Julio López
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Texto de opinión
Por Octavo - Wednesday, Nov. 10, 2004 at 9:33 AM

Octavo es un vecino militante, de muchos años en la vida y en la lucha social. Pone a disposición este escrito, respetuosamente, para a su vez recibir y repensar impresiones. Octavo es iniciador de luchas y oganización en buena parte de los ultimos tiempos, ahora frente a un ordenador. Esperamos opiniones y diálogos, desde la práctica fraterna y respetuosa. Fernando.

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Se busca porque algo se ha encontrado, y no al revés... (Picasso)



Por Octavo, desde Villa del Parque





Recordando a Maxi y Dario, dos hombres de una nueva generación de militantes; señalados perseguidos, abatidos en pleno vuelo por asesinos profesionales.



Es imposible precisar una fecha o imaginarse el momento en que al primer hombre se le ocurrió invertir su dinero en un proceso productivo que pasaría a ser capitalista. Varios siglos hubieron de transcurrir para que esta idea brotara en la cabeza de uno o más burgueses. No creo, además, que fuera - o fueran - conscientes de ese acto fundante, y menos aun, de sus consecuencias. Lo cierto es que ese o esos señores necesitaron, previamente acumular sus dinerillos, que no serian ya para atesorar, dedicarlos al comercio o a la usura, por ejemplo, sino para invertirlos en algo más rentable.

Sin embargo, con solo el dinero no alcanzaba. Era necesario además, encontrar a quienes estuvieran dispuestos a "trabajar "ese dinero; disponer de un espacio físico para realizarlo y contar con las herramientas adecuadas.

¿Por qué no imaginar ahora, a un grupo de campesinos con sus mujeres e hijos cortando campo en dirección a la Ciudad o la Villa más cercana?. Habían sido expulsados de la fracción de tierra que laboraban y privados de las herramientas de trabajo que garantizaban su propia sobrevivencia y la de su prole. Solo disponían, como propiedad personal, de su carne y su sangre para el quehacer cotidiano, es decir, de su Fuerza de Trabajo.

Esto era, justamente, lo que los señores burgueses - muy posiblemente mercaderes - necesitaban para completar el proyecto.

El encuentro se produjo y en un doble sentido, como se vería andando el tiempo. Ahí estaban, pues, los campesinos, que como hombres libres que eran, arreglaron un contrato de trabajo con los que pasarían a ser sus "patrones".

No hay dudas de que éste ha sido un "encuentro" histórico, llamado a revolucionar el viejo sistema de producción feudal con sus respectivas relaciones políticas y sociales, sin que fuera a faltar el "cemento" ideológico que venía procesándose envuelto en feroces luchas religiosas anunciadoras de la Reforma.

La molienda histórica había parido una nueva clase social que por entonces, y por muchos años fue bien conceptualizada como Proletariado. Y por otro lado adosó al nombre de pila del habitante del Burgo, una categoría histórica: Capitalista.

De paso nomás, y antes de continuar no sería ocioso pensar en esto de los "campesinos libres", ya que es un tema con el que tropezamos no pocas veces, pues remite a la relación entre libertad y necesidad.



UN SISTEMA AGOTADO


Ardua tarea la de escudriñar en la historia del Sistema de Producción Feudal en obligada correspondencia con otra no menos importante, cual es la de la Acumulación (Primitiva). Es un convite para los jóvenes activos que aún rondan las Asambleas. Y qué falta hace !!!, sobre todo en éstos tiempos de remozadas burguesías nacionales - cosmetología científica mediante. Es cuestión de seguirle el rastro hasta nuestros días; así, paradojalmente, avanzaremos en la comprensión del tema retrocediendo hasta los inciertos orígenes del capitalismo argentino. Con éste manifestado deseo le saco el bulto al tema, excusándome de decir que no es el central de éste trabajo; no obstante, aquí van algunos elementos del mismo.

El sistema de producción feudal tenia por fundamento la explotación de los campesinos; ya que el excedente productivo de los mismos era apropiado por clases y sectores privilegiados. Esas peculiares formas de sometimiento de los "siervos de la gleba" era posible precisamente, porque los grandes terratenientes, la nobleza, el clero católico, los guerreros especializados (caballeros), etc., eran los dueños de las tierras que aquellos laboraban.

Un régimen de vasallaje enhebraba los comunes intereses de éstos sectores y clases privilegiadas. Por él y jurando fidelidad a su rey, el llamado "vasallo" recibía un feudo, es decir, una mayor o menos cantidad de tierras, de acuerdo a la importancia asignada al personaje. Aquí el feudatario no juraba en vano, ya que, entre otras obligaciones, debía comprometerse en la defensa armada de su soberano cuando éste lo requiriera.

