UCRANIA:UN ANÀLISIS MARXISTA.
Por EL MILITANTE -
Sunday, Nov. 28, 2004 at 9:32 PM
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Los marxistas y el conflicto en Ucrania
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¡Ambas partes son
reaccionarias! ¡Hay que luchar por una alternativa obrera!
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Autor : Fred Weston Fecha
: ( 25-Noviembre-2004 ) Categoria : Rusia y Europa del Este
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a
situación en Ucrania está sumamente tensa. Viktor Yanukovich fue
declarado vencedor en la segunda ronda de las elecciones
presidenciales del domingo. Es visto por todos como un hombre
pro-Moscú. En cambio, Viktor Yushchenko es un candidato abiertamente
pro-occidental y ha desafiado los resultados. Parece claro que
podría haber existido un importante nivel de fraude en estas
elecciones.
Un indicador de la posición que ocupa
Ucrania es que los principales candidatos en las elecciones
presidenciales sean vistos como un pro-ruso o un pro-occidental. La
BBC caracterizó la situación “como un enfrentamiento este-oeste”.
Esto revela la debilidad de la elite gobernante ucraniana. No puede
seguir un camino independiente de desarrollo y se ha convertido en
un simple peón de la lucha entre las grandes potencias. Dentro de
los círculos dirigentes hay un enfrentamiento sobre qué camino debe
emprender el país: construir lazos más estrechos con Rusia o
adherirse abiertamente a occidente. Esto también se refleja en la
extensión geográfica del apoyo de los dos candidatos, el este se
inclina hacia Rusia y el oeste hacia el Unión Europa y EEUU.
Debemos decir claramente que ni Rusia ni Occidente
pueden ofrecer una solución a los problemas de los trabajadores
ucranianos. La elección es entre dos formas de capitalismo, ninguna
de las dos puede ofrecer una solución a largo plazo a la población
de Ucrania. Ambas partes intentan conseguir control de la economía
ucraniana. Pero en todo esto hay más que simple economía. Ucrania es
un país enormemente importante desde un punto de vista estratégico.
Tras el colapso de la Unión Soviética, Ucrania se
separó y declaró su independencia. En ese momento Rusia estaba muy
debilitada pero desde entonces intenta reconstruir sus esferas de
influencia. Por esa razón Putin ha dado todo su apoyo a Viktor
Yanukovych frente al líder de la oposición, Viktor Yushchenko.
Desde 1991 la Unión Europea y la OTAN han añadido
nuevos miembros, como las antiguas repúblicas soviéticas de Letonia,
Lituania y Estonia, extendiendo su esfera de influencia hasta las
fronteras de Rusia. Otro país -Georgia- tiene ahora un gobierno
pro-estadounidense. Hacia el este, Kirguizistán, alberga una base
militar de EEUU. En esta situación Rusia se siente rodeada y
vulnerable. El Kremlin intenta desesperadamente dar marcha atrás a
este proceso.
Ucrania es un elemento clave en los
planes de Putin de ampliar y fortalecer la posición internacional de
Rusia. El Tratado de Espacio Económico Conjunto firmado por
Bielorussia, Kazajistán, Rusia y Ucrania forma parte de este
proyecto. De acuerdo con este tratado los gobiernos nacionales
delegarían algunos de sus poderes en un organismo similar a la
Comunidad Europea. Yanukovych apoya totalmente este plan mientras
que Yushchenko se resiste porque eso implicaría apoyar al ala de la
burguesía ucraniana que quiere estrechar lazos con los oligarcas y
el régimen ruso. Para Putin perder su influencia sobre Ucrania
tendría consecuencias políticas serias.
Los medios de
comunicación presentan a Yushchenko como el hombre que defiende la
verdadera democracia y que llevará a la población ucraniana hacia la
riqueza y la prosperidad. Pero si miramos sus antecedentes
encontraremos un cuadro totalmente diferente. En el pasado estaba
muy lejos de ser un líder de masas audaz. Ha sido muy cuidadoso con
sus movimientos y era considerado un tecnócrata leal. Con estudios
contables, en 1993 se convirtió en el jefe del banco nacional de
Ucrania.
