Julio López
está desaparecido
hace 6428 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Ver este artículo sin comentarios

'Casamiento gay': Matrimonio como parodia
Por articulo de Pio Moa - Saturday, Jan. 01, 2005 at 3:24 PM

El matrimonio entre homosexuales es algo tan improbable como las partidas de ping-pong entre ciegos. Naturalmente, nunca se han permitido o prohibido tales partidas, como tampoco el matrimonio de homosexuales: simplemente no se concebía la idea. Pero a algún político espabilado puede ocurrírsele explotar la sentimentalidad social y movilizar a los ciegos arguyendo que se les discrimina. ¿Por qué no van a tener el mismo derecho a ocupar las mesas de ping pong que los que ven?

Madrid, España

Viernes, 8 de Octubre de 2004 - La Revista de Libertad Digital

MATRIMONIO HOMOSEXUAL

Matrimonio como parodia

Por Pío Moa

El matrimonio entre homosexuales es algo tan improbable como las partidas de ping-pong entre ciegos. Naturalmente, nunca se han permitido o prohibido tales partidas, como tampoco el matrimonio de homosexuales: simplemente no se concebía la idea. Pero a algún político espabilado puede ocurrírsele explotar la sentimentalidad social y movilizar a los ciegos arguyendo que se les discrimina. ¿Por qué no van a tener el mismo derecho a ocupar las mesas de ping pong que los que ven?

¿No es una opresión y una afrenta a su dignidad el hecho de que no se les reconozca explícitamente su derecho a tal juego, o a jugar al fútbol?¿No demuestran esas discriminaciones que estamos todavía lejos de ser una sociedad con igualdad de derechos? ¿Acaso la sociedad en su conjunto no mejoraría su calidad democrática admitiendo ese derecho de los ciegos? ¡La igualdad de derechos no admite recortes! Estas demagogias se han vuelto muy habituales, y muy cultivadas especialmente –y no es casualidad—por los mismos individuos y partidos que pretendían enterrar a Montesquieu o que protagonizaron la mayor corrupción del siglo XX en España.

Pero lo que no puede ser no puede ser, y el reconocimiento de tales "derechos", en la práctica, sólo es posible desvirtuando el sentido de las palabras y transformando en parodia los actos a que se refieren (el ping pong en nuestro ejemplo, o el matrimonio). Y creo que precisamente de esto se trata. El matrimonio de homosexuales sólo puede ser una parodia del matrimonio real, y su oficialización y equiparación legal una manera de degradar éste.

¿De dónde viene ese interés de personajes como Rodríguez, Zerolo, Gallardón y compañía por desvirtuar, degradar y convertir en farsa una institución tenida siempre por sagrada o al menos muy seria, base de la propia supervivencia humana en civilización? En unos casos obran resentimientos particulares explotados por los demagogos, pero su sentido político parte de una tradición muy asentada en la izquierda mesiánica: su aversión a la familia, junto con la religión y la propiedad privada. La abolición de la propiedad privada ha fracasado debido a la experiencia de los regímenes comunistas, y casi nadie la defiende hoy abiertamente (aunque persiste de muchas formas, como la tendencia a primar al burócrata supuestamente distribuidor de la riqueza sobre el empresario que la crea). En cambio el odio a la familia (no digamos a la religión), permanece íntegro, bien manifiesto en multitud de actitudes como el desprecio por la mujer que se ocupa de su hogar y de educar a sus hijos, el desdén por la procreación misma, la consideración de los niños como algo aproximado a mascotas, o, en este caso, la farsante equiparación de la relación homosexual con el matrimonio normal.

Por supuesto, los argumentos demagógicos (es decir, pseudodemocráticos: la demagogia es la corrupción de la democracia) esgrimidos a favor del matrimonio homosexual pueden valer para cualquier cosa: ¿no pueden pedir los practicantes del bestialismo su derecho al matrimonio con su oveja o su perro preferido? ¿O los pedófilos? Y los musulmanes, ¿por qué no van a exigir la igualdad de derechos legalizando la poligamia? ¿Acaso no son todas ellas manifestaciones de amor? ¿Acaso no se sienten todos los practicantes de esas relaciones sexuales marginados y perjudicados, incluso psicológicamente dañados por las leyes de una sociedad cerrada, intolerante y cargada de prejuicios? Prejuicios de origen cristiano, para mayor descrédito en una sociedad "laica" a la que se quiere hacer odiar sus raíces ¿No aumentaría la calidad democrática y la tolerancia social, no enriquecería la misma cultura, el reconocimiento reconocer y aplicación de todas esas formas de matrimonio que, se quiera o no, existen, son un hecho?

