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Morirse Menos. Un discurso indognante y miserable
Por Gonzalo Moyano - Monday, Oct. 25, 2004 at 9:33 AM
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El Ministro de Salud (GGG) trata de dar la buena noticia de la 'baja' (dudosa) de la Mortalidad Infantil de modo que ese éxito miserable justifique el anuncio de su avance en el Plan Federal de Salud. La realidad es otra.

Morirse Menos Un discurso indignante y miserable por Gonzalo Moyano Con motivo de la presentación de otro plan financiado por el Banco Mundial, GGG exhibe orgulloso que la cifra de Mortalidad Infantil (MI), por fin bajó un 0,3 por mil. Resulta que de lo escandaloso de que mueren 12000 niños o niñas menores de un año cada 12 meses en un país como Argentina, uno debería sentirse aliviado, porque parece que mueren algunos menos. De esos 12000, casi el 60% son por causas evitables, que el Ministerio –como no quiere o no puede hacer las cosas que hay que hacer- pasó a llamarlas ‘reducibles’. Si son evitables y no se evitan, alguien debía hacerse responsable. Si son reducibles? La deducción inmediata es que se mueren menos, pero ocurre que los niños o niñas que mueren no se mueren menos. Se mueren! Casi dos de cada tres (más de 6000 niños o niñas, este Ministerio no informa diferencias de género) no deberían haber muerto. GGG dice que se quebró la ‘tendencia’. Esto no solo no es lógicamente sostenible (la cifra dio un salto de 16,3 a 16,8 y ahora apenas retrocedió a 16,5) sino que oculta que aumentó en los distritos más importantes (CABA, y Pcia. de Buenos Aires, que suman casi la mitad de la población, donde la diferencia entre los más ricos y los más pobres es de 50 veces) más los otros distritos en que también aumentó la MI (Chaco, Entre Ríos, Formosa, Río Negro y San Luis) conforman el 60% de la población y aportan más de la mitad de los nacimientos del país. Si a esto sumamos que en Santiago del Estero se asume que las cifras son mentirosas (que aporta casi el 2% de los nacidos vivos en el país), lo increíble de las cifras que le creen a La Rioja (bajaron de 20,8 a 17,3 en un año) y a Misiones (que bajó de 23,3 a 20,2 en un año), y lo poco creíble que Santa Fe haya disminuido un 0,1 por mil (que es muy probable que haya aumentado) entre otros lugares como Jujuy, Formosa o Corrientes, que exhiben cifras de un optimismo poco creíble, y Tucumán (que ahora uno podría hacer el esfuerzo de creerle dado que se puso bajo la mira, pero que en el año 2002 - el año del hambre más urgente, el año de Barbarita, de los escándalos tapados del Gobernador Miranda que se hizo Duhaldista, había informado........un descenso de la MI!), no puede deducirse otra cosa: el Ministro de vanagloria de una mejora literalmente miserable, formalmente falsa (los números desmienten que bajó ‘en la mayoría del país’ salvo que quiera sostener que la mayoría de las provincias quiera decir eso, cosa que creo que ni él puede sostener) y estadísticamente poco confiable. Conclusiones: 1) GGG necesita decir cosas que puedan tener un impacto mediático, aunque sean tristes y engañosas, e incluso miserables. 