Sobre el colapso de la Cuarta Internacional.
Por EL MILITANTE -
Wednesday, Nov. 17, 2004 at 10:17 PM
http://argentina.elmilitante.org
EL MILITANTE - Versíon
para imprimir | |
Los Orígenes del colapso de la Cuarta
Internacional y los intentos de los trotskistas británicos para
evitarlo |
|
Autor : Fred Weston Fecha
: ( 26-Octubre-2004 ) Categoria : Historia
|
espués
de la Segunda Guerra Mundial la dirección de la entonces “Cuarta
Internacional” se quedó totalmente desorientada. No podía comprender
lo que estaba ocurriendo y esto marcó el principio del fin de la
organización.
Sin embargo, antes de entrar en un
breve análisis de por qué la Cuarta Internacional finalmente
colapsó, merece la pena dar unas cuantas citas muy significativas
del documento elaborado por la entonces dirección internacional.
Debemos recordar que todo esto fue escrito en 1946, cuando el
capitalismo acababa de entrar en el boom más largo de su historia y
la Unión Soviética había surgido de la Segunda Guerra Mundial con
una enorme fortaleza. Creemos que hablan por sí mismas.
“A pesar de la cierta debilidad actual del
movimiento revolucionario de los trabajadores, no hay razón para
suponer que nos enfrentamos a una nueva época de estabilización y
desarrollo capitalista.
La recuperación de la
actividad económica en los países capitalistas debilitados por la
guerra, y en particular en los países europeos continentales, se
caracterizará por un ritmo especialmente lento que mantendrá a sus
economías en unos niveles que bordearán el estancamiento y la
recesión.
En estas condiciones un desarrollo
prolongado, relativamente pleno y estable de las fuerzas de la
democracia política parece ser más problemático que nunca. Las pocas
concesiones democráticas que la burguesía ha garantizado desde la
guerra son el resultado, por un lado, de la presión de las masas y,
por el otro lado, de la política conciliadora y capituladora de los
partidos reformistas y estalinistas.
Ahora, a lo
que nos enfrentamos es a una crisis a escala mundial que trascenderá
todo lo conocido en el pasado y al desarrollo de un auge
revolucionario mundial, para ser más exactos, con ritmos desiguales
en diferentes partes del mundo pero, ejerciendo una influencia
incesante y recíproca de un centro a otro y, de este modo,
determinando una larga perspectiva revolucionaria.
Los acontecimientos actuales demuestran en todos los
países que las posibilidades objetivas para la creación de partidos
de la Cuarta Internacional nunca han sido tan favorables y van en
aumento.
La condición previa esencial para dedicarnos
con entusiasmo y fe a la tarea de la construcción de los partidos de
la Cuarta Internacional es que tengamos, en primer lugar, la
convicción firme de las grandes posibilidades que existen en este
terreno. Tras la apariencia de un poder nunca antes alcanzado se
esconde la realidad de que la URSS y la burocracia soviética han
entrado en una fase crítica de su existencia”. (Extracto de
The New Imperialist Peace and the Building of the parties of the
Fourth International Resolución aprobada en la Preconferencia
Internacional. Abril 1946).
Comparemos las citas
anteriores con las escritas por la dirección del PCR británico, cuyo
principal teórico era Ted Grant. Aunque no podían haber previsto el
largo boom de la posguerra si fueron capaces de comprender que el
período inmediato estaría caracterizado por la recuperación
económica y una estabilización del sistema.
“Frente a los reformistas y estalinistas que
intentan calmar a las masas con la perspectiva de nuevo renacer del
capitalismo y un gran futuro para la democracia, la resolución
de la Preconferencia Internacional es cien por cien correcta al
insistir en la época de declive y colapso de la economía capitalista
mundial. Pero una resolución que busca orientar a nuestros
propios cuadros en las perspectivas económicas inmediatas -de
las que fluyen en gran medida la próxima etapa de la lucha de clases
y de este modo nuestras propaganda y tácticas inmediatas- la
perspectiva está claramente equivocada.
La actual
crisis y el bajo nivel de producción no es una crisis
económica en el sentido clásico entendido por los marxistas. Se
trata de una crisis de ‘sobreproducción’ que surge de la
concentración de las fuerzas productivas para la guerra imperialista
y de la destrucción provocada por la propia guerra.
