MASACRE EN FALUYA.
Por EL MILITANTE. -
Monday, Nov. 22, 2004 at 2:44 PM
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La masacre de Faluya |
Disparándole a una
mosca que se ha posado en la cabeza de un caballo |
Autor : Maarten Vanheuverswyn
(http://www.marxist.com/) Fecha
: ( 21-Noviembre-2004 ) Categoria : Irak
|
“Si
su ataque va excepcionalmente bien, probablemente se trata de una
emboscada” Vieja máxima militar
A primera vista,
el sitio sobre Faluya parece estar yendo relativamente bien para las
tropas estadounidenses. La mayor parte de la ciudad ha sido
capturada y según los medios de comunicación la “Operación Furia
Fantasma” será completada en un par de días. Aunque el ejército
norteamericano sufrió ayer algunas pérdidas, ésta no es nada
comparada con la cifra de 600 insurrectos muertos, probablemente
más. Realmente es probable que las fuerzas de ocupación ganen la
batalla por Faluya. Sin embargo, las cosas no son tan simples. La
guerra en Irak también se suponía que había terminado, pero esto
claramente no es así. Igual se aplica a Faluya, donde una victoria
oficial puede convertirse en una más bien pírrica.
Atacar y replegarse
Los
estrategas militares norteamericanos esperaban enfrentar miles de
combatientes de la resistencia iraquíes en las calles de Faluya, no
los centenares que combatieron durante las luchas callejeras de este
fin de semana. ¿A qué se debe esto? La explicación dada generalmente
es que los insurgentes que defienden Faluya simplemente no están tan
bien organizados como pensaron originalmente. Sin embargo, dado que
las guerrillas han tenido siete meses para prepararse para el
asalto, esto es poco creíble. La razón más posible es que los
insurgentes simplemente están luchando las fuerzas estadounidenses
de la mejor manera que pueden, es decir, con operaciones a escala
reducida tipo guerrilla. Habría sido una completa locura que la
resistencia se hubiese organizado en formaciones estáticas, que
sería invitación al desastre para un grupo de combatientes
guerrilleros que está en desventaja numérica así como en armamento.
El arsenal del ejército más grande del mundo puede devastar a
grandes posiciones y formaciones defensivas. Ése es el por qué
operaciones a escala reducida y del tipo atacar y replegarse son un
mejor método de lucha, algo que hemos visto en los últimos días -un
grupo de una docena de insurgentes que lanzan ataques contra una
unidad militar, ofreciendo una resistencia simbólica y rápidamente
retirándose a través de las rutas y de los túneles para luchar en
otro sitio y en otro momento.
The Associated Press
citó al Capitán de Marina John Griffin decir: “Siempre ha habido
paquetes de resistencia de este tipo de combate, así como sucedía en
la II Guerra Mundial, que declararíamos una isla como asegurada y
luego de esto tendríamos que continuar luchando durante meses.
Asegurar que la ciudad ha sido asegurada no quiere decir que toda la
resistencia está de retirada, simplemente significa que hemos
asegurado el área y tenemos el control”. El imperialismo
norteamericano, sin embargo, todavía no tiene control sobre la
ciudad. Podrían tener este “control” oficialmente la próxima semana,
pero ¿qué significaría esto? Lo más probable es que la resistencia
está simplemente esperando para atacar fuertemente. También parece
cada vez más y más probable que la mitad de los insurgentes ya haya
huido de Faluya antes del asalto. Simplemente se están
reposicionando para luchar en otra parte.
Irónicamente, cuanto más duramente atacan los
norteamericanos a Faluya, más violencia estalla en alguna otra
parte. Ha habido informes de choques serios en la ciudad norteña de
Mosul, en donde miembros de la resistencia atacaron y abrumaron
varias comisarías de policías y combatieron a tropas estadounidenses
e iraquíes alrededor de puentes a lo largo del río Tigris. Se ha
reportado que un grupo en el norte intentó tomar una oficina de la
Unión Patriótica de Kurdistan, uno de los dos principales partidos
kurdos, y luchó contra los guardias kurdos. El canal de televisión
de Mosul salió del aire por una hora y los militares estadounidenses
admitieron que la policía iraquí era incapaz manejar la crisis.
