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OTRO MUNDO ES POSIBLE CON EL SOCIALISMO.
Por EL MILITANTE. -
Sunday, Dec. 12, 2004 at 9:15 AM
http://argentina.elmilitante.org
Volvió Caracas a ser reina de la izquierda mundial. El Encuentro de
Intelectuales con centenas de los mejores representantes de las ideas “progres”
del mundo le dieron juntos bienvenida a Diciembre. Allá estuvieron los
representantes de mil y una tendencias tratando de llegar a un acuerdo en
relación con el porvenir ético del mundo. Los necesitamos; para ver si de una
buena vez dirigimos la brújula hacia el lugar preciso. Ando llena de
expectativas que se mezclan con un escepticismo crónico. Tanta retórica de
cumbres, congresos y asambleas mundiales han apagado mi fe en el uso de esos
métodos. Quizás esta vez no nos quedaremos en el verso de la denuncia de las
calamidades del mundo; de la violación de las leyes humanas y divinas; y de la
perversidad del enemigo. Se trata ahora de buscar cómo implementar nuestra
lucha, de saber cuáles son los resortes que ofrecen un contraste rotundo a las
intenciones del imperialismo. Si no logramos encontrar respuestas específicas y
acabar de una vez de salir del paraguas de la academia, nuestros descendientes
calificarán esta generación de pensadores como un grupo de contempladores
inútiles. Dijo James Petras en el Tercer Seminario Internacional de Pedagogía celebrado
recientemente en Perú: “En primera instancia los foros sociales eran
positivos, reunir, discutir, encontrarse, formar redes, aprobar alguna
declaración, pero han pasado a ser casi rituales, como un encuentro social,
donde la gente se junta, invita a algunos personajes, realizan una marcha y
todos ‘van a la casa’. Creo que ya perdieron este filo de rebelión, de crítica.
Analizando de manera retrospectiva, no ha tenido ningún efecto”. Estoy de acuerdo. Y como muchas otras cosas hay una bandera que parecía
ausente en las convenciones mundiales de izquierda, de la cual se ha temido
hablar y se le clausura en restringidos partidos políticos. Me refiero al
socialismo. Muchos compañeros con honestidad proclaman el fin de los “ismos”.
Patético. Pues el fascismo, el militarismo, el imperialismo están en nuestras
vidas desde el alba hasta el ocaso. Estas tendencias que vienen siendo como un
“fukujamaismo de izquierda” declaran a calzón quitado la tragedia de la
izquierda actual. El enemigo es el dueño de los “ismos” y los partidos
políticos. Nosotros deberemos conformarnos con rezos, descripciones y proclamas.
Confieso que el lemita “Un mundo mejor es posible” me sabe a
resignación. ¡Claro que es posible un mundo mejor!... Pero también uno peor. El
lema nos limita a la posibilidad. Suena como si algún extraterrestre fuese a
venir a fabricarlo, o peor aún: como si existiese la mínima probabilidad de que
estas tiernas palabras conmoviesen a los enemigos en una mañana de verano,
mientras engullen su zumo de naranjas. Chávez lo dijo: “Un mundo mejor es posible... si nosotros lo hacemos
posible”. Al fin: Pues ya me parecería irónico que frente a este escenario
dantesco de guerra, mentiras y miserias, estuviésemos hablando de un mundo
mejor. Hace más de una década que se cayó el muro de Berlín y no logramos curarnos
de los trastornos psíquicos que nos ha causado el “socialismo real”.