La Iglesia, dueña por entonces de grandes extensiones de tierras, prestaba al sistema y régimen feudal, el necesario soporte ideológico además de organizar - el papado - las más crueles expediciones (Cruzadas) contra rebeliones campesinas e "infieles".

En estas enormes extensiones y feudos moraba el campesino con su mujer y sus críos "encadenados" a la tierra. El señor feudal ejercía su dominio sobre toda la familia campesina, sin excluir el "derecho de pernada" que podía ser transferido a un delegado del señor ..!!!.

Por su parte el campesino disponía de una parcela de tierra con precaria vivienda, y rudimentarias herramientas. No recibía salario alguno, y estaba obligado a trabajar cierto tiempo para el dueño de la tierra y/o entregarle a éste una parte de la cosecha, forma de coacción que se dio en llamar "extraeconómica".

La expansión del comercio y el crecimiento de las ciudades impulsaron un notable desarrollo del artesanado. Habrá que imaginar que con tanta "lata" de a caballo - especialmente de los que marchaban a las sucesivas cruzadas... me entiende? - se destacarían los herreros y talabarteros por ejemplo, pero lo cierto es que no faltaban los tejedores, panaderos, sastres, carpinteros, etc., .etc. Es importante destacar que los artesanos conformaban poco menos que una clase social bien diferenciada, con un régimen de organización corporativo al que no se accedía fácilmente, conformado por maestros oficiales y aprendices. Los "maestros" generalmente eran dueños de los talleres donde se desarrollaban sus trabajos, los últimos - aprendices - difícilmente accedían a una categoría superior. Todos ellos - del gremio que fueran - eran celosos custodios de su propia organización y de la calidad de los productos que elaboraban y de la materia prima utilizada.

Por entonces eran frecuentes las revueltas, levantamientos y/o rebeliones campesinas. Los artesanos, la mayoría de los cuales pasarían a engrosar las filas del proletariado con el posterior desarrollo del capitalismo, fueron sus aliados en la lucha contra los señores feudales y su régimen. La suposición de que la burguesía tuvo su origen en el artesanado, ha sido sostenida por algunos estudiosos de las transiciones históricas; aún siendo reconocida la extinción del artesanado - como clase social - a partir del desarrollo de la manufactura capitalista rompiendo el "cerco" de las corporaciones y gremios respectivos.

Aquellas rebeliones fueron ferozmente reprimidas; no obstante, aceleraron los tiempos de la derrota del feudalismo corroído por sus propias contradicciones ya que habiendo impulsado a través del tiempo, el desarrollo de las fuerzas productivas, devino en destructor de las mismas. Como sistema productivo estaba históricamente agotado, incapacitado para dar solución a problemas cruciales que hacían a la vida misma de los pueblos en que se había instalado.

Por fin, no puede dejar de señalarse en esta supersíntesis, que la historia del nacimiento y desarrollo del capitalismo en las entrañas del sistema feudal ha sido forjada a sangre y fuego, y lo mismo debe decirse del proceso de Acumulación (Primitiva), que habiéndolo precedido continúa hoy garantizando su permanencia a pesar de las sucesivas crisis que hubo atravesado.

Con propiedad entonces, y sin quitar mérito a la burguesía naciente en lucha con el feudalismo, debe decirse que las dos grandes revoluciones burguesas de Occidente no han hecho más que coronar un prolongado, secular proceso de luchas de los pueblos encarnando la vitalidad de las Fuerzas Productivas. Y que la burguesía, suficientemente fortalecida en el seno del feudalismo como para disputar el poder del Estado, no se iba con chiquitas cuando pujaba por dar a luz a su criatura. Que valgan, como muestra de lo dicho, las pocas líneas que siguen referidas a sus revoluciones, es decir, cuando los señores burgueses subvirtieron el orden feudal.



TOCANDO A DEGÜELLO


El anecdotario de la historia dice que, ante el cadáver de Carlos I, el hombre que lo mandó decapitar pronunció esta breve sentencia: "CRUEL NECESIDAD". Este ex cervecero, muy puritano él, se llamó Oliverio Cromwel. Se dice, también, que el pueblo de Londres asistió a la ejecución de su rey. Corría el año I649 y fue el principio del fin de la monarquía feudal, habiéndose proclamado la República en Inglaterra.

