Es
tal la confusión instalada en la sociedad sobre las luchas piqueteras
(no sólo por los medios de in-comunicación que intencionalmente siembran
el desprestigio, sino también por la fragmentación de las propias
organizaciones piqueteras), que vamos a empezar estas líneas explicando
el por qué del plan de lucha piquetero que se viene desarrollando
en los últimos meses.
Más
allá del superávit fiscal, los gestos hacia organismos de derechos
humanos y el acercamiento a pueblos hermanos latinoamericanos, el
gobierno de Kirchner en estos 17 meses de gestión viene llevando
adelante una política antipopular respecto a la grave situación
social que vivimos los sectores más empobrecidos: en este período
se agrandó la brecha entre ricos y pobres, más de 2.000.000 de
personas no tienen trabajo ni reciben ayuda estatal, quienes
estamos organizados seguimos condenados a tener que subsistir con
$150, y como si esto fuera poco, ante la movilización popular avanza
la criminalización de la pobreza y la protesta.
El
gobierno no está solo en este intento: el poder económico acompaña
la ofensiva contra el pueblo a través de sus voceros, con la manipulación
de las corporaciones mediáticas, y a través de jueces y fiscales
que en vez de pensar en la justicia social se entretienen
procesando piqueteros.
Desde
el punto de vista del campo popular, el panorama no es más alentador.
Los distintos planes de lucha no lograron revertir la campaña de
desprestigio social, ni obtener las reivindicaciones planteadas.
Para revertir esta situación, deberemos ser honestos en la crítica
y autocrítica. De poco servirá poner nuestras miserias
debajo de la alfombra. Las opiniones que vertimos a continuación,
aún las que se refieren en forma crítica a las políticas de otros
grupos, están planteadas con la mejor buena leche, a
la espera de que sean parte de un debate fructífero entre organizaciones
compañeras de lucha.
¿Por
qué tanta dificultad en el campo popular?
Echemos
una primer mirada al conjunto de las organizaciones populares:
Los
que se desmovilizaron
El
primer dato notorio de los últimos tiempos es que un sector optó
por alinearse sin miramientos con el gobierno y directamente se
desmovilizó, tal cual proponía el propio
gobierno y los sectores de poder. D´Elía y su Federación de Tierra
y Vivienda (FTV-CTA) consolidaron el alejamiento definitivo
de la lucha que iniciaron con el gobierno de Duhalde; Barrios de
Pie, en cambio, fue con este gobierno cuando decidió cambiar de
estrategia, aceptar puestos en el Estado y abandonar a sus viejos
compañeros de lucha.
Los
que seguimos en lucha
Si
extendemos la mirada, reconocemos a una mayoría de organizaciones
que nos mantuvimos movilizadas. Aunque muchas veces con distintas
tácticas y objetivos, fueron auspiciosos los momentos de unidad.
Como contrapartida, quedó el sabor amargo de que las medidas hayan
resultado inconducentes. Este proceso de movilizaciones fue hegemonizado,
en una primera etapa, por el Bloque Piquetero y la Asamblea
Nacional de Trabajadores (ANT), instancias conducidas por los
partidos de la izquierda tradicional (Partido Obrero, MST-PC-Izquierda
Unida, Movimiento al Socialismo).
Con
una vocación política de abarcar todos los ejes de conflicto posibles
con tal de golpear al gobierno, el plan de lucha con frecuencia
perdía su anclaje reivindicativo específico: de una semana a la
otra nos encontrábamos movilizando por la universalización de los
planes, contra el repudio al envió de tropas a Haití, en apoyo al
conflicto docente en la Provincia de Buenos Aires, en repudio a
las detenciones de luchadores populares cada semana....por supuesto
que nos parecen justos todos y cada uno de estos planteos, y hemos
acompañado en las calles muchos de ellos; el problema es que no
tiene ninguna efectividad un lucha que no sostenga ningún eje con
continuidad y en cambio los mezcle a todos como en una ensalada
rusa.
Para
que nos puteen por la tele...
