Julio López
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Paranoia, esquizofrenia y literatura. Una respuesta a Luis Mattini
Por Rosana López Rodriguez. Razón y Revolución - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 12:14 PM
ryrlop@yahoo.com.ar

Respuesta de la autora del libro "La Herencia" Rosana López Rodriguez a la crítica publicada por Luis Mattini.

COMENTARIO DE SR. LUIS MATTINI AL CUAL ROSANA LÓPEZ RODRIGUÉZ RESPONDE:

"Comentario sobre la novísima Literatura Piquetera
Por Luis Mattini

Días atrás –en una mesa de la Organización Cultural "Razón y Revolución"–compré "La herencia", subtítulo, "Cuentos piqueteros", de Rosana López Rodriguez
Lo leí con mucho interés y, en tal sentido, voy a opinar como lector, como un lector que ha leído mucho literatura ficción. Esto dicho sin alarde, sólo informar cómo hace para leer un asalariado. Siempre encontré tiempo para leer y bibliotecas públicas o populares, además de comprar libros a costa de "sacrificar" otras necesidades. Suele haber muchas ofertas en las mesas de saldos o, como en este caso, libros baratos a costa de renunciar al derecho de autor y distribuir con esfuerzo militante. Por otro lado, gran parte de ese tiempo que a otros parece faltarles, lo he ahorrado al optar por leer a los autores en lugar de inscribirme en una "carrera" de letras escuchando y leyendo a los que teorizan sobre ellos.
En este caso se trata de un conjunto de relatos con contenidos que buscan explicitamente cumplir un programa como "la expresión de una voluntad colectiva", y que, una vez leídos, se me ocurrió que podrían se excelentes si la autora se liberara de esa faceta "programadora" que aherroja la imaginación. Esa fue –admitido– mi primera impresión de la lectura de los cuentos.
Después leí el prólogo. Acostumbro a leer los prólogos al terminar una obra. Ahí me di cuenta que me había equivocado.
Porque entonces descubrí un recurso literario original, el que, hasta donde yo sepa, nunca se había ensayado en literatura: en realidad, el prólogo es un muy bien logrado cuento y, viceversa, los cuentos podrían "funcionar" como prólogo.
Con sugestivo título "Por una literatura piquetera" la autora logra liberarse del estilo monografía universitaria, soltar la subjetividad, sorprender al lector, y revelar su pasta para la ficción. El eterno equívoco, común en los lectores poco aficionados, de confundir el autor con el personaje, (en el cine suele ocurrir con el actor) aquí podría leerse como una experimentación literaria intencional.
Para no traicionar lo dicho sobre mi propia práctica de lector, y no robarles a ustedes el tiempo de disfrutarlo, me limito a la siguiente reseña, la cual, cabe decirlo, también podría ser ficción.
En dicho relato, una voz omnisciente pone en escena un personaje "tácito" (vaya mi licencia literaria) en un peculiar monólogo que se explaya sobre arte y literatura escribiendo un prólogo a un libro de cuentos. Dicho personaje está muy bien logrado como caricatura; uno no puede menos que verlo con ternura. Este señor, o señora, no se sabe (pero el hecho de no revelar la edad indicaría femenino, pues parece ser que ni las feministas pueden librarse del prejuicio, o la coquetería, de ocultar la edad.) uno puede imaginar a un/una docente (un conspicuo docente, no un maestro, digamos un/una licenciado/a en letras) este personaje, digo, intenta demostrar para qué "sirve" el arte.
Semejante arranque de humor desde el inicio me recordó la vez que un adolescente, muy inteligente y ávido de saber, me pregunto muy serio. "¿Decime Luis: para qué sirve el Universo?". Pregunta que me descolocó y me hizo pensar. ¿Pensó Ud alguna vez para qué "sirve" el Universo? ¿Equivale esto a preguntarse para que "sirve" la vida? ¿Tiene que tener una utilidad?
El/la "docente" del cuento explica la diferencia entre arte y trabajo y cómo en la sociedad capitalista el arte es una mercancía. Y aquí aparece otra vez el juego de sutil humor, porque, según esta definición, por un lado el trabajo no contendría arte y por otro el arte estaría exento de trabajo, un simple placer sin esfuerzo. Asimismo quedaría a la vista que el arte sólo es mercancía para los artistas "proletarios" (y, por supuesto, sus "aliados pequeño burgueses"), que deben "vivir del arte" porque no tienen quien los mantenga. La paradoja sería que sólo los burgueses, como les sobra el dinero, pueden producir un arte no comercial.
Hay que destacar que el personaje, –el que cada vez más se va pareciendo sagazmente a un comisario político–, hace hincapié en la razón como fuente de todo saber, frente a las pretensiones de los iracundos "románticos" que sufren porque no "entienden" la lucha de clases. (El problema es que los románticos murieron hace muchos años y este personaje no nació a tiempo para avivarlos) Por ello es que el lector, –el que quizás se reconozca influido por la alienación y el idealismo filosófico de la sociedad de clases–, intenta seguir el razonamiento desalienante del "comisario político". Y de acuerdo a éste, queda claro que si los proletarios y pequeño burgueses se ven obligados a transformar su arte en trabajo, en actividad de "reproducción de la vida", sometidos a la ley del valor; los pobres harían, entonces, un arte "útil", los únicos que pueden hacer un arte genuino (pero inútil), son los ricos. Lo que no queda claro es si es "útil" hoy leer a los románticos ¿Y a los llamados clásicos?
Aquí las carcajadas del lector sensible a la ironía son homéricas (Ahora me doy cuenta que ese "comisario" no me instruyó para saber si Homero era proletario, pequeño burgués, esclavo, burgués o aristócrata) Después de festejar esta nueva humorada, el razonamiento del personaje del cuento me recordó a "Rogelio, el hombre que razonaba demasiado" una creación de Landrú de hace unas décadas atrás. (Entre paréntesis, ¿Landrú será, burgués o pequeño burgués?)
También el personaje, explica que el insuficiente desarrollo de las fuerzas productivas es lo que hace que el arte pueda ser ejercido sólo por los que no laburan. Eso que el viejo Marx llamó división entre el trabajo manual y el intelectual, la primera gran división del trabajo, madre de todas las divisiones de clase. Cuando ese desarrollo, llamado "progreso", llegue a su punto óptimo, desaparecido el capitalismo (por la fuerza del amor al progreso de los progresistas), se eliminarán las diferencias de clase, incluso entre emisor y receptor y todos podremos hacer arte. Mientras tanto hay que resignarse a lo enunciado con claridad ya por el propio Aristóteles y dejar que otros (¿quiénes?, ¿los burgueses o los pequeñoburgueses?) hagan ese arte no "conservador" que canta al movimiento positivo, para disfrute de nosotros y en nuestro nombre.