Sin embargo, las clases y sectores privilegiados de entonces, no renunciaron sin lucha al poder que les fue arrebatado, tanto es así, que lograron la restauración de la monarquía. Sucediéronse, pues, nuevas y sangrientas guerras civiles velando sus orígenes los graves conflictos religiosos desatados. Es que también estaba próximo el fin del papado. Otra iglesia, reformada, venía como anillo al dedo a la naciente burguesía, que solo dos décadas más tarde, con la revolución de I668, triunfaría definitivamente sobre las fuerzas que sostenían el sistema feudal.

Cromwel, aquel que fue todo un adelantado en mañas, trampas, zorrerías y matonaje parlamentario, murió en I658, no sin antes haber sido proclamado Lord Protector de la República de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Este guerrero - parlamentario acuñó una frase que lo pinta en aquél carácter: "El mejor soldado es el que sabe porqué combate y ama lo que sabe".

Un siglo y medio después de estos sucesos... cuánto tiempo !!... o no?, el populacho asistía alborozado a otros "degüellos" en la plaza pública. Esta vez fue la guillotina... (eran tan finos éstos franchutes... !!, sobre todo el doctor Guillotín, inventor de esta humanitaria forma de ejecución), que seccionó el cuello de una mujer de carácter; María Antonieta, reina de Francia. También el de su esposo, Luis XVI, el rey, de quien se decía que era corto de inteligencia y ajeno a las cuestiones políticas ventiladas en su reino, virtudes que suplía largamente María, reina también de las intrigas palaciegas.

La plaza en que se levantó el escenario de lo que debió haber sido el grandioso espectáculo de la decapitación de los reyes (y no solo de ellos...), se llamó Plaza de la Revolución; pero ya en el transcurso de la Primera República, se lo cambió por el de "Concorde", es decir Plaza de la Concordia. ¿Que tal?, no es, acaso, junto con la guillotina, un símbolo más del humanitarismo del nuevo sistema implantado por la burguesía?. Se cree, además, que "Concorde" era una divinidad romana que simbolizaba la unión de patricios y plebeyos,,, cartón lleno: otra muestra de la Eterna Paz de los corazones programada para los tiempos que se avecinaban.

RESPUESTAS


El 16 de Noviembre del 2001, Darío Santillán - miembro de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón - respondía a un reportaje realizado en la FM La Tribu. Dijo entonces: "...en éstos momentos nosotros queremos resaltar un aspecto poco conocido de nuestro trabajo en los barrios; que es el desarrollo social, la creación de las guarderías, de los obradores, de las bibliotecas populares, de los trabajos productivos que van más allá de los planes trabajar (como el taller de carpintería, el taller de cueros, la fábrica de bloques para la construcción, entre otros)..."

Estas y otras palabras con que Darío responde al reportaje nos informaban entonces de ideas y proyectos llevados a la práctica transformadora de la barbarie instalada entre nosotros. Reivindicaba la democracia de base, la horizontalidad y la autonomía de la organización a la que pertenecía, su no dependencia de partidos u organizaciones políticas, sindicales o religiosas, y el rechazo explícito de manijeos y representaciones políticas.

El 26 de Junio del 2002, cobardes, viles cazadores, siguiendo su rastro, lo asesinaron en la estación Avellaneda, cuando en un acto de solidaridad militante se negó a abandonar el cuerpo herido de muerte de su compañero Maxi. Esta era la talla de un hombre de la nueva generación de luchadores. Han matado sus cuerpos, no han podido, no podrán, con sus sueños de redención social.



GLOBALIZACION... Y DESPUES...


Desde hace decenas de años estamos siendo testigos de la revolución técnico - científica aplicada a nuevos modos de producción con los que el capitalismo ha multiplicado los niveles de productividad. Con ello el sistema afirma su poder globalizador. Desde entonces, más que nunca antes, este nuevo orden mundial imperialista, sólo puede subsistir generando guerras y calamidades de todo tipo; hambre y miseria sin fin, matando y deformando nuestras vidas y las de las generaciones que nos siguen.

Estamos viendo y sufriendo las consecuencias de la aplicación de los métodos más siniestros y bestiales con que el capitalismo promueve, organiza y ejecuta devastadoras guerras preventivas y de conquista con la complicidad de la ONU, garantizando las fabulosas ganancias monopólicas de la industria armamentística y con el objetivo estratégico de asegurarse el control de una fuente de energía no renovable, que algunos especialistas consideran semiagotada: el petróleo.

Vemos pues, por un lado, un aumento extraordinario de la productividad - competencia y tecnología mediante - y paralelamente, la destrucción sistemática de las Fuerzas Productivas, en especial de su sector más dinámico: el hombre.

