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POR TIERRA Y LIBERTAD
Por Osvaldo Bayer - Sunday, Dec. 26, 2004 at 8:39 PM

Qué hermoso mes de diciembre! ¡Esas actividades de las Madres! Inolvidables. Primero la marcha de las veinticuatro horas, con tanto sabor a latinoamericano, con palabras donde se encontraban la solidaridad continental con las ganas de la lucha por la justicia y la dignidad. Y ese fin de cursos de la Universidad de Madres. Quién hubiera dicho. Que esas mujeres del pañuelo blanco heridas en su amor más profundo iban a crear esa casa del saber, con esa juventud que la llena y desborda. Saber más para poder trazar el camino de la liberación. Allí está. Se podía ver en el rostro de la alegría y la emoción de quienes iban recibiendo sus diplomas. Diplomas de las Madres. Qué orgullo para esos estudiantes cuando recuerden su paso por las aulas del encuentro de generaciones y de sentimientos nobles.

En este diciembre nos tocó también acompañar a los pueblos originarios en sus luchas contra el interés mezquino de un sistema que trata de robar todo, de quedarse con todo. La voz más bien suave de nuestros habitantes de la tierra, su constante defensa de la naturaleza, nos llena de admiración y de ganas de prestarles todo el apoyo posible. Por ejemplo cuando llegaron a Buenos Aires los representantes de la comunidad mapuche Pillan Mahuiza vinieron a denunciar la amenaza de muerte que recae sobre el “hermano de existencia milenaria”, que así ellos llaman al río Carrenleufú. El sistema quiere destruir el agua, el rio, la vida. Usar, como siempre, las armas del saqueo y la conquista. El megaproyecto La Elena, complejo de seis represas hidroeléctricas y un dique, que traerán consigo los acostumbrados desalojos, la destrucción y la muerte. El lenguaje de esos hijos de la naturaleza nos hizo acordar tanto a lo que a fines del siglo dieciocho escribía el sabio alemán Alejandro von Humboldt en su visita a las comunidades de pueblos originarios de Colombia y Venezuela. Maravillado el europeo por la temática que abordaban siempre esos seres: la naturaleza –que era de todos- nunca sobre la propiedad, que no existía para ellos. Cuidar la naturaleza era, y es para nuestros habitantes naturales de la Patagonia, el deber principal, como cuidar un brazo, un pie, los pulmones, el estómago. Humboldt les atribuía a ellos una sabidaría nata, que el español trataba de destruir con su conquista que significaba poder, riqueza, propiedad, colonialismo

Hay que ir, por ejemplo, a San Martín de los Andes. Es un paraíso rodeado por el lago Lacar. Es territorio mapuche. Está como el día de la creación. Los árboles, las plantas, las flores, las hierbas, la fauna. Lo que se llaman bellezas naturales. Nos dice Mirta Rosana Kolvpagi, una hermosa mujer mapuche de unos treinta años que nos habla de los esfuerzos por mantener a la naturaleza en todo su vigor. Su lenguaje es profundo y docto como si estuviera dando una clase en la universidad, sobre ecología. Me lee de un comunicado: “el pueblo nación Mapuce viene recorriendo un difícil camino en la provincia de Neuquén para lograr el respeto por sus derechos y su dignidad, y hace tiempo proponemos ante el poder público la articulación de políticas del Estado interculturales para proteger el ambiente y la diversidad cultural. En esto es clave el reconocimiento y regularización de los territorios que los mapuce ocupamos ancestralmente, de manera simbólica y vivida”.

Pero los distintos gobiernos han hecho oídos sordos. . Y agrega la mapuche de nombre Kolvpagi, que significa “puma marrón”: “Una vez más debemos levantarnos para defender nuestros derechos”. Porque la realidad es que el 15 de noviembre, el paraje Payla Menuko, de la comunidad Curruhuinca, se encontró con máquinas topadoras y a un grupo de operarios talando cipreses y radales en el Lote Pastoril 59, ocupado tradicionalmente como lugar de pastoreo. Se comenzó ese trabajo para continuar la traza de un camino para una inversión privada en la ladera del cerro Comandante Díaz (nombre, por supuesto, bautizado por el gobierno de turno).

