Julio López
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¿QUÉ PASÓ CON LAS ASAMBLEAS BARRIALES?
Por reenvío asamblea el almacén - Tuesday, Oct. 05, 2004 at 7:46 PM

Este miercoles 11 a las 14:00hs el programa Manos Argentinas que conduce Horacio Embón esta dedicado a las Asambleas Barriales.

La pregunta de este excelente programa: ¿Que paso con las asambleas barriales?.



Asamblea El Almacén - Prensa y Difusión
elalmacen@gruposyahoo.com.ar

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ahi va la respuesta
Por nf - Thursday, Oct. 21, 2004 at 1:23 AM

FILOSOFÍA BARATA SOBRE EL MOVIMIENTO ASAMBLEARIO


INTRODUCCIÓN

Desde que empecé a participar en el Movimiento Asambleario en febrero de 2002, siempre me interesó, por diversos motivos, tratar de entender qué caminos iba tomando y cuáles eran las perspectivas a futuro de las Asambleas.
Casi todas las Asambleas, en mayor o menor medida, antes o después, han atravesado caminos similares, proyectos similares, debates similares, reflujos similares, separaciones similares, algunas incluso, como nuestra Asamblea Popular de Martínez, desapareció por el propio peso de los acontecimientos.
En junio del año pasado, hace poco más de un año, escribí el documento “Hacia dónde van las Asambleas”, en el que ponía por escrito todos los pensamientos que en ese momento se peleaban dentro de mi cabeza, y que me pedían a gritos un poco de organización y análisis. Quería empezar un debate que sentía postergado en el interior del Movimiento Asambleario, ya que parecía que todos estuviéramos viviendo un presente lleno de proyectos y de supuesta construcción, pero sin pensar en el futuro y por lo tanto en el “para qué” hacíamos lo que estábamos haciendo.
Hace un tiempo, y a pesar de no participar más activamente de las Asambleas desde octubre
de 2002, que siento de nuevo la necesidad de expresar lo que tengo en la cabeza, mis sentimientos sobre este Movimiento que vi nacer y del cual no puedo desprenderme del todo. Sigo sintiendo que el Movimiento Asambleario tendrá el futuro que sus integrantes quieran, pero ese camino debe ser pensado, consensuado, debatido, ya que no se podrá caminar a ciegas y sin objetivos claros.
A través de la casilla de la Asamblea, único refugio todavía “vivo” para los que participamos alguna vez de la Asamblea de Martínez, y de las páginas de Indymedia, me interesé por todos los debates que se dieron sobre este tema.
Hoy empiezo con este documento, que sencillamente es un cúmulo de ideas y pensamientos más que un análisis objetivo del Movimiento de Asambleas.
Algunas aclaraciones antes de empezar: Si por momentos parece que hago análisis objetivos, lo hago sin ninguna “fuente” más que mi propia subjetividad.
Esto, ni ninguno de los documentos que les he enviado, debe ser tomado como una verdad absoluta, solo quiero fomentar aún más el debate sobre qué caminos se nos presentan frente a nosotros.
Acepto todas las críticas que quieran, para eso estoy escribiendo, para seguir con el debate.

MIS PENSAMIENTOS HACE UN AÑO ATRÁS

Hace un año atrás, cuando las Asambleas populares, barriales o vecinales estaban en su etapa de mayor prosperidad, me pasaban por la cabeza algunas ideas raras, que por supuesto el tiempo se fue encargando de sacarlas de mi cabeza.
Por un lado, a partir del Argentinazo, yo me formé una determinada imagen de lo que quería el pueblo, y creí creer lo que a la gente le había pasado por la cabeza, sentí que la gente había hecho un cambio en la conciencia y estaba lista para tomar su destino en sus manos.
Sentía que no quería una revolución, y menos que menos sentí que el 20 de diciembre haya sido un momento pre-revolucionario. Sentí que la gente quería empezar a tener más participación en los asuntos políticos, económicos y sociales del país, pero siempre dentro de los caminos constitucionales y, lamentablemente, dentro de las instituciones. O sea, quería tener y obtener mayor participación en las decisiones pero manteniendo la forma electoral para elegir a sus “representantes”, pero haciendo que los mecanismos impidieran corrupción, acumulación de poder y exigía además revocabilidad de mandatos. Querían cambiar el país pero no querían una revolución, como algunos decían excitados por ahí.
Con la aparición de las Asambleas y más que nada de los métodos asamblearios, creí que era el momento que lo que en criollo muchos denominamos el “campo popular”, estaba empezando a pasarle por arriba a las formas tradicionales de hacer política que eran los Partidos. Esto en realidad sucedía hacía mucho, los piqueteros, los jubilados, los docentes, los organismos de derechos humanos, los sindicatos combativos, los trabajadores de la cultura comprometidos, algunas personas con apellidos de peso a nivel social, firmes en sus convicciones, su solidaridad y en sus luchas por un país mejor, hacía tiempo que tenían mucho más crédito que cualquier político.
Por otro lado las Asambleas tenían esa posibilidad de poder sumar tanto a jóvenes como a viejos, a trabajadores ocupados, como desocupados, a estudiantes como a jubilados, a amas de casa como a profesionales, etc, etc, etc.
Nos unía el barrio, pero también las ganas de dar vuelta el tablero y barajar de nuevo, en forma más justa y no solo en el barrio o el municipio, sino en toda la nación.
Entonces pensé que los que de una u otra manera “militaban” en el campo popular, iban a acercarse a las Asambleas para a partir de ahí construir el Poder Popular del que tanto necesitábamos. La militancia pasaba ahora por las Asambleas y los MTD, “únicos movimientos que respetaban los métodos realmente asamblearios – que me parece que a este punto del partido no hace falta que los nombre – y de los cuales estaban naciendo los nuevos sujetos revolucionarios, la nueva conciencia de hombre libre que se necesitaba para refundar el país” – y en mi opinión también el continente, pero me parecía mucho.
Muy lindas palabras y muy lindos pensamientos los míos, pero claro, la realidad es cruel.
Por supuesto, faltaba los más difícil, los Partidos de izquierda.
En mi cabeza estaban, todo el “campo popular”, toda la “gente”, devenida en “pueblo” que tomaba su destino en sus manos y a la que le cambiaba la conciencia (tomando estos dos conceptos “gente” y “pueblo”, de la misma manera que lo hace Miguel Bonasso en su libro “El palacio y la calle”), todas las clases sociales y todas las actividades del ámbito nacional, faltaba solo que los partidos de izquierda también se acercaran a las Asambleas y ayudaran a construir el Poder Popular.
El problema era cómo harían estos militantes del campo popular y los militantes de los partidos de izquierda especialmente, para “dejar a un costado sus actividades singulares y adentrarse en un movimiento que los recibía a todos con los brazos abiertos, pero que no dejaba lugar a singularidades o intereses particulares”.
Mi pobre cerebro no entendía nada, me decía desde dentro “chabón, ¿vos te creés que toda esa gente va a dejar de lado su lugar de militancia durante años, para CONFLUIR (con mayúscula, porque yo era un tipo que en esa época agrandaba todo) en un Movimiento Asambleario, para que entre todos levantemos al país? No, Nicolássss, no seas ingenuo”.
Pero lo fui. Creía fervientemente que todo tipo que militaba, debería CONFLUIR en el Movimiento de Asambleas y desde ahí construir, construir y construir, sin personalismos, sin intereses de grupo o personales, y aportar como nunca antes a hacer de esto el más grande y nuevo Movimiento Asambleario, ayudando a la transformación de la conciencia de aquellas personas que todavía no lo habían hecho, pero que estaban predispuestas.
El cruce de experiencias y la diversidad de las distintas luchas ahora unificadas, las nuevas herramientas de lucha que suplantaban a las que hasta ese momento no habían dado resultado, hacían posible la utopía.
Todo este kilombo de cosas de por sí ya era difícil de entender, pero además había algo que quedaba colgado: como dije más arriba, la gente, ahora pueblo, no quería, siempre según mi punto de vista, tocar las instituciones, las quería reformar, hacerlas más justas... Uno podía decirles que cambiar todo para que no cambie nada no sirve, les podía hablar de la Revolución, les podía hablar de la autogestión, de la España Libertaria, etc. Pero no, estos tipos querían mantener las instituciones y tener “representantes” más justos y honestos. Habían tirado abajo un gobierno, pero no querían llevar hasta el fondo el gran levantamiento que habían hecho con sus manos, con sus cuerpos, con sus conciencias. Y entonces me preguntaba quién carajos era yo para decirle a la gente lo qué tenía que hacer. Si soy tan coherente con mis convicciones de la autodeterminación de los pueblos, cómo hago para decirles lo que más les conviene, si ellos tienen otra idea de cómo tienen que ser las cosas.
En mi Asamblea me cansé de decir que prefiero mil veces que el pueblo se equivoque por motus propio, a que un hijo de puta se equivoque en nombre del pueblo.
Entonces terminé entendiendo que había que construir Poder Popular e ir ocupando espacios de poder dentro del Estado, para poder también crecer como Movimiento y darle el ejemplo a la gente de lo que se puede lograr a partir de métodos más justos de redistribución, no sólo de la riqueza, sino de todo.
En resumen, creía que había no solo un estado de movilización en la gente, sino un cambio de conciencia en la mayoría del pueblo, incluso de aquel que no salió a la calle. Creía que la gente no quería cambiar las instituciones, pero si sacar a todo el plantel político, sindical y judicial del medio, para suplantarlo por otro más justo y transparente. Creía muy fuertemente en el potencial de las Asambleas y los MTD como Movimientos que atraían cada vez más gente y mostraban otra forma de hacer todo, política, económica, cultural y socialmente hablando (y en esto no me equivoqué).
Creía que todos los militantes iban a “quemar el carnet” de sus organizaciones y se iban a sumar para ayudar a construir este Movimiento con sus ricas experiencias anteriores. Y finalmente, creía que la forma de construcción debía ir en dos caminos paralelos y entrelazados: el hacer de hecho, sin importar si se estaba en el poder o no, o sea la construcción de un contra-Poder, y la organización del Movimiento, para ser cada vez más fuertes, pero también... y entre muchas otras actividades organizativas, la de preparar programas de gobierno y participar en las elecciones (demás está decir que no me refería a estas últimas elecciones, que fueron una trampa, una farsa y una mentira – en las que cayeron muchos).
Con estos y otros pensamientos escribía hace más de un año el documento “Hacia dónde van las Asambleas”.

BREVE RESUMEN DE “HACIA DÓNDE VAN LAS ASAMBLEAS”

En el documento que escribí hace un año, como ustedes seguramente leyeron, comienzo con algunas premisas básicas sobre las Asambleas y, vistas las condiciones de ese momento, planteo tres posibles futuros, que denomino “Asambleas en estado puro”, “Estado paralelo” y “Movimiento Político de Asambleas Populares”. La primera forma está vista como una isla entre muchas otras islas, con sus actividades concretas, pero sin lucha por el Poder, sino más bien apuntando a la concreción de proyectos muy focalizados.
La segunda forma tiene en cuenta la manera simbólica en que se puede construir un Estado dentro de este Estado, en parte en forma simbólica y en parte en forma real – en ese momento di el ejemplo del Club del Trueque, ahora puedo citar a las Fabricas Recuperadas – mostrarle a la población que hay otra forma de organizar la sociedad. En este caso señalé las grandes dificultades que para ser totalmente “independientes del Estado”.
Para finalizar, el Movimiento Político de Asambleas no era otra cosa que el reflejo de todo lo escrito más arriba, por supuesto con claros detalles de la forma organizativa y de la importancia de luchar por el Poder del Estado. Señalaba claramente que si bien las elecciones me parecían importantes, lo que más debería tenerse en cuenta dentro del supuesto Movimiento era la concreción de los diversos proyectos colectivos, pero que una cosa no quitaba la otra.

Lo más importante en todo el documento es la insistencia en que el futuro del Movimiento Asambleario debe ser debatido y no vendrá solo, a partir de una conjunción de los astros, sino que hay que tener muy en claro para donde se quiere ir, para que el conjunto de las personas-ciudadanos-asambleístas vayan para ese lado y tenga una identidad política clara como Movimiento.
Se plantea que si se quiere efectivamente cambiar la realidad, se debe luchar por el Poder.

LA INSOSTENIBLE LEVEDAD DE LA REALIDAD

Pasado el envío del documento, para los primeros días de agosto de 2002, empiezo de a poco a pegarme la cabeza contra la pared, a veces muy poquito, a veces de manera sorpresiva y muy dolorosa. Las situaciones que se sucedieron, desde la Segunda Interbarrial Nacional, el 17 de agosto de 2002, hasta la última Asamblea a la que asistí, el 14 de octubre del mismo año, me hicieron pensar y repensar miles de veces las posibles salidas del laberinto en el que se habían metido las Asambleas, en las formas que habían tomado y en la no concreción de ciertos debates que habían hecho retroceder a las Asambleas del protagonismo que tuvieron en un principio, que lejos de crecer, las había llevado a un “reflujo eterno”, eufemismo de algunos asambleístas para no admitir que mucha gente había abandonado la lucha o cambiado la forma y el medio para llevarla a cabo.
Finalmente las elecciones le dieron a la sociedad el aspecto de cambio, del famoso “cambiar todo para que no cambie nada”, del que hablaba más arriba. Y la gente fue y compró. Entonces ahora la gente, ya no más pueblo, está nuevamente tranquila con el nuevo equilibrio y orden institucional.
Pero mejor veamos cuales fueron para mí los hechos que de a poquito me fueron marcando que las cosas no estaban bien dentro de este bendito Movimiento.
1) La Segunda Interbarrial Nacional, a la que fui como delegado y salí espantado.
2) La famosa Comisión de Organización de Parque Centenario, en la cual había puesto mis porotos, que fue vaciada de contenido, tergiversada en sus objetivos, aparateada y usada en forma partidaria... y por todo eso y con razón, nunca puesta en funcionamiento.
3) El aparateo de los militantes de los partidos de izquierda, que más que ayudar, querían dirigir el Movimiento Asambleario.
4) Luego empiezo a darme cuenta que todas mis premisas sobre el cambio de conciencia en la gente era errado, donde me doy cuenta que el “campo popular” no va a CONFLUIR en el Movimiento Asambleario, sino todo lo contrario, que el Movimiento Asambleario es parte del “campo popular”.
5) La ruptura y desaparición de la Asamblea Popular de Martínez por el propio peso de las circunstancias.
6) Las elecciones presidenciales y el re-acomodamiento del Sistema.

No se asusten, que aunque ya les estén pesando estas páginas leídas, me encantaría tratar de analizar cada una de estas cosas enumeradas arriba.

LA SEGUNDA INTERBARRIAL NACIONAL

Fuimos varios compañeros de la Asamblea a la sede de Sociales, cercana a Parque Centenario, yo tenía el mandato para hablar cuando fuera mi turno, aunque cada moción de orden la tomábamos entre todos los compañeros que estábamos presentes.
Sinceramente me puse muy contento cuando algunas Asambleas se salían del típico discurso de enumerar con voz estentórea los 800 puntos de un programa que parecía más una bajada de línea y una expresión de buenos deseos, que un verdadero discurso sobre puntos de acuerdo. La mayoría de ese pequeño grupo de Asambleas “disonantes” era bastante crítico con la Interbarrial de Parque Centenario y reclamaba un cambio en las formas organizativas.
Por otro lado, también me puse contento cuando escuché al 95 % de las más de 100 Asambleas de todo el país hablar de “unidad”, de “congreso de organizaciones en lucha”, de “repudiar las elecciones truchas”, y de algunas consignas interesantes, que me daban la pauta que nuestra Asamblea estaba a años luz de alcanzar semejantes conclusiones.
Lo que más me llenó el corazón fue escuchar hablar tanto de “unidad”. Esa palabrita, tan chiquitita cuando uno la escribe, pero que significa tanto, que tiene un contenido tan amplio y lleno de esperanza, para los que hace años venimos luchando de una forma u otra por cambiar las cosas, retumbaba en mis oídos y cada vez que salía de la boca de algún delegado-compañero-asambleísta, la sonrisa se me iba dibujando en la cara.
Sensación, que como sabrán los que han estado presentes ese día, solo me pudo haber durado hasta el mismo final de la jornada, donde la unidad se partió en mil pedazos.
Cuando fue mi turno de “decir unas palabras”, lo único que atiné a pronunciar fue hacer pública la separación definitiva de nuestra Asamblea Popular, de la Asamblea Vecinal de los possistas, radicales (porque ahora no es lo mismo), conservadores, acomodaticios de turno y servicios de inteligencia, que no hacían posible la construcción para ningún lado.
Sería un dato irrelevante si no fuera porque a partir de ahí, en nuestra casilla de internet, hemos recibido muchísimas declaraciones de otras Asambleas que también se dividían, aunque por otros motivos, lo que transformó nuestro comunicado en algo lamentablemente profético.
Sobre el final de la Segunda Interbarrial Nacional, todo venía más o menos bien, hasta que llegó la hora de las votaciones.
Y en ese momento empezaron los kilombos de todo tipo, y este humilde delegado, y otros muchos asambleístas tan ingenuos como yo, empezamos a ver la verdad de la milanesa. No solamente los delegados que debían votar – yo no tenía ese mandato, sino otro compañero – eran mayoritariamente de partidos de izquierda, sino que parte de los que les tocó en suerte la coordinación de la Asamblea, también. Entonces, por ejemplo, si había 30 positivos, 20 negativos y 15 abstenciones, “ganaba la abstención” (una triste realidad de ese momento, que luego quedó como chiste en nuestra Asamblea). Osea que se sumaba para el lado que calentaba el sol y no para el lado democrático. Los gritos invadían el espacio, gritaban adelante, atrás, en la coordinación, en todos lados. La pelea sustancial era si había que aprobar el “Congreso de organizaciones en lucha” o “Asamblea de organizaciones en lucha”, se ve que para los aparatos de partidos no es lo mismo. Luego, los ingenuos pero ya no tanto, nos venimos a enterar que en realidad había una interna entre el MST, PO, PTS por sus respectivas Asambleas “de sectores en lucha”, que como sucede en países surrealistas como el nuestro, cada Partido tiene el suyo y no lo comparte con nadie. Claro que los asambleístas a secas, no entendíamos nada de lo que pasaba.
La tan pronunciada, tan seducida, tan saboreada entre los labios, tan repetida “unidad”, en los hechos no existía.
El climax del encuentro fue cuando una vez votado el punto importante para los Partidos de izquierda, un asambleísta (¿?) le hace una seña a algunos delegados de Asambleas, diciéndoles “vamos, vamos”, y de buenas a primeras se levantan como 10 delegados al mismo tiempo y se retiran, cuando quedaban votar muchas otras propuestas todavía. Claro que el ingenuo del asambleísta “a secas” no sabía que esos delegados eran de algún partido.
Por otro lado, cosa que también sucedió, se habló hasta el cansancio de la “unidad de acción”, pero muy pocas Asambleas se atrevieron a plantear también la “unidad en la organización”. Es fácil entender que cuanto menor sea el grado de organización de este movimiento, más fácil es poder absorberlo hacia el interior de otro.
Cuando uno empieza a sugerir “unidad en la organización”, saltan todos como leche hervida y te empiezan a atacar, ya que cada sector quiere ser el que dirija esa organización y por lo tanto tiran la verdadera unidad a la basura. La unidad de acción es muy linda para demostrar fuerza en la plaza y en una marcha o en un escrache. Muy lindo, nos vamos luego a casa con ese sabor dulzón de saber que somos muchos tirando para el mismo lado. Los que tienen el Poder se sigue cagando de risa, se ríen y ellos también tienen el sabor dulzón de saber que nosotros somos muchos pero estamos divididos, que siguen teniendo la sartén por el mango. Lo importante, y sin perder de vista la unidad en la acción, es la unidad de organización, tener los huevos para ponernos de acuerdo y armar un movimiento de masas capas de sacar a estos hijos de puta. Pero sin mezquindades entre nosotros y tratando de acordar en los puntos que tenemos en común, que son un montón.

