Julio López
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ZAMORA y la VACA
Por Fan de Zamora - Thursday, Nov. 18, 2004 at 12:27 PM

...había que cuidar la vaca, ordeñarla con cuidado para no terminar matándola... los gobiernos que se sucedieron en los últimos 30 años terminaron rematando la vaca. Si la vaca son las riquezas, si la vaca son el país y su riqueza que hay que cuidar. ¡Ustedes vendieron todo, remataron todo! Esa vaca no es nuestra; lo único que hace el pueblo argentino es ordeñarla, ordeñarla por salarios cada vez más bajos, en condiciones cada vez más flexibles, con salarios o relaciones laborales en negro, en condiciones cada vez más indignantes, y de lo que ordeña no se queda con nada, porque la gran mayoría se va hacia afuera. Lo que sí es verdad es que como son de afuera los dueños de la vaca, es decir, de nuestras riquezas, no tienen ninguna preocupación por cuidarla y van a terminar por agotarla, por carnearla. No es que por no cuidarla el pueblo argentino la vaya a matar. La van a terminar matando, saqueando todas nuestras riquezas; será el agua, las explotaciones mineras, la tierra, hasta que terminen carneando la vaca y llevándose lo poco que puede llegar a dar un país esquilmado por grupos económicos, por multinacionales...

