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P.TRABAJADORES DISCUCION
Por PTS - Tuesday, Feb. 08, 2005 at 4:05 PM


Sobre la propuesta de un gran Partido de Trabajadores
Fecha: 4/2/2005
Autor: José Montes
Fuente: LVO 156


En el número anterior de LVO tres dirigentes obreros del PTS –Raúl Godoy, Leo Norniella y José Montes–explicaron el lanzamiento de la campaña nacional por un Partido de Trabajadores. La propuesta comenzó a generar debate en la militancia de izquierda y sectores de trabajadores. En estas páginas vertimos algunas opiniones y la respuesta de José Montes a cuestiones planteadas en torno a la propuesta.

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La propuesta del PTS ya ha tenido las primeras repercusiones en los militantes de la izquierda y sectores de la vanguardia en la que, en general, ha sido bien recibida. Aunque todavía no hemos desplegado ampliamente la campaña por un gran Partido de Trabajadores, ya se abrió un diálogo y quiero responder a algunas inquietudes, dudas o críticas.




Para poder responder algunas dudas me permito agrupar, esquemáticamente, dos tipos de argumentos que hemos recibido hasta ahora.




Algunos compañeros nos dicen que la propuesta estaría dirigida sólo a los trabajadores concientes o a la militancia de izquierda, lo que se llama una política “vanguardista”. El argumento es que esto es así porque no hay una tendencia en las masas obreras a la independencia de clase. De lo que se trataría, por el contrario, dicen los mismos compañeros, es de tener una verdadera política de masas, como lo es impulsar y coordinar las luchas salariales, por ejemplo.




En otro extremo, hay compañeros que nos dicen: “primero hay que agrupar a los revolucionarios para después dirigirnos hacia las masas”. En esta misma línea, algunos compañeros nos plantean que deberíamos proclamar directamente la necesidad de un partido revolucionario llamando al resto de los partidos que se reivindican marxistas a unificarnos, a la vez que, hacia las masas, debemos desarrollar el frente único obrero para la lucha.




En primer lugar, nuestra propuesta apunta a que las propias organizaciones de masas que, ni bien logran superar la traba de la burocracia sindical, comienzan a mostrar su efectividad en la lucha económica, se expresen en el terreno político. Es decir que proponemos un partido basado en los sindicatos, cuerpos de delegados, comisiones internas que han mostrado la enorme fuerza social de la clase trabajadora en las huelgas de telefónicos, subterráneos, ferroviarios, las ocupaciones de fábricas y control obrero como en Zanon, todas acciones de masas. Está lejos de ser una política vanguardista. La propuesta de un gran Partido de Trabajadores basado en las propias organizaciones de la lucha de masas, es para intentar superar la tijera abierta entre lo que los trabajadores ven como sus propias organizaciones de lucha, y la necesidad de una dirección política de los propios trabajadores con independencia de los partidos patronales, en primer lugar al peronismo. Es una política para agitar y explicar entre los trabajadores medios, no sobre la vanguardia conciente sino para establecer un diálogo amplio con la base obrera que aún tiene ilusiones en Kirchner pero que, según nuestra perspectiva, será puesta nuevamente, como en el 2001, bajo una nueva crisis pero esta vez con el peronismo en el poder. Ahora mismo son millones los que descreen del aparato mafioso del PJ de Duhalde y Solá y odian a la burocracia sindical. Es una política de masas.




Otra cosa muy distinta es si esta propuesta es tomada ya, para la acción, por una franja significativa de las masas trabajadoras. Aunque todas las organizaciones sindicales antiburocráticas que existen actualmente adoptaran esta orientación estaríamos hablando todavía de una minoría de la clase obrera. ¡Pero qué importante sería! Y aquí empezamos a responder a los compañeros que nos dicen que primero hay que unificar a la vanguardia conciente. Bien, pero ¿alrededor de que política? Imaginemos si el cuerpo de delegados del subte, los cuerpos de delegados del Astillero, de telefónicos y ferroviarios, las internas de las fábricas de la alimentación, las seccionales docentes de oposición, los delegados mineros de Río Turbio, las organizaciones combativas de los desocupados, junto a la izquierda que se reivindica clasista como el PTS, el PO, el MST (si dejara de ir hacia la centroizquierda detrás del PC-IU) iniciáramos un fuerte movimiento para llevar la propuesta de un PT a la base de los sindicatos (empezando por donde se ha desplazado a la burocracia) y a las barriadas donde domina el aparato del PJ y la burocracia sindical, a la base de la UOM, del Smata, de los petroleros. Es decir que la vanguardia podría unificarse alrededor de una política hacia el conjunto de la clase trabajadora.




