La Patagonia de Kirchner
Por Polo Obrero Caleta Olivia - Monday, Dec. 27, 2004 at 12:23 AM

CARINA SAUCO Y CLAUDIO BUSTOS, DENUNCIAN “¡Qué bueno, llegó la represión a Las Heras, los vamos a matar a todos estos hijos de puta!” Así gritaba enfurecido el oficial Borquez, mientras apretaba con su bastón de goma el vientre de Carina Sauco. Prensa Obrera entrevistó a Carina, esa madraza de Las Heras que como tantas mujeres en el país enfrenta la desocupación, de la forma más heroica, luchando, en este caso contra las petroleras. Es madre de cuatro varones, el último, producto de su unión con Claudio Bustos. Estaba embarazada de cuatro meses, y esperaba ansiosa. Su voz se entrecortó varias veces cuando relató cómo fue la represión, los golpes y la pérdida de su hijita. Pese al dolor, no están dispuestos a bajar los brazos. Claudio trabaja en la empresa Oil. Como tantos otros, entró gracias a los piquetes de lucha realizados desde el 2000 en adelante. Igual siguió militando en la Coordinadora de Desocupados.

-Carina, ¿cómo se desencadenaron los hechos?

-El miércoles 1º de diciembre al mediodía, la señora jueza subrogante Dra. Ruata, junto a personal policial de la provincia de Santa Cruz, se presentaron en la casa del señor Mendoza, de la localidad de Las Heras, lugar donde me encontraba presente y me llevaron detenida junto a los ocho varones, sin siquiera decirnos las causas de la detención. En esa casa entra un oficial de apellido Centurión, y me golpea en la cabeza delante de los chicos de esa familia, que miraban aterrorizados.

En la Comisaría de Las Heras, a los varones los tuvieron esposados parados en el pasillo y los golpearon. A mí me llevaron a la cocina. Yo escuchaba cómo los golpeaban.

Después entró el oficial Borquez y me dijo: “Usted está muy cómoda ahí parada”, y empezó a patearme. Yo le dije que no me pateara y Borquez me dijo: “No nos pudimos desquitar con el hijo de puta de Castells”, aludiendo a Claudio Bustos, que es mi pareja y el padre de la hija que murió luego.

Borquez le dijo a Sánchez, una brigada femenina que estaba junto a mí en la cocina: “Qué lindo hacer una tortilla de huevos”, y ahí empezó a patearme entre las piernas. Sánchez le pidió que no me pateara, que estaba embarazada y, cuando me caí al piso, Borquez con el bastón de goma me empezó a aplastar la panza, primero en el bajo vientre y después arriba.

En ese momento, Borquez estaba como enfurecido y dijo: “Que bueno, llegó la represión a Las Heras, los vamos a matar a todos estos hijos de puta”. Cuando me estaba apretando la panza dijo: “Aquí no hay lugar para un bastardo hijo de dos delincuentes”. Mientras todo pasaba, me obligó a tener los ojos cerrados. (Las lágrimas y el dolor cortan el relato de Carina, de esta historia que deberá repetir con bronca y amargura varias veces, hasta que se haga justicia, y los responsables políticos y materiales de este asesinato vayan en cana.)

Luego vino otro policía, oficial Ferreira, me hizo sentar, me sacó los precintos y pedí que me llevaran al hospital, ya que había empezado con pérdidas y contracciones muy fuertes.

Una hora y media después llegó el médico cirujano Dr. Roger, que solicitó que me trasladaran al hospital, lo que recién se concretó una hora después. En la guardia del hospital me recibió primero el Dr. Martínez, luego la Dra. Bustos, que solicitó al Dr. Hernández una ecografía. El Dr. Hernández me dijo que el bebé no tenía latidos: “Le molieron la cabecita”, me dijo.

Quedé internada y el viernes a la tarde la Dra. Bustos me hizo un legrado para sacar los restos de mi hija asesinada. El sábado a la mañana el Dr. Hernández me da el alta y unos medicamentos. El domingo anterior me había hecho una ecografía con mi obstetra, la Dra. Núñez, y mi bebé estaba muy bien. Soy una mujer de 32 años, fuerte y sana, madre de cuatro hijos, los que nacieron naturalmente y sin ningún problema. (Nuevamente las palabras de Carina se entrecortan, interviene Claudio en la conversación.)