La consecuencia es la expulsión del mercado del trabajo de millones de hombres y mujeres obligados a una vida mendicante o en el mejor de los casos recibiendo una miserable ayuda monetaria y/o bolsas de alimentos a través de planes asistencialistas, fuente de corrupción y mantenimiento de punteros políticos, últimamente compitiendo con algunos cooptados dirigentes piqueteros.

Se obliga además a los que conservan su trabajo, a aceptar normas de superexplotación, hipócritamente llamadas de flexibilización laboral votadas por parlamentarios corruptos; normas y leyes que se traducen en salarios de hambre, precarización del trabajo y trabajo en negro, que la patronal viene negociando por décadas con una emputecida burocracia sindical enquistada en el seno de las organizaciones gremiales.

A qué seguir ?..., trabajo, salud, vivienda, educación, son las vitales necesidades del ser humano que el sistema capitalista niega - sea cual fuere su "modelo" - pues ya no está en condiciones de garantizarlas.

La desocupación ha venido creciendo por años hasta llegar a cifras millonarias. Las perspectivas a corto, mediano y largo plazo aún en números oficiales, muestra que ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una dramática y aplastante realidad. Es por ello que no es lícito confundir este prolongado proceso de crisis ocupacional con el tan mentado "ejército industrial de reserva". De aquella reserva de mano de obra desocupada, siempre se ha servido el capitalismo para - en connivencia con la burocracia sindical - mantener los salarios en los niveles más bajos posibles y de paso, al voleo nomás, sembrar discordia, semillas de maldad entre los propios trabajadores. En los últimos años, aquél ejército de reserva (lo de industrial es un agregado superfluo para nuestro país, sobre todo en los últimos tiempos, porque todos caímos en la volteada) se ha transformado en un ejército multitudinario y permanente, dado el carácter crónico de la desocupación; es decir que ha escapado al control del sistema y lo ha desbordado.

Así es que vienen registrándose situaciones sociales inéditas provocadas por la angustiante pérdida del trabajo y el convencimiento de que no va a revertirse en poco tiempo. Aquel que levantándose mucho antes de que amaneciera gastaba sus míseras "reservas" para luego pasar horas en colas interminables por un prometido trabajo que nunca llegó, hace tiempo que ha renunciado a la búsqueda. Otra muestra es el clásico "cirujeo" transformado con los cartoneros en trabajo cotidiano y hasta con horarios determinados.

Aquel está hoy doblemente rechazado, ya que se ha vuelto viejo esperando. Y no es joda, pues después de los treinta y cinco, ya ingresa a esa nueva "categoría"; pues es sabido que el cinismo del sistema exige carne joven y... experimentada !!. Y éste, bautizado "Cartonero", no escapa a la discriminación y la represión, no sólo por parte del oficialismo sino, también, por sectores de clase media capitalina que no cejan en sus esfuerzos para expulsarlos de los límites de "su" Ciudad.

El otro aspecto del mismo tema está vinculado a la falta de experiencia de la nueva generación que intenta ingresar al mercado laboral, precisamente por la ausencia de aquella otra que debiera haberle transmitido los conocimientos, las destrezas y habilidades adquiridas en el transcurso de los años de su relación laboral. Y hay que sumar a esto, las abismales diferencias de los niveles tecnológicos conque se encontraría el que lleva años desocupado.

Sin calenturas obreristas, las más de las veces patéticas y siempre estériles, es necesario reflexionar sobre todo lo nuevo, lo que viene creciendo a ojos vistas, salvo para aquellos que no quieren ver. Así, con el respeto debido a quien corresponda y apelando a la responsabilidad militante pregunto: ¿es lo mismo un obrero, un trabajador que por serlo, mantiene una relación de dependencia con su empleador que otro, expulsado del mercado del trabajo? Digo que no es lo mismo, ni mucho menos. Las relaciones de producción dominantes se manifiestan y sobre todo se sufren en los lugares de trabajo, ya sea éste un taller, una fábrica, una obra en construcción, una oficina, etc.. Me pregunto qué es lo que sucede en el marco de éstas relaciones sociales. Qué pasa con ésta relación cotidiana; qué con las bromas, los afectos, las broncas, etc., forjando lazos de mutuo conocimiento y compañerismo y no tanto, con alcahuetes y buchones que nunca han faltado en las filas del trabajo ?, qué pasa con la subjetividad de cada uno sabiendo y sintiendo la ausencia del otro, y que puede ser precursora de su propia ausencia ?, qué con las modificaciones que seguramente habrán de manifestarse en las relaciones de los que han conservado su trabajo y la "patronal" ?, qué pasa en el ámbito de las relaciones familiares de aquellos compañeros expulsados del sistema ?. Su mujer, si no está trabajando deberá intentarlo, lo mismo que el o los hijos, y aún los nietos, recrudeciendo aquí otra de las canalladas del sistema: el trabajo de niños y menores.