Intervención del Diputado Zamora en el debate s/Presupuesto 2005
Sr. Zamora.- Señor presidente: escuchando al miembro informante me he dado cuenta de que su discurso tuvo poca vinculación con los problemas reales que tiene el país, y por lo tanto con la búsqueda de soluciones para esos problemas. Esto suele ocurrir con los discursos de los miembros informantes de los proyectos de la mayoría de esta Cámara.
Pero me ha llamado la atención una frase, y es la que se refería a que había que cuidar la vaca, ordeñarla con cuidado para no terminar matándola. Me he quedado reflexionando sobre este tema porque parecería ser que tenemos una vaca, el pueblo argentino la ordeña y tiene que cuidarse de no ordeñarla demasiado, porque sería como la fuente de nuestras riquezas, y por lo tanto hay que cuidarla.
Frente a ese comentario me nace una inquietud. Gobiernos como los que integra el bloque Justicialista, que hizo el informe, de igual forma que los gobiernos que se sucedieron en los últimos treinta años, terminaron rematando la vaca. Si la vaca son las riquezas, si la vaca son el país y su riqueza que hay que cuidar. ¡Ustedes vendieron todo, remataron todo! Esa vaca no es nuestra; lo único que hace el pueblo argentino es ordeñarla, ordeñarla por salarios cada vez más bajos, en condiciones cada vez más flexibles, con salarios o relaciones laborales en negro, en condiciones cada vez más indignantes, y de lo que ordeña no se queda con nada, porque la gran mayoría se va hacia afuera.
Lo que sí es verdad es que como son de afuera los dueños de la vaca, es decir, de nuestras riquezas, no tienen ninguna preocupación por cuidarla y van a terminar por agotarla, por carnearla. No es que por no cuidarla el pueblo argentino la vaya a matar. La van a terminar matando, saqueando todas nuestras riquezas; será el agua, las explotaciones mineras, la tierra, hasta que terminen carneando la vaca y llevándose lo poco que puede llegar a dar un país esquilmado por grupos económicos, por multinacionales, pero a través de políticas decididas por los que tuvieron mayoría o primeras minorías en esta Cámara desde el 83 en adelante, continuando la misma política de la dictadura militar.
Nosotros no tenemos ninguna vaca porque no tenemos país. Por las gestiones de los gobiernos hemos perdido el país, en el sentido de que hemos perdido el control de las riquezas y hemos perdido autonomía para decidir sobre nuestros recursos. Lo que nos ha quedado es la pobreza resultante de esas políticas.
Vale reiterar algo que se ha dicho muchas veces, acá y en otros lugares. Discutir sobre las partidas, que se deberían haber asignado más fondos a una u otra, es una discusión posterior. Hay una discusión previa. Este proyecto está ordenado en función de acuerdos con el FMI y de exigencias del Grupo de los Siete, es decir, de los países más poderosos del mundo.
Siendo que se parte de ordenar las prioridades y las partidas del proyecto de presupuesto en función de lo que nos exigen, no tiene ninguna validez todo lo demás que pueda discutirse. Hay propuestas de cambiar el sistema tributario; hay propuestas de todo tipo. Por ejemplo, habría que asignar más recursos a la educación. Pero vayan a decirle todo eso al Fondo Monetario Internacional. Es sospechoso que una y otra vez ignoren eso. Es más: es sospechoso que en una gran parte de las intervenciones ni se hable del tema de la deuda externa, que constituye una partida fundamental a partir de la cual deben ordenarse las demás.
Vayan a convencer al Fondo Monetario Internacional de que hay que invertir más en educación y menos en el pago de la deuda externa, e incluso de que hay que volver a establecer los aportes patronales, como se propuso acá, que fueron eliminados en 1993. Quizás el Fondo lo aceptaría, pero diría lo mismo que en el caso del excedente del superávit: “¿Tienen más superávit? Paguen más. ¿Le sacan más a los patrones? Entonces, paguen más deuda”.
Esto es lo que no se puede ignorar. Y como se trata de bloques y de diputados que conocen de economía y de política internacional es sospechoso que sigan insistiendo en programas alternativos utópicos, ignorando este punto, que casi no abordan. No voy a hablar de los diputados que sí lo hacen con un tono apasionado e indignante, diciendo que el presupuesto está para pagar la deuda y es un diputado que cuando fue gobierno durante una semana cumplió religiosamente con el pago del vencimiento que se produjo en ese momento. En consecuencia, una expresión de ese tipo tampoco tiene legitimidad alguna.
La Argentina está sometida a una extorsión imperial. El Grupo de los Siete sale en los diarios todos los días. Esas eran cosas que antes había que obtener a partir de documentación que nos hacían llegar de otros lados y demás. Ahora ocupan titulares de los diarios.
¿Cómo se puede ignorar esto? Cuando viene Rato lo que expresa es público. Y celebra una conferencia de prensa para decir que el 3 por ciento del producto bruto interno no va como superávit fiscal, sino que debe ser aumentado. El presidente Kirchner le contesta que ese 3 por ciento es inmutable e inmodificable. ¿Quién gana? Eso ya lo dijo el señor diputado Snopek. Y por supuesto que no ganó el país, sino Rato. El superávit que se compromete Kirchner supera el 4%.