Claudio: El poder político dejó en manos del movimiento piquetero resolver el problema del trabajo en la localidad. La empresa Oil utilizó a los desocupados que luchamos por trabajo genuino, para negociar contratos con Repsol.

A pesar del dolor, nos vamos fortaleciendo día a día. Peleamos por un país mejor, el desocupado es el último orejón del tarro. No encuentra respuesta en nada, por eso se organiza.

Hace 14 años está cortada la libertad de prensa en Santa Cruz. La provincia está en convulsión, somos muchos los piqueteros, militantes sociales, militantes de la vida.

El gobierno instaló el tema de la Residencia, discrimina a los trabajadores que corridos por el hambre llegan hasta el sur, con el clima de terror que quieren instalar, la represión, la discriminación al diferente y la censura en los medios de prensa, esto ya se parece al nazismo.

Este invierno murieron tres personas ahogadas en una laguna congelada, ahí desagotaba el matadero municipal; durante años los vecinos reclamaron que se tape, después de las muertes, enseguida aparecieron topadoras y camiones, la taparon rápido, borraron todas las huellas, del tema no se habla más.

-Claudio, ¿cómo siguen ahora?

-Si la respuesta a los reclamos de trabajo va a ser la represión, nos están violentando. Los puestos de trabajo nos corresponden, los ganamos con la lucha. Si tenemos que organizarnos políticamente, lo vamos a hacer para terminar con esta situación. Ahora salieron a decir que hacemos política con la muerte de nuestra hija; estamos marginados para conseguir un trabajo, ahora nos quieren marginar para no pensar políticamente.

Junto a la pareja de luchadores está Belarmino Gómez, otro de los compañeros golpeados por la policía de Santa Cruz; un hombre de 50 años, con su rostro curtido por el viento y pelo absolutamente blanco, que nos señala que su vida no fue fácil.

Nos cuenta que trabajó en empresas de la construcción como Dicasa, Torraca y Alicurá, de Comodoro Rivadavia; también en empresas del sector petrolero como Prisma; hace 10 años que está en Las Heras. Allí también trabajó en la municipalidad, últimamente hacía changas como chofer de un remis.

- Belarmino: Hemos llorado, hemos sufrido, estamos golpeados pero nos vamos a recuperar. Nos reagruparemos, nos da vergüenza que Gendarmería Nacional sea mercenaria del imperialismo y sus empresas. Los gobiernos nacional, provincial y municipal, son sirvientes de las petroleras.

Los compañeros sabemos y estamos conscientes de que vamos a reagruparnos, somos gente de lucha.

Nuestro líder es la esperanza de tener un trabajo, un futuro.

(La denuncia por la tortura seguida de muerte, realizada por Carina Sauco el 7 de diciembre a las 9:45 horas, se tramita en el Juzgado Federal de Comodoro Rivadavia.)

Sigue la lucha por la libertad
de los presos de Caleta

El 10 de diciembre, al conmemorarse el Día Internacional de los Derechos Humanos, en la plaza 20 de Noviembre de nuestra ciudad, se llevó a cabo una jornada de lucha y movilización por los presos.

La convocatoria fue realizada por la Comisión de la Memoria, el Centro de Estudiantes de la Universidad local, la agrupación estudiantil “10 de Septiembre”, Adosac, Familiares de los detenidos, el Polo Obrero, el FOS y el FUT-PO.

Se instaló una radio abierta, con la participación de los conductores del programa “El cielo por asalto” de Comodoro Rivadavia; actuaron la Murga Franca y el grupo de hip-hop Lágrimas Negras.

Además de las agrupaciones convocantes, se leyeron adhesiones de distintos puntos del país; estuvieron presentes algunos de los luchadores recientemente reprimidos en Las Heras, y una delegación que llegó desde Neuquén, de Zanón bajo gestión obrera, con un aporte solidario en efectivo para los detenidos.

Ante la negativa del juez Meyer a la apelación presentada oportunamente por los abogados defensores, el pasado 9/12 se ha presentado un recurso de casación ante el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Santa Cruz.

Sigue la campaña de cartas a los detenidos; redoblamos la campaña de aportes para sostener la lucha por su libertad, y nos preparamos para el 20 de diciembre, como en cada plaza del país, para reclamar por la libertad de todos los detenidos y el desprocesamiento de los más de 4.000 luchadores sociales.

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