Decía que una raíz de esta demagogia se encuentra en la tradicional aversión de la izquierda mesiánica a la familia y al matrimonio, a los cuales han procurado siempre desprestigiar, socavar y degradar. Otra raíz, muy relacionada con ésta, consiste en la reducción de la sexualidad a una mera diversión: ¿por qué no va a divertirse cada cual como le dé la gana, incluso con parodias y farsas como la que estamos viendo, para que rabien los "retrógrados"?

No hay que preocuparse, dirán algunos conciliadores, porque en la práctica habrá muy pocos de esos "matrimonios", y también muy pocas adopciones de niños. Probablemente, porque la mayoría de los homosexuales carece de esas preocupaciones o de los resentimientos que llevan a sus autoproclamados representantes montar tales espectáculos –siempre beneficiosos para ciertos intereses particulares --. Pero no se trata de eso, sino de sentar un principio. El principio de que la familia carece de valor y de que su degradación significa progreso. Y no hay duda de que algunos progresan, generalmente con dinero público.


http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276229266

agrega un comentario


Es lamentable...
Por Aguante K! - Saturday, Jan. 01, 2005 at 7:41 PM

Es lamentable tener que responder a opiniones vertidas con tan poca seriedad.
Pero haremos un esfuerzo.

El motivo por el que los ciegos no pueden jugar al ping-pong no está relacionado con las leyes, ni es un problema de derechos. No hay ley alguna, ni prejuicio alguno, ni fobia alguna que prohíba a los ciegos jugar al ping-pong. No hay un derecho de los ciegos a jugar al ping-pong que esté vulnerado por la intervención de terceros o del Estado. No hay derechos derivados del juego de ping-pong que les sean negados a los ciegos. Tampoco hay ciegos que reclamen su derecho a jugar al ping-pong.
La cuestión de los ciegos y el ping-pong es una cuestión que sólo se remite a los hechos de la realidad, y que no se relaciona en modo alguno con la organización social, las leyes, la religión, las costumbres, los prejuicios, las opiniones ni la política.
Si dos ciegos quisieran jugar al ping-pong nadie se los prohibiría. Si encontraran la forma de hacerlo sería asunto suyo. Si quisieran organizar un torneo de ping-pong para ciegos no hay lugar alguno en donde eso esté prohibido por la ley.

Sí, ya sé que es absurdo contestar esto. Pero tratando de usar la ironía (algo que evidentemente no sabe hacer) el autor del mamarracho que antecede a este post quiso comparar cosas que no tienen punto de comparación para afirmar una estupidez.

A diferencia de los ciegos y el ping-pong, no hay hecho o circunstancia de la realidad que nos impida a los homosexuales amarnos. No hay ningún impedimento en la práctica que imposibilite nuestras relaciones, tanto en el plano de la sexualidad como en el plano de los afectos. No hay ningún motivo por el cual no podamos formar parejas, convivir bajo un mismo techo, vivir juntos nuestras vidas. O simplemente amarnos. O no amarnos, pero gustarnos. O tener sexo ocasional, o divertirnos. Todos los niveles de las relaciones posibles son realizables en la práctica, exactamente igual que en las relaciones heterosexuales, que también incluyen la posibilidad de gustarse, de tener sexo ocasional, de ponerse de novios, de formar una pareja, de amarse, de asumir compromisos, etcétera. Las relaciones entre los homosexuales no son en la práctica concreta diferentes de las relaciones entre un hombre y una mujer heterosexuales. No hay, como en el caso del ping-pong, impedimentos fácticos.

En el caso de los homosexuales, lo que sí hay son leyes que no nos reconocen nuestros derechos en igualdad de condiciones con las personas heterosexuales.

Si mi pareja fuera una mujer extranjera residente en la Argentina y decidiéramos casarnos, tendría derecho a pedir la radicación en forma permanente por estar casada con un argentino. Pero como mi pareja es hombre, no tiene ese derecho.

Si mi pareja fuera una mujer y estuviéramos casados y uno de los dos falleciera, el otro tendría derecho a cobrar una pensión y lo heredaría. Si uno de los dos enfermara, el otro tendría derecho a visitarlo al hospital como marido. Si uno de los dos trabajara en blanco y el otro no, podría compartir la obra social. Aquello que obtuviéramos juntos serían bienes gananciales. Cuando llenara un formulario en cualquier sitio, no me vería obligado a elegir la opción que dice "soltero". Podríamos acceder a beneficios sociales o asistenciales en caso de necesitarlo, tendríamos derechos en el marco de los convenios colectivos de trabajo y las leyes laborales, etc. Y así podría seguir enumerando.

Ahora, más allá de todo lo anterior, si mi pareja fuera una mujer, yo tendría derecho a que el Estado, para cualquiera de los casos en los que reconoce un derecho a quien está casado, me lo reconozca. Tendría derecho a que la sociedad reconozca mi unión con mi pareja en igualdad de condiciones con una pareja heterosexual.