Tendremos que convocar a todos los analistas del mundo a ver si nos libramos de
esta maldición. Espero que no gastemos en esto otros setenta años. Mientras
vamos al analista el enemigo erige montones de muros más perversos y caen sobre
nosotros los términos apocalípticos como guerra preventiva, eje del mal y otras
idioteces. Y por si no bastase el mismo enemigo alcanza la mayoría de los votos
en Estados Unidos de América. Y me pregunto: ¿qué otra bandera puede ser más pertinente que la bandera del
socialismo? Ahora que la globalización nos impone redondear el mundo
definitivamente, ¿qué mejor que retomar las ideas socialistas, estrujarlas,
combinarlas, manosearlas y brindarle al enemigo a cambio de la globalización
capitalista, una verdadera Internacional?”Con todos y para el bien de
todos”, pero como lo dijera José Martí realmente, con todos aquellos con
los que sea posible sumar leña a la caldera y que sinceramente aspiren a un
mundo, que tiene que ser no sólo mejor, sino cualitativamente distinto. Hay una sola alternativa a la barbarie. Lo dijo Federico Engels: el
socialismo. Sí, ese socialismo que a decir de Rosa Luxemburgo “no es,
precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura,
una grande y poderosa concepción del mundo”. Sea bienvenida cualquier bandera, siempre que sea auténtica. Bolívar,
Hidalgo, San Martín, José Martí y todos aquellos de los que se enorgullece la
historia del hombre en los distintos continentes. Tan sólo y por respeto a ellos
mismos, debemos ser consecuentes. Julio Antonio Mella hizo vivir a Martí porque lo asumió con valentía a partir
de los nuevos descubrimientos científicos de Carlos Marx. Y de alguna manera
convirtió a Martí en fundador del primer partido comunista de Cuba. Dijo Mella
que “para realizar la revolución en este siglo habrá que contar con un nuevo
factor: las ideas del socialismo, que con un matiz u otro, se arraigan en todos
los rincones del globo”. Fidel Castro y sus compañeros volvieron a salvar a José Martí del enemigo
porque lo convirtieron de facto en el autor intelectual de una revolución
socialista. ¡Basta ya de romanzas! Por eso vive Martí, porque de haber hablado
con Carlos Marx, no sólo se hubiese puesto de acuerdo en la primera taza de
café, sino porque le hubiese señalado algunas pautas con relación a América;
hubiese Martí comprendido mucho mejor los “sucesos de Chicago” y de
seguro hubiera alertado a Marx sobre el surgimiento del Imperialismo, por haber
vivido en sus entrañas. Sólo con una visión socialista y de lucha de clases con
una adaptación creadora y heroica para estos tiempos y lugares como solicitaba
José Carlos Mariategui, podremos lograr que Bolívar y tantos antepasados no
vuelvan a arar en el mar. Nuestra responsabilidad es enorme. Ya no podremos
culpar a Stalin y al socialismo real de nuestros fracasos y nuestros prejuicios.
Es hora de desenvainar la espada y la pluma, volver a conquistar y a enamorar a
los pueblos con las únicas banderas que harán mejor nuestro mundo y el de
nuestros hijos. Es cierto que el enemigo está en crisis. Pero si no tomamos conciencia
rápidamente estaremos siendo arrastrados con él irreversiblemente. ¿Y cuál es la salud actual del socialismo? Me atrevo a proponer una
“medición” bien simplificada. La revolución es un proceso. Los procesos en la naturaleza se miden por
magnitudes variables temporales (a través de un incremento o un decremento de
alguna magnitud concreta en el transcurso del tiempo). En Matemáticas se llama
derivadas parciales con respecto al tiempo. Intentemos medir de igual manera un
proceso social. Hagámoslo de la siguiente forma: Llamemos SOC a una magnitud, que mide cuán
socialista es una revolución determinada en un instante de tiempo dado: Tomemos
tres ejemplos. Primero: La revolución socialista de Cuba ha demostrado su permanencia frente