2) Los medios de difusión no se plantean el más mínimo debate. Uno puede imaginar los motivos. 3) Esto se hace en un contexto en el que el sistema de salud se cae y GGG apuesta a copiar un modelo que, con mucho más poder económico, se está cayendo en EEUU, en medio de ineficiencia y denuncias de fraudes y estafas. Incluso en el pseudo debate pedorro de John F. Bush y George W. Kerry, casi el único tema fuera de lo obvio de la coyuntura, fue el sistema de salud. E incluso Bush tuvo que sugerir que tal vez convenga mirar hacia Canadá. Mientras tanto, y mientras el Plan Remediar se cae a pedazos dejando solo una deuda de 260 millones de dólares y los medios siguen callando, GGG promete solucionar la salud aumentando la deuda en 750 millones más, entregando más el negocio de la salud a las empresas de salud, diciendo que los médicos deberían formarse en institutos privados (como el suyo, que de paso propone, claro, un mejor pasar para los que se formen en su academia), e hipoteca la salud de un modo más grave que Cavallo hipotecó la economía y que el gobierno cada vez menos se dispone a revertir. El problema (ya que estamos, parafrasearemos a Clinton) es el hambre, estúpido. Los niños y las niñas en Argentina nacen con menos peso y más deuda, de madres anémicas, con menos posibilidades de alimentarse, más lejos de las proteínas, con propuestas para alimentarse del forraje que comen los cerdos y las vacas en los países desarrollados, con padres que no tienen trabajo (más de la mitad de los niños pobres nunca vieron trabajar formalmente, en un trabajo estable, a sus padres), la mitad de la población es pobre y muchos de ellos indigentes, que no tienen acceso a la comida diaria, y mucho menos a una comida adecuada. Este es el país que estamos aun construyendo. Para resolver el problema de la salud, no hacen falta préstamos ni planes de quienes financian la hipoteca a cambio del control de la economía y las políticas de salud. Para este país tenemos los profesionales desocupados -que GGG desprecia- para trabajar en un sistema de salud del Estado financiado por Rentas Generales como en los países serios, con acceso igualitario por derecho de residencia. Además de justo se sabe que es lo más eficiente y barato. Lo demás son los mismos versos neoliberales de los ‘90. Con menos de lo que se gasta hoy en salud puede hacerse, sobre todo si se deja de considerar ‘superávit’ una situación con miles de muertos que no deben morirse y la mitad de la población pobre. Para ese país, GGG propone los seguros de salud que baja el Banco Mundial (que aquí también repite el modelo de los ’90, por más que de vez en cuando se hacen los desentendidos), financiado con deuda externa, mientras dice “sobran médicos y psicólogos, vengan a estudiar a mi casa que luego les consigo un cargo con financiación internacional”. Este discurso no puede menos de calificarse de indignante y miserable. Gonzalo Moyano