Leonid Kuchma se convirtió en presidente de
Ucrania en 1994 y fue reelegido en noviembre de 1999. Kuchma era
considerado por occidente como un obstáculo para la “liberalización”
de la economía. Constantemente había quejas de la lentitud del
proceso y exigían su aceleración.
Yushchenko sirvió
lealmente en el gobierno de Kuchma y en 1998 fue nombrado primer
ministro. En ese período adquirió popularidad entre los círculos
capitalistas occidentales por sus esfuerzos para acelerar el proceso
de privatización de la propiedad estatal. Esto le provocó un
enfrentamiento constante con los otros miembros del gobierno.
Debemos recordar que el colapso de la antigua Unión
Soviética y el consiguiente regreso al capitalismo fueron un
desastre total para Ucrania, como para la mayoría de las antiguas
repúblicas soviéticas. Después de Rusia, Ucrania era la segunda
república más importante en términos económicos. Proporcionaba más
de una cuarta parte de la producción agrícola soviética. Su
industria pesada y materias primas fueron un componente clave en el
desarrollo de la antigua URSS. Ahora, sin embargo, Ucrania depende
de las importaciones energéticas, especialmente gas natural.
Después de 1991 el gobierno ucraniano introdujo una
base legal para la privatización, pero el proceso fue lento porque
se enfrentó a la resistencia de capas importantes de la burocracia.
En 1999 los niveles de producción eran un 40 por ciento de los
niveles existentes en 1991. A finales de 1993 apareció la
hiperinflación.
También se desarrolló una creciente
polarización social. En 2003 el porcentaje de la población que vivía
por debajo del umbral de pobreza alcanzaba el 29 por ciento. En el
otro lado del espectro había una pequeña minoría que se enriquecía.
El 10 por ciento más pobre de la población sólo consume el 3,7 por
ciento de la riqueza nacional, mientras que el 10 por ciento más
rico consume el 23,2 por ciento. Muchos trabajadores cobraban sus
salarios con mucho retraso. Lo mismo ocurría con los pensionistas.
Ucrania experimentó una pobreza desesperada que provocó una
emigración constante. Por toda Europa se pueden encontrar ucranianos
realizando los empleos más bajos en la escala social, trabajos que
nadie quiere hacer.
Pero después de casi una década
de declive económico, la economía ucraniana empezó a recuperarse en
2000 con una tasa de crecimiento anual del 6 por ciento. ¡Era la
primera vez desde 1991! En 2001 creció otro 9 por ciento y desde
entonces ha continuado creciendo. Ahora los sueldos y las pensiones
se pagan puntualmente. Este año se espera un crecimiento aproximado
del 12,5 por ciento.
Sin embargo, esta situación está
provocando presiones inflacionarias. Ahora el nivel de inflación
está en el 11 por ciento y el Banco Nacional de Ucrania ha tenido
que subir las tasas de interés del 8 al 9 por ciento, de seguir así
tendrá que poner en práctica medidas económicas incluso más
ajustadas. Todo esto, combinado con la reducción de la actividad
económica a escala mundial, tendrá un impacto en la economía
ucraniana y acabará con las esperanzas de muchos que finalmente
estaban disfrutando de la prosperidad económica. También tendrá su
efecto en el escenario político, cuando millones de ucranianos
pierdan cualquier ilusión que pudieran tener hasta ahora en la
oposición actual.
Cuando The Economist decía:
“Independientemente del resultado electoral, es probable que las
reformas económicas y políticas se aceleren con la salida del
presidente Leonid Kuchma”. Esto demuestra el cinismo de la burguesía
occidental, pero también revela la línea tan delgada que separa a la
oposición del régimen de Kuchma. Cuando decimos que es una cuestión
de tiempo, nos referimos a la velocidad del proceso y no a su
dirección. Cualquiera que gobierne en lo fundamental pondrá en
práctica la misma política. Yushchenko también está prometiendo lo
imposible. En un país con menos de 50 millones de personas ha
prometido crear cinco millones de puestos de trabajo. Así continúa
la ilusión. Pero no podrá conseguirlo. Una Ucrania capitalista no
creará estos puestos de trabajo. Pero esta es la música del futuro.