El que afirme que es lo mismo un obrero ocupado que otro, que ya no está vinculado al proceso productivo, está macaneando o simplemente, toca de oído... ¿ o acaso estará creyendo que el conjunto, o la mayoría de la clase trabajadora ha adquirido ya esa anhelada... "conciencia para sí"?

Cuando decimos obreros ocupados y desocupados, que estamos queriendo decir ? Si es un trabajador, ¿en razón de qué le llamamos "ocupado"?, no suena redundante ?. Y si ya no lo es por haber roto el capitalista su contrato de trabajo con él, ¿por qué llamarlo obrero desocupado?. Con un poco de humor - si nos quedan ganas - podría decirse: no será que el proceso de crisis ha avanzado más de lo que creemos y que sólo por pereza, o más bien por inercia no adaptamos nuestro lenguaje a las nuevas condiciones ?

La otra interpretación, más rebuscada, quizá, seria que estamos creyendo que el sistema, poniendo en práctica el modelo KK, renovado y adaptado a nuestro país, dará un "salto cualitativo" (haciendo honor a tanto saltimbanqui suelto) y entraremos, en pocos años, en una nueva fase de bonanza capitalista, con el consiguiente ofrecimiento de trabajo. Pero - aún dando paso al febril deseo de un momentáneo reacomodamiento del sistema - los hasta entonces desocupados, querrán volver a la relación de dependencia ?

Creo, o mejor, estoy convencido que no, pues ya estarán "en otra"; y no estaría para nada mal que se pierda también el "hábito" de la dependencia, ya que no veo qué dignidad puede aportar el trabajo asalariado a quien lo realiza. Esta es otra de las monumentales, hipócritas e indignantes mentiras propagadas "a lo perro" por lenguaraces asalariados, e ingenuamente aceptadas (estoy incluido) por millones de compañeros a través de los tiempos. Estas y otras muchas razones muestran que la burguesía va a tener sus propios problemas para recuperar lo que están ya añorando: la cultura del trabajo... asalariado.

El sistema ha venido mostrando claramente su incapacidad para mantener las relaciones de dependencia en las que enlazaba a millones de trabajadores. A partir de la ruptura de ese lazo los trabajadores dejan de ser tales. ¿ dónde se ha visto un trabajador sin patrón ?, dónde un patrón sin trabajadores ?. El uno no se entiende sin el otro y viceversa: el otro no existe en la necesaria reciprocidad que presta sentido a la relación (está bien..., el autónomo no tiene patrón; al menos eso es lo que él piensa...)

Creo que es importante destacar estas pequeñas cosas que suelen escapar a los discursos y las elaboraciones teóricas. Hablando claramente de las relaciones de producción, relaciones de dominio, de explotación de una clase por otra, basadas en la propiedad privada de los medios de producción, hay que decir que en su ciclo de agotamiento histórico, el sistema capitalista comienza a mostrar fisuras, dando posibilidad al desarrollo de nuevas relaciones sociales, que haciendo de la necesidad virtud, y de las tripas corazón, apuntan a horizontes comunitarios y fraternales, solidarios, aun respondiendo a la búsqueda de soluciones perentorias de supervivencia. En tanto que, amasando el pan cotidiano acrece la reflexión: de sus manos al cerebro, como el de aquel que elaboró las respuestas claras, precisas, en el reportaje mencionado.

Estos son algunos interrogantes extraídos de una compleja y cambiante realidad, con frecuencia acelerada por situaciones inesperadas y hasta con movimientos espasmódicos; otras veces, "amesetada" como para sacar de quicio y confundir al más pintado.



LO QUE VIENE CRECIENDO: UN ESPEJISMO ?


La capacidad creadora de las masas - no es una afirmación gratuita, tampoco fruto de un entusiasmo excesivo - como respuesta a la agresión del sistema, sin representación alguna, y ante la defección y/o traición de sindicatos y partidos políticos ha sabido, en el transcurso de sus luchas en los últimos años, dar nacimiento a nuevas formas de organización.

