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Un minuto de ruido y tres meses de ira
Por Marco Antonio Flecha - Tuesday, Nov. 02, 2004 at 4:50 PM
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A tres meses de la tragedia del supermercado en Parguay, el dolor y la ira se desató rompiendo el silencio. Gritos, petardos, sirenas y bocinas recordaron a las víctimas con un minuto de ruido.

El calor de este lunes 1 de noviembre se tornaba insoportable. Pero ellos y ellas estaban allí, con todo el dolor aun presente. Con sus llantos, rezos y recuerdos. Familiares y víctimas de aquel “monstruo de la muerte” como denominan a la gran estructura de cemento del Ycua Bolaños, que sigue ofendiendo no solo a paraguayos y paraguayas sino a la razón humana con su existencia.

“Prensa no nos abandonen” decía un cartel que, nuevamente aparecía entre sollozos y quejas. De hecho, son cada vez menos las páginas que los diarios dedican a estas personas. Son tan escasos los minutos semanales que los canales de televisión les brindan. Es así de triste y solitaria la lucha por esta memoria, tan fresca para la comunidad de Trinidad. Solo los alto parlantes de FM Trinidad estaban allí desde temprano, acompañando al estudio abierto instalado para transmitir hasta las 20:00 horas.

Ante la adversidad y el abandono mediático, no quedaba otra que resonar por otros medios. Fue así que hoy, al dar las 11:20 –hora del siniestro- el ruido de la furia se hizo sentir.

Las sirenas de los bomberos, las bocinas de los vehículos, las campanas de la iglesia, las cacerolas de vecinos y vecinas; todo lo que pudiera resonar así lo hizo. Y los gritos se sucedieron, y los llantos que llevan tres meses fluyeron de nuevo.

La ya tradicional misa católica, sirvió para la tranquilidad y la reflexión, hasta que pasado el medio día, las casi 500 personas, a fuerza de empujones abrieron las puertas del Ycua Bolaños que, paradójicamente hace tres meses se habían cerrado. En ese momento se desató la ira colectiva. Desgarradoras imágenes de madres que se tiraban al suelo. Hombres y mujeres, con los retratos de sus hijos e hijas abrazaban los carritos en ruinas, como abrazando sus recuerdos.

Así se vivió en el Barrio Trinidad, el tercer mes de la mayor catástrofe ocurrida en el Paraguay. Este país que está inmerso en una aguda crisis rural, con ocupaciones de tierras por parte de los que no tienen ni media hectárea, con agrotóxicos que matan a niños en el campo y con políticas de seguridad ciudadana absolutamente nulas.

Mientras todo esto ocurre, el presidente Duarte Frutos y algunos ministros, ataviados con su pañuelo pytâ(colorado), realizan campañas para las internas de su partido, con la cabeza puesta en la reelección.

Sería bueno que entre tanta desgracia, por lo menos expropiaran el “Monstruo de la muerte”, lo derribaran y construyeran un hermoso parque memorial. Tal vez de este modo, el dolor de tantas familias sea más leve.


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