Por ahora Yushchenko se ha beneficiado de la
recuperación económica porque una parte se vincula a su mandato como
primer ministro bajo la presidencia de Kuchma. Los más occidentales
inclinados hacia una oposición más liberal lo querían como líder
pero se negó. Al final entró en conflicto con Kuchma y en 2001 fue
destituido de su cargo de primer ministro. Yushchenko estaba atado a
los intereses de las empresas occidentales mientras que Kuchma tenía
su base de poder en los grupos industriales del este de Ucrania, y
los intereses occidentales estaban perdiendo terreno frente a los
oligarcas rusos y locales. El principal socio comercial de Ucrania
todavía es Rusia, un 33 por ciento de sus importaciones proceden de
su vecino y más del 17 por ciento de sus exportaciones van allí.
Aunque también es verdad que una parte importante de sus
importaciones ahora viene de la Unión Europea y eso es algo que se
refleja en este conflicto.
Eso explica por qué
Yushchenko se pasó a la oposición. No tiene nada que ver con la
democracia. Y sí mucho con conseguir el botín del proceso de
privatizaciones que empezó después de 1991. Es un conflicto entre
dos campos capitalistas diferentes. Fue en este escenario donde
Yushchenko decidió aceptar la propuesta de convertirse en el líder
de la oposición y, por lo tanto, se convirtió en el jefe del bloque
“Nuestra Ucrania”.
Kuchma presidió un período largo
de declive económico. Está asociado con la vieja nomenclatura y es
visto como el representante de aquellos que expoliaron la riqueza de
la población ucraniana. Yushchenko es visto como el hombre que jugó
un papel importante en el resurgimiento económico del país. En este
sentido es figura accidental. Después de un período tan largo y
profundo de declive económico es inevitable que en el algún momento
haya un resurgimiento. Yushchenko sólo estaba en el lugar y en el
momento adecuados.
Ahora es el hombre que cuenta con
el apoyo de occidente y lo es por una razón muy concreta. A través
de él los capitalistas occidentales esperan romper el poder de los
oligarcas apoyado por los rusos, esperan conseguir un control mayor
de la economía y poner a Ucrania bajo su esfera de influencia.
Yushchenko dice que él es pro-occidental, que
defiende el libre mercado y que pedirá la entrada en la EU y la
OTAN. Pero es un mito que las personas contra las que está luchando
están en contra de esta política. Debemos recordar que Ucrania ha
formado parte del programa “Sociedad para la paz” de la OTAN y
también ha declarado que la entrada en la EU es un objetivo
estratégico. Ya en 2002 declararon que su intención era abandonar la
neutralidad y pedir la admisión en la OTAN. Así que vemos como
Kuchma se encaminaba hacia el mismo lugar. La diferencia es de
tiempo y no de dirección.
Sin embargo, la reacción de
la OTAN fue interesante. Aunque dio la bienvenida, añadió que serían
necesarias nuevas reformas políticas, económicas y militares antes
de que este proceso pudiera seguir adelante. Esto demuestra que no
están convencidos de que se haya roto el control que tiene Rusia
sobre Ucrania. Quieren la sumisión total de la elite dominante
ucraniana ante los caprichos del imperialismo occidental. Las
autoridades ucranianas ya han demostrado su disposición de ayuda a
los imperialistas, en particular a los imperialistas
estadounidenses. Han enviado a más de 1.500 soldados a Iraq como
parte del contingente dirigido por Polonia, un miembro de la OTAN.
También han enviado soldados a Kosovo y Afganistán. ¡Pero no es
suficiente! Los imperialistas quieren el control total de Ucrania y
aislar aún más a Rusia.
Esto nos lleva a la situación
actual. En la primera vuelta de las elecciones Yushchenko consiguió
el 39,87 por ciento de los votos, un poco más del 39,32 por ciento
conseguido por Yanukovich. Todas las encuestas decían que Yushchenko
ganaría la segunda vuelta. Pero la comisión electoral estatal
anunció que Yanukovich había ganado por un margen de tres puntos, un
49,4 por ciento frente al 46,7 por ciento de Yushchenko.
