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PORTUGAL:AVANCE DE LA IZQUIERDA
Por EL MILITANTE -
Tuesday, Mar. 01, 2005 at 6:10 PM
elmilitante@elmilitante.org
El pasado 20 de febrero un auténtico terremoto sacudió Portugal. Por primera
vez desde la revolución de los claveles de 1974 las organizaciones de izquierdas
se alzaron con un triunfo histórico, alcanzando casi el 60% de los votos. No es
posible encontrar precedentes en la historia reciente de Europa de un triunfo
semejante. Ni en Francia en 1981, ni en el Estado Español en 1982, los
organizaciones socialistas y comunistas habían obtenido unos resultados tan
contundentes. El vuelco político portugués forma parte del giro a la izquierda
que se esta desarrollando en Europa, mostrando el fracaso de las políticas
capitalistas de recorte de gastos sociales y ataques a los derechos conquistados
por la clase obrera en los decenios anteriores. Pero sobre todo muestra las
condiciones tan favorables para el desarrollo de una alternativa marxista de
masas basada en un programa de clase y socialista. Es sorprendente el escaso eco que estas elecciones han tenido en la prensa
burguesa del Estado Español. Si atendemos a las crónicas de los principales
diarios españoles durante la campaña electoral, era imposible hacerse una idea
real de lo que verdaderamente estaba sucediendo. El diario El País
informó reiteradamente de la “crisis de los partidos” incluyendo en esa
afirmación, obviamente, a la izquierda. En las crónicas de su corresponsal se
pintaba un panorama de apatía, decepción y abstencionismo, describiendo una
atmósfera de pasotismo y abandono que nada ha tenido que ver con lo ocurrido.
Esta claro que las agencias de desinformación capitalista hacen todo lo que
pueden por ocultar la realidad de la lucha de clases. Y es muy sintomático que a
pesar de estar tan cerca geográficamente, los medios de comunicación españoles
crean un circulo de silencio en torno a las luchas de los trabajadores
portugueses o marroquíes. En definitiva no conviene que la clase obrera conozca
la verdad de lo que ocurre y se inspire en la lucha de sus hermanos de
clase. Los resultados electorales del 20 de febrero reflejan el odio, la rabia y la
oposición acumulada durante años contra los gobiernos de la derecha. La derrota
sin paliativos del PSD (Partido Social Demócrata) y sus coaligados del CDS-PP
(Centro Democrático Social Partido Popular) marca la auténtica actitud de los
trabajadores portugueses. Lejos de aceptar los consejos del “voto en blanco” que
algunos honestos intelectuales de izquierdas propusieron como método para
regenerar la vida pública portuguesa, los trabajadores y la juventud ha optado
por el camino correcto: participar políticamente derrotando a las fuerzas de la
reacción. El Partido Socialista (PS) liderado por José Sócrates ha conseguido 2.575.000
votos, el 45,1% y 120 escaños, cuatro más de los necesarios para la mayoría
absoluta en el Parlamento. Estos resultados suponen 25 diputados y medio millón
de votos más que en 2002. El PSD de Santana Lópes sufre una derrota escandalosa
con una perdida cercana a los 400.000 votos pasando de 102 a 72 diputados, y en
términos porcentuales del 40,15% alcanzado en 2002 al 28,7%. Esto supone una
perdida de 30 diputados con respecto a los comicios anteriores. El otro partido
de la derecha y socio del PSD, el CDS-PP, obtiene el 7,26% y 414.855 votos
cuando en 2002 obtuvo un 8,75% y 475.436 votos. Pierde dos diputados, pasando de
14 a 12 escaños. Con todo, no es sólo la derrota histórica de la derecha y la mayoría absoluta
del PS lo único sobresaliente de estos resultados electorales. Destaca también
el ascenso del Partido Comunista Portugués (PCP) y del Bloco d’Esquerda (BE). El
PCP gana casi un punto porcentual y llega al 7,57%, lo que significa 432.139
votos frente a los 378.629 de 2002 pasando de doce a catorce escaños,
convirtiéndose así en la tercera fuerza política del parlamento. El PCP gana un
diputado más por el distrito de Lisboa y añade otro en el de Oporto. Por su parte el BE, integrado por diferentes grupos provenientes de la
izquierda del PCP, experimentan una subida porcentual de casi cuatro puntos
hasta alcanzar el 6,38% y pasan de tres a cinco diputados. En votos la subida
del BE es muy notable pues dobla los obtenidos en 2002: pasa de 149.533 votos a
364.296. Ambos partidos suman 800.000 votos, 250.000 más que en 2002. Para
hacerse una idea más grafica del vuelco histórico, la derecha pasa de tener en
el parlamento 116 escaños a 84, mientras la izquierda pasa de 110 a 142. En cuanto a la participación, ha sido más alta que en anteriores consultas
alcanzando el 65%, frente al 62% de 2002, y frenando la tendencia abstencionista
en las zonas más obreras del país. Portugal entró en recesión a finales del año 2002. Todas las recetas
económicas de los gobiernos de Durao Barroso y Santana Lopes (PDS) en estos dos
últimos años no han logrado sacar al país de la crisis pero si han supuesto un
engorde de los beneficios empresariales a costa del recorte de los gastos
sociales, de la contención salarial y de la perdida de derechos de la clase
obrera. La reacción en el gobierno ha basado su programa en varios pilares: las
rebajas fiscales para los empresarios, con un recorte del impuesto de sociedades
del 30% al 25% (con la pretendida ilusión de favorecer la inversión productiva y
la generación de empleo); los topes salariales para los empleados públicos y la
