Julio López
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la actual revolucion en nepal
Por socialismoobarbarie - Friday, Nov. 05, 2004 at 10:52 AM
socialismoobarbarie@yahoo.com

hola compañeros colombianos desde ecuador. y kien dijo que estabamos en "el fin de la historia"¡¡¡ lo bueno seria producir opinion no maoista sobre el tema. es lo unico que se encuentra. los maoistas que hablan sobre el tema por ejemplo nunca hablan sobre la cuestion etnico-cultural cuando esta es importantisima despues de que algunas de las regiones liberadas enarbolan autonomia regional. se sabe que la revolucion china no tiene buen record en respetar la diversidad y autonomia etnica como ejemplifica el caso del tibet. de todas formas es interesantisimo ver una posicion revolucionaria social junto a una de reinvindicacion etnica en las areas declaradas autonomas. "Hoy los maoístas controlan el 80% del campo. En las bases de apoyo el partido dirige a las masas a ejercer el "poder rojo": a destruir el viejo sistema y sus instituciones de explotación y opresión, y a edificar una nueva base económica, una nueva forma revolucionaria de gobierno, una nueva cultura y nuevas relaciones." ARRIBA EL PUEBLO DE NEPAL!!!!

la actual revolucion...
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NEPAL *LOS MAOÍSTAS GANAN TERRENO

LE MONDE DIPLOMATIQUE 180703 - Traducción: Lucía Vera - Por Jean-Luc Racine -Director de investigación en el CNRS (Centro de Estudios sobre India y el sur de Asia del EHESS, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales). Última obra publicada: Cachemire. Au péril de la guerre, Autrement, París, 2002.

Nepal enfrenta desde 1996 una insurrección conducida por el Partido Comunista Nepalés-Maoísta. También crece la sombra de sus vecinos: China -quiere reforzar las rutas que llevan del Tibet a Nepal- e India, objetivo de los maoístas, que tejen su red con los partidos hermanos de ese país. El embrollo perturba aun más el juego geopolítico del Himalaya.

En el marco de un conflicto que ha provocado cerca de 8.000 muertos desde 1996, la rebelión armada de corte maoísta extiende su control sobre una parte considerable de Nepal. Con una generación de retraso, el maoísmo nepalés se inspira en lo que fue el movimiento revolucionario marxista-leninista de la región india de Bengala occidental en los años 1960. Ha reivindicado su filiación con el naxalismo bengalí (1) y, en ambos casos, se ha visto un extremismo de izquierda que se radicalizaba y entraba en la lucha armada, mientras las fuerzas comunistas tradicionales aceptaban el juego electoral (2). Los maoístas nepaleses se han convertido en miembros de un juego político triangular donde el gobierno, nombrado por el Palacio Real, se impone sobre los partidos políticos parlamentarios. Mientras tanto, la "guerra del pueblo"se alterna con fases de diálogo entre el poder y los insurgentes, conducidos por un dunvirato constituido por el ideólogo del movimiento Baburam Bhattarai y el presidente del partido, Pushpa Dahal, llamado Prachanda ("el Terrible"). En 1990 una alianza entre el Partido del Congreso Nepalés y el Partido Comunista Nepalés le impuso al rey Birendra, por medio de un poderoso movimiento de agitación popular, la implementación de una monarquía constitucional basada en una democracia parlamentaria. Fue una verdadera revolución en un país gobernado durante un siglo por una dinastía hereditaria de primeros ministros, y retomado luego por monarcas que prohibieron a los partidos políticos.



LLAMADO A LA GUERRA POPULAR



El Partido del Congreso Nepalés ganó las elecciones en 1991, pero el Partido Comunista Nepalés -denominado también United Marxist Leninist (UML) después de haber reincorporado a varios grupos disidentes- lo siguió bastante de cerca; tanto como para gobernar durante un año, en 1994-95. La franja comunista radical, que había criticado la desviación parlamentaria del Partido, se organizó en 1995 y estructuró el Partido Comunista Nepalés-Maoísta (PCN-M), que al año siguiente lanzó un llamado a la guerra popular. Se apoyaba en un programa de 40 puntos, una mezcla de reinvindicaciones políticas y sociales, y de aspiraciones nacionalistas contra "los imperialistas"(estadounidenses) y "los expansionistas"(indios). La tierra para los campesinos, la lucha contra la existencia de intocables y contra las discriminaciones de casta (el 86% de la población nepalesa es de religión hindú), la igualdad para las hijas mujeres en cuestiones hereditarias, y la igualdad de todas las lenguas de Nepal (el nepalés gana por lejos, pero existe alrededor de una docena de otras lenguas) son otras tantas reivindicaciones socioculturales de la ideología revolucionaria. Políticamente, el PCN-M se declara partidario de un Estado laico (cuando el reino es el único Estado oficialmente hindú en el mundo), de la abolición de los privilegios reales (sin ser explícito sobre la abolición de la monarquía) y de una nueva Asamblea Constituyente.

