Julio López
está desaparecido
hace 6420 días
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EN EL PENAL DE SAN MARTÍN.
Por reenvìo agencia walsh - Sunday, Oct. 17, 2004 at 6:54 PM

Entrar a la cárcel de encauzados de Barrio San Martín no es fácil. No me refiero al hecho de ingresar en sí, porque basta robar alguna gilada y dejarse agarrar para que la justicia haga “su tarea”: encarcele ladrones de gallinas y libere traficantes. También se puede entrar como visita, o a dar clases de algo, o como abogado de un detenido. Según los casos será la dificultad pero, invariablemente, habrá que atravesar una serie de controles, rejas, miradas, sospechas.



por Poly






I: La entrada como docente exige entregar los documentos en una casilla de material con ventanas de vidrio enrejadas, la cual se continuaba en un alambre perimetral de más de tres metros de altura, de ese tipo olímpico coronado con púas. Tienen tus documentos y te preguntan los datos que sostienen en sus manos, como si no supieran leer ¿saben?. Después devuelven los papeles junto a un sucio cartón que indica el área a la cual uno se dirige y que usualmente esta tan roto o equivoco que bien podría significar cualquier cosa.

Esos primeros minutos de espera se alargan mientras uno aguarda a alguien que viene a buscar al docente, un enlace con el interior. Ahí se puede franquear la primera puerta guardada por cuatro o seis uniformados. De allí hay un tramo de más de 20 metros que separan la reja perimetral del edificio propiamente dicho, con gruesas, enormes paredes de material y una sobria puerta de seis o más metros de alto.

Allí comienza el penal y se acentúan los controles

II:

Nueva entrega de documentos en una ventanilla pequeña repleta de barrotes que se encuentra detrás de una puerta de dos hojas, de 3 metros de ancho y al menos cuatro de alto. Registran nuevamente los nombres y hacen retroceder al incrédulo docente a un cuartucho en el cual éste debe abandonar su identificación, sus llaves, celulares y demás objetos peligrosos.

Con una pequeña tarjeta de madera que posee un número, uno deja parte de su vida en manos de la guardia interna de la penitenciaria.

Atravesamos la tercera reja para llegar recién al primer circulo del infierno, aquel en el que se encuentran las oficinas del personal y –tras otra reja- las celdas de los presos que están por salir o los de excelente conducta. También allí están los presos vip, quienes pueden pagar un poco de exclusividad y bienestar.

Tras una decena de pasos llegamos por fin a una reja igual de infranqueable que las anteriores que se abre a un pequeño patio y a otra reja que a 10 pasos nos permite entrar al primer sector, un perfecto panóptico con una pecera repleta de policías en el centro. Un sol de pétalos de celdas, una estructura radial con centro en una pajarera. Allí trabajamos.

Más lejos, el segundo y tercer sector nos es vedado por su peligrosidad, por decisión de las autoridades del concejo algo intangible, desconocido, omnipotente.



porpolyexpolparano©Kj2003

Fuente: http://www.killerjuanita.8k.com

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