Sin duda que la vida nos sigue dando sorpresas..., y cuando los cambios han madurado lo suficiente, la historia no espera... Así es que, "fogoneados" desde el Sur (Cutral-Co) y desde el Norte (Mosconi-Salta), habiendo pagado el pesado y penoso tributo de compañeras y compañeros asesinados; y cantidad aún encarcelados, y atravesado ya todo un ciclo de desarrollo, los piqueteros llegaron para quedarse, constituyéndose en un nuevo sujeto histórico.

Por otro lado, la clase obrera, llamada a ser la enterradora del sistema, sigue siéndolo solo potencialmente, sin mengua de cada uno de los luchadores que por décadas han rendido su esfuerzo y su propia vida al objetivo de su emancipación; hay que decir que la mentada cuestión de la clase "para si", en superación de una de las etapas de su crecimiento político e ideológico, continúa en proceso.

En los términos clásicos puede afirmarse, sin dudas al respecto, que el factor subjetivo sufre un retraso considerable dadas las condiciones objetivas que por años, y en graves situaciones de crisis, estuvieron presentes. Hay algo aquí - teoría mediante - que no ha funcionado de acuerdo a las previsiones de varias generaciones de luchadores; me refiero por ejemplo a la creación de una organización de y para la clase obrera. Diversas organizaciones y sectas de izquierda, vienen peleando - hace décadas - por una representación que la clase no les ha otorgado. Como partidos o sectas, tanto su existencia como la esforzada militancia de sus componentes está mas que justificada, aunque condicionada a la creación de una organización de, desde y para la clase. En cuanto ésta organización asome de las luchas en curso como posibilidad concreta, desaparecerán como por encanto las sectas y grupos que hasta hoy se postulan como vanguardia. El respeto debido a los compañeros me obliga a aclarar que lo de "secta" no carga intención peyorativa alguna. Ese respetuoso reconocimiento es, sobre todo, para los compañeros que tesoneramente y a través del tiempo vienen luchando en los lugares de trabajo, peleando la nefasta influencia de la burocracia sindical.

Respecto de éste tema, ya nos informaban los clásicos cuando analizaban las luchas de la clase obrera en Inglaterra; pronto llegaron a la conclusión de que - no sólo en Inglaterra - parecía ser una constante o una ley (cito de memoria) la aparición de una "aristocracia" en las organizaciones de la clase obrera y que una parte de ella y de sus dirigentes fueran corrompidos por la burguesía.

Claro que, en nuestro país tiene sus propias particularidades y la cosa es más grave aún, ya que, además del tiempo que lleva instalada, somos testigos del accionar de más de una fracción peleando por intereses ajenos a los de los trabajadores. Puede rastrearse su fecha de nacimiento. Y ésta fecha tiene que ver con el desarrollo del capitalismo en la Argentina, más concretamente con la etapa peronista. Hablar de éste crecimiento, es hablar de la burguesía nacional, de su tardío y relativo desarrollo, en un contexto histórico en que volvían a repartirse el mundo las potencias victoriosas finalizada la Segunda Guerra Mundial. La incomprensión por parte de la izquierda, del proceso abierto, hizo que perdiera el tren de la historia, sobre todo la importante influencia que supo tener en la clase obrera. Hoy todavía pueden verse las consecuencias. La aparición nada casual de un coronel del ejército, como indiscutible líder del proceso, pone de manifiesto precisamente, la debilidad de esa mentada burguesía nacional, incapaz de proveer su propio líder, careciendo, como clase, de la visión histórica que el momento requería. Esa carencia es la que explica - entre otras cosas aún en penumbras - la aparición de un hombre del ejército, entonces coronel Peron, liderando (incluso a pesar suyo) la irrupción protagónica de la clase obrera el 17 de Octubre de 1945.

Repensar estos temas, quiere decir volver a pensarlos, ahora con la enorme ventaja de la experiencia acumulada en años de lucha. Y éstas nos han dicho claramente que en las distintas fases de la historia, los sucesos, la diversidad de situaciones, las luchas, no pueden ni deben verse aisladamente, ni fuera del contexto - nacional e internacional - en que se estén desarrollando.

Estas últimas disgresiones del texto quieren señalar la estrecha relación existente entre la conciencia de la clase obrera - frecuentemente idealizada - por un lado, y la permanencia de la burocracia en las organizaciones sindicales por el otro. Menudo problema que sin duda está vinculado a la creación de una organización de y para la clase obrera. Estimo que ésta vieja cuestión se ha complejizado con la aparición del Movimiento Piquetero y sus cada vez mayores relaciones con los problemas sociales, dada la agudeza de la crisis. No es nada fácil ver el derrotero de éstas importantes fuerzas que lo componen en estrecha relación con la clase obrera.