A medida que el relato continua, el "comisario", ( perdón por abusar, pero es una figura que me ha seguido toda la vida) digo, el personaje, explica cómo el arte debe de ser reflejo de la realidad. La autora se cuida muy bien de no cometer el mal gusto literario de citar la teoría del reflejo de Parlov , mucho menos a Lysenko y sus teorías psiquiátrico-materialistas sobre la "ideología del proletariado". Esta delicadeza permite al lector seguir disfrutando de un relato que nos muestra hasta dónde puede llegar el absurdo de la educación moderna: ahora el/la docente previene contra la separación entre el arte y la ciencia por parte de quienes no ven su "utilidad" y lo consideran sólo un pasatiempo. La autora utilizando muy bien el recurso de los silencios, las no-palabras, delinea con destreza narrativa a este/esta docente, como un producto del sistema educativo capitalista, que aprendió tanto con Sarmiento como con el Martín Fierro a "aprender cosas útiles". Empachado/a de "teorías del arte", "historias del arte", el personaje no se percata, ni siquiera para polemizar, que mientras en la ciencia y la técnica hay progreso, en el arte sólo hay permanente resignificación. Si fuera así, Charly García debería ser necesariamente "superior" a Beethoven o Víctor Hugo "inferior" a García Márquez.
Siempre con pluma de filigrana en esa orfebrería de presencia y ausencia de palabras, la autora pone en evidencia, ahora por omisión, cómo su personaje nunca se detuvo a reflexionar con cabeza propia, cómo es posible, por ejemplo, que un hombre o mujer (pues quien sabe) hace varios miles de años, pintó, en las cuevas de Altamira, un bisonte con tal maestría que la mayoría de nuestros contemporáneos no podríamos hacer al menos sin un largo entrenamiento. Ah, y dicho sea de paso, es difícil pensar que ese hombre o mujer o esos hombres o mujeres, tuvieran en aquel tiempo mecenas o una vida de rentistas burgueses, porque tampoco se entiende cómo la falta de "desarrollo de las fuerzas productivas", les dejaba tiempo libre para esas fantasías "inútiles". Si es cierto como dice la vulgata –o el dogma– en ciertos cursos de historia del arte, que lo hacían como acto mágico para "encerrar" la caza…pues vaya, vaya, esa magia dejaba mejores resultantes que nuestra "actual" racionalidad.
El cuento llega al clímax cuando el personaje analiza –a la potente luz de un materialismo dialéctico de Academia que la autora tiene del buen gusto de no explicitarlo– las posiciones "de clase" de Cervantes, Shakespeare, Moliere, Poe, Kafka, Rubén Darío, incluso no se priva de nombrar a Borges. Y resulta que al humor de Cervantes que se correspondía a una visión de añoranza de la sociedad feudal, se le opone la tragedia de Shakespeare sufriendo la monarquía absoluta. Por supuesto, este personaje insiste que no se puede entender la literatura sin entender la sociedad que la produce, con lo que le otorga a las ciencias sociales (y hasta a las exactas y naturales) el papel de explicarnos para qué "sirve" la literatura. Lysenko lo hubiera premiado "Gran trabajador de la Cultura, Héroe de la Unión Soviética y del proletariado universal". Si al personaje se le hubiera ocurrido pensar algo más "dialéctico", por ejemplo, que podría ser la literatura la que no sólo "comprende", sino que sobretodo, interpela, cuestiona, critica, desmenuza a la sociedad de un modo distinto al de la ciencia, hubiera sido confinado en Siberia.
Ni modo, el personaje tendría bien ganado el título, porque en el desenlace del cuento rescata el carácter vital de la literatura en relación a las diversas formas de movimientos. Hacia atrás, detenido, negado, en círculos, todas con sus valores estéticos, pero, la única que vale la pena es la que va hacia adelante (Un pequeño detalle: no se ve claramente cuál es la que va hacia adelante, menos aún qué atributos tiene para ser literatura para el cambio) .
como se ve, el "comisario" no puede explicar (y aquí la autora recrea los juegos de silencios ) cómo es que los que escriben "hacia adelante" parecen ser pocos, incluso cómo hacen, ya que, como quedaba dicho, se supone que ellos también son explotados. Este hueco intencional en la narrativa, encaja perfectamente con un cierre magistral: el/la docente termina, –como corresponde a un comisario político– recomendando una serie de nombres de escritores sin explicar por qué esa literatura canta al movimiento emancipador. Sólo los lectores informados sabemos que esos pocos escritores nombrados y muchísimos otros, además de escribir como los dioses, asumieron un compromiso político militante a veces a costa de la literatura (recalco el "además" y el "a costa") Remark, Gorki, Brecht, Hernández, Lorca, por supuesto Rodolfo Walsh, (si se nombra a Borges hay que nombrar a Walsh, no faltaba más) Tuñon, y otros comunistas o "nacionalistas populares", la mayoría de ellos pobres. O sea que escribieron aherrojados por la ley del mercado. (Quizás por eso el personaje no menciona a Neruda o Saramago quienes, sin perjuicio del compromiso militante, han hecho sus buenos pesos con los premios y los derechos de autor) Pero el cierre, insisto, es genial, porque también menciona a Haroldo Conti (por lo menos a una de sus obras) Haroldo,–paradigma del escritor comprometido, pero también de la libertad de la literatura– con su inagotable humor, su desprecio a los comisarios políticos, su desdén por el utilitarismo, y sobre todo su rotunda negativa a escribir literatura "por encargo", ni siquiera por encargo de un nonato porvenir en el dedo índice de una "vanguardia" política que actúa "en nombre de"… Haroldo Conti, que se ganaba la vida como Profesor de latín, relacionaba la literatura con la vida, sin especular si la suya era "conservadora" u otra cosa, se hubiera descarretillado de la risa y re-preguntando al personaje de nuestro cuento; "Che, pibe/piba ¿Por qué no te preguntás para qué sirve hacer el amor?".
El cuento finaliza con una frase del personaje que es de antología porque nos enseña a hacer literatura revolucionaria: "esto es una literatura piquetera" –dice–. "Quede claro, entonces, que quien busque en ella sólo palos y gomas quemadas, no ha entendido nada"
Y termino aquí, pero, con el debido permiso de los lectores y, por supuesto, de la autora, me permito parafrasear esa oración final del personaje: quede claro entonces, que quien busque en este comentario otra cosa que no sea la búsqueda de un compromiso con la literatura, no ha entendido nada."


