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Relatos de la muerte: represor de la dictadura publica libro sobre los años de plomo
Por Tercer Mundo Online -
Thursday, Nov. 11, 2004 at 3:50 PM
TMO- La próxima presentación de un libro sobre los “años de plomo” por parte de uno de los integrantes del aparato represivo de la última dictadura en la ciudad de Santa Fe, Eduardo “Curro” Ramos -denunciado por el Ministerio Público Fiscal en base a testimonios de ciudadanos que sufrieron el secuestro y la tortura en los ‘70-, no es una mera casualidad:
forma parte de una estrategia de los sectores más oscuros de la derecha santafesina vinculados a la represión ilegal, que pretende presionar la actuación del juez Federal, Reynaldo Rubén Rodríguez quien, a la luz de los pruebas existentes, podría ordenar procesamientos en el marco de la causa que involucra estos hechos. La utilización de la figura del gobernador Obeid se enmarcaría en esta estrategia que tiende a dar continuidad a la impunidad de los represores.
La próxima publicación de un libro de autoría de Eduardo “Curro” Ramos, hasta ahora desconocida en nuestro medio, es parte de una sórdida maniobra de los sectores más duros de la derecha local, tendiente a evitar la condena judicial de reconocidos miembros del aparato represivo santafesino, y cuenta entre sus impulsores a sectores del núcleo más reaccionario de la iglesia católica de la ciudad -el “stornismo”-, además de distintos hombres que, durante la época represiva, colaboraron activamente con el sistema implementado para secuestrar, encarcelar, torturar y asesinar militantes sociales cuyas ideas políticas diferían de las sostenidas por la derecha ultramontana, asociada a la dictadura militar que hizo de la muerte de trabajadores, militantes políticos y sindicales una práctica sistemática con el objeto de aplicar un nuevo programa económico de la mano de José Alfredo Martínez de Hoz.
La estrategia incluye una operación de prensa a nivel nacional, en los próximos días, a cargo del abogado y periodista Mariano Grondona, un referente de los sectores más reaccionarios de la derecha argentina que participó activamente cooperando con distintos gobiernos de facto. En el programa de TV de Grondona se publicitará la versión de la historia relatada por “Curro” Ramos, uno de los íconos represivos de la ciudad de Santa Fe, cuya extradición, por delito de genocidio, fuera solicitada por el juez español Baltasar Garzón.
En esta ofensiva de la derecha local, cuya próxima punta de lanza será el libro de Ramos, ha tenido una participación activa, como operador, al ex funcionario del COMFER menemista y periodista, Juan Carlos Sánchez, hombre de fuertes lazos con los sectores más duros de la iglesia como el stornismo, sector que cobijó a personajes siniestros vinculados al aparato represivo de los ’70, como el ex juez Víctor Hermes Brusa.
Según informaciones a las que accedió Tercer Mundo Online, el libro de Ramos, si bien tendrá por objeto tratar de desacreditar socialmente a un sector del Partido Justicialista de reconocida trascendencia política en los años ’70 y a varios militantes sociales que denunciaron su actuación como miembro activo de los “escuadrones de la muerte” de la dictadura. Pondrá énfasis, principalmente, en el actual gobernador Jorge Alberto Obeid, con pasado militante en las organizaciones políticas setentistas: una figura que servirá al viejo represor para darle mayor publicidad y difusión a la estrategia de presión sobre la justicia que toma cuerpo en un relato literario, dado el carácter público de Obeid, lo cuál agrega un balde de nafta a la ya encendida interna justicialista Reutemann vs. Obeid, de cara al próximo año electoral.
Con este libro, Ramos, sigue la línea de acción que ha emprendido la derecha más retrógrada del país, que combatió, abiertamente, la actuación de los organismos de Derechos Humanos y la política del gobierno nacional en esa materia, temerosos de la revisión y condena de los represores. Algo que ya antes de la asunción del gobierno de Néstor Kirchner se encargó de remarcar el centenario diario La Nación a través de las columnas del subdirector de ese medio, Claudio Escribano. En uno de sus editoriales más renombrados, días previos al inicio de la nueva “era K”, Escribano enumeró lo que algunos periodistas como Horacio Verbistky definieron como “pliego de condiciones a Kirchner”, que incluía entre otras exigencias “que no haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión”. Para Escribano, vocero del establishment, la nueva conducción gubernamental debería “reivindicar el desempeño de las Fuerzas Armadas en el contexto en que les tocó actuar”.
El relato de Ramos, en consonancia ideológica y política con los sectores más oscuros de la derecha de nuestra ciudad, no hace más que seguir la estrategia de quienes, a nivel nacional, pretenden el triunfo de la impunidad y el olvido frente a los crímenes de los ’70, imposibilitando la condena judicial de los responsables.
No es una mera casualidad que Eduardo “Curro” Ramos, parte del engranaje represivo que actuó en la década del ’70 en Santa Fe bajo las órdenes de la cúpula militar del Segundo Cuerpo de Ejército, encabezada por los Generales Leopoldo Fortunato Galtieri y Ramón Genaro Díaz Bessone; el Destacamento de Inteligencia 122 del Ejército -cuyas funciones fueron conducir, planificar y ejecutar la llamada “lucha antisubversiva” y represión en general, incorporando a su accionar como adscriptos a policías (por lo general del D2) y civiles, disponiendo de los detenidos, conduciendo los interrogatorios y/o para el caso de los muertos disponiendo su enterramiento-; y el Departamento D2 (Inteligencia) de la policía provincial, intente difundir su versión de los hechos ahora.
Contemporáneamente, a la inminente resolución de la causa judicial tramitada ante el Juzgado Federal Nº 1 de la ciudad de Santa Fe. Una causa que lo tiene como uno de los principales involucrados, a Ramos, y podría derivar en su procesamiento, ante el virtual agotamiento de los plazos de actuación judicial.
El libro también implica, en los hechos, una forma de obligar a “tomar partido” a viejos colaboradores del régimen militar, muchos de ellos civiles: como si Ramos enviara un mensaje cifrado a éstos, el libro pretende disciplinarnos y obligarlos a cooperar en la estrategia de descrédito de los viejos militantes de las organizaciones políticas de los ’70.
Es que “Curro” Ramos no pretende quedarse solo en el fondo del mar, si, como teme, la justicia finalmente lo condena. Los próximos acontecimientos vinculados a la difusión del relato literario de un viejo represor podrían ayudar a develar, quizás con mayor precisión, “quien es quien” en torno a la historia del terrorismo de Estado en nuestra ciudad.
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