la marcada dependencia de la mono-explotación petrolera, como producto de la intervención perniciosa del imperialismo yanqui, son todos pilares sobre los que se sostiene la falta y a su vez necesidad de una dirección obrera en la cuenca petrolera occidental del imperialismo...

El escaso desarrollo de una burguesía productora, generadora de las condiciones para una economía más o menos centrifuga y por ello “independiente”, sumado al super-estado imperialista petrolero (que se halla potenciado por su cercanía y singularidad geológica de ser el único “pozo petrolero del mundo” en occidente), han pugnado por sostener bajo tierra el desarrollo de las contradicciones de clases existentes en el país hermano, generando una elite obrera en la industria petrolera y con esto un conjunto de contradicciones internas en el seno de esta clase, que le han impedido resolverse por el camino de una búsqueda política y social independiente.

Por todo esto y ante la agudización de las contradicciones de clase, so-producto del período de expansión del imperialismo yanqui y el “fin de la historia” (con la derrota del contrario “soviético”) ante la hegemonía coercitiva de un imperialismo que, más que comenzar su ascenso incio su descenso1, no nos debe ser para nada extraño la solución de las contradicciones intestinas, correspondientes a una como a la otra de las Clases polares de la sociedad venezolana, en un sola lucha mayor: la antiimperialista.

La falta de una dirección proletaria, en la molienda de la crisis inter-imperialista vigente, da por resultado en Venezuela y ante la disputa que se cierne por sus riquezas, la sintetización de la lucha particularmente de clases por una en la que éstas se disputarán el lugar como dirigente social de las masas oprimidas contra el imperialismo. Esto es, se torna en una lucha de características nacionales, en la cuál los sectores de la burguesía más perjudicados por la relación de opresión imperialista se encaramarán sobre la ola de malestar y creciente combatividad popular en función, evidente y aunque tal vez difusamente, de la llevada a cabo de sus objetivos propios2.

Las direcciones surgen allí donde hay una base necesitada de las mismas, es una máxima básica del materialismo más elemental. El proletariado venezolano, carente de las experiencias históricas que le planteen la cuestión del poder, se halla incapacitado para las necesidades de una dirección antiimperialista que le plantean las estructuras productivas del país, en sus distintas formas (puesto que el de Venezuela no es más que un problema estructural y por ello, no al revés, superestructural). Así es como se impone un desdoble de las direcciones burguesas y dentro mismo de sus pujas internas se esconde la solución revolucionaria y anti-capitalista, que se manifiesta de cuerpo presente con el apoyo “físico” que reciba por parte del proletariado (su condición inicial).

Chavez no es más que lo que decimos, el producto descompuesto del programa de la burguesía, como respuesta de la necesidad direccional antiimperialista de las amplias masas venezolanas.

La Correlación de Fuerzas entre las Clases

Sin embargo, por dentro de las fronteras del programa desdoblado impotente de la burguesía, se halla en gestión un quiebre por izquierdas de las bases, que han comenzado a dilucidar los limites del nacionalismo burgués de Chavez, como alternativa a la descomposición del SPV3.

Para superar la instancia intermedia y entrar en la arena de la lucha por la dirección del poder nacional (el gobierno sobre los medios de producción y distribución), las masas venezolanas y muy especialmente su Clase Obrera, deben llevar los límites ascendentes del chavismo a su máxima expresión, o lo que es lo mismo, deben hacerse de las banderas más progresivas de “Revolución Bolivariana” para volverla una de las masas trabajadoras sobre sus explotadores.

Es idealista, contrarevolucionario y hasta diríamos, insolente, salirle al cruce a las masas planteando la simple abstención; no es lo mismo para los intereses de las clases laboriosas el programa que plantea la oposición yanqui-golpista: con la privatización de las industrias eléctricas, del agua, aluminio y petróleo, que las reformas, aún así, irresolubles de la cuestión de fondo en Venezuela -la estructural-, que plantea Chavez con las leyes contra la privatización del petróleo y defensa de los recursos estratégicos, en defensa de la pequeña burguesía y la timidísima reforma agraria.

No existe, por más que nos lo quieran vender de oferta, una tercera posición real en este sentido: se puede (como nos lo decía el Gran Revolucionario Internacionalista: Miguel Bakunin) “o bien abrazarse a los intereses de la burguesía, y entonces se hace uno evidentemente enemigo del pueblo, o bien declararse por los intereses del proletariado, y hacerse por eso mismo un socialista revolucionario”.

La defensa de los intereses proletarios debe hacerse en la trinchera que delante de estos esté. Esa trinchera no es más que la cavada por el lugar de la Clase y el de sus intereses.

