Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Carta que una de las víctimas de Cromañón dejo escrita para el piquetero Darío Santillán
Por Prensa De Frente - Monday, Jan. 31, 2005 at 1:30 PM
prensadefrente@inventati.org

.

PRENSA DE FRENTE - Lunes 31 de enero de 2005 - Envío quincenal           Nº 6


Títulos (click para ver la nota completa)

 

1- LA CARTA QUE UNA DE LAS VÍCTIMAS DE CROMAÑÓN DEJÓ ESCRITA PARA UNO DE LOS PIQUETEROS ASESINADOS EN EL PUENTE PUEYRREDÓn

De Luis Santana a Darío Santillán: una juventud que predica la solidaridad poniendo el cuerpo

2- SE MANTIENEN LAS MEDIDAS DE LUCHA TRAS EL DESPIDO DE VEINTICINCO PERIODISTAS

Los trabajadores de prensa se solidarizan con los despedidos de Infosic

3- LA UNIVERSIDAD POPULAR DEL MOVIMIENTO DE LOS SIN TIERRA DE BRASIL

El conocimiento como construcción de todos y puesto al alcance de todos 

4- INUNDADOS EN TUCUMÁN Y LA FALTA DE RESPUESTA DEL GOBIERNO PROVINCIAL

Plan de lucha de los vecinos y organizaciones sociales contra la pasividad y la especulación de los funcionarios

5- MILITANTE DEL MUP, MOVIMIENTO QUE INTEGRA EL FRENTE DARÍO SANTILLÁN

Gabriel Roser, el otro preso político

6- UN “GESTO” DEL GOBIERNO BONAERENSE DE FELIPE SOLÁ

La curiosa concepción de una solidaridad delimitada por jurisdicciones

 

[arriba]


1- LA CARTA QUE UNA DE LAS VÍCTIMAS DE CROMAÑÓN DEJÓ ESCRITA PARA UNO DE LOS PIQUETEROS ASESINADOS EN EL PUENTE PUEYRREDÓn

De Luis Santana a Darío Santillán: una juventud que predica la solidaridad poniendo el cuerpo

El nuevo cantito popular surgió en las últimas movilizaciones, y tomó forma de consigna en las pintadas de las paredes porteñas y en los volantes repartidos en las marchas: “Ibarra mata en Cromañón, Álvarez mata en el Puente Pueyrredón”. En un sano ejercicio de la memoria, los manifestantes sumaron, al repudio al Jefe de Gobierno, el señalamiento a Álvarez como responsable político por los asesinatos del Puente Pueyrredón en junio de 2002. 
La designación de Juan José Álvarez como secretario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires graficó lo peor de las mañas de una vieja clase política (presidente Néstor Kirchner incluido) y evidenció un puente de continuidad entre aquella represión sangrienta del duhaldismo del 26 de junio de 2002, y la actual crisis de un progresismo en el poder que cuando tambalea, como siempre, se recuesta por derecha.
Pero esa vinculación grosera e indignante tiene su contracara en el ejemplo de solidaridad, entrega y humanismo que expresaron Luis Santana en Cromañón y Darío Santillán en el Puente Pueyrredón. (Sería injusto no aclarar que, además de Luis, decenas de jóvenes se jugaron sus vidas tratando de salvar a otros en Cromañón, y al igual que Darío, otros cuantos piqueteros fueron baleados en similar actitud de entrega y salvaron sus vidas de milagro). Tal vez el hecho de haber vivido en el mismo barrio les acercó un destino común. Seguramente la actitud firme de Darío auxiliando a Maxi, televisada, fotografiada, y retratada en variadas formas, marcó la conciencia solidaria de muchos jóvenes, en una época histórica hueca de referencias éticas que zafen de la moralina estupidizante de moda y se arraiguen en los profundos valores de desprendimiento y compromiso con el que sufre. Lo cierto es que Luis, una vez afuera del boliche en llamas, volvió por su novia a quien no encontraba. Logró salvarla de la asfixia, y aunque ella terminó en terapia intensiva por más de una semana, se recupera; Luis, en cambio, dejó su vida en esa decisión de volver al peligro, de jugarse por el otro.
Luis Santana vivía en el barrio La Fe de Monte Chingolo, Lanús, a pocas cuadras de donde Darío Santillán había trabajado y militado en el MTD. Luis trabajaba en Crónica TV, cursaba la carrera de Historia, y le gustaba escribir: dejó dos libros de relatos inéditos. 
Los compañeros que lo conocieron dicen que en este texto que reproducimos a continuación, además de hablar de Darío, sin saberlo, también nos estaba hablando de él. 

