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PARAGUAY: DOS PASOS PARA ATRAS
Por Federico Tatter -
Thursday, Dec. 09, 2004 at 2:49 PM
ftatter@yahoo.com
Lastimosamente se deberá esperar hasta el 2008, y aún más, para cuantificar exactamente el daño que están produciendo las políticas del conservador y terrateniente partido colorado, comandado indiscutiblemente “con más firmeza que la que contempla la ley”, pero definitivamente “con menos patriotismo que el anunciado” por el ex comunicador, y hoy también terrateniente, Nicanor Duarte.
En un desenfrenado y ciego esfuerzo por eternizar a su partido en el poder más allá de la “tolerancia histórica” que todo proceso político de transición concede, son visibles las señales que indican el retroceso político y el deterioro económico causados por decisiones políticas conservadoras y arbitrarias, a escasos dos años de gestión y que peligran seriamente la institucionalización democrática del Paraguay iniciada en febrero de 1989 con el concurso de todas las fuerzas políticas y el consenso mayoritario de la sociedad.
No caben dudas y coinciden todas las opiniones nacionales y extranjeras, que van desde organizaciones sociales, agencias multilaterales de desarrollo y hasta la muy influyente iglesia católica paraguaya, que el país se halla en una pendiente negativa de todas y cada una de sus cifras macrosociales. Asimismo aseveran que el gobierno colorado de Duarte tiene un similar comportamiento corporativo a su antecesor, también del mismo partido, Juan Carlos Wasmosy, quien luego de prometer “adelantar al Paraguay cincuenta años en cinco” y pero condujo al país a una de las peores crisis financieras la historia contemporánea, y el mismo que en su esfuerzo mediático por transformarse en el gran caudillo de fuerte carácter, dueño de vidas y haciendas, quien terminó su mandato envuelto en multitud de escándalos y dependiendo del salvataje de las diversas mafias que contribuyó a crear.
Tanto más se hace evidente el descalabro de la calidad de vida cuanto engañosa la defensa gubernamental de seguir “pintando” en forma repetitiva y enfermiza un “país de maravillas”, cuando la mitad de la población está por debajo de la línea de pobreza y aumentando, cuando el uno por ciento detenta más del 75 por ciento de la tierra y creciendo, cuando celebran que aumenta la recaudación impositiva para que en realidad pueda crecer el despilfarro presupuestario hasta de lo que no hay, cuando los bienes de los terratenientes son defendidos por las fuerzas armadas oficiales y “oficiosas”, y los bienes de los narcotraficantes por fuerzas policiales y parapoliciales.
A pesar de ello, desde organismos usureros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, se insiste en “dibujar en power point” una otra realidad virtual, para lograr el posicionamiento mediático de un ajuste que sólo golpeará a los sectores populares y profesionales, que permitirá extraer fondos extraordinarios solamente para pagar deudas ya pagadas de sobra y por triplicado, para ser sujetos de nuevos créditos que serán igualmente tan dañinos a los ya concedidos, y cuya única finalidad conocida hasta la fecha ha sido la de mantener y reproducir a las respectivas burocracias de ambos lados del mostrador.
En este contexto, es claro que el gobierno del Paraguay lleva adelante políticas diseñadas desde organismos controlados por las primeras economías mundiales en una relación de total dependencia semicolonial, y donde los únicos intereses defendidos no están precisamente en el sentido de una mayor equidad en el comercio norte-sur, no están por la reducción o condonación de la inmoral deuda externa, no están por supuesto detrás del diseño de políticas sociales ampliadas para combatir el hambre, las pandemias, la falta de vivienda y de educación, y mucho menos con la intención de planes de desarrollo integral agrario e industrial para dejar atrás el modelo semifeudal de producción de materias primas sin valor agregado.
Por tanto, es imposible no concluir de que este gobierno sigue al pie de la letra, sin saltarse reglón, los dictados de otros estados, de otras economías que van en el estricto y contrario sentido a lo que éstos mismos gobiernos se han comprometido dentro del programa Objetivos de Desarrollo del Milenio. Y con esta misma preocupación la FAO se ha visto obligada a bregar “por intervenciones destinadas a mejorar la disponibilidad de alimentos y los ingresos de la población pobre, de manera que se refuercen sus actividades productivas, y recomienda que los países adopten programas a gran escala para promover la agricultura y el desarrollo rural”.
Asimismo, organismos sociales como Intermón Oxfam, han debido dalir al paso de estas políticas de expoliación considerando que "Si los países más ricos no cambian la tendencia actual y se comprometen urgentemente a incrementar la ayuda al desarrollo, cancelar la deuda externa de los países más pobres y a implantar reglas comerciales más justas, las consecuencias para los países menos avanzados serán devastadoras".
Y en efecto, las primeras señales de la devastación neoliberal y neoconservadora se están haciendo sentir duramente en el Paraguay, degradando la calidad de las políticas públicas que son utilizadas perversamente para sostener a una casta absolutamente minoritaria en contra de toda la población, y con desproporcionada violencia hacia la población campesina, que precisamente necesita de mayor apoyo para mitigar los efectos de la globalización salvaje.