La posición que sostiene Chavez, “entre dios y el diablo”, tarde o temprano deberá ser copada por una de las dos fuerzas realmente en puja; detrás de las roscas políticas que se entretejen en el seno del poder explotador.

Es inconsolable el sueño de quienes se desvelan buscando los sofismas con que condecorar el culto al sin-razón y la más crasa liquidación que representa aquella escuela muerta -y asesina a su vez- que propugna la escisión y divorcio de la idea y materia, declarando en su lugar la mayor o menor consumición de la segunda por la primera, al parir (de las “ruinas de la sociedad de clases”) la teoría de un Estatismo “autónomo” o “puro” de las “minorías dominantes” (como contra partida de las “multitudes” dominadas).

Allí tampoco hay tercera posición posible: el Estado es una herramienta de opresión de Clase contra Clase, pero también, de solución de las contradicciones intrínsecas a la Clase gobernante. Nuestra contradicción es con el Estado por ser elemento de nuestra opresión, perfecto, pero lo es con el por ser lo que es: una herramienta de las clases explotadoras -que son las reales enemigas-.

Para lograr en las amplias masas oprimidas la ubicación del programa anti-estatista es necesario que se reconozca, primero, a su Clase esgrimista, puesto que de otra forma tampoco se pondrá en tela de juicio a las estructuras productivas y sin esto, nada de lo vigente -siendo que somos materialista- cambiará.

“El hombre no se emancipa de la presión tiránica que ejerce sobre cada uno la naturaleza exterior más que por el trabajo colectivo (...) el trabajo productivo, el que ha creado todas las riquezas y toda nuestra civilización, ha sido siempre un trabajo social, colectivo; sólo que hasta el presente ha sido inicuamente explotado por los individuos a expensas de las masas obreras”, así nos decía Miguel Bakunin en su 190 aniversario.

No podemos, si nos guiamos por aquellas sabias palabras, más que dirigirnos, en el camino de la Revolución, por el sentido de la defensa del programa que mejor tienda los lazos hacia aquella sociabilidad productiva, buscando su superación permanente hasta lograr su encolumnamiento detrás de la bandera finalista (¡ésta debe ser la estrategia de la Clase Obrera!).

El estatismo “anti neo-liberal” de Chavez defiende la estatización de los recursos estratégicos (ante el planteo privatista de la oposición), una reforma agraria pequeño-burguesa (ante las presentaciones judiciales contra la Ley de las PyME que hizo la oposición) y ciertas concesiones a la Clase (ante el Frente pro-golpista de las patronales y sus partidos, la iglesia, la derecha militar y las burocracias del Movimiento Obrero, apoyados por el imperialismo yanqui); ésta, sin más, no se debe achanchar: debe ir por más hasta lograr las fuerzas propias con que hacerse del Gobierno de sus riquezas; pero esto no es hará nunca si siquiera puede sostenerse en la posición actual y es llevada a la retaguardia.

El estatismo de Chavez, si hacemos caso a lo que nos plantea Bakunin, es progresivo, ya que es una paso en la socialización de los medios de producción, aunque no finalista (a los claros se ve). Es menester superarlo y esto implica, no “retroceder” de la posición lograda...

El Populismo de Chavez ha dado pasos en el sentido de una defensa “nacional” de las riquezas estratégicas, potenciando su sociabilización, pero no ha dado el paso -por demás fuera de su alcance- fundamental: ponerlos bajo el control de sus trabajadores. No podemos -sin pecar de injustos- pedirle más, es una tarea que no le corresponde más que a la Clase misma y para la cuál el mismo Chavez es un estorbo.



Una Estrategia para la Clase Obrera Venezolana

Sonando paradójico y aún contradictorio, pues no deja de serlo, la táctica de momento que se debe dar la Clase, ante el avance de la reacción pro-imperialista y para la defensa de su posición actual no es, como nos vende el centrismo, “tirarnos de cabeza al referendo que convocó el imperialismo“ sino la abstención. Pero no la abstención a la lucha que se libra por el sentido que se le dará a los medios de producción y riquezas nacionales de Venezuela, sino que por el contrario a la concesión de Chavez al imperialismo (¡permitiendo la injerencia misma del imperialismo en los asuntos nacionales a través de la OEA!), que representa la acatación de un referendo que en vez de fortalecer la trinchera de los intereses populares, la desarma en función una estrategia de “conciliación” que están cocinando los explotadores en Venezuela.