Lo primero que hace el gobierno cuando ordena un presupuesto es establecer cuánto se tiene que pagar en concepto de deuda, determinándose luego cuánto va a quedar. El Fondo Monetario Internacional exige que se incluya el pago de la deuda en las partidas correspondientes porque es lo que le dará la certeza de que eso va a abonarse. Si observa que hay una mayor recaudación, exige más. Y si ve que hay medidas tributarias que son producto de un sistema más progresivo va a pedir que se pague más. ¿O acaso no es esta una experiencia que han tenido los países endeudados en los últimos treinta años?
Entonces, todas estas propuestas son muy legítimas para debatir, pero partiendo de la premisa de que la política económica argentina y el presupuesto no deben ser redactados con el Fondo Monetario Internacional ni accediendo a los reclamos del Grupo de los Siete. Todo lo demás es “verso” para justificar la posibilidad de que sigamos estando sometidos a ese Grupo y a los organismos financieros multilaterales de crédito.
También parece que esta supuesta situación de emergencia que se invoca ha venido como un rayo del cielo. Al respecto, ya he dicho varias veces que muchas de las caras que votaron las medidas que llevaron al país a esta gravísima situación –a la que algunos denominan “de emergencia”, pero que es dramática, de desesperación; el pueblo argentino no habla de emergencia, sino de dramatismo, angustia, desesperación y escepticismo‑ están aquí presentes. Nunca escuché una autocrítica, y no me estoy refiriendo solamente al partido justicialista. Así, por ejemplo, en lo concerniente al tema de la delegación de poderes, es cierto que muchos se opusieron y pertenecían al gobierno que la determinó. Pero nadie dice que llevaron a ese gobierno al poder. ¿O acaso la entonces diputada Carrió no recorrió la Argentina diciendo “voten a de la Rúa”?
Del mismo modo, los representantes de la CTA dicen aquí una cosa, pero después su secretario general aparece besándose con el presidente Kirchner en la Casa Rosada.
Se trata de un doble mensaje: ¿llega al pueblo lo que se dice acá o llega lo que sale por todos los medios de comunicación? ¿Hay que denunciar a Kirchner, como se hace acá, o hay que abrazarlo, como hacen cuando van a la Casa Rosada? El diseño del presupuesto 2005 está rodeado de todos estos elementos. Como dice Daniel Muchnik en el diario “Clarín”, es como una cinchada, cuando uno empieza a ceder no termina más; si cedió una vez no puede componerse más. Si alguna vez jugaron, lo sabrán. Aflojó y aflojó, sigue aflojando y no sabemos hasta dónde seguirá aflojando..
Aquí también se dijo que tiene una parte del excedente preparado para volver a hacer concesiones y ver si logra cerrar el acuerdo con los bonistas. Esa es la más grande delegación de poderes, la más inescrupulosa, la más repudiable que este Congreso le hace al presidente de la Nación, a su jefe de Gabinete y a su ministro de Economía. Dos personas están decidiendo lo que el mismo Kirchner dice que es una causa nacional y lo que el mismo Kirchner dice que va a involucrar a varias generaciones de argentinos.
Este Congreso, que tanto habla de la delegación de poderes al cavallista, ex cavallista o próximo cavallista ‑vaya uno a saber- Alberto Fernández, no dice nada de la más grande delegación de poderes que le está haciendo, permitiéndole que negocie el futuro de los argentinos, su vida, seguridad y fortunas con el Fondo Monetario Internacional, con los bonistas y con el Grupo de los Siete. Dos personas están decidiendo por treinta y ocho millones. ¡Miren qué delegación de poderes! ¡Lo del artículo 11 es un poroto al lado de eso! Así con esa denuncia tienen un rol opositor y no entran, en el fondo del problema de la Argentina.
Están pensando en las elecciones de 2005 y no en las perspectivas de qué país tenemos y cómo reconstruimos esta Nación devastada. ¿La Constitución no ordena que el Congreso arregle la deuda interior y exterior? Sin embargo, no lo está haciendo. Delegó el manejo de ciento ochenta mil millones de dólares que es hoy el monto de la deuda. Sumen todas las delegaciones por los superpoderes y los dineros que se manejaron y verán que no se acercan a una mínima parte de todo eso. Permítanme, pero no les creo cuando cuestionan o se indignan por esto.
Además, muchos de los que cuestionan a Alberto Fernández, ya no por la delegación de poderes sino por la falta de confianza personal que le tienen ‑por supuesto que yo le tengo una profunda desconfianza-, hicieron campaña juntos en septiembre de 2003.
El ARI integró listas de diputados y no logró ingresar a esta Cámara pero participaba junto a Fernández y a sus fuerzas peronistas en la Capital. También lo hizo la CTA, que sí logró una banca en esta Cámara. Fueron todos juntos con Alberto Fernández detrás de Ibarra.
¿En ese entonces no conocían a Alberto Fernández? ¿Era nuevo en la política argentina? La delegación de poderes es una cosa y las características personales de Alberto Fernández o la desconfianza que suscitan sus manejos turbios es otra. ¿No lo conocían? Pero nosotros nos enfrentamos a Fernández, Ibarra, Kirchner y ustedes, en cambio, se aliaron para ver cómo conseguían bancas en esta Cámara o en la Legislatura.