Por supuesto que nuestra propuesta no es un partido para las elecciones, sino que la tarea fundamental de ese partido sería impulsar el frente único obrero para la lucha mediante un programa de reivindicaciones que parta de la escala móvil de salarios y el reparto de las horas de trabajo y el control obrero de las empresas. Y en especial promocionaría la lucha por erradicar a la burocracia de los sindicatos y la formación de organismos de democracia directa que expresen el frente único obrero para la lucha, como comités de empresa y coordinadoras regionales de ocupados y desocupados que unifiquen las filas de los trabajadores y busquen la unidad con el pueblo pobre. Como dijimos en el anterior LVO estamos por un partido independiente de las masas trabajadoras que tome el poder del Estado, que instaure un gobierno obrero y popular.




Por ello nuestra propuesta de impulsar una campaña por un gran Partido de Trabajadores de este tipo no es un obstáculo sino un puente hacia la construcción de un partido revolucionario en la Argentina.

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Opinion
Por Ale - Tuesday, Feb. 08, 2005 at 5:52 PM

Yo creo que hay que hacer las dos cosas, por un lado agrupar a los revolucionarios en un frente clasista y por otro lado tener una politica de masas, por la coordinacion de las luchas salariales, etc. (impulsando coordinadoras, etc, en las que esto no se confunda de ninguna manera con el obejtivo de "tomar el poder del estado").
A los sectores de base que se estan independizando, hay que agruparlos tambien, impulsando organizaciones de tendencia, es decir, organizaciones de base que tengan en su programa el embrion de un programa revolucionario, que se pueda desarrollar a la par de la agudizacion de las contradicciones y del trabajo propagandistico del frente revolucionario.
En conclusion:
1- Frente revolucionario con programa maximo
2- Coordinadoras con programa minimo
3- Org. de tendencia con programa minimo + elementos "desarrollables" (de paso, esto puede generar un debate sobre las consignas de transicion)
Salud y unidad de clase.

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APOYAR LA PROPUESTA DEL PTS!!!
Por militante de izquierda - Tuesday, Feb. 08, 2005 at 7:54 PM

HAY QUE APOYAR LA PROPUESTA DEL PTS, PARA UNIFICAR DE UNA VEZ A LA IZQUIERDA SOCIALISTA Y OBRERA!!!

QUE TODOS LOS PARTIDOS DISCUTAN ESTE GRAN PROYECTO.!!!

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q ridiculos
Por antisecta - Tuesday, Feb. 08, 2005 at 7:59 PM

siempre los mismos ridiculos sectarios del pts con sus planteos excentricos a ver si llaman la atencion, ya los conocemos petesianos, de q partido me hablan si uds. no pueden ni mantener su secta sin una ruptura por año----DEJENE DE ROMPER LAS BOLAS

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otra opinión
Por socialismo o barbarie - Tuesday, Feb. 08, 2005 at 10:33 PM

Yo personalmente me encuentro dentro de la segunda propuesta a la que responde Montes, y me identifico plenamente con lo que dice Ale (excepto con el punto 3).

Montes dice "Ahora mismo son millones los que descreen del aparato mafioso del PJ de Duhalde y Solá y odian a la burocracia sindical. "

La verdad creo que es una afirmación voluntarista, parece casi sacada del Programa de Transición, donde dice que las masas eran revolucionarias y lo único que hacía falta era terminar con el dique de las direcciones stalinistas y burguesas.

Pero unos renglones más abajo Montes dice:

"Aunque todas las organizaciones sindicales antiburocráticas que existen actualmente adoptaran esta orientación estaríamos hablando todavía de una minoría de la clase obrera. "

O sea, millones repudian a la burocracia y al peronismo pero las organizaciones sindicales antiburocráticas son minoría. Ah, y los intendentes y gobernadores peronistas son reelegidos sólo por el clientelismo...

Toda esta concepción voluntarista que siempre afectó al troskismo reduce la política revolucionaria a encontrar la consigna de transición correcta para cada momento dado y agitarla (como ahora el PTS agita la consigna de Partido de Trabajadores).

No, no es así la cosa. Las consignas de transición sólo sirven en etapas pre-revolucionarias, cuando "los de arriba no pueden y los de abajo no quieren". Hoy, con esta desmovilización y la hegemonía de la ideología burguesa en las cabezas de los trabajadores, es una locura hablar de escala móvil de salarios, reparto de las horas de trabajo y control obrero de las empresas (calcadito del Programa de Transición, faltaron los piquetes armados!!!).