Y así terminó la Segunda Interbarrial Nacional, personalmente me hizo sonar los campanazos en mi cabeza, haciéndome dar cuenta...y no solamente a mí, de lo que estaba pasando en el interior del Movimiento Asambleario. Entendí claramente que con tanto “afiliado” era imposible construir un Movimiento Político nuevo, aunque por otro lado, los discursos que había escuchado, estaban a las antípodas de ese objetivo colectivo.
Llegué a mi casa desilusionado bien y desilusionado mal, bien porque entendía perfectamente que la mayoría de las Asambleas estuvieran en desacuerdo, por lo menos tácito, de formar un Movimiento Político, aunque yo tuviera otra idea, respetaba el pensar de las mayorías. Pero estaba desilusionado mal porque empezaba a entender como habían jugado su propio juego algunos Partidos de izquierda que yo respetaba muchísimo hasta ese momento, y como sin saberlo le hacían el caldo gordo a la derecha, el verdadero enemigo dentro de las Asambleas.
En conclusión, es evidente que usaron las Asambleas para poder tirar agua para su molino y todo lo contrario a ayudar con su experiencia a construir, quisieron cooptar y dirigir... o por lo menos evitar la organización para poder dirigirlas desde “su” organización.
Igualmente los Partidos de Izquierda tienen un capítulo reservado en este documento.

LA COMISIÓN DE ORGANIZACIÓN

Cuando aparece la propuesta de la Comisión de Organización de la Interbarrial, que según mis registros aparece en la Interbarrial del 30 de junio de 2002, pasando su aprobación “a debate”, por 16 votos contra 9 “a favor” y 2 “en contra”, yo me dije para mis adentros que empezaba a haber un poco de esperanza, porque si bien se notaba hasta ese momento una gran agitación y positivismo en lo que era la Interbarrial, reflejado principalmente en el cambio de funcionamiento por delegados, también se notaba cierto estancamiento en clarificar los caminos a seguir y en la parte organizativa.
Mi actitud fue “¡por fin!”, como queriendo decir que a partir de esta Comisión se iban a empezar, de a poco, a dar los pasos hacia la mejor organización de los esfuerzos de la Interbarrial, aceitar mecanismos para hacer más rápida la información, el “ida y vuelta” de propuestas de las Asambleas a Parque Centenario y además empezar a hacerse más fuerte como Movimiento. Por otro lado la importancia de la Comisión, por sí misma, requería que todas las Asambleas estuvieran más pendientes de enviar delegados y de preocuparse por la organización misma del Movimiento.
Se empezaba, a mi parecer, a dar los primeros pasos hacia una Organización (con O mayúscula) de un Movimiento y enriqueciéndola de todos los métodos asamblearios y de democracia directa. Osea que la cosa venía bien parida.
Pero no... de nuevo mi cabeza me decía “Nicolásssss, no seas ingenuo”, recordándome la voz y la frase de una compañera del Centro de Estudiantes de la facultad. Era muy difícil que, primero, las organizaciones ya existentes, nos dejaran crecer cualitativamente y, segundo, ¿estaban las Asambleas del Movimiento Asambleario suficientemente maduras, para hacer ese paso cualitativo?.
Y bueno, en la realidad, a esas dos dudas, tuve que agregarle el miedo muy fundado de las Asambleas en ser aparateadas desde la Comisión y además de centralizar el poder.
El resultado fue el que todos sabemos.
En la Interbarrial del 30 de junio de 2002 la formación de la Comisión pasa a debate. Es puesta a “consideración de las Asambleas”, aunque no queda claro si las Asambleas hubieran sido consultadas aunque la propuesta hubiera sido aprobada.
En la Interbarrial del 7 de julio pasa a debate por 11 votos a “favor”, 1 “en contra” y 11 “a debate”.
En la Interbarrial del 14 de julio pasa a “consideración de las Asambleas”, ya con una mochila de 7 condicionamientos muy precisos, “para evitar que nos pase por encima” decían algunos, que por supuesto ya la condenaban antes de nacer.
El 21 de julio casi se produce el milagro, a no ser por las 13 Asambleas que no tenían mandato.
Este día, otro de los días surrealistas de este país y de este pueblo, marca uno de los puntos más altos de desorganización y desconfianza asamblearia: luego de votar primero los 7 condicionamientos a la Comisión de Organización – entre los cuales se encontraba el “enlace con otros sectores”, “organizar la Interbarrial”, “organizar las marchas” y le atribuía algunas facultades “ejecutivas” – aprobando por completo los 7 puntos, cuando se vota la formación lisa y llana de la Comisión, 13 Asambleas no tienen mandato y se posterga para más adelante.
Si pensamos que hacía 21 días que se estaba hablando del tema, es difícil pensar que no se tenga mandato expreso para la votación, a menos que se tenga mandato expreso para la no-votación. (Y ahora me saltan al cuello los asambleístas de aquellas Asambleas que no tenían mandato, a los que no tengo otra cosa que pedirles disculpas, pero es así como yo pienso).
El 28 de julio la Comisión de Organización nace formalmente, pero obviamente no en los hechos, por 17 votos a favor, 8 en contra, 9 abstenciones... y 4 Asambleas que hacen salvedades, pero claro, quedarán perdidas en el olvido, desfavorecidas por el “ida y vuelta” horizontal, que algunas veces juega en contra. Solo una de aquellas salvedades será puesta a “consideración de las Asambleas”, aunque nunca más se tendrá noticias, se la llevará el viento que recorre las esquinas empedradas de los barrios al atardecer, acompañando su vuelo se escuchará algún bandoneón lejano, entonando algún tango de invierno.
Lo que sigue son más condicionamientos a una Comisión ya formada, pero que los desconfiados no querían hacer crecer, los Partidos querían manipular y los bien intencionados, creo, eran demasiado pocos. Se tenía la sensación que se había creado la Comisión al pedo, pero eso sí, la parte, con Comisión o no, con mandato o no, que se encargaba de reunirse con otros sectores, funcionaba bárbaro. “Unidad de los que luchan”, si, “unidad asamblearia”, la semana que viene.
Y así pasaba el tiempo y en cada resolución aparecía el aviso clasificado de la Comisión “Reunión los martes a las 18:00 en Colombres”. Cuando finalmente voy a la reunión de la Comisión de Organización, con un mandato de la Asamblea, me encuentro que tal Comisión no existía y que nunca antes había funcionado.
Indudablemente faltó voluntad política para llevarla adelante. Y los asambleístas que seguían yendo a la Interbarrial, se ganaron un poroto y perdieron otro. Lo ganaron porque supieron ver a tiempo los manejos poco claros que se le iban a dar a la Comisión, y se lo perdieron, desgraciadamente diría yo, porque desaprovecharon la posibilidad de dar un salto cualitativo importante a nivel organizativo, y si le hubieran puesto voluntad, a lo mejor, digo a lo mejor, podrían haber sorteado los obstáculos y empezar de a poco a construir la estructura de un verdadero Movimiento.
Para mí, luego de ese intento fallido de la Comisión de Organización, la Interbarrial de Parque Centenario, en ese momento en el Viejo Correo, tenía los días contados.

LOS PARTIDOS DE IZQUIERDA DENTRO DEL MOVIMIENTO ASAMBLEARIO

Bueno, esto es como los libros “Elige tu propia aventura” de nuestra infancia, los que no quieran leer críticas a los Partidos de izquierda, pueden pasar directamente al próximo capítulo.

Como expliqué al comienzo de este documento, mi concepción de lo que se iba formando en el Movimiento Asambleario era muy determinada. Para mí las diversas agrupaciones, especialmente los Partidos de Izquierda – que en tantos años no pudieron construir ninguna alternativa potable de poder – iban a sumarse a las Asambleas y ayudar, a partir de sus ricas experiencias, a construir un Movimiento. Pasó todo lo contrario, los militantes de los partidos de izquierda quisieron dirigir el Movimiento Asambleario, en el mejor de los casos quisieron llevarse cuadros y militantes a sus partidos y creyeron que era “revolucionario” que de buenas a primeras, las Asambleas acordaran un “programa” de ¡77! puntos, un interminable rollo de buenas intenciones, tratando de condicionar el devenir asambleario.
Como si esto fuera poco, tampoco se contentaban con ver solamente y de a poquito la destrucción de varias asambleas, de ver solamente la cantidad impresionante de vecinos - sin ninguna ideología política clara, pero con las ganas de participar - que se empezaban a ir espantados, sino que los diversos partidos se peleaban entre ellos para ver quien la tenía más larga o quien llevaba más gente a su partido. Por lo que el daño fue doble, primero por el solo hecho de querer dirigir y “hacer de izquierda” un movimiento que no nació de izquierda, pero que podía llegar a serlo, luego porque hicieron que los vecinos se fugaran nuevamente a sus casas, y no les tuvieron paciencia. Ellos hablan de “reflujo”, yo digo que fue perderse la oportunidad histórica de hacer trabajo de hormiga y ayudar al cambio de conciencias. Parece que en el partido aprenden a ser “revolucionarios”, pero no saben lo que es tener “tacto”, palpar el terreno, analizar las situaciones y saber dónde, cuándo y cómo decir lo que tenés que decir. Estoy de acuerdo en que las ideas hay que defenderlas a muerte, pero también es bueno saber cómo discutirlas y rebatirlas, una materia que tienen previa varios, y diría todos, los partidos de izquierda.
Por otro lado, y como alguien dijo por ahí, a un cierto punto de los acontecimientos, yo me preguntaba por qué los partidos no dejaban los espacios a los “cani sciolti”, a los que tenemos una ideología de izquierda pero no militamos en ningún partido, a los que, después de tanto escepticismo, volvimos a creer y encontramos un lugar donde nos sentíamos identificados. Me preguntaba: “si no vienen a sumar, no vienen a construir, tienen su propio ámbito de discusión, qué están haciendo?”. Lo que estaban haciendo es lo que ellos mismos critican, meterse en un movimiento nuevo y tratar de coparlo, para llevarse cuadros y evitar que se organice y se haga más fuerte que sus propias organizaciones, por otro lado “hacer bien los deberes” con el grupo de iluminados que dicen ser sus respectivos Dirigentes. Me daba la sensación de que no entendían que el Movimiento Asambleario no quería dirigentes, de que no entendían que “el vecino del piso de abajo”, no iba a decir de la noche a la mañana que quería una revolución socialista, pero sí iba a ir entendiendo que el socialismo le iba a resolver muchos problemas a él y a sus nietos, pero si se lo explicaban, no si se lo exigían.
Hay que tener cuidado al hablar de “Pueblo”, decir que el pueblo quiere tal o cual cosa, sin palpar en la realidad lo que realmente sucede, es pecar de soberbio e iluminado, creyendo que todos quieren lo que verdaderamente uno quiere en forma absoluta y egoísta. El pueblo no es revolucionario y no saber aceptar eso es ser ciego.
Los militantes de los partidos de izquierda no pudieron evitar llevar el carnet del Partido cada vez que fueran a su asamblea. Aclaro que la ideología se lleva a cualquier parte, porque forma parte de nuestra forma misma de ser, pero una cosa es la ideología y otra el Partido, esto no hace falta aclararlo, pero por las dudas...
Lamentablemente para las asambleas, los verdaderos enemigos, la derecha y los servicios de inteligencia – que estuvieron infiltrados en todas las asambleas al inicio de este fenómeno – aprovecharon la volada y usaron el kilombo de los partidos para asustar a la gente con el fantasma de la izquierda. Hablaban pestes como esta: “El brazo activista (post adolescente, institucionalmente inmaduro y por lo tanto “mercado fácil”) de organizaciones, movimientos y grupos sectoriales y partidarios, se apropió cuantitativamente del espacio vecinal y comenzó la prédica de sus ritos pretendiendo imponer ideologismos, por aprobación sin debate, de las consignas de sus mandantes ocultos, aunque fácilmente identificables.”
Conclusión: le dieron de comer a los leones.
Pero quizás ese no fue el peor papel de los partidos de izquierda, sino el que jugaron en la Interbarrial de Parque Centenario.
Todos nos emocionamos cuando en la primera Interbarrial Nacional, levantaban la mano al mismo tiempo más de 700 personas, aunque más no fuera para aprobar una larga lista de expresiones de deseos, nos reímos cuando se pidió un aplauso al vecino que votaba desde el balcón de su casa, pero también nos enojamos mucho cuando empezamos a ver que al fin y al cabo no sabías cuales eran las asambleas independientes y cuáles tenían un grado de militantes de partido tan grande que terminaban siendo una unidad básica del partido, pero en una plaza.
Los militantes de los partidos de izquierda deberían haber contribuido a construir un Movimiento, no a destruirlo. El papel asqueroso que tuvieron en la Interbarrial, hizo que el propio Movimiento se empezara a fraccionar entre los asambleístas que “eran de partido” y los que “no eran de partido”.
Si bien un tropezón no es caída, la frustración de la Interbarrial y el aparateo de los Partidos de izquierda en el Movimiento Asambleario, dejó sus marcas, ya que ayudó a que muchos vecinos huyeran despavoridos nuevamente a sus casas a ver la realidad por televisión, y muchos de los que se quedaron, tengan miedo de organizarse por miedo a repetir esa experiencia. Si hubo algo que lograron los Partidos, fue desilusionar a muchos que todavía los veíamos con respeto. Los Partidos de izquierda se deben una autocrítica sobre el paupérrimo rol que jugaron en el movimiento asambleario.
Voy a terminar esta crítica con un fragmento de un artículo que recibí por Internet, de Javier González, titulado “¿En qué anda la izquierda?”.
“Además y como si todo esto fuera poco, entre las distintas corrientes marxistas existe la competencia por saber quien es más marxista. Cuando se leen las publicaciones partidarias, periódicos y páginas web, queda la sensación de que la izquierda no ha podido romper con la visión dogmática, sectaria y religiosa que la viene caracterizando desde hace años. Da la sensación que todos los golpes que ha sufrido la izquierda, fundamentalmente en los últimos años, no han sido del todo asimilados. Así las publicaciones partidarias no difieren mucho de las religiosas, donde se repiten dogmáticamente las enseñanzas bíblicas. Plagadas de elaboraciones y conceptos que nunca se ponen a discusión del conjunto de los trabajadores, porque se repiten como "verdades reveladas" y se tratan de imponer sin cuestionamientos, a la clase. Elaboradas en un comité central, entre cuatro paredes, las políticas de la izquierda son un muestrario de desaciertos año tras año. Caen, generalmente, en un Horangelismo de fin de milenio. Casi ninguna de sus predicciones se han cumplido y este desengaño ha provocado la deserción de cientos de valiosos compañeros y el traspaso de unos cuantos dirigentes hacia políticas "más reales": los partidos burgueses.
A modo de contribución al debate
Sobre las mismas bases de siempre, sin autocríticas, sin discusión democrática que permita a los partidos de la izquierda romper con la burocracia y el autoritarismo, la soberbia y las disputas de tipo sectaria y matriz religiosa por quién es el grupo más marxista; no pueden construirse
herramientas fundamentales para la organización de los trabajadores en vistas a generar cambios revolucionarios. Por este camino, más allá del crecimiento lógico producto del proceso creciente de luchas sociales que vivimos que se ha dado en las distintas agrupaciones, no llegamos a
constituirnos más que en furgón de cola de las experiencias burguesas y abonando al desarrollo del virus fascista siempre en estado latente. Discutir nuevas formas de organización, el centralismo democrático, "la conciencia desde fuera" en la clase trabajadora, los cambios producidos en los modos de producción, el concepto de "vanguardia esclarecida", etc. siempre fue tildado de hacer revisionismo, de querer hacer dócil al marxismo. Esta postura "religiosa" de la izquierda sectaria, se contradice absolutamente con el espíritu del marxismo, el "dudar siempre de todo" pregonado por Marx es abandonado por una aceptación dogmática e inflexible de las elaboraciones teóricas.”
Ningún partido de izquierda será verdaderamente revolucionario hasta que no democratice el funcionamiento dentro de su propia estructura de partido.

ALGUNAS ACLARACIONES SOBRE LO ESCRITO ARRIBA

Tengo la necesidad de hacer algunas aclaraciones sobre lo que escribí arriba sobre los partidos de izquierda.

1) Tengo muy en cuenta que el verdadero enemigo es el capitalismo y no la izquierda, tengo muy en claro que en las asambleas el enemigo está en la derecha, justamente porque está como invisible pero está siempre, con los que la juegan de buenos pero buscan su interés personal, los servicios, los que escriben desde “el vecino común” cosas como las que reproduje arriba, atacando a los que luchan, con los que quieren la “liberación nacional”, pero primero quieren la liberación de Seineldín, con los vecinos de los CGP o de las diversas municipalidades, que se la dan de progres, y un sin número de personajes ocultos entre “la gente común”, controlando que todo salga bien y se desarrolle dentro de los márgenes. El enemigo NO es la izquierda, pero si ellos no hacen autocrítica, nosotros tenemos que decirles que se portaron para el orto.
2) No solamente quiero señalar, sino que también admiro, la fervorosidad, la pasión, la dedicación, la claridad que tienen la mayoría de los militantes de base de los partidos de izquierda. A ellos, aunque no solo a ellos, se les deben muchas cosas positivas de las asambleas, el explicarle a los demás las formas asamblearias en los primeros días de la experiencia, la polenta por llevar adelante determinados proyectos, el esfuerzo para que no se cayeran muchas asambleas, etc. También gracias a ellos, aunque no solamente a ellos, fue posible que las asambleas no cayeran en querer “arreglar el farolito de la esquina que no funciona”, y tomara un tinte de izquierda, anticapitalista y de entrever la posibilidad de lograr otro tipo de sociedad, y justamente no dejarle el camino libre a la derecha. Yo les critico el ir a la asamblea perteneciendo al Partido, no el hecho de la dedicación y empuje que caracteriza a muchos de ellos.
3) El concepto de “cani sciolti” (“perros sueltos” en italiano), es usado en ese país justamente para etiquetar a los militantes de los años ’60 (“sessantottini”) y ’70 que luego no pertenecieron al PCI y que vagan por la vida como perros sueltos, sin una identificación con ningún partido, pero con una identidad política muy clara. Si traemos en concepto a la Argentina, quise nombrar a aquellos militantes de los años ´70, que en un momento se jugaron la vida por cambiar las cosas, pero que luego no confluyeron en ningún partido, y también simplemente a los miles y miles de “compañeros” que tienen muy en claro su ideología, pero no militan en los partidos.
4) Los partidos de izquierda no fueron los responsables absolutos de que la mayoría de la gente haya vuelto a sus casas. Si bien, siempre según mi punto de vista, tuvieron bastante responsabilidad en el famoso “reflujo eterno”, también hicieron lo propio la derecha, las circunstancias objetivas - digamos un “reflujo lógico” - y principalmente los propios vecinos que se fueron, que no se bancaron seguirla peleando o en algunos casos decidieron pelear desde otro lado.

