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Justicia pronta, expedita y a la mano
Por Orlando Guillén - Monday, Nov. 08, 2004 at 6:07 PM
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Se dispone la PGR mexicana a dar carpetazo a mi querella contra el FCE; aquí me planto y clamo al desierto de la conciencia en defensa de "Doce poetas catalanes del siglo XX"

Orlando Guillén
Justicia pronta, expedita y a la mano



uno
Elaboré una propuesta hasta hoy informal de solución al asunto de la edición, difusión y presentaciones en México, Barcelona, Madrid, y en la FIL de Guadalajara, e itinerario por los países del habla donde el FCE tiene presencia, de mi libro de libros bilingüe, panorámico, monumental y de vida “Doce poetas catalanes del siglo XX”, que contempla pagos y reparación de daños (el más importante: la salida del libro, en este momento todavía con el tiempo justo de cumplir sus objetivos originales, anunciados desde el año pasado en Barcelona); y la presenté desde el día 28 de octubre ante la Mesa VII de Delitos contra Derechos de Autor de la PGR (dentro de la averiguación previa abierta contra funcionarios federales del FCE por actos constitutivos de delito a querella mía), que permitiría a esta instancia de justicia mexicana obrar precisamente en ella y reparar el daño principal y otros relacionados dentro de los días naturales que todavía quedan entre la fecha y la apertura de la FIL de Guadalajara, si para ello tiene la voluntad y la disposición y no sólo la obligación legal de procurarme justicia, ministerio de ley al que me atengo porque mi derecho es suficiente y también me tutela de negligencia de autoridad.

La justicia, pronta y expedita en el país por mandato constitucional, se actualiza con esas características cuando la autoridad encargada de aplicarla atiende a los tiempos reales en que, todavía, un daño causado por conductas que entran dentro de las hipótesis de determinados tipos penales puede evitarse, y evitarle así mayores quebrantos al agraviado, salvando y no poniendo obstáculos para ello.
Este tipo de justicia, que atiende al bien tutelado y a los tiempos reales de esa tutela para que sea pronta y ágil, es la que en esta averiguación se soslaya deliberadamente en mi agravio, pues se me niega, y se sustituye con darle velocidad al trámite de salida.
Todo esto, en acción u omisión si a alguien favorece es a los funcionarios federales del FCE, los cuales ni siquiera han sido llamados a comparecer. Hay una averiguación en curso, me dicen; por eso. Pero ¿es eterna, impersonal, etérea, o a capricho? Está limitada por la ley. Hay una averiguación, ¿contra quién? No va a ser contra mí, que la he promovido. Contra la directora general y altos funcionarios federales del FCE. Aquí todo es ‘con absoluto apego a la ley’.

Y los inculpados, ¿dónde están?, ¿quién los averigua? En esta averiguación previa abierta para averiguar lo punible en la conducta en mi contra de Consuelo Sáizar, directora general del Fondo de Cultura Económica y de sus subordinados F. Elías
y M. Soler, ellos son los ausentes. La inocencia ‘de nación’ de estos funcionarios públicos así protegidos ‘con absoluto apego a la ley’ es el primer bien jurídico que tutelan en la práctica quienes deberían procurar justicia a aquellos que se querellan legítima y fundadamente por ministerio de ley.
Aquí por extraña aplicación del principio de inocencia, el único que pareciera tener que probarla es el querellante; los funcionarios federales de alto rango son inocentes por algo inherente a lo que tiene de monje el hábito: porque lo lleva el cargo. Si no es contra ellos, ¿contra quién se abrió la averiguación? Y de pronto, así, sin sujeto averiguado, la dirección de averiguaciones previas correspondiente se dispone este miércoles a darla por cerrada, de modo tal que ‘tendré todas las garantías’, ‘con absoluto apego a la ley’ para ‘inconformarme’ (o para hacerle como quiera, pues de aquel modo inelegante me adelantó su contenido ‘previo’); la averiguación se resolverá (supongo que no sustituirá las atribuciones del juez y declarará inocentes de cajón político a estos funcionarios contra quienes se alzan los fantasmas de sus conductas delincuenciales en forma de espectros de conciencia histórica), y está sentenciada por adelantado, con ‘apego legal’ basada en “otras interpretaciones”, ajenas a la procuración de justicia). Me inconformo desde ahora mismo y retrospectivamente desde la apertura de esta averiguación y denuncio el proceder de esta instancia práctica de la justicia mexicana, espejo de vicio, corrupción, arbitrariedad y prepotencia. Y eso que aquí sólo se trata de proteger de delincuentes que los lesionan, mutilan, sustraen o secuestran, los derechos autorales de los creadores.