El aparecido (fragmento)
Por Luis Santana, agosto de 2003

No sé por qué extraña razón Darío siempre se me aparece, siempre está presente en todos los lugares adonde voy.
Lo veo en las marchas, en la cara de los pibes barbudos rebeldes que cantan, lo veo en las paredes de Lanús dibujado con pintura negra. Lo veo en los graffitis de Wilde, en esas manifestaciones escritas que el pueblo escupe desde las paredes. Lo veo en el mural inmenso debajo del Puente Pueyrredón, lo veo en cada policía bonaerense que calla, que habla, que culpa, que se “suicida”, que no se hace cargo, que se entrega... Lo veo en los pasillos de la villa caminando tranquilo, y enormemente feliz, a veces. (...)
Darío volviendo para entrar al hall de la estación, es el hombre nuevo que pensó tantas veces Guevara, ese Darío que vuelve para entrar al infierno es la juventud nueva que tanto hace falta. Darío volviendo, entrando, caminando, con miedo, claro, pero con absoluta seguridad, es el ejemplo que toman los que hoy levantan las banderas con su rostro eternizado.
Y siempre Darío entra. Cada vez que lo veo, Darío entra. Adentro, arrodillado, se aferra a la mano de Maxi, que ya está muerto. La realidad convertida en sangre, humo y plomo, lo encuentra después de buscarlo, arrodillado y sufriendo, mostrando la humilde sensibilidad de los pobres. Darío no quiere soltar la mano de Maxi que ya murió. Es gigante ese acto, es eterno. Es inmortal, surge de lo más profundo del alma.
Y no puedo hablar de Darío sin hablar de Rodolfo Walsh, de González Tuñón, de Los Olimareños, de Paco Urondo... (...)
No sé por qué extraña razón Darío siempre se me aparece, siempre está presente en todos los lugares adonde voy.
Su cara sonriente en los afiches de la facultad, su nombre en las banderas que piden en Plaza de Mayo, su cuerpo parado frente a las gomas que arden en puentes y rutas de todo el país, siempre presente en todos los lugares donde se reclama un derecho. (...)
Lo veo a Darío y lo admiro con verdadero respeto; hay que tener coraje para tejer la vida con la casi ausencia de todo, con tanta desesperación, ofensa, dolor. Con tanta humanidad negada, traicionada y aplastada. 
Darío volviendo y entrando al hall sin poder cruzar los brazos ante tanto insulto, Darío aguantando al frente para que sus compañeros se escapen, Darío otra vez, otra vez Darío, siempre Darío, eternamente Darío ahí donde pocos se atreven a pararse. (...)
Y no puedo hablar sólo de Darío mientras escribo, hablo también de los más de 30 seres humanos que dejaron su vida el 20 de diciembre, hablo también de los otros tantos que cayeron a lo largo y a lo ancho de todas las rutas del país. Todos muertos que pone el pueblo.
Hablo también de los que están en los fríos calabozos de la desgracia esperando justicia, y hablo de todos porque es Darío ahora quien habla mientras escribo.
“El aparecido” se llama lo que ustedes leen, porque Víctor Jara canta mientras “los muertos de mi felicidad” se hacen presente. Felicidad digo, porque ellos marcan el camino y no mueren, sino que trascienden para vivir por siempre.
Darío ha aparecido hoy, como otras tantas veces se me aparece por la calle, en el colectivo, en las paredes, en el diario, en fotos, en los ojos de Leo, en las caras de los que marchan hacia la esperanza.
Darío vino hoy, un día de lluvia, con calor, sin sol, no golpeó mi puerta, entró como un hermano, “y en el silencio estuvimos conversando mates, compartiendo músicas, cigarrillos baratos y otras maravillas de esas que alegran el alma”, después de algunas horas, con un sentido abrazo se despidió y se fue sonriendo, como siempre.