La teoría del colapso espontáneo del capitalismo es
totalmente ajena a las concepciones del bolchevismo. Lenin y Trotsky
insistieron una y otra vez en que el capitalismo siempre encontrará
una salida si antes no es destruido por la intervención consciente
del partido revolucionario que, al frente de las masas, aprovecha
las dificultades y las crisis del capitalismo para derrocarlo. La
experiencia de la Segunda Guerra Mundial enfatiza la corrección de
estas concepciones de Lenin y Trotsky.
Mientras
tanto, debido la debilidad de los partidos de la Cuarta
Internacional que en esta etapa se mantienen como pequeños grupos,
los capitalistas han podido encontrar una salida al colapso y
declive de la economía. En Europa Occidental esto ha preparado el
camino para una recuperación bastante rápida y sostenida.
Al negarse a reconocer la inevitable
recuperación, la Cuarta Internacional sólo conseguirá desacreditarse
y desorientará a sus cuadros y a las amplias masas al pronosticar
una recesión permanente y la desaceleración del ritmo en Europa
Occidental, precisamente cuando los acontecimientos adoptan una
forma diferente”. (Extracto de Perspectives – Proposed
line of amendment to International Conference Resolución ‘New
Imperialist Peace and the Building of the Parties of the Fourth
International’. Diciembre 1946).
A partir de las
citas anteriores podemos ver que los dirigentes de la Cuarta
Internacional en 1946 no habían absorbido el ‘método’ de Marx,
Engels, Lenin y Trotsky. Para ellos el marxismo no era un método
científico, sino un dogma que debía aplicarse rígidamente. Todo lo
que hicieron fue repetir la perspectiva de 1938. Ignoraron el hecho
de que una perspectiva no puede ser un proyecto. Sólo puede planear
el proceso general y algunas veces puede cambiar radicalmente con el
desarrollo de los acontecimientos. Para estos “dirigentes” todo esto
era un libro cerrado.
Ignoraron los procesos reales y
simplemente intentaron imponer sobre la realidad sus propios deseos
subjetivos. Presumiblemente, debían haber pensado que admitir
cualquier posibilidad de recuperación capitalista desmoralizaría a
sus fuerzas. ¡Y al final consiguieron hacer exactamente esto! Sus
errores llevaron a la destrucción de la Cuarta Internacional que
Trotsky tan concienzudamente luchó por construir.
Trotsky esperaba una oleada revolucionaria al final
de la Segunda Guerra Mundial, similar a la que siguió a la Primera
Guerra Mundial, y esperaba que la Cuarta Internacional se
convirtiera en la fuerza dominante dentro del movimiento obrero. Sí
se produjo esa oleada revolucionaria. Esta perspectiva se confirmó.
La guerra civil en Grecia, el movimiento de resistencia y las
huelgas tanto en Italia como en Francia al final de la guerra e
inmediatamente después, la revolución china de 1949, la lucha por la
independencia en el mundo colonial, la victoria arrolladora del
Partido Laborista en las elecciones británicas de 1945, etc., todo
esto demuestra que el pronóstico de Trotsky era correcto.
El problema fue que las fuerzas de la Cuarta
Internacional eran demasiado débiles para poder jugar un papel
determinante en el desarrollo de los acontecimientos. Si el partido
revolucionario es demasiado pequeño, si no está en el lugar correcto
en el momento adecuado, el movimiento revolucionario pasa y la
oportunidad se pierde. El resultado fue una derrota histórica
importante de muchos de los movimientos revolucionarios que
surgieron al final de la guerra. Allí donde se consiguieron
victorias, como en el caso de China, las revoluciones adoptaron la
forma del estalinismo, es decir, se crearon estados obreros
deformados a imagen y semejanza del régimen soviético. No fueron
revoluciones dirigidas por la clase obrera. Sin embargo si consiguió
reforzar al estalinismo. Lejos de enfrentarse a una crisis
inmediata, como habían previsto los dirigentes de la Cuarta
Internacional, el régimen estalinista en Rusia fue más poderoso de
lo que había sido nunca. El estalinismo también se fortaleció en
occidente y ante los ojos de muchos trabajadores rusos parecía que
“la revolución se estaba extendiendo”.
La ruptura y
la división del movimiento trotskista tienen sus raíces en este
período. La entonces dirección de la Cuarta Internacional fue
totalmente incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo. Si se
leen los escritos de dirigentes como James Cannon (dirigente de la
época del SWP norteamericano) a finales de los años cuarenta y
principios de los cincuenta, encontraremos una perspectiva
completamente equivocada. Su perspectiva era una crisis inmediata
del capitalismo y movimientos revolucionarios a corto plazo. ¡En
determinado momento incluso negaron que hubiera terminado la Segunda
Guerra Mundial!