Lo que sí es irreversible es el tiempo, y su paso en secrecía es una forma de escamotearlo a la justicia y a la opinión pública, como si estos autores de conducta posiblemente delictiva no fueran funcionarios federales de alto rango y esta clase de asuntos no pertenecieran por su naturaleza a la opinión pública, al margen que de mayor manera me perjudican mientras más permanecen sus autores presuntos. Entre ellos hay hasta uno confeso. Por eso yo, en asuntos de inocencia y de culpa, no soy reo ni de empobrecimiento ilegítimo.
La querella es histórica por muchas razones. Por ejemplo: por ella Consuelo Sáizar, que no es mujer que sepa latín, se convierte en la primera cabeza titular del Fondo de Cultura Económica en los setenta años de vida que está cumpliendo el elefante editorial del Estado mexicano y que así celebra, que la afronta penalmente.

dos
Hoy, 5 de noviembre, tuve una comparecencia definitiva en la Unidad Especializada de Delitos contra Derechos de Autor de la PGR sobre este asunto, de cuyo resultado depende ya mi actitud y la sucesiva frente a la inminencia de la FIL y frente a estos hechos que forman parte de una persecución política sistemática desde el gobierno salinista contra el escritor que soy (que me mantiene en este mismo momento en la miseria, sin derecho en la práctica al trabajo, y bajo el veto de Estado a publicar en la prensa de mi propio país), y que castigan (con la rabia estéril, ciega y mezquina de los mediocres y los matachines en sombra), desde todas las posiciones de arbitrio de gobierno y dominación en la cultura, la independencia de criterio, la originalidad, el desenmascaramiento de figurones y medianías fársicas en defensa de valores muy otros que hacer por hacer eso, y punen especialmente la inteligencia libre y crítica y el genio poético creador. Trabajos sucios perdidos. Libros como “Doce poetas catalanes del siglo XX” están más allá de afanes desatinados y dependen no de fechas de mercado editorial (de esas dependen ellos) sino del peso específico de la poesía que representan y de sus contenidos de espíritu, y su aparición hoy o mañana en nada mengua su valor artístico y humano. La saña va contra mí como persona (viejo ya, y minusválido, pero todavía lleno de opinión y de mundo), y me agravia hasta el espanto, el asco y el desprecio por confirmar la existencia de seres humanos capaces de hacer lo que estos hacen y las causas y los intereses que sirven frente a la poesía. Pero a un libro como este ni lo aruñan los lerdos. Es la poesía de una lengua en un siglo, expresa por sus grandes poetas. Es un peso específico, real. Está más allá que mi mérito y la aportación de Casasses, que sólo le hicimos servicio. El éxito de un libro así, necesario en términos de espíritu y de acercamiento y mutuo conocimiento de dos culturas hermanas (hasta hoy impedidas de hacerlo a cabalidad por las razones sin razón de la historia de la opresión europea en sus vertientes cultural y lingüística), radica en su mera, rara existencia, en su condición de acontecimiento literario sin precedentes, en su solitaria calidad de clásico. Libro emergente de su propio reclamo, de su propia necesidad y en lo personal de mis necesidades espirituales. Mi éxito de poeta es que el libro exista: es haber concluido una tarea de servicio a una poesía, la catalana del siglo XX; haberla podido alcanzar, cumbrear por sus cumbres, sobrevivir al amor en la catástrofe, y darla para otra: la poesía del ámbito de la lengua en que escribo. A todo ello contribuyó Enric Casasses como persona singular y ser humano, como consultor en catalán, como poeta interlocutor de conocimiento y poesía, y como autor del “Epílogo”. Por todo esto y más puse los archivos de “Doce poetas catalanes del siglo XX” a disposición de escritores en catalán y en castellano, de académicos, de periodistas especializados que así me lo requieran por vía virtual... porque sigue abierta la convocatoria mientras el libro no salga; porque es un libro de la poesía catalana del siglo XX dado en lengua castellana, en servicio a dos lenguas, y eso nos rebasa por mucho a Casasses y a mí juntos, al gobierno cultural catalán, a Folch y a los funcionarios federales del FCE, a la FIL y su faramalla, y ha traído literalmente por sus propios medios poéticos su causa hasta aquí.