RESPUESTA DE LA AUTORA DEL LIBRO "LA HERENCIA", ROSANA LÓPEZ RODRIGUEZ:

Compañeros de La Fogata e Indymedia:

Con un poco de tardanza, producto de que los fines de año son días cargados de trabajo extra para los docentes, he recibido una copia de la crítica que Luis Mattini, ex dirección del PRT, ha escrito sobre mi libro La herencia. Les hago llegar la respuesta.


Paranoia, esquizofrenia y literatura. Una respuesta a Luis Mattini

Rosana López Rodriguez
Razón y Revolución

Introducción

Sucede algo extraño con los “setentistas”. Aunque no puede agrupárselos a todos bajo un mismo rótulo, hay sin embargo algunos rasgos comunes en algunos compañeros que han sobrevivido a esa época plena de lucha y marcada por la derrota. Todos los que nos reivindicamos de izquierda valoramos positivamente, más allá de los programas concretos, a quienes tuvieron el coraje de enfrentar al capital con una política revolucionaria. Esta actitud respetuosa no es, sin embargo, correspondida por muchos de estos compañeros que, subiéndose al pedestal, pretenden pontificar sobre todo, incluso sobre lo que no saben, descalificando a quienes no coinciden con sus posturas con un “me lo vas a contar a mí, piba”. Utilizan el peso de un prestigio de luchadores (no siempre bien ganado) para silenciar el debate en lugar de estimularlo, creyendo que con cuatro bravatas propias de partido de truco de aburridas tardes de domingo se resuelven todos los problemas del mundo. Va de suyo que actitudes de ese tipo no hacen más que reflejar el patetismo y la mediocridad ramplona y canchera del fulano en cuestión. Parece ser el caso de Mattini, que con la excusa de que la literatura no tiene que ver con la política, ha escrito un brulote digno de mejor causa. Para poder llevar adelante la maniobra le resulta necesario desfigurar el carácter de los participantes en el debate, adoptando una estrategia populista berreta: colocarse como un pobre iletrado que habla desde el sentido común y la experiencia de la vida, a una profesora universitaria refugiada entre libros, alejada incluso de experiencias humanas elementales, como la sexualidad.
En efecto, presentándose como simple “asalariado” que encontró tiempo y posibilidades para leer “en bibliotecas públicas o populares”, pretende hacerse pasar como alguien ajeno al mundo intelectual y oponer su condición de (parece que no se anima a decirlo) “proletario” que habla desde el llano, a una “profesora” universitaria que pareciera hacerlo desde algún lugar alejado de la vida real. Ni Mattini es un simple asalariado, ni la que escribe es profesora universitaria en ejercicio. Todo lo contrario, quien podría haber utilizado su juventud siguiendo un programa menos colgado de nubes guevaristas y pretendiendo derrotar a un ejército profesional con cuatro revólveres y con una política completamente alejada de la clase obrera, Mattini, digo, tiene tiempo (y recursos) suficientes no sólo para leer libros sino también para escribirlos y publicarlos (véase el que acaba de salir, comparando al movimiento piquetero con los movimientos de los ’70, donde se dicen un montón de tonterías sobre las que informaremos en su momento a los lectores de La Fogata e Indymedia). Por su parte, quien esto escribe sobrevive con su magro sueldo de docente de secundaria y conoce de literatura y de arte porque se ha tomado el trabajo de hacerlo, con los mismos o menos recursos que Mattini. Y si no ha vivido los ’70 es porque no tiene la edad suficiente. Sí ha vivido los ’90 y sobre todo el Argentinazo, y de una manera militante. Se trata, entonces, de un debate entre dos militantes cuyas diferencias no pasan por las fanfarronadas de mal gusto machista (¿“Shabesh cómo se hace el amor, pebeta?”) exhibidas por Mattini, sino por los diferentes programas políticos a los que adscriben.