 

Morirse Menos

Un discurso indignante y miserable

por Gonzalo Moyano

 

Con motivo de la presentación de otro plan financiado por el Banco Mundial, GGG exhibe orgulloso que la cifra de Mortalidad Infantil (MI), por fin bajó un 0,3 por mil. Resulta que de lo escandaloso de que mueren 12000 niños o niñas menores de un año cada 12 meses en un país como Argentina, uno debería sentirse aliviado, porque parece que mueren algunos menos. De esos 12000, casi el 60% son por causas evitables, que el Ministerio –como no quiere o no puede hacer las cosas que hay que hacer- pasó a llamarlas ‘reducibles’. Si son evitables y no se evitan, alguien debía hacerse responsable. Si son reducibles? La deducción inmediata es que se mueren menos, pero ocurre que los niños o niñas que mueren no se mueren menos. Se mueren! Casi dos de cada tres (más de 6000 niños o niñas, este Ministerio no informa diferencias de género) no deberían haber muerto. GGG dice que se quebró la ‘tendencia’. Esto no solo no es lógicamente sostenible (la cifra dio un salto de 16,3 a 16,8 y ahora apenas retrocedió a 16,5)  sino que oculta que aumentó en los distritos más importantes (CABA, y Pcia. de Buenos Aires, que suman casi la mitad de la población, donde la diferencia entre los más ricos y los más pobres es de 50 veces) más los otros distritos en que también aumentó la MI (Chaco, Entre Ríos, Formosa, Río Negro y San Luis) conforman el 60% de la población y aportan más de la mitad de los nacimientos del país. Si a esto sumamos que en  Santiago del Estero se asume que las cifras son mentirosas (que aporta casi el 2% de los nacidos vivos en el país), lo increíble de las cifras que le creen a La Rioja (bajaron de 20,8 a 17,3 en un año) y a Misiones (que bajó de 23,3 a 20,2 en un año), y lo poco creíble que Santa Fe haya disminuido un 0,1 por mil (que es muy probable que haya aumentado) entre otros lugares como Jujuy, Formosa o Corrientes, que exhiben cifras de un optimismo poco creíble, y Tucumán (que ahora uno podría hacer el esfuerzo de creerle dado que se puso bajo la mira, pero que en el año 2002 - el año del hambre más urgente, el año de Barbarita, de los escándalos tapados del Gobernador Miranda que se hizo Duhaldista, había informado........un descenso de la MI!), no puede deducirse otra cosa: el Ministro de vanagloria de una mejora literalmente miserable, formalmente falsa (los números desmienten que bajó ‘en la mayoría del país’ salvo que quiera sostener que la mayoría de las provincias quiera decir eso, cosa que creo que ni él puede sostener) y estadísticamente poco confiable. Conclusiones: 1) GGG necesita decir cosas que puedan tener un impacto mediático, aunque sean tristes y engañosas, e incluso miserables. 2) Los medios de difusión no se plantean el más mínimo debate. Uno puede imaginar los motivos. 3) Esto se hace en un contexto en el que el sistema de salud se cae y GGG apuesta a copiar un modelo que, con mucho más poder económico, se está cayendo en EEUU, en medio de ineficiencia y denuncias de fraudes y estafas. Incluso en el pseudo debate pedorro de John F. Bush y George W. Kerry, casi el único tema fuera de lo obvio de la coyuntura, fue el sistema de salud. E incluso Bush tuvo que sugerir que tal vez convenga mirar hacia Canadá. Mientras tanto, y mientras el Plan Remediar se cae a pedazos dejando solo una deuda de 260 millones de dólares y los medios siguen callando, GGG promete solucionar la salud aumentando la deuda en 750 millones más, entregando más el negocio de la salud a las empresas de salud, diciendo que los médicos deberían formarse en institutos privados (como el suyo, que de paso propone, claro, un mejor pasar para los que se formen en su academia), e hipoteca la salud de un modo más grave que Cavallo hipotecó la economía y que el gobierno cada vez menos se dispone a revertir.

El problema (ya que estamos, parafrasearemos a Clinton) es el hambre, estúpido. Los niños y las niñas en Argentina nacen con menos peso y más deuda, de madres anémicas, con menos posibilidades de alimentarse, más lejos de las proteínas, con propuestas para alimentarse del forraje que comen los cerdos y las vacas en los países desarrollados, con padres que no tienen trabajo (más de la mitad de los niños pobres nunca vieron trabajar formalmente, en un trabajo estable, a sus padres), la mitad de la población es pobre y muchos de ellos indigentes, que no tienen acceso a la comida diaria, y  mucho menos a una comida adecuada. Este es el país que estamos aun construyendo. Para resolver el problema de la salud, no hacen falta préstamos ni planes de quienes financian la hipoteca a cambio del control de la economía y las políticas de salud. Para este país tenemos los profesionales desocupados -que GGG desprecia- para trabajar en un sistema de salud del Estado financiado por Rentas Generales como en los países serios, con acceso igualitario por derecho de residencia. Además de justo se sabe que es lo más eficiente y barato. Lo demás son los mismos versos neoliberales de los ‘90. Con menos de lo que se gasta hoy en salud puede hacerse, sobre todo si se deja de considerar ‘superávit’ una situación con miles de muertos que no deben morirse y la mitad de la población pobre.  Para ese país, GGG propone los seguros de salud que baja el Banco Mundial (que aquí también repite el modelo de los ’90, por más que de vez en cuando se hacen los desentendidos), financiado con deuda externa, mientras dice “sobran médicos y psicólogos, vengan a estudiar a mi casa que luego les consigo un cargo con financiación internacional”. Este discurso no puede menos de calificarse de indignante y miserable.

 

Gonzalo Moyano

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