Julio López
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Imperialismo francés: fuera de Costa de Marfil!
Por A - Monday, Nov. 15, 2004 at 11:38 AM
Editions Programme,3, rue Basse Combalot 69007 LYON

Poblada solamente por 16 millones de habitantes, la mayoría de los cuales viven en la miseria, la Costa de Marfil posee riquezas importantes que engordan a los burgueses locales y extranjeros: gracias al trabajo sub-pagado de los trabajadores, muchos viniendo de otros países (incluyendo niños), este país es el primer productor mundial de cacao, tercer productor de café y productor de otros productos agrícolas para el mercado mundial. La mayor parte de esta producción se encuentra en manos de grandes empresas internacionales, principalemente francesas.


Hace poco más de dos años el gobierno francés enviaba varios centenares de soldados a Costa de Marfil bajo el pretexto de proteger los civiles extranjeros, llegando hoy a 4500 (a los cuales hay que agregar 2000 venidos de otros países cercanos) bajo el pretexto de preservar la paz ese país según la voluntad de la ONU.

En realidad el gobierno francés jamás ha buscado otra cosa que proteger los intereses capitalistas franceses en esta antigua colonia. Poblada solamente por 16 millones de habitantes, la mayoría de los cuales viven en la miseria, la Costa de Marfil posee riquezas importantes que engordan a los burgueses locales y extranjeros: gracias al trabajo sub-pagado de los trabajadores, muchos viniendo de otros países (incluyendo niños), este país es el primer productor mundial de cacao, tercer productor de café y productor de otros productos agrícolas para el mercado mundial. La mayor parte de esta producción se encuentra en manos de grandes empresas internacionales, principalemente francesas.

Recolonización económica

Como consecuencia de las privatizaciones impuestas por el FMI y las organizaciones financieras internacionales, la parte de los capitalistas franceses se ha incrementado desde hace un decenio en la economía marfilense, a pesar de la competencia que le hacen otras grandes sociedades capitalistas extrajeras: una verdadera recolonización económica que ha permitido recientemente a Bouygues apoderarse del monopolio de distribución de agua y electricidad, al grupo Bolloré de recuperar el sistema de ferrocarriles y lo esencial de las actividades portuarias, estableciendo posiciones dominantes en el negocio del café, tabaco, caucho, ananas, banana y cacao, a France Télécom de apoderarse de las telecoms marfileñas, a Total de edificar todo un imperio de refinerías, etc, mientras que el sector bancario es ampliamente dominado por los bancos franceses. Con las filiales de estos grandes grupos, varias centenas de pequeñas francesas forman el entramado de la economía marfileña y generan la mitad de las recetas fiscales del Estado; los capitalistas franceses constituyen los más fuertes inversionistas en Costa de Marfil (27% del capital del país se encuentra en sus manos) y Francia es el primer socio comercial de este. Aparte que el sistema monetario ligado al franco francés ha permitido ampliamente a la antigua metrópolis guardar en las arcas de la Banque de France preciosas divisas, para su solo beneficio.

Si «las empresas francesas han ganado dinero en Costa de Marfil» («Les Echos», 9/11/04) así como a los burgueses locales que han amasado fortunas colosales buena parte puestas a resguardo en los bancos europeos, la situación de los proletarios y de las masas continua siendo miserable. Son ellas quienes más sufren la degradación económica del país desde hace un decenio. Según las estadísticas oficiales, la proporción de marfilenses bajo el suelo de la pobreza pasó de 11% en 1985 a 37% diez años más tarde (últimas cifras conocidas): dado que la crisis económica a hecho estragos y el desempleo se ha generalizado, hoy este porcentaje no puede sino ser más alto aún. Las revueltas, en el curso de las cuales numerosos bienes de ricos franceses expatriados (y otros) fueron pillados y sus detentores violentados, se explican por esta miseria y rencor que la población guarda hacia la vida privilegiada que estos últimos llevan en Costa de Marfil.

¡Soldados franceses, fuera de Costa de Marfil!

Luego de haber sufrido 9 bajas en un bombardeo de fuerzas de Gbagbo, las tropas francesas se apoderaron del aeropuerto de Abidjan y destruyeron los aviones militares que allí se encontraban. Luego estas la han emprendido contra las manifestaciones de protesta, disparando contra la multitud y ocasionando numerosas víctimas, desencadenando en consecuencia las revueltas. El gobierno francés, apoyado por todos los partidos políticos, se ha escandalizado y condenado estas revueltas anti-francesas, pretendiendo que sus tropas no tenían otro fin que el de impedir la violencia en Costa de Marfil. Sin embargo este no pronunció una sola palabra por las decenas de muertos y centenas de heridos causados por sus soldados. Tampoco reaccionó cuando la aviación gubernamental comenzó a bombardear las zonas controladas por la rebelión, produciendo víctimas civiles, o durante la preparación de esta ofensiva, cuando el presidente Gbagbo prohibió y destruyó los diarios de la oposición y privó de electricidad al norte del país. Tampoco reaccionó a comienzos de este año, cuando la policía y los sicarios de Gbagbo reprimieron violentamente una manifestación de la oposición, ocasionando centenares de muertos; todo esto es la demostración de que, lejos de proteger a la población, son los intereses imperialistas y sólo ellos lo que interesa; al contrario, los soldados franceses han dejado realizar todas las exacciones contra los civiles, ¡en uno y otro campo!

En 2002, cuando el golpe de Estado estalla, las tropas francesas salvarán tanto al régimen de Gbagbo como a los intereses de las grandes empresas francesas frenando la progresión de los rebeldes. Pero las reticencias de Gbagbo a plegarse a todos los intereses franceses (luego de haber facilitado otros) han traído desaveniencias con Paris. Para forzar el poder marfilense a ser más dócil, el gobierno francés emplea los grandes medios, militares y diplomáticos (amenazas de sanciones en la ONU que se han traducido por la suspensiòn el 10/11 de préstamos del Banco Mundial), mientras que, por su parte, el clan Gbagbo no le ha quedado otro recurso que movilizar demagógicamente las masas de Abidjan.

Los proletarios de Costa de Marfil no tienen nada que ganar dejándose arrastrar en esta querella de bandidos: burgueses locales, del norte y del sur, y burgueses franceses son igualmente enemigos y deben ser combatidos. A estos le es preciso rechazar dejarse dividir en etnias o por nacionalidades y defenderse juntos contra los burgueses y los imperialistas. El deber de clase de los proletarios franceses con respecto a los proletarios y masas pobres marfileñas es de luchar contra las exacciones de «su» imperialismo y de «su» Estado, oponerse sin vacilar a todos los llamados hipócritas a la unión nacional con la burguesía en nombre de las «víctimas» de «granujas» marfileños que han salido a la calle: los verdaderos granujas son los burgueses!

¡Tropas francesas, fuera de Costa de Marfil!
¡Abajo el Imperialismo! ¡Abajo el Capitalismo!

Correspondencia:
Editions Programme,3, rue Basse Combalot 69007 LYON 11/10/2004 - Impresión especial - suplemento de Le Prolétaire n°473

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