Un recurso bajo (y tonto)

Mattini no demuestra nada de lo que dice, se limita a acusarme de “stalinista”. Nuestra organización ha recibido ya varias veces esa acusación por el simple hecho de reclamar para el arte lo mismo que para cualquier otra instancia de la vida: un programa. ¿Por qué los artistas deben tener un privilegio que no tiene ningún obrero común y corriente? ¿Es stalinista que los revolucionarios intenten desarrollar su programa en el seno de las masas? Si Mattini contesta afirmativamente, la conclusión lógica es que cualquier organización es stalinista, algo muy de moda hoy en el mundo autonomista. De modo que habría que rechazar toda organización para ser “libres”. Eso mientras se deja en pie la estructura poderosa de la sociedad capitalista. El autonomismo se revela así como lo que es: un instrumento burgués para impedir la organización de los explotados. Una política criminal que se fundamenta en una tontería filosófica ya criticada hace 150 años por Marx, Engels, Lenin, Trotsky y hasta por los anarquistas organizadores. Mattini se coloca a la altura de Stirner. Pero si contesta negativamente, entonces toda la discusión es cuál es la organización necesaria. Y aquí volvemos al principio: si hay que organizarse, ¿sólo hay que hacerlo en el plano sindical? Mattini se coloca a la altura de De Gennaro. ¿O es que hay que discutir el poder? Entonces hay que organizar el partido revolucionario. ¿O la revolución será el producto espontáneo de no se sabe qué actividad de no se sabe quién? Entonces, hay que dar la pelea por el poder, organizadamente. Y el poder está en todos lados, incluso en la literatura y el arte (recomendamos al lector algo tan popular y sencillo como Para leer el pato Donald, de Ariel Dorfman). Lógicamente, quien en su momento creyó que el poder consistía sólo en fusiles, difícilmente entienda que existe algo llamado ideología, que es necesario combatir. ¿Quiénes mejores para hacerlo que artistas y científicos? ¿Y cómo van a hacerlo sin un programa? ¿Brotará espontáneamente, por una inspiración divina? Mattini cree eso: se coloca a la altura de Gustavo Adolfo Bécquer.
Este idealismo ramplón que sólo produce mala poesía, se esconde detrás de una vocación anti-estalinista que repite todos los tics de la crítica burguesa a una concepción materialista del arte. Y que, para peor, utiliza el mismo recurso polémico que el stalinismo: la sospecha. Lo que Mattini tiene que hacer es defender sus argumentos por sí mismos, en función de su valor intrínseco. De lo contrario, revela su mediocridad y su paranoia. Si la figura del “comisario político” lo persiguió toda su vida, debería reflexionar con más seriedad sobre las formas organizativas del partido que construyó, en lugar de resolver el problema tirando al niño con el agua sucia.

Esquizofrenia y vulgaridad

Contrariamente a lo que nuestro crítico cree, no tenemos una concepción finalista de todos y cada uno de los aspectos de la vida humana. No confundimos “hacer el amor” con “trabajar”, como sí lo hace el autor del texto. Menos confundimos trabajo con arte.
En nuestra sociedad todos los aspectos de la vida humana están atravesados por la pertenencia a la sociedad burguesa. Ni siquiera los sentimientos (y el amor en particular) escapan a esa ley: de quién debemos (o podemos) enamorarnos y de quién no, cuáles son las formas “patológicas” o “saludables” (del amor y de hacerlo también): la sociedad de clases también se mete en tu cama. Mattini manifiesta un subjetivismo idealista torpe, probablemente esperando que en su balcón las golondrinas vuelvan sus nidos a colgar…
Paradójicamente, quien no se cansa de declarar que la literatura nada tiene que ver con la política, cree necesario remarcar la relación entre el arte y la vida. De donde se deduce que la política no tiene que ver con la vida. Pero LA VIDA como tal no existe. Existe en relaciones sociales: es vida capitalista, o esclavista o feudal.
Relacionar la literatura con la vida es el único punto en común con el comentario. Pero, otra vez, ¿qué vida? ¿La vida que no tiene ningún sentido racional, que no conduce a nada, que no se mueve hacia ningún lado? ¿O la vida que en el movimiento necesario expresa todo el dolor (y la alegría) que significa estar en situación de lucha? ¿La vida que tiene momentos placenteros, especie de oasis en los cuales el caminante se relame abstraído de su situación concreta o la vida que debe pelear por ganarse ese placer reservado para unos pocos? ¿Las vidas que no tienen una finalidad, porque como parece decirnos el autor LA VIDA no la tiene? ¿O nuestras vidas que sí la tienen porque sabemos por qué y para qué luchamos? Si hay una finalidad en nuestras vidas debemos trabajar programáticamente para lograr lo que queremos. Y hacerlo en cualquier campo: en el barrio, en el sindicato, en la literatura, en donde sea. Mientras fulanos como Mattini pierden el tiempo en escribir tonterías como éstas, la burguesía, escuela, televisión, cine y literatura mediante, se dedica a construir el sentido común del planeta entero. Frente a semejante poder ideológico, Mattini esgrime un anti-intelectualismo irracionalista y posmoderno.