MI CAMBIO DE CONCIENCIA

Como dije más arriba, yo tenía una determinada idea de lo que eran las cosas, una idea que estaba bastante errada. Por eso, a partir del fracaso de la Interbarrial, del fracaso de la Comisión de Organización, también empecé a darme cuenta lo que realmente estaba sucediendo en el Movimiento Asambleario.
Por empezar, caí en la cuenta que el movimiento de asambleas era un factor más de lucha, como muchos otros, no era ni el único, ni el mejor, simplemente era un movimiento más entre todos los que conforman en famoso “campo popular”, las Asambleas, desde este nuevo punto de vista para mí, se ponía al lado, y no delante, de los docentes, MTDs, sindicatos combativos, movimientos de jubilados, movimientos estudiantiles, partidos políticos de izquierda, fábricas recuperadas, movimientos de los pueblos originarios, ecologistas, organizaciones de derechos humanos, diversos movimientos culturales, etc, etc, etc.
Así que la pregunta era entonces preguntarse por quién estaban constituidas las asambleas y cuál era la característica única que tenían las asambleas y no otros movimientos.
Era claro que los asambleístas que además pertenecen a otras organizaciones, no van a renunciar a esas organizaciones para dedicarse por completo a cada asamblea, está visto que estos compañeros se fueron yendo, priorizando sus actividades y lugares de lucha anteriores, o se han quedado y han alternado su tiempo tanto en su organización, como en la asamblea de su barrio.
Por otro lado, los “cane sciolti”, encontramos en las asambleas un lugar de lucha que nos identificaba, que nos interesaba por lo novedoso y apartítico y por los métodos ultra democráticos de la democracia directa. Claro que además de discutir problemas barriales, nos interesaba también discutir sobre política nacional. Este tipo de gente es quizás la que más defiende el espacio asambleario, primero porque vale la pena defenderlo, pero además está ese plus de significado, donde sentimos la asamblea como “nuestro” espacio de lucha, es éste y no otro, por eso defendemos su funcionamiento, las actividades, y evitamos los aparateos de derecha e izquierda, porque sentimos que es el espacio que elegimos para llevar adelante la lucha. Los que no militan más que en sus propias asambleas, entenderán mejor de lo que estoy hablando. Es algo que trasciende la lucha misma, es sentir que podés fundar un pequeño espacio libre con otros compañeros, y es como que lo alimentas todos los días, lo vas llenando de significado, es como un hijito chiquito, al cual le vas enseñando a crecer, donde le transmitís lo mejor y a veces también los defectos, pero es como que lo vas amamantando día a día, y lo vas viendo crecer. Y lo defendés igual que una madre a su hijo, con uñas y dientes.
Además de eso, es posible preguntarse si las Asambleas no se han formado o cumplen el papel de ser grandes grupos “multisectoriales”, donde las dos o tres horas de asamblea funcionan más como un intercambio de opiniones e información de los diversos grupos que ahí se juntan, incluso para realizar actividades en común.
La pregunta sobre la identidad Asamblearia, queda a mitad de camino.
Empecé a darme cuenta que si el Movimiento Asambleario tenía un futuro, iba a ser a partir de la creación de una red organizativa de asambleas, que venía más bien del lado de las zonales, como la de Vicente López, la de la Zona Norte de Capital, más que de la creación “por decreto” de una Interbarrial.
Entonces uno también empieza a resolver cuestiones que tienen que ver con su intimidad como luchador, es decir, dónde puedo luchar y con qué medios para lograr mejores resultados, obviamente que en la asamblea de Martínez ya no había posibilidades, por las razones que detallo más adelante.

Por otro lado, también cambió mi forma de pensar al pueblo, a ese pueblo que había salido a cambiar las reglas del juego, porque ese pueblo, al ver que las Asambleas no pudieron solucionarle sus problemas en el corto plazo, y además por ese cagazo característico de medio pelo de clase media, volvió a su casa, su cambio de conciencia quedó a mitad de camino o cumplió la profecía de la clase media: se la dan de revolucionarios por un rato y no aceptan su condición pequeño burguesa que deben romper, por lo que en el momento de la ruptura, se cagan en las patas y vuelven a sus casas.
El pueblo que había invadido las asambleas, volvió a ser “gente” y se recluyó en sus casas a esperar nuevamente al Mesías, en este caso K., y a ver la realidad por televisión... de paso aprovechó para hacer un zapping por Videomach, Gran Hermano, Operación Triunfo y Fútbol de primera. La gente volvió a comprar el Olé y entrar en la famosa fábula del “pan y circo”, esperó a que haya elecciones, votó y ahora tiene esperanza. Que lindo!, vamos a un corte, con más información, en Síntesis.
Aquí vale una aclaración, que la clase media tengamos una mentalidad pequeño burguesa, es algo que tenemos que aceptar como clase, o mejor dicho como semi clase. Pero aún con esta mentalidad, tenemos la posibilidad de romper con los lazos de clase que el Sistema quiere que tengamos - aspirando siempre estar un escalón más arriba en la escala social - y poder hermanarnos en un proyecto de sociedad distinta.
La gente optó por la comodidad de lavarse las manos, ocuparse de sus asuntos y dejar que los “especialistas” se encarguen de hacer política. Y esto no es culpa de ellos, o digamos que en parte no es culpa de ellos, porque debemos aceptar que es fruto de la falta de educación política y educación a secas con las que el Poder viene pegando a la población desde hace como 200 años, haciendo de la ignorancia del pueblo, su mayor base de sustentación para reproducir su dominación.
También es cierto que cuando hay que correr a la liebre, no tenés tiempo de hacer nada más que eso, incluso en el peor de los casos, cuando no tenés nada para comer, y el estómago te hace ruido continuamente, no podes estar preocupado porque se vayan todos, tenés que ingeniártelas para llevar el puchero a tu casa a la noche. Estos efectos también son gracias al Poder, que además de ignorantes, crea hambrientos y ocupados (y preocupados) por no llegar a serlo.

Para finalizar, la idea del Movimiento Político de Asambleas quedó en el olvido, las Asambleas están muy lejos de eso, ni siquiera lo tienen en cuenta, aunque no comparto la idea de evitar luchar por el Poder del Estado, ya que la gente eligió la vía pacífica, electoral e institucional como camino de cambio. No tomar en cuenta eso es pecar de ceguera política. Pero las Asambleas tienen un desafío más grande, tienen que ver si son capaces de armar un programa en común que la unifique a todas, tienen que ver si son capaces de armar programas de gobierno. Tienen que ver si son capaces de vencer el miedo a organizarse.
Al contrario de lo que pensaba antes, no es posible un Movimiento Político de Asambleas Populares que se presente a elecciones en forma aislada, sino que se debe construir un Frente con todas las organizaciones en lucha, pero no se puede hablar de unidad si no se habla primero de crear un movimiento que aglutine bajo un solo programa a todas las asambleas, de lo contrario no podrían luchar en forma unida, por esa unidad.
Este fue a grandes rasgos el cambio principal en mi forma de pensar esta realidad tan dinámica.

LA ASAMBLEA POPULAR DE MARTÍNEZ

Lo que sucedió en la Asamblea Popular es parte de lo que yo escribía hace poco más de un año sobre “la asambleas en estado puro”. Al no tener proyectos concretos que hicieran que la gente tomara la Asamblea como punto de referencia, la Asamblea se cayó por el propio peso de las circunstancias.
De entrada costó mucho separarse de la Asamblea Vecinal, donde, teniendo en cuenta el ámbito de Martínez, había fachos, radicales, possistas y hasta servicios de inteligencia que querían que las cosas no se fueran de mambo. Muchas veces tomaban discursos reformistas o autonomistas a ultranza, para evitar todo debate político e ideológico dentro de la asamblea y evitar la organización de los vecinos.
Para el momento de la separación y gracias a las peleas que teníamos todos los martes, la gente se iba yendo y no volvía más. Terminamos siendo poco menos de 30.
Yo tenía esta sensación: cada martes agarraba un ladrillo, le ponía cemento y lo ponía sobre la pared a medio hacer, ellos venían, lo sacaban y no lo tiraban... me lo daban en la mano... entonces el martes siguiente repetía la operación con el “mismo” ladrillo. ¿Se entiende la metáfora?
Luego de la separación, muchos de los que decían estar presentes y comprometidos, finalmente le dieron prioridad a otras cosas y no estuvieron más. Por lo que la Asamblea Popular, con la que fuimos a la Segunda Interbarrial Nacional, representaba en los papeles a unas 20 personas, aunque nunca pudimos hacer una asamblea con más de 10. El trabajo, la facultad, fueron las primeras cosas que hicieron que mucha gente valiosa no apareciera más, pero con razón, aunque luego también a eso se sumó que muchos de nosotros empezamos a poner las reuniones de los sábados en un tercer o cuarto plano, y las ganas no eran las mismas, y las discusiones eran las mismas. Los métodos asamblearios quedaron olvidados y la Asamblea era más un Club de amigos que una asamblea organizada. Y eso del Club de amigos es bueno, porque tiene que ver con los nuevos lazos sociales que se dieron en las Asambleas, pero no puede ser absorbente de lo otro.
En un momento determinado, se dejó de ir a la Interbarrial de Parque Centenario, se dejó de ir a la Interbarrial de Vicente López, éramos cada vez menos y cuando no faltaba uno a la cita, faltaba otro, con lo importante que era la presencia siendo tan pocos.
Yo empezaba a llegar a mi casa con frustración y desgano, a las puteadas, cada sábado a la noche.
Finalmente con mucho esfuerzo de la Asamblea, y contra mi pronóstico, realizamos un Festival contra el hambre y la represión, que fue un éxito. Aunque no se sumó gente nueva a la Asamblea, por lo menos logramos hacer una actividad concreta, luego del fracaso de realizar un boletín, vaya uno a saber por qué. La realidad nos mostraba que cada vez éramos menos, hasta que en una Asamblea se planteó la necesidad de no romper los mecanismos asamblearios, de participar en la Interbarrial y en la Comisión de Organización y de generar actividades conjuntamente con otros grupos, ya que nosotros no podíamos ni garantizar nuestra propia presencia. Al darme cuenta que ni siquiera existía la Comisión de Organización, que la Interbarrial se iba a pique, seguir levantando una bandera asamblearia en Martínez, en vez de ver de qué otra manera podía luchar, ya no tenía sentido para mí.
Finalmente se resolvieron reuniones para ver de qué manera seguíamos con la Asamblea, reuniones donde cada uno expresó su punto de vista, pero persistieron demasiado las diferencias. Estábamos todos de acuerdo en la ideología... o casi de acuerdo, pero teníamos una concepción distinta de cómo llevar adelante la Asamblea, y siendo tan pocos, la dispersión nos condenó.

LAS ELECCIONES Y EL REACOMODAMIENTO DEL SISTEMA

Hace poco más de un año yo expresaba mi preocupación sobre el devenir del Movimiento Asambleario, haciendo hincapié, entre otras cosas, en que el Sistema se iba a reacomodar en dos años. No lo decía por las elecciones, mi preocupación era que el Movimiento Asambleario no estuviera lo suficientemente organizado, para evitar que el Sistema se reacomodara y cambiara algo para que no cambie nada, volviendo a tener el pleno control del Poder. Aclaremos que nunca nadie le sacó Poder al Sistema en este año y medio, pero por lo menos no tenía el “pleno control” de éste.
Con las elecciones presidenciales, se puso de manifiesto nuevamente el equilibrio “institucional” que tanto tembló el último año.
No me voy a explayar con respecto a esto, ya que comparto casi en un 100 % el documento “Qué quedó del Que Se Vayan Todos” de Ezequiel Adamovsky, que les he enviado con anterioridad. Veo las cosas muy parecidas a él y por lo tanto me evito (y les evito) volverlas a escribir (leer).
Estas elecciones fueron para mí una verdadera fantochada, la izquierda partidaria no tendría que haber participado, pero igualmente queda el sabor amargo de la posibilidad histórica perdida por la izquierda (y aquí me refiero a los militantes y no a los partidos), de poder organizarse y unificarse, antes de que lo hicieran los dueños del Poder. Organizarse para demostrarle a la gente que puede transformarse nuevamente en pueblo y construir otro tipo de sociedad.

Este documento termina aquí, ya que siento que es bastante melodramático. Me faltan muchas cosas todavía, pero merecen un documento aparte que separe esta visión negativa y revisionista, de otra más optimista, analítica y con propuestas a futuro.

Hasta la próxima entonces, espero que les haya interesado leer esto tanto como a mí escribirlo, espero ansioso vuestras críticas.

Abrazos revolucionarios
Nicolás Furlanis
04/08/03
Corregido en la madrugada del 3/10/03

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segunda respuesta
Por nf - Thursday, Oct. 21, 2004 at 1:25 AM

ANÁLISIS DEL MOVIMIENTO ASAMBLEARIO

INTRODUCCIÓN

Ya han leído una crónica revisionista de algunos momentos históricos, ya pasados, del Movimiento Asambleario, también les he contado de cómo ha cambiado mi forma de pensar a partir de ese momento.
Ahora voy a tratar de escribir sobre el Movimiento Asambleario actual, sobre la gente que lo compone, sobre los diversos proyectos, sobre las discusiones que se encuentran en pleno proceso de debate y planteamiento. Voy a permitirme algunas opiniones, algunas reflexiones, tratar de entrever algunos posibles caminos a futuro y por supuesto sugerir algunas propuestas.
Vuelvo a aclarar que lo que más me interesa es fomentar el debate de ideas y de las perspectivas sobre para dónde queremos avanzar.
También les repito que todo lo que leerán será subjetivo, aunque a veces pueda parecer objetivo, que acepto todas las críticas, pues para eso estoy escribiendo, y que nada de lo que leerán pretende ser una “verdad absoluta”.

PREMISAS BÁSICAS

· Las Asambleas son una organización política. Son una organización desorganizada y sin una forma definida, sin líderes, sin objetivos concretos, sin conducción y sin un camino determinado a seguir. Las Asambleas se diferencian de otras organizaciones justamente por el hecho que son totalmente amplias y cualquiera puede participar, no tienen una forma definida.
· Por consiguiente las Asambleas, tendrán hoy una forma, mañana otra, dependiendo de su única estructura molecular: Los ciudadanos-vecinos-personas que participamos en ellas. Las Asambleas tomarán los caminos que la mayoría de las personas que participen en ellas decidan, siendo fundamental la participación para poder opinar y debatir y hacer que las Asambleas tomen el camino que a cada ciudadano le parezca más justo.
· En las Asambleas es la participación lo que garantiza que las ideas de los “militantes asambleístas” construyan un camino para que la Asamblea transite por él, creando poder de abajo hacia arriba y no al revés.
· Las Asambleas tienen y deben resguardar como eje fundamental de su funcionamiento la Democracia Directa, esto significa fomentar la rotación de los representantes, la misma posibilidad para todos de expresar su opinión sin ningún tipo de discriminación, evitar la concentración de poder, evitar el sistema de gerarquización y de dirigencia, hacer horizontal la toma de decisiones y crear poder popular desde las bases.
· Las Asambleas pueden realizar muchos proyectos exitosos a nivel barrial, pero si estos no están integrados en una lucha y debate más amplios, sobre la realidad Provincial y principalmente Nacional, estos proyectos no servirán de nada.

PARADOJA DEL ESPACIO ASAMBLEARIO

Con el correr del tiempo las Asambleas tendieron a reivindicaciones y propuestas que las ubicó a la izquierda en el marco político. También comenzaron a formar parte del llamado “campo popular”, aunque han perdido peso dentro de ese otro marco, ya que no “representan” a tanta gente como antes.
Que en este momento estén ubicadas en la izquierda, no significa que pertenezcan a la izquierda partidaria, como tampoco que no puedan, con el tiempo – y a partir de la movilidad de sus participantes – ir hacia un centro izquierda o hacia una extrema izquierda. Repito que solo los participantes del Movimiento Asambleario harán con su accionar y movilidad, el accionar y movilidad del Movimiento.
Esto se debe a que las Asambleas se han fijado, en este momento, una determinada identidad de izquierda, pero por el mismo espíritu asambleario - donde el individuo, con su ideología, mueve a la estructura, y no al revés, como en los partidos – esa identidad puede ir cambiando con el tiempo, dependiendo del cambio de ideología de sus miembros o de nuevos miembros con diversa ideología.
La forma lógica de todo grupo social que empieza a darse una identidad determinada, para evitar esa movilidad ideológica, es haciendo cada vez más fuerte su propia identidad como grupo, por lo que el grupo mismo – en este caso el Movimiento Asambleario – empieza a determinar sus propios límites y comienza a fijar los límites con el mundo exterior. En otras palabras, a definir a quien se le cierran las puertas y a quien se las deja abiertas a la participación.
Por supuesto, de esta forma se cae en una paradoja, pues al ponerse límites, las Asambleas terminan creando los fundamentos estructurales para, por ejemplo, evitar que aparezcan asambleístas con ideología de derecha, y por lo tanto quedan, mal que les pese, atados a su propia estructura.
La cuestión es simple: o se hace del espacio asambleario, un espacio que recibe con los brazos abiertos todo tipo de puntos de vista, desde el más reaccionario al más revolucionario, fundando el orgasmo del “respeto a todas las opiniones”, sabiendo por experiencia, que de esa manera es muy difícil construir nada. O por el contrario, se acepta que “no se van a respetar todos los puntos de vista” y se busca una Identidad, que si bien pone límites, sea lo suficientemente flexible para contener en su seno a diversas ideologías, siempre dentro de un determinado límite.
Es evidente que las Asambleas deben plantearse una Identidad política e ideológica clara, y si ya la tienen, reafirmarla.
Con esto quiero romper definitivamente con los discursos de la “amplitud de puntos de vista”, donde respetamos la opinión de todos porque las Asambleas son libres y abiertas a cualquiera.
Lo siento, y lo primero que tenemos que hacer es aceptarlo. Las Asambleas no pueden estar abiertas a “cualquiera” por el simple hecho que esa apertura hace imposible la construcción. Un ejemplo muy claro fue la experiencia de la Asamblea Vecinal de Martínez, antes de su división.
La alternativa a lo que estoy diciendo es que se termine por aceptar que las Asambleas pueden estar abiertas a “cualquiera”, pero si se decide ese camino, se debe ser conciente de estar condenando al Movimiento Asambleario de cualquier tipo de construcción, sea poder, contrapoder, autonomía, o el nombre que ustedes quieran.
Entonces, mi opinión, luego de lo que fundamenté arriba, es que las Asambleas deben empezar a darse una identidad o, para los que creen que ya la tiene, reafirmar esa identidad, tener muy en claro quien puede estar “dentro del Movimiento” y quien no puede estarlo. Si esta paradoja se resuelve con madurez política, será posible que puedan estar “dentro” todos aquellos que quieran una sociedad más justa y diferente, aunque entre ellos tengan sus diferencias, y por otro lado quedarán “afuera”, solo aquellos que no quieran una sociedad mejor.
Esta es una de las primeras discusiones que deben darse y definirse.