[arriba]


2- SE MANTIENEN LAS MEDIDAS DE LUCHA TRAS EL DESPIDO DE VEINTICINCO PERIODISTAS

Los trabajadores de prensa se solidarizan con los despedidos de Infosic

Con el apoyo de numerosas comisiones internas de Prensa, los trabajadores de la agencia nacional de noticias Infosic continuarán esta semana con movilizaciones y escraches para repudiar el cierre de la empresa y el despido de veinticinco periodistas, y exigir la restitución de la fuente laboral. El martes se reunirán con el Ministro Tomada para avanzar en el conflicto. 
El sábado pasado, realizaron un festival artístico en la sede de Infosic, Humberto I 2286, para hacer conocer su situación (los 25 despedidos no cobraron el mes de diciembre y se les debe además medio aguinaldo) y durante la semana anterior hicieron escraches ante las empresas de los principales responsables del cierre de la agencia, integrantes del grupo Invermedia, que compró la empresa en el 2003. En la Revista Veintitrés denunciaron a Sergio Szpolski, uno de los dueños de Infosic-Infofax; en Radio Rivadavia a Luis Cetrá y en Día 8 a Gastón Sokolowicz. 
"Los escraches tuvieron como objetivo denunciar a quienes están a cargo de la empresa. Públicamente ninguno quiere hacerse cargo de la responsabilidad que tuvo en la decisión. Sokolowicz, por ejemplo, planteó que iba a acudir a la audiencia, pero para hacer saber que él no tiene ninguna vinculación en el conflicto", explicó Andrés Carpintero, integrante de la Comisión Interna gremial.
También movilizaron al otro sector de la empresa, Infofax, donde siguen trabajando alrededor de cincuenta personas sin poder comunicarse con los despedidos. Según denunció Carpintero, quienes trabajan en la Auditoría de Medios y hablan o se solidarizan con los periodistas de Infosic son suspendidos. Además, la Comisión Interna tiene prohibida la entrada a la sede de la empresa de Serrano 1139. 
El conflicto laboral se agudizó luego de que Szpolski violara la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo y se ausentara de la audiencia a la que había sido citado. Para esta semana, el jefe de Gabinete del Ministerio de Trabajo, Norberto Ciavadino, se comprometió a citar a Szpolski para hablar con él. Mañana, martes, a las 11, los trabajadores tendrán una audiencia con el ministro Carlos Tomada.
Luego de 24 días de conflicto, los periodistas despedidos de Infosic rescatan el apoyo que recibieron y la organización que lograron.
"Una de las cosas más importantes que destacamos fue la solidaridad de los trabajadores de prensa en general y de los de la revista Veintitrés en particular. La asamblea que convocaron los compañeros hace dos semanas fue un hecho histórico en el gremio de prensa; es algo que no sucedía desde hace más de trece años", aseguró Carpintero. Allí los periodistas de Veintitrés declararon su adhesión a la lucha de los trabajadores de Infosic y criticaron el comportamiento empresarial. 
Con la voluntad de recuperar sus puestos de trabajo, los veinticico periodistas despedidos, junto a decenas de colegas, impulsarán nuevas actividades para que el Estado intervenga en el conflicto. "Los empresarios se propusieron cerrar la empresa en el 2002 y desde entonces, con el mismo espíritu de lucha, nosotros sostenemos la agencia día a día. En la actualidad, Infosic fue vaciada y nosotros vamos a dar la pelea en el marco que sea necesario y realizando escraches a quienes sean responsables", destacó Carpintero.
La mayoría de los integrantes del grupo Invermedia es dueño de otra empresa periodística. En este sentido, los trabajadores conocen el proyecto de la revista Veintitrés de realizar un portal en Internet que compita con el de Infobae, que cuenta con alrededor de cuarenta personas. Para esto, contratarían trabajadores de pensa y algunos periodistas de Infosic consideran que trabajar allí sería una forma de no perder la fuente de trabajo.
  

