Julio López
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DE LAS EMPRESAS NO NOS VAMOS NUNCA MÁS (13 expropiaciones definitivas)
Por reenvío lavaca.org - Thursday, Dec. 09, 2004 at 9:00 AM

Jueves 25 de noviembre de 2004. La Legislatura porteña aprobó una Ley de expropiación definitiva de 13 empresas y fábricas recuperadas por sus trabajadores. Deberán pagarlas, al valor de la quiebra, en un plazo de 20 años, aunque contarán con tres años de gracia, a partir de los cuales abonarán en cuotas semestrales. Las maquinarias, marcas y patentes fueron donadas a las cooperativas. La medida fue recibida con emoción por los trabajadores de ambos movimientos, el de Empresas y el de Fábricas, que desde las gradas cantaron mirándose unos a otros: “Unidad de los trabajadores. Y al que no le gusta, se jode”.

La ciencia no ha determinado a cuántos grados hierve la emoción. No importa. Las mujeres y hombres que estaban en la Legislatura pudieron abrazarse, llorar de alegría y alivio, y celebrar un triunfo, en un país con tantas derrotas. Hay 14 nombres de cooperativas de trabajo de Buenos Aires que hicieron su propia historia:
1) Vieytes (Ghelco). 1) Chilavert Artes Gráficas. 3) La Nueva Esperanza (Grisinópolis). 4) Diógenes Taborda. 5) Coperpel Envases Industriales. 6) Viniplast. 7) 18 de diciembre (Brukman). 8) Gráfica Patricios (ex Conforti). 9) La Argentina. 10) Fénix Salud (ex Instituto de Medicina Cardiovascular). 11) Maderera Córdoba. 12) Lácteos Montecastro. 13) Artes Gráficas El Sol.

Ahí estaban Norberto, de la cooperativa Vieytes saludando a Cándido, de Chilavert (recuperándose de un infarto, y con orden médica de no hacerse mala sangre). Arturo, de Fénix (ex clínica Imecc). Esther y Celia, de Brukman, sentadas juntas pese a las diferencias internas, y unos 100 trabajadores más ocupando las gradas para asistir a la sesión.
En la calle, el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) se había ubicado en la esquina de Perú e Hipólito Yrigoyen, y el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas (MNFR), en Perú y Alsina. Los separaban esos 100 metros y dos vallados policiales ubicados en cada esquina, que protegen a la Legislatura de la cercanía de los ciudadanos.
El MNER recibió dos visitas: los trabajadores de la farmacia Franco Inglesa (que intentan recuperar el negocio), y los de Zanón, de Neuquén, que llegaron a Buenos Aires para instalar durante una semana una carpa frente al Congreso, reclamando una solución para esa fábrica de cerámicos. También andaban por allí los obreros de la Felipe Vallese y los de Gatic. Al MNFR fueron cooperativas bonaerenses (Los Constituyentes, Lavalán, entre otros) y del Hospital Israelita, que fue reabierto a la comunidad por sus trabajadores hace pocas semanas.

En el recinto los trabajadores se dividieron así: mirando hacia la presidencia, a la derecha se había ubicado el MNER, y hacia la izquierda el MNFR. Parecía esos partidos de la Selección de fútbol en el estadio Monumental, donde los hinchas de Boca van a una tribuna y los de River a otra, pero todos alientan lo mismo, aunque sea por esa vez.
Los legisladores conversaban y los obreros le hacían gestos para que votase a favor de la ley al diputado macrista Eduardo Lorenzo (a) Borocotó, que acaso por exposición televisiva usa el mismo tono de tintura que varias de sus compañeras de bancada.
Otro macrista, Jorge Mercado, conversaba con el oficialista Fernando Melillo, y por ahí andaban Norberto Laporta y Roy Cortina (socialistas).
En las gradas empezaron los cantos:
"Que escuchen los legisladores,
de las empresas no nos vamos nunca más.
Estaban cerradas, las fuimos a abrir
Y poco a poco nos pusimos a laburar"
Otro:
"Olé olá, de las empresas no nos vamos nunca más"