COMPOSICIÓN DE LAS ASAMBLEAS

Hablar de la composición social de las Asambleas es un desafío muy grande, principalmente porque nunca se hizo un censo como corresponde, como para saber, por ejemplo, cuántos de los asambleístas son anticapitalistas, cuantos militaban o militan además en alguna otra organización o movimiento, cuantos son ex-militantes de los ’70 que hacía tiempo no militaban en ningún lado, etc.
Pero trataré de hacer un intento, estando seguro de antemano que no será para nada fidedigno.
El Movimiento Asambleario se nutre de muchas subjetividades, que por supuesto llegaron a las asambleas con una determinada ideología, un determinado punto de vista sobre la realidad, determinadas expectativas y determinadas opiniones de lo que se tenía que hacer. Lo enriquecedor de esto es que con el correr del tiempo, todas esas cosas que uno tiene en la cabeza, fueron cambiando o se fueron reafirmando, pero seguramente nuestra cabeza no es la misma de la que empezó a ir a las Asambleas hace un año y medio atrás. Eso es gracias a las Asambleas, a la realidad asamblearia, a la participación en ellas y digamos así, al espíritu propio que tienen las asambleas para que uno ponga en duda todas sus ideas y se las replantee, a veces llegando a las mismas conclusiones, a veces cambiando completamente su punto de vista.
Pero volviendo al tema que nos importa, la composición social de las Asambleas puede analizarse desde varios puntos de vista:
Desde el punto de vista de la ocupación, hay trabajadores ocupados, desocupados, estudiantes, jubilados, cuenta propistas, changueros.
Desde el punto de vista de la edad, hay jóvenes, grandes y viejos.
Desde el punto de vista de la orientación política, que quizás es el más interesante, encontramos: Ex-militantes de los años ‘70, que encontraron en las Asambleas nuevas formas de hacer política, que hacía muchos años no encontraban, entre ellos hay peronistas (de izquierda) y marxistas principalmente. Militantes varios, comprometidos con un modelo de sociedad distinta, que pulularon siempre de movimiento en movimiento, sin identificarse con ninguno, y que ahora se identifican con las Asambleas y eligen luchar desde ese lugar y no desde otro. Militantes de Partidos de Izquierda, que alternan su lucha en una y otra organización (ya he hablado anteriormente de aquellos que no pueden evitar llevar el carnet del partido a la Asamblea). Personas que pertenecen además a otra organización del “campo popular”, que también alternan su lucha en una y otra organización. Militantes anarquistas, tanto por su ideología o porque participan en alguna organización de ese tipo. Vecinos “comunes”, que comenzaron en las Asambleas siendo la primera vez que participaban en política y luego se han comprometido de lleno con un cambio social, dejando de ser “gente” para convertirse en “pueblo”. El eufemismo “comunes” es para señalar una clase de vecinos que quizás está más cerca de un reformismo de la política y de la representación política, que de un verdadero cambio de sociedad. Nuevos vecinos, que comenzaron a participar desde hace muy poco, digamos menos de tres meses, aunque son seguramente los menos, y por último, los Vecinos “comprometidos”, que quizás también es la primera vez que hacen política, pero llegan a las asambleas como el final de un camino mental recorrido, por decirlo de alguna manera, de haberse dado cuenta que éste era el momento de participar y que hay que cambiar las cosas de raíz.
En un grupo aparte voy a agregar a todos los Personajes Nefastos, que vendrían a ser los servicios de inteligencia, los partidarios de ideologías de derecha, los fachos de siempre, los garrapatas de las municipalidades y de los CGP, etc. que si bien bajaron su número con el correr del tiempo, siguen presentes dentro del Movimiento Asambleario.
Aunque parezca redundante, y aunque mucha importancia no tenga, me gustaría dejar en claro esto: todos somos “vecinos”, pero quería hacer la separación entre los que ya tenían experiencia política previa y los que no la tenían, y dentro de éstos últimos, los que plantean una mejor democracia capitalista y aquellos que directamente quieren cambiar de sociedad.
Igualmente, lo que falta todavía en el Movimiento Asambleario, es saber a ciencia cierta, cuánta gente es anticapitalista, cuántos tienen una tendencia reformista, cuánta gente “independiente” hay y cuántos pertenecen a diversos partidos políticos, cuántos quieren “otro Argentinazo”, quién está por la revolución armada y quién no, cuántos comparten la teoría de Holloway y cia., cuántos tiran abajo la idea de Partido, cuántos apuestan a lo electoral y cuántos no, etc, etc, etc. Sin una radiografía lo más clara posible de este Movimiento, muy difícilmente se pueda avanzar en construir algo distinto.

LAS PRÁCTICAS MILITANTES QUE QUEDARON EN EL PASADO

Con el miedo a que muchos militantes de años me salten al cuello, quiero también poner a discusión las prácticas políticas de años anteriores.
No pretendo entrar en el debate de la izquierda argentina, ya que no es mi objetivo. Solo quiero señalar que muchas veces se antepone “la práctica”, el hacer, a la “teoría”, al pensar, a la reflexión. Muchos militantes de izquierda, y no solo la partidaria, piensan que la conciencia “subjetiva” la da la práctica. Entonces apuntalan todo tipo de experiencias de lucha para que el pueblo “tome conciencia”, salga a la calle, y promueven la famosa “unidad en la acción”, para salir todos juntos. Con el tiempo, y bajo la mentalidad de que hay gente que se suma a las luchas, pero no le gusta organizarlas, te dicen “nosotros organicemos esta actividad, porque aunque seamos pocos, mucha gente se va a prender para llevarla adelante”. De a poquito se van transformando en un grupo de “elite” que decide qué es lo que se debe hacer en la organización y qué no. Los militantes de base muchas veces aceptan esto sin pestañar.

Durante mucho tiempo se pensaba, y algunos lo piensan hoy también, que hay condiciones “objetivas” que hacen que las cosas vayan para un determinado lado y no para otro. Según los marxistas, para hacer la revolución hacen falta condiciones objetivas y subjetivas, pero en el momento que uno plantea que el Movimiento Asambleario debe fijarse una identidad política, te miran como diciendo, “pebete, vos qué sabés”, y te aclaran que no, que el Movimiento Asambleario va a ir “por cuenta propia” en una determinada dirección.
Creer que el Movimiento Asambleario iba a tomar un determinado camino “por cuenta propia”, se demostró equivocado, dado el estado de poca participación en el que se encuentra y de fragmentación ideológica.
El Movimiento Asambleario va a tomar el camino que sus propios militantes le den, y mientras no se tenga claro para donde quieren ir sus militantes, no se tendrá claro para dónde va a ir el Movimiento.
De lo que se trata también es de crear nuevas prácticas políticas, sino estaríamos haciendo lo mismo que han hecho por mucho tiempo los partidos de izquierda, sin demasiados resultados. Se trata de condenar bajo todo punto de vista la formación de dirigentes, de esa “elite” que tiene “todo claro” y baja línea a los demás. Se trata de condenar el sistema de cuadros políticos, donde no haya “referentes”, donde los referentes sean sujetos colectivos, donde todos los que participen de las Asambleas vayan transitando juntos cada avance de conciencia, cada revolución interior, cada nueva etapa “subjetiva” de ir creando entre todos una nueva forma de hacer política, una nueva forma de pensar los valores, una nueva forma de pensar el mundo que queremos, que no será el socialismo que hasta ahora concebimos en nuestro inconsciente colectivo, sino una nueva sociedad, un nuevo socialismo, un nuevo anarquismo, un nuevo comunismo que tenemos que inventar, con creatividad, con sueños, con una nueva mentalidad (más allá de los nombres y de lo que en teoría significan).

Desde mi concepción, la teoría y la práctica van de la mano, son dos cosas paralelas que se entrelazan. Pensar que una debe estar antes que la otra es una equivocación. Al mismo tiempo que se desarrollan determinados proyectos colectivos, se deben crear también bases teóricas sobre diversos puntos de vista asamblearios. Ni los primeros deben dejar en segundo plano a los segundos, ni los segundos deben condicionar a los primeros. Es una construcción dual, como cuando hacemos el amor, la cosa es de a dos y el mayor placer es cuando descubrimos que uno más uno es igual a uno, el resultado de la fusión de los cuerpos, que es mucho más peligrosa que la fusión nuclear.

EL MOVIMIENTO SOCIAL FRAGMENTADO Y PARTIDIZADO

Desde hace un tiempo el Movimiento Social, entendido por el conjunto de todos aquellos movimientos de lucha reivindicativa, se encuentra fragmentado y dedicado en algunos casos a peleas fútiles entre los mismos movimientos de lucha que lo componen.
Las razones son variadas y obvias, las diferencias internas existen, pero también hay una postura “cómoda” de parte de estos movimientos, incluido el asambleario, de ver las diferencias y evitar ver las similitudes, a pesar de esas diferencias.
Entonces nos encontramos con varias fracciones del Movimiento Piquetero, que a su vez muchas de ellas son claramente un anexo de los partidos políticos o de los sindicatos más “progresistas”. Movimiento que demostró aún más su fragmentación con la reciente salida de algunos MTDs de la coordinadora Aníbal Verón. Encontramos obviamente diversas fracciones de la izquierda partidaria, cada una interesada en hacer “su” revolución, sin representar más que al 3 % de la población. Varias fracciones de los distintos sindicatos combativos, donde están por un lado los “progres” y por el otro los “compas”, en el primer caso con tendencias reformistas y en el otro, muchas veces, con lazos fuertes con partidos de izquierda. En el Movimiento de Fábricas Recuperadas, las posturas van desde los electoralistas, los cooperativistas, los de tendencias al control obrero, algunos más luchadores que otros, aunque creo, y esta es una visión muy mía, que el Movimiento de Fábricas Recuperadas es el que, visto por lo menos desde afuera, el que más uniformidad presenta. Y obviamente dos o tres fracciones de Asambleas populares, por un lado las Autónomas, por el otro Piquete y Cacerola (del cual sinceramente conozco poco y nada) y algunas que parecen más un anexo de algún partido. Claro que todas estas agrupaciones adhieren a diversos puntos de encuentro entre todos los sectores, entonces encontramos muchos “Congresos de sectores en lucha”, donde en la esencia son lo mismo...pero pareciera que no lo son.
Entonces da la impresión de dos cosas, la primera es que además de las diferencias, hay una voluntad en los distintos movimientos de ver esas diferencias y evitar la organización de un gran Movimiento en conjunto, por eso se llenan la boca hablando de “unidad en la acción”, que es lo único que se atreven a hacer en conjunto con otros sectores, y nunca proponen “unidad en la organización”, que es un laburo más lento, donde cada sector deberá ceder algunas cosas, pero mucho más productivo.
En segundo término se tiene la sensación de que la mayoría de sus militantes por ver el árbol desde demasiado cerca, deja de ver el bosque. Entonces se compenetran extraordinariamente con sus organizaciones y sus proyectos y no miran las cosas desde otra perspectiva más amplia, dándose cuenta que la mayoría de los movimientos sociales tienen muchas más cosas, objetivos, reivindicaciones, proyectos de sociedad en común, que las pequeñas diferencias en algunos puntos.
Me gustaría recordar que un árbol en la esquina de mi casa no produce nada, pero el Amazonas es el pulmón del mundo. Si vemos un árbol pegados al tronco, no vamos a saber si es el árbol de la esquina de mi casa o si es parte del Amazonas.

ESPERANDO AL MESIAS

Dentro del Movimiento Asambleario, en épocas de deserción en la participación de los vecinos, empezó a correr la teoría del famoso “reflujo”. Muchos sostenían que era lógico que la gente dejara de participar, que quedarían los que verdaderamente se comprometieran a fondo. Ahora bien, ese tipo de opiniones esconden secretamente dos conceptos, que no pueden verse a simple vista. En primer lugar una concepción de que mucha gente no iba a comprometerse del todo e iba a abandonar la lucha activa, aunque quedaría en una especie de “disponibilidad” a nuevas ideas. Pero hacer este planteo es creer que la gente seguiría esperando referentes nuevos, osea “representantes” nuevos. En segundo lugar era pensar que en ningún momento las Asambleas serían tan multitudinarias como para incluir a “todos” los vecinos. Pero hacer este planteo, nos lleva por otro camino a la misma conclusión anterior, pues significa pensar que jamás sería una alternativa real de Poder, o mejor dicho de Contra-Poder, osea que se quedaba en el mero plano de “referente”, de “punto de referencia”, de “representante”. Y por supuesto, para los militantes asamblearios, toda representación está en contra del Movimiento, ya que desde un punto de vista filosófico, “no tomar el propio destino en las propias manos” es sinónimo de “representatividad”.
Algunos también plantearon que se referían a “reflujo”, en el sentido que se iría gente de las Asambleas, pero ingresaría gente nueva, lo cual pasó en muy pocas proporciones.
Estos conceptos llevan en forma inconsciente el pensamiento que tarde o temprano las Asambleas serían islas para unos pocos, comprometidos con la realidad social, pero sin ni siquiera preocuparse por aquellos que se habían quedado en el camino.
Todo esto solo hace que la paradoja nos toque nuevamente a la puerta. Pues el Movimiento Asambleario difícilmente crezca cuantitativamente, y solo podrá crecer en “representatividad”, lo cual lo hace paradojal.
Sería bueno que se reflexionara sobre esto, ya que es importante para el Movimiento Asambleario hacerse cargo de esta realidad.

Ahora bien, más allá del famoso “reflujo”, la gente no continuó en las Asambleas por diversos motivos (algunos de los cuales menciono en “Filosofía barata sobre el Mov.Asambleario”). Pero... ¿el verdulero de la otra cuadra es un boludo porque no va a las Asambleas?, ¿el desocupado de enfrente, es un boludo porque no quiere una revolución?, ¿las Asambleas son la vanguardia porque dicen que no hay que tomar el Poder?, ¿no hay que tomar el Poder?. Muchas preguntas, que hay que tratar de responderse sin soberbia y también haciéndose cargo de la realidad.
La gente volvió a meterse en sus casas a ver a Tinelli y ver la realidad por televisión. La gente volvió a esperar al Mesías Salvador, que desde arriba le solucionara los problemas, la gente, la mayoría de la gente, no tocó, más que nada porque nunca quiso tocar, las instituciones, las formas representativas del Poder, los factores de dominación, el Poder que está intrínseco en todas las cuestiones de la vida.
Y no tocó todas esas cosas por dos razones, la primera es que hubo muchas que ni siquiera vio, ni siquiera sintió que debiera esforzarse en cambiar, como los factores de dominación del Poder que existen en todas las relaciones humanas. Y la segunda porque cambiar esas cosas significan un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a hacer, simplemente porque pelear contra el Sistema conlleva una represión del Sistema mismo, y no solo policial, sino en la vida cotidiana, entonces el vecino elige la comodidad, elige la comodidad aunque mucho no le guste.
Pero ésta, aunque no nos guste, es la realidad de la gente hoy, y el Movimiento Asambleario tiene que tener esto presente y discutirlo. A veces por ver solo el árbol, por estar metidos hasta el cuello en el tema de este Movimiento, o por los grupos sociales en donde nos movemos, por lo general con amigos “del palo”, nos perdemos de ver el bosque de la realidad de la gente. Y todo Movimiento que quiera estar a la par de la gente, si se llama a sí mismo “participativo y horizontal”, no puede no contemplar la realidad, pero ojo, no para reproducirla, pero sí para saber cuáles son los instrumentos que debe usar para lograr mejores resultados en un determinado momento.
Creo que queda claro lo que quiero decir.

LAS ASAMBLEAS AUTÓNOMAS Y OTRAS CORRIENTES

Hablé del “movimiento social” fragmentado y partidizado, y mencioné al Movimiento Asambleario. Dentro de este hermoso Movimiento, luego del fracaso de la Interbarrial de Parque Centenario, se empezaron a notar los fraccionamientos y también los esfuerzos por crear nuevamente lazos entre Asambleas y redes de información y de proyectos en conjunto. Mucho tuvieron que ver las Zonales, que crearon interrelación entre Asambleas de un modo diverso.
Algunas Asambleas, de pocos miembros por lo general, funcionan casi como un apéndice de los partidos políticos de izquierda, ya que casi todos sus miembros o son militantes partidarios o son Asambleas que se dividieron de otras por razones ideológicas partidarias.
Por otro lado entiendo que existe un grupo de Asambleas llamado “Piquete y Cacerola”, aunque no conozco cuáles son sus características, sus proyectos en común y qué las diferencia de las otras Asambleas.
Aprovecho este medio para pedir información sobre este grupo de Asambleas, ya que me interesaría saber más sobre él.
El espacio que más ha crecido a nivel de interrelacionar Asambleas, o por lo menos el que más publicidad tiene, es el Espacio de Asambleas Autónomas.
Este espacio es muy singular, empezando por el nombre, cuyo contenido quiere ser literalmente autónomo, independiente, pero pareciera que es usado solo para subrayar una independencia de los aparatos partidarios de izquierda, dejándolos peor parados de lo que deberían estar.
El mayor logro que tienen estos “Encuentros” es en el modo de participación que se proponen, donde si bien se trata de verse como Movimiento, están abiertos a cualquiera que quiera participar en forma independiente. Pero no deja de ser un espacio Asambleario y por lo tanto tiene todos los problemas y las paradojas citadas arriba en este trabajo.

TOMAR EL PODER O NO TOMAR EL PODER

Una de las discusiones más fuertes dentro del Movimiento Asambleario está dada por la problemática del Poder, y más específicamente sobre si es necesario luchar por el Poder del Estado o crear un “Contra-Poder” desde afuera de los tiempos capitalistas y rompiendo los mecanismos del Sistema.
Las posiciones anarquistas, que por suerte han tenido mucho que ver en la construcción de este Movimiento Asambleario, proponen crear lazos sociales distintos, concebir nuevas subjetividades y pensarse a si mismos desde otra lógica, que no sea la del Poder. Crear un Contra-Poder tan fuerte que en algún momento terminé sustituyendo al régimen capitalista, tan solo por el propio peso de este Contra-Poder.
Esto es un poco lo que yo planteaba hace un año en “Hacia dónde van las Asambleas” con el “Estado Paralelo”, aunque en mi opinión este estadio era más simbólico y por otro lado han transitado más por él las Fábricas Recuperadas, que los proyectos asamblearios, como cooperativas de producción, distribución y consumo, huertas comunitarias, etc. Y todos estos proyectos no pudieron del todo cortar los lazos con el Estado, osea ser realmente independientes de él.
Igualmente quisiera subrayar que con la teoría del Contra-Poder es posible que esté de acuerdo la inmensa mayoría de los asambleístas, ya que el punto de discusión no es si hay que generar Contra-Poder o no, sino si por generar este Contra-Poder sea necesario renunciar a la lucha por el Poder del Estado. Ahí está el problema, por eso planteo “Tomar el Poder o no tomar el Poder” y no “Poder versus Contra-Poder”, ya que esta última afirmación para mí es una falsedad y una discusión inexistente.