Irracionalismo, arte y posmodernismo

El autor de la crítica defiende una reivindicación reaccionaria de la irracionalidad: no estudiar sino extraprogramáticamente, no formarse sino extracurricularmente, por “fuera” del sistema: nadie está por fuera del sistema. Sólo puede discutirse el saber burgués sobre la base de la adquisición de dicho saber, para utilizarlo con un programa de la clase obrera. La reivindicación de la ignorancia y de la asistematicidad no es sino la mejor manera de dejar el terreno liberado a la clase enemiga. No se pierde el tiempo estudiando Letras; leyendo libros de saldo sobre la base del diletantismo o el autodidactismo nos tropezaremos tanto con Sidney Sheldon como con Haroldo Conti. Además de hacer visible la soberbia de quien cree que no tiene nada que aprender y que no hay nadie que pueda enseñarle nada.
Con la humorística excusa de convertir absolutamente todo en ficción, el autor de la reseña borra las diferencias entre texto de ficción, prólogo y reseña crítica. Decreta (como Barthes) al mejor estilo posmoderno, la muerte del autor: su reseña es ficción, como también considera ficción al prólogo. Los cuentos son programáticos y su fantasía está “aherrojada” por el programa: entonces, Shakespeare y Cervantes son un invento y un perro que reflexiona acerca de su situación familiar, carece de la capacidad creadora necesaria para convertirlo en un relato de ficción (¿será verdad, entonces, que mi perro me hablaba?). No me refiero a la calidad estética de los textos, porque justamente en la reseña no dice nada acerca de ella y nosotros no somos las personas más indicadas para hacerlo, sino a la estrategia utilizada para descalificarlos: se mancharon con política, dice Mattini mientras repite mirando al horizonte “poesía eres tú”…
La realidad es otra: en el prólogo y en los paratextos se explicita la filiación política de la autora, su formación intelectual y su experiencia docente. Nada de esto forma parte de una ficción caricaturesca. Sucede que el compañero en cuestión no puede o no quiere discutir con seriedad nuestro programa y por ello recurre a la estrategia de la ficcionalización de su propia reseña. Asimismo, queda claro que el sesgo de género de los cuentos parece incomodarle, porque con su humor particularmente sexista se queja de desconocer la edad de la autora.
El eje de nuestra crítica al romanticismo y sus seguidores está dado por la necesidad de analizar el arte en nuestra sociedad. La sociedad de clases actual es la que los románticos como intelectuales revolucionarios de su época supieron construir. Mattini no tiene más teoría sobre el arte que la que elaboraron estos revolucionarios burgueses. Y cree que con decir que el arte “comprende, interpela, cuestiona, critica, desmenuza a la sociedad de un modo distinto de la ciencia” escapa al stalinismo. Eso no es más que ideología burguesa, igual que el stalinismo, que era ideología burguesa en la dirección del estado obrero. ¿Qué quiere decir “de modo distinto de la ciencia”? O una perogrullada (el arte no es ciencia) o una reivindicación del esoterismo. El arte es un reflejo refractario de la sociedad: no es su representación literal, sino mediada, trabajada concientemente para significar no cualquier cosa, sino lo que el autor quiere y sus lectores pueden entender. Por eso, el arte es producto de la sociedad, brota de ella, está referida a ella y es inexplicable sin ella. Y no solamente de las sociedades de clase: el hombre prehistórico producía arte y no era ni burgués ni pequeño burgués (salvo que alguien crea que el capitalismo es eterno o que las sociedades de clase lo son, como parece creer Mattini). Lo peor es que en la misma frase en la que el autor cree refutar una supuesta defensa, por nuestra parte, de la teoría del reflejo, él mismo admite que el arte es política. ¿O qué es, si no, una actividad que “comprende, cuestiona, critica, desmenuza la sociedad”?
Mattini cree que el arte se crea en el vacío social y que las sociedades existen en el vacío material. De allí su fobia al concepto de fuerzas productivas y su negación de la existencia del progreso humano. El hombre prehistórico creaba arte con los medios y conocimiento que tenía a su alcance y esto no lo hace mejor ni peor, sino que su arte es una manifestación de las limitaciones (y potencialidades) del desarrollo de las fuerzas productivas propias de su sociedad. Si el arte es una expresión de la sociedad en la que se produce, entonces el arte evoluciona, “progresa”, junto con la sociedad. Decir que el arte debería representar el movimiento de la vida y ser tomado por la clase que llevará adelante ese movimiento, implica decir que el arte es parte de la vida y evoluciona con ella. Negar la posibilidad de un progreso vital implica afirmar la eternidad del statu quo. Siempre habrá pobres entre nosotros, dijo Menem y Mattini parece pensar igual. La crítica al progreso es otro elemento dominante de la ideología posmoderna, una ideología que domina las cabezas de apologistas y críticos del capitalismo, justo en momentos en que el progreso de las potencialidades humanas ha llegado más allá de todo lo conocido. Resulta gracioso que alguien niegue el progreso mientras escribe su diatriba reaccionaria en una computadora. Con el arte pasa lo mismo que con todas las manifestaciones de la vida, porque el arte no está fuera de la vida: evoluciona, “progresa”, con su desarrollo. El artista prehistórico podía hacer lo que su sociedad le permitía y nada más. El artista actual puede hacer eso si quiere (como Gauguin y los simbolistas o el informalismo de Pollock) u otra cosa: para eso la humanidad vivió incontables experiencias, de las cavernas para acá, que enriquecen su historia. Pretender que no hay progreso en el arte es confundir la valoración estética de una obra individual con las potencialidades reales (incluidas las artísticas) de la especie humana y su desarrollo histórico. No es mejor ni peor el bisonte de las cuevas de Altamira que el Guernica de Picasso: cada uno de ellos expresó en su momento histórico y desde su posición “política” su programa en su arte. Pero está claro que los recursos puestos por la sociedad capitalista en manos de Picasso son infinitamente superiores a las del pintor cavernario. Que el capitalismo no permita el desarrollo pleno de esas potencialidades no desmiente el que las haya creado. Afirma, en realidad, la necesidad del socialismo, es decir, la necesidad de actualizar (“progresar”) las potencias humanas desarrolladas. Pero, en la medida en que sigamos reproduciendo artistas viciados de ideología romántica (el artista es libre, el placer es todo) es claro que no habrá ningún “progreso” (ni artístico –porque eso ya fue dicho hace rato- ni social).