Los maoístas comenzaron su acción en dos distritos del oeste del país, Rolpa y Rukum, donde ya existían bastiones de extrema izquierda. Adoptaron la estrategia de Mao consistente en "cercar a las ciudades desde el campo", contando con condiciones naturales favorables para una guerrilla de montaña. Sus acciones apuntan tanto a los notables como a los usureros, a los responsables administrativos y a los policías. Pero estos revolucionarios también saben usar, muy hábilmente, las identidades étnicas, marcando simbólicamente su territorio: los antropólogos señalan hasta qué punto han sabido aprovechar las culturas existentes, al mismo tiempo que parecían ser los únicos capaces de expresar vigorosamente en los espacios públicos las frustraciones económicas de una población hundida en un subdesarrollo (3) que provoca la emigración hacia India para, entre otras posibilidades, enrolarse en los célebres regimientos gurkhas. Desde sus bastiones rurales del Medio Oeste, el movimiento maoísta ganó terreno de a poco, combinando reivindicaciones populares con una violencia que vira al terror. La guerrilla, sus milicias y sus tribunales populares, que ejecutan a los "enemigos de clase", son eficaces ante una policía poco querida y a la cual el rey Birendra le confió la exclusividad de la represión. El movimiento controla cada vez más cantidad de zonas grises que pasan a estar bajo su gobierno local paralelo -en 2001, al menos cinco distritos de los 75 del país- al mismo tiempo que gana influencia en otros 25.

El 1 de junio de 2001, una carnicería diezmó a la familia real. Durante una comida familiar, el príncipe heredero Dipendra acabó con sus padres y parientes, antes de volver el arma contra sí. Murió tres días más tarde. Su tío Gyanendra, ausente ese día, era el único heredero directo del difunto rey que quedó vivo. En contra de la tesis oficial de un "momento de locura debido a una pena de amor", muchos nepaleses creyeron en un complot. Esta fue también la tesis nunca probada de los maoístas, que denunciaron una conspiración contra el rey Birendra, demasiado liberal para recurrir al ejército contra los insurgentes. Cuando el rey Gyanendra subió al trono, los maoístas ya habían asestado graves golpes al régimen, y el Partido del Congreso Nepalés en el poder, dividido respecto a la política a seguir frente a la insurrección -y también castigado por luchas intestinas- dio pruebas de su debilidad. El primer ministro Girija Prasad Koirala renunció el 19 de julio de 2001 y fue reemplazado por Sher Bahadur Deuba, un nuevo dirigente del partido. Éste creía que los maoístas buscaban una salida política a la crisis, pues el PCN-M multiplicó los contactos con los partidos de la izquierda parlamentaria.

El PCN-M y el gobierno acordaron un alto el fuego. El diálogo se instauró, pero los encuentros de agosto, septiembre y noviembre fracasaron. Deuba anunció reformas que retomaban algunos puntos del programa social del PCN-M, pero no pudo ceder a las demandas referidas a la abolición de la Constitución, que abrían el camino a un régimen republicano. Hacia fines de noviembre los maoístas retomaron la lucha: lucha política, con una huelga general de tres días; y lucha armada, por medio de operaciones en todo el país y ataques realizados directamente contra los militares, a quienes el rey Gyanendra, a diferencia de su hermano difunto, decidió involucrar en el conflicto.

Ante una recomendación del gabinete, el rey proclamó el estado de emergencia el 26 de noviembre de 2001. El 11 de septiembre había tenido su influencia: los "insurgentes"se convirtieron en "terroristas", y el ejército se dedicó a reducirlos, con el apoyo de asesores estadounidenses, luego de la breve visita del secretario de Estado estadounidense Colin Powell a Katmandú el 18 de enero de 2002. Powell ofreció al gobierno armas livianas y financiamiento.