La ovación estalló ante la aparición del legislador Diego Kravetz (abogado del MNER y uno de impulsores de la ley), y la representante de Izquierda Unida Vilma Ripoll, que pronto cometerá la curiosidad de renunciar a su banca para volver a trabajar como enfermera, honrando un acuerdo electoral. Borocotó -es médico- le hacía gestos preguntándole si se dedicará a colocar inyecciones.
Cuando fue el turno de las exposiciones, Mercado reivindicó la actitud de su bloque "que pese al desacuerdo que hubo en muchos momentos, colaboró con el diseño jurídico de la ley". Explicó que a su criterio hay un cambio sustancial en la interpretación de la ley, ya que los trabajadores van a generar utilidad para pagar las fábricas: "A los trabajadores organizados no hay que regalarles nada", dijo, volviendo a rescatar que "los que estaban en contra, ahora están acompañando".
Dijo también: "Con la calidad de trabajadores que hay en la Argentina, no podemos fracasar".
Roy Cortina, diputado socialista, hizo una breve lista de agradecimientos a quienes generaron las condiciones para la recuperación de las fábricas, y de la nueva legislación. Mencionó al abogado y legislador Diego Kravetz, al también abogado y presidente del Movimiento de Fábricas Recuperadas Luis Caro, y a Vilma Ripoll. También elogió a Mercado: "Se arremangó, se puso a trabajar, y fue un articulador que permitió que la ley saliese adelante". Dijo que las fábricas rompieron todos los paradigmas, y que son más competitivas hoy que cuando tenían patrón. Como el señor Cortina ya se estaba deleitando en su propia oratoria, Santiago de Estrada, presidente del cuerpo, y otros legisladores, le recordaron que había un acuerdo de legislar más que de hablar.
La actitud -infrecuente- de austeridad verbal se plasmó en la moción de aprobar la ley sin oradores. Hubo acuerdo.
Ese fue el gran momento. Se votó la Ley en general, y al aprobarse la sala fue una sola ovación. Hubo papelitos nevando sobre los legisladores. Luis Caro lloraba abrazándose con los obreros. Kravetz con los legisladores, y Eduardo Murúa, presidente del MNER se había subido a la cornisa que divide al público de los legisladores, como en una tribuna. Y todos cantaron (incluyendo a Caro y Murúa) mirándose de un movimiento a otro:
"Unidad, de los trabajadores,
y al que no le gusta,
se jode, se jode".


Luego se aprobó la ley en particular, lo cual fue seguido por nuevas ovaciones cada vez que se aprobaba un artículo.
La ley estipula que las cooperativas deberán pagar las plantas en un plazo de 20 años, aunque contarán con tres años de gracia, a partir de los cuales deberán abonar cuotas semestrales, al valor de la quiebra. Las maquinarias, marcas y patentes fueron donadas a los trabajadores: "Esta donación se efectúa con el cargo de continuar con la explotación de las unidades productivas persiguiendo sus fines solidarios, autogestionarios y cooperativos, y de cumplir las obligaciones que se establecen en las leyes particulares".

Cuando terminó la sesión, los legisladores tuvieron la rara sensación de la aprobación de cientos de obreros. Mercado era efusivamente abrazado, por poner un caso que hubiera sonado paradójico a cualquier desprevenido.
A la salida, cada movimiento volvió a su esquina, con bombos, redoblantes y emoción. Del lado del MNFR Goyo, de Lavalán (lavadero de lana ubicado en Sarandí) comentaba:
-Ahora tenemos que ver si esto se puede trasladar a la provincia de Buenos Aires y al resto del país.
A 100 metros de distancia, o tal vez mucho menos, Cándido -de Chilavert- cumplía a medias la prescripción médica de no hacerse mala sangre:
-Esto estuvo muy bien. Pero digamos la verdad. Esto no es el fin de nada. Es apenas un paso más en esta lucha.




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