al hostigamiento del imperialismo. Demostró su fortaleza en la década de los
noventa al persistir después de derrumbarse el socialismo europeo, y cuando tuvo
que enfrentar el recrudecimiento del bloqueo yankee. Este hecho concreto habla
de la salud de nuestra revolución socialista. El término SOC es incrementado
considerablemente. Sin dudas que el proceso de despenalización de la tenencia de divisa; el
establecimiento de comercio en esta moneda; el incremento acelerado del turismo
y empresas mixtas que se desenvuelven internamente con parámetros capitalistas,
ha sido un trago muy amargo para la revolución. Mucho más que el llamado período
especial. Parte de los cubanos comienzan a pensar necesariamente con mentalidad
capitalista. Sin que pretenda compararla con la NEP que tuvo que imponer Lenin
en el joven estado soviético, sus motivaciones pueden ser parecidas. Pero esta
medida conlleva a un decremento considerable de nuestra variable en cuestión. Al
igual que en la URSS, aquí la variable dinámica SOC se contrae. Analicemos entonces la llamada batalla de ideas, que se inicia con la campaña
por regreso del niño Elián González a nuestra patria. A partir de ese momento
Fidel comenzó a desarrollar una impresionante revolución dentro de la otra: la
formación de trabajadores sociales, maestros emergentes, personal paramédico, la
revolución inédita en la enseñanza, en la cual en un par de años se redujo el
número de alumnos a veinte por maestro. No sólo se ha mejorado la calidad de la
enseñanza sino, y según mi criterio más importante, se han implicado en el
proceso revolucionario a decenas de miles de jóvenes que hasta ese momento
estaban ociosos, incluso muchos sólo pensaban en los dólares, o en emigrar, como
consecuencias directas de la despenalización de esa moneda. No se me escapa que
es un proceso convulso y que por supuesto no todos están o estarían dado el caso
con la revolución. La batalla ideológica también se ha revolucionado. Las mesas
redondas diarias, las tribunas abiertas semanales, universidad para todos, donde
aunque sea de pasada usted escucha hablar de historia de la filosofía, ballet, o
ciencias, el establecimiento de dos canales educativos, los cuales contrastan, y
compiten con los canales tradicionales y donde la programación es escogida por
criterios culturales y no comerciales; las constantes apariciones de Fidel en la
televisión hablando con el pueblo, etc. han contribuido a que el nivel político,
la cultura del debate, y el discurso público hayan elevado su nivel amén de que
a veces caemos en repeticiones innecesarias o abuso del slogan. Pero como quiera
esto es un decisivo incremento de la variable SOC. Sí. A Fidel y a los revolucionarios cubanos no les está dado construir el
socialismo. Sencillamente porque el socialismo en un solo país es imposible. Lo
que sí les es posible es aumentar la magnitud SOC en la revolución socialista. O
sea garantizado las fuerzas necesarias para contrarrestar las posibles
tendencias restauradoras del capitalismo, enfermedad que contrajimos
concientemente para poder sobrevivir en 1994 con la despenalización del dólar.
Son dos fuerzas en pugna dentro de la misma revolución... A esta batalla le
dedica Fidel la mayor cantidad de su tiempo y todos sus esfuerzos. Esta nueva
revolución se desarrolla a partir de proyectos específicos, donde se involucran
las capas sociales más revolucionarias. De la campaña contra el mosquito
trasmisor de la fiebre amarilla, por ejemplo, se construyó una campaña política,
donde los estudiantes de la secundaria llevaban el papel protagónico. Con todo el escaso valor que pueda tener nuestra moneda nacional, los
despidos no existen. Los obreros azucareros que quedaron excedentes cobran el
mismo sueldo por superarse. Nuestra “pobreza” económica no ha impedido que Cuba
ostente los índices de salud, educación y deporte de una nación desarrollada.