Utilitarismo, utilidad y programa

No debe confundirse La herencia con un recetario de cocina. No decimos que los autores mencionados tengan nuestro programa político ni que deban ser leídos con exclusión de otros. Es un simple muestrario de una literatura que canta al movimiento y es, por lo tanto, militante. En esa literatura, escrita conciente o inconscientemente así, creemos. Si lo hace concientemente, tanto mejor. Esa es la contribución que un artista puede hacer a la lucha: la celebración del movimiento, la crítica de todo lo estancado. Lo que nos diferencia, a Razón y Revolución digo, es la voluntad de hacerlo conscientemente. El capitalismo no va a desaparecer “por la fuerza del amor al progreso de los progresistas”, sino por el desarrollo de la lucha de clases y la dirección conciente del partido revolucionario. Para ello es necesario desarrollar todas las energías posibles. Pero la energía sólo se desarrolla si se la conduce eficientemente. Si desperdiciamos las energías en tonterías (como el mito del artista romántico, tan caro a Mattini) mientras dejamos que la burguesía haga uso militante del arte, vamos mal. Desestimar la sistematicidad, la inteligencia y reivindicar la “inutilidad” del arte es luchar con las peores herramientas posibles: una honda contra un tanque. “Haroldo Conti, paradigma del escritor comprometido, pero también de la libertad de la literatura”, “que relacionaba la literatura con la vida y despreciaba el utilitarismo” y no especulaba si la suya era una literatura “conservadora” u otra cosa”, es precisamente expresión cabal de la fuerza y la debilidad de la radicalización artística de los ’70, paralela de la radicalización política contemporánea: el voluntarismo existencialista que confunde utilidad y función con utilitarismo y se niega, consecuentemente, a planificar racionalmente una política realista. La escritura “comprometida” del existencialismo llevaba por carriles diferentes la libertad en el arte y la militancia programática, de la misma manera que las organizaciones armadas desarrollaban un programa político en abstracción de las fuerzas sociales que debían encarnarlos. Así nos fue.


Como el mismo autor de la nota lo remarca, el esfuerzo militante y el colectivo es un elemento fundamental: se hace prácticamente imposible la escritura, publicación y difusión en términos individuales. Nuestro artista es un individuo colectivo. Esto lo afirma una docente de escuelas privadas que discute estas cuestiones con sus alumnos e intenta escribir sobre la base de los frutos que le rinden esas discusiones. ¿O será una ficción que me levanto todos los días a las siete de la mañana para volver a las cinco de la tarde (como mínimo) y que doy clases de Literatura? ¿No me estaré convirtiendo en perro? Mattini, que sigue ensimismado oteando tras los cristales la llegada de las golondrinas, no responde.





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Gustavo Adolfo Becquer
Por Belisario Roldán - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 3:55 PM

Cuando Rosana sea capaz de escribir un sólo párrafo con la calidad y el arte de Becquer, tendrá derecho hablar de las otras condiciones del poeta.

Belisario Roldán (hijo)

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LITERATURA FICCION
Por El Greco - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 3:59 PM

Ja,ja,ja Rosanita, vos también confundiste el personaje con el autor?

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LITERATURA FICCION
Por El Greco - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 4:01 PM

Ja,ja,ja Rosanita, vos también confundiste el personaje con el autor?

El Greco

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mejor estudiar que militar?
Por Menacho - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 5:28 PM

¿Que decís Rosana? Tenes razón, si ese Matini se hubiera dedicado a estudiar en vez de a hacer la revolución, no habria hecho tantas cagadas como dirigente.

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PREMIO NOBEL
Por El Greco - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 5:32 PM

Claro flaco! a lo mejor ahora sería un premio Nobel

Hay que hacerle caso a Rosana, nada de militar, mejor estudiar

Cuando uno se larga a la militancia política se cometen errores porque uno no tiene título para saber cómo se hace. En cambio la escuela e garantiza que no cometas errores.

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PREMIO NOBEL
Por El Greco - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 5:34 PM

Claro flaco! a lo mejor ahora sería un premio Nobel

Hay que hacerle caso a Rosana, nada de militar, mejor estudiar

Cuando uno se larga a la militancia política se cometen errores porque uno no tiene título para saber cómo se hace. En cambio la escuela e garantiza que no cometas errores.

El Greco

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NO SEAN COMEMIERDAS
Por YUYO - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 5:36 PM

Que manga de pelotudos, como van a pensar así.

entonces no habria revolucionarios. Para que quermos premios nobeles?
queremos militantes

Yuyo

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Hay algo perverso.
Por Milton Fridman. - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 5:39 PM

Lei la critica, de Martini y la contracritica Rodrigues. Hay algo realmente perverso en criticar asi a un autor. Perversidad esta en la critica de las ideas, toda esa catarvalada obscena de "ideas masxistas erroneas" que con una energia inusual, ( y aqui aparece el primer indicio de perversidad) energia, que por cierto, es mayor a la que puso el autor mismo en escribir la obra.
Me llama la atencion hasta el punto de dudar sobre la honestidad honorabilidad, de ese "modelo de persona proletaria pobre de biblioteca" (¿quiza quiso escribir una obra como la que critico y nunca tuvo el valor de permitirselo por eso concurria tan seguido a la biblioteca con tanto esmero?).
¿Por que alguien se toma el arduo trabajo de negar a otro?
¿Seria capaz la ESCRITORA de hacerme llegar informacion con la que pueda ir a buscar la obra o mandarmela por mail si es que la tiene en algun formato multimedia por favor, que realmente estoy muy interesado en leerla?
Es increible, no sabia que existia Ferrari, cuando salio la sentencia de la jueza sali a toda velocidad a ver la muestra. (y la vi junto con muchos otros) La mejor publicidad son este tipo de criticas. Que desde ya voy a publicar mi comentario una vez que la lea y otro comentario aeste señor tan criticon, hostil gratuito ( ¿sera envidia?) y medio perverso, ademas de sectario.