Esa misma vanguardia sindical (que no es lo mismo que vanguardia política) a la que el PTS apunta para el "PT" ha dicho en los encuentros por las 6 horas que las principales demandas de los compañeros de base son el salario y las condiciones laborales, y hablar de algo como la reducción de la jornada a 6 horas es prácticamente extraterrestre. Es que si no se puede lograr quebrar el brazo de la patronal para esas cosas, ¿cómo carajo se espera lograr lo otro?

Hoy sólo son adecuadas dos cosas:

-La lucha reivindicativa (para lo cual es necesaria la máxima unidad). Esto requiere encarar la lucha económica como lucha económica y no creerse que la lucha política está a la vuelta de la esquina. Por eso encuentro bastante izquierdista -en estos momentos- querer incorporar a la lucha reivindicativa cosas como el repudio a la burocracia y al gobierno, no pago de la deuda externa, etc. Evaluemos la lucha de los compañeros del subte, ellos no lograron lo que lograron con esta política, y hoy son el máximo referente de las luchas obreras.

-Agrupar (y reagrupar) mediante el programa de máxima (el socialismo) y el marxismo. Esto sólo puede hacerse desde un trabajo de propaganda (no de agitación) hacia afuera y un trabajo de formación y aprendizaje de lo experimentado hacia adentro.

Lamentablemente no es esta la conducta ni del PTS ni de la mayoría de las organizaciones de izquierda (al menos las más "grandes").

El PTS busca el atajo de "Partido de Trabajadores" para que las masas:

-Rompan con el peronismo.
-Impulsen "el frente único obrero para la lucha mediante un programa de reivindicaciones que parta de la escala móvil de salarios y el reparto de las horas de trabajo y el control obrero de las empresas"
-Promocionen "la lucha por erradicar a la burocracia de los sindicatos y la formación de organismos de democracia directa que expresen el frente único obrero para la lucha, como comités de empresa y coordinadoras regionales de ocupados y desocupados que unifiquen las filas de los trabajadores y busquen la unidad con el pueblo pobre."
-Que construyan "un partido independiente de las masas trabajadoras que tome el poder del Estado, que instaure un gobierno obrero y popular"

Y al final reconocen:

La "campaña por un gran Partido de Trabajadores de este tipo no es un obstáculo sino un puente hacia la construcción de un partido revolucionario en la Argentina".

Puente es una palabra elegante para atajo. Acá está uno de los grandes problemas de la izquierda troskista argentina (no sólo del PTS): evitar todo el tiempo el necesario trabajo de la construcción en base a programa (explicar pacientemente) y remplazarlo por encontrar "la consigna adecuada en el momento adecuado". Todo esto está basado en el mensaje del Programa de Transición: lo único que separa a las masas de la revolución son sus direcciones.

Esa visión voluntarista de las masas como que siempre son revolucionarias, cuando el explotado putea a los piqueteros porque luchan por su derecho a vivir o a los trabajadores de subte que hacen huelga por su salario. Esta concepción acarrea una profunda incapacidad para comprender como evoluciona (o involuciona) la conciencia de las masas, y por eso la izquierda termina muchas veces en la retaguardia de las mismas o hablando al vacío.

Creo que ya viene siendo tiempo de superar estas taras. Ya es tiempo de dejar la estrategia semana a semana o el "a ver que se nos ocurre para decir en el próximo número de la prensa". Basta de querer encajar la situación actual con los escritos de Trotsky (porque ya van a saltar con que en EEUU Trotsky propuso formar el Partido de Trabajadores). Basta de peleas estúpidas y de preferir el mal del "competidor" antes que la victoria contra el enemigo de clase. Basta de escribir artículos con los clásicos en la mano, usemos el método que para eso está, analicemos la realidad concreta de forma concreta.

Para que las masas entiendan la necesidad de un gobierno obrero y popular, basado en organismos de democracia directa que manejen los asuntos económicos y de Estado, NO HAY OTRA SALIDA que la formación de un partido revolucionario que surja de la fusión entre el movimiento obrero y el materialismo histórico. Buscar atajos como "Partido de Trabajadores", "Plebiscito por la deuda externa", "Asamblea Constituyente" y demás es rehuír a esta labor a la que estamos llamados los que ya adquirimos conciencia comunista y no podemos volver atrás.

