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Ante una crisis de pensamiento estratégico
Por Ricardo Rouvier - Thursday, Sep. 16, 2004 at 2:58 PM

Para resolver los problemas estructurales, sería oportuno poner energías en un proyecto nacional que revisara ideas de FORJA, Perón, Savio y Frondizi.

Ante una crisis de pensamiento estratégico
Clarín 16/9/2004



Ricardo Rouvier. SOCIOLOGO, DIRECTOR DE RICARDO ROUVIER Y ASOCIADOS



El país, además de su crisis económica, política y social —cuyo comienzo puede ser situado cronológicamente hace unos treinta años atrás—, debe agregar otro conflicto poco valorado que es la crisis de pensamiento. Específicamente, de pensamiento estratégico, que fija metas, funciones y recursos para lograr una sociedad mejor.

La ausencia de un proyecto de país significa la imposibilidad de contar con una visión común que establezca una meta como Nación. Esta carencia se expresa en el predominio de lo coyuntural sobre lo estructural y en el desplazamiento de lo nacional por una integración mundial desigual.

Aprisionada en su propia dinámica, la dirigencia se abraza a la aventura del cortoplacismo, sin poder salir de ella. A tal punto que los verdaderos problemas, los de orden estructural, terminan superando a quienes tienen la responsabilidad de resolverlos.

La Argentina vive un encadenamiento de conflictos entre facciones que protagonizan una guerra microscópica, remedo de las luchas civiles decimonónicas. Esto se ha convertido en una forma de ser, en una cultura política que depreda las instituciones.

El vacío del pensamiento en una sociedad abierta como la nuestra es rápidamente ocupado por los paradigmas construidos centralmente, adoptados sin mediación crítica.

En los últimos años la producción simbólica de fórmulas dominantes sustituyó políticas de Estado que abarcaran el arco de lo público. De ahí que cuestiones como seguridad, deuda externa e interna, ejes del desarrollo socioeconómico y hasta el rol de las FF.AA. formen parte de la agenda pendiente.

Hemos importado mercadería intelectual con la misma liviandad que lo hicimos con electrodomésticos o escarbadientes, desperdiciando trabajo intelectual y puestos de trabajo.

Cabe preguntarnos: ¿por qué una visión estratégica?, ¿por qué un proyecto nacional? Justamente, la situación exige la ejecución de un proyecto que recupere la política y acumule la diseminada voluntad nacional en función de objetivos superiores a los avatares electorales. En definitiva, un proyecto que logre idear un Estado moderno y reconstruya un contrato social más equitativo.

Puede haber reparos de orden ideológico, señalando que el tema remite nostalgiosamente al nacionalismo démodée. Pero en realidad es una continuidad del aporte al pensamiento de FORJA y de Perón, Frondizi, Savio y Mosconi.

La falta de visión de los principales actores políticos en cada momento destrozó oportunidades. Ahora, una mirada realista indica que un proyecto nacional requiere consonancia con la evolución de la humanidad y la existencia ineludible de la globalización, pero desde nuestra condición soberana como Nación.

Para que sea posible tendría que fundarse en un amplio consenso político y social que requiere mucha negociación y generosidad.

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