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DE NINO A MENOR UN PASO
Por Daniel Gamboa - Tuesday, Dec. 28, 2004 at 7:30 PM
nuevorumbo445@hotmail.com

Agotamiento del sistema correccional, como reflejo de la crisis del modo de producciòn capitalista

DE NIÑO A MENOR HAY UN SOLO PASO


En estos días, mientras nos embotaban con imágenes navideñas , ,hemos sabido , con tristeza, de la muerte de un niño en un penal de la ciudad de Santa Fe. Los diarios, abordan tendenciosamente el fenómeno desde la perspectiva de la crónica policial y centran la atención en la ausencia de responsabilidad en el personal policial encargado de la unidad en donde estaba privado de su libertad el fallecido. Creemos necesario ver las cosas desde otra perspectiva, la muerte de este niño y la de otros muchos como èl que pueden sobrevenir en la medida de la continuidad de un orden decadente de cosas establecido , nos persuaden en la necesidad de buscar las causas de este trágico hecho y a partir de ellas , las tareas que supongan su no reiteración y superación.,
La democracia formal que sirve de expresión política y jurídica para el Estado de la Burguesìa sustenta el modo de producción capitalista y hace que la economía del país, con alto nivel de endeudamiento, y transferencia neta de recursos hacia los sectores mas concentrados del capital financiero genere como uno de sus necesarios correlatos la reducción de las posibilidades del Estado para atender las necesidades sociales de los sectores más desprotegidos, entre los que debe ubicarse a los niños para quienes el deterioro material y espiritual de la calidad de vida es doblemente dañoso ya que les afecta no solo como integrantes de la comunidad hoy y aquí, sino que se les presenta como importante obstáculo para sus expectativas futuras.-


Un niño -vale recordarlo- es un sujeto que se construye en interpenetraciòn con el medio, como persona y ese vìnculo es de obligatoria e ineludible dependencia hacia los otros. Por eso una de las mas generalizadas iniquidades a las que se les expone en sociedades como la nuestra, es la manifiesta imposibilidad de los padres para proveer a sus demandas esenciales para su subsistencia, salud e instrucción. Es ésa situación de crisis, pobreza y falta de perspectivas de cambio, la que asume en lo inmediato un efecto desbastador en la existencia de aquellos que integran amplios sectores de población sumergidos en el desempleo y la pobreza con su inevitable secuela de marginalidad, que los condiciona a desarrollarse soportando todo tipo de carencias y sufrimientos.-


Es previsible entonces que en alto porcentaje, la reacción a este estado de cosas asuma un marcado componente de violencia. Una situación tan extrema debe conducir necesariamente a valorar la propia condición de vida como una INJUSTICIA ESENCIAL, contra la cual es válido oponer cualquier otra clase de injusticia. La marginación, la fuga psíquica por la droga o el alcohol y el delito como práctica habitual, se insertan por ésta vía en la raíz misma de su comportamiento. A nadie puede entonces extrañar que el panorama visible sea, niños mendigando, rapiñas y hurtos de carácter epidémicos e incremento de violencia.-


Frente a éste fenómeno se detectan en la esfera Estatal problemas significativos. Carencia de plazas suficientes en los establecimientos de contención para aquellos categorizados como “peligrosos”, con deficientes condiciones habitacionales, hacinamiento, promiscuidad y total ausencia de tratamiento adecuado para problemas tales como drogadependencia y SIDA.-


Pero de ese sector genérico “niños” existen aquellos a quienes por imperio de la legislación vigente se les vincula con una presunta conducta delictual . A partir de esta constatación jurídico-penal aquel “ niño “ abandona la condición de tal para ser estigmatizado en una sub. especie bajo la categoría “Menor”.
El punto de partida es entonces un niño inadaptado al que hay que “rehabilitar”, desconociendo que el mismo en la gran mayoría de los casos no es otro que aquel emergente de una clase social carente de la posibilidad de satisfacer las necesidades mínimas elementales como para reproducir su existencia y vincularse con relaciones de producción de la que ha sido expulsado junto a su entorno familiar
Deber afrontar con su propio cuerpo y alma , un formalismo judicial e institucional que le resulta ajeno. Deberá vérselas con un magistrado a quien la CLASE DOMINANTE , le da la potestad de actuar la función del patronato, e otorgándole amplias facultades para” disponer” del ex niño hoy menor en miras a su “corrección y resguardo”.-


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El sistema de control social por vía del “correccionalismo”, concede entonces, enormes facultades al Juez, al que se le rodea de un orden legal caracterizado por la publicidad relativa de sus actos, ya que sus actuaciones transcurren “con discreción” y al margen de la opinión pública para no perjudicar la “rehabilitación social del menor”.-


Este decadente orden de cosas, es ineludible reflejo de un sistema que hace eje en la seguridad individual como valor fundamental, y por ende pasible de ser establecido a cualquier costo. Hay una suerte de convención social institucionalizada según la cual la “ niñez “desviada” debe ser apartada, guardada, separada y segregada de la vida social , trasladándola a un espacio oscuro, no visible para proteger de este modo al resto del cuerpo social.


Ocurre, sin embargo, - la crisis de los establecimientos de corrección y su degeneración en los actuales depósitos policiales de niños lo refleja-que este modelo de control social involuciona hacia su total decadencia : léase falta de efectividad en las tareas que le son asignadas desde el esquema de poder dominante – (evidenciada en la queja respecto a que los menores entran por una puerta y salen por la otra), de forma tal que degenera en el sustento para una fuerte tendencia hasta la represión física, lisa y llana; sea esta institucionalizada a través de los simulacros de enfrentamiento con fuerzas policiales o bien, de facto, a través de los “escuadrones de la muerte” como ya se los conoce en Brasil, México, Colombia o es la mismísima provincia de Buenos Aires.-


Los crecientes reclamos son condiciones dignas de alojamiento puesta de manifiesto por los propios niños institucionalizados en las mazmorras del Estado y por los organismos de derechos humanos, no hace otra cosa que mostrar otra faceta de la crisis del sistema.-


Es de la naturaleza de toda crisis el agotamiento de lo viejo y la falta de cristalización de lo nuevo. Plantear su superación por la vía de un salto cualitativo, no parece una tarea simple viene ligada del tipo de dominación política que padecemos y asienta su raíz misma en las relaciones capitalistas de producción que existen en la base de la reproducción de la vida material


Sin embargo, de algo estamos seguros, no será a través de grupos especiales antisecuestros, ni siguiendo los sermones Blumberg , ni bajando la edad de punibilidad a los 14 años, ni con una tasa de desempleo orillante en el 23 % como accederemos a la posibilidad de dar a nuestra niñez el marco de desarrollo adecuado que demanda su construcción como personas. Resulta ineludible ligar su reclamo al de toda la clase trabajadora en torno de la incorporación al aparato productivo, con salarios equivalentes al de la reproducción de la canasta familiar ajustables a su deterioro por el aumento del costo de vida, permitiendo el acceso a condiciones de vida a ampliar mesas de trabajadores que han sido desplazados de sus ocupaciones en la última década, todo lo cual es viable solamente si los trabajadores y el conjunto de los explotados asumen la tarea ineludible de tomar en sus manos el poder del Estado y utilizar esa herramientas como instrumento político para abolir las injustas relaciones sociales existentes bajo el modo de producción capitalista.-

PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES
ARGENTINA 28 de diciembre de 2004.

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