[arriba]


3- LA UNIVERSIDAD POPULAR DEL MOVIMIENTO DE LOS SIN TIERRA DE BRASIL

El conocimiento como construcción de todos y puesto al alcance de todos 

La formación de técnicos agrarios y pedagogos para escuelas de asentamientos campesinos es el principal objetivo de su funcionamiento, y se dedicará al estudio específico de la realidad brasileña y latinoamericana, desde una ideología autónoma del poder. La Universidad Popular que acaba de inaugurar en San Pablo el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de Brasil se convierte así en una de las principales experiencias de educación superior auto-organizada generada desde el desarrollo de sus luchas por los sectores populares latinoamericanos. 
Posee cuatro módulos de dormitorios para albergar a 200 alumnos, y una biblioteca de 40.000 volúmenes. Según el Ministerio de Educación de Brasil, la Universidad del MST no está habilitada para emitir diplomas oficiales, pero es válida como escuela popular.
La casa de estudios fue construida en una chacra de 30.000 metros cuadrados pertenecientes a los trabajadores rurales del Movimiento de los Sin Tierra, en Guarama, a 80 kilómetros de San Pablo. Lleva el nombre del sociólogo y profesor universitario Florestán Fernández, quien fue en vida un intelectual que trabajó codo a codo con la clase obrera y las familias campesinas, y no desde posiciones neutrales.
La construcción de la Universidad demandó unos 3,5 millones de reales (de valor próximo al peso argentino) y fue costeada por un fondo social de la Unión Europea; las ONGs cristianas Cáritas, de Alemania y Fréres des Hommes, de Francia, y el MST.
A la inauguración asistió, entre otras, una delegación de las organizaciones campesinas de la Argentina que integran, junto al MST, la Confederación Latinoamericana de Organizaciones Campesinas y la Vía Campesina.
 

[arriba]


4- INUNDADOS EN TUCUMÁN Y LA FALTA DE RESPUESTA DEL GOBIERNO PROVINCIAL

Plan de lucha de los vecinos y organizaciones sociales contra la pasividad y la especulación de los funcionarios

Diez víctimas fatales y graves daños materiales fue el saldo de la tormenta que azotó la capital de Tucumán el 1 de enero pasado. Una realidad trágica, frente a la cual el gobierno provincial no atinó a implementar ninguna estrategia de ayuda. 
Los vecinos de los barrios Alberdi Norte y Carballito se autoconvocaron, junto a distintas organizaciones sociales -como la Coordinadora de Organizaciones Barriales Autonomas 7 de agosto, MST, MTL, CCC, y Madres de Plaza de Mayo-, para exigir una respuesta por parte de las autoridades.
Conscientes de la pasividad del estado y de que la mínima ayuda estaría digitada por punteros políticos, con fines electorales, los habitantes de esos barrios convirtieron su descontento y su bronca en organización y en la implementación de un plan de lucha destinado a desenmascarar a los funcionarios públicos. Movilizaciones con escraches a esos funcionarios, para instarlos a dar solucion a los reclamos de los damnificados, conformaron el método elegido para llevar adelante el plan de lucha. En uno de esos escarches, se llevo la ropa mojada a secar en la cara de los responsables, como símbolo de esta catástrofe. También se pintó las fachadas de instituciones oficiales encargadas de los operativos de ayuda social, en repudio a la actitud pasiva de sus autoridades. Después, los vecinos organizados marcharon hasta la Casa de Gobierno de la provincia, rodeados por fuertes contingentes policiales que, constantemente, amenazaron con reprimir los reclamos populares. 
La respuesta por parte de los funcionarios fue la misma de siempre: se negaron a atender los reclamos genuinos de la gente y trataron de impedir el acceso de los damnificados por la tormenta a las puertas de la Casa de Gobierno.
Los vecinos volvieron a los barrios para profundizar sus niveles de organización y la forma de sumar fuerzas para llevar adelante un plan de lucha todavía más contundente y efectivo junto a los distintos movimientos y organizaciones sociales.

[arriba]


5- MILITANTE DEL MUP, MOVIMIENTO QUE INTEGRA EL FRENTE DARÍO SANTILLÁN

Gabriel Roser, el otro preso político
Por Sebastián Hacher

El militante del MUP Gabriel Roser no fue, como la mayoría de los presos políticos en la Argentina, detenido durante o después de una movilización. Acusado de robo, fue encarcelado y está esperando fecha de juicio. El suyo es quizás uno de los primeros casos donde se aplica contra los movimientos sociales una de las técnicas policiales más extendidas al momento de fraguar causas.