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FALTA DE HUMOR
Por por LandriscinaII - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 5:48 PM

!Pero che, que faltade sentido del humor!

¿No ven que Mattini se está caganco de risa?

(menos mal que uno tiene un tío que lo ha formado en el humor)
LandriscinaII

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Ah el mail y ...
Por Milton Fridman - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 5:50 PM

Mi mai andresssssssssss@yahoo.com.ar

Greco y el otro !Ustedes si que son un par de revolu cionarios!(El espacio anterior no es intencional se me chingo)
!Hasta la victoria siempre! Huy mira¡ halla lejos¡ En la ontananza¡ SE PASA LA VIDA.
Ah, me olvidaba ¿Se puede militar y leer? ¿NO? ¿Y tranbajar=? A perdon, cierto que no hay laburo, tenes razon, perdoname...

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en resumen
Por F. - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 2:03 AM

La versión para aquellos que no se quieren tragar todo el choclazo de arriba:

Mattini: bla-bla-bla!
Rosana: bla-bla-bla!

De nada.

PD: Rosana querida, no te conozco personalmente ni sé de tu compromiso, pero querer compararte con uno solo de los "colgados de nubes guevaristas" como tan irrespetuosamente llamás es por lo menos risible. Volvé a tus libros y tu escuela privada y tu fascismo progre. Es más, encerrate junto con Mattini, escriban si quieren (pero no hagan públicas sus obras), hagan el amor, mátense, lo que quieran. En pocas palabras, IGNÓRENNOS A LOS SALAMES QUE MILITAMOS POR EL SOCIALISMO. GRACIAS.

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el che escritor
Por un guevarista - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 10:30 AM

Chabones, se olvidan que el Che, ademásde todo lo que fue, era también un gran escritor.

¿Lo tendrá en ese caracter Rosana en sus cursitosde literatura?

el guevarista

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la obrerita de la cultura
Por por Autónomo - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 11:05 AM

Resultan ser ciertas las teorias de Negri, todos los trabajadores ahora estan proletarizados.

Mas grave aun, esta pobre escritora labura como la costurerita de los tangos. Sufre más que los trabajadores de la construcción, porque por los menos ellos se mandan un asadito al mediodia, aunque sea con falda y tetrabric.

Hay que reconocer que al menos Mattini no se queja.
autónomo.

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Trotsky Literato
Por por Trotsky heredero - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 11:14 AM

¿Recuerdanque Trotsky fue uno de los mayores criticos de litaratura entre los marxistas?

Para ello tuvo que leer toda la litaratura posible, si viviera leeria tambien a Borges, Vargas Llosa, etc.

Trotsky fue el que sostuvo con razón que no existe la categoria "arte proletario" simplemente porque cuando el proletariado dejara de ser "clase dominante", para emanciparse y emancipar a toda la humanidad, haria la sintesis de todo el arte universal de la historia

¿Cómo van a saber nuestros obreros lo "horrible" que es Ernesto Sábato si no lo leen ?

Trotsky heredero

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EL HUMOR ES REVOLUCIONARIO
Por eL gRECO - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 11:24 AM

cHE mILTON, VOS QUE PARECÉS MÁS SERIO, CONVENCELA A LA ROSANA DE QUE EL HUMOR ES REVOLUCIONARIO

UNA DE LAS PRINCIPALES ARMAS DEL SUBCOMANDANTE MARCOS ES LA IRONIA

eL GRECO

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solo citas
Por yo - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 11:40 AM

hasta ahora solo citas baratas de manual. En lugar de discutir qué hacer, algo que lamentablemente la respuesta de Rosana tampoco hace, discuten boludeces. ¿Acaso el arte no surge de la sociedad y entonces está atravesado por la lucha de clases? Algo tan simple escandaliza a todo el troskismo y a lo autonomistas por igual. ¿Por qué será? Porque el problema es qué tipo de arte hacer y por supuesto ahi es donde están las diferencias con Rosana, que no lo explicita más allá de decir una "literatura del movimiento", aunque supongo que el libro que no lei algo dirá (¿donde se consigue?). Pero la discusión está tan abajo que una simple declaración de principios, un poco larga eso sí, escandaliza.

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solo citas
Por yo - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 11:42 AM

hasta ahora solo citas baratas de manual. En lugar de discutir qué hacer, algo que lamentablemente la respuesta de Rosana tampoco hace, discuten boludeces. ¿Acaso el arte no surge de la sociedad y entonces está atravesado por la lucha de clases? Algo tan simple escandaliza a todo el troskismo y a lo autonomistas por igual. ¿Por qué será? Porque el problema es qué tipo de arte hacer y por supuesto ahi es donde están las diferencias con Rosana, que no lo explicita más allá de decir una "literatura del movimiento", aunque supongo que el libro que no lei algo dirá (¿donde se consigue?). Pero la discusión está tan abajo que una simple declaración de principios, un poco larga eso sí, escandaliza.

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ESCRITORES
Por eL GRECO - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 11:58 AM

Muchach@s, esto lo tomé prestado de otra página, vale la pena leerlo
El greco

Nuestra concepción marxista del condicionamiento objetivo del arte y de su utilidad social no significa en absoluto, cuando ésta se traduce en el lenguaje de la política, que querramos dirigir el arte mediante decretos y prescripciones. Es falso decir que para nosotros, únicamente es nuevo y revolucionario un arte que hable del obrero; en cuanto a pretender que exigimos de los poetas que describan exclusivamente las chimeneas de las fábricas o una insurrección contra el capital, es absurdo. Por supuesto, por su misma naturaleza, el arte nuevo no podrá dejar de ubicar a la lucha del proletariado en el centro de su atención. Pero el arado del arte nuevo no está limitado a un cierto número de surcos numerados: por el contrario, debe labrar y roturar todo el terreno, a lo largo y a lo ancho. Por pequeño que sea, el círculo del lirismo personal tiene, indiscutiblemente, el derecho de existir en el arte nuevo. Más aún, el hombre nuevo no podrá formarse sin un nuevo lirismo".


