Julio López
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Otra vez Clarín: una solución patronal para los problemas argentinos
Por http://www.causapopular.com.ar - Tuesday, Sep. 14, 2004 at 12:20 AM
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Con el silencio cómplice de todos los medios masivos de comunicación, en la madrugada del viernes 3 de septiembre el Grupo Clarín, dueño de Artes Gráficas Rioplatense S.A. (AGR), despidió a 119 trabajadores de esta empresa por reclamar mejores condiciones laborales. Los despidos se produjeron luego de una semana de conflicto en el que 350 trabajadores pararon la planta donde se imprimen las revistas “Viva” y “Genios”. Ernestina no es tan noble” ilustraba una de las banderas que acompañaron las asambleas durante todo el conflicto. El mismo viernes, los dueños de AGR además cesantearon a todos los trabajadores hasta el lunes 6 y con 500 efectivos de la guardia de Infantería de la Policía Federal sacaron la edición de la revista “Viva” de los galpones de la empresa para ser distribuida el domingo con el diario. Julio Piumato y Miguel Bonasso fueron dos de las tantas personalidades que acercaron su solidaridad.

No llama la atención que cada conflicto en el seno de un Multimedio sea silenciado corporativamente por toda la familia mediática. Esta forma de proceder se puso en evidencia cuando, con motivo de la publicación en Clarín de la detención del dueño de la empresa editora del diario Crónica, Héctor Ricardo García acusado de presunta evasión en el pago del IVA y del impuesto a las ganancias por 14 millones de pesos, el canal Crónica TV se convirtió en el único medio que difundió el conflicto gremial en los talleres gráficos de Clarín. Cuando algunos de sus componentes traiciona los acuerdos de la corporación mediática, cada uno utiliza sus armas para reposicionarse y ganar espacios.

El conflicto en AGR comenzó el domingo 29 de agosto cuando los trabajadores cansados de la precariedad de sus condiciones laborales, decidieron en asamblea realizar una retención de tareas en reclamo de una correcta liquidación de haberes, la erradicación de las cámaras de Televisión en circuito cerrado de los ámbitos de producción, reconocimiento de fines de semana trabajados según convenio y vales de comida.

Los talleres de AGR ubicados en la calle Corrales 1393 en el barrio de Pompeya fueron paralizados con la presencia de los trabajadores en distintos turnos, luego del rechazo de la empresa a escuchar sus reclamos.

El miércoles de esa semana instalaron una olla popular frente a la planta y junto a la Federación Gráfica Bonaerense iniciaron un plan de volanteada sobre este conflicto en las puertas de otros grandes talleres. Los dueños del Multimedio intentaron poner en marcha una de las máquinas a través de uno de sus gerentes pero la unidad en el planteo no se lo permitió.

En la madrugada del viernes, luego de que el Ministerio de Trabajo dictara la conciliación obligatoria, comenzaron a llegar los telegramas a los 119 trabajadores despedidos, entre los cuales se encuentran los 10 integrantes de la comisión interna. AGR además de licenciar a todo el personal de la imprenta durante el fin de semana, lo hizo también con los agentes de la seguridad privada que fueron reemplazados por efectivos de Infantería de la Policía Federal.

La empresa cuya propiedad pertenece en un 100% al grupo Clarín, antes de ingresar el viernes con la Infantería en los galpones, encerrar a su personal presente, y retirar las publicaciones, había intentado imprimir la revista “Viva” en los talleres gráficos donde se imprime el diario La Nación, pero los trabajadores se negaron en solidaridad con la medida de fuerza realizada en AGR. Luego del operativo los dueños abrieron una causa penal al cuerpo de delegados.

Una metodología similar había sido utilizada por el grupo Clarín S.A., cuyos accionistas mayoritarios son Ernestina Herrera de Noble, Héctor Horacio Magnetto, José Antonio Aranda y Lucio Rafael Pagliaro, en noviembre del 2000, cuando 117 despedidos fueron desalojados por la Infantería mientras reclamaban en la puerta de la redacción del diario.