OCHO AÑOS DE INSURRECCIÓN

Declarado por tres meses, el estado de emergencia fue prorrogado por el rey a pedido del Primer Ministro, quien fue inmediatamente expulsado del Partido del Congreso Nepalés por Girija Prasad Koirala, que temió un fortalecimiento del poder real. Al mismo tiempo, dos llamados del líder maoísta para un nuevo cese del fuego fueron rechazados, y el ejército reforzó sus operaciones. Por primera vez, el "camarada Prachanda"exigió la organización de una reunión con los partidos políticos, el Palacio y el Ejército; una manera de reconocer que el rey tiene una función que cumplir.

El 4 de octubre de 2002 el rey destituyó a Deuba, postergó las elecciones previstas para noviembre y constituyó un gobierno "apolítico"dirigido por Lokendra Bahadur Chand en el cual cohabitan miembros de la "sociedad civil"y políticos cuidadosamente elegidos para dividir a las fuerzas parlamentarias. Condenando la destitución de Deuba, los maoístas iniciaron paralelamente una política de llamado al diálogo y de intensificación de las operaciones en una cantidad de distritos cada vez más numerosa: 55 de los 75 distritos hacia fines del 2002. Las fuerzas políticas se dividieron. El Partido Comunista, que se oponía a la demanda maoísta de una Asamblea Constituyente, preconizaba reformas constitucionales graduales, mientras Girija Prasad Koirala seguía exigiendo la convocatoria a la Asamblea disuelta por el rey.

A fines de enero de 2003 los maoístas declararon un nuevo cese del fuego. Mientras las fuerzas pro parlamentarias se encontraban en un punto muerto, los agentes del rey dialogaban con los insurgentes, que continuaban su trabajo político en el terreno. En marzo ambas partes adoptaron un "código de buena conducta". Fue una victoria importante para los maoístas, que se mueven con habilidad. En principio, el acuerdo restringía la violencia de ambos lados. De hecho, redujo los márgenes de maniobra del ejército y otorgó cierta legitimidad al poder del PCN-M y a su brazo combatiente, el Ejército Popular de Liberación. Al mismo tiempo, los maoístas solicitaron la participación de todas las fuerzas públicas en el proceso de paz y de reforma, y que se tome en cuenta a todos los grupos sociales desfavorecidos, aunque sin mencionar la abolición de la monarquía.

Al verse en peligro de quedar marginados, los partidos políticos lanzaron un movimiento de agitación masiva en mayo de 2003. La renuncia del primer ministro Lokendra Bahadu Chand, el 30 de mayo, "para favorecer la reconciliación nacional", resultó ser un signo más de la confusión política predominante.

El avance maoísta plantea un problema en sí mismo, que el rey Birendra había dejado crecer. Su sucesor, más activo, utiliza la insurrección para marginar a las fuerzas políticas favorables a un régimen parlamentario; éstas, por su parte, sospechan que el rey quiere restablecer un régimen autoritario. Pero el poder de los maoístas revela una crisis más grave, estructural, que les da una cierta popularidad, más allá de la cobertura territorial de las milicias y del terror de la "guerra del pueblo".

La denuncia de las desigualdades, el llamado al respeto de las pluralidades y el nacionalismo de un proyecto económico muy anti-indio encontraron un eco que explica, en parte, el crecimiento del movimiento. Hoy resulta difícil decir si los maoístas esperan su hora para intentar una revolución radical o si se darán por satisfechos con una integración a las estructuras del poder que les permita aplicar algunos aspectos del programa de 40 puntos.

Sin embargo, las cancillerías se alarman. Pekín se ha desmarcado totalmente del movimiento, acusado de empañar el nombre de Mao Zedong. China no puede alegrarse de ver a asesores estadounidenses operando en Nepal. Desde el 11 de septiembre se ha reforzado la presencia estadounidense en Asia Central, en Afganistán y en Pakistán, mientras los ejércitos indio y estadounidense multiplican las maniobras conjuntas. En lo que se refiere a India, frecuentemente acusada en Katmandú de dejar que los maoístas utilicen su territorio, e incluso de alentarlos bajo cuerda, no se ve bien qué ganaría con una desestabilización en Nepal. Con más razón cuando los maoístas del PCN-M denuncian abiertamente los intereses económicos indios, y podrían reforzar los movimientos maoístas que desestabilizan Bihar y Andhra Pradesh.

