Julio López
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AUTORITARISMO EN LOS COLEGIOS
Por Nacho - Saturday, Oct. 23, 2004 at 2:51 PM
nacho_lnm@hotmail.com

Sobre el sistema de rectores, que además de sus labores administrativas, tiene poderes sobre los estudiantes. Esta autoridad y sus normas se imponen mediante las sanciones, que lejos de enseñar los valores de una norma, se dedican exclusivamente a reprimir a los infractores.

AUTORITARISMO EN LOS...
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• Presentación
No voy a entrar en enfrentamientos con cualquier rector. Mi mensaje no va dirigido a alguien en especial ni contra ninguna autoridad exclusiva. Sino más bien, mi mensaje se enfrenta a todas ellas, con el fin real de generar la discusión y evitar la ignorancia de estos temas con mis compañeros, tanto estudiantes, como profesores, preceptores y otros tantos empleados implicados de los establecimientos. Porque creo yo firmemente, que con este tema cuestiono una falta a la dignidad de los jóvenes y un abuso de autoritarismo y poder que se viene dando en los establecimientos de la escuela media. El mando absoluto de la autoridad escolar afecta directamente a la libertad de los estudiantes. No ataco a la práctica del sistema de rector ni a sus rectores, sino a su teoría misma. Aquí cuestiono sus consecuencias negativas y funestas.
• Introducción
Esta introducción se forma como un contexto en el que el tema principal no es más que una consecuencia y un síntoma de esta enfermedad en que transcurre. La historia social arma en cada momento su sistema educativo y su estructura funcional. Este caso no escapa de ello.
No es raro que en esta sociedad los jóvenes, los más vivaces y revoltosos por la edad, seamos declarados inválidos e incapaces de ejercer nuestros derechos de libertad. Es necesario para ponernos las riendas que aún no nos han implantado. Porque aún no aceptamos el sistema injusto y desigual y no pueden arriesgarse a cultivar una generación de “salvajes”. Han montado una estructura educativa que nos adapte y nos adecue a sus necesidades de tal forma que no alteremos el orden que han establecido, que no molestemos a la “civilización”. Mientras tanto no nos dejan ejercer nuestros derechos básicos de libertad, tales como consumir alcohol o cigarrillos, transitar las calles por la noche, conducir automóviles, poseer propiedades privadas como postula su propio sistema capitalista, casarnos, independizarnos y ni siquiera a elegir nuestras autoridades como la democracia cede. ¿Acaso somos idiotas o tontos? No, somos jóvenes, por tanto incapaces, irresponsables, idiotas y tontos. Bajo ese principio se ahoga una fuerte parte de la sociedad, la más inadaptada y consecuente con sus impulsos. La que más ve al mundo como algo ajeno y digno de ser cambiado. En otras palabras: se nos reprime. Con estas reglas la independencia humana, que por la explotación y desigualdad económica es cada día más difícil y tardía, se transforma a la edad adolescente como un objetivo imposible, incluso ilegal.
• ¿Cuál es el sentido de autoridad de la rectora?
De más está decir que no se limita a los labores administrativos del establecimiento. Con la excusa de mantener el orden y el respeto entre los integrantes del colegio se ha armado una pirámide de poder dentro de la escuela. Una jerarquía centralizada con la rectora a la cabeza. Dicta las normas, enjuicia al acusado y ejecuta la sanción.
A pesar de superarla en número exorbitante (1200 aprox. a 1 promedio por colegio de la Capital) somos los estudiantes quienes obedecemos y ella quien impone. La mayoría no tenemos ningún poder de decisión, propio de la juventud, como he dicho antes, tan notablemente declarada inválida como enfermos, locos o criminales.
• ¿Quién nos puso sobre la cabeza esa autoridad, esa “cabeza del orden”?
Al estado argentino le gusta dársela de democrático. A todos sus establecimientos también les gusta, pero no son consecuentes con lo que predican. Pues no hemos sido nosotros quien ha elegido a la rectora. Jamás hemos participado en su elección democrática. Desde arriba han armado la pirámide y somos nosotros la porción más baja, la más numerosa y la que menos decisión tiene. ¿Dónde está nuestra libertad con semejante imposición? La extensa pirámide burocrática que pasando por el ministerio de educación culmina finalmente en el presidente, no llega en ningún momento a las manos desacreditadas de los estudiantes, las víctimas directas y principales de la autoridad absoluta de la rectora. ¿Qué garantía tenemos nosotros sobre las consecuencias funestas de este sistema arbitrario? ¿Qué derecho de libertad podemos ejercer bajo el mandato de una sola persona? Y al fin creen, con las mismas razones que alguna vez postuló la oligarquía argentina para no permitirle el derecho de voto al pueblo, que los estudiantes no somos ciudadanos conscientes y educados para semejante responsabilidad.
• ¿Cómo mantiene el orden y la autoridad?
Por medio de las amonestaciones mantiene la rectora tanto el respeto a su autoridad como el orden dentro del respectivo colegio. Nadie puede discutir su supremacía ni sus reglas. Ella es quien manda y tiene el poder de acusar, amonestar, sancionar y echar a cualquiera de todos sus estudiantes. Solo ella mantiene por sobre todos el orden y la educación que nosotros recibamos. Bajo su control se encuentran funcionarios como los preceptores con ciertos derechos de mando. A esto lo llamo autoritarismo y represión. ¿Quién cuestiona sus acciones? ¿Qué garantías podemos ejercer nosotros por sobre sus ordenes?
Ponen cruces o firmas a cada mala acción que los estudiantes cometemos a propósito o por error con el fin de sancionarnos y castigarnos. Son nuestros empleados haciéndonos un sumario. Pero es más útil, creo yo, poner las cruces cuando el estudiante no muestre interés por la materia, y a las tres cruces no sea una sanción de castigo lo que haga, sino un proyecto elaborado con el estudiante, para que este y sus compañeros sean motivados.