Habría que verle el rostro a Fidel Castro el día que le ganó una pequeñísima
batalla a las fuerzas restauradoras del capitalismo. Cuando dejó de circular el
dólar y comenzó el peso convertible. Aunque era sólo un papel por otro, el
simbolismo de que la moneda verde no “rozara” las manos de los jóvenes cubanos
le pintaron una indeleble sonrisa, con todo y su lamentable accidente. ¿Y el internacionalismo?: Decenas de miles de compatriotas están de médicos,
maestros o técnicos en general en los países de América Latina. Cuando la
tragedia del pobre Haití las organizaciones internacionales se asombraron que
por cada médico de los países desarrollados, había una centena de cubanos. En
esos jóvenes va (independientemente de sus conciencias) un pedazo exportado de
la revolución cubana. No crea tampoco que es gratis. La cantidad de personal que
ayuda a Venezuela sale de los que tienen que atender a la población de Cuba. El
internacionalismo “nos cuesta” como debe ser. No damos lo que nos sobra, damos
lo que más queremos. Paralelamente al Encuentro de Intelectuales y Artistas de Caracas se celebró
en La Habana el VIII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. La UJC ha sido
la líder en la batalla de ideas junto a Fidel. El día de la clausura del congreso aparece Fidel... caminando con su
tradicional uniforme verde. En sus palabras pudimos respirar la palabra
revolución hecha en la práctica. La batalla de ideas le ha costado al país menos
del 2% de los ingresos en cinco años. Le ha proporcionado, sin embargo, centenas
de miles de nuevos camaradas. Una eficiencia revolucionaria sin precedentes. En las palabras finales sigue Fidel invitándonos a la lucha. A los que
critican al régimen cubano de burócrata, les invito a que escuchen tan solo una
vez a un Presidente de cualquier país hablando del gasto eléctrico de un
televisor, de esos que en la cifra de un millón forman parte de los hogares
cubanos, o de la merienda en la escuela, o que las madres de los discapacitados
cobrarán su salario tan sólo por cuidar de sus hijos. No, nadie habla tratando
de cambiarlo todo. Claro con la bendita excepción del compañero Hugo Chávez. Es una prueba más de que estamos en revolución. A la que no renunciaremos por
más dañado que esté el mundo. Tenemos prisioneros de combate. Nuestros cinco
compañeros detenidos en Estados Unidos son luchadores internacionalistas por
defender la revolución contra el Imperialismo y sus lacayos de Miami. Es ése
otro ejemplo de la permanencia de nuestra revolución socialista, tenemos presos
políticos precisamente en cárceles norteamericanas. Termina Fidel sus palabras
repitiendo: ¡Viva por siempre el Socialismo! y al ritmo de “Arriba los
pobres del mundo”... de la Internacional que se canta en Cuba, miles de
jóvenes levantaban las manos y daban fe de esta eterna continuidad. El segundo ejemplo es la legendaria China, donde según mi criterio ocurre
exactamente lo contrario. El Partido ¿Comunista? de China dice que está
construyendo el socialismo. ¿Socialismo en un solo país? ¡No, de nuevo no! En
lugar de disminuir la propiedad privada de los chinos se aumenta continuamente.
Según he leído, China es actualmente el destino favorito de los grandes
capitalistas: El país se ha convertido en una tremenda máquina exportadora: las
exportaciones totales de China crecieron ocho veces —a más de 380.000 millones
de dólares— entre 1990 y 2003; 500 de las multinacionales más importantes del
planeta mantienen negocios e inversiones en este país. Además, a fin de mitigar
la tensión causada recientemente por los despidos masivos en las empresas
estatales —45 millones de trabajadores en los últimos cinco años—, Beijing ha
permitido que extranjeros coloquen 450.000 millones de dólares en su economía
¿Es la Economía Socialista de Mercado una transitoria NEP? No me lo parece. Si
es tanto el poder económico ¿por qué razón 58.000 obreros se lanzaron a una
huelga con todo y que son ilegales? ¿Por qué se estima que el desempleo afecta a
23 por ciento de la fuerza de trabajo china, unos 170 millones de personas que
han sido afectadas por las políticas de privatización, los ajustes en las
empresas estatales por su baja productividad y las tendencias del incremento
poblacional? ¿Por qué asegura la Organización Mundial de la Salud que siete de
las diez ciudades más contaminadas del planeta se encuentran en la República
Popular China?. ¿Será que el medio se convirtió en fin? ¿Se corresponden los
índices sociales de China con su poderío económico? Y si vuelven a manifestarse
las protestas de la Plaza Tiananmen de 1989 ¿a quién apoyaremos? ¿Al Partido
Comunista de China, por el sofisma de llamarse Comunista? Puedo entender que
coyunturalmente se encuentran resortes de eficiencia económica, de hecho ya
expliqué que Cuba lo está haciendo en algún sentido. Pero ¿dónde está el
antídoto de China? ¿Cuántos chinos están dando clases o curando enfermos en el
continente asiático? ¿Cuál es su posición antiimperialista? Esta es la
diferencia con mi país. En Cuba están en pugna estas dos tendencias con
amplísima ventaja para el Socialismo. En China el Partido Comunista invita a los
empresarios a ser miembros del mismo. Lo que habrá que reconocerle a China es
que se haya convertido en la potencia capitalista mundial más eficiente del
planeta. Mas eso es un logro que no me apetece aplaudir. En China no se vive una
revolución socialista. Esto es independientemente de que mantenga relaciones
justas con países en desarrollo (o subdesarrollados como debiera decirse).