Hoy, si yo viviera con mi pareja y quisiera adoptar un hijo y criarlo junto con él, podría. Sólo debería esperar a cumplir 30 años y soportar durante un tiempo el largo y burocrático proceso que se lleva a cabo para dar un niño en adopción. Nada, absolutamente nada hay en la ley que me impida adoptar por el hecho de ser homosexual. Nada. Los problemas, en este caso, no los tendría yo sino el niño. Los derechos de ese niño serían los que no se garantizarían. Si yo falleciera volvería a un instituto de menores, porque para la ley mi pareja no existiría. Si nos separáramos, mi pareja no tendría ninguna obligación en términos de asistencia alimentaria. Si en la escuela necesitan que uno de los dos vaya por algún motivo, mi pareja no podría hacerlo. Etcétera.

El problema, en nuestro caso, no está en la realidad, en la práctica, sino en la ley. Por eso es muy diferente del caso de los ciegos y el ping-pong.

Además, el autor del mamarracho se equivoca, por prejuicios, en muchas cosas más. ¿Cómo va a comparar la relación de pareja de dos personas adultas que se aman y deciden compartir sus vidas, sean dos hombres o dos mujeres, con la pedofilia? Los pedófilos tienen sexo con niños, que no eligen, hay una relación de sometimiento, es comparable a una violación, no es una relación entre dos personas, es el abuso de una persona por parte de la otra. Por es es además delito y quien lo comete debe ir preso.
¿La zoofilia? Es de una bajeza absoluta comparar una relación homosexual con el sexo con animales, es decir que para el idiota descerebrado que escribió eso una persona homosexual es comparable con una oveja. Es un imbécil.

Habla de sexo y diversión, que es absolutamente legítimo. Todos tenemos nuestro derecho a gozar del sexo y divertirnos, sea con un hombre o con una mujer. Pero no entiende que una pareja de gays o lesbianas que quieren unirse mediante el matrimonio o la unión civil no lo hacen "para divertirse" simplemente. No entiende que ahí hay una relación afectiva y de compromiso que va mucho más allá del sexo o la diversión. ¡¡Al igual que en las relaciones heterosexuales!! ¡También los heterosexuales tienen sexo ocasional, relaciones fugaces, novias, amantes, parejas estables, esposas! La diferencia en un caso es la misma que en el otro ¿Tan difícil es entender eso?

Creo que igualmente la sociedad avanza y hay cosas que son inexorables.

Hace no tanto tiempo, decir que estaba mal discriminar a alguien por su color de piel no era algo indiscutible. Nuestro país abolió la esclavitud formalmente recién en el año 1813, y aún así, debió volver a decirlo en la Constitución de 1853, porque aún seguía habiendo esclavos. En la década del 60 aún había estados de EE.UU. donde los negros no podían ir a la Universidad o era obligatorio que le cedieran su lugar en el colectivo a los blancos. El voto femenino se logró recién en la década del 40 con Perón en nuestro país. Muchas, pero muchas cosas que hoy parecen obvias, hace no muchos años eran sumamente discutidas y opiniones como la de este idiota eran hasta mayoritarias.

Las sociedades tarde o temprano avanzan en los derechos que les reconocen a sus miembros. La cultura y la información tarde o temprano llegan. Todavía quedan ignorantes que plantean estas cosas, pero ya pronto serán anacronismos.

Las futuras generaciones se van a cagar de la risa de lo que estamos debatiendo.

agrega un comentario


para qué??
Por sebax - Saturday, Jan. 01, 2005 at 10:33 PM

casarse para demostrar su amor ante la ley?? para qué???

mejor quedemosnos todos con el concubinato

agrega un comentario


No,
Por Aguante K! - Sunday, Jan. 02, 2005 at 12:54 AM

No, no es casarse para demostrar el amor ante la ley. Es casarse, o como se llame, sea matrimonio o unión civil (nacional) para poder ejercer los mismos derechos que tiene una pareja heterosexual que se casa. En el post anterior enumeré algunos ejemplos concretos de derechos civiles que son consecuencia legal del matrimonio.
Y además, otra cosa. El hecho de que haya una ley nacional de unión civil no obliga a ninguna pareja a casarse o unirse civilmente. O sea, no vamos a discutir acá para qué me quiero casar o no, si quiero o no y si tiene sentido o no el matrimonio o la institución de derecho civil que lo reemplace. Lo importante es que esté a disposición para que el que la quiera usar lo haga. Y si alguien quisiera usarla sólo como decís vos para demostrar su amor ante la ley, bueno allá él o ella, está en su derecho...

agrega un comentario