¿No es acaso la sanción como un golpe, carente de contenido y con el único objetivo de castigar? Así se les enseñan a los animales, que solo poseen la capacidad instintiva de asociar su acción con el castigo ¿O es sino que la acumulación de firmas provoque temor al estudiante y por esto sea precavido y abandone sus malas acciones? De la misma manera enseñan con el miedo. Es el humano el único ser vivo que evolucionó hasta poseer la capacidad de razonamiento y es a esta capacidad a la que debe apelar a la hora de tomar medidas sobre las acciones del estudiante. Sea profesor, preceptor o rector, trabajar en un establecimiento escolar implica tomar la responsabilidad de la enseñanza de los estudiantes cueste lo que cueste hacerles entender con razonamientos lógicos y abiertos al disenso y la discusión sin imposiciones arbitrarias. Es inhumano y una falta de extrema gravedad, incluso un insulto, enseñar al estudiantado con los mismos métodos con que se enseña a una mascota o a un animal de circo.
Hay dos términos que tienen muy confundidos; el respeto y el miedo. El respeto se construye, se educa con razones y lógicas, mediante el disenso y la confrontación de las diferentes opiniones de lo que está bien y lo que está mal. Se necesitan al menos dos personas, porque el respeto es verdadero solo si es mutuo.
Pero no el miedo. El miedo no educa, solo obliga a aceptar la respuesta deseada, la impuesta por el autoritarismo. No hay lógica ni razonamientos. Uno impone sus caprichos y el otro, los comprenda o no, debe obedecerlos. El miedo está erigido sobre el arma de castigo. Se cumplen las normas impuestas solo por el miedo que el castigo produce al subordinado., y no porque son lógicas y aceptadas por todos. Entonces sin armas no hay miedo, y sin miedo no hay obediencia ni orden ni respeto. Es cuestión de que los subordinados tengan las armas para que pierdan el miedo y respondan e impongan sus normas como se les ha enseñado que se debe hacer. Es la ley del más fuerte, como los animales. Entonces no hay disenso ni respeto por la opinión del otro ni por el otro mismo.
Pero este sistema además de ser primitivo lleva consigo una consecuencia represiva. Están creando seres automatizados que respondan a las normas de forma mecánica y sin razonar. Solo a fuerza y castigo pueden domar a los jóvenes para que se adapten sin cuestionar. Esta metodología acostumbra las personas desde su formación a subordinarse a las ordenes a las que deberá someterse toda su vida, creándole en lo más profundo de su paciencia, una resignación al cambio y a la revelación contra los superiores, ya sean estos profesores, rectores, presidentes, jefes, patrones, oficiales o generales.
Notable es que la mayoría de las firmas y sanciones no son ejecutadas por acciones violentas o peligrosas para el estudiante o los demás, sino por hechos tales como fumar cigarrillo, llegar tarde a los cursos o faltar el respeto (por la mala educación que quieren transformar en buena mediante golpes). Pero este absurdo y abusivo poder sirve también para los casos de emergencia, en que la unión de los estudiantes pone en amenaza su autoridad sobre el establecimiento o cuando la coherencia y la lógica no corresponden al respeto y la obediencia que pretenden ejercer. En ese momento están dotados, como ya hemos visto muchas veces, de la capacidad de castigar e incluso expulsar (por ley solo pueden dar el pase a otro colegio, dividiendo a los estudiantes organizados de un establecimiento, separándolos de su ambiente y sus amistades, provocando desordenes en la regularidad y el seguimiento de las materias y el desasosiego de recomenzar un ciclo de adaptación a un lugar, personas y normas desconocidas y diferentes) a cualquier estudiante que no responda a la voz de mando. El rector puede estar sosteniendo las riendas sueltas, pero nos tiene siempre bien amarrados.
Por ejemplo, en el Colegio Nicolás Avellaneda de Capital, durante el año 2004, un estudiante de 5to año fue expulsado tras recibir la segunda sanción del año cuando le dijo paranoica a una profesora que lo acusaba de copiarse durante una prueba. Sin defender la acción de estudiante debemos reconocer que siendo una persona activa y contestataria, la decisión tomada por la rectora, además de provocativa fue autoritaria y sin ningún fin educativo. Decía que el colegio no lo mantenía, cuando era evidente que su conducta había mejorado ampliamente desde su ingreso al colegio incluso en el nivel de las materias. En su primer año allí había recibido cinco sanciones por fumar en los patios, o por eludir clases o por contestar de mal modo llevándose ese año 4 materias y dejando libres dos. Pero el último año acababa de recibir su segunda amonestación, ya habiendo rendido todas las materias libres tras cursar un año sin siquiera dejar ninguna a diciembre. Tras el levantamiento que protagonizaron sus compañeros de curso y amigos, la rectora salió el mismo día a dar una justificación a la que el estudiante no pudo concurrir por “no ser parte del colegio” y prohibírsele entonces el ingreso al establecimiento. Respaldaba su acción diciendo que había sido charlado en un consejo consultivo donde, cuentan quienes lo presenciaron, fueron llamados los profesores más de derecha que no querían o incluso no conocían al estudiante, chicos de primer año que no dijeron una palabra y que tampoco lo conocían, y el mismo estudiante que no tenía derecho a opinar ni defenderse. ¿A qué apuntaban con esta medida, cuál era su fin educativo? ¿A qué razonamiento lógico debía llegar el estudiante mediante la expulsión que no pudieron explicarle mediante palabras? Si no pueden educar entonces deberían ser ellos quienes renuncien a su cargo como educadores. Ante estas cuestiones ni la rectora ni la vicerrectora tuvieron respuesta para dar. Al repudio se le unió el centro de estudiantes y la mayoría de los profesores quienes lo apreciaban mucho y la medida fue tirada abajo.