El aumento en violencia a través del país ha llevado
a funcionarios norteamericanos a indicar que Al Zarqawi, ahora
Enemigo Público No. 1, abandonó Faluya, evitando así hábilmente la
pregunta de si realmente estuvo alguna vez allí. No se requiere
mucha imaginación para saber cuáles serán los pasos siguientes. El
sinvergüenza de Al Zarqawi será detectado repentinamente en otras
ciudades como Samarra y preparará el camino para otra devastadora
ronda de bombardeos en cualquier ciudad en la que se encuentre su
próximo blanco. De hecho, el General Myers, hablando a la NBC,
declaró “Si alguien piensa que Faluya va a ser el final de la
insurrección en Irak, ése nunca fue el objetivo, nunca fue nuestra
intención e incluso nunca nuestra esperanza”.
La complicidad de los medios encubre las
atrocidades
Los informes sobre lo qué está
sucediendo en Faluya son contradictorios. En este momento hay poco o
nada de prensa independiente dentro de la ciudad para informar sobre
la situación. En cambio, algunos reporteros están “imbuidos” con (en
la cama con) los infantes de marina de los EEUU y solamente se les
permite escribir bajo el escrutinio de oficiales norteamericanos
¡Oh, destino, de quien se atreva a llamar a esto censura! Fingen
traer la democracia -una desvergonzada mentira- y ni siquiera
permiten alguna prensa independiente que informe sobre sus acciones.
“Las tropas estadounidenses están allí para preparar
el terreno para elecciones democráticas”, declaran los medios de
comunicación. “Por lo tanto, tenemos que conseguir librarnos de
estos terroristas de modo que Irak pueda moverse hacia la
democracia.” Este absurdo es presentado como “información objetiva”.
Se le presta muy poca atención a la catástrofe humana infligida
sobre la ciudad y la verdadera naturaleza de toda esta operación.
Sin embargo, si se mira cuidadosamente en algunos artículos escritos
sobre Faluya, es posible hacerse una idea de qué es lo que realmente
está sucediendo. Fadhil Badrani, un periodista en Faluya que está
reportando para el BBC World Service declaró:
“Para la gente en la ciudad, la vida se ha vuelto
más extrema. La distribución de alimentos está muy limitada y las
tiendas están todas cerradas... El servicio eléctrico se corta
debido a daños a la principal planta eléctrica luego del bombardeo.
El abastecimiento de agua también ha sido cortado. Las vías están
ahora llenas de cráteres. La gente, particularmente los niños y las
mujeres, tienden a quedarse en sus casas por temor a ser confundida
con un blanco militar. Los doctores dicen que las provisiones
médicas en el hospital principal, que ha estado en manos
norteamericanas desde el domingo, están ya escasas. La mayoría de la
población ha dejado la ciudad, algunos partiendo hacia otras partes
de Irak, otras, según he escuchado, han salido completamente del
país hacia sus vecinos árabes“.
A los civiles que
todavía están en su ciudad, ahora sitiada por un ejército
extranjero, se les está acabando la suerte. Corren un alto riesgo de
ser bombardeados o que les disparen. Como una nota aparte, incluso
los perros no corren mejor suerte, pues parece que les están
disparando para evitar que sean “armados” con explosivos. Hagámonos
la siguiente pregunta: ¿Qué ofensa cometieron los habitantes de
Faluya? No amenazaron al mundo con armas de destrucción masiva ni
fueron ellos los tumbaron las torres del WTC. Parece ser que su
único crimen es presentar resistencia a la ocupación por parte de un
ejército extranjero.
Resulta interesante que en uno
de los pocos artículos de interés en The Washington Post, uno de los
periódicos norteamericanos americanos que abiertamente apoyan la
guerra en Irak, leemos que en Faluya la artillería ha disparado
cargas de fósforo blanco, las cuales crean una cortina de fuego que
no se pueda apagar con agua. Los insurgentes denunciaron haber sido
atacados con una sustancia que derretía su piel, una reacción
consistente con las quemaduras producidas por fósforo blanco. The
Washington Post citó a Kamal Hadeethi, médico en un hospital local:
“Los cadáveres de los mujadínes que recibimos estaban quemados, y
algunos cadáveres incluso derretidos”. El Post continuó diciendo
que “Los vecindarios Jolan y Askali parecían particularmente
golpeados por los ataques, con más de la mitad de las casas
destruidas. Los cuerpos de los muertos estaban dispersos en las
calles y callejones de Jolan, una de los vecindarios más viejos de
Faluya. Había sangre y carne salpicadas en las paredes de algunas de
las casas, indicaron testigos, y las calles eran llenas de
huecos”. Si esta clase de informe logra infiltrarse en la prensa
mil millonaria, uno puede tan solo imaginarse qué clase de
carnicería es la que realmente está sucediendo en Faluya.