Cuando comparo este presupuesto con el de 2004 observo una continuidad, aunque hay algunas cosas nuevas a las cuales me referiré pero más agravantes. Efectivamente, el agravante está en decir que se reordena a partir de las exigencias del FMI. Es una frase que si bien expresa algo, no termina de decir todo lo que eso implica, que es que haya superávit.
Ahora bien, el superávit no es un excedente de plata: el superávit se consigue porque hay ajustes en todos los rubros sociales. Por eso sobra –entre comillas‑ plata. Si yo no pago el alquiler, no alimento a mis hijos, no les doy educación y otras cosas más, consigo superávit. ¿Pero eso es superávit? ¿Acaso logré ganar más de lo que gasto? No; bajé la inversión y los gastos; apreté a toda mi familia. Esto es lo que ha hecho Kirchner y anteriormente Duhalde para conseguir estos llamados superávit.
Esos denominados superávit ponen al desnudo que la mentira ya es una metodología crónica del gobierno del presidente Kirchner.
Todos recordarán la discusión con el FMI que se produjo en septiembre del año pasado, tanto que el gobierno al no ponerse de acuerdo con el FMI los casilleros de los años 2004 y 2005 no se completaron; sólo se llenó el casillero del año 2003, el compromiso de pagar el 3 por ciento. Kirchner dijo: “De acá no me muevo”. Entonces, en 2004 va a ser el 3 por ciento y en 2005, también. El FMI, que no lo aceptó, dijo: “Arreglemos ahora por tres años y dejemos esos casilleros vacíos.”
El gobierno nunca debió haber aceptado esto; debió haber firmado el 3 por ciento y decir que si no, no se firmaba nada. Pero aceptó. ¿Quién ganó? ¿Quién fue más inteligente? ¿Quién fue más vivo? ¿Quién tiene más poder político? ¿Quién tiene más actitud servil? Es evidente que esto último lo tiene el gobierno, y lo otro, los organismos multilaterales, que ahora lograron un 3,9 por ciento, producto de sumar el 3 por ciento nacional más el 0,7 por ciento provincial más el 0,22 por ciento de los fideicomisos.
En realidad, todo indica que va a ser superior. Si seguimos la experiencia de este año –porque uno ya lo puede ir previendo‑ va a ser superior, quizás supere con holgura el 5 por ciento, porque todo esto también está hecho sobre bases mentirosas; no sé si falsas pero sí mentirosas. Muchos de los que están acá lo saben pero lo ocultan, porque está basado en un crecimiento, del 4%, que tampoco se corresponde con la realidad: va a ser superior.
El superávit de este año fue muy superior al 3 por ciento. Por eso ‑y por otra razón a la que me voy a referir después‑ el FMI estuvo tranquilo. Gran parte de ese exceso –entre comillas‑ que superó el 3 por ciento se destinó a pagar la deuda externa: los BODEN, los préstamos garantizados, etcétera. Eso implicó alrededor de 9.000 millones de pesos más aproximadamente 7.000 millones de dólares a los organismos financieros multilaterales que a partir del último semestre no fueron reembolsados ni siquiera en parte.
Fíjense entonces si el FMI no va a estar saltando en una pata. Ha logrado ir reduciendo deudas, un capital endeudado y de riesgo en un país que tiene una crisis tal que ustedes mismos dicen que está en emergencia. Es una cosa extraordinaria lo que logró el FMI gracias a Kirchner. El Banco Mundial y el FMI lograron reducir la deuda que se habían comprometido a reembolsar y que no reembolsan, y bajar lo que se denomina su exposición, es decir, disminuir el capital adeudado en forma neta. Esto pone al rojo lo que son estos proyectos de presupuesto y lo que es la política de gobierno del presidente Kirchner.
Todo indica que un saldo que queda –esto sí se dijo acá‑ está preparado para ver si hay que ofrecer al contado una suma de mil o mil quinientos millones de dólares a los bonistas para que cierren el acuerdo.
Lo que se contradice con lo que muchas veces dijeron Lavagna y Kirchner que el pago al contado estaba descartado como forma de atraer la aceptación de un número importante de bonistas. Por eso digo que la mentira ha pasado a ser un método crónico del gobierno del presidente Kirchner, en el intento de seguir conservando expectativas en la población.
Dentro del plan que se propicia para los próximos treinta años, el gobierno ha llegado al 50 por ciento de la quita, ha triplicado los intereses, ofrece pagos en efectivo, reconoce intereses devengados, mientras en Dubai había dicho que no iba a reconocerlos, etcétera. Todos estos elementos son bastante conocidos porque aparecen en los medios y en consecuencia no hace falta investigarlos.
Se está comprometiendo el país en pagos a cuarenta años, pero esto no tiene credibilidad alguna. Se basan en un crecimiento que la Argentina ha tenido en los últimos tres años pensando que seguirá teniéndolo en forma sostenida en los próximos cuarenta años, pero en los cincuenta años anteriores nunca lo tuvo.
Como el país está mucho peor, lo racional es pensar que ninguna andadura tiene lo que se está comprometiendo. De todas formas, al Fondo no le interesa; como sabe esto, acelera las cosas para que se le pague y se descuente no sólo intereses sino también capital, mientras no reembolsa nada. Sabe que esto tiene poca vida.