El lunes 6 los trabajadores y la empresa acudieron a una audiencia en el Ministerio de trabajo de La Nación, arbitrada por un funcionario de tercera línea de la cartera laboral. Según las declaraciones de una ex - delegada de redacción despedida en 2000, reproducidas por el medio alternativo La Fogata: «El encuentro de representantes de los trabajadores y la empresa, en el ámbito del Ministerio de Trabajo, fue el corolario o la continuidad por otros medios, de una relación asimétrica por definición, entre las pretensiones sin límites de la flexibilización laboral y los reclamos de su personal, sistemáticamente desoídos a lo largo de los últimos dos años, en momentos en que ha trascendido que AGR habría comprado las amplias y generosas instalaciones de lo que fuera pinturas ALBA, lindantes con la planta impresora del Grupo Clarín».

«Según el acuerdo del viernes 3, en el Ministerio de Trabajo, AGR debería haber dejado ingresar a los 119 despedidos (muchos de ellos sin telegrama e impedidos de ingresar a trabajar), ayer lunes, a su planta de Pompeya, Corrales 1393, en virtud de la conciliación obligatoria dictada ese día. El caso es que, el lunes, en el marco de aplicación de esa medida cautelar, licenciaron a los 119 despedidos por los 15 días que durará la conciliación, sin haberles pagado todavía la quincena, y pusieron en marcha a la imprenta con el resto del personal. Un buen artilugio legal del que no suele privarse el Grupo Clarín, por contar con un poderoso multimedio, y por lo tanto con una cadena de complicidades que no reconocen límites, leyes ni Estado. La parte laboral, representada por la Comisión Interna y la Federación Gráfica Bonaerense, hizo centro del debate en la reincorporación de todos los despedidos y el cumplimiento de los reclamos sindicales, que ya lleva más de dos años, además de exigir el respeto a la libertad sindical y los fueros de la Comisión Interna.»

“El Grupo Clarín, representado por el gerente general de AGR, Raúl Sialaba, se avino a tomar 119 operarios, pero "nuevos", aparentemente para no aumentarle al Gobierno el ya escandaloso índice de desocupación y a, supuestamente, cumplir con los cuatro puntos del largo reclamo, además de permitir que ingresaran a la planta pero sin tarea efectiva, en los próximos 15 días, los diez delegados que constituyen la Comisión Interna. Un punto, éste último, que merecerá varias consideraciones por parte de los mismos trabajadores.”

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Piumato y Bonasso acercaron solidaridad???
Por nico - Tuesday, Sep. 14, 2004 at 12:03 PM

Bonasso fue a carnerear y a laburar por su "presi". Un tipo que votó por el envío de las tropas a Haití y por la ley de "responsabilidad fiscal" (junto a toda la "derecha" que los jeropas K ven avanzar) no puede darselá de solidario con los trabajadores.

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LA GRAFICA DEL GRUPO CLARIN
Kirchner manda a Bonasso, Piumato y la Infantería contra la Rioplatense


NESTOR PITROLA


En la gráfica Rioplatense, del Grupo Clarín, estalló hace dos semanas una formidable huelga general. Los reclamos eran recuperar el descanso de sábado y domingo contra un “turno diferido” impuesto a parte de la planta hace ocho años (con la alevosa complicidad del Sindicato); por un aumento de salarios del 50% (la patronal otorgó un 7% desde la devaluación); contra el emplazamiento de cámaras de televisión de control.

Del paro inicial se pasó a los piquetes en la puerta, después al bloqueo del movimiento de camiones (para impedir que se lleven los pliegos semiimpresos a otras empresas), más tarde a impedir el paso de los carneros administrativos. La conciliación obligatoria dictada por el Ministerio fue desoída; los piquetes pasaron a quemar gomas e instalar toldos, y una asamblea resolvió que todos los compañeros se quedaran a contraturno.

Promediando la huelga se empezó a discutir el pedido de apoyo al movimiento piquetero, lo que efectivamente se dio con la presencia de la Naranja Gráfica y de Néstor Pitrola. La huelga cedió cuando 600 guardias de infantería, con camiones hidrantes incluidos, militarizaron la planta.

Nuestra intervención

La Naranja impulsó la resolución de que ningún taller hiciera las revistas de AGR-Clarín, con la movilización de las Internas de Morvillo y New Press, lo que derivó que la directiva convocara a los talleres de Offset, pero ya la huelga estaba levantada. El Polo Obrero de Pilar organizó, a pedido de los obreros, un piquete en Quebecor de Pilar, ante la total pasividad del Sindicato.

La Naranja llegó a una treintena de talleres para sacar al gremio de la desinformación respecto del conflicto, especialmente en el diario Clarín. El bloqueo informativo del ongarismo derivó en una corrida a puteadas a la Interna de Clarín, a la que se le exigió el paro del diario (es la misma patronal). Pero a la burocracia de la Comisión Interna de Clarín ni se le pasó por la cabeza unirse a la lucha.