La resistencia es una hidra indetenible
A pesar de que las granadas auto propulsadas y el
fuego de armas ligeras forzó a dos helicópteros estadounidenses a
hacer aterrizajes forzosos junto a unos veinte hombres, el avance a
través de Faluya ha estado yendo relativamente bien para el
imperialismo norteamericano. Pero desde su punto de vista, no
deberían engañarse. Éste no es el juego final. Después que hayan
destruido Faluya “para así salvarla” (!), las fuerzas
estadounidenses tendrán que dejar atrás una parte de sus tropas para
“asegurar” la ciudad. En ese momento, la resistencia podría salir de
sus escondites y atacar las debilitadas fuerzas y volver a tomar la
ciudad. Esto es exactamente lo que sucedió en Samarra.
Las fuerzas de ocupación enfrentan el problema que no
hay un solo centro de operaciones. Se enfrentan a un enemigo con
tantas cabezas como una hidra. No han terminado de cortarle una
cabeza cuando ya otras dos o tres crecen en su lugar. Ahora han
decapitado a Faluya, pero los llamados paquetes de resistencia (que
son de hecho un movimiento de masas) aparecen en otros lugares. En
Baqubah, Samarra, Kirkuk, Mosul y Bagdad, los ataques usando carros
bomba, dispositivos explosivos improvisados así como granadas
autopropulsadas están en aumento, con policía iraquí como blancos
predilectos. Hay otras ciudades, tales como Ramada, que han acogido
a los insurrectos, esparciendo así las fuerzas guerrilleras por todo
el país.
Afortunadamente para ellas, las fuerzas
estadounidenses pueden contar en los buenos servicios de la nueva
Guardia Nacional Iraquí. Faluya se suponía que iba a ser el
territorio de pruebas para el nuevo ejército iraquí. Dejemos que
Scott Ritter, antiguo inspector de armas de la ONU en Irak, hable
para si mismo:
“La realidad es que no hay ningún
ejército iraquí. De las decenas de miles reclutados en sus filas,
hay hoy en día solamente una unidad en funcionamiento, el 36to.
Batallón. Esta unidad ha luchado codo a codo con los
norteamericanos en Faluya, Nayaf y Samarra. A todas luces, han
combatido bien. Pero esta unidad solo puede prevalecer cuando lucha
junto a una abrumadora ayuda militar norteamericana. Por sí misma,
sería aplastada por los combatientes de la resistencia. Peor aún,
esta unidad que es presentada como un símbolo del ideal para el
nuevo ejército iraquí es realmente la antítesis de lo que debe ser
el nuevo ejército iraquí. Mientras el gobierno de Bush ha
suprimido la formación de unidades de milicia organizadas en líneas
étnicas y religiosas, el 36to Batallón debería ser reconocido como
lo que realmente es -una milicia kurda, mantenida por los militares
estadounidenses debido a que el resto del ejército iraquí no quiere
o no puede mantener la lucha contra los combatientes de la
resistencia iraquí“. (Aljazeera.net, 11 de noviembre de 2004)
Los miembros del policía y del ejército iraquí son
legítimamente vistos como colaboradores de los invasores. La mayoría
de la población los ve como traidores. Eso explica por qué en Faluya
no luchó ningúna unidad del ejército o del a Guardia Nacional
iraquíes. Stratfor reportó que la Guardia Nacional Iraquí se ha
negado a atacar posiciones de la guerrilla; sus comandantes no
habían podido hacer que los soldados avanzaran y algunos oficiales
se ponían del lado de las tropas. “Sólo la unidad especial de las
fuerzas armadas iraquíes, que es principalmente kurda, ayudó, atrás
de las líneas de los marinos estadounidenses, en la búsqueda de
guerrillas ocultas fuera de la ciudad. Cientos de soldados iraquíes
han abandonado bases alrededor del Al Faluya, según han indicado las
fuentes.
¿Elecciones libres?