Siguen siendo relaciones comerciales. Tengo fe que la historia no se
repita con China. Decía Carlos Marx que la primera vez los acontecimientos se
presentan como tragedia (ya lo supimos) y la segunda como farsa. No estamos en
condiciones para soportar una farsa. Mi tercer ejemplo es el de Venezuela. ¿Ha triunfado en Venezuela una
revolución socialista? Esto lo sabremos en varios años, cuando el proceso de la
revolución se vaya consolidando. Pero la pregunta que debemos hacer es la
siguiente ¿Se han radicalizado las posiciones del gobierno de Venezuela en el de
cursar del tiempo? Sí. ¿Lucha ese gobierno contra los males de la sociedad
burguesa, buscando soluciones de otro carácter? Sí. ¿Se verticaliza la
revolución bolivariana en los conflictos con el Imperialismo? Sí. Entonces ¿es
socialista la revolución en Venezuela? Todavía no lo podemos saber. No ha
transcurrido el tiempo necesario, y tiene todavía que saldar muchos obstáculos.
Cada uno de nosotros tendrá sus anhelos, esperanzas y dudas en relación con esta
pregunta. Lo que importa es que hasta el momento cada intervalo de tiempo que
transcurre en Venezuela es más radical y menos capitalista que el instante
anterior. En Cuba fue una avalancha. Fue un tránsito abrupto que venía perfilándose
desde mucho antes. Vivimos en otras décadas, mucho ha llovido desde la milagrosa
década del 60. Chávez y su proceso deben cargar con el mal sabor del
fallecimiento del socialismo real. Tienen compensaciones, por supuesto. Como paradigma en el mundo emerge
solamente la revolución socialista cubana y no la URSS estalinista. Además el
antecedente de Bolívar es más que oportuno. Bolívar aró en el mar por tener en
su contra las nacientes burguesías nacionales. Hoy son éstas aliadas abiertas
del Imperio. Basta que Hugo Chávez aspire a arar la tierra que dejó el
libertador y automáticamente se radicaliza el proceso... Lo mismo que sucedió en
Cuba con José Martí. Para ser bolivariano hasta sus últimas consecuencias,
Chávez no podrá pasar por alto las enseñanzas de Lenin, Trosky, el Che y Fidel.
No le será posible trazar un puente del siglo XIX al XXI sin toparse con este
pensamiento. Si es cierto que este hombre se propone realizar una obra cristiana, no le
quedará alternativa posible que aumentar cada día más la magnitud que
definiéramos como SOC dentro de la revolución bolivariana. De esta forma algún
día, como dijera el Che una vez, “sin darnos cuenta” estaremos
observando una auténtica revolución socialista con un marcado carácter
internacional. Por otra parte la revolución diseñada a través de las múltiples misiones
(Robinson, Barrio Adentro, y muchas más) confieren una especial semejanza con la
batalla de Ideas desarrollada en mi país. La lucha abierta contra el latifundio que fue desplegada durante la campaña
electoral del 31 de Octubre sumada a la guerra abierta contra la burocracia le
confiere un alto valor al término SOC que definiéramos previamente. Entonces, hay buenas noticias. Contamos con dos revoluciones que se
profundizan en América Latina y abren nuevas esperanzas. Necesitamos muchas más.