Digo todo esto porque yo aquí me planto. Hasta aquí llegué. En el último tren de esta defensa de la poesía catalana del siglo XX y por la vigencia de los derechos humanos en México, toqué fondo. Por unos días no puedo más. Me enterraré en mi piel. Me tendré por muerto. No tengo para comer ni para moverme ni para atenderme enfermedad y secuelas; la perrada de las deudas me azuza el ladrido de los acreedores, y por falta de pago de servicios estoy aislado en el mundo. Me agobia el peso ausente del baro dominante y sus correspondencias secuentes. Lo que sigue, y lo que haga de aquí a la inauguración de la FIL de Guadalajara, será en razón de absoluta sobrevivencia humana y ética y no atañe a esta historia. Pero no por eso voy a dejar en manos de averiguadores previos la poesía catalana del siglo XX ni la defensa de mis derechos fundamentales. El miércoles 10, después de saber lo que me atañe saber todavía de esto, reasumiré mis destinos inmediatos, de espíritu y de vida. Entre tanto, el tiempo de que se dispone va de hoy hasta ese día para que den la cara los poetas y los seres que realmente mantienen vivas las culturas de nuestras dos lenguas. Clamo al desierto de la conciencia en los ámbitos de las lenguas castellana y catalana para que acudan en rescate de este libro, para que ahora que requiere de otros la defensa de la poesía catalana del siglo XX, aparezcan, hagan algo más por ella que mover los hocicos y engolar la Palabra, y con ese concurso que esta poesía precisa en este último tramo, termine por ser recibida como merece su dignidad de espíritu terrestre resurrector en todas las patrias de la lengua castellana. Servir a la poesía es un sello del alma.

tres
En lo del día de hoy en cambio, se trataba de un documento ‘a convenir’ en torno al libro “Doce poetas catalanes del siglo XX”, entre el autor y el FCE, ante la titular de la Mesa VII DA “B” en Delitos contra Derechos de Autor de la PGR. Este tipo de delitos se persiguen por querella. Mi propuesta condiciona su desistimiento a que se me haga total y absoluta justicia en normativa pronta y expedita.

Un documento que más allá de su mera existencia potencial, prueba claramente que es posible en los días naturales que quedan todavía entre el de hoy y el de apertura de la FIL de Guadalajara hacerme justicia pronta y expedita, impedir un daño y aún reparar otro u otros –el más importante de los cuales: la aparición en tiempo (insisto: todavía) de “Doce poetas catalanes del siglo XX”, si esa es la voluntad real, política, de la PGR y no sólo su obligación pública, su cometido de Estado. Pero no. El ‘apego a la ley’ (en nombre del cual se privilegia el trámite frente al bien tutelado sustituyéndolo), según la MP Quintanar, y el hecho de que según el director adjunto (me parece) de este tipo de investigaciones previas, licenciado ¿Isaías?, “hay otras interpretaciones” (diversas a la mía, y a la justicia), han hecho que para evitar seguir la vía que mi documento informal fundamenta, se sustituya su obligación de procurarme justicia pronta y expedita con un documento definitivo en torno a mi querella al que tendré acceso agilizado el próximo miércoles 10, y que sea cual sea el sentido en que se pronuncie (serán “otras interpretaciones”, y de ellas, “con absoluto apego a la ley”, podré “inconformarme en su caso”, según me adelantó y así también su talante), de entrada se convierte en trámite de salida que sustituye la procuración del bien tutelado cuando el querellante lo solicita y fundamenta y ofrece una solución de dignidad al conflicto, y así soslaya una absolutamente posible salida en justicia.