Hay que abandonar esta política de querer arreglar todo con consignas de transición, de vivir el semana a semana con "análisis" de situación mundial, nacional y actividades (cuando en realidad las actividades ya vienen programadas de antemano), de publicar cosas como "A 3 años la lucha crece", de esconder el objetivo estratégico, de jugar siempre a corto plazo, de no hacer balances ni autocríticas.

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El mito del partido
Por Grupo Orobon Fernandez - Wednesday, Feb. 09, 2005 at 1:16 AM

LA REVOLUCION NO ES OBRA DE LOS PARTIDOS

Las revoluciones de tipo social no son efectuadas por "partidos", grupos o cuadros : acaecen como el resultado de fuerzas historicas y contradicciones que ponen en actividad a amplios sectores de poblacion. Se traducen no solo -como afirma Trotsky- porque las "masas" hallan insoportable la sociedad existente, sino tambien a consecuencia de la tension entre lo actual y lo posible, entre "lo que es" y "lo que podia
ser". La miseria abyecta solamente no produce revoluciones. La mayor parte de las veces ocasiona una desmoralizacion inutil o, lo que es peor, la
lucha privada y personal para sobrevivir.

La Revolucion Rusa de 1917 gravita en la conciencia de todos como una pesadilla, porque fue en gran parte la consecuencia de "insoportables condiciones" de una devastadora guerra imperialista. Los sueños en ella contenidos fueron pulverizados por una guerra civil aun mas sangrienta, por el hambre et la traicion. Lo que emergio de la revolucion fue la ruina, no de una vieja sociedad, sino de las esperanzas de construir una nueva. La revolucion Rusa fallo lamentablemente al sustituir al zarismo por el capitalismo de Estado. Los bolcheviques fueron las tragicas victimas de su ideologia y en gran numero pagaron con sus vidas durante las purgas de los años treinta. Intentar adquirir una sabiduria total de ese ensayo revolucionario es ridiculo. Lo que podemos aprender de las revoluciones del pasado es lo que todas ellas tienen en comun y sus profundas limitaciones, si se comparan con las enormes posibilidades que
ahora se abren ante nosotros.

El rasgo mas sorprendente de las pasadas revoluciones es que se iniciaron espontaneamente. Tanto, si se examinan los prolegomenos de la revolucion Francesa de 1789, como si se etudia la de 1848, la Comuna de paris, la revolucion rusa de 1905, la caida del zarismo en 1917, la revolucion
hungara de 1956, o la huelga general francesa de 1968, las fases iniciales son generalmente identicas : un periodo de fermentacion que se transforma
espontaneamente en una insurreccion popular. Que esta triunfe o no depende de su resolucion o de si el estado puede emplear con eficacia su fuerza
armada, es decir, si las tropas pueden ser lanzadas contra el pueblo.

El "glorioso partido", alla donde existe, va casi invariablemente detras de los acontecimientos. En febrero de 1917 la organizacion bolchevique de
Petrogrado se opuso a la declaracion de huelga, precisamente en el momento mismo en que la revolucion estaba destinada a expulsar al zar.
Afortudamente, los trabajadores ignoraron la "direccion" bolchevique y proclamaron por doquier la huelga. En los acontecimientos que siguieron
nadie se vio mas sorprendido por la revolucion que los partidos "revolucionarios", incluyendo los bolcheviques. Lo recuerda el lider
bolchevique Kayurov con estas palabras : "No hubo en absoluto ninguna directriz del partido... el comite de Petrogrado habia sido detenido y el representante del Comite Central, camarada Shliapnikov, era incapaz de dar iniciativa alguna para el siguiente dia". Lo cual acaso fue un hecho afortunado : antes de la detencion del comite de Petrogrado, la evaluacion
que este hacia de la situacion y de su rol en ella era tan deplorable, que de seguir los trabajadores sus orientaciones es dudoso que la revolucion se hubiera producido cuando lo hizo.

(...)