“...Y me pareció oír que esta cárcel hablaba, en sueños, sobre los crímenes y el castigo. Pensé, ¿quienes son los criminales? ¿Quiénes son los castigados?...”. A esas palabras quizás las leerá Gabriel esta noche, poco después de poner un trapo contra la puerta y llenar la celda con todo el agua que pueda largar la canilla. Porque el penal de Magdalena –la ciudad de la Misericordia, según el cartel de la entrada- es moderna y está bien construida, y entonces hay que inundar ese cuartito de dos por cuatro todas las noches, y a veces dormir en el piso, envueltos en ese charco de agua sucia. Es la única forma de soportar el calor.
Gabriel Roser, de 26 años, llegó a esa mole de cemento después de pasar una temporada en una comisaría y otra en la cárcel de Olmos. Casi 9 meses atrás, cuando fue detenido, vivía en Billinghurst, en un asentamiento a orillas del arroyo El Gato. Allí ofreció parte de su terreno para construir con maderas un comedor del Movimiento de Unidad Popular (MUP) que aglutina a los desocupados del barrio. Ese fue el primer delito que cometió, tal como lo reconoce ahora: “Algo habré hecho, algo que no les gustó... Lo que yo hacía era pelear por mi barrio, por mi gente. Yo coordinaba la seguridad del movimiento, y veía todo; que nos sacaban fotos, que nos seguían en las marchas. Sabía que iban a hacer algo contra nosotros, pero no me imaginaba que me iban a meter preso a mí.” Viendo lo que sucedió después, ahora entiende que hubo señales muy claras de que lo tenían marcado: “Yo me la pasaba viajando de un lugar a otro, porque cada vez que queríamos hacer una reunión con los compañeros de seguridad, en La Plata, no se podía llegar porque a todos nos paraba la policía por el camino.”

La detención
Una tarde, Gabriel y sus compañeros decidieron limpiar la zanja cloacal que bordea su asentamiento. Esa fue, quizás, la gota que rebalsó el vaso. La obra comunitaria terminó de irritar al dirigente barrial del Partido Justicialista (PJ), con quién mantenían una permanente disputa. Los militantes del MUP acusaban a los “punteros” de desviar para provecho propio parte de la ayuda social que llega al barrio. Estos, a su vez, reconocen en los movimientos de desocupados a unos de los principales enemigos del control social que pretenden ejercer.
La venganza de los punteros no tardó en llegar. El 29 de Abril del 2004, de madrugada, Gabriel y varios de sus compañeros estaban jugando a las cartas en su casa. Cuando sonaron golpes en la puerta, junto al grito de “¡policía!”, todos ellos pensaron que venían a pedir permiso para pasar hasta la orilla del arroyo.
Porque siempre pasaba eso: las persecuciones, en el barrio, terminaban en el agua. Todos lo habían visto pocos días antes. Dos ladrones corrían por las calles del barrio y, cuando tuvieron oportunidad, se metieron por el arroyo, bordeando la orilla y metiéndose al agua para escapar.
Pero esa noche no se iban a producir corridas. Los veinte policías que estaban en la puerta fueron entrando de a poco y obligaron a todo el mundo a ponerse contra la pared. Uno entró con una máquina de escribir y la apoyó sobre la mesa. Otro, el que dirigía el operativo, señaló a su objetivo con nombre y apellido: “A vos, Gabriel Roser, te venimos a buscar”. Al mismo tiempo, los policías extendían el allanamiento al lindante comedor del MUP, rompiendo todo lo que los niños de la zona usan para alimentarse cada día. Esa noche, todavía nadie veía una relación clara entre la detención de Gabriel y las disputas políticas de la zona.