Doy aquí algo de lo justo de esto documento ‘informal’:
“...mi libro debería estar disponible y editado en sus primeros cinco mil ejemplares desde el pasado 23 de septiembre, y no es así por incumplimiento doloso del FCE, lo que me ha ocasionado daños y perjuicios diversos que se suman; y establece que el presente instrumento jurídico es la única vía para efectos de operatividad de la edición de mi libro y para todo lo demás relacionado con daños y perjuicios, pago justo, anuncio, difusión, presentaciones e itinerario por los países de la lengua castellana donde el FCE tiene presencia; que considera asimismo todo esto, desde el año 2000, al principio como una forma de impedir la salida del libro, y cuando eso ya no fue posible como maniobras dilatorias destinadas de última hora a que mi libro no esté listo para la FIL de Guadalajara (a celebrarse entre los días 27 de noviembre y 5 de diciembre del año en curso, y dedicada a la cultura catalana), y que considera además que las cagadas de La Mosca tienen culo y por tanto esta cuestión creada por el Fondo no es de mi incumbencia sino de la obligación suya resolverla a mi satisfacción, pues soy el agraviado”; “...la editorial de Estado Fondo de Cultura Económica (cuyo superior jerárquico inmediato es la Secretaría de Educación Pública y a cuyo titular debe requerírsele representación legal en este acto pues la titular del FCE es indiciada), obrando con dolo ha cometido en mi perjuicio diversos actos constitutivos de violaciones al contrato que los une para esta relación de edición, y otros tantos constitutivos de delito, y ha incurrido en responsabilidades civiles y públicas, por lo que afronta querella mía ante esta Mesa penal”; y habiendo recibido (sólo después de los agravios incluso de mutilación que denuncian textos míos publicados internacionalmente tales “Mosca de Cagadero” o “Atento Recado a Consuelo Sáizar, del FCE”), a reserva de confirmación de contenido, una edición de pruebas de cerca de dos mil páginas en papel que ahora forma parte del expediente, y habiendo comprobado que, bajo pretexto de formato de colección el FCE desconfiguró y desfiguró la estructura interna de mi libro de manera que afectó la disposición general de la prosa y los poemas y mi sintaxis y mi estilo, cosa a la que ni tenía ni tiene derecho alguno por ser obra ajena y de autor, y también por obligación contractual; y declara en consecuencia que considera ese material impreso como nulo salvo como cuerpo de delito”; “Que la única solución y la única que admite consiste en vaciar el contenido desvirtuado por el FCE de todo el libro, verter en lugar del texto adulterado mi original con su configuración actual ya en poder del FCE, corregida por mí en ambas lenguas y en tal mérito autorizada, sin que requiera intervención de ningún tipo de correctores ni de pruebas ni tipográficos por ser mi texto material profesionalmente cerrado por mí en mi condición de autor y de editor de obra y trayectoria, establecer algunas peculiaridades técnicas internas señaladas conforme a su original en los poemas, mantener el formato de colección en lo que no afecta al original, añadir créditos y paginar, presentando ya en este acto dos discos (uno para el autor; otro para la Mesa) con el archivo así configurado en programa Word o compatible, y siempre con disposición técnica para facilitarme su uso, lectura y corrección directa en mi PC Windows, para que con fecha del día siguiente a que este convenio se signe lo demos por resuelto para su aparición, directamente en el taller en sesión exhaustiva con él o los técnicos necesarios a fin de que quede listo en una sola intervención mía; una vez hecho esto, igualmente el autor declara que al día siguiente o a más tardar en dos días, llevará al taller personalmente la copia revisada del CD recibido, del que una copia igual se entregará a la Mesa, para que sea este material el que se establezca delante mío en el formato ya existente dentro de la colección “Tierra Firme”, exactamente igual al que obre en el expediente de la querella; que una vez restablecido el original, ese mismo día y ya en el formato del libro, el FCE entregará al autor y a la Mesa un CD que lo contenga, en un programa computacional con las mismas características y condiciones que el anterior; que el autor personalmente revisará este material electrónico y lo entregará por definitivo y listo para ser editado en un plazo no mayor de dos días naturales a partir de su recibo al FCE y a la Mesa, para que sea exactamente igual al que obre en el expediente de la querella como referente jurídico de original, y con el que previo al momento de su salida se compulsará debidamente, en prevención de que el libro pueda ser “editado” o manipulado después de la revisión última del autor; y a partir de este día el FCE se comprometerá a tener 500 ejemplares disponibles en una semana, y en diez días naturales a partir de la misma fecha a tener completa la edición de los primeros cinco mil, de modo que todo esto sea así antes del 15 de noviembre. Los cinco mil ejemplares restantes aparecerán en un plazo natural de mes y quince días desde la fecha de esta firma”; “Que el FCE no se haga representar en este acto por ninguno de los tres principales indiciados”; “Que el 9 de noviembre se hará oficialmente el anuncio