En 1946 la Cuarta Internacional
celebró su “Preconferencia Internacional”. Ernest Mandel y otros
contribuyeron al borrador de ese manifiesto que chocaba frontalmente
con la realidad. La dirección de la Cuarta Internacional desarrolló
una teoría que descartaba cualquier posibilidad de boom económico. Y
los acontecimientos demostraron que estaba totalmente equivocada. La
clase obrera fue derrotada debido a las teorías de los dirigentes
reformistas y estalinistas. La Cuarta Internacional era demasiado
débil para impedirlo.
La derrota de la clase obrera
después de la guerra fue la principal condición política para el
auge de la economía. EEUU salieron enormemente fortalecidos de la
guerra. Se convirtió en la principal superpotencia capitalista
gracias a que había acumulado unos grandes beneficios con la
producción bélica. Por temor a la revolución en Europa, EEUU inyectó
ingentes cantidades de dinero en países como Alemania, Italia,
Francia, etc., para recuperar sus economías, fue el célebre Plan
Marshall. La destrucción provocada por la guerra hizo necesario un
enorme programa de reconstrucción. Todo esto sentó las bases para el
boom económico más grande de la historia del capitalismo.
La dirección de la Cuarta Internacional fue incapaz
de adaptarse a los nuevos acontecimientos. No entendía que era
necesario revisar la situación. Pensaba que podría mantener unidas a
sus fuerzas sólo con la promesa de la revolución “a la vuelta de la
esquina”. Esta política sólo podía llevar a la ruptura de la
Internacional y eso es precisamente lo que ocurrió.
Como explicaba Lenin, si no corriges tus errores
entonces caerás de un error a otro. El resultado final es el
sectarismo. Los “dirigentes” de la Cuarta Internacional no
entendieron los errores cometidos en los años cuarenta y fueron aún
más allá por el camino de la degeneración que les llevó a caer en
todo tipo de teorías extrañas. De la revolución inminente giraron a
la teoría del “aburguesamiento” de la clase obrera en Europa, ¡un
giro de ciento ochenta grados! Por ejemplo, en abril de 1968 Ernest
Mandel en una reunión en Londres declaró que no se producirá un
movimiento de la clase obrera europea al menos hasta dentro de
veinte años. ¡Eso fue en víspera del movimiento de los trabajadores
franceses en mayo de 1968! No pudieron ver la realidad en 1946 y
tampoco lo consiguieron en 1968.
La dirección de la
sección británica de la Cuarta Internacional, el PCR (Partido
Comunista Revolucionario), comprendió los cambios que se estaban
produciendo y elaboró unas perspectivas diferentes. El principal
teórico del PCR era Ted Grant. Todavía hoy sigue activo como miembro
del comité de redacción de Socialist Appeal. Si se accede a
nuestra web se podrá encontrar un libro titulado The Unbroken
Thread, en él se encuentra una selección de sus escritos desde
1938 a 1983. Se puede encontrar una selección importante de sus
escritos en inglés en http://www.tedgrant.org/ (Para
Castellano,
a través de la web de la a href=http://www.engels.org/>Fundación
Federico Engels). Entre ellos se encuentra el titulado:
Perspectivas Económicas 1946 y que es un análisis del auge
económico que se estaba desarrollando y que constituye una sobria
apreciación de cómo se estaban desarrollando los acontecimientos.
Este documento reflejaba el mismo análisis que se hacía en la
enmienda que el PCR presentó al documento de perspectivas de la
Cuarta Internacional para 1946.
Como ha demostrado la
cita que hemos publicado más arriba, en la cuestión de Rusia también
los dirigentes de la Cuarta Internacional estaban equivocados. En
lugar de crisis la Rusia estalinista consolidó y extendió su base de
poder. En la cuestión de China también se equivocó la dirección de
la Cuarta Internacional. Dijeron que Mao llegaría a un acuerdo con
Chang Kai Shek y traicionaría la revolución. Los escritos de Ted
sobre China (ver La
revolución china, enero 1949) proporcionan un análisis más
preciso de lo que estaba ocurriendo en ese momento en China.