Llamamos a la atención de las masas Venezolanas y principalmente a su Clase Obrera, pues Chavez está dando pasos concretos en función de un realinemiento con la reacción, que corresponde a su misma Clase, tanto es así que ya a principios del año pasado había prometido: “El pago de los compromisos internacionales” a la vez que “ratificó que no habrá ‘ni un solo dólar para los golpistas’" (BBC 6/2/04). No nos puede quedar duda por ende, que la “democracia amplia” de la que nos habla, apunta a incluir a la oposición golpista que apoya el imperialismo, puesto que de otra forma no pagaría sus compromisos con éste: será entonces una democracia que excluirá paulatinamente al pueblo.

La dirección que antelamos, descaradamente, Chavez la ratifica con sofismas de izquierdista, cuando señala que: ”Lo que se decidirá en el referendo es si Venezuela sigue siendo un país libre o se convierte en una colonia de Estados Unidos" (Página 12), declaró el presidente, que también aseguró que "el verdadero enemigo a vencer no es la Coordinadora sino Washington" (AFP/EFE). Esto no tiene otra traducción que la que damos más arriba: se está legitimando la intervención política y económica (militar misma) del imperialismo, en los asuntos internos venezolanos (¡!).

Para coronarse, mientras nos dice lo otro e invita al FMI y a Bush, que financiaron el golpe de estado de abril del 2002, a dirimir “democráticamente” sus diferencias, declara que "Esta revolución es pacífica" (BBC 11/4/04). ¡Claro, así es como respondió al intento golpista de abril, cruzándose de brazos!

La Oposición, dividida y sin un programa homogéneo, ha demostrado servir más en las calles y como patota de amenaza, que en el Gobierno, donde no duro 48 hs y se desplomo como castillo de naipes. Resultaría peor para el Imperialismo, que gane la oposición por intervención mágica de un fraude con sede en la Casa Blanca y desatar así una rebelión popular que empuje a Chavez a avanzar aún más en sus concesiones para con la Clase, o incluso lo desplace y avance todavía más allá, que resulte ganador el NO y se sostenga a Chavez “veletero” de la realidad venezolano "preso en el palacio de Miraflores”.

Por otro lado y ante la campaña sincronizada de toda la centro-izquierda, nacional populismo, reformismo e izquierda latinoamericana, la Oposición venezolana ya ha planteado que no alcanzará para acabarla con la elección...

“La respuesta de la Coordinadora ha sido confusa, pues mientras algunos de sus portavoces dijeron el pasado sábado que respetarán los resultados, otros, como Enrique Mendoza, afirmaron este domingo que no se comprometerán a nada hasta después del 15 de agosto.” (AFP/EFE)

¿Es que a una intentona golpista se la acaba concediéndole derechos políticos, pagándole a sus financistas extranjeros? No y era evidente que sin ocasionarle un serio golpe medular, solo se fomentaría su crecimiento. ¡Debemos golpearla entonces, pero de hecho!

Las tareas actuales de la Clase corresponden a la toma en sus manos de la defensa de sus intereses (que Chavez ya ha demostrado sobradamente no encarar). Es necesario volcar todos los esfuerzos en la constitución de una defensa real de los logros arrancados bajo el Gobierno de Chavez y superarlos; Para Esto la vanguardia debe llamar a: la Abstención al Referendo del 14 y al Boicot a su Realización instando a Chavez a armar al pueblo en defensa de sus intereses y contra la reacción “democrática”.



1. Recordemos siempre que el desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo se da, por lo positivo, del conjunto de las relaciones entre las clases (principalmente sus dos antagónicas, la burguesa y la obrera) y por lo negativo, del entramado de la composición intrínseca a ellas (la correlación de fuerzas entre las distintas direcciones de cada clase).



2. Nos referimos, obviamente, a la formación de estos objetivos como el resultado de un conjunto de realidades intrínsecas y extrínsecas de Clase, o sea, como resultantes del caracter primeramente objetivo y por ello más tarde, en un proceso de permanente vuelta en sí, subjetivo. Esto es el programa, que varia según el reconocimiento de sí que tanga la clase, sobre un marco de características objetivas sobre las que se desarrolla.



3. Sistema Político Venezolano. Acuerdo infame de consenso bi-partidario (con la coloración que le agregó la oposición del MAS) de la AD y COPEI, fundamentado en la explotación clientelar/política de las regalías que dejaba al país la usura petrolera por parte del imperialismo yanqui.

14-08-04

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el marxismo se esta divulgando cada ves mas entre nosotros... Trabajador Arenero Thursday, Sep. 02, 2004 at 4:01 PM
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Vos no sos de izquierda, sos un delirante Bruno Thursday, Sep. 02, 2004 at 2:35 PM
no sé si se le debe pedir eso a Chavez Nikolai Petrovich Thursday, Sep. 02, 2004 at 11:15 AM
La diferencia... Bruno Thursday, Sep. 02, 2004 at 4:17 AM