India y Nepal pudieron renovar en 2002 el tratado comercial de 1996, y Nueva Delhi señaló al entonces Primer Ministro nepalés su inquietud respecto de que agentes de los servicios de inteligencia pakistaníes utilizen su país en beneficio de grupos de la jihad activos en Cachemira o de movimientos que buscan desestabilizar al Estado indio. Los recientes signos de un estrechamiento en las relaciones chino-indias deberían permitir calmar el juego en una frontera cuestionada por ambos países, desde Cachemira a la Línea Mac-Mahon (4), pasando por Sikkim, territorio indio siempre reivindicado por Pekín.

Sin embargo, el Himalaya sigue siendo un arco de crisis, abiertas o sordas -Cachemira, Nepal, Tibet- flanqueado por zonas de riesgo como la región china de Xinjiang (5), agitada por las reivindicaciones uigures que explotan las redes islamitas, y el Nordeste indio, alrededor de Assam, con focos separatistas controlados pero recurrentes. Enclavado entre los dos gigantes nucleares de Asia, en lucha contra una insurrección maoísta, Nepal parece retrasado en la Historia escrita por el pensamiento político actualmente dominante. Pero hay que estar atentos. El siglo XXI puede reservar sorpresas.

1 Referencia al poblado de Naxalbari, al norte de Bengala, donde se realizaron las primeras operaciones de la "guerra del pueblo". Los naxalitas fueron aplastados en pocos años, aunque movimientos paralelos perduraron en Bihar y en Andhra Pradesh, pero sin amenazar realmente el poder del Estado. 2 India tiene todavía bolsones que podrían llamarse naxalitas: en Bihar, cerca de Nepal, se desarrolla el Centro Comunista Maoísta, mientras en Andhra Pradesh no se logra reducir al Grupo de la Guerra del Pueblo. En julio de 2001, estos dos movimientos, el Partido Comunista Nepalés-Maoísta y otras seis formaciones de la India, Bangladesh y Sri-Lanka, crearon un Comité de Coordinación de los Partidos y Organizaciones Maoístas del Sur de Asia, de alcance más simbólico que funcional, ya que sólo los tres primeros movimientos tienen un peso efectivo. 3 Nepal, con 140.000 kilómetros cuadrados y 26 millones de habitantes, está en el puesto 142 del índice de desarrollo humano. 4 La Línea Mac-Mahon fue el resultado de un acuerdo firmado en 1914 entre el Imperio Británico y el Tibet. China la recusa, y la atravesó durante la guerra contra India en 1962. 5 Ilaria Maria Sala, "Asimilación forzosa en el Xinjiang chino", Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, febrero de 2002.


http://www.rebelion.org/internacional/040124nepal.htm


Se declara región autónoma revolucionaria en el oeste de Nepal

Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar


Los magares son una nacionalidad minoritaria, que con otras conforman la mayoría de la población. Cuando en 1768 Prithur Narayan Shah emprendió la unificación violenta del país, sometió a estas nacionalidades y las dejó sin Poder.

Se declaró la Región Autónoma Magar el 9 de enero de 2004, durante una reunión de 75.000 personas. Del 7 al 8 de enero, una convención de 130 representantes de la Región Autónoma Magar eligió a un Comité de Trabajo de 27 integrantes.

La Guerra Popular dirigida por el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) [PCN (M)] ha asestado graves derrotas a las fuerzas armadas de la monarquía, y por ello la población de buena parte del campo ha podido tomar el poder político y establecer su propio gobierno mediante los Comités Populares Unidos. EL PCN (M) propone luchar por un gobierno unido nacional de las fuerzas patrióticas antifeudales y antiimperialistas, en que las nacionalidades minoritarias tienen el derecho a la autodeterminación.

El Camarada Prachanda, el presidente del PCN (M) y comandante supremo del Ejército Popular de Liberación (EPL), y el Camarada Baburam Bhattarai, el convocador del Consejo Revolucionario del Pueblo Unido (el embrión del futuro gobierno revolucionario nacional), enviaron saludos a esta reunión de masas. El Camarada Diwakari, un integrante del comité permanente del PCN (Maoísta), el Camarada Krishna Bhadur Mahara y el Camarada Ravani del movimiento revolucionario maoísta indio dieron discursos.