Néstor Pitrola estuvo en la puerta de Ciccone a las 5:30 horas de la mañana del miércoles 1°, como parte del vuelco de toda la agrupación Naranja al apoyo al conflicto.

El operativo de entrega

Ongaro no apareció jamás por el conflicto, siguiendo su tradición en los últimos 20 años. Estuvieron sí, en cambio, Piumato y Bonasso, para impulsar el acatamiento de la conciliación, mediante el ofrecimiento de garantías “presidenciales” (cuando ya estaban las tropas en la planta).

Pocas horas después de la aceptación de la conciliación reclamada por Bonasso, empezaron a llover los 120 telegramas de despido (incluye a representantes sindicales, de quienes se pide desafuero). El Sindicato impulsó acatar la conciliación de los despidos masivos.

Otra etapa

A los despidos siguió el lock-out patronal. Ya sabemos cómo “pisa” la señora de Noble en la Justicia y el aparato del Estado. La Interna se plegó a la línea del Sindicato de discutir caso por caso quiénes podrían entrar a planta. El viernes se anunció que 50 de los despedidos podrían “tomar tareas a medida que la empresa lo vaya disponiendo”.

El resultado fue una tumultuosa asamblea. Los obreros no dejaron hablar a un asesor del Sindicato y exigieron “convocar el Plenario de Delegados en la puerta del Ministerio de Trabajo”. Una línea similar desarrolló la Naranja: que el Cuerpo de Delegados deliberara en la calle, frente a los huelguistas.

Los obreros, por su parte, montaron piquetes de todos los despedidos en las puertas de la empresa. Las disposiciones tomadas, en el difícil cuadro, son acertadas. Con el operativo de otros 200 policías para desalojar a los despedidos de Firestone, queda claro que la ofensiva contra la lucha obrera es una sola: “Se trata también -dice el insospechable Clarín (5/9)- de sacar las protestas sindicales de la calle”.

Se evidenció el papel de la nueva CGT, que irrumpió para apoyar la posición del Sindicato de acatar la conciliación, asociada a la “gestión presidencial” de Bonasso.

La huelga de AGR puso en la mesa que el ataque represivo no se limita a los desocupados y piqueteros, sino que se extiende a toda la clase obrera.

Vamos con AGR. Cobrémosle caro los despidos al pulpo Clarín.

Que todo el gremio salga a apoyar a la Rioplatense.

La Naranja lleva una clara posición a todos los delegados y trabajadores: unir al gremio en un paro activo con movilización por: apoyo integral a AGR, pago de todas las deudas atrasadas en Ciccone, Crónica y demás talleres, e inmediato aumento general para todo el gremio gráfico.


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Del fracaso de la "concertación" a la huelga


La génesis del conflicto se remonta al paro victorioso por la reincorporación de tres operarios despedidos, hace un año y medio. Luego de esa derrota, la patronal desplegó un vasto plan represivo. Este ataque determinó un proceso de diferenciación al interior de la Interna, entre una línea que hacía su eje en el fortalecimiento de la organización del taller y otra que buscaba una solución “concertada” con la empresa.

Con el argumento de despejar los obstáculos para la última alternativa, el ongarismo justificó la exclusión de la Interna de los compañeros de la Naranja mediante la sustitución -contra la voluntad de la mayoría del taller- de la modalidad de elección uninominal por la lista cerrada.

Tal vez nunca se aclare por qué la patronal resolvió desairar la estrategia conciliadora del ongarismo o qué acuerdos se incumplieron, pero lo cierto es que luego de muchas dilaciones el único resultado a la vista fue el reforzamiento de la presión dentro de la planta (se instalaron más cámaras, por ejemplo). El fracaso de la línea oficial de componendas alimentó la bronca y precipitó el paro.

El ongarismo olfateó el giro del taller y buscó acomodarse. Tal vez especulando con encauzar de este modo las “relaciones” con la empresa. No hubo caso, pues desencadenó la huelga gráfica más impresionante de la últimBonasso fue a carnerear y a laburar por su "presi". Un tipo que votó por el envío de las tropas a Haití y por la ley de "responsabilidad fiscal" (junto a toda la "derecha" que los jeropas K ven avanzar) no puede darselá de solidario con los trabajadores.

a década.

Miguel Bravetti

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