Otros
sectores en lucha, durante el mismo período, priorizaron ejes de
protagonismo propio en desmedro de los acuerdos generales. En una
especie de foquismo mediático, el sector encabezado
por Raúl Castells llevó adelante su propia estrategia que
dio como resultado una alta figuración televisiva, su detención,
y ningún beneficio para el conjunto popular. Nos seguiremos solidarizando
en el reclamo por su libertad, pero esto no nos impide interpretar
como errónea su estrategia que desvincula los métodos de lucha llevados
a cabo, de la necesidad de acumular fuerzas en esta etapa, prioridad
para todas las organizaciones. El mismo análisis cabe para las recientes
acciones protagonizadas por los compañeros de Quebracho.
Entre
la calle y la Casa de Gobierno
Mientras
en el último tiempo el eje de conducción del conflicto encabezado
por el Bloque Piquetero y la ANT se venía desgastando,
tomó mayor protagonismo la alianza de la Corriente Clasista Combativa
(CCC) y el sector de la Verón que dirige Dafuncchio (del
cual hace ya más de 9 meses, nuestra Verón se separó).
Estos sectores venían acompañando con altibajos las movilizaciones
generales, pero en el último mes priorizaron una estrategia propia
al margen del conjunto.
Extraño
clasismo el que predican, que perjudica los intereses
de la clase en su conjunto para acumular sectorialmente: crecen
corporativamente en negociaciones que, por el nivel de concesiones
al que acceden, fortalece al sistema en su conjunto,
y por lo tanto pierde el pueblo. Hacen su negociación
cediendo, prestándose a ser considerados por el gobierno como interlocutores
de todo un sector social al que no representan.
Otras
tácticas
El
Movimiento Teresa Rodríguez (MTR) optó en el último
tiempo por instalar un eje que consideramos valioso e interesante,
como la lucha por los derechos sociales elementales: el acceso a
los servicios básicos (luz, gas, etc.), los derechos humanos concebidos
como condiciones dignas de vida ante la pobreza, movilizaciones
a la Corte Suprema en reclamo de que se cumplan estos derechos esenciales,
etc. Sin embargo, algunas acciones que realizan se asimilan en su
lógica a cierta concepción foquista, a nuestro entender inapropiada
en esta etapa.
Por
otro lado, el Bloque Obrero y Popular (BOP), al igual que
el Frente de Trabajadores Combativos (FTC) centraron su táctica
en el reclamo exclusivo de trabajo genuino con medidas como el bloqueo
a petroleras y boleterías de trenes, eje de reclamo válido en una
coyuntura de desprestigio de los reclamos por más planes de
empleo.
Como
observación, en el caso del MTR y el BOP, creemos
que estos justos ejes de lucha no deberían impedir la participación
de los compañeros en las movilizaciones generales, ya que su ausencia
aporta a la idea de fragmentación que a todos nos perjudica.
Nuestras
responsabilidades
Como
ya dijimos, en todo este período mantuvimos nuestra presencia acompañando
las medidas del plan de lucha que se definieron de conjunto, muchas
veces más por vocación unitaria que por coincidencia con los planteos
generales. En momentos en que estos planteos no nos satisfacían,
en lugar de bajarnos priorizamos aportar medidas propias
que sumaron al conjunto (acampe en La Plata, escraches a Cafiero
en la Provincia y al Ministro Fernández, etc).
Esto
no nos privó de desarrollar nuestros propios ejes de lucha, en los
que tenemos que reconocer limitaciones y particularidades:
Nuestra
convicción de no ceder conquistas reivindicativas (por ejemplo no
acepar las bajas de planes sociales en Provincia y focalizarnos
en esa lucha hasta triunfar), muchas veces no se vio contenida en
el plan de lucha general, que cambió los ejes con frecuencia. Eso
nos implicó movilizaciones propias en fechas distintas a las del
plan de lucha general, lo que objetivamente mostró a un campo piquetero
aún más fragmentado.
La
conformación del Frente Popular Darío Santillán en las que
nuestros MTDs confluímos con otras organizaciones, nos llevó a descuidar
algunas instancias de coordinación por volcar los esfuerzos a la
consolidación interna.
Estas
particularidades, sumado a nuestra falta de convicción respecto
a las tácticas definidas por Bloque Piquetero y la ANT
que marcaron el curso del plan de lucha, hicieron que no dedicáramos
todos los esfuerzos posibles para incidir en el plan
de lucha, además de criticarlo. Esto, claramente, constituye una
autocrítica que estamos dispuestos a corregir.