Según un informe de la página web revolucionaria en lengua nepalí, Krishnasen Sambad Samiti (KSS), con motivo del acto, adornaron a la aldea de Thawang del distrito de Rolpa. Se colocaron arcos de bienvenida a los representantes y delegados de diversas partes de la región y del país, y banderas rojas en los cerros circundantes.

En 1980, los habitantes de la aldea de Thawang boicotearon las elecciones y todas las urnas resultaron vacías. Se realizó el boicot a instancias del precursor del PCN (Maoísta), el Partido Comunista de Nepal (Mashal), que convocó a la población a oponerse a las elecciones de los consejos locales (llamados panchayat) dominados por señores feudales bajo la autoridad del rey. Tras el boicot, el Ejército Real destruyó la aldea. Los aldeanos maoístas mantuvieron un firme compromiso.

Este gran faro revolucionario inspiró a las masas en todo el país a luchar por la destrucción del sistema reaccionario y por una sociedad de nueva democracia en tanto parte del proceso de avanzar hacia el socialismo y al final, al comunismo, un mundo libre de clases y opresión. Por tanto, la aldea siguió siendo un centro de gravedad del movimiento revolucionario maoísta de Nepal. Desde el inicio de la guerra popular el 13 de febrero de 1996, las masas revolucionarias de Thawang han representado un fuerte pilar de la revolución. A pesar de la destrucción de la aldea y de varios operativos y atrocidades horripilantes posteriores cometidos por el Ejército Real, los aldeanos han seguido siendo una inspiración en la región magar y en todo el país. Hoy, se ha constituido en escenario histórico de la declaración del gobierno autónomo de la comunidad magar.

Desde su unificación violenta, Nepal ha sido un país plurinacional y plurilingual dominado por las castas brahamana y chetrí. Se unificó la sociedad bajo el gobierno monárquico centralizado feudal por medio de la represión y discriminación, no la armonía fraternal entre los pueblos. Se puede alcanzar la auténtica unidad de la población únicamente mediante una revolución que rompa esas cadenas, dé soberanía política a las masas y así allane el camino hacia el desarrollo cultural y económico.

Como se dio este paso como parte de una guerra popular dirigida por un partido marxista-leninista-maoísta, es un paso hacia la eliminación de la opresión de clases, casta y nacionalidad de la población y de la dominación del país por la India y las potencias imperialistas. La declaración de la región autónoma va contra la monarquía que representa e impone ese sistema de opresión.

Según la agencia noticiosa KSS, las otras nacionalidades oprimidas también declararán la autonomía regional y de nacionalidad en otras partes del país.



http://www.lahaine.org/b2/articulo.php?p=3242&more=1&c=1

La guerra popular de Nepal: Nuevas alturas en los montes Himalaya

x Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar - [26.04.04 - 19:16]



Cuando empezó la guerra popular en Nepal en 1996, los combatientes del Partido Comunista de Nepal (Maoísta) solo tenían palos, hoces, cuchillos khukuris y un par de pistolas. Tres años después, cuando visité una zona guerrillera, todavía no tenían armas modernas, solo escopetas de un tiro. Lo que más empleaban eran granadas caseras y cuchillos khukuris. Me contaron mucho sobre los primeros ataques, contra puestos policiales, usureros, autoridades corruptas y terratenientes. Después de cada ataque reportaban con orgullo la cantidad de armas incautadas: "seis rifles, una pistola y 300 balas", "ocho rifles, un revólver y 780 balas". Lo primero que se me ocurrió fue: ¿cómo esperan ganar con tan pocas armas primitivas?

Hoy, ocho años después, el Ejército Popular de Liberación (EPL) tiene armas modernas: GPMG, LMG, SMG, SLR y lanzacohetes.