privatización del Servicio Nacional de Salud (con el fin de recortar el déficit
presupuestario, objetivo también incumplido); el incremento del IVA del 17% al
19%; el cierre de más de 40 empresas y servicios públicos; y, especialmente, la
contrarreforma laboral con la introducción de la nueva ley del Código del
Trabajo que provocó finalmente la convocatoria de huelga general por parte de la
CGTP (Confederación General de Trabajadores de Portugal) el 10 de diciembre de
2002. La situación económica es un auténtico calvario para miles de familias
portuguesas: la tasa de desempleo se ha incrementado del 4,2% en 2001 al 7,1% en
2004, al tiempo que según datos de entidades independientes el 20% de los más de
10 millones de habitantes de Portugal continúan viviendo en condiciones
precarias y 200.000 de ellos pasan hambre. Portugal se encuentra a la cola de
Europa en renta per capita, salario mínimo y gastos sanitarios y educativos. Una
gran parte de las conquistas sociales alcanzadas en los años posteriores a la
revolución se han suprimido, no sólo por la acción de los gobiernos de la
derecha también por las políticas capitalistas aplicadas por los diferentes
gobiernos del PS. José Sócrates ha anunciado una política económica basada en la lucha contra
la corrupción, la contención del gasto y en inversiones en I+D. Es decir, una
continuidad en las políticas capitalistas que mostraran de nuevo su fracaso para
resolver los acuciantes problemas de la mayoría de la población. En el marco del
débil capitalismo portugués, cualquier reforma en beneficio de los trabajadores
y sus familias choca frontalmente con los intereses de los grandes empresarios y
del capital imperialista. En una época de crisis económica y lucha despiadada
por los mercados, la formula de bajos salarios ya no es tan atractiva para la
llegada de capitales foráneos. La ampliación al este europeo de la UE ha
supuesto para muchas multinacionales un terreno más atractivo para la inversión,
disponiendo de mano de obra cualificada a bajos precios y con rutas de
transporte y comercialización muy favorables. Además, al igual que ocurre con el
Estado Español, una cantidad significativa de los fondos de cohesión y de
desarrollo regional provenientes de Bruselas dejaran de afluir a Portugal.
Continuar con en ese modelo de bajos salarios, choca con la actitud de la clase
obrera portuguesa harta de tantos sacrificios y recortes sociales. Una clase
obrera además con fuertes tradiciones revolucionarias que ha vuelto a dar una
oportunidad a la izquierda reformista para resolver la situación. El margen de maniobra del nuevo gobierno del PS, como en el caso de Zapatero,
poco tiene que ver con el de anteriores gobiernos socialistas. La clase obrera
está muy escarmentada de la política socialdemócrata de contrarreformas. Ha dado
un nuevo voto en la perspectiva de resolver sus problemas y todo apunta a que el
gobierno de José Sócrates elegirá una senda ya fracasada. En este contexto las
oportunidades para el PCP serán excepcionales. El Partido Comunista Portugués tiene una gran responsabilidad no sólo por que
un sector considerable de la clase obrera y la juventud portuguesa ha depositado
su confianza en él, mostrando como se está desarrollo la conciencia clasista y
la necesidad de una salida auténticamente socialista a la crisis. También por
que en los próximos meses y años tendrá la oportunidad de agrupar a decenas de
miles de trabajadores desengañados con las políticas socialdemócratas si es
capaz de levantar un programa de lucha y ruptura con el capitalismo. Las
lecciones de estos resultados son así mismo evidentes para la izquierda española
y más concretamente para Izquierda Unida. A pesar de toda la distorsión que
suponen las leyes electorales de la democracia burguesa, es posible obtener
resultados electorales dignos con una política más diferenciada de la
socialdemocracia y basada en una defensa más intransigente de los derechos de
los trabajadores. No obstante la disyuntiva para el PCP es similar a la que se plantea para la
izquierda no socialdemócrata del conjunto de Europa: sólo con un programa
revolucionario, con un trabajo serio en el movimiento sindical, en los barrios y
en los centros de estudio defendiendo una alternativa de clase y socialista se
puede modificar la correlación de fuerzas. El incremento notable del apoyo al BE
(que se queda a tan sólo 68.000 votos del PCP), aunque proviene fundamentalmente
de la juventud de las ciudades, de franjas de las capas medias que han girado a
la izquierda y, en menor medida, de los trabajadores, muestra que hay sectores
que desconfían y son muy críticos con la política del PCP, una política que en
ocasiones clave no se ha movido en dirección al socialismo sino a la de la
colaboración de clases. Un hecho es evidente: Portugal entra en una época de grandes convulsiones
sociales. Es fácil predecir movilizaciones de la clase obrera exigiendo un
cambio de rumbo en la política económica y social, como las elecciones han
puesto de manifiesto. Por eso se hace necesario reagrupar a la vanguardia obrera
y de la juventud con un programa genuinamente marxista, y las posibilidades para
hacerlo en el seno del PCP y en el conjunto de la izquierda son hoy mucho más
favorables.Elecciones legislativas en Portugal
La clase obrera aplasta a la derecha en las urnas
Por Juan Ignacio Ramos
Crisis económica y vuelco a la izquierda