La teoría de no tomar el Poder, retomada del anarquismo por el Sub-Comandante Marcos, y apoyada desde lo teórico por Holloway, Negri y cia., y la cual muchos asambleístas defienden, proclama que es imposible tomar el Poder del Estado sin caer en la reproducción del sistema capitalista y por lo tanto es necesario renunciar a eso y construir Poder desde otro lado. Muchos asambleístas comparten esta opinión, el problema es cuando se toman a estos autores como “profetas del Contra-Poder” y no se les hacen las críticas necesarias. Osea cuando se toman las palabras como verdad absoluta, en forma dogmática, como se hizo con la Biblia, como se hace en parte también con Marx.
Mi humilde punto de vista es el siguiente. Es evidente que el llamado Socialismo real no funcionó, es lógico que haya un replanteamiento sobre la sociedad ideal que se persigue y las formas de llegar a ella, más que nada para que no se repitan los errores del pasado. Es importante que se tengan discusiones sobre el concepto mismo de “Partido”, como instrumento para tomar el Poder del Estado, es hasta revolucionario que se tengan estas discusiones sobre el Poder y la creación de un Contra-Poder. Pero es importante no confundir estas discusiones con la idea de la toma del Poder.
Podemos ser idealistas y utópicos, podemos soñar con futuros más justos para la humanidad, pero cuando abrimos los ojos debemos evitar el infantilismo y ser concientes que el mayor Poder está, nos guste o no, en el Estado y eso de por sí no es malo, lo malo, cruel y nefasto es el “uso” que se hace de él.
Una aclaración, si me preguntan cuál es mi ideal, respondo que no quiero ningún Estado, pero trato de ver la realidad y el Estado existe, y el Poder del Estado puede ser usado para destruirlo, jamás se va a destruir al Estado con un montón de micro-emprendimientos.
Por eso soy absolutamente favorable a la creación de Contra-Poder, que tiene que ver no solo con cuestiones económicas diversas, sino con relaciones humanas nuevas, que estén basadas en el no-Poder, o mejor explicado sería en la no-dominación, cosa más difícil de lograr aún. Soy favorable a la construcción de Contra-Poder, pero no veo que eso sea contrario a la creación de Poder. Son cosas que tienen diverso tiempo, pero no van separadas.
Comparto aquello que plantea, entre otras cosas muy interesantes, el Colectivo Situaciones, cuando dice “No hay, por tanto, otro combate contra el capitalismo que aquel que consiste en producir otras formas de sociabilidad, otras imágenes de felicidad, otra política, que ya no se separe de la vida.” , pero no descarto también la posibilidad de combatir al capitalismo desde su propio tablero de juego. Para mí una iniciativa, un frente de lucha “por afuera”, no descarta necesariamente un combate “por dentro” del sistema.
El Contra-Poder crea Poder desde afuera, de manera distinta, con otra lógica a la capitalista, con otros tiempos, y la construcción, acumulación y lucha por el Poder del Estado tiene que tener en cuenta la lógica del Contra-Poder.
No es estar por afuera o por adentro, es construir afuera y adentro simultáneamente, sin perder los principios que te llevaron a no reproducir la lógica del Sistema.
Estoy de acuerdo que este es un tema muy profundo de discusión dentro del Movimiento Asambleario, pero si no se le da importancia, frenará cualquier construcción, tanto adentro, afuera, al centro y adentro... salud.

AUTONOMIA A ULTRANZA Y AUTONOMIA UTIL

Otra simpática discusión dentro del Movimiento Asambleario es aquella sobre la “autonomía”. Para algunos la palabra solo define que las Asambleas son autónomas de cualquier otra organización política, osea independientes y soberanas sobre sí mismas. Otros, los que yo llamo “autonomistas a ultranza”, además de la definición anterior, están en contra de todo tipo de organización dentro del Movimiento Asambleario, por retener que cualquier organización está en contra de los principios asamblearios y viciada de posibles “centralismos”, “acumulación de poder”, “delegaciones o representaciones”, “verticalismos” y otros virus varios que destruyen el “autonomismo de las Asambleas”.
A partir de esta filosofía, todo intento por tratar de “organizar” desde abajo el Movimiento Asambleario, es criticado con furia.
Algunos anarquistas se suman a esta forma de pensar, olvidando a lo mejor que la Revolución Española tenía organización, que la columna Durruti estaba organizada también.
Entonces, compañeros, no se trata de evitar la organización, se trata de crear una organización con una lógica nueva, que no es lo mismo de la no-organización.
Las visiones autónomas a ultranza desconfían de toda forma de organización, lo que es bueno porque presupone presencia y control en la etapa organizativa, pero si de esa “presencia y control” se pasa a la negación lisa y llana, se estaría atentando contra el crecimiento mismo del Movimiento Asambleario.
Y entonces aquí caben varias hipótesis. La primera es que nieguen la organización del Movimiento a propósito para evitar su crecimiento, en este caso estaríamos en presencia de los Personajes Nefastos de los que hablaba más arriba.
La segunda es que realmente crean que el Movimiento crecerá a partir de la no organización, de la multiplicación de pequeños emprendimientos y proyectos colectivos, que vayan creando ese famoso Contra-Poder, esa subjetividad nueva desde afuera del Sistema y nada más, opinión que es respetable aunque uno no la comparta, pero desde mi punto de vista se caería nuevamente en ver el árbol sin poder ver el bosque.
La tercera es el miedo a repetir la experiencia de Parque Centenario, pero eso es no querer aprender de los errores y confundir la falla de una experiencia organizativa con la falla de la organización como concepto e instrumento.
Por otro lado hay que tener cuidado cuando uno habla de autonomismo y propone que “la gente es capaz de saber qué es lo que mas le conviene”, porque si bien esto tira por el suelo toda posibilidad de aparición de una elite de “vanguardia revolucionaria”, por el otro da lugar a pensar que la gente sabe perfectamente lo que quiere y por eso elige el capitalismo.
Para concluir, autonomía sí, pero autonomía útil, no autonomía a ultranza, de lo contrario estamos atentando contra nuestro propio crecimiento como Movimiento. Esta es una discusión importantísima dentro de las Asambleas, que debe agotarse si se quiere empezar a crecer en serio.

LA UNIDAD ASAMBLEARIA

De lo que se trata entonces, es de lograr la Unidad Asamblearia, es poder lograr que las Asambleas puedan conformar un compacto Movimiento Asambleario, donde se respeten las diferencias internas, pero que tenga una identidad política clara. Que pueda tener peso dentro del llamado “campo popular”, que pueda realizar actividades con una amplia participación y por lo tanto con seguro éxito. Que pueda ser reconocido por la gente como un Movimiento con determinadas características, que ser asambleísta tenga un determinado contenido político incluido.
La Unidad Asamblearia debe estar primero que la Unidad con otros sectores, porque es la única forma que el Movimiento Asambleario tenga un peso propio en esa Unidad del campo popular. De lo contrario cada Asamblea funcionaría como una isla solitaria, perdiendo peso en sus decisiones, mostrando un Movimiento totalmente fragmentado.
No se puede hablar de “unidad con otros sectores en lucha” sin hablar primero de “unidad de las Asambleas”, no darle importancia a este concepto, es menospreciar la fuerza de las Asambleas y la interrelación entre ellas, es pensar en forma inconsciente que luchar desde el espacio de Asambleas es menos importante que luchar en otro lado.
Si no podemos vernos las caras entre nosotros mismos, empecemos a limar las asperezas y a encontrar los puntos en común, pero no evitemos el debate minimizando la Unidad Asamblearia, ya que es algo que necesitamos, y mucho, para poder crecer.

EL MOVIMIENTO ASAMBLEARIO

Empieza ahora la última parte de este documento, centrada exclusivamente en el Movimiento Asambleario en particular.

ESTADO ACTUAL

Voy a exponer sobre lo que para mí es la realidad hoy del Movimiento Asambleario, sabiendo de entrada que no será fidedigno, ya que falta un censo o encuesta o estadística que pueda darnos una radiografía completa de los pensamientos dentro de las Asambleas.

La mayoría de las Asambleas funcionan en lo que yo llamé hace un año “estado puro”, cada una con sus proyectos diversos o focalizadas a un proyecto en particular, con mucha menos gente participando y muchas de ellas, como me lo temía, se han disuelto producto de no poder encontrar los puntos de unión para generar mayor participación.
Los proyectos que realizan son de los más variados, muchos de ellos con el objetivo de crear nueva subjetividad, construyendo un Contra-Poder y en algunos casos se asemejan a lo que yo llamaba hace un año “estado paralelo”, pero yendo más en profundidad.
Muchas luchan en la contradicción del Contra-Poder y el asistencialismo, sin poder escapar del todo a proponer “desde arriba” las soluciones para los que están “más abajo”. Muchas afortunadamente han podido dar un salto superador en ese sentido, llevando adelante formas de autogestión.
La participación de la gente descendió notablemente, a causa de muchas razones, que he mencionado en este documento. Asambleas que tenían en determinado momento 150 integrantes, por divisiones o deserciones varias, terminaron compuestas por no más de 20 personas.
Muchas de ellas perdieron hace tiempo el interés de incentivar políticas de crecimiento dentro de la Asamblea, lo que produjo que se transformaran algunas en un Club de Amigos, donde si bien se discute de política, termina siendo un ámbito cerrado a sus propios y escasos integrantes. En el peor de los casos se perdieron las formalidades mismas asamblearias, osea lista de oradores, un tiempo determinado para exponer, votación por alzada de mano, etc.
Muchas desaparecieron y muchas se separaron, cosa que no es favorable.
Hubo un salto cualitativo en aquellas Asambleas que siguen funcionando, que permitió contar con asambleístas mucho mas comprometidos con la realidad social y con el cambio de sociedad. Este es uno de los mayores logros del espíritu asambleario.
Hay una voluntad enorme de interrelacionarse con otras asambleas y muchas veces se trabaja en proyectos en común, producto de los primeros acercamientos en la Interbarrial de Parque Centenario y luego impulsado desde las Zonales.
En ningún momento las Asambleas tuvieron la posibilidad de tener Poder para cambiar la realidad, solo pudieron cambiar pequeñas realidades y tener una política micro-proyectada, pero nunca pudieron tener los instrumentos ni la fuerza para cambiar la realidad social en su conjunto. A veces ni siquiera se lo planteaban.
La negación a construir Poder dentro del Sistema, dejó el terreno libre para que los que veían su Poder tambaleando, pudieran encontrar nuevamente un equilibrio. Esto más allá de la farsa electoral.
Los servicios de inteligencia fueron descendiendo en su número, ya que las Asambleas no representan un verdadero peligro, aunque cabe señalar que siguieron los aprietes, la represión y en algunos casos hasta el secuestro liso y llano al mejor estilo “grupo de tareas”.
La consigna ¡Que se vayan todos!, quedó en la pura expresión de deseos y los asambleístas no parecieron preocuparse por eso.
Las Asambleas parecen un barco a la deriva, siguen sin tener objetivos claros ni crearon con el tiempo programas propios que los identificaran políticamente.
Pero afortunadamente comenzaron a debatirse este tipo de cosas, por lo que empezaron lentamente a darse una identidad como Movimiento Asambleario, que según mi punto de vista falta reafirmar. Pero uno de los mayores logros es haber comenzado a hacerse cargo de los debates postergados y comprender que sin debate, sin discusión sana, sin identidad, no se puede crecer como Movimiento. Se empezó a dar respuesta a ¿Por qué estamos luchando desde una Asamblea y no desde otro ámbito?, ¿Cuál es nuestra identidad como Movimiento de Asambleas? Y cuestiones que tienen que ver con eso, como debatir claramente sobre la idea de “Partido”, la idea de “Poder”, “Contra-Poder”, “Poder del Estado”, “Horizontalismo”, “Autonomismo”, “Asambleísmo”, “Subjetividad” y otros muchos conceptos que ayudan a darte vuelta la cabeza y volver a la tierra renovado como ser humano.
Esto es gracias a los muchos espacios de discusión sobre estos conceptos y sobre la interrelación de las Asambleas, incluso de las Asambleas y otros sectores.
Las discusiones que se dan en el ámbito inter-asambleario serán muy productivas para definirse como sujeto colectivo del cambio social.

POSIBLES FUTUROS

Uno no es mago, pero intentaré esbozar algunos posibles futuros del Movimiento Asambleario.
1) La disolución de la mayoría de las Asambleas, por divisiones internas, por no poder concretar una identidad propia, por el “pase” de muchos militantes a partidos políticos o a otras organizaciones, donde encuentren más afinidades ideológicas, o simplemente por deserción de sus miembros al darle prioridad a otras actividades que a las asamblearias o por cansarse y notar que las asambleas no llenan sus expectativas de participación.
2) La total división del Movimiento Asambleario, entre aquellos que proclaman una determinada identidad política y aquellos que defienden otra. Esto se dará principalmente si no se terminan de cerrar o agotar y llegar a acuerdos sobre las discusiones que tienen que ver con los conceptos de Poder, de Unidad, de Contra-Poder, de Autonomismo, de Organización y de la lucha por el Poder del Estado, y por el contrario se sigue insistiendo en las diferencias sin ver las similitudes.
3) La absorción por parte del Sistema, principalmente en maneras muy concretas: A) Por un lado la transformación de las Asambleas en anexos de los CGP o de las distintas Municipalidades, vaciándose de contenido político e ideológico y convirtiéndose en una sociedad de fomento para cuidar “el farolito de la esquina” o “el bache en la calle”.También es posible que se queden en un mero rol asistencialista sin poder dar un salto cualitativo hacia la autogestión de los diversos proyectos. Estas posibilidades serían producto de la poca profundización de una identidad política dentro del Movimiento Asambleario.
B) Por otro lado, transformándose el Movimiento Asambleario en un mero Partido Político más, enfrentado a su vez con los demás Partidos de Izquierda y teniendo como fin – y no como medio – conseguir cargos en el Estado. También es posible que se transformen en Asociaciones de Vecinos, que “solo controlan a sus representantes”, sin discutir el concepto de la representación. Estás posibilidades, contrariamente a las dos primeras, serán producto de la excesiva profundización de la organización y lucha por el Poder “por adentro” del Sistema, sin responder a nuevos valores y nuevas lógicas de Contra-Poder, impulsadas desde “afuera” del Sistema.
Para aclarar lo que parece una contradicción, pero no lo es, soy partidario de luchar por el Poder del Estado, pero respetando las nuevas lógicas de Contra-Poder y las nuevas formas de pensar la política, concepciones que nacen necesariamente desde afuera del Sistema, pero que pueden ser usadas dentro de él.... valga también la aclaración, para destruirlo y no para reformarlo.
4) Crecer como Movimiento Asambleario, definirse una identidad política clara, reafirmarla, conformar en forma consensuada y respetando las formas de democracia directa, un programa del Movimiento Asambleario, aunque sea una declaración de principios. Fomentar la Unidad del Movimiento Asambleario y principalmente la “unidad en la organización”. Organizar este Movimiento, pero desde abajo, desde las bases, con nuevos conceptos de lo que debe ser la política y construir Poder en forma dual, por un lado Poder “desde adentro” para luchar por el Poder del Estado y por otro un Contra-Poder “por afuera”, éste último definiendo las bases del primero. En conclusión, si entendemos que las Asambleas son organizaciones políticas, tenemos que vencer el miedo a querer construir un Movimiento Político Asambleario.
Este punto merece un capítulo aparte, tanto en lo que se refiere a Crecer como Movimiento como el tema de la lucha por el Poder del Estado.

CRECER COMO MOVIMIENTO ASAMBLEARIO

Las tareas para el hogar, si es que existe la voluntad es crecer como Movimiento Asambleario, no son fáciles y muchas veces darán ganas de largar la toalla a más de uno, pero son necesarias para construir sobre bases sólidas y coherentes.
Lo mas importante primeramente es saber quienes somos, hacer una encuesta en cada Asamblea para saber cuántos integrantes hay, qué actividades desarrollan, si pertenecen a alguna otra agrupación, qué piensan de determinados temas relacionados al ámbito asambleario, etc. Es ridículo, luego de un año y medio de lucha, que los servicios de inteligencia nos conozcan más que nosotros mismos, ellos saben perfectamente quienes somos, cuántos somos, qué hacemos y qué dejamos de hacer, etc. y nosotros tardamos siglos en saber qué es lo que hace la Asamblea que está a solo 30 cuadras de la nuestra.
Después tenemos que tener un Programa consensuado, amplio y acordado entre todos los sectores asamblearios, para fundar las bases de un verdadero Movimiento Asambleario. Sería bueno que se logre un Programa primero a nivel ciudad, luego a nivel provincial y finalmente a nivel nacional. Es una ardua tarea, pero no nos corren los tiempos del Sistema, así que solo nos rigen nuestros propios tiempos.
Luego tenemos que sentarnos a limar asperezas sobre la autonomía y la organización. Sobre la representatividad pero con remoción directa y automática, discutir sobre la imposibilidad de no delegar, pero sobre la posibilidad de evitar la representación (y este es un tema que les jode a muchos). Sobre qué entendemos por Contra-Poder, por Unidad, por Qué se vayan todos, y ver la forma de lograrlo.
Tenemos que definir de una vez por todas para qué estamos haciendo lo que hacemos, cuál es nuestro fin como Movimiento de Asambleas, qué instrumentos usaremos y cuáles no. A quién le dejamos la puerta abierta y a quienes se la cerramos. En fin, qué camino queremos tomar. Solo la voluntad de los participantes del Movimiento Asambleario podrá fijar el rumbo de este Movimiento, no es solo la práctica, no es solo la “unidad en la acción”, no será solo a partir de cacerolazos (ya extintos), manifestaciones, escraches, micro-emprendimientos, comedores populares, ollas populares, predios recuperados que se le dará una orientación determinada al Movimiento, hace falta además una voluntad conciente de hacia dónde estamos queriendo ir.
Además hay que tomar conciencia que el tema de la Organización del Movimiento Asambleario es prioritario y está antes que nada, si no se le da importancia a esto las Asambleas están condenadas. No hablar de Unidad a menos que se hable primero de Unidad Asamblearia.
Para terminar, es también muy importante discutir si las Asambleas están dispuestas a dar la lucha por el Poder del Estado, y de estarlo, de qué forma. Es importante discutir si las Asambleas, conjuntamente con otras organizaciones del “campo popular”, están dispuestas a dar batalla en el terreno electoral, conformadas en un Movimiento Político de Asambleas, dentro de un Frente con los demás sectores en lucha.

LA LUCHA POR EL PODER DEL ESTADO

Esta es la parte, como sucedió hace un año, donde los lectores que hasta este momento estaban diciendo “¡Mirá lo que escribe este pendejo!”, se enojan y me saltan al cuello. Pero seguiré siendo fiel a mis principios y les voy a decir lo que pienso.
Comparto muchas de las cosas que se han logrado a partir de las Asambleas, principalmente todo lo concerniente al Contra-Poder y al pensamiento autónomo, siempre y cuando no se vaya de mambo y pase a ser contraproducente.
Esto no quiere decir otra cosa que: mientras la nueva forma de concebir el Poder, de concebir la política, de concebir las relaciones humanas y los lazos sociales, las nuevas formas de hacerse cargo de la historia y no dejar que nadie la escriba por uno, la nuevas (viejas) formas de autogestión, las nuevas formas de hacerse cargo del mundo, mientras todas estas cosas sean revolucionarias por definición, por los principios que emanan, yo las comparto y compartiéndolas, también las hago propias y las vivo de esa manera. Pero siempre y cuando se tenga en cuenta que todas estas cosas existen porque hay una voluntad de un mundo mejor para todos, de una nueva sociedad que deseamos, de una forma nueva de mundo que no sea más esclavo de la dominación, y para eso estamos luchando, para destruir al capitalismo y no para fundar una comunidad autogestionada pero aislada, concepto que comparto en forma personal, y mucho, pero no si hablamos de algo más amplio como es cambiar el mundo.
Yo sueño con una sociedad donde no exista el Estado, donde todo esté autogestionado, donde no existan ni los más mínimos factores de dominación. Pero tengo que ver la realidad, y tengo que ver que mientras nosotros hablamos y escribimos más de 30 páginas de filosofía sobre nosotros mismos, los chicos se siguen cagando de hambre y muriendo por enfermedades curables. Entonces entendemos que no podemos fundar una comunidad en el campo, para vivir un comunismo aislado, abolir la propiedad privada, convivir en poligamia y autogestionar nuestros escasos medios de producción. Entendemos que tenemos que luchar por todos los medios posibles, incluso dentro del terreno del Sistema, para cambiar esta sociedad desde los cimientos.