Las revoluciones y rebeliones de alguna importancia, no solamente revelan una fase esplendidamente anarquica sino que tienden tambien,
espontaneamente, a crear sus proprias formas de autogobierno revolucionario. Las secciones parisinas de 1793-94 fueron las mas notables formas de autogobierno creadas por cualquier revolucion social en la historia. Una forma mas conocida : los consejos, o "soviets" establecidos por los trabajadores de petrogrado en 1905. Aunque menos democraticos que las secciones, los consejos estaban destinados a reaparecer años mas tarde en algunas revoluciones. Sin embargo, otra forma de autogobierno, o
autogestion revolucionaria lo fueron los comites de fabrica establecidos por los anarquistas en la Revolucion española de 1936. Finalmente, las
secciones reaparecieron en las asambleas de estudiates y en los comites de accion durante la revuelta y la huelga general de Paris, en mayo-junio de 1968 (Es sarcastico que la mayoria de los grupos
marxistas-leninistas-trotskistas-maoistas se sieran a la tarea de maniobrar sin pudor alguno en las asambleas estudiantiles de la Sorbona, en un esfuerzo por controlarlas, e introdujeron en ellas elementos de
discordia que acabaron por desmoralizar a todo el conjunto. Despues para completar el sarcasmo, todos esos grupos se pusieron a charlar acerca de la necesidad de una "direccion centralizada" cuando el movimiento colapso -un movimiento que se produjo muy a pesar de sus directrices y, en ocasiones, en oposicion a ellas).

LLegados a este punto debemos preguntar que rol desempeña el "partido revolucionario" en todos estos desarrollos. Para comenzar, hemos visto que
tiende a tener una funcion inhibitoria, en modo alguno de "vanguardia".
alla donde existe o ejerce influencia tiende a refrenar el flujo de los acontecimientos, no a "coordinar" las fuerzas revolucionarias. Esto no es casual. El partido esta estructurado de acuerdo con las lineas jerarquicas que refleja la sociedad misma a la que pretende oponerse. Pese a sus pretensiones teoricas es un organismo burgues, un Estado en miniatura, con un aparato y un cuadro cuya funcion es tomar el poder, no disolverlo.
Afincado en el periodo pre-revolucionario asimila todas las formas tecnicas y mentalidad de la burocracia. Sus miembros estan educados en la obediencia, en los conceptos preformados de un dogma rigido, y enseñados a reverenciar el liderismo. este liderismo o funcion dirigente del partido, a su vez, se basa en costumbres nacidas del mando, la autoridad, la
manipulacion y hegemonia. Esta situacion empeora cuando el partido participa en elecciones parlamentarias. Debido a las exigencias de las
campañas electorales, el partido acaba de modelarse a si mismo totalmente de acuerdo con las formas existentes e incluso adquiere los atavios externos del partido electoral. La situacion se deteriora aun mucho mas cuando el partido adquiere grandes medios de propaganda, costosos cuarteles generales, numerosos periodicos controlados rigidamente por la cuspide, y un "Aparato" pagado ; en resumen, una burocratia con intereses creados.

LA JERARQUIA DEL MANDO

A medida que el partido crece la distancia entre la direccion y los hombres de base se acrecienta fatalmente. Los lideres no solamente se convierten en "personajes", sino que pierden contacto con la situacion viva en las filas bajas. Los grupos locales, que conocen su situacion de cada momento mucho mejor que cualquier lider remoto, se ven obligados a
subordinar su vision directa a las directrices de arriba. Los dirigentes que carecen de todo conocimiento directo de los problemas locales responden rutinaria y cautamente. Si bien reclam una mayor amplitud de
mras y justifica una mayor "competencia teorica" propria, la competencia del lider tiende a disminuir cuanto mas asciende en la jerarquia de mando.
Cuando mas nos acercamos al nivel donde se toman las decisiones "reales", mejor observamos el caracter conservador del proceso que elabora las decisiones, cuanto mas burocraticos y ajenos son los factores que entran en juego, tanto mas las consideraciones de prestigio y el atrincheramiento suplantan la creacion, la imaginacion y la dedicacion desinteresada a los
objetivos revolucionarios.

El resultado es que el partido se hace menos eficiente desde un punto de vista revolucionario, cuanto mas busca la eficiencia en la jerarquia, los cuadros y la centralizacion. Aunque todos vayan al paso, las ordenes suelen ser en general equivocadas, sobre todo cuando los acontecimientos empiezan a fluir rapidos y a tomar giros inesperados, lo cual acaece en
todas las revoluciones. El partido solamente es eficiente en un sentido : en el de moldear a la sociedad de acuerdo con su propria imagen jerarquica
si la revolucion tiene exito. Crea la burocracia, la centralizacion y el Estado. Alienta las condiciones sociales que justifican este tipo de sociedad. De aqui que en vez de desaparecer progresivamente, el Estado controlado por el "glorioso partido" preserva las condiciones esenciales que "necesita" la existencia de un Estado, y de un partido para "guardarlo".

(...)