Cómo
seguir...
Antes
que nada, reafirmamos: mientras el gobierno mantenga la actitud
hostil hacia los movimientos de desocupados, mientras no haya respuestas
concretas a la desocupación, mientras se siga persiguiendo a trabajadores
o piqueteros en lucha, seguiremos en las calles.
A partir
del análisis que antecede, se nos ocurren algunos lineamientos a
tener en cuenta para seguir adelante:
Reafirmar los ejes reivindicativos por los que se lucha: si iniciamos
un plan de lucha por el aumento y la universalización de los planes,
y tras esta consigna se congregó la gran mayoría de organizaciones
piqueteras, es un error abandonar este eje en mitad de la pelea.
Así como los jubilados y los trabajadores tienen derecho a ver incrementado
sus ingresos, los desocupados reclamamos en igual sentido. Es sencillo
de explicar y comprender. Tras esta consigna general, las negociaciones
seguramente podrán orientarse a obtener conquistas parciales, como
nuevas altas de beneficiarios, o incluso se podrá avanzar en la
creación de emprendimientos productivos, cooperativas de construcción,
etc. Esto no implica abandonar el reclamo por la libertad
de compañeros detenidos, solidarizarse con otras luchas, etc, sino
reconocer que el principal eje de una movilización de masas, al
menos en esta etapa, debe ser siempre el reivindicativo.
Prestar
atención a la masividad de las protestas. Esto va de la mano
del planteo anterior: de nuestras asambleas surgen tales lineamientos
reivindicativos, y por eso después son seguidos con constancia por
los compañeros y compañeras que se movilizan. Merma la capacidad
de movilización, en cambio, cuando los ejes a movilizar vienen
de afuera y no son sentidos por los compañeros. Movilizaciones
pobres por ejes poco sentidos, sean de quien sean, nos perjudican
al conjunto.
Buscar
las mayores instancias de unidad posibles: la extraordinaria
movilización del 26 de junio, a dos años de los asesinatos de Maxi
y Darío, demostró que es posible la unidad, y difícilmente haya
otras variables que igualen la potencia de una enorme masa social
movilizada.
Recuperar
la legitimidad ante el conjunto de la sociedad: esto no implica,
como pretenden algunos, ceder a la extorsión del gobierno y ablandar
la lucha. Cada uno de los puntos anteriores: ejes reivindicativos
claros, masividad, unidad, ayudarán a revertir la propaganda antipiquetera
que se instala ante cada medida de lucha. Los inicios de la lucha
piquetera, hasta la masacre de Avellaneda, demostraron que es posible
sostener medidas de lucha contundentes que preocupen al poder, sin
que eso sea motivo para cosechar desprestigio social.
Nuestra
responsabilidad, entonces, será seguir trabajando codo a codo junto
al resto de las organizaciones en lucha para que todo esto sea posible.
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Frente Popular Darío Santillán |
"Avanzar
en la unidad" |
Desde marzo del 2004
el MTD Aníbal Verón junto al MUP; la
UTL Sur; el MTD La Verdad, el MRV 26
de Junio; el CP Agustín Tosco y la CTD Aníbal Verón "Trabajo
y Dignidad" de F. Varela. venimos conformando un nuevo
espacio de coordinación y lucha. Lo que sigue es una reseña
de un documento elaborado por el conjunto de las organizaciones
que componemos el espacio. Allí, además de hacer una caracterización
conjunta de la etapa y del gobierno de Kirchner, se explicitan
los acuerdos políticos del mismo.
Definiciones
políticas del espacio
"Las organizaciones
que conformamos este espacio nos definimos como antiimperialistas
y anticapitalistas y somos independientes del Estado, de
las iglesias, de los sindicatos y de los partidos políticos.
Apostamos a una forma de construcción política basada en
el protagonismo popular y la lucha de masas y reivindicamos
la capacidad de nuestro pueblo para encontrar los métodos
de lucha y las formas organizativas adecuadas a las distintas
circunstancias históricas (...) Las experiencias
más importantes y genuinas que se proyectan como referencia
política al conjunto popular, surgen del movimiento de masas
y sus luchas, y no de partidos u organizaciones de vanguardia
que se sientan por encima de tal movimiento. (...) En este
momento político, la lucha por los planes de empleo, por
más alimentos para nuestros comedores y por el desarrollo
de nuestros emprendimientos productivos es una prioridad
para nuestras organizaciones, ya que de esta lucha dependen
muchas familias: un plan que cae es una familia que no come,
que no paga la luz, que no compra un remedio...