Acusado
La zaga que terminó con Gabriel en la cárcel comenzó cinco días antes de la detención, el 24 de Abril del 2004, cuando el ex comisario Marcelo Rodolfo Toni se presentó en la Comisaría 6ta, la dependencia de donde años atrás se había jubilado. Devenido en comerciante, Toni radicó ese día una denuncia por robo contra su local. En su declaración, señaló que no conocía a los delincuentes y ofreció una tímida descripción de sus fisonomías, para que sus colegas intentaran investigar.
Dos días después las cosas cambiaron. El comisario retirado se presentó a la justicia para ampliar su declaración, acompañado esta vez por un testigo: nada menos que el dirigente del PJ del barrio. Ambos, comisario y puntero, decían ahora conocer a dos jóvenes que habrían participado del asalto. El primero resultó ser un menor de edad, del que después se sabrá que en el momento del robo estaba preso en otra comisaría. El segundo habría sido Gabriel Roser, de quienes los acusadores sabían nombre, apellido y dirección.
Luego de esa nueva declaración, los policías de la 6ta. le exhibieron al denunciante un "álbum de malvivientes", que es donde se guarda registro de los rostros de los jóvenes fotografiados en las comisarías. Los procedimientos para conseguir esas fotos no son legales: la mayoría de ellas son tomadas a jóvenes demorados por averiguación de antecedentes, jóvenes que no han cometido ningún delito y sobre los cuales no hay nada que justifique legalmente el registro policial. Así, por ejemplo, consiguieron la foto de Gabriel, ésa que aquella tarde señaló el ex comisario Toni. Claro que, para que todo parezca legal, el procedimiento para reconocerlo estuvo ratificado por dos testigos. Ambos, por casualidad, eran policías en actividad en la comisaría 6ta.
Cuando Gabriel fue detenido, el procedimiento se volvió a repetir. Al ex comisario Toni le pusieron a cuatro personas delante para una rueda de reconocimiento. “Ahí está, ese es el piquetero de mierda”, señaló, volviendo a identificar a quién ya había dicho conocer desde hacía tiempo, por “haberlo detenido algunas veces mientras estaba en actividad” y por la foto que sus colegas le habían mostrado dos días antes de la detención.

En síntesis, a Gabriel Roser se lo acusó con un procedimiento por demás común en la policía bonaerense. La diferencia es que ya no sólo se usan esos métodos contra los jóvenes ‘indeseables’ en los barrios, sino que ahora lo extendieron a los movimientos sociales que se organizan en los territorios que policía y punteros políticos quieren controlar.

En la cárcel
Afuera, durante las movilizaciones, se encargaba de la seguridad de todo su movimiento. No se trata de un lugar que ocupen –como puede creer el desconocedor- hombres corpulentos y dispuestos a la pelea. Por el contrario, es un papel donde hay que estar dispuesto a ser solidario, a tener los ojos bien abiertos y a cuidar a todo el mundo.
Gabriel aprendió los secretos de esa tarea en los últimos tres años. “Jugaba un rol muy importante”, explica una de sus compañeras, “porque generaba mucha confianza con los compañeros. Se juntaban antes de cada movilización y charlaban todo. Él estaba en todos los detalles, pero también sabía escucharlos a todos...”.
Ahora, en el pabellón que comparte con otros 40 detenidos, se encarga de la limpieza, que es a la vez un trabajo y una forma de actuar como organizador de sus compañeros de encierro. “Para decidir que hacemos”, explica Gabriel, “nos juntamos y hablamos entre todos... Yo veo siempre qué mejoras podemos conseguir. Ahora, por ejemplo, estamos viendo si nos dejan el patio hasta más tarde, y también si podemos pintar todo el pabellón”.
También es un constante consejero de quienes comparten con él la vida tras las rejas. De ellos y sus problemas nos habla todo el tiempo. Señala, por ejemplo, a aquel de allá, que está al borde de salir en libertad. Cuenta que lo metieron preso cuando tenía 20 años, y que ahora está por cumplir 29. No se quiere ir, porque se acostumbró a la vida adentro de la cárcel y, además, desde que cayó preso no volvió a ver a su familia. “Dice que su vida está acá adentro, le da miedo estar afuera... Yo le digo que no, que tiene que salir, que tiene que seguir luchando. Uno tiene que seguir libre con la mente, por más que el cuerpo esté acá adentro”. O ese otro de allá, que está detenido desde hace casi tres años, pero al que recién van a juzgar en el 2006. “Como no sabe leer y escribir, yo todos los días le leo algo, o le voy contando sobre lo que estoy leyendo. Ahora lo convencí de que se anote para estudiar, para que por lo menos estar acá le sirva para algo”.