Cuando los maoístas iniciaron la guerra popular no tenían ejército popular, entrenamiento ni experiencia en la guerra. Empezaron con pequeños "grupos de combate". La primera escuadra se formó seis meses después y en pocos meses tenían 32 escuadras (de siete a nueve combatientes cada una). En una entrevista que le hice al miembro del Comité Central a cargo de los bastiones maoístas de los distritos de Rolpa, Rukum y Jajarkot, me dijo: "A veces los escuadrones se retiraban de las aldeas donde vivían cuando entraba la policía. Pero cuando se iba, regresaban y el Ejército Popular volvía a establecer el control político y militar. Hacía muchas emboscadas de policías, de pequeñas acciones a mayores, y muchos ataques a puestos y vehículos policiales. Debido a la falta de experiencia, no siempre tenía éxito. Aprendíamos la guerra librando la guerra".

Repito, fue un inicio impresionante, pero a una escala muy pequeña. Tenían escuadras y pelotones (de 24 a 30 combatientes), pero todavía no tenían compañías (100 combatientes).

Pero en 2002, el Ejército Popular de Liberación contaba con varias compañías permanentes y en ocasiones luchaba con brigadas (compuestas de cientos de combatientes). Hoy cuenta con dos divisiones, siete brigadas, 19 batallones, varias compañías, pelotones, secciones y docenas de miles de milicianos, y puede movilizar miles de combatientes para una sola batalla.

Cuando fui a Nepal los maoístas recién empezaban a establecer su autoridad política y organización en las aldeas. En el campo existían "zonas guerrilleras", donde se llevaban a cabo los combates, y recién habían empezado a formar "bases de apoyo", el embrión del "poder político rojo".

Tres años después, a fines de 2002, 10 millones de personas de la región occidental (de la población nacional de 24 millones de habitantes) vivían en zonas bajo el control de los maoístas. Los Comités Populares Revolucionarios Unidos ejercían el poder y movilizaban a las masas para administrar la producción, el abastecimiento de los artículos de primera necesidad, la educación, los servicios de sanidad, la comunicación, el transporte y el sistema judicial.

¿Qué posibilitó los impresionantes avances militares y políticos de la guerra popular de Nepal?

Para empezar, es una auténtica guerra popular que ha movilizado el apoyo de millones de personas. Los campesinos quieren tierra; la mujer quiere eliminar la profunda opresión que sufre; las nacionalidades oprimidas quieren acabar con la discriminación y el sistema de castas; la juventud y los estudiantes quieren un futuro sin pobreza y desnutrición; el pueblo quiere eliminar la opresión extranjera. Los maoístas han dado a las masas la dirección política y militar necesarias para forjar en los hechos el futuro al que aspiran.

En lo militar, el EPL aplica la estrategia militar de Mao Tsetung de "enfrentar uno a diez" en lo estratégico y "enfrentar diez a uno" en lo táctico. Los maoístas sabían que a nivel nacional las fuerzas revolucionarias serían menos que las del gobierno y, por tanto, en lo estratégico se encontrarían en una situación de "enfrentar uno a diez". Pero en lo táctico, en cada batalla, sabían que podían concentrar una fuerza superior para abrumar y eliminar a las fuerzas del gobierno, con la orientación de "enfrentar diez a uno". Así empezaron atacando los eslabones débiles del gobierno, como los puestos policiales menos fortificados.

La guerrilla aplica los principios maoístas de la guerra popular prolongada: evita batallas grandes y procura desarrollar la guerra de guerrillas, atrae a las fuerzas del gobierno hacia las "bases rojas", las cerca y asesta golpes contundentes en los eslabones más débiles. El amplio apoyo popular da a los maoístas la ventaja de inteligencia y reconocimiento. Las milicias populares desempeñan un importante papel político y militar. Así, el EPL pudo llevar a cabo exitosas acciones militares, a pesar de tener armas primitivas y unidades de combatientes relativamente pequeñas. La policía, por su parte, se vio cada vez más a la defensiva y se acuarteló.

Desde el principio, el establecimiento de bases de apoyo para ejercer el nuevo poder político ha sido una parte clave de la estrategia maoísta.

Una vez que expulsaron del campo a la policía, las autoridades y los terratenientes, dejaron de existir también las instituciones que oprimían al pueblo y, en su lugar, los maoístas establecieron el "nuevo poder político". Cuanto más territorio fue capaz de "liberar" la guerrilla por medio de la lucha armada, tanto más pudo consolidar la autoridad política, aunque todavía era tenue.