de la próxima aparición de mi libro (en librerías a partir de la semana siguiente), en conferencia de prensa y de medios audiovisuales, con mi presencia, la de un escritor invitado por mí, y con la asistencia para anunciar este acontecimiento editorial de la directora general del FCE en la librería de ese organismo público sita en Miguel Angel de Quevedo”; “que en ese acto se distribuirá entre los periodistas La Muestra 1 de mi libro para echar a andar su verdadera difusión, y se darán a conocer las fechas de presentación inmediata en Barcelona y Madrid (días 19 y 22 de noviembre respectivamente, para lo que se me entregarán pasajes y viáticos a la firma de este convenio) con mi asistencia, la de Enric Casasses, y los representantes institucionales del Llull y del FCE, y asimismo la fecha de presentación en la FIL de Guadalajara (5 de diciembre, para cerrarla), y se anunciará el comienzo del itinerario de presentaciones por los países del habla castellana donde el FCE tiene presencia, elaborada en lo general con mi acuerdo y el de Casasses (estoy hablando del 9 de noviembre), puestos a nuestra disposición la solución a pasajes, gestión y cobertura económica de visas, y viáticos; y resuelta toda logística pertinente. El itinerario se ajustará a los meses de diciembre (la presentación en esta ciudad para el día 10 en la citada librería), enero, febrero y marzo próximos inclusive, conforme a lógica geográfica, transportacional, y otros requerimientos”; “Que a la firma de este texto instrumental jurídico a celebrarse el 8 de noviembre se me entregará cheque por la segunda parte incrementada de la ayuda a la traducción del Llull, independientemente de si el FCE la ha cobrado ya o esperará a que haya ejemplares del libro para hacerlo, pues esta condicionante fue impuesta sin consultarme y sin mi consentimiento, en documento entre las instituciones que me excluyeron, que me ha perjudicado y dañado en términos morales y patrimoniales, que ni siquiera conozco y que yo no firmé. Que este segundo pago está asimismo íntimamente relacionado con otro tipo de daños y perjuicios a mi persona y a terceros –estos, escritores catalanes. En efecto, acordé de manera privada con Xavier Folch, director actual del Llull, que la cantidad que falta (una vez cubierto el segundo pago a través del FCE), hasta completar 16 mil euros para pagarme, en los términos convenidos originalmente, pero ajustados por este acuerdo para “Doce poetas catalanes del siglo XX”, me los haría efectivos concediendo la ayuda a la traducción a los libros bilingües “¡Es el Enric Casasses!”, antología y versiones mías, y “Canarios fosforescentes” de este autor, y “Mordida de gato” de Dolors Miquel, ambos también en versiones mías, que se había comprometido a editar el Instituto Mexiquense de Cultura, asumiendo el pago por derechos de autor; la situación creada por la actitud del FCE en mi contra, hizo posible por razones de tiempo que Carolina Monroy, directora del Mexiquense, me comunicara recientemente que esos libros ya no pueden entrar dentro del presupuesto de este año, y así estos poemarios destinados a estar presentes en la FIL han quedado en el aire. El FCE los asumirá para reparar el daño en los mismos términos en que estaban acordados con presupuesto frugal con el Mexiquense a la firma de este escrito, y acordará en un plazo de cinco días naturales sus peculiaridades y contrato de edición conmigo y fijará sus fechas de presentación en la FIL y los contratos con Casasses y Miquel, a fin de que yo pueda cobrar desde el Llull (la gestión debe ser simultánea y expedita por parte del FCE ante esa instancia) la segunda parte real a la ayuda a la traducción por “Doce poetas catalanes del siglo XX”, y yo mismo, y los autores perjudicados, derechos de autor por la edición, y naturalmente para que las obras de estos protagonistas de la poesía catalana actual estén en el momento y el lugar que merecen y sean conocidas entre nosotros”. “La Mesa dará seguimiento jurídico y será garante del cumplimiento general de este acuerdo”.

Así pues en el caso de mi querella contra el FCE por conductas delincuenciales contra mi libro “Doce poetas catalanes del siglo XX”, la justicia mexicana tiene en sus manos en estos momentos ser pronta y expedita, y todavía puede evitar ajustando fechas que se produzcan y aún reparar daños que se derivan de los hechos denunciados. O procurar ajeno a la procuración de justicia.

El miércoles 10, después de saber lo que me atañe saber todavía de esto, reasumiré mis destinos inmediatos, de espíritu y de vida. Entre tanto, el tiempo de que se dispone va de hoy hasta ese día para que den la cara los poetas y los seres que realmente mantienen vivas las culturas de nuestras dos lenguas. Clamo al desierto de la conciencia en los ámbitos de las lenguas castellana y catalana para que acudan en rescate de este libro, para que ahora que requiere de otros valedores la poesía catalana del siglo XX, aparezcan, hagan algo más por ella que mover los hocicos y engolar la Palabra, y con ese concurso que precisa en este último tramo, termine por ser recibida como merece su dignidad de espíritu terrestre resurrector en todas las patrias de la lengua castellana. Servir a la poesía es un sello del alma.


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