Julio López
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LAS CARCELES SERAN SANAS Y LIMPIAS...
Por reenvío red eco alternativo - Wednesday, Oct. 20, 2004 at 6:47 PM

El Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe informó sobre la situación carcelaria en la provincia: el 80% de los penales no son aptos para alojar personas y el 91% de los presos vive sin ventilación ni luz solar".


(APE) Santa Fé- En un documento elaborado sobre la base de lo informado por la propia policía y enviado hace unos días al Juzgado de Instrucción Nº 11, a cargo del Dr. Carlos Triglia, el Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe "le puso números a un deterioro que los mismos internos y organizaciones carcelarias vienen denunciando desde hace años".
Las estadísticas sobre las condiciones de detención en las comisarías 1° a la 25°, la seccional 29° y las subcomisarías 2°, 19°, 20°, 21° y 22° indican que "el 80% de los penales no son aptos para alojar personas y el 91% de los presos vive sin ventilación ni luz solar".
Dicen que en los calabozos "la luz del sol es un lujo. La humedad y sus enfermedades brotan en casi todas las paredes sin revestir". El hacinamiento contradice las órdenes judiciales y se multiplica por cinco la cantidad de reclusos que admite cada celda. En la Comisaría 8° en una celda para uno el ingenio "humano" metió 16 personas. En la 1° con lugar para 10 infractores, habitan ese espacio 50 prójimos, los que duermen sus infiernos nocturnos en un solo cuadrilátero, donde la luz husmea, tangencial, para despertarse luego sin entender que, detrás de las rejas, pueda haber alguien que viva y ame, todavía.
Sólo el 3% de los penales son habitables. El resto carece de lo elemental para la supervivencia. Sin luz natural en el 91% de los casos, sin luz artificial suficiente, sin agua caliente en la mayor parte de los edificios y agua fría para pocos. De ese testamento general de cosas que sangran entre la vida y la muerte, el desamparo del Estado reserva a los recluidos en los penales policiales, miles de tristezas sin espacio para estirar las piernas, una reminiscencia de soles que se van recordando de mirada en mirada, enfermedades que brotan en la humedad de esas virtuales fosas y un idioma incapaz de decir lo infrahumano. Son mazmorras superpobladas de pies sin patria, un territorio donde los hombres confundidos, se caen, se precipitan, en pugna.
El jueves de la semana pasada, la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) presentó un "abarcativo recurso de hábeas corpus" denunciando la situación de los presos y solicitando al juez que intime al Estado "a desalojar esos lugares y trasladar a los internos a sitios en mejores condiciones", por lo que el Dr. Triglia pidió informes a la policía de Rosario, la Corte Suprema y la Defensoría del Pueblo. Mientras tanto, en medio de esta incesante antología de naufragios, sólo cabe esperar que todas las víctimas de este modelo productivo, prescindente y brutal, golpeen un día las puertas de la historia, no para pedir limosna, no para rogar o desangrarse, sino para dar gracias por renacer en el dolor.

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