¿Un liberal degenerado?
¿Un kirchnerista pro transversalidad?
¿Un piquetero sin política cultural?
¿Un posmoderno vulgar?

No.

Un ruso del siglo pasado

Lev Davidovich Bronstein

En el barrio le decían León Trotsky.

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ESCRITORES REVOLUCIONARIOS
Por EL GRECO - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 12:12 PM

Ahi va otra pildorita extraida de la de la polemica sobre Ferrari.

Y, les confieso que para mi, Ferrari no es plasticamente bueno, pero si se trata de mensajes revolucionarios, no se le puede negar compromiso.



ups..y esto?
por Rk Tuesday December 28, 2004 at 12:27 PM



"‘El escritor —decía Marx— debe naturalmente ganar dinero para poder vivir y escribir, pero en ningún caso debe vivir para ganar dinero... El escritor no considera en manera alguna sus rabajos como un medio. Son fines en sí; son tan escasamente medios en sí para él y para los demás, que en caso necesario sacrificaría su propia existencia a la existencia de aquellos... La primera condición de la libertad de la prensa estriba en que no es un oficio.’ Nunca será más oportuno blandir esta declaración contra quienes pretenden someter la actividad intelectual a fines exteriores a ella misma y, despreciando todas las determinaciones históricas que le son propias, regir, en función de presuntas razones de Estado, los temas del arte. La libre elección de esos temas y la ausencia absoluta de restricción en lo que respecta a su campo de exploración, constituyen para el artista un bien que tiene derecho a reivindicar como inalienable. En materia de creación artística, importa esencialmente que la imaginación escape a toda coacción, que no permita con ningún pretexto que se le impongan sendas. A quienes nos inciten a consentir, ya sea para hoy , ya sea para mañana, que el arte se someta a una disciplina que consideramos incompatible radicalmente con sus medios, les oponemos una negativa sin apelación y nuestra voluntad deliberada de mantener la fórmula: toda libertad en el arte."

"Si para el desarrollo de las fuerzas productivas materiales, la revolución debe erigir un régimen socialista de planificación centralizada, para la creación intelectual, debe, desde su mismo comienzo, establecer un régimen anarquista de libertad individual ¡Ninguna autoridad, ninguna coacción, ni el menor rastro de mando!".


Esto es del mismo ruso, junto con un artista que algo sabia, que se llamaba Andre Breton
El texto es el "Manifiesto por un arte revolucionario"

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PROGRESO TECNICO ES UNA COSA Y PROGRESO EN EL ARTE ES OTRA
Por EL LAPIZ - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 2:27 PM

Me parece que, no por casualidad, era Trotsky el que decía que de todas las artes las mas independiente de la tecnología era la literatura. Decia que se podia escribir con un pedazo de lapiz en cualquier papel. Tambien se puede escribir sobre barro y hasta se puede hablar de una literatura oral.

Garcia Marquez escribe con ordenador y no es mejor que Cervantes.

toda una maga de analfabetos culturales escriben con computadoras

En fin, la tecnologia no ha aportado nada, absolutamente nada a la literatura, sólo comodidad de trabajo y sobre todo ahorro a los editores. Pero el contenido de la literatura y la forma de contar que es su esencia, no se arregla con computadora.

En donde sí hay progreso, y por eso se confunde Rosana, es en la difusión de los escritos. Esto que esta ocurriendo en este momento, que yo edite casi simultaneamente a escribir.

el lápiz





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PARA MILTON
Por EL GRECO - Wednesday, Dec. 29, 2004 at 2:42 PM

¿Si se puede militar, trabajar y leer?

Grande viejo! fijate que ninguno se dio cuenta en lo que están de acuerdo Rosana y Mattini, los dos trabajan, militan y leen y hasta escriben libros.

Yo creo que estos dos nos están bardeando, seguro que se pusieron de acuerdo, ahora Rosana va a tener que darle a Mattini una parte de los derechos de autor, porque con todo este quilombo ahora se conoce "La Herencia". Y fijate que ella mencionó también un libro de Mattini y dijo que lo va a comentar,

Flacos, va a ser para alquilar balcones!

Te imaginás "nubes guevaristas" (faltó que dijera "pequeña burguesía desesperada") eso es más fuerte que "poesía eres tú"

Un abrazo Milton
El greco

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Sí, Greco, parece que tenes razon, che.
Por Milton Fridman - Sunday, Jan. 02, 2005 at 3:40 PM

Me parece que estos son dos burgueses barbaros que andan haciendo experimentos mediaticos por internet, y nos ponen relocos solamente para ganar plata.
Seguro que no son marxistas pero conocen bien el cuento y lo usan en su beneficio.
¿No seran sociologos, antropologos o expertos en comunicacion y en "mentalidades estereotipadas"(esos objetos somos nosotros "boludos ensalchichados" o "leche cultivada para la gilada", como dicen los periodistas) que andan buscando formas de comercializacion a bajo costo por internet?
Greco me equivoque al encasillarte sin conocerte, brillante, me falto el final.

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MILTON
Por para Milton - Sunday, Jan. 02, 2005 at 4:38 PM

Te fuiste al carajo loco! Se nota q nunca marchaste a ningún lado si no conoces a la gente de RyR! INFORMATE antes de hablar!

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