Dos revolucionarios probados están a la cabeza de ellas. Entonces es hora de
volver a decir las cosas por sus nombres. Le tememos al vocabulario radical. Los
que apelan al fin de los ismos e istas... no dicen si socialismo o revolución
socialista o partido comunista están incluidos en la censura. Por su parte Chávez dijo precisamente en su intervención en el encuentro de
Caracas: “Uno percibe el resurgimiento de una fuerza creciente cada día, en
todas partes. Un resurgimiento moral, humano y político (...) En Argentina,
Brasil, España, Libia, Moscú, Irán están ocurriendo cosas (...) hablan ruso,
persa, español, portugués, pero es el mismo brillo, es la misma
fuerza...”. ¿De qué fuerza habla el Comandante Chávez? ¿Cuál es la única fuerza en el
mundo que puede presentarse como común denominador por los humildes? El fantasma
del Manifiesto Comunista, ese fantasma que recorrió Europa en el siglo XIX y
principios del XX, retoma vuelo en este siglo como única alternativa a las
desgracias por las que atraviesa la humanidad. Precisó el Presidente Chávez que, ante esta realidad, “es deber de todos
los revolucionarios del mundo darle cohesión a un movimiento de ofensiva
internacional y crear una red de organizaciones sociales y políticas”. Por otro lado reflexionó: “No hay soluciones nacionales. Nos están
tratando de imponer la fórmula de la globalización en su concepto o fase más
salvaje, que es el neoliberalismo, el problema es mundial y la solución
trasciende las fronteras de un país”. Y propuso, en ese camino de la ofensiva para salvar la humanidad,
“organizar una red de pensadores y de pensamientos que vayan conformando una
fuerza crítica, creadora, transformadora, que levanten las antorchas que
iluminen el nuevo tipo de pensamiento que requiere la humanidad”. ¡Tres cosas! Fin de las fronteras nacionales para entender la lucha; cohesión
y madurez de las fuerzas de izquierda (partidos políticos y movimientos
sociales), y ofensiva del pensamiento radical. Basta ya de la fraseología
anquilosada del enemigo (terrorismo, derechos humanaos, democracia). En nuestro
discurso debe aparecer con nuevas fuerzas las palabras de revolución,
socialismo... y lucha de clases. Para ser sincera sueño con la palabra
Internacional. Frente a la globalización imperial solamente una palabra con esta
fuerza puede ayudarnos. Hugo Chávez acaba de lanzar un proyecto histórico en la reunión de
Intelectuales, nos está invitando al sueño americano, pero al verdadero. En
contrate con el de Bush que propone que Norteamérica se convierta en un
territorio de propietarios, Chávez nos convoca a la creación de la Patria
Latinoamericana. Una patria latinoamericana que será patria de todos los
trabajadores del mundo. Y para hoy, para empezar a trabajar hoy. Las verdaderas
metas son aquellas que nos proponemos ver cumplidas, aunque no lo logremos. La
Patria de Simón Bolívar, la América nuestra de José Martí... Tiemblo al pensar
en el proverbio que reza “A la tercera va la vencida”. Dijo Chávez: “Este siglo es el de la verdad para nosotros, en este siglo
tendremos patria y la patria es la América Latino caribeña; nuestra América. Es
tiempo de pensar y de hacer, la batalla es hoy y no mañana, no perdamos tiempo,
