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Inundaciones de Santa Fe: el desamparo de la comunidad Toba
Por TMO - Wednesday, Sep. 08, 2004 at 12:47 AM

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07 Sep 2004

Autor: TMO

Luis Moro- Unas cuarenta y cinco familias Tobas afectadas por la inundación, denuncian haber sido olvidadas por los censistas del Ente de la Reconstrucción, encargado de establecer los montos de reparación. Trescientos metros al norte del límite del Country Los Molinos con el río Salado, en medio de una geografía dominada por la pobreza extrema, criaderos de animales y pibes descalzos, se levantan las pequeñas casitas de parte de la Comunidad Toba santafesina. Hasta allí llegó TMO, para dialogar con el Cacique Alberto González, encargado de transmitirnos cómo el Estado, una vez más, abandona a las víctimas de la “inundación”.

Unos trescientos metros al norte del límite del Country Los Molinos con el río Salado, en medio de una geografía dominada por la pobreza extrema, criaderos de animales y pibes descalzos, se levantan las pequeñas casitas de parte de la Comunidad Toba, radicada en Santa Fe desde el año 2000. Llegar hasta ese remoto sitio importa cruzar largos caminos de tierra que se suceden, uno tras otro, al finalizar Estado de Israel, la calle que marca el límite norte del viejo Hipódromo de Las Flores. Alberto González, el Cacique de la Comunidad aborigen que emigró del Chaco hasta estas lejanas tierras buscando un mejor porvenir, nos espera muy cerca del complejo de 25 casitas, todas muy humildes, en las que habitan cerca de cuarenta y cinco familias. González nos recibe con amabilidad para contarnos, entre otras cosas, las penurias que debió vivir junto a su gente en medio de las inundaciones: “Cuando estuvo cerca el agua, salimos de aquí, abandonamos las casas. Cuando volvimos a nuestras casas, había como treinta centímetros de agua, las ventanas estaban destruidas, las cosas que estaban adentro... se rompieron todas las sillas, las mesas. Todo lo que teníamos”, relata con un gesto repleto de tristeza.

Los Tobas también sufrieron la crudeza del Salado, perdiendo la mayor parte de sus pocas pertenencias. Ahora, la preocupación pasa, como muchas familias inundadas, por la llamativa ausencia del Estado. “Nadie ha venido a censarnos”, afirma uno de los integrantes de la comunidad que se acerca al vernos con el grabador. Sucede que los funcionarios del Ente de la Reconstrucción, al parecer se han olvidado de estas humildes familias Tobas, a quienes no han concurrido a censar, hasta el momento, para reintegrar al menos una pequeñísima parte de lo perdido. Algunos, incluso, siquiera percibieron los cuatro mil pesos que se entregaran, divididos en tres “cuotas”, todavía en épocas de la gobernación de Carlos Reutemann.

“Nosotros necesitamos ayuda. Todos somos ciudadanos. Somos argentinos. Pero parece que a nosotros nos dejaron a un lado, nos dejaron como a las plantas que se secan. Nadie viene a regar. La tierra aborigen, toda, es nuestra. ¿Y cómo puede ser que no nos ayude ningún funcionario, ningún político, ningún gobierno de Santa Fe? Si la tierra es nuestra. Ellos nos deben mucho a nosotros. Millón de plata nos deben ellos”, dice uno de los ancianos, apelando a una síntesis perfecta en medio de la charla entre TMO y miembros de la Comunidad Toba, que transcribimos a continuación.

TMO- ¿Qué sucedió con los censistas del Ente de la Reconstrucción? ¿Se acercaron al barrio?

Alberto González- Pasaron una vez los censistas, pero no sé que habrá pasado que no llegaron otra vez. Pasaron lejos.

TMO- Recién comentaba que la mayor parte de la gente de la comunidad cobró la primer cuota, pero después no vinieron a censar...

AG- No, los censistas pasaron acá en calle Espora y Padre Vieira, y fueron derecho nomás. Nuestra gente ya está pensando mal, no sabe por qué no vienen los censistas si nosotros sufrimos la inundación en carne propia. No sé como podemos hacer para que vuelvan a censar nuevamente.

TMO- No vinieron hasta ahora.

AG- No. Vamos a hacer gestiones.

TMO- ¿Cuánta gente vive aquí?

AG- Son 25 casitas, 45 familias Tobas, de las cuatrocientas que integran la comunidad en Santa Fe. Hay muchos que se fueron agregando, no tenían terreno ni casita. En cada casita viven cuatro, cinco familias. Alrededor de diez, doce personas por casa, todos muy apretados. Necesitamos ayuda para ampliar las casitas, conseguir más terrenos.

TMO- ¿Hace cuánto que viven en este lugar?

AG- Desde hace cuatro años, desde el año 2000. Vinimos de la localidad de Castelli, en la provincia de Chaco. Las familias vinieron de a poco, desde el norte, vinieron con sus hijos, sus yernos, sus sobrinos. Hoy somos muchas familias acá en Santa Fe.

TMO- Sufrieron las inundaciones el año pasado.

AG- Todos. De la inundación... Cuando estuvo cerca el agua, salimos de aquí, abandonamos las casas. Estuvimos treinta días en la escuela Juan de Garay, cerca de Blas Parera. Cuando volvimos a nuestras casas, había como treinta centímetros de agua, las ventanas estaban destruidas, las cosas que estaban adentro... se rompieron todas las sillas, las mesas. Todo lo que teníamos.

TMO- ¿La inundación les afectó en el trabajo?

AG- La vida es cada vez más difícil luego de la inundación. Ahora con nuestra Asociación estamos haciendo artesanías, bolsos, que vendemos en plazas, en Santo Tomé. Algunos llegan hasta Entre Ríos. Después tenemos unos trabajitos más, de lo que vivimos siempre. Hay muchas necesidades, necesitamos comedores para los chicos, aquí hay entre cuarenta y sesenta chicos. Nos faltan muchas cosas, un comedor, revocar las casas, construir baños porque el agua “se comió” todo. Tenemos que poder ampliar las casas, necesitamos más terrenos para las familias.

TMO- ¿Por qué cree que no vinieron a censarlos?

AG- No sé, porque los censistas pasaron cerca y no nos censaron... La gente, nuestras familias, ya están pensando mal, porque el gobierno no nos ayuda. Acá a veces viene uno, pero parece que es como una nube, se pasó de largo. Cuando vienen estamos contentos, como ahora que usted viene y está acá con nosotros. Acá no hay trabajo, hay (planes) Jefes de Hogar, pero no alcanza nada eso. Cuando reciben ciento cincuenta, parece que fuera como cortar un dedo. A la tarde ya no tenés más, tenés que pagar el almacén que debés, y no alcanza nada. Encima vino la inundación. Nosotros necesitamos ayuda. Todos somos ciudadanos. Somos argentinos. Pero parece que a nosotros nos dejaron a un lado, nos dejaron como a las plantas que se secan. Nadie viene a regar. La tierra aborigen, toda, es nuestra. ¿Y cómo puede ser que no nos ayude ningún funcionario, ningún político, ningún gobierno de Santa Fe? Si la tierra es nuestra. Ellos nos deben mucho a nosotros. Millón de plata deben ellos.

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