Estas son las cosas que marca este presupuesto. Luego hay otros rubros respecto de los que uno puede hablar, pero lo que debemos rechazar es aquello, que no implica decir que es necesario buscar mejores condiciones de pago.
Algunos bloques, que se reúnen en sesiones especiales para repudiar la deuda diciendo que es ilegítima y odiosa, después no incluyen esa postura en sus dictámenes de minoría. El PJ por supuesto no la incluye, porque fue en gran parte el que contrajo esa deuda y debería decir que ellos hicieron lo ilegítimo. Y los radicales, en 1985 tuvieron la gran oportunidad de rechazar la legitimidad de la deuda; quizá tuvieron una ocasión más importante que la de Kirchner, porque veníamos de una dictadura y pudieron haberse plantado sobre la base no sólo de la situación del país sino también del carácter espurio que la deuda tenía por su origen dictatorial.
También me refiero a otros grupos que algún cuestionamiento hacen en relación con la deuda. Van a una sesión especial –esto está firmado por muchos bloques‑ para considerar odiosa la deuda contraída durante la dictadura, y las posteriores refinanciaciones; pero en el dictamen de minoría no dicen que se repudia la deuda por ser odiosa. ¿Por qué no lo dicen?
En la televisión hacen un juego populista y demagogo pero acá dicen otra cosa; escriben algo, están en tal o cual lugar, cuestionan la deuda, pero después dicen que hay que pagarla, con aportes patronales, cambiando un sistema impositivo. Yo cambiaría el sistema impositivo pero para dar de comer al pueblo argentino y no para seguir pagando una deuda ilegítima a los acreedores internacionales o a los facinerosos de los organismos multilaterales de crédito.
El proyecto de ley de presupuesto, o la “ley de leyes”, como se suele denominar, vuelve a insistir en previsiones tributarias más regresivas que las anteriores. ¿Recuerdan la promesa de Lavagna de bajar el IVA? Se la lleva el viento, o el Fondo, vaya a saber. También insiste respecto de las compensaciones a los bancos; los subsidios al sistema financiero; las previsiones o marcos que permiten la fuga de capitales, que continúa en términos menores –porque hoy en día a los especuladores no les conviene demasiado fugarlos‑; la baja del poder adquisitivo; la postergación del salario de los docentes, de los empleados públicos, de las jubilaciones y pensiones, etcétera.
Todo eso se sigue deteriorando, y en el presupuesto no hay ni una sola medida que dé prioridad a tales cuestiones. El presidente Kirchner habla en las fábricas y dice “la prioridad son ustedes”; pero en el presupuesto –que es el que manda‑ la prioridad es la deuda y otros rubros opuestos al interés popular.
Se habla acerca del combate al desempleo y también se hace alusión a las obras públicas. Ya se habló aquí de las pocas partidas ejecutadas que apuntan a generar fuentes de trabajo.
Quisiera referirme también a los fondos asignados a las fuerzas armadas y de seguridad. Antes de que me digan que estoy en contra de que haya fuerzas armadas, debo señalar que en mi opinión tendríamos que abrir un debate sobre qué fuerzas quiere el país, cómo componerlas, para qué política de defensa y para qué hipótesis de conflicto. Me gustaría saber por qué se gastan 5.000 millones de pesos, entre fuerzas armadas y seguridad, si no sabemos para qué las tenemos. Por qué se gasta dinero en entrenamientos militares con las fuerzas norteamericanas si no sabemos para qué se están instruyendo en esa perversión que implica la doctrina de Estados Unidos. Algunos dicen que lo hacemos porque si tuviéramos fuerzas armadas más débiles Chile nos comería, pero no tienen en cuenta que a las fuerzas de Chile también las entrena Estados Unidos. Es más; los militares argentinos y los chilenos se entrenan juntos con instructores norteamericanos.
Si comparamos ese presupuesto con el destinado a las áreas de Educación y de Salud, da vergüenza. El tema de la educación prácticamente no se tocó durante el debate; quizás más adelante lo aborde algún diputado interesado o más cercano a esa cuestión, pero los datos dan vergüenza. Digo esto porque el ajuste para alcanzar el superávit del 3,9 por ciento, que llegará al 5 por ciento, implica que lo destinado a Educación no llegue al 1 por ciento del PBI, y si sumamos lo de las provincias no llega siquiera al 3 por ciento. Esto está muy lejos del compromiso asumido en la propia ley federal de educación, que establece que tiene que ser superior al 6 por ciento del producto bruto; así lo establecieron durante la década menemista, cuando se votó en 1992, que por supuesto tampoco lo cumplieron. Evidentemente hay un desprecio por la educación, por los docentes y por la ciencia y la tecnología.
Por otro lado, hay un tema que preocupa, que tiene que ver con la delegación de poderes. Esto es muy grave, porque se vincula con un manejo autoritario; no hablo ya de consultar al pueblo –como propuse en un proyecto‑, pero aquí ni siquiera se consulta al Congreso, donde cuentan con una mayoría absoluta y formalmente podrían cumplir con ese requisito.