Se
supone que George W. Bush ha ganado las elecciones debido a sus
“valores morales”. En Irak vemos cuánto valen realmente estos
valores morales. Faluya es solamente un ejemplo de la barbaridad de
las fuerzas de ocupación estadounidenses. Sus tentativas de vender
esta desastrosa carnicería como “trayendo la democracia” no son más
un mal chiste de enfermos. Asimismo, sus llamados sobre tener
“elecciones libres” en enero próximo apestan al tipo más putrefacto
de cinismo.
El año pasado, luego de la caída de
Bagdad, Bush y Blair rechazaran el llamado a elecciones libres y
justas. En su lugar, las tropas norteamericanas permanecían
inmóviles mientras el país era saqueado. La gente “no estaba lista”
para elecciones. Recordemos que fue Donald Rumsfeld quien dijo
literalmente que “La libertad no es prolija y la gente libre es
libre de incurrir en equivocaciones y cometer crímenes y hacer cosas
malas”. En la realidad, las fuerzas imperialistas en el país se
aterran que el pueblo iraquí vote por líderes anti ocupación.
Solamente aceptarán elecciones arregladas, supervisadas por las
fuerzas de ocupación, que cuando mucho permita la elección de un
régimen títere al estilo del de Allawi.
A menos que
Irak se convierta abiertamente en una dictadura militar, el gobierno
interino de Allawi no durará mucho. Ya hay divisiones en el
gobierno. El presidente interino iraquí Ghazi al-Yawar criticó el
plan para atacar Faluya. “Discrepo totalmente con aquellos que ven
una necesidad de decidir esto [Faluya] a través de la acción
militar,” dijo Yawar a Reuters. “El manejo de la coalición de esta
crisis es incorrecta. Es como el que le dispara a la cabeza de su
caballo simplemente porque una mosca se posó en él; el caballo murió
y la mosca se fue volando.”
La cuestión de elecciones
libres casi nunca se liga a la cuestión del ejército y de la
policía. Sin embargo, en última instancia el poder del Estado yace
en los cuerpos de gente armada, y es por eso que los Estados Unidos
nunca abandonarán estas posiciones esenciales. En teoría, el
gobierno iraquí controla al ejército y a la policía, pero en la
práctica son las fuerzas de la coalición las que deciden lo que
hacen. Aparte de eso, ¿cómo puede ser un país libre mientras
permanezcan más de 100.000 tropas extranjeras en su suelo?
Acción y Reacción
La palabra
libertad, como es aplicada a la actual situación de Irak, deja un
mal gusto en la boca. Han matado a más de 100.000 iraquíes desde que
se inició la invasión, mientras que Faluya y otras ciudades están
hechas un desastre. Cualquier voz de oposición a la ocupación es
aplastada brutalmente. Mientras que justo después del fin oficial de
la guerra muchos iraquíes estaban dispuestos a darles a los
norteamericanos un cierto crédito, estas ilusiones han sido ahora
hechas pedazos por su amarga experiencia con los monstruosos
crímenes infligidos sobre ellos.
La actual masacre en
Faluya no solucionará nada. Por el contrario, tendrá el efecto
opuesto de lo que fueron las intenciones iniciales de la pandilla
dominante en Washington. Lejos de debilitar la resistencia,
solamente se harán más odiados entre la población iraquí. Más y más
iraquíes dejarán de mantenerse a un lado viendo como asesinan a sus
parientes en esta guerra sucia. ¿Qué más pueden hacer?
La verdad es que los Estados Unidos no pueden ganar
esta guerra. El imperio estadounidense se está estirando más allá de
sus capacidades. Las razones económicas que motivaron entrar en Irak
en primer lugar no están siendo logrados. Por el contrario, se ven
cada vez más y más atrapados en una paradoja irresoluble. No pueden
simplemente irse de Irak porque esto iría en contra de sus intereses
económicos y estratégicos. Por otra parte, cuanto más aplastan a la
resistencia convirtiendo las ciudades iraquíes en polvo, más grande
se vuelve la resistencia. Estas verdades elementales no seguirán
ocultas por siempre al público norteamericano. Hay un límite en el
grado en que los mandatarios pueden engañar a la gente. Y una vez
que la clase trabajadora normal tome conciencia de estos hechos,
tanto en América como en otra parte, las cosas se moverán a un ritmo
acelerado.
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