Es un hecho y un claro desafió a la inteligencia de las gentes : diez o doce partidos de estirpe marxista-leninista o simplemente marxista, se disputan el titulo de partido de la clase obrera. En realidad no puede
haber diez o doce partidos o partidillos de la clase obrera. Es como en religión : no puede haber diversos dioses verdaderos. Tal hecho lo descalifica globalmente y el simple observador del fenómeno concluye muy cuerdamente la falsedad de todos ellos. La pluralidad de partidos que es auto atribuyen el titulo de “partidos de la clase obrera”, no hace sino
demostrar por la simple prueba del sentido común que no hay ningún partido de la clase obrera. Esta es para tales grupos la coartada ideológica, pero
en realidad, todos los partidos carismáticos desconfían profundamente de la clase obrera. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de esos partidos fueron fundados por burgueses, o por individuos que vivían o
pensaban como tales y por tanto despreciaban a la clase obrera. Lenin y Trotsky, entre otros, reían sarcásticos cuando los anarquistas o consejitas querían confiar la gestión económica y el autogobierno político
a las organizaciones naturales de la clase obrera : los sindicatos y consejos. ¿ Como pueden ser revolucionarios y obreros los partidos que en
nombre de la clase obrera estatifican la economía y marginan radicalmente a las masas obreras de su organización y control y le asignan el mero rol
de fuerza del trabajo? Es asombroso considerar como los partidos “revolucionarios” de la clase obrera, lo primero que hacen al llegar al poder es separar a la clase obrera de la tarea auténticamente
revolucionaria. La clase obrera ha de ser dirigida y por tanto la función del dirigente es el atributo primero de esos partidos. Por ello permite afirmar a la critica libertaria no solo el carácter burgués de esos
grupos, sino la concepción radicalmente primitiva de su filosofía política, basada en el autoritarismo. No olvidemos que la autoridad es vieja como el mundo, mientras el socialismo es una realidad comunitaria
basada en la responsabilidad compartida.

De lo dicho se colige el carácter excluyente de todo partido :la lucha por el poder hace que se excluyan unos a otros, puesto que siendo cada uno de
ellos el “partido” por antonomasia, solo a cada uno de ellos corresponde el control de aquel. De ahí la dictadura y el totalitarismo sobre los grupos descartados del poder y sobre la clase trabajadora.

(...)

La superioridad ideológica del anarquismo y del sindicalismo revolucionario es que no aspira al poder, sino a la liquidación del poder tal como lo conciben los demás partidos. Por tanto, no entra en la lucha
hegemónica excluyente. El sindicalismo revolucionario, por ejemplo, ofrece a todos la posibilidad de una participación abierta, es en si mismo esta participación abierta a todos. El sindicalismo revolucionario no pide a los demás que abdiquen ante su poder, sino que contemplen la posibilidad de una reestructuración social de la base comunitaria, al margen del poder
tradicional. Este poder es el gran factor excluyente, el que mediatiza y alienta a las masas. Este poder del punto omega, este poder antidemocrático, antirrevolucionario y antisocialista del vértice, debe
ser sustituido por el poder de participación generalizada en la base social. Debe partir de esta ; el poder de decisión y participación debe estar diluido, generalizado, debe ejercerse en todos y cada uno de los sectores de la actividad económica y política. Este poder decisorio de base diluido en la fabrica, en la industria y en la federación de comunas, arranca de la periferia social, donde nacen todos los fenómenos esenciales de la vida comunitaria y se articula hacia arriba en nexos que muy bien pueden ser federativos. Pero el poder reside en la base, que puede revocarlo en cualquier momento. Frente al primitivismo de la filosofía política de los “partidos de la clase obrera”, afincados todavía en el ancestral principio de autoridad, la responsabilidad compartida en la
base. Esta es la filosofía política, clara y directa, que corresponde al fenómeno comunitario del socialismo, el cual se basa en la solidaridad y la mutua correspondencia. El socialismo de dirigentes y dirigidos no es socialismo, sino autoritarismo y empieza por la discriminación política y termina en el nacimiento de nuevas clases privilegiadas, como muestra la
experiencia. (...)

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Che
Por Juan - Wednesday, Feb. 09, 2005 at 1:36 AM

Grupo Orobón Fernandez o como se diga, ya me tienen las pelotas LLENAS con su textito de mierda que lo cuelgan en todas las discusiones. No rompan más las pelotas. Todos los que lo querían leer ya lo leyeron. Y si no, abran un tema nuevo y punto.

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