aprovechemos el tiempo. Nosotros estamos llamados a inventarla, a crearla libre,
a liberarla definitivamente para bien de nuestros pueblos”. Para este empeño no bastará aprender la historia americana y encontrar los
resortes para la movilización de nuestros pueblos. Necesitamos mucho más. Más
bien un ejército de pensadores y luchadores. En primer lugar debemos convocar la
herencia del pensamiento socialista. Y como suele repetir Armando Hart hasta la
saciedad “En beneficio de Inventario”. Porque ellos también erraban,
tienen esa licencia. Pero la herencia positiva de estos hombres le dará la mano
a “nuestro nuevo presidente” en la batalla final americana. Entonces solamente por hoy y tomando como referencia un reciente artículo de
Carlos Alberto Montaner, me permito destacar en este tribunal de pensadores
revolucionarios a León Trosky. Trotsky ostenta el record Guinness del revolucionario más difamado de la
historia. En relación con su persona muchos, incluso comunistas, sostienen sin
querer una estrecha colaboración con el enemigo. Trosky ha sido acusado de todo
absolutamente: fascista, imperialista, asesino, de frenar la revolución, de
sectario... En el mejor de los casos al pensamiento trotskista se le considera
innecesario, pues “es cosas de viejos”. Y entonces ahora hay que soportar que
Carlos Alberto Montaner connotado enemigo de la revolución cubana, lo acuse nada
más y nada menos que de haberse arrepentido en sus últimos días de la revolución
y del socialismo, y haber abrazado la bandera del mercado y la democracia
representativa. ¡Es el colmo! Pero tenemos la culpa por restringir su figura a
los llamados partidos “trotskistas”, como si no formara parte del elenco de
actores de la Revolución, como si no fuese el pensador marxista que más nos haya
alertado sobre el fin de la URSS. Mas que ningún otro, Trosky estudió los
resortes que pueden llevar a liquidar una revolución con todo y un partido
comunista en el poder. El derrumbe del socialismo real es imposible de analizar
y de entender si no se lee a León Trotsky. Y ese análisis no está pasado de
moda. Está a la orden del día. Vivió en carne propia los desmanes de la
burocracia de un estado socialista en el poder, fue el que diseñó teóricamente
uno de los conceptos más vitales para el pensamiento revolucionario. La
revolución permanente. No sólo es injusto no colocarlo al lado de los mejores
comunistas, sino que esto constituye una ausencia sensible en nuestra práctica
revolucionaria. El internacionalismo, la revolución permanente, y la
inviabilidad del socialismo en un solo país, son aspectos claves para la
revolución... Pero además, de muchas cosas puede acusársele, no de revisionista
del marxismo. Si pecó de algo es exactamente de lo contrario. El Che y Fidel han
seguido sus pasos, aunque ellos no lo hayan sabido. La consigna “de crear
dos, tres... muchos Vietnam” es la concreción en la práctica
latinoamericana de la Revolución Permanente y el Internacionalismo. Considerar a Trotsky en el pensamiento revolucionario es un deber de los
comunistas, y no tan solo de los trotskistas. Dígase comunista y ya deberá estar
León Trosky incluido. El trotskismo no es una corriente particular del marxismo.