Esto inmediatamente provocó una protesta de masas que
nos evocaban las vistas en el pasado en otros países del Este. Según
algunas informaciones más de 200.000 ucranianos se manifestaron a
las afueras del parlamento y el número parece que va en aumento.
La capital, Kiev, es una base de apoyo fuerte para
Yuschenko. Nos recuerda a algunos de los acontecimientos vistos en
Moscú en 1991. Pero Moscú no representaba el ambiente real de toda
la sociedad rusa, como se pudo ver en los acontecimentos
posteriores. Kiev probablemente sea uno de los lugares que más se ha
beneficiado de la introducción del capitalismo. Tiene una alta
concentración de elementos pequeño burgueses y seguramente serán una
parte importante de los que ahora se manifiestan. Creen que tienen
algo que ganar con la aceleración del proceso de privatización y la
consolidación del capitalismo.
Estas manifestaciones
no representan nada progresista y menos aún representan los
verdaderos intereses de los trabajadores ucranianos. El país en
realidad está dividido. Una minoría importante de la población son
rusos o utilizan el ruso como su primera lengua y, por lo tanto,
están más inclinados a establecer lazos más estrechos con Rusia.
Yanukovych, a pesar de todo, recibió un apoyo todavía importante,
especialmente en el este. Los votantes de izquierda se concentran en
las regiones del este de habla rusa, donde la población teme que se
rompan los lazos económicos y la comunicación existente entre
Ucrania y Rusia. Existen informaciones de protestas en el este
contra la oposición. Por lo tanto, la situación todavía no es
nítida.
Qué ocurrirá después, depende de muchos
factores. ¿Qué tamaño adquirirá el movimiento? Eso no se puede
prever. Hay rumores de una posible huelga general. Si esto fuera
cierto entonces sería un elemento importante a la hora de decidir el
resultado de este conflicto. El final de Milosevic quedó marcado por
el movimiento de los mineros en particular. Pero todavía no hemos
visto nada de esto en Ucrania.
Otro factor importante
es en qué dirección se moverán las fuerzas de seguridad ucranianas.
El lunes parecían dispuestas a poner fin a las manifestaciones
“rápida y firmemente”. El año pasado Shevardnadze en Georgia
esperaba una ayuda similar, pero después tuvo que reconocer la
derrota. Después de todo, lo que aquí está en juego no es un cambio
fundamental de régimen. Cualquiera que esté en el poder seguirá el
camino capitalista.
Yushchenko ha hecho un
llamamiento a la policía y al ejército para que se unan al
movimiento de protesta y no disparen contra su propio pueblo. Por
ahora las noticias son que un número importante de tropas están
camino de Kiev preparadas para un enfrentamiento. Han llegado
mensajes contradictorios desde diferentes sectores de las fuerzas de
seguridad, algunos incluso declaran su neutralidad. En este
escenario una pequeña fuerza puede inclinar la balanza, como ocurrió
en Rusia en 1991.
Rusia es un elemento importante en
la ecuación. La primera reacción de Putin ante las elecciones fue
declarar que habían sido “justas”, claramente era un mensaje que iba
dirigido a occidente, es decir, Rusia va a defender sus intereses en
Ucrania. Lo último que quiere Putin es un escenario georgiano.
Mientras tanto el imperialismo occidental está
presionando a la oposición para que se declare ganadora. Un ejemplo
de esto es que el senador Richard Lugar, un republicano enviado por
el presidente George Bush para vigilar las elecciones ucranianas, ha
acusado a las autoridades ucranianas de apoyarse en “programa
concertado y enérgico de fraude y abuso electoral”. La Casa Blanca
habla ahora de imponer sanciones contra Ucrania si no se investigan
ya esos abusos. Los republicanos deben saber algo sobre esta
cuestión ya que parece que en su país son expertos. La hipocresía de
esta gente es ilimitada. No hay duda de que Putin podría hacer
algunos comentarios humorísticos sobre todo esto.