Sr. Presidente (Arnold).- La Presidencia solicita al señor diputado Zamora que redondee su exposición.

Sr. Zamora.- Ya finalizo, señor presidente.
Esta delegación de poderes es muy grave, incluso por los destinos espurios que pueden tener los recursos. Recordemos lo que hizo de la Rúa con los gastos que no se podían controlar, o lo que estaría haciendo el propio presidente Kirchner, si nos atenemos a las denuncias que afortunadamente empiezan a salir a la superficie y que deberían ser investigadas. Una de esas denuncias la hizo un digno periodista, Julio Nudler, a quien el periódico oficialista “Página 12” lo censuró y terminó injuriándolo, pero que por suerte fue defendido por muchos de sus compañeros de trabajo que también dignamente se animaron a poner sus firmas repudiando lo que había hecho ese medio.
Me quiero referir también al artículo 63, que ratifica una serie de decretos, entre los cuales está el 214/02. Esto no puede pasar desapercibido, al menos para mí, que en 2002 presenté un proyecto de derogación y anulación de ese decreto, que es ignominioso. La Cámara de Diputados tendría que haber publicado en la tapa de los diarios que va a ratificar dicho decreto, haciéndose cargo con coraje y valentía si realmente creen que es positivo, diciéndole a la población que van a convalidar un acto inmoral, inconstitucional, ilegal e injusto.
Les recuerdo que por ese decreto no sólo presenté un proyecto sino que además denuncié penalmente al ex presidente Duhalde por violación de los deberes de funcionario público y por hechos contemplados en el artículo 248 del Código Penal, que son aún más graves. Duhalde no tenía facultades para dictar ese decreto, y por eso es increíble que aquí se haya tocado ese tema como al pasar. Estamos hablando de algo muy grave, porque implica convalidar el aumento de la deuda pública en 15.000 millones de dólares. Pero eso que es grave, no es todo, porque el decreto 214 pesificó a un peso cuarenta, un dólar, la deuda de los grandes grupos económicos. Muchos de los que tanto preocupan aquí, y que han sido mencionados...

