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Jacqueline Santillán, el ángel rockero
Por Ivanna Martín - Wednesday, Feb. 09, 2005 at 2:37 AM

CON VUELO PROPIO

Jacqueline era de esos seres que, definitivamente,
son necesarios. De esas almas generosas que
irradian un abanico de las mejores cualidades que
alguien pueda tener. Transitaba entusiasta sus 29
años, pero la fuerza y el empuje de los que era dueña
hacían que pareciera una adolescente rebelde
empecinada por llegar a una meta.
Su vida era toda por y para los demás. Hace unos
años llegó con su mayor sueño a una radio de la
Capital Federal.
Quería hacer un programa de rock para unir a
músicos y público en una causa común: la
solidaridad. Al principio la miraron con
desconfianza, pero su perseverancia y convicción
hicieron que finalmente Jackie tuviera su propio
programa.
Un viaje a las puertas del rock, así lo bautizó.
Desde la radio, generó un movimiento inédito.
Entre las bandas. Movilizada por su gran corazón
y conmovida por los padecimientos de los más
débiles, organizó recitales para ayudar a los
internos del Hospital Borda y a hogares
de niños carecientes. Luego, desde su espacio
radiofónico, contaba orgullosa los logros
cosechados.
“Dedico este programa a los chicos pobres, a
los que no tienen techo, a todos los desamparados
y necesitados”, repetía al aire. Y, por si quedara
alguna duda sobre su firme persona, agregaba:
“Jamás dedicaría este programa a los chorros,
a los delincuentes de guantes blancos, a los respon-
sables de que haya tanta injusticia y gente en la
calle”. Jacqueline sabía bien de lo que hablaba.
Porque hablaba desde el abismo del dolor.
Su hermano murió a manos de una patota en el 2002,
cuando apenas tenía 15 años.
Jakie sabía del espanto, de la sombra del horror.
Y desde allí se hacía fuerte para seguir adelante
y pelear hasta el final.
De espíritu sumamente generoso, fue distinguida
por la Fundación Germán Sopeña y la Asociación
Civil Gota en el Mar. Fue el valioso y merecido
premio a su constante amor por el prójimo, a su
compromiso ejemplar.
Conocí a Jacqueline en medio de la algarabía de
una gran fiesta. Bajita y menuda, se acercó a
conversar conmigo en una primera charla que
duró pocos minutos pero que bastó para que
sintiera que nuestras almas, de alguna manera
inexplicable, ya se conocían.
Me habló de sus sueños, del amor, de la alegría,
de cuántas ganas le ponía a la vida a cada segundo.
Igual, las palabras no hacían falta. Su gracia y
simpatía, la esperanza marcada a fuego en su
profunda mirada, ya hablaban por sí mismas
de la inmensa fuerza en erupción que tenía
dentro suyo.
En Jacqueline latía un valiente sentido por la vida.
La última vez que la vi fue en Buenos Aires.
Volvimos a charlar de nuestras metas, de las ganas
de ser y de hacer. Nos pusimos al día sobre lo
que ocurría con este feliz ensayo de la solidaridad
rockera.
Ella, exultante, abría los ojos grandes y sonreía.
Sonrisa impecable, amiga. Mirada transparente.
Su don de dar. Me contó de un recital que había
organizado a beneficio del Borda con la actuación
del grupo Callejeros. Estaba súper contenta por
sus conquistas. Le prometí abordar su caravana
generosa y colaborar para que músicos de
Córdoba, donde vivo, se hicieran eco de su
iniciativa. Se entusiasmó al segundo.
Sus ojos brillaron aún más y, con gratitud sincera,
me dijo algo que jamás podré olvidar y que hoy
conservo en lo más profundo de mi corazón.
Brotaban los primeros días de noviembre pasado.
Acordamos unirnos en la cruzada rockera, a la
distancia.
Quedamos en que le enviaría e-mails con algunos
nombres de bandas como Los Navarros y otras que
estaban interesadas en hacer recitales a beneficio
en mi ciudad.
Que nos llamaríamos. Que estaríamos, más que
nunca, en contacto. El año culminaba pero
podíamos largar con fuerza apenas comenzado
este 2005. Fue la última vez que la vi.
Y no hubo tiempo para concretar nuestro
compromiso.
Días después fue al boliche de Once para
agradecerles a los Callejeros por colaborar en
su causa solidaria.
Allí, a metros del escenario, comenzó su trágico
final al igual que el de otras casi 200 personas.
La tragedia de Cromañón truncó sus sueños, borró
para siempre su sonrisa, arrasó injustamente sus
alas.
La vida de esta “pequeña gran mujer” –como la
define su mamá del corazón, María Teresa Schnack-
se apagó en el Hospital de Clínicas el 31 de
diciembre.
Paradójicamente, en el mismo lugar que 29 años
antes había nacido.
Jacqueline era, insisto, de esas personas que son
necesarias.
Para contagiar esperanza, metas, anhelos. Para
volar alto, hacerse amor por el otro.
Quienes la conocimos, sumidos en una angustia
indeleble, nos permitimos ahora pensar que Jackie
flaqueó intentando poner a salvo a otros en medio
del incendio. Ese era su motor.
Auténtico, poderoso. Ayudar. Todavía me resisto
a creer que ya no está por una muerte tan absurda
como injusta.
Matías (7) y Melanie (3) ya no saben de sus mimos.
Y en mi interior conservo -lo haré por siempre
como el más valioso secreto- lo que me dijo
aquella noche, llena de vida fecunda, cuando
nos encontramos sin saber que sería la última vez.

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pos qe mal qe akbo asi
Por aura sanchez garcia - Friday, Nov. 17, 2006 at 11:17 PM
aurasanchez_59@hotmail.com

pos qe mal qe akbo a...
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pos qe la tipa era del vip zone i qe se ve qe la fatiga iego a los 29 años de edad por eso fue mejor qe se fuera del mundo por qqe igual iva a sufrir muxo
pero pos qe jue mejor asi i qe loqe pasa pasa y ella ia se jue
bie i asta qe sus muertes nos separen

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Algo por decirte
Por Javy - Wednesday, Dec. 27, 2006 at 11:21 PM
dias_de_hielo@hotmail.com

debo decir algo que sale de adentro sin pedir permiso, pido disculpas si te cae mal. Venia leyendo tu comentario. A jacki no la llegue a conocer, cosa que desde el primer momento que me entere me dolio en el alma, Si conocia a gente que trabajaba con ella, y estaba pensado como vos ver si se podia ayudar en algo desde nuestro lugar.
Solo queria decir, que es muy lindo lo que contas, Yo mcuhas de las cosas la sabia, pero tu redaccion es muy linda. Debes ser una personaza si ella confio en vos. creo que todo iba bien cuando leia hasta que llego la parte de la noche. Eso no se. Aveces muchas cosas no entiendo, nunca las voya entender, que mucha gente de alrededor no este, amigso que perdieorn familiares. y Nada esperaba que el relato termine antes. Una pelotudez mia.
Otra cosita las sonrisas no se borran, va a estar por sienpre, lo mismo su brillo, hoy en algun lugar del cielo una estrella unica mas. Y sus sueños somos muchso los que tenemos la hermosa tarea de seguirlos. No voya poner nombre de banda ni nada, No me gusta figurar, sino hacer. A vos todo mi abrazo. Muy bueno lo que haces, de corazon.

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