La dirección de la Cuarta Internacional continuó con
una serie de errores sobre lo que estaba ocurriendo en Europa del
Este. Primero se negaron a aceptar que en Europa del Este había
regímenes a la imagen y semejanza de la Rusia soviética. Después
giraron (sin explicar por qué) e incluso declararon que algunos de
estos países (China, Yugoslavia, etc.,) eran ‘estados obreros
sanos’, abandonando esta definición tan pronto como quedó claro que
era insostenible.
Todo esto es más que suficiente
para demostrar que Mandel, Cannon y compañía se desorientaron
después de la guerra y esto les llevó a una política de zig zags que
les alejó de un verdadero análisis marxista. Más tarde todo esto
llevó a una y otra escisión, y finalmente a la destrucción total de
la organización. Los trotskistas británicos intentaron salvar lo que
pudieron del naufragio, pero se quedaron con unas fuerzas muy
pequeñas. Costaría décadas poder hablar de una verdadera
recuperación del movimiento. Pero esa es otra historia que
trataremos en otra parte.
Los dos documentos: The
New Imperialist Peace and the Building of the Parties of the Fourth
International y Economic Perspectives - Proposed line of
amendment to International Conference Resolution se deben leer
conjuntamente porque son una lección para los trabajadores y jóvenes
de hoy que buscan una alternativa revolucionaria al actual callejón
sin salida al que se enfrenta la sociedad. Hay que comparar los dos
métodos diferentes aplicados y juzgar por vosotros mismos.
Cuando se traicionan las aspiraciones revolucionarias
de las masas -cuando las condiciones para la revolución están
maduras- y la clase obrera es derrotada, en la historia siempre
vemos un proceso similar, sólo permanece activa una capa avanzada de
la clase obrera y a menudo tienden a ser los elementos más leales a
las burocracia de los partidos y sindicatos. Éstos llegan a
conclusiones equivocadas de las derrotas y se convierten en un freno
para el conjunto de los trabajadores y la juventud. En esta
situación es más difícil defender las ideas revolucionarias y los
marxistas se quedan más aislados.
Es precisamente en
esta situación donde se desarrollan las tendencias sectarias
ultraizquierdistas (igual que las reformistas). Los anarquistas
surgieron como una fuerza importante dentro de la Primera
Internacional después de la derrota de la Comuna de París. El
ultraizquierdismo de los dirigentes de la Cuarta Internacional
también se puede explicar de la misma forma, por la derrota del
movimiento revolucionario que siguió a la Segunda Guerra Mundial.
Si no comprendemos cómo se mueve la clase entonces en
este tipo de situaciones podemos llegar a conclusiones equivocadas,
como ocurre con una capa de los trabajadores más avanzados. Cuando
el movimiento está en reflujo se fortalece la burocracia de los
sindicatos y partidos obreros de masas. Algunos de los trabajadores
más avanzados continúan su lucha contra esta burocracia pero no
encuentran eco entre las bases. Por eso llegan a la conclusión de
que estas organizaciones son demasiado burocráticas para trabajar en
ellas y terminan abandonándolas para crear nuevos sindicatos o
partidos con la idea de ofrecer una alternativa a la clase obrera.
Desgraciadamente se encuentran con que fuera de las organizaciones
oficiales las cosas no son tan fáciles. No hay atajos ni fórmulas
mágicas que resuelvan el problema. Si hay un reflujo del movimiento
debido a derrotas pasadas simplemente no puedes resolverlas
declarando un partido revolucionario “independiente” o ignorando la
realidad y situando la revolución a la vuelta de la esquina. El
movimiento de la clase obrera tiene su propio ritmo, su propio
tempo. No puedes obligarle prematuramente a que se mueve más
rápido.
Debemos aprender de esta experiencia
histórica y desarrollar una perspectiva para el futuro. El colapso
de la Cuarta Internacional en parte fue el producto de la situación
objetiva. Pero también debemos recordar que los dirigentes del PCR
británico no sucumbieron al mismo proceso. ¿Por qué? La respuesta se
encuentra en el hecho de que ellos entendieron la esencia del
marxismo, el método de Marx, Engels, Lenin y Trotsky. Para ellos el
marxismo no era una bola de cristal, sino un método científico, una
guía para la acción.
Los trabajadores y lo jóvenes de
hoy debido a la crisis del capitalismo mundial se ven obligados a
pasar de nuevo a la ofensiva. Ante nosotros tenemos una oportunidad
histórica para continuar -y finalmente completar- las tareas que los
grandes marxistas del pasado se habían propuesto.
26 de octubre de 2004
Traducción de The
origins of the collapse of the Fourth International - and the
attempts of the British Trotskyists to avoid it
| |