Y esto exige abandonar pretensiones vanguardistas y trabajar con honestidad en una política de alianzas, objetivo estratégico que no pocos sectores de izquierda han subestimado, y otras veces confundiendo la unidad con el amontonamiento o la uniformidad.



HOY Y AQUÌ


No hay dudas respecto que del seno mismo del feudalismo brotaron subjetividades, rebeldías y voluntades como manifestación del desarrollo de las Fuerzas Productivas, y que éstas inauguraron nuevos modos y relaciones de producción dando nacimiento al sistema capitalista. El material histórico respecto de estas transformaciones es abundante referido al mundo Occidental, más precisamente a Inglaterra y Francia. Es lógico pensar que cada uno de estos procesos haya tenido sus propias particularidades - diferencias temporales incluidas. Y es posible que en algunos lugares del planeta el tránsito del feudalismo al capitalismo no haya sido un proceso que necesitó ser coronado por la violencia, cosa que no supone la ausencia de luchas sociales, y tampoco niega su carácter revolucionario.

Está claro que desde esta altura del escrito la pregunta se cae de madura: ¿ Sería descabellado, fantasioso, utópico en fin, creer en el desarrollo de nuevas formas y relaciones de producción no dominantes, que den paso al crecimiento de relaciones sociales solidarias, fraternales, comunitarias, aquí y ahora, dentro de las mismas entrañas de éste podrido sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción y la consiguiente explotación del hombre por el hombre ?.

¿ No sería esto en lo que pensaba Darío, cuando respondía al reportaje de la FM La Tribu ?, ¿qué otra cosa es un horno de barro construido por una comunidad hambrienta?, ¿qué otra cosa es la fábrica de bloques para levantar con sus propias manos la dignidad de una vivienda ?. Obradores, talleres de carpintería, guarderías, ahora... escuelas !!. ¿ qué otra cosa puede devolver al género humano su dignidad si no es el trabajo comunitario ?. Esto es lo que irá entretejiendo los nuevos lazos solidarios, rotos, hechos jirones de hambre y miseria por un sistema expulsivo y criminal.

Después de doscientos años, y no solo en Occidente, el desocupado de hoy está en la misma situación que el campesino de antaño, y en el mismo sentido. Con una diferencia a favor del primero que no es moco de pavo: el campesino, libre como estuvo después de haber sido expulsado de la tierra que trabajaba, ingresó al nuevo mundo que iría a inaugurar la revolución burguesa, es decir que iba a ser objeto de nuevas formas de explotación.

El hoy expulsado de ese mismo - ahora viejo - mundo, no tiene ya nada en la perspectiva del sistema que garantice su sobrevivencia y la de su familia. No vaya a creerse - al menos antes de pensarla un poco - que ésta hermanada situación del obrero y del campesino es una transposición mecánica. El campesino fue libre una vez expulsado de las tierras que trabajaba y privado de las herramientas con que lo hacía; es decir, de los Medios e Instrumentos de Producción. Exactamente lo mismo le pasa al obrero excluido del proceso productivo: ha sido divorciado de los medios de producción e instrumentos de trabajo, porque éstos eran y siguen siendo, de propiedad privada; entonces del señor feudal, ahora del capitalista.

La ventaja de éste ex obrero, (perdón por el exabrupto) es que su libertad, aún condicionada por la necesidad de supervivencia, le permite superar su condición de explotado, sumándose a tareas comunitarias con seres humanos en su misma condición. Ya no será un trabajador asalariado tampoco un desocupado, quizás piquetero. En qué se irá a transformar ? Claro que éstas transformaciones no están a la vuelta de la esquina, pero el proceso, es decir, la transición ha comenzado, es lo importante; las futuras generaciones sabrán conceptualizar los cambios que vienen produciéndose.

Aquí no puede dejar de recordarse que la clase obrera no nació de un repollo, sino que es un producto histórico, lo mismo que la burguesía como clase y ya que estamos, no sería posible que como síntesis de éstas transformaciones nuestros piqueteros de hoy vengan a ser los Comuneros del mañana ? No dicen que el deseo importa, y mucho...?

Una prueba elocuente de éstas posibilidades a que da lugar la crisis del sistema, es, sin duda, la experiencia en curso de la toma y puesta en funcionamiento de las llamadas fábricas y talleres recuperados. Abandonadas por sus dueños, con maquinarias y herramientas oxidadas, semidestruídas en su interior, cuando no vendidas por sus dueños y dejando el tendal de obreras/os cargando con sus hijos condenados a la miseria y al hambre, no es esto acaso prueba suficiente de la incapacidad del sistema para contenerlos y garantizar incluso la continuidad de su propia explotación ?