Todo esto a pesar que la Constitución Nacional, en su artículo 75, inciso 17, establece “reconocer la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan; asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales”... Y, por otra parte, la legislación agentina vigente también incorpora el principio de “consulta previa, libre e informada a las comunidades de pueblos originarios sobre emprendimientos que puedan afectarlas o linderos con sus territorios”. Y, como si fuera poco, las normas municipales obligan a la realización previa de Evaluaciones de impacto ambiental para aprobar proyectos de desarrollo y cuentan con una así llamada Unidad Técnica de Gestión Ambiental, que desde el 2002 integra un representante de las comunuidades mapuches.

El documento de protesta de los mapuches lleva el subtítulo: “Una mano borra, lo que escribe la otra...”

El comunicado que firma la Comunidad Mapuce Neuquina informa que de inmediato las autoridades de la comunidad y de la confederación mapuche neuquina contactron a las autoridades municipales quienes manifestaron sorpresa y dijeron desconocer la situación. Algo que se acostumbra porque nunca se dieron los valores que el respeto por los pueblos autóctonos debe contener. Lo que significa incluir el respeto por la biodiversidad, por los territorios ancestralmente utilizados y por su proyección como pueblo con identidad propia. Y es por eso que se quieren lograr acuerdos, para un crecimiento planificado y con estandares de calidad para la estación de esquí de Chapelco, a través de las salvaguardas del ambiente y de la cultura de las comunidades mapuches que, por supuesto, se verán afectadas por el desarrollo turístico.

Pues bien, en medio de este ambiente y de estas bases que sirvan como partida para la realización de planes modificatorios de la estructura, ocurrió un hecho que dejó “perplejos a los ciudadanos y a las comunidades mapuches la: decisión inconsulta del psicólogo social Mario Mazzeo, quien lleva el título de “secretario de gestión ambiental y ordenamiento territorial de San Martín de los Andes”. Nada menos. Este funcionario, como en los tiempos de Roca autorizó la traza del camino de acceso a una urbanización privada lindera, que atraviesa el territorio del Lote Pastoril 59 utilizado por la comunidad Curruhuinca.

¿Miopía? Se preguntan los mapuches. Sí; ni siquiera se respetan las propias normas municipales. El emprendimiento privado es lindero de las comunidades e impactará definitivamente sobre sus tierras, costumbres y vida ecológica. Se violan así normas municipales, provinciales, nacionales e internacionales. Por eso, desde el 15 de noviembre, niños, mujeres, ancianos y hombres, es decir, todos los pobladores del paraje Payla Menuko, la Comunidad Curruhuinca, se hallan en pie de guerra defendiendo su territorio del robo y la usurpación.

Por supuesto, los empresarios que comparten el poder con los políticos de turno han recurrido a su justicia, a los jueces nombrados por ellos mismos. Solicitan el rápido desalojo de los pobladores cuya estirpe se halla allí desde decenas de siglos.

Volvemos a las épocas del fusil rémington. Vamos a ver si se atreve la gendarmería y la policía local. En Cutralcó figura un gran cartel que dice: “Cutral-có dos, Gendarmería cero”. Reuerda cuando ese pueblo corrió dos veces a la gendarmería que llegó para desalojarlos con ametralladoras y fusiles. El pueblo los emnfrentó a pedrada limpia y los corrió hasta más allá de las casas. Los mapuches han escrito: “Nos vemos obligados a resistir pacificamente, instalados y pernoctando en la zona de pastoreo, haciendo aun más visible nuestra presencia”. Y terminan diciendo: “Tenemos el apoyo de las comunidades mapuches de Neuquén y de cientos ciudadanos solidarios, tanto aquí como en todo el país. Porque la proyección de nuestra vida y la existencia de nuestro territorio no se delegan, la defenderemos hasta las últimas consecuencias. Por territorio, justicia y libertad!”.

Si los jueces del poder persiguen a los habitantes de la tierra, en todo el país habrá una reacción de ira del pueblo, sin ninguna duda. Aquí se han acabado los rémington de Roca.

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