Si la lucha es política, tenemos que dar una lucha política también desde dentro del Sistema, pero con el germen del nuevo sistema que queremos, por eso digo que el Contra-poder tiene que condicionar la construcción de Poder “por adentro”, porque esas nuevas concepciones van a ser las que marquen nuestro accionar.
Si la lucha es política, tenemos que asumir que estamos gestando un Movimiento Político, que se va a encargar especialmente de potenciar todos sus proyectos, de hacer trabajo de hormiga e ir despertando conciencias dormidas.
Si la lucha es política, y si el Movimiento Político de Asambleas es parte del “campo popular”, la tarea es generar un Movimiento de todo el Campo Popular. La tarea, después de la unidad asamblearia, es la unidad del campo popular.

Ahora bien, la gente no quiere hacer una revolución, la gente por ahora quiere mantener estas instituciones que tenemos, esa es la realidad en este momento. Por otro lado tenemos un Poder que hace cada vez más para estabilizar el equilibrio perdido hace un año y medio atrás, y se puede decir que por ahora con muy buenos resultados.
Si las Asambleas nacieron de la gente, del pueblo movilizado y se dicen populares, entonces tienen que entender que el pueblo sigue esperando “representantes”, muy a mi pesar. Pueden evitar la responsabilidad y caer en la paradoja de ser “los nuevos iluminados que no toman el poder” o pueden ponerse a la cabeza junto con todo el campo popular para demostrar que hay otra forma de hacer política. Y cuando digo ponerse a la cabeza, me refiero a hacerse cargo de la paradoja de la representación, pero no sentirse una vanguardia, sino caminar a la par del pueblo.
Las Asambleas deben crear un Movimiento que las unifique, detrás de un Programa de gobierno y luchar por crear nuevos lazos sociales a partir de las actividades que desarrollen, pero una de ellas debe ser la de fomentar la creación de un Frente electoral con los demás sectores en lucha para dar pelea en ese ámbito, institucional, dentro del Sistema, pero el que la mayoría del pueblo todavía, muy a mi pesar, tiene en su mente como forma de cambio de la realidad. No hacerse cargo de esto es sentirse superior al resto del pueblo.
En ningún momento, desde agosto a hoy, se noto de parte de las Asambleas alguna búsqueda de unidad para fomentar la creación de un Movimiento Político, solo algunas voces se atrevieron a tomar el tema y empezar a debatirlo. Muy por el contrario, al parecer (y digo al parecer porque los asambleístas que opinan por internet son ínfimos) la mayoría de lo que es hoy el Movimiento Asambleario se dedicó a otros quehaceres, tomó como único el discurso de no tomar el Poder, del autonomismo a ultranza, algunos emigraron a partidos de izquierda como el PO, AyL, MST, y algunos apoyaron y ayudaron a crear nuevos (y van...) partidos políticos con matices “izquierdistas”, “progresistas” y “reformistas”.
Debe existir la lucha por el Poder del Estado, el campo popular da sobradas muestras, todos los días, de ser el indicado para “representar” la coherencia de los nuevos valores de concebir la política y de la forma que queremos que tenga la nueva sociedad que soñamos.
Es posible conformar un Frente electoral, conformado por luchadores sociales que salgan de las bases de los Movimientos y de los partidos de izquierda (en este último caso evitando que sean los iluminados de siempre y la dirigencia partidaria, que tan lejos estuvo siempre de representar el verdadero cambio hacia una sociedad mejor), con un Programa claro de gobierno y poder de gestión.
Algunos plantean que esto ya sucedió en el Chile de Allende y que no funcionó, pero es peligroso caer en la conclusión que la historia es cíclica y que lo que pasó hace más de 30 años, puede volver a ocurrir. La historia es impredecible, un Frente de Movimientos sociales no está condenado al fracaso por el solo hecho de haber fracasado hace 30 años atrás. Estamos en otro país, en otro contexto histórico, tanto nacional como continental.
Hace un año yo pensaba que el Movimiento Asambleario debía presentarse a elecciones, pero me equivocaba, ya que el Movimiento Asambleario forma parte de un Movimiento más amplio, que debe darse los tiempos para crecer. Estoy de acuerdo con la unidad de los partidos de izquierda, incluso agregaría a AyL y al nuevo PRD, pero siempre y cuando esa unidad sea pensada dentro de un Frente único y dándoles prioridad a los diferentes Movimientos Sociales, porque de lo contrario, éstos últimos le van a pasar por arriba a los partidos, como ya están haciendo.

MIS HUMILDES PROPUESTAS

En síntesis, propongo antes que nada realizar una Encuesta, tipo censo, sobre los asambleístas, para saber qué piensa cada uno sobre varios de los temas que señalé en todo este documento. Luego propongo que de una vez por todas nos pongamos de acuerdo en un Programa del Movimiento Asambleario, para darnos una identidad política clara. Finalmente discutamos y debatamos varias de las cosas sobre las que estoy escribiendo, pero con el objetivo de llegar a una conclusión que nos ayude a crecer como Movimiento Asambleario. Entre todas las cosas, me permito señalar que el tema de la Organización y de la lucha por el Poder del Estado, son prioritarias.

A MODO DE CONCLUSIÓN

No tengo más para decir, creo que necesitaba acomodar mi cabeza y exponer estos pensamientos, mas que nada para que se hablara sobre todo esto y nadie pudiera hacer la vista gorda con cuestiones que para mí tienen mucho que ver con el futuro mismo del Movimiento Asambleario.
No pido que todo el mundo opine como yo, es más, estoy seguro que en más de una opinión estoy contra la corriente de la mayoría de los asambleístas, pero esto es lo que pienso y creo ser coherente con lo que siento.
Espero que les haya interesado leer todo esto, les pido perdón por la extensión de estos dos últimos documentos de toda la serie, pero no pude hacerlos más cortos.
Nos vemos en la lucha.

Saludos Revolucionarios
Nicolás Furlanis

Madrugada del 13/8/03
Corregido en la madrugada del 6/10/03

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Por nf - Thursday, Oct. 21, 2004 at 1:27 AM

ANÁLISIS DEL MOVIMIENTO ASAMBLEARIO

INTRODUCCIÓN

Ya han leído una crónica revisionista de algunos momentos históricos, ya pasados, del Movimiento Asambleario, también les he contado de cómo ha cambiado mi forma de pensar a partir de ese momento.
Ahora voy a tratar de escribir sobre el Movimiento Asambleario actual, sobre la gente que lo compone, sobre los diversos proyectos, sobre las discusiones que se encuentran en pleno proceso de debate y planteamiento. Voy a permitirme algunas opiniones, algunas reflexiones, tratar de entrever algunos posibles caminos a futuro y por supuesto sugerir algunas propuestas.
Vuelvo a aclarar que lo que más me interesa es fomentar el debate de ideas y de las perspectivas sobre para dónde queremos avanzar.
También les repito que todo lo que leerán será subjetivo, aunque a veces pueda parecer objetivo, que acepto todas las críticas, pues para eso estoy escribiendo, y que nada de lo que leerán pretende ser una “verdad absoluta”.

PREMISAS BÁSICAS

· Las Asambleas son una organización política. Son una organización desorganizada y sin una forma definida, sin líderes, sin objetivos concretos, sin conducción y sin un camino determinado a seguir. Las Asambleas se diferencian de otras organizaciones justamente por el hecho que son totalmente amplias y cualquiera puede participar, no tienen una forma definida.
· Por consiguiente las Asambleas, tendrán hoy una forma, mañana otra, dependiendo de su única estructura molecular: Los ciudadanos-vecinos-personas que participamos en ellas. Las Asambleas tomarán los caminos que la mayoría de las personas que participen en ellas decidan, siendo fundamental la participación para poder opinar y debatir y hacer que las Asambleas tomen el camino que a cada ciudadano le parezca más justo.
· En las Asambleas es la participación lo que garantiza que las ideas de los “militantes asambleístas” construyan un camino para que la Asamblea transite por él, creando poder de abajo hacia arriba y no al revés.
· Las Asambleas tienen y deben resguardar como eje fundamental de su funcionamiento la Democracia Directa, esto significa fomentar la rotación de los representantes, la misma posibilidad para todos de expresar su opinión sin ningún tipo de discriminación, evitar la concentración de poder, evitar el sistema de gerarquización y de dirigencia, hacer horizontal la toma de decisiones y crear poder popular desde las bases.
· Las Asambleas pueden realizar muchos proyectos exitosos a nivel barrial, pero si estos no están integrados en una lucha y debate más amplios, sobre la realidad Provincial y principalmente Nacional, estos proyectos no servirán de nada.

PARADOJA DEL ESPACIO ASAMBLEARIO

Con el correr del tiempo las Asambleas tendieron a reivindicaciones y propuestas que las ubicó a la izquierda en el marco político. También comenzaron a formar parte del llamado “campo popular”, aunque han perdido peso dentro de ese otro marco, ya que no “representan” a tanta gente como antes.
Que en este momento estén ubicadas en la izquierda, no significa que pertenezcan a la izquierda partidaria, como tampoco que no puedan, con el tiempo – y a partir de la movilidad de sus participantes – ir hacia un centro izquierda o hacia una extrema izquierda. Repito que solo los participantes del Movimiento Asambleario harán con su accionar y movilidad, el accionar y movilidad del Movimiento.
Esto se debe a que las Asambleas se han fijado, en este momento, una determinada identidad de izquierda, pero por el mismo espíritu asambleario - donde el individuo, con su ideología, mueve a la estructura, y no al revés, como en los partidos – esa identidad puede ir cambiando con el tiempo, dependiendo del cambio de ideología de sus miembros o de nuevos miembros con diversa ideología.
La forma lógica de todo grupo social que empieza a darse una identidad determinada, para evitar esa movilidad ideológica, es haciendo cada vez más fuerte su propia identidad como grupo, por lo que el grupo mismo – en este caso el Movimiento Asambleario – empieza a determinar sus propios límites y comienza a fijar los límites con el mundo exterior. En otras palabras, a definir a quien se le cierran las puertas y a quien se las deja abiertas a la participación.
Por supuesto, de esta forma se cae en una paradoja, pues al ponerse límites, las Asambleas terminan creando los fundamentos estructurales para, por ejemplo, evitar que aparezcan asambleístas con ideología de derecha, y por lo tanto quedan, mal que les pese, atados a su propia estructura.
La cuestión es simple: o se hace del espacio asambleario, un espacio que recibe con los brazos abiertos todo tipo de puntos de vista, desde el más reaccionario al más revolucionario, fundando el orgasmo del “respeto a todas las opiniones”, sabiendo por experiencia, que de esa manera es muy difícil construir nada. O por el contrario, se acepta que “no se van a respetar todos los puntos de vista” y se busca una Identidad, que si bien pone límites, sea lo suficientemente flexible para contener en su seno a diversas ideologías, siempre dentro de un determinado límite.
Es evidente que las Asambleas deben plantearse una Identidad política e ideológica clara, y si ya la tienen, reafirmarla.
Con esto quiero romper definitivamente con los discursos de la “amplitud de puntos de vista”, donde respetamos la opinión de todos porque las Asambleas son libres y abiertas a cualquiera.
Lo siento, y lo primero que tenemos que hacer es aceptarlo. Las Asambleas no pueden estar abiertas a “cualquiera” por el simple hecho que esa apertura hace imposible la construcción. Un ejemplo muy claro fue la experiencia de la Asamblea Vecinal de Martínez, antes de su división.
La alternativa a lo que estoy diciendo es que se termine por aceptar que las Asambleas pueden estar abiertas a “cualquiera”, pero si se decide ese camino, se debe ser conciente de estar condenando al Movimiento Asambleario de cualquier tipo de construcción, sea poder, contrapoder, autonomía, o el nombre que ustedes quieran.
Entonces, mi opinión, luego de lo que fundamenté arriba, es que las Asambleas deben empezar a darse una identidad o, para los que creen que ya la tiene, reafirmar esa identidad, tener muy en claro quien puede estar “dentro del Movimiento” y quien no puede estarlo. Si esta paradoja se resuelve con madurez política, será posible que puedan estar “dentro” todos aquellos que quieran una sociedad más justa y diferente, aunque entre ellos tengan sus diferencias, y por otro lado quedarán “afuera”, solo aquellos que no quieran una sociedad mejor.
Esta es una de las primeras discusiones que deben darse y definirse.

COMPOSICIÓN DE LAS ASAMBLEAS

Hablar de la composición social de las Asambleas es un desafío muy grande, principalmente porque nunca se hizo un censo como corresponde, como para saber, por ejemplo, cuántos de los asambleístas son anticapitalistas, cuantos militaban o militan además en alguna otra organización o movimiento, cuantos son ex-militantes de los ’70 que hacía tiempo no militaban en ningún lado, etc.
Pero trataré de hacer un intento, estando seguro de antemano que no será para nada fidedigno.
El Movimiento Asambleario se nutre de muchas subjetividades, que por supuesto llegaron a las asambleas con una determinada ideología, un determinado punto de vista sobre la realidad, determinadas expectativas y determinadas opiniones de lo que se tenía que hacer. Lo enriquecedor de esto es que con el correr del tiempo, todas esas cosas que uno tiene en la cabeza, fueron cambiando o se fueron reafirmando, pero seguramente nuestra cabeza no es la misma de la que empezó a ir a las Asambleas hace un año y medio atrás. Eso es gracias a las Asambleas, a la realidad asamblearia, a la participación en ellas y digamos así, al espíritu propio que tienen las asambleas para que uno ponga en duda todas sus ideas y se las replantee, a veces llegando a las mismas conclusiones, a veces cambiando completamente su punto de vista.
Pero volviendo al tema que nos importa, la composición social de las Asambleas puede analizarse desde varios puntos de vista:
Desde el punto de vista de la ocupación, hay trabajadores ocupados, desocupados, estudiantes, jubilados, cuenta propistas, changueros.
Desde el punto de vista de la edad, hay jóvenes, grandes y viejos.
Desde el punto de vista de la orientación política, que quizás es el más interesante, encontramos: Ex-militantes de los años ‘70, que encontraron en las Asambleas nuevas formas de hacer política, que hacía muchos años no encontraban, entre ellos hay peronistas (de izquierda) y marxistas principalmente. Militantes varios, comprometidos con un modelo de sociedad distinta, que pulularon siempre de movimiento en movimiento, sin identificarse con ninguno, y que ahora se identifican con las Asambleas y eligen luchar desde ese lugar y no desde otro. Militantes de Partidos de Izquierda, que alternan su lucha en una y otra organización (ya he hablado anteriormente de aquellos que no pueden evitar llevar el carnet del partido a la Asamblea). Personas que pertenecen además a otra organización del “campo popular”, que también alternan su lucha en una y otra organización. Militantes anarquistas, tanto por su ideología o porque participan en alguna organización de ese tipo. Vecinos “comunes”, que comenzaron en las Asambleas siendo la primera vez que participaban en política y luego se han comprometido de lleno con un cambio social, dejando de ser “gente” para convertirse en “pueblo”. El eufemismo “comunes” es para señalar una clase de vecinos que quizás está más cerca de un reformismo de la política y de la representación política, que de un verdadero cambio de sociedad. Nuevos vecinos, que comenzaron a participar desde hace muy poco, digamos menos de tres meses, aunque son seguramente los menos, y por último, los Vecinos “comprometidos”, que quizás también es la primera vez que hacen política, pero llegan a las asambleas como el final de un camino mental recorrido, por decirlo de alguna manera, de haberse dado cuenta que éste era el momento de participar y que hay que cambiar las cosas de raíz.
En un grupo aparte voy a agregar a todos los Personajes Nefastos, que vendrían a ser los servicios de inteligencia, los partidarios de ideologías de derecha, los fachos de siempre, los garrapatas de las municipalidades y de los CGP, etc. que si bien bajaron su número con el correr del tiempo, siguen presentes dentro del Movimiento Asambleario.
Aunque parezca redundante, y aunque mucha importancia no tenga, me gustaría dejar en claro esto: todos somos “vecinos”, pero quería hacer la separación entre los que ya tenían experiencia política previa y los que no la tenían, y dentro de éstos últimos, los que plantean una mejor democracia capitalista y aquellos que directamente quieren cambiar de sociedad.
Igualmente, lo que falta todavía en el Movimiento Asambleario, es saber a ciencia cierta, cuánta gente es anticapitalista, cuántos tienen una tendencia reformista, cuánta gente “independiente” hay y cuántos pertenecen a diversos partidos políticos, cuántos quieren “otro Argentinazo”, quién está por la revolución armada y quién no, cuántos comparten la teoría de Holloway y cia., cuántos tiran abajo la idea de Partido, cuántos apuestan a lo electoral y cuántos no, etc, etc, etc. Sin una radiografía lo más clara posible de este Movimiento, muy difícilmente se pueda avanzar en construir algo distinto.

LAS PRÁCTICAS MILITANTES QUE QUEDARON EN EL PASADO

Con el miedo a que muchos militantes de años me salten al cuello, quiero también poner a discusión las prácticas políticas de años anteriores.
No pretendo entrar en el debate de la izquierda argentina, ya que no es mi objetivo. Solo quiero señalar que muchas veces se antepone “la práctica”, el hacer, a la “teoría”, al pensar, a la reflexión. Muchos militantes de izquierda, y no solo la partidaria, piensan que la conciencia “subjetiva” la da la práctica. Entonces apuntalan todo tipo de experiencias de lucha para que el pueblo “tome conciencia”, salga a la calle, y promueven la famosa “unidad en la acción”, para salir todos juntos. Con el tiempo, y bajo la mentalidad de que hay gente que se suma a las luchas, pero no le gusta organizarlas, te dicen “nosotros organicemos esta actividad, porque aunque seamos pocos, mucha gente se va a prender para llevarla adelante”. De a poquito se van transformando en un grupo de “elite” que decide qué es lo que se debe hacer en la organización y qué no. Los militantes de base muchas veces aceptan esto sin pestañar.

Durante mucho tiempo se pensaba, y algunos lo piensan hoy también, que hay condiciones “objetivas” que hacen que las cosas vayan para un determinado lado y no para otro. Según los marxistas, para hacer la revolución hacen falta condiciones objetivas y subjetivas, pero en el momento que uno plantea que el Movimiento Asambleario debe fijarse una identidad política, te miran como diciendo, “pebete, vos qué sabés”, y te aclaran que no, que el Movimiento Asambleario va a ir “por cuenta propia” en una determinada dirección.
Creer que el Movimiento Asambleario iba a tomar un determinado camino “por cuenta propia”, se demostró equivocado, dado el estado de poca participación en el que se encuentra y de fragmentación ideológica.
El Movimiento Asambleario va a tomar el camino que sus propios militantes le den, y mientras no se tenga claro para donde quieren ir sus militantes, no se tendrá claro para dónde va a ir el Movimiento.
De lo que se trata también es de crear nuevas prácticas políticas, sino estaríamos haciendo lo mismo que han hecho por mucho tiempo los partidos de izquierda, sin demasiados resultados. Se trata de condenar bajo todo punto de vista la formación de dirigentes, de esa “elite” que tiene “todo claro” y baja línea a los demás. Se trata de condenar el sistema de cuadros políticos, donde no haya “referentes”, donde los referentes sean sujetos colectivos, donde todos los que participen de las Asambleas vayan transitando juntos cada avance de conciencia, cada revolución interior, cada nueva etapa “subjetiva” de ir creando entre todos una nueva forma de hacer política, una nueva forma de pensar los valores, una nueva forma de pensar el mundo que queremos, que no será el socialismo que hasta ahora concebimos en nuestro inconsciente colectivo, sino una nueva sociedad, un nuevo socialismo, un nuevo anarquismo, un nuevo comunismo que tenemos que inventar, con creatividad, con sueños, con una nueva mentalidad (más allá de los nombres y de lo que en teoría significan).