Esperanzas
”Pero a veces”, reconoce Gabriel, “lo que le decís a los demás es difícil aplicarlo para vos mismo”. Una de esas ocasiones fue el viernes pasado, cuando un guardiacárcel le alcanzó un papel que había llegado a su nombre. En el lenguaje técnico de los juzgados, la carta era para notificarlo del rechazo a su pedido de excarcelación. Era un anuncio de que las cosas seguirían como están: con la acusación pendiente, la espera incierta de la fecha del juicio, y una condena por adelantado, que se cumple antes de la sentencia. Con noticias así, los sentimientos se mezclan, y se vuelven difíciles de explicar con palabras. Son esos momentos donde todo parece conspirar en contra. Para colmo, cuando cae la noche, uno ni siquiera puede sentarse a mirar las estrellas, porque quedan escondidas arriba de los reflectores que iluminan el penal. Y del otro lado del teléfono –en esa media hora bendita que tienen los presos para hablar- a veces no responde nadie, volviendo a los contestadores automáticos pruebas frías y crueles de que el mundo sigue girando sin nosotros. 
“Es como tener un precipicio en frente”, explica Gabriel, “y te dan ganas de tirar todo ahí, de no seguir peleando”. Pero, después, entiende que no. Casi enseguida se convence de que hay que seguir, de que si “yo bajo los brazos, no se qué les quedaría a los que están afuera, que también están peleando por mí”.

Continuidades
Es un ánimo que se renueva todos los miércoles, cuando las puertas de la prisión se abren apenas lo necesario para dejar entrar a las visitas. Es una ceremonia repetida: los guardiacárceles revisan todo lo que traemos, pero no encuentran nada extraño, quizás porque estamos enterados hasta de las prohibiciones mas ridículas: las gaseosas, el dulce de membrillo y todo lo que venga en paquetes más o menos cerrados.
Lo que sí pasan son los sobres con cartas, los papeles con los que Gabriel va a responder a cada uno de los que escribieron, y los libros que son devorados en una o dos tardes, para luego circular de mano en mano por todo el penal. Es en uno de esos libros donde leerá la frase con la que comienza este artículo. Se trata de un ejemplar de “Pesadilla”, el relato que el obrero polaco Pinie Wald escribió poco después de la Semana Trágica de Enero de 1919. Detenido en el departamento central de policía, el prisionero político de entonces narró en forma novelada cómo fue su detención y sus vivencias tras las rejas. En esas páginas, Gabriel Roser descubrirá que algunas cosas han cambiado. Pero también que muchas otras, quizás demasiadas, siguen igual.

Para escribirle a Gabriel o comunicarse con el MUP: libertadagabriel@yahoo.com.ar, ó prensamup@yahoo.com.ar

o por correo:
Gabriel Roser
SERVICIO PENITENCIARIO DE MAGDALENA
UNIDAD 35 - PABELLÓN 6
CELDA 1 - cp 1913

 

 

[arriba]


6- UN “GESTO” DEL GOBIERNO BONAERENSE DE FELIPE SOLÁ

La curiosa concepción de una solidaridad delimitada por jurisdicciones

 

Entre los manoseos que padecieron y padecen los familiares de las víctimas de la masacre – y no tragedia- de Cromañón, Prensa de Frente da cuenta de una acción que desnuda el accionar de la burocracia gubernamental bonaerense.
Efectivamente, una de las jóvenes víctimas de la masacre, en el amanecer del 31 de diciembre, fue derivada para su atención al Hospital Fiorito de Avellaneda. Fue visitada allí por funcionarios del gobernador Felipe Solá, quienes le dijeron que tenían orden de entregarle los elementos necesarios para la rehabilitación. La madre de la joven, entonces, lo único que pidió fue un colchón de agua propicio para la atención de pacientes quemados. Sucedía que las existencias de esos colchones se habían agotado en el hospital.
El pedido fue satisfecho de inmediato. Pero, dos días después, ante la sorpresa e indignación de la madre de la víctima, los funcionarios volvieron para llevarse el colchón “porque habían descubierto” que el domicilio legal de la joven estaba en jurisdicción de la Capital Federal y no en territorio provincial. Vanos fueron los reclamos de la madre, absolutamente desconcertada por la conducta de los funcionarios de Solá.

 

  

[arriba]


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

agrega un comentario


ULTIMOS COMENTARIOS SOBRE ESTE ARTICULO
Listados aquí abajo estan los últimos 10 comentarios de 1 escritos sobre este articulo.
Estos comentarios son enviados por los visitantes del sitio.
TITULO AUTOR FECHA
aguanten los pibes xx Monday, Jan. 31, 2005 at 2:29 PM