Julio López
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santafe -espanto en la plaza
Por antirrepre project ((uner)) - Friday, Oct. 08, 2004 at 7:35 PM

articulo producido por PROYECTO DE EXTENSIÓN REGULACIONES CULTURALES Y PRACTICAS ANTIDISCRIMINATORIAS Y ANTIRREPRESIVAS [facultad de ciencias de la educacion. uner]

El jueves 7 de octubre en Santa Fe distintas organizaciones (MTL, MTR-CUBA, PO, MST, MDL, CTA, alerta!, entre otras) nos movilizamos contra la judicialización de la protesta, por el desprocesamiento de los luchadores sociales y por la libertad de los presos políticos por luchar. Nos concentramos en la Plaza del Soldado y partimos rumbo a la Fiscalía y Juzgado Federal, allí realizamos un breve acto. Posteriormente continuamos la marcha hacia los Tribunales Provinciales. Frente a éstos se encuentran la Casa de Gobierno de la Provincia y la Plaza de Mayo, allí estaban manifestándose trabajadores estatales del sector salud. Se trataba de un grupo de autoconvocados que continuaban con las medidas de fuerza por la recomposición salarial y la recategorización, oponiéndose al pacto que ya habían cerrado la cúpula sindical y la patronal.
Una vez que terminamos nuestra actividad frente a los Tribunales y después de que uno de los compañeros del MTL dijera “hoy somos todos empleados públicos”, cruzamos la calle para sumar nuestro apoyo al reclamo de los estatales autoconvocados. Ni bien nuestra columna ingresó a la plaza los trabajadores autoconvocados dejaron de corear insultos al gobierno y callaron los bombos, mientras la gran mayoría emprendía una huida despavorida hacia la otra esquina de la plaza, desde donde nos puteaban y echaban. Escuchamos enunciados como: “esos no tienen nada que ver con nosotros”, “vienen a armar quilombo”, “son infiltrados”, “yo no tengo ningún preso en mi familia”. Algunos llegaron a barajar la idea de solicitar a la policía que hiciera una barrera para fijar un límite entre los dos grupos. No se trataba de evitar que se mezclaran reclamos o posiciones políticas, sino de evitar que se mezclaran cuerpos. Lo que experimentamos fue un rechazo físico, material, hacia aquellos que son considerados “diferentes” o “peligrosos”; ya que con los “más rubios” de nuestro grupo sí se animaban a entablar un diálogo, llegándonos a decir “chicas, ustedes no tienen nada que ver con esos”.
Lo más irónico de la escena fue que nosotros, en nuestro desconcierto, nos mantuvimos respetuosos del espanto ajeno, mientras la mayoría de los autoconvocados entraba en pánico moral y dejaba de insultar al gobierno para insultarnos a nosotros. Sucedió lo que nunca hubiéramos pensado ni querido, fuimos el elemento que disolvió la manifestación de estatales. Nos preguntamos ¿cómo es posible que un grupo en lucha pueda superar a la cúpula sindical y al modo de organización jerárquico, pero no pueda zafar del pánico hacia el sujeto del estigma ni de la puesta en práctica del modo de producción estigmatizante? Esta escena pone en juego la relación entre horizontalidad y democracia: el carácter horizontal de la asamblea no garantiza la democracia de sus prácticas.
¿Cómo experimentamos los diferentes grupos en lucha la relación con la policía? Los que pensaron poner a la policía como límite entre los grupos ¿para qué pensaban que la policía estaba allí? ¿para cuidarlos? ¿para cuidar la casa de Gobierno? ¿para velar por la democracia de los actos?
Uno de los compañeros estatales que no sólo no huyó cuando llegamos, sino que también compartía nuestro desconcierto, notó que mientras nosotros éramos cuatro veces menos nos “custodiaban” el cuádruple de policías que a ellos. Tal vez esto fue lo que les permitió pensar a algunos de los trabajadores estatales recurrir a la policía como guardiana de su manifestación. Aquí se juega, a partir de la operación sobre prácticas y sentidos compartidos, la definición del límite entre el reclamo legítimo y la protesta desestabilizadora. Este mismo límite es el que define la legitimidad de la represión.
En estas condiciones es necesario reflexionar sobre los modos de luchar contra la represión, cuando hay sectores en lucha que no se consideran posibles objetos de esa represión, sino que, más bien, la legitiman y reclaman para otros.

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