Desde mi concepción, la teoría y la práctica van de la mano, son dos cosas paralelas que se entrelazan. Pensar que una debe estar antes que la otra es una equivocación. Al mismo tiempo que se desarrollan determinados proyectos colectivos, se deben crear también bases teóricas sobre diversos puntos de vista asamblearios. Ni los primeros deben dejar en segundo plano a los segundos, ni los segundos deben condicionar a los primeros. Es una construcción dual, como cuando hacemos el amor, la cosa es de a dos y el mayor placer es cuando descubrimos que uno más uno es igual a uno, el resultado de la fusión de los cuerpos, que es mucho más peligrosa que la fusión nuclear.

EL MOVIMIENTO SOCIAL FRAGMENTADO Y PARTIDIZADO

Desde hace un tiempo el Movimiento Social, entendido por el conjunto de todos aquellos movimientos de lucha reivindicativa, se encuentra fragmentado y dedicado en algunos casos a peleas fútiles entre los mismos movimientos de lucha que lo componen.
Las razones son variadas y obvias, las diferencias internas existen, pero también hay una postura “cómoda” de parte de estos movimientos, incluido el asambleario, de ver las diferencias y evitar ver las similitudes, a pesar de esas diferencias.
Entonces nos encontramos con varias fracciones del Movimiento Piquetero, que a su vez muchas de ellas son claramente un anexo de los partidos políticos o de los sindicatos más “progresistas”. Movimiento que demostró aún más su fragmentación con la reciente salida de algunos MTDs de la coordinadora Aníbal Verón. Encontramos obviamente diversas fracciones de la izquierda partidaria, cada una interesada en hacer “su” revolución, sin representar más que al 3 % de la población. Varias fracciones de los distintos sindicatos combativos, donde están por un lado los “progres” y por el otro los “compas”, en el primer caso con tendencias reformistas y en el otro, muchas veces, con lazos fuertes con partidos de izquierda. En el Movimiento de Fábricas Recuperadas, las posturas van desde los electoralistas, los cooperativistas, los de tendencias al control obrero, algunos más luchadores que otros, aunque creo, y esta es una visión muy mía, que el Movimiento de Fábricas Recuperadas es el que, visto por lo menos desde afuera, el que más uniformidad presenta. Y obviamente dos o tres fracciones de Asambleas populares, por un lado las Autónomas, por el otro Piquete y Cacerola (del cual sinceramente conozco poco y nada) y algunas que parecen más un anexo de algún partido. Claro que todas estas agrupaciones adhieren a diversos puntos de encuentro entre todos los sectores, entonces encontramos muchos “Congresos de sectores en lucha”, donde en la esencia son lo mismo...pero pareciera que no lo son.
Entonces da la impresión de dos cosas, la primera es que además de las diferencias, hay una voluntad en los distintos movimientos de ver esas diferencias y evitar la organización de un gran Movimiento en conjunto, por eso se llenan la boca hablando de “unidad en la acción”, que es lo único que se atreven a hacer en conjunto con otros sectores, y nunca proponen “unidad en la organización”, que es un laburo más lento, donde cada sector deberá ceder algunas cosas, pero mucho más productivo.
En segundo término se tiene la sensación de que la mayoría de sus militantes por ver el árbol desde demasiado cerca, deja de ver el bosque. Entonces se compenetran extraordinariamente con sus organizaciones y sus proyectos y no miran las cosas desde otra perspectiva más amplia, dándose cuenta que la mayoría de los movimientos sociales tienen muchas más cosas, objetivos, reivindicaciones, proyectos de sociedad en común, que las pequeñas diferencias en algunos puntos.
Me gustaría recordar que un árbol en la esquina de mi casa no produce nada, pero el Amazonas es el pulmón del mundo. Si vemos un árbol pegados al tronco, no vamos a saber si es el árbol de la esquina de mi casa o si es parte del Amazonas.

ESPERANDO AL MESIAS

Dentro del Movimiento Asambleario, en épocas de deserción en la participación de los vecinos, empezó a correr la teoría del famoso “reflujo”. Muchos sostenían que era lógico que la gente dejara de participar, que quedarían los que verdaderamente se comprometieran a fondo. Ahora bien, ese tipo de opiniones esconden secretamente dos conceptos, que no pueden verse a simple vista. En primer lugar una concepción de que mucha gente no iba a comprometerse del todo e iba a abandonar la lucha activa, aunque quedaría en una especie de “disponibilidad” a nuevas ideas. Pero hacer este planteo es creer que la gente seguiría esperando referentes nuevos, osea “representantes” nuevos. En segundo lugar era pensar que en ningún momento las Asambleas serían tan multitudinarias como para incluir a “todos” los vecinos. Pero hacer este planteo, nos lleva por otro camino a la misma conclusión anterior, pues significa pensar que jamás sería una alternativa real de Poder, o mejor dicho de Contra-Poder, osea que se quedaba en el mero plano de “referente”, de “punto de referencia”, de “representante”. Y por supuesto, para los militantes asamblearios, toda representación está en contra del Movimiento, ya que desde un punto de vista filosófico, “no tomar el propio destino en las propias manos” es sinónimo de “representatividad”.
Algunos también plantearon que se referían a “reflujo”, en el sentido que se iría gente de las Asambleas, pero ingresaría gente nueva, lo cual pasó en muy pocas proporciones.
Estos conceptos llevan en forma inconsciente el pensamiento que tarde o temprano las Asambleas serían islas para unos pocos, comprometidos con la realidad social, pero sin ni siquiera preocuparse por aquellos que se habían quedado en el camino.
Todo esto solo hace que la paradoja nos toque nuevamente a la puerta. Pues el Movimiento Asambleario difícilmente crezca cuantitativamente, y solo podrá crecer en “representatividad”, lo cual lo hace paradojal.
Sería bueno que se reflexionara sobre esto, ya que es importante para el Movimiento Asambleario hacerse cargo de esta realidad.

Ahora bien, más allá del famoso “reflujo”, la gente no continuó en las Asambleas por diversos motivos (algunos de los cuales menciono en “Filosofía barata sobre el Mov.Asambleario”). Pero... ¿el verdulero de la otra cuadra es un boludo porque no va a las Asambleas?, ¿el desocupado de enfrente, es un boludo porque no quiere una revolución?, ¿las Asambleas son la vanguardia porque dicen que no hay que tomar el Poder?, ¿no hay que tomar el Poder?. Muchas preguntas, que hay que tratar de responderse sin soberbia y también haciéndose cargo de la realidad.
La gente volvió a meterse en sus casas a ver a Tinelli y ver la realidad por televisión. La gente volvió a esperar al Mesías Salvador, que desde arriba le solucionara los problemas, la gente, la mayoría de la gente, no tocó, más que nada porque nunca quiso tocar, las instituciones, las formas representativas del Poder, los factores de dominación, el Poder que está intrínseco en todas las cuestiones de la vida.
Y no tocó todas esas cosas por dos razones, la primera es que hubo muchas que ni siquiera vio, ni siquiera sintió que debiera esforzarse en cambiar, como los factores de dominación del Poder que existen en todas las relaciones humanas. Y la segunda porque cambiar esas cosas significan un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a hacer, simplemente porque pelear contra el Sistema conlleva una represión del Sistema mismo, y no solo policial, sino en la vida cotidiana, entonces el vecino elige la comodidad, elige la comodidad aunque mucho no le guste.
Pero ésta, aunque no nos guste, es la realidad de la gente hoy, y el Movimiento Asambleario tiene que tener esto presente y discutirlo. A veces por ver solo el árbol, por estar metidos hasta el cuello en el tema de este Movimiento, o por los grupos sociales en donde nos movemos, por lo general con amigos “del palo”, nos perdemos de ver el bosque de la realidad de la gente. Y todo Movimiento que quiera estar a la par de la gente, si se llama a sí mismo “participativo y horizontal”, no puede no contemplar la realidad, pero ojo, no para reproducirla, pero sí para saber cuáles son los instrumentos que debe usar para lograr mejores resultados en un determinado momento.
Creo que queda claro lo que quiero decir.

LAS ASAMBLEAS AUTÓNOMAS Y OTRAS CORRIENTES

Hablé del “movimiento social” fragmentado y partidizado, y mencioné al Movimiento Asambleario. Dentro de este hermoso Movimiento, luego del fracaso de la Interbarrial de Parque Centenario, se empezaron a notar los fraccionamientos y también los esfuerzos por crear nuevamente lazos entre Asambleas y redes de información y de proyectos en conjunto. Mucho tuvieron que ver las Zonales, que crearon interrelación entre Asambleas de un modo diverso.
Algunas Asambleas, de pocos miembros por lo general, funcionan casi como un apéndice de los partidos políticos de izquierda, ya que casi todos sus miembros o son militantes partidarios o son Asambleas que se dividieron de otras por razones ideológicas partidarias.
Por otro lado entiendo que existe un grupo de Asambleas llamado “Piquete y Cacerola”, aunque no conozco cuáles son sus características, sus proyectos en común y qué las diferencia de las otras Asambleas.
Aprovecho este medio para pedir información sobre este grupo de Asambleas, ya que me interesaría saber más sobre él.
El espacio que más ha crecido a nivel de interrelacionar Asambleas, o por lo menos el que más publicidad tiene, es el Espacio de Asambleas Autónomas.
Este espacio es muy singular, empezando por el nombre, cuyo contenido quiere ser literalmente autónomo, independiente, pero pareciera que es usado solo para subrayar una independencia de los aparatos partidarios de izquierda, dejándolos peor parados de lo que deberían estar.
El mayor logro que tienen estos “Encuentros” es en el modo de participación que se proponen, donde si bien se trata de verse como Movimiento, están abiertos a cualquiera que quiera participar en forma independiente. Pero no deja de ser un espacio Asambleario y por lo tanto tiene todos los problemas y las paradojas citadas arriba en este trabajo.

TOMAR EL PODER O NO TOMAR EL PODER

Una de las discusiones más fuertes dentro del Movimiento Asambleario está dada por la problemática del Poder, y más específicamente sobre si es necesario luchar por el Poder del Estado o crear un “Contra-Poder” desde afuera de los tiempos capitalistas y rompiendo los mecanismos del Sistema.
Las posiciones anarquistas, que por suerte han tenido mucho que ver en la construcción de este Movimiento Asambleario, proponen crear lazos sociales distintos, concebir nuevas subjetividades y pensarse a si mismos desde otra lógica, que no sea la del Poder. Crear un Contra-Poder tan fuerte que en algún momento terminé sustituyendo al régimen capitalista, tan solo por el propio peso de este Contra-Poder.
Esto es un poco lo que yo planteaba hace un año en “Hacia dónde van las Asambleas” con el “Estado Paralelo”, aunque en mi opinión este estadio era más simbólico y por otro lado han transitado más por él las Fábricas Recuperadas, que los proyectos asamblearios, como cooperativas de producción, distribución y consumo, huertas comunitarias, etc. Y todos estos proyectos no pudieron del todo cortar los lazos con el Estado, osea ser realmente independientes de él.
Igualmente quisiera subrayar que con la teoría del Contra-Poder es posible que esté de acuerdo la inmensa mayoría de los asambleístas, ya que el punto de discusión no es si hay que generar Contra-Poder o no, sino si por generar este Contra-Poder sea necesario renunciar a la lucha por el Poder del Estado. Ahí está el problema, por eso planteo “Tomar el Poder o no tomar el Poder” y no “Poder versus Contra-Poder”, ya que esta última afirmación para mí es una falsedad y una discusión inexistente.

La teoría de no tomar el Poder, retomada del anarquismo por el Sub-Comandante Marcos, y apoyada desde lo teórico por Holloway, Negri y cia., y la cual muchos asambleístas defienden, proclama que es imposible tomar el Poder del Estado sin caer en la reproducción del sistema capitalista y por lo tanto es necesario renunciar a eso y construir Poder desde otro lado. Muchos asambleístas comparten esta opinión, el problema es cuando se toman a estos autores como “profetas del Contra-Poder” y no se les hacen las críticas necesarias. Osea cuando se toman las palabras como verdad absoluta, en forma dogmática, como se hizo con la Biblia, como se hace en parte también con Marx.
Mi humilde punto de vista es el siguiente. Es evidente que el llamado Socialismo real no funcionó, es lógico que haya un replanteamiento sobre la sociedad ideal que se persigue y las formas de llegar a ella, más que nada para que no se repitan los errores del pasado. Es importante que se tengan discusiones sobre el concepto mismo de “Partido”, como instrumento para tomar el Poder del Estado, es hasta revolucionario que se tengan estas discusiones sobre el Poder y la creación de un Contra-Poder. Pero es importante no confundir estas discusiones con la idea de la toma del Poder.
Podemos ser idealistas y utópicos, podemos soñar con futuros más justos para la humanidad, pero cuando abrimos los ojos debemos evitar el infantilismo y ser concientes que el mayor Poder está, nos guste o no, en el Estado y eso de por sí no es malo, lo malo, cruel y nefasto es el “uso” que se hace de él.
Una aclaración, si me preguntan cuál es mi ideal, respondo que no quiero ningún Estado, pero trato de ver la realidad y el Estado existe, y el Poder del Estado puede ser usado para destruirlo, jamás se va a destruir al Estado con un montón de micro-emprendimientos.
Por eso soy absolutamente favorable a la creación de Contra-Poder, que tiene que ver no solo con cuestiones económicas diversas, sino con relaciones humanas nuevas, que estén basadas en el no-Poder, o mejor explicado sería en la no-dominación, cosa más difícil de lograr aún. Soy favorable a la construcción de Contra-Poder, pero no veo que eso sea contrario a la creación de Poder. Son cosas que tienen diverso tiempo, pero no van separadas.
Comparto aquello que plantea, entre otras cosas muy interesantes, el Colectivo Situaciones, cuando dice “No hay, por tanto, otro combate contra el capitalismo que aquel que consiste en producir otras formas de sociabilidad, otras imágenes de felicidad, otra política, que ya no se separe de la vida.” , pero no descarto también la posibilidad de combatir al capitalismo desde su propio tablero de juego. Para mí una iniciativa, un frente de lucha “por afuera”, no descarta necesariamente un combate “por dentro” del sistema.
El Contra-Poder crea Poder desde afuera, de manera distinta, con otra lógica a la capitalista, con otros tiempos, y la construcción, acumulación y lucha por el Poder del Estado tiene que tener en cuenta la lógica del Contra-Poder.
No es estar por afuera o por adentro, es construir afuera y adentro simultáneamente, sin perder los principios que te llevaron a no reproducir la lógica del Sistema.
Estoy de acuerdo que este es un tema muy profundo de discusión dentro del Movimiento Asambleario, pero si no se le da importancia, frenará cualquier construcción, tanto adentro, afuera, al centro y adentro... salud.

AUTONOMIA A ULTRANZA Y AUTONOMIA UTIL

Otra simpática discusión dentro del Movimiento Asambleario es aquella sobre la “autonomía”. Para algunos la palabra solo define que las Asambleas son autónomas de cualquier otra organización política, osea independientes y soberanas sobre sí mismas. Otros, los que yo llamo “autonomistas a ultranza”, además de la definición anterior, están en contra de todo tipo de organización dentro del Movimiento Asambleario, por retener que cualquier organización está en contra de los principios asamblearios y viciada de posibles “centralismos”, “acumulación de poder”, “delegaciones o representaciones”, “verticalismos” y otros virus varios que destruyen el “autonomismo de las Asambleas”.
A partir de esta filosofía, todo intento por tratar de “organizar” desde abajo el Movimiento Asambleario, es criticado con furia.
Algunos anarquistas se suman a esta forma de pensar, olvidando a lo mejor que la Revolución Española tenía organización, que la columna Durruti estaba organizada también.
Entonces, compañeros, no se trata de evitar la organización, se trata de crear una organización con una lógica nueva, que no es lo mismo de la no-organización.
Las visiones autónomas a ultranza desconfían de toda forma de organización, lo que es bueno porque presupone presencia y control en la etapa organizativa, pero si de esa “presencia y control” se pasa a la negación lisa y llana, se estaría atentando contra el crecimiento mismo del Movimiento Asambleario.
Y entonces aquí caben varias hipótesis. La primera es que nieguen la organización del Movimiento a propósito para evitar su crecimiento, en este caso estaríamos en presencia de los Personajes Nefastos de los que hablaba más arriba.
La segunda es que realmente crean que el Movimiento crecerá a partir de la no organización, de la multiplicación de pequeños emprendimientos y proyectos colectivos, que vayan creando ese famoso Contra-Poder, esa subjetividad nueva desde afuera del Sistema y nada más, opinión que es respetable aunque uno no la comparta, pero desde mi punto de vista se caería nuevamente en ver el árbol sin poder ver el bosque.
La tercera es el miedo a repetir la experiencia de Parque Centenario, pero eso es no querer aprender de los errores y confundir la falla de una experiencia organizativa con la falla de la organización como concepto e instrumento.
Por otro lado hay que tener cuidado cuando uno habla de autonomismo y propone que “la gente es capaz de saber qué es lo que mas le conviene”, porque si bien esto tira por el suelo toda posibilidad de aparición de una elite de “vanguardia revolucionaria”, por el otro da lugar a pensar que la gente sabe perfectamente lo que quiere y por eso elige el capitalismo.
Para concluir, autonomía sí, pero autonomía útil, no autonomía a ultranza, de lo contrario estamos atentando contra nuestro propio crecimiento como Movimiento. Esta es una discusión importantísima dentro de las Asambleas, que debe agotarse si se quiere empezar a crecer en serio.

LA UNIDAD ASAMBLEARIA

De lo que se trata entonces, es de lograr la Unidad Asamblearia, es poder lograr que las Asambleas puedan conformar un compacto Movimiento Asambleario, donde se respeten las diferencias internas, pero que tenga una identidad política clara. Que pueda tener peso dentro del llamado “campo popular”, que pueda realizar actividades con una amplia participación y por lo tanto con seguro éxito. Que pueda ser reconocido por la gente como un Movimiento con determinadas características, que ser asambleísta tenga un determinado contenido político incluido.
La Unidad Asamblearia debe estar primero que la Unidad con otros sectores, porque es la única forma que el Movimiento Asambleario tenga un peso propio en esa Unidad del campo popular. De lo contrario cada Asamblea funcionaría como una isla solitaria, perdiendo peso en sus decisiones, mostrando un Movimiento totalmente fragmentado.
No se puede hablar de “unidad con otros sectores en lucha” sin hablar primero de “unidad de las Asambleas”, no darle importancia a este concepto, es menospreciar la fuerza de las Asambleas y la interrelación entre ellas, es pensar en forma inconsciente que luchar desde el espacio de Asambleas es menos importante que luchar en otro lado.
Si no podemos vernos las caras entre nosotros mismos, empecemos a limar las asperezas y a encontrar los puntos en común, pero no evitemos el debate minimizando la Unidad Asamblearia, ya que es algo que necesitamos, y mucho, para poder crecer.

EL MOVIMIENTO ASAMBLEARIO

Empieza ahora la última parte de este documento, centrada exclusivamente en el Movimiento Asambleario en particular.

ESTADO ACTUAL

Voy a exponer sobre lo que para mí es la realidad hoy del Movimiento Asambleario, sabiendo de entrada que no será fidedigno, ya que falta un censo o encuesta o estadística que pueda darnos una radiografía completa de los pensamientos dentro de las Asambleas.