• ¿Cuál es el sentido del consejo consultivo o consejo de convivencia?
Completamente ficticia es la utilidad de este sistema. ¿Acaso somos voluntariamente los consejeros del rey? Yo creo que es una burla en nuestra propia cara. ¿Qué sentido tiene sentarnos a charlar y discutir ideas y propuestas de enseñanza si la última palabra siempre la tendrá la máxima autoridad? Agradezco por darnos esa oportunidad de hacerle entender su falta de escrúpulos, no pienso desaprovecharla, pero contra su frialdad no hay consejo que sirva. Claro que es posible el caso del “buen rector”, quien escucha y responde a los razonamientos lógicos, pero este sistema está abierto al autoritarismo absoluto de un “mal rector”, quien decida finalmente lo que le convenga. Exijo la libertad y el poder de decidir. De nada sirve ser la mano derecha de una autoridad despótica y absoluta. Sería poco más útil si esta instancia de discusión sirviera al menos para debatir las distintas posturas de los diferentes sectores del establecimiento, es decir los estudiantes, profesores, preceptores, autoridades y empleados, como una reunión abierta donde plantear problemas y discutir soluciones o medidas a tomar. Pero incluso para esto el manejo que ejerce el autoritarismo de los rectores no lo permite, puesto que no solo las reuniones no son abiertas a todos los que quieran participar, sino que incluso los delegados que van, elegidos uno en cada curso para los estudiantes, son llamados por las mismas autoridades, quien célebre su viveza, llaman a los más chicos de entre 13 y 14 años, quienes menos carácter tienen para hacerse escuchar, quienes son más fáciles de convencer de cualquier cosa que diga un mayor, quienes tienen menos conciencia del poder de sus palabras y sus posturas, quienes no tienen una experiencia de lucha contra el autoritarismo, en todo caso, los más débiles y sumisos.


Los siguientes son puntos para elaborar en teoría y práctica. No creo que sean ficticios ni utópicos, pero si no desarrollé ninguna forma, solo planteé arriba su necesidad ineludible. Sé que en otros casos, en ciertas facultades y universidades, se han armado proyectos capaces de lograr objetivos similares. No sé hasta que punto son adaptables, ese es un trabajo metódico que creo que tendríamos que hacer entre todos. Abría que investigar, leer, sentarse a discutir y elaborar un proyecto. Pero no es irrelevante y vale la pena. Si lo hacemos bien, aunque no lo implantemos quedará armado. Es un trabajo que será necesario si queremos hablar de autoridad, sanciones y libertades de los estudiantes. Son necesarios porque sin ellos, todo lo anterior se limita a una crítica, sin proyecto ni vías de construcción. No apuntaría a nada más que a destruir el viejo sistema actual (que no es poco pero tampoco el objetivo final).
Postulados de reforma:
• Elección democrática de la rectora por todos los integrantes autorizada solo para fines administrativos.
• Discusión, consenso y participación activa y real en la elaboración de normas de convivencia y en las decisiones entre todos los integrantes del establecimiento, sean estudiantes, profesores, preceptores y empleados.
• Abolición de sanciones y expulsiones (pases) por la educación racional, lógica y consecuente de las normas de convivencia.
Creo que solo así se puede lograr la verdadera conciencia y aceptación del respeto y el orden solidario. Su forma actual entra en contradicción con la libertad y democracia humana, no apunta a la educación ni al desarrollo social y solidario.
Por favor, enviarme opiniones y sugerencias, así también como cualquier propuesta para ampliar el tema y completar los puntos faltantes que tanto trabajo van a costar a:
nacho_lnm@hotmail.com

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