Sr. Presidente (Arnold).- Terminó su tiempo, señor diputado.

Sr. Zamora.- Entiendo su sugerencia, pero como algunos le solicitaron dos o tres minutos más y usted les dio diez, le pediría que me dé dos o tres minutos y espero necesitar sólo eso.

Sr. Presidente (Arnold).- No le di diez a nadie, señor diputado

Sr. Zamora.- Se estafa a los ahorristas violentando la ley de emergencia 25.561, que garantizaba que no podían perder capital ‑por eso la inconstitucionalidad, porque se modifica una ley con un decreto de necesidad y urgencia‑; inmediatamente después aparece el 1 a 1 –no 1 a 1,40, como le hizo a los ahorristas‑ beneficiándose a quienes no eran precisamente los más pobres de la Argentina. Veamos a quiénes: Repsol, Techint, Pérez Companc, Arcor, Fiat, Pescarmona, Acindar, Bridas, Soldati, Yoma, Telecom Argentina, Roggio, Laboratorios Rohemers, Macri, Loma Negra, La Nación S.A. y el grupo Clarín, entre otros.
Esta denuncia, cuyos datos están todos constatados, la hizo también –miren qué casualidad‑ Julio Nudler en un artículo en “Página/12”, a raíz de una carta de Remes Lenicov en la que explicaba cómo había sido extorsionado por los grupos económicos. Remes Lenicov, el ministro que nombraron ustedes, los justicialistas, en el gobierno de Duhalde, utiliza esa expresión: dice que había sido extorsionado por los grupos económicos.
Ustedes están ratificando una extorsión, que no sólo es inmoral sino que la terminamos pagando entre todos. Porque ¿quién va a pagar esa deuda pública?

Sr. Presidente (Arnold).- Señor diputado: terminó su tiempo. Si no finaliza su exposición voy a tener que quitarle el audio.

Sr. Zamora.- Pero me parece que lo que estoy diciendo tiene importancia. ¿O a usted no le preocupa...

Sr. Presidente (Arnold).- Ya sé que tiene importancia...

Sr. Zamora.- ¿Pero a usted no le preocupa tener que pagar la deuda del grupo Clarín?

Sr. Presidente (Arnold).- A todos nos preocupa, pero a usted se le ha vencido el tiempo para hacer uso de la palabra, largamente, de manera tal que si no redondea voy a tener que quitarle el uso del micrófono.

Sr. Zamora.- Para finalizar, entonces, propongo que ese artículo 63 quede eliminado del texto, máxime porque incluye la expresión: “y sus modificatorios”, o sea que si lo modifican en el futuro ya está ratificado previamente.
Eso lo hacía Luis XIV, que decía: “El Estado soy yo” y podía hacer cualquier cosa. Ahora la verdad es que me repugna que Kirchner asuma en esta instancia de la vida democrática argentina el mismo rol de Luis XIV.
Por eso, toda esta situación social de corrupción, de indignidad, inescrupulosidad, de hambreamiento, persecución, de empobrecimiento para muchos y enriquecimiento de pocos, de giros al exterior de sumas formidables que no permiten una distribución equitativa de la riqueza, ha llevado también a un hecho que no quiero dejar de mencionar –aunque sea en dos renglones- que son las prácticas represivas que han empezado en los últimos meses, persiguiendo y deteniendo a sectores populares que comenzaron a resistir la agudización en las condiciones de vida o la constatación de que este gobierno ya no las va a cambiar.
Y que encima se les reproche como luchan. Dicen: “Si no está en mis manos resistir, con los caminos que tengo a mano –soy una persona sin laburo, agobiada, desesperada por mi familia‑, no me pidan todavía que no corte una calle o no me meta en una fábrica para mostrar que existo. Frente a ustedes, que se roban todo, yo pido simplemente un salario, un trabajo.” Encima, es procesado, perseguido y condenado.
Por eso peleamos por ese proceso de extinción de la acción penal promovido desde otro bloque, al cual nosotros hemos adherido, porque es una medida fundamental, pero ese será otro tema que espero que tratemos prontamente.
Pero no quería dejar de mencionar esa circunstancia irremediable de todo aquel que estafa a la población y vive de ajuste en ajuste, beneficiando a los ricos y perjudicando a los pobres.

Sr. Presidente (Arnold).- Señor diputado: si no finaliza me veré obligado a quitarle el uso del micrófono.

Sr. Zamora.- Termino diciendo que espero que le preocupe y lo haga reflexionar. Los pobres se rebelan, señor presidente.

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