El
resultado de la situación actual en Ucrania no está claro. Ayer,
cuando el presidente Kuchma los llamó para iniciar conversaciones e
intentar resolver la crisis, la oposición parecía dispuesta a
“negociar”. Pero las últimas declaraciones de los líderes de la
oposición dicen que “lo único a negociar con las autoridades es la
transferencia del poder”. Aunque los resultados se han hecho
públicos la decisión definitiva tiene que hacerla pública la
comisión electoral. Algunos miembros del partido de oposición han
sugerido que la publicación de los resultados finales podría
provocar una “acción rápida y grave de la policía” para reprimir las
demostraciones. Veremos qué pasa en los próximos días, incluso en
horas, y que camino toma la situación.
Hay diferentes
formas en las que el gobierno saliente podría reconocer la derrota.
El Partido Agrario es un aliado del gobierno saliente de Yanukovych,
pero algunos creen que podría decidir poner sus parlamentarios a
disposición de Yushchenko. Los tribunales también podrían
intervenir. Todo depende de la correlación real de fuerzas.
En Georgia ya vimos como se desarrollaron los
acontecimientos. Pero en Azerbaiyán y Armenia el año pasado también
se han producido situaciones similares. En Azerbaiyán hubo
disturbios callejeros después de anunciar los resultados en unas
elecciones similares, pero las fuerzas de seguridad se movilizaron y
acabaron violentamente con las protestas. En Armenia, después de
otro supuesto fraude electoral, la población simplemente no vio una
salida y aceptó la situación.
En todos estos países
la elección no fue entre partidos pro-capitalistas y partidos
genuinamente obreros. La elección siempre fue entre diferentes
intereses capitalistas. Por lo tanto ¿cuál debería ser la posición
de un genuino socialista en esta situación?
Debemos
dirigirnos a la clase obrera y explicar que no podemos apoyar a
ninguna de las partes de este conflicto. Cualquiera de ellos cuando
llegue al poder llevará a cabo una política contra la clase obrera.
Continuará desmantelando el viejo estado de bienestar; atacará las
pensiones, la seguridad social, la sanidad, la educación, etcétera.
Trabajarán para enriquecer a una minoría contra los intereses de la
clase obrera.
La elección de los trabajadores
ucranianos no puede ser entre el imperialismo ruso y el imperialismo
occidental. No hay nada progresista en ninguno de los dos. Ambos son
enemigos de la clase obrera. Hoy algunas capas de la sociedad
ucraniana pueden tener ilusiones en Yushchenko y la oposición que él
encabeza. Pero si llega al poder aprenderán una amarga lección. Tan
rápidamente como se ha convertido en un hombre popular se puede
convertir en alguien sumamente impopular. La experiencia de la vida
les enseñará.
Los trabajadores ucranianos necesitan
una voz política propia. Hay varios partidos que proceden del PC de
la época soviética, el principal es el Partido Comunista Ucraniano.
Éste es uno de los principales partidos de la oposición pero en los
últimos años ha perdido mucho apoyo entre su base de la clase obrera
en las regiones industriales del país. Esta pérdida de apoyo es
consecuencia de su escasa oposición al gobierno. En particular no ha
planteado una lucha seria contra las privatizaciones. Si hubiera
defendido enérgicamente el programa de Lenin ahora estaría creciendo
y haciendo una verdadera “oposición” en el país.
Muchos trabajadores en Ucrania se deben estar
preguntando qué pueden hacer en esta situación. La respuesta es
construir organizaciones de la clase obrera. Reforzar los sindicatos
que serán necesarios para poder luchar en el próximo período contra
quien esté en el poder. Deben exigir al Partido Comunista y a todas
las fuerzas de izquierda un verdadero programa de defensa de los
intereses de los trabajadores. Si el Partido Comunista fuera
realmente comunista no existiría actualmente el nivel de confusión
que hay entre los trabajadores ucranianos.
La
situación actual simplemente formará parte de un proceso global en
el cual los trabajadores ucranianos aprenderán que no pueden confiar
en ninguno de estos políticos y que deben tomar el control de su
propio destino.
24 de noviembre de 2004
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