Si, lo es, y como contrapartida a semejante barbarie: ahí están los brotes de socialismo que irán creciendo en el trabajo comunitario y con ellos la experiencia y la conciencia de la propia responsabilidad que los trabajadores estamos asumiendo. No es cierto acaso que éstas auto determinaciones han inaugurado nuevas relaciones sociales, en las que está ausente el carácter dominante que prima con la propiedad privada ?. Estas relaciones son, en realidad, nuevas relaciones de producción. Pero resulta que, aún siendo el fruto maduro del gigantesco desarrollo de las fuerzas productivas, aquellas relaciones no han nacido por la expropiación de la propiedad privada de los medios de producción. La historia, otra vez, nos sorprende, ya que, allí donde los representantes del capitalismo han abandonado lo que fuera su propiedad privada, aparece la necesidad hecha virtud, conciencia y crecida voluntad en el transcurso de las luchas, e instala en las mismas entrañas del sistema, éstas nuevas relaciones sociales comunitarias.

Creo que es aquí donde la teoría debe hincar el diente, adosada inseparablemente a la práctica transformadora de la realidad.

El hombre nuevo con el que soñamos, no es, ni será previo a los necesarios cambios por los que lucha; se irá transformando en un prolongado proceso, simultánea y posteriormente a los cambios que pudiera producir. Ese crecimiento de conciencia será un paso gigantesco que ubicará el mito de hombres providenciales en el lugar que le corresponde: en la historia del propio desarrollo humano. Este sistema lleva siglos haciéndonos daño, mucho más del que creemos, social e individualmente. Siembra miseria, hambre y enfermedades, promueve y ejecuta guerras preventivas e hipócritamente, impulsa y premia un asqueante individualismo generador de subjetividades que lo sostienen.

Lo que aquí se dice acerca de las posibilidades del desarrollo de nuevas relaciones sociales es hoy una realidad que viene creciendo lenta y sostenidamente en el mundo del trabajo, y es el fruto, por un lado, de la miseria en que el capitalismo como sistema, ha sumido a la mayor parte de la humanidad y por otro lado del espíritu creador, renacido, precisamente, de esas miserias y carencias. Tal es la paradoja que ha sido observada en las más grandes transformaciones de la humanidad. Es un hecho cada vez más visible y verificable el crecimiento de la solidaridad en aquellos lugares donde más aprieta la miseria y las necesidades.

Décadas atrás, cuando nos dimos cuenta que los problemas eran más graves de lo que nos imaginábamos y de lo que nos contaban los panegiristas del sistema, (léase economistas de la escuela que fueran) se puso de moda decir que nos estábamos "latinoamericanizando", reconociendo entonces el mayor grado de miseria que aquejaba a los pueblos hermanos; hoy acercándonos más a la realidad, decimos que estamos sufriendo un proceso de "africanización". Y así es, en verdad, con el SIDA incluido. Estas cuestiones y otras varias que desde abajo comienzan a murmurarse, pronto serán claramente vocalizadas y creceremos en su comprensión. Cientos y cientos de miles venimos dándonos cuenta que es verdad, que si no crece "desde el pié" no sirve para nada, y que nada sirve si no amasamos el barro con nuestras propias manos.

Para los compañeros que vienen, tiempo ha, elaborando teorías y pronosticando saltos cualitativos a plazo fijo, debo decir que lo que se ha leído, es lo que sucede hoy y aquí; y que esto no pretende negar ni mucho menos, las posibilidades de estallidos sociales en coyunturas políticas determinadas. Claro que, en caso de producirse, no pueden ser previstos sus resultados, consecuencias y/o continuidades.

Por fin: no me pareció conveniente la inclusión en este trabajo, de un capitulo dedicado a la Rebelión del 19y20 de diciembre del 2001. Y esto por dos motivos: 1) La importancia de aquélla irrupción de la clase media, su protagonismo, expulsando del panorama político a presidentes y funcionarios corruptos y arrastrando a la lucha callejera a las grandes mayorías populares; y 2) La "pequeña historia" que aún está por escribirse, del nacimiento, desarrollo y el prematuro anuncio que se ha hecho por varios autores de la muerte o extinción del Movimiento Asambleario nacido de aquella rebelión, no puede ser subestimada, por lo que exige tiempo y espacio apropiado.



OCTAVO

desde Villa del Parque

Junio 2002 - Octubre 2004

(Continuará)



Que se vayan todos, que no quede ni uno solo !!

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