No por eso dejamos de reivindicar la importancia
del Trabajo Digno como único futuro posible si queremos
conquistar una sociedad justa y solidaria, que no se base
en la explotación ni en la marginación del hombre por el
hombre"
"Pensamos
que la nueva sociedad con que soñamos debe construirse desde
ahora, a partir de nuevas prácticas y de nuevos valores:
la solidaridad, la confianza, la humildad y el respeto,
con el objetivo de crear mujeres y hombres nuevos"
afirma el documento y agrega que la democracia interna y
la formación de todos los compañeros son elementos esenciales
para garantizar la participación real de los trabajadores
y el pueblo en sus organizaciones de base.
análisis
de la Etapa actual; gobierno de Kirchner.
Tras las jornadas del
19 y 20 de diciembre de 2001 que pusieron en evidencia la
crisis del modelo neoliberal, el bloque dominante se
planteó como objetivo central la recomposición
de las instituciones del sistema, la estabilización del
poder político y económico y la reformulación del modelo
de acumulación post-devaluación. El gobierno de Kirchner
es entonces la expresión de ese intento de la burguesía
por recuperar la confianza en las instituciones del sistema
político y la continuidad en el país de la aplicación de
políticas neoliberales. - el pago puntual de los intereses
de la fraudulenta deuda externa y la no revisión de la política
de privatizaciones, garantizando los intereses del poder
económico y las empresas trasnacionales;
Lo evidenciado por los indicadores económicos que señalan
que durante su primer año de gobierno los ricos se volvieron
más ricos y los pobres más pobres- reafirman en el texto
tal caracterización.
Al mismo tiempo agrega
que este gobierno se ha propuesto como objetivo estratégico
sacar la protesta social de las calles y desarticular a
las organizaciones de desocupados. Se denuncia la ofensiva
que el gobierno lleva a cabo contra el conjunto del campo
popular, de carácter fundamentalmente político e ideológico,
propiciando la división entre las organizaciones populares,
aislándolas entre sí y del resto de la sociedad, enfrentando
a quienes no estén decididos a ceder ante la extorsión política
a cambio de migajas reivindicativas. Esta caracterización
se sostiene en la decisión del gobierno nacional de cerrar
la inscripción al programa Jefes y Jefas; las caídas masivas
de planes de empleo; la falta de respuesta a las demandas
de alimentos, infraestructura y atención de la salud en
los barrios y la percepción de una creciente criminalización
de la protesta social.
La unidad
Las organizaciones
nos fijamos como tarea central de la etapa avanzar en la
unidad, la cual se divide en dos instancias, Por un lado,
unidad en este espacio de quienes demuestran en la práctica
una coherencia político-ideológica determinada y por el
otro, buscar confluir con los demás sectores en lucha, aunque
no se compartan sus proyecciones estratégicas. "ninguna
organización por sí sola está en condiciones de liderar
un proceso de cambio social en nuestro país. La
unidad del campo popular, tantas veces enunciada, deberá
verificarse en las prácticas concretas. Ante
un enemigo poderoso que cierra filas en defensa de sus intereses
debemos desarrollar políticas de unidad a partir de la confianza
mutua y el respeto de los acuerdos, dejando de lado hegemonías,
caprichos, traiciones, dirigentes iluminados o grandes referentes
mediáticos".
En el último
párrafo, el texto cierra definiendo
la idea de acumulación "Nos encontramos en un
escenario político en el que debemos priorizar las tareas
de acumulación, lo que implica fortalecer cada una de nuestras
organizaciones a nivel territorial y profundizar las instancias
de coordinación y de articulación entre cada una de ellas.
Desde nuestro espacio apostamos a la incorporación de nuevos
grupos y organizaciones que compartan estos acuerdos básicos
con el objetivo de proyectarnos como una alternativa
política dentro del conjunto de los que luchan. Para ello
será fundamental la discusión y el debate de ideas entre
nuestras organizaciones y con otras organizaciones del campo
popular".
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