James Cannon, uno de los dirigentes fundadores del movimiento comunista de
Estados Unidos dijo en 1942: “El trotskismo no es un nuevo movimiento, una
nueva doctrina, sino la restauración, el renacimiento del marxismo genuino, tal
como se expuso y se practicó en la Revolución Rusa y en los primeros días de la
Internacional Comunista”. Dice Montaner: “en sus últimos tiempos en México, antes de que Ramón
Mercader, hijo de una enloquecida cubana lo asesinara, Trotsky comenzaba a
rechazar la idea de la tiranía y descubría el valor de la libertad económica y
política y la importancia de la democracia formal”. Y Trotsky había dicho en 1932: “Sólo un poderoso aumento de las fuerzas
productivas y una organización justa, planificada, es decir socialista, de
producción y distribución puede asegurar a los hombres –a todos los hombres– un
nivel de vida digno y confiarles al mismo tiempo el sentimiento inefable de la
libertad frente a su propia economía”. ¡Oh, sí! Si es esta libertad a la que se refiere Montaner... Trotsky le dio
importancia mucho antes. En nombre de ella organizó el ejército rojo, trabajó al
lado de Lenin, y a última instancia en nombre de esta libertad entregó sus
mejores años y su vida entera. Pero sabemos que no, que se refiere a la libertad e impunidad que gozan los
explotadores. ¡Adónde habremos llegado en la injusticia con León Trosky para que
uno de los mayores enemigos del socialismo pueda hablar en estos términos! Si
permitimos que esto siga ocurriendo le estaremos acertando el verdadero golpe de
muerte al pensador revolucionario Un golpe peor que el que le proporcionara
Mercader en 1940. Y un golpe de esta naturaleza a Trosky es un golpe irreparable
a las ideas del socialismo. Por suerte Hugo Chávez nos regocijó con la otra cara de la moneda. En la
sesión de clausura del Evento de Caracas pronunció las siguientes e históricas
palabras, al referirse a un libro de León Trosky que compró en Madrid: “La
revolución permanente”, donde el revolucionario bolchevique plantea que los
problemas de cada país no tienen soluciones nacionales, sino que incluyen al
resto de los pueblos”, tesis que dijo compartir plenamente. Dicen que la mentira corre cien años y la verdad la alcanza en un día. Esto
demuestra que cuando se busca el camino con honestidad... Todos esos caminos
conducen... al socialismo. Se establecerá en Caracas una oficina permanente
anti-globalización. Quizás sea esta la primera oficina de la permanente
revolución. Por último debo referirme de nuevo al artículo de Carlos Alberto Montaner,
pues creo que de nuevo agarra los rábanos por las hojas. El señor protesta
además porque le llamé terrorista. Y puede que tenga razón. Si el imperialismo
llama terroristas a mis hermanos palestinos que luchan por la autodeterminación
de su pueblo en contra del sionismo, él no es terrorista; si los luchadores
iraquíes en Faluya son terroristas por enfrentarse valientemente al ejército más
fuerte y más cobarde del mundo, entonces él no es terrorista; si los
revolucionarios cubanos que se opusieron a una dictadura criminal y pro yankee,
y en menos de siete años conquistaron el poder y establecieron un auténtica
revolución socialista eran terroristas, entonces él no lo es. Pero este señor es
enemigo del pueblo de Cuba. Pretende que después de cuatro décadas conociendo
cuál es la dignidad volvamos atrás. Después de que aprendimos a conocer el
decoro de ser libres es imposible que el pueblo de Cuba se convierta
“pacíficamente” en una república corrupta fiel al imperialismo. Sus
pretensiones de que mi patria se regrese medio siglo atrás y vuelva a ser el
casino de los Estados Unidos son casi infantiles. Fidel dijo más o menos que
primero triunfará una revolución socialista en los Estados Unidos, que una
contrarrevolución en Cuba. Y en cuanto a mi persona y mi “revisionismo” le digo lo siguiente: Tengo la
esperanza de que en Cuba no se instaurará jamás aquella democracia formal, tan
viciada y corrompida que él propone. Pero si así fuese, si por alguna razón la
revolución cubana fracasase, si aquellas fuerzas restauradoras de las que
hablábamos arriba aventajasen a la impronta revolucionaria de nuestra batalla de
ideas, entonces no se me ocurrirá revisar otra cosa que no sean el número de
balas de mi cargador y el cañón de mi fusil, y la única corriente que tendremos
los comunistas de Cuba y del mundo será la corriente de aire que sople
nuevamente en la Sierra Maestra. Y le aseguro al señor Montaner que junto a mí
además de Fidel, el Che, Marx y Lenin estará como el primer soldado de fila León
Trotsky. Ingresaré con mucho orgullo las filas de los “terroristas” de
Montaner. [Back to In Defence of
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