La mayoría de las Asambleas funcionan en lo que yo llamé hace un año “estado puro”, cada una con sus proyectos diversos o focalizadas a un proyecto en particular, con mucha menos gente participando y muchas de ellas, como me lo temía, se han disuelto producto de no poder encontrar los puntos de unión para generar mayor participación.
Los proyectos que realizan son de los más variados, muchos de ellos con el objetivo de crear nueva subjetividad, construyendo un Contra-Poder y en algunos casos se asemejan a lo que yo llamaba hace un año “estado paralelo”, pero yendo más en profundidad.
Muchas luchan en la contradicción del Contra-Poder y el asistencialismo, sin poder escapar del todo a proponer “desde arriba” las soluciones para los que están “más abajo”. Muchas afortunadamente han podido dar un salto superador en ese sentido, llevando adelante formas de autogestión.
La participación de la gente descendió notablemente, a causa de muchas razones, que he mencionado en este documento. Asambleas que tenían en determinado momento 150 integrantes, por divisiones o deserciones varias, terminaron compuestas por no más de 20 personas.
Muchas de ellas perdieron hace tiempo el interés de incentivar políticas de crecimiento dentro de la Asamblea, lo que produjo que se transformaran algunas en un Club de Amigos, donde si bien se discute de política, termina siendo un ámbito cerrado a sus propios y escasos integrantes. En el peor de los casos se perdieron las formalidades mismas asamblearias, osea lista de oradores, un tiempo determinado para exponer, votación por alzada de mano, etc.
Muchas desaparecieron y muchas se separaron, cosa que no es favorable.
Hubo un salto cualitativo en aquellas Asambleas que siguen funcionando, que permitió contar con asambleístas mucho mas comprometidos con la realidad social y con el cambio de sociedad. Este es uno de los mayores logros del espíritu asambleario.
Hay una voluntad enorme de interrelacionarse con otras asambleas y muchas veces se trabaja en proyectos en común, producto de los primeros acercamientos en la Interbarrial de Parque Centenario y luego impulsado desde las Zonales.
En ningún momento las Asambleas tuvieron la posibilidad de tener Poder para cambiar la realidad, solo pudieron cambiar pequeñas realidades y tener una política micro-proyectada, pero nunca pudieron tener los instrumentos ni la fuerza para cambiar la realidad social en su conjunto. A veces ni siquiera se lo planteaban.
La negación a construir Poder dentro del Sistema, dejó el terreno libre para que los que veían su Poder tambaleando, pudieran encontrar nuevamente un equilibrio. Esto más allá de la farsa electoral.
Los servicios de inteligencia fueron descendiendo en su número, ya que las Asambleas no representan un verdadero peligro, aunque cabe señalar que siguieron los aprietes, la represión y en algunos casos hasta el secuestro liso y llano al mejor estilo “grupo de tareas”.
La consigna ¡Que se vayan todos!, quedó en la pura expresión de deseos y los asambleístas no parecieron preocuparse por eso.
Las Asambleas parecen un barco a la deriva, siguen sin tener objetivos claros ni crearon con el tiempo programas propios que los identificaran políticamente.
Pero afortunadamente comenzaron a debatirse este tipo de cosas, por lo que empezaron lentamente a darse una identidad como Movimiento Asambleario, que según mi punto de vista falta reafirmar. Pero uno de los mayores logros es haber comenzado a hacerse cargo de los debates postergados y comprender que sin debate, sin discusión sana, sin identidad, no se puede crecer como Movimiento. Se empezó a dar respuesta a ¿Por qué estamos luchando desde una Asamblea y no desde otro ámbito?, ¿Cuál es nuestra identidad como Movimiento de Asambleas? Y cuestiones que tienen que ver con eso, como debatir claramente sobre la idea de “Partido”, la idea de “Poder”, “Contra-Poder”, “Poder del Estado”, “Horizontalismo”, “Autonomismo”, “Asambleísmo”, “Subjetividad” y otros muchos conceptos que ayudan a darte vuelta la cabeza y volver a la tierra renovado como ser humano.
Esto es gracias a los muchos espacios de discusión sobre estos conceptos y sobre la interrelación de las Asambleas, incluso de las Asambleas y otros sectores.
Las discusiones que se dan en el ámbito inter-asambleario serán muy productivas para definirse como sujeto colectivo del cambio social.

POSIBLES FUTUROS

Uno no es mago, pero intentaré esbozar algunos posibles futuros del Movimiento Asambleario.
1) La disolución de la mayoría de las Asambleas, por divisiones internas, por no poder concretar una identidad propia, por el “pase” de muchos militantes a partidos políticos o a otras organizaciones, donde encuentren más afinidades ideológicas, o simplemente por deserción de sus miembros al darle prioridad a otras actividades que a las asamblearias o por cansarse y notar que las asambleas no llenan sus expectativas de participación.
2) La total división del Movimiento Asambleario, entre aquellos que proclaman una determinada identidad política y aquellos que defienden otra. Esto se dará principalmente si no se terminan de cerrar o agotar y llegar a acuerdos sobre las discusiones que tienen que ver con los conceptos de Poder, de Unidad, de Contra-Poder, de Autonomismo, de Organización y de la lucha por el Poder del Estado, y por el contrario se sigue insistiendo en las diferencias sin ver las similitudes.
3) La absorción por parte del Sistema, principalmente en maneras muy concretas: A) Por un lado la transformación de las Asambleas en anexos de los CGP o de las distintas Municipalidades, vaciándose de contenido político e ideológico y convirtiéndose en una sociedad de fomento para cuidar “el farolito de la esquina” o “el bache en la calle”.También es posible que se queden en un mero rol asistencialista sin poder dar un salto cualitativo hacia la autogestión de los diversos proyectos. Estas posibilidades serían producto de la poca profundización de una identidad política dentro del Movimiento Asambleario.
B) Por otro lado, transformándose el Movimiento Asambleario en un mero Partido Político más, enfrentado a su vez con los demás Partidos de Izquierda y teniendo como fin – y no como medio – conseguir cargos en el Estado. También es posible que se transformen en Asociaciones de Vecinos, que “solo controlan a sus representantes”, sin discutir el concepto de la representación. Estás posibilidades, contrariamente a las dos primeras, serán producto de la excesiva profundización de la organización y lucha por el Poder “por adentro” del Sistema, sin responder a nuevos valores y nuevas lógicas de Contra-Poder, impulsadas desde “afuera” del Sistema.
Para aclarar lo que parece una contradicción, pero no lo es, soy partidario de luchar por el Poder del Estado, pero respetando las nuevas lógicas de Contra-Poder y las nuevas formas de pensar la política, concepciones que nacen necesariamente desde afuera del Sistema, pero que pueden ser usadas dentro de él.... valga también la aclaración, para destruirlo y no para reformarlo.
4) Crecer como Movimiento Asambleario, definirse una identidad política clara, reafirmarla, conformar en forma consensuada y respetando las formas de democracia directa, un programa del Movimiento Asambleario, aunque sea una declaración de principios. Fomentar la Unidad del Movimiento Asambleario y principalmente la “unidad en la organización”. Organizar este Movimiento, pero desde abajo, desde las bases, con nuevos conceptos de lo que debe ser la política y construir Poder en forma dual, por un lado Poder “desde adentro” para luchar por el Poder del Estado y por otro un Contra-Poder “por afuera”, éste último definiendo las bases del primero. En conclusión, si entendemos que las Asambleas son organizaciones políticas, tenemos que vencer el miedo a querer construir un Movimiento Político Asambleario.
Este punto merece un capítulo aparte, tanto en lo que se refiere a Crecer como Movimiento como el tema de la lucha por el Poder del Estado.

CRECER COMO MOVIMIENTO ASAMBLEARIO

Las tareas para el hogar, si es que existe la voluntad es crecer como Movimiento Asambleario, no son fáciles y muchas veces darán ganas de largar la toalla a más de uno, pero son necesarias para construir sobre bases sólidas y coherentes.
Lo mas importante primeramente es saber quienes somos, hacer una encuesta en cada Asamblea para saber cuántos integrantes hay, qué actividades desarrollan, si pertenecen a alguna otra agrupación, qué piensan de determinados temas relacionados al ámbito asambleario, etc. Es ridículo, luego de un año y medio de lucha, que los servicios de inteligencia nos conozcan más que nosotros mismos, ellos saben perfectamente quienes somos, cuántos somos, qué hacemos y qué dejamos de hacer, etc. y nosotros tardamos siglos en saber qué es lo que hace la Asamblea que está a solo 30 cuadras de la nuestra.
Después tenemos que tener un Programa consensuado, amplio y acordado entre todos los sectores asamblearios, para fundar las bases de un verdadero Movimiento Asambleario. Sería bueno que se logre un Programa primero a nivel ciudad, luego a nivel provincial y finalmente a nivel nacional. Es una ardua tarea, pero no nos corren los tiempos del Sistema, así que solo nos rigen nuestros propios tiempos.
Luego tenemos que sentarnos a limar asperezas sobre la autonomía y la organización. Sobre la representatividad pero con remoción directa y automática, discutir sobre la imposibilidad de no delegar, pero sobre la posibilidad de evitar la representación (y este es un tema que les jode a muchos). Sobre qué entendemos por Contra-Poder, por Unidad, por Qué se vayan todos, y ver la forma de lograrlo.
Tenemos que definir de una vez por todas para qué estamos haciendo lo que hacemos, cuál es nuestro fin como Movimiento de Asambleas, qué instrumentos usaremos y cuáles no. A quién le dejamos la puerta abierta y a quienes se la cerramos. En fin, qué camino queremos tomar. Solo la voluntad de los participantes del Movimiento Asambleario podrá fijar el rumbo de este Movimiento, no es solo la práctica, no es solo la “unidad en la acción”, no será solo a partir de cacerolazos (ya extintos), manifestaciones, escraches, micro-emprendimientos, comedores populares, ollas populares, predios recuperados que se le dará una orientación determinada al Movimiento, hace falta además una voluntad conciente de hacia dónde estamos queriendo ir.
Además hay que tomar conciencia que el tema de la Organización del Movimiento Asambleario es prioritario y está antes que nada, si no se le da importancia a esto las Asambleas están condenadas. No hablar de Unidad a menos que se hable primero de Unidad Asamblearia.
Para terminar, es también muy importante discutir si las Asambleas están dispuestas a dar la lucha por el Poder del Estado, y de estarlo, de qué forma. Es importante discutir si las Asambleas, conjuntamente con otras organizaciones del “campo popular”, están dispuestas a dar batalla en el terreno electoral, conformadas en un Movimiento Político de Asambleas, dentro de un Frente con los demás sectores en lucha.

LA LUCHA POR EL PODER DEL ESTADO

Esta es la parte, como sucedió hace un año, donde los lectores que hasta este momento estaban diciendo “¡Mirá lo que escribe este pendejo!”, se enojan y me saltan al cuello. Pero seguiré siendo fiel a mis principios y les voy a decir lo que pienso.
Comparto muchas de las cosas que se han logrado a partir de las Asambleas, principalmente todo lo concerniente al Contra-Poder y al pensamiento autónomo, siempre y cuando no se vaya de mambo y pase a ser contraproducente.
Esto no quiere decir otra cosa que: mientras la nueva forma de concebir el Poder, de concebir la política, de concebir las relaciones humanas y los lazos sociales, las nuevas formas de hacerse cargo de la historia y no dejar que nadie la escriba por uno, la nuevas (viejas) formas de autogestión, las nuevas formas de hacerse cargo del mundo, mientras todas estas cosas sean revolucionarias por definición, por los principios que emanan, yo las comparto y compartiéndolas, también las hago propias y las vivo de esa manera. Pero siempre y cuando se tenga en cuenta que todas estas cosas existen porque hay una voluntad de un mundo mejor para todos, de una nueva sociedad que deseamos, de una forma nueva de mundo que no sea más esclavo de la dominación, y para eso estamos luchando, para destruir al capitalismo y no para fundar una comunidad autogestionada pero aislada, concepto que comparto en forma personal, y mucho, pero no si hablamos de algo más amplio como es cambiar el mundo.
Yo sueño con una sociedad donde no exista el Estado, donde todo esté autogestionado, donde no existan ni los más mínimos factores de dominación. Pero tengo que ver la realidad, y tengo que ver que mientras nosotros hablamos y escribimos más de 30 páginas de filosofía sobre nosotros mismos, los chicos se siguen cagando de hambre y muriendo por enfermedades curables. Entonces entendemos que no podemos fundar una comunidad en el campo, para vivir un comunismo aislado, abolir la propiedad privada, convivir en poligamia y autogestionar nuestros escasos medios de producción. Entendemos que tenemos que luchar por todos los medios posibles, incluso dentro del terreno del Sistema, para cambiar esta sociedad desde los cimientos.

Si la lucha es política, tenemos que dar una lucha política también desde dentro del Sistema, pero con el germen del nuevo sistema que queremos, por eso digo que el Contra-poder tiene que condicionar la construcción de Poder “por adentro”, porque esas nuevas concepciones van a ser las que marquen nuestro accionar.
Si la lucha es política, tenemos que asumir que estamos gestando un Movimiento Político, que se va a encargar especialmente de potenciar todos sus proyectos, de hacer trabajo de hormiga e ir despertando conciencias dormidas.
Si la lucha es política, y si el Movimiento Político de Asambleas es parte del “campo popular”, la tarea es generar un Movimiento de todo el Campo Popular. La tarea, después de la unidad asamblearia, es la unidad del campo popular.

Ahora bien, la gente no quiere hacer una revolución, la gente por ahora quiere mantener estas instituciones que tenemos, esa es la realidad en este momento. Por otro lado tenemos un Poder que hace cada vez más para estabilizar el equilibrio perdido hace un año y medio atrás, y se puede decir que por ahora con muy buenos resultados.
Si las Asambleas nacieron de la gente, del pueblo movilizado y se dicen populares, entonces tienen que entender que el pueblo sigue esperando “representantes”, muy a mi pesar. Pueden evitar la responsabilidad y caer en la paradoja de ser “los nuevos iluminados que no toman el poder” o pueden ponerse a la cabeza junto con todo el campo popular para demostrar que hay otra forma de hacer política. Y cuando digo ponerse a la cabeza, me refiero a hacerse cargo de la paradoja de la representación, pero no sentirse una vanguardia, sino caminar a la par del pueblo.
Las Asambleas deben crear un Movimiento que las unifique, detrás de un Programa de gobierno y luchar por crear nuevos lazos sociales a partir de las actividades que desarrollen, pero una de ellas debe ser la de fomentar la creación de un Frente electoral con los demás sectores en lucha para dar pelea en ese ámbito, institucional, dentro del Sistema, pero el que la mayoría del pueblo todavía, muy a mi pesar, tiene en su mente como forma de cambio de la realidad. No hacerse cargo de esto es sentirse superior al resto del pueblo.
En ningún momento, desde agosto a hoy, se noto de parte de las Asambleas alguna búsqueda de unidad para fomentar la creación de un Movimiento Político, solo algunas voces se atrevieron a tomar el tema y empezar a debatirlo. Muy por el contrario, al parecer (y digo al parecer porque los asambleístas que opinan por internet son ínfimos) la mayoría de lo que es hoy el Movimiento Asambleario se dedicó a otros quehaceres, tomó como único el discurso de no tomar el Poder, del autonomismo a ultranza, algunos emigraron a partidos de izquierda como el PO, AyL, MST, y algunos apoyaron y ayudaron a crear nuevos (y van...) partidos políticos con matices “izquierdistas”, “progresistas” y “reformistas”.
Debe existir la lucha por el Poder del Estado, el campo popular da sobradas muestras, todos los días, de ser el indicado para “representar” la coherencia de los nuevos valores de concebir la política y de la forma que queremos que tenga la nueva sociedad que soñamos.
Es posible conformar un Frente electoral, conformado por luchadores sociales que salgan de las bases de los Movimientos y de los partidos de izquierda (en este último caso evitando que sean los iluminados de siempre y la dirigencia partidaria, que tan lejos estuvo siempre de representar el verdadero cambio hacia una sociedad mejor), con un Programa claro de gobierno y poder de gestión.
Algunos plantean que esto ya sucedió en el Chile de Allende y que no funcionó, pero es peligroso caer en la conclusión que la historia es cíclica y que lo que pasó hace más de 30 años, puede volver a ocurrir. La historia es impredecible, un Frente de Movimientos sociales no está condenado al fracaso por el solo hecho de haber fracasado hace 30 años atrás. Estamos en otro país, en otro contexto histórico, tanto nacional como continental.
Hace un año yo pensaba que el Movimiento Asambleario debía presentarse a elecciones, pero me equivocaba, ya que el Movimiento Asambleario forma parte de un Movimiento más amplio, que debe darse los tiempos para crecer. Estoy de acuerdo con la unidad de los partidos de izquierda, incluso agregaría a AyL y al nuevo PRD, pero siempre y cuando esa unidad sea pensada dentro de un Frente único y dándoles prioridad a los diferentes Movimientos Sociales, porque de lo contrario, éstos últimos le van a pasar por arriba a los partidos, como ya están haciendo.

MIS HUMILDES PROPUESTAS

En síntesis, propongo antes que nada realizar una Encuesta, tipo censo, sobre los asambleístas, para saber qué piensa cada uno sobre varios de los temas que señalé en todo este documento. Luego propongo que de una vez por todas nos pongamos de acuerdo en un Programa del Movimiento Asambleario, para darnos una identidad política clara. Finalmente discutamos y debatamos varias de las cosas sobre las que estoy escribiendo, pero con el objetivo de llegar a una conclusión que nos ayude a crecer como Movimiento Asambleario. Entre todas las cosas, me permito señalar que el tema de la Organización y de la lucha por el Poder del Estado, son prioritarias.

A MODO DE CONCLUSIÓN

No tengo más para decir, creo que necesitaba acomodar mi cabeza y exponer estos pensamientos, mas que nada para que se hablara sobre todo esto y nadie pudiera hacer la vista gorda con cuestiones que para mí tienen mucho que ver con el futuro mismo del Movimiento Asambleario.
No pido que todo el mundo opine como yo, es más, estoy seguro que en más de una opinión estoy contra la corriente de la mayoría de los asambleístas, pero esto es lo que pienso y creo ser coherente con lo que siento.
Espero que les haya interesado leer todo esto, les pido perdón por la extensión de estos dos últimos documentos de toda la serie, pero no pude hacerlos más cortos.
Nos vemos en la lucha.

Saludos Revolucionarios
Nicolás Furlanis

Madrugada del 13/8/03
Corregido en la madrugada del 6/10/03

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adios nonino
Por un ex - Friday, Oct. 22, 2004 at 7:16 PM

Nicolas, sos un romantico que ademas de nombrar solo algunos partidos de izquierda te olvidaste de mencionar la ayuda que recibieron algunos asambleistas autoconvocados por parte del PJy el Ibarrismo, que asi nos dejaron.Lo tuyo me parecio algo largo pwero bastante real. En fin fuimos otro vez unos giles. Chau.

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Hay que ser otario para no saber que la izquierda es una cagada monumental
Por Carlitos - Friday, Oct. 22, 2004 at 11:04 PM

Padecer tanto, escribir esta monserga kilométrica para llegar a esa conclusión es verdaderamente deprimente.

Tomáte un valium Nicolás y si no te alzanza, comprate un burro y .........

Carlitos

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Pregunten por floresta
Por Mariano - Sunday, Oct. 24, 2004 at 7:02 AM

A ver que paso con las asambleas..... todas copadas pr el kirchnerismo e Ibarra....

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