Hoy los maoístas controlan el 80% del campo. En las bases de apoyo el partido dirige a las masas a ejercer el "poder rojo": a destruir el viejo sistema y sus instituciones de explotación y opresión, y a edificar una nueva base económica, una nueva forma revolucionaria de gobierno, una nueva cultura y nuevas relaciones. A principios de este año se establecieron varios Gobiernos Populares Autónomos, una expresión concreta de la política del partido de autonomía y autodeterminación para las nacionalidades y regiones oprimidas.

La guerra popular ha logrado estos enormes avances a pesar de una salvaje contrainsurgencia. El Ejército Real Nepalés lleva a cabo campañas de búsqueda y destrucción en el campo, mata, tortura y detiene a quienquiera que le parezca guerrillero o "partidario de los maoístas". Con una gigantesca campaña de desinformación y censura, el gobierno ha clausurado periódicos revolucionarios, ha detenido a periodistas, y ha difundido mentiras y calumnias contra los maoístas. La clase dominante ha estado en crisis constante con profundas escisiones e intrigas intestinas sobre cómo lidiar con la guerrilla. El 22 de octubre de 2002 el rey Gyanendra dio un golpe de palacio, destituyó al primer ministro, tomó el poder ejecutivo y disolvió el parlamento.

Por otra parte, la "guerra contra el terrorismo" de Estados Unidos ha abierto las puertas para mayor intervención extranjera y apoyo a la contrarrevolución en Nepal. El gobierno nepalés ha calificado de "terroristas" a los maoístas y el Departamento de Estado de Estados Unidos puso al PCN(M) en la lista de organizaciones "terroristas". Estados Unidos ha apertrechado al Ejército Real Nepalés con entrenamiento y asesores, por lo menos $22 millones de ayuda militar y más de 5,000 rifles M-16. Inglaterra ha dado $40 millones y conseguido que otros gobiernos apoyen económica y militarmente al gobierno nepalés. India ha dado camiones llenos de armas y helicópteros, y está cazando y arrestando a líderes del PCN(M) que se encuentran en India.

Estados Unidos quiere tildar de "terrorista" a cualquier movimiento que desafía su dominio o a sus títeres. El sistema trabaja duro para conseguir que la gente acepte veredictos simplistas sobre las guerras populares, que en esencia condenan a las masas por luchar contra su opresión. Por eso hay ataques y amenazas contra fuerzas fuera de Nepal que apoyan políticamente a la guerra popular. Hace poco el vocero del Departamento de Estado estadounidense dijo: "Hemos designado a los maoístas en una Orden Ejecutiva. Congelamos los fondos que tienen en Estados Unidos en su nombre y en nombre de ciudadanos estadounidenses, y prohibimos que estos tengan transacciones con los maoístas". (Kathmandu Post,24 de abril de 2004)

En una situación como esta es importante entender que hay una diferencia entre la violencia de los opresores y la violencia de los oprimidos. Es importante discutir en serio y comprender el derecho que tiene el pueblo de hacer la revolución.

La revolución en Nepal ha inspirado a muchos y se oponen a la contrarrevolución que promueve Estados Unidos al apoyar al gobierno nepalés. Aun los que no apoyan y tienen reservaciones sobre la guerra popular deben oponerse a la intervención de Estados Unidos y a que ataque a los que la apoyan.

Si se permite que Estados Unidos ataque a los auténticos movimientos de liberación con el cuento de que apoyan a "terroristas", si acusan de "terroristas" a quienes apoyan políticamente las guerras populares, si se permite que ataquen y persigan a quienes dicen que se necesita una revolución, si el gobierno logra aislar a los activistas más radicales, si el anticomunismo logra dividir al movimiento... esto afectará a todos y acentuará la represión contra todas las organizaciones y movimientos progresistas, y contra todas las ideas y acciones progresistas.

¿Es posible otro mundo? ¿Será la humanidad capaz de eliminar alguna vez las disparidades entre países, nacionalidades, el hombre y la mujer, y las religiones? ¿Hay otro camino para este mundo que no sea la globalización del McWorld o la jihad del fundamentalismo religioso?

Los defensores del capitalismo contestarán que el "comunismo está muerto" y que el camino de la guerra popular maoísta está pasado de moda. Pero la verdad es que en los montes Himalaya han ascendido a nuevas alturas hacia la meta de crear una nueva sociedad libre de todas las formas de opresión y desigualdad.

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