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Convocatoria Politica Partido Obrero
Por Altamira - Wednesday, Mar. 02, 2005 at 12:04 PM

HAGAMOS UNA ELECCION INTERNA DE LA IZQUIERDA Y LOS MOVIMIENTOS DE LUCHA PARA POLARIZAR CONTRA LOS KIRCHNER Y LOS DUHALDE EN OCTUBRE

CONVOCATORIA POLITICA
HAGAMOS UNA ELECCION INTERNA DE LA IZQUIERDA Y LOS MOVIMIENTOS DE LUCHA PARA POLARIZAR CONTRA LOS KIRCHNER Y LOS DUHALDE EN OCTUBRE
JORGE ALTAMIRA


Es incuestionable que en el escenario nacional se han hecho presentes con gran fuerza en los últimos meses dos factores importantes: un incremento de las luchas obreras y una acentuación de la crisis política que afecta a todos los partidos patronales –incluido, en primer lugar, el peronismo. Es decir que, mientras, por un lado, ha crecido el protagonismo de los trabajadores, se desarrolla, por el otro lado, un vacío político real o potencial de las fuerzas dirigentes de la burguesía.

Qué hacer

El asunto es: ¿cómo aprovechamos esta situación en beneficio del campo popular y de los explotados?

El derrumbe de la gestión política capitalista es evidente en la Ciudad; lo puso en evidencia, lamentablemente, una masacre humana. Pero el fondo de lo ocurrido es muy simple: el afán de lucro capitalista no conoce barreras y menos las de un Estado que trabaja a su servicio. La ‘flexibilidad’ es una ley que se aplica en todos los órdenes, no sólo el laboral: ‘flexibilizan’ todas las condiciones de explotación, incluidas las del espacio y las del ambiente. La ‘recuperación económica’, que una visión simplista podría caracterizar como un factor de amortiguación de antagonismos sociales, ha acentuado la movilización de la clase capitalista en pos de ganancias más altas y la resistencia y el ascenso de los trabajadores contra los viejos y nuevos atropellos.

El colapso del gobierno de Ibarra no lo produjo, sin embargo, Cromañón, pues ese colapso es el final del largo proceso de agonía del (falso) progresismo de contenido capitalista. Pero como en su momento este ‘progresismo’ fue una salida para el derrumbe de la corrupción peronista-menemista, el fracaso de Ibarra ha dejado abierta una suerte de vacío de poder. Los intentos de la derecha para llenar ese vacío han fracasado, como lo demuestra la división del bloque macrista en la Legislatura. Ahora, los legisladores que aspiran a convertirse en políticos salen a socorrer a Ibarra y le prestan colaboración para que llegue por lo menos hasta octubre. Desde el primer día de la masacre se puso en marcha el recauchutaje del poder capitalista en la Ciudad, con la intervención del kirchno-duhaldista J.J. Alvarez.

¿Qué respuesta, entonces, damos a las masas que viven de su trabajo frente a este espectáculo de corruptela e incapacidad de gobierno y de gestión de esta élite de medio pelo que está a cargo del Estado capitalista? Es en la capacidad de enfrentar este desafío que se juega el proyecto que podría encarnar las ansias y reivindicaciones de los trabajadores, no las tertulias académicas que aún siguen deshojando al socialismo como una ‘utopía’.

Porque en lo que atañe a las propias masas, ellas no han demorado en dar su propia respuesta. La huelga indefinida de los obreros de Metrovías y, antes, la ocupación de edificios de los telefónicos, ha sido una indicación de cómo una parte al menos de la base del pueblo aprovecha la crisis en la cúpula política de la patronal.

Una crisis política

de conjunto

El panorama merece apreciarse por entero, porque lo de la Capital no es un hecho aislado. La intervención de Santiago del Estero se retira restaurando a lo peor de la vieja política, luego de haber vendido como mercadería genuina el verso de que había sido designada para democratizar la provincia; pero las masas santiagueñas continúan levantiscas y pronto harán sonar el escarmiento a los financieros y latifundistas que manejan la provincia. En La Rioja, el viejo alcahueterío menemista se desgarra y descuartiza, y se desintegra el conjunto del aparato estatal, mientras el incorruptible gobierno nacional, en lugar de transformar el feudo, se lanza como carroña para reclutar a los desertores que hasta ayer comían de la mano de la vieja familia. En Catamarca, el bipartidismo se partió en cuatro, acosado por denuncias de corrupción con el agua y la minería, y con las exenciones impositivas a los nuevos latifundistas de los olivares.

El centro de la crisis política lo ocupa, naturalmente, la provincia de Buenos Aires, donde las divisiones del duhaldismo y los enfrentamientos con el kirchnerismo han paralizado constitucionalmente al gobierno, mientras el pueblo de la provincia carece de agua, de pan, los geriátricos se incendian y hay puebladas en varios municipios contra la corruptela y el robo de las intendencias. Que esta crisis va a desembocar en un nuevo acuerdo, o sea entre Kirchner y Duhalde, simplemente muestra el carácter irrevocablemente corrupto del kirchnerismo –y no solamente por los negociados aéreos, aeroportuarios, aduaneros y quizá de drogas que mostró el reciente contrabando de cocaína.

¿No es claro que un nuevo acuerdo mafioso en la provincia, lejos de estabilizar el poder político, nos dará nuevas armas para denunciarlo ante el pueblo, despertar la indignación del mismo pueblo y poner fin a semejante clase de gobiernos? Tenemos frente a nosotros una cuestión de poder.

Por último tenemos el canje, que se ha transformado en el negociado de los negociados, porque en lugar de una ‘quita’ el gobierno nacional y popular ha arreglado ¡un sobreprecio! debido a que la nueva deuda pública se ajusta en función de la inflación y debido a la apreciación del peso, lo cual la aumenta en dólares. Los diarios financieros no vacilan en titular sus primeras páginas con promesas de “ganancias del 20% en cuatro meses”. Será el pueblo el que pagará la factura de esta nueva deuda externa, que nunca sabremos a cuanto asciende, porque se mueve con la inflación y el tipo de cambio. Kirchner y Lavagna han puesto simplemente en pie las bases de una nueva bancarrota.

La masacre de Cromañón ha llevado a nuevos sectores del pueblo a la lucha y ha acentuado la desilusión con el ‘progresismo’. La crisis de poder en la Ciudad no va a durar toda la vida y el kirchnerismo ya está movilizado para capitalizarla en su beneficio. Mientras Ibarra se vuelve cadáver, el cadáver del peronismo porteño intenta salir del sepulcro. Mientras el gobierno patronal se moviliza para apagar el fuego y quedarse con el vuelto, ¿qué deberíamos plantear desde el campo de los que luchan para darle una vía de salida propia a los trabajadores?

Período de transición

La crisis política de conjunto que se manifiesta a lo largo y ancho del país no va a provocar todavía el colapso del Estado, ni tampoco un nuevo Argentinazo todavía, porque para que esto ocurra el kirchnerismo deberá agotar antes los recursos políticos y económicos que está usando frente a la crisis, en primer lugar la demagogia. Pero esta crisis tiende, sí, hacia dos alternativas: a una mayor atomización política (que simplemente reflejará la crisis de todos los partidos, peronistas y radicales, centroizquierdistas y centroderechistas y también de la izquierda) o a una reconfiguración política y por lo tanto a una perspectiva de polarización entre el gobierno ‘nacional y popular’, de un lado, que buscará copar todos los resortes del poder, y la izquierda y los movimientos de lucha, del otro, en la medida que ofrezcan un polo político propio. La tentativa de amalgamar a la izquierda con el centroizquierda (este último totalmente patronal), en base a cálculos electorales equivale a estrangular a la izquierda para salvar a un ‘progresismo’ que ha batido el record de fracasos.

En función de aprovechar esta nueva situación política llamamos a los partidos y organizaciones de izquierda y a los movimientos de lucha a un frente político-combativo con el objetivo de polarizar con el peronismo duhaldo-kirchnerista y presentar un polo alternativo a la experiencia pretendidamente ‘nacional y popular’. Es a partir de aquí que la intervención en las luchas populares cotidianas puede tener lugar desde una perspectiva de salida política. En la crisis actual de la Ciudad, gran parte de la izquierda y los luchadores ha coincidido en promover la caída del gobierno de Ibarra-Telerman y transferir el poder a una Constituyente. Todo el mundo ha coincidido, asimismo, en enfrentar el plebiscito.

Es obvio para todos que la confrontación política mayor está prevista para las elecciones de octubre. Para armar las candidaturas para la confrontación política electoral la mejor vía es una elección interna en la que puedan participar partidos y grupos de la izquierda y todos los movimientos de lucha, sin discriminación. La elección interna servirá para dirimir democráticamente las candidaturas y será un factor de movilización política. La elección interna es una vía hoy para superar el faccionalismo y la atomización en el campo de los luchadores.

Convocatoria común

Esta propuesta es oportuna para todos los distritos del país, pero puede experimentarse de inmediato en la Ciudad de Buenos Aires. La crisis en la Ciudad ha desarrollado la tensión política más que en cualquier otro lado.

¿Electoralismo? Para la elección de las armas hay que saber reconocer los terrenos en que se plantean las luchas; el de octubre es uno de los más importantes de ellos, porque además servirá de referencia, orientación o guía para los nuevos sectores populares que se irán incorporando a la lucha.

A la oportunidad la pintan calva. La oportunidad de armar un frente de izquierda y luchadores con capacidad de polarizar es la consecuencia de toda la lucha precedente, de la resistencia del pueblo a la fuerza destructiva del capital, de la asimilación de las experiencias vividas –es, en definitiva, un producto del Argentinazo y de la rebelión popular.

Llamamos a organizar una elección interna de la izquierda y los movimientos de lucha y a discutir el programa de esa elección. Entendemos que la coincidencia en las consignas Fuera el gobierno de Ibarra, Asamblea Constituyente soberana –en función de la alternativa socialista– es una base que ya existe para poner manos a la obra.

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jajajjajajajajajaj
Por Pe, ja,dr,ja o - Wednesday, Mar. 02, 2005 at 12:06 PM

Dejate de Joder Altamira, el PO no puede polarizar ni con el PTS

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Asamblea soberana y derechosa
Por Demian - Wednesday, Mar. 02, 2005 at 2:08 PM

Si siguen con el llamado a la asamblea soberana un dia le van a dar el gusto y se va a dar cuenta que la relacion de fuerzas es abrumadoramente de derecha como lo demostro la ultima eleccion presidencial.
Basta de ilusiones magicas Poistas.La unica verdad es la realidad.

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Convocatoria
Por Jorge Altamira - Wednesday, Mar. 02, 2005 at 2:52 PM

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Por los votos baila el mono (o Altamira)
Por Martín - Wednesday, Mar. 02, 2005 at 7:11 PM

¿Elección interna de la izquierda?
¿Con el PC del encuentro propatronal de Rosario por ejemplo?
¿Ese es la propuesta "clasista", "obrera y socialista"?
Ustedes sí que están confundidos muchachitos del PO.

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Alguien que me aclare
Por Florencia - Wednesday, Mar. 02, 2005 at 11:54 PM

Hola chicos!. Bueno alguien me podria aclarar a quein llama concretamnte el PO. Al PTS? Al MST (con IU o sin ella), a lo que se caiga del encuentro de Rosario?, a sus socios menores de la ANT?.

Ademas intrenas abiertas de la izquierda, a priori y sin conocer mucho me parece un metodo mas propio del PJ o de eclosionada UCR que de un reagrupamiento mas o menos real de la izquierda y el "campo popular".

Otra cosita... que loco que Altamira le de tan poco espacio al conflicto de subte, digo podria haber sacado lecciones copadas de este conflicto como la lucha al menos de un sector del mov obrero contra la burocracia sindical, con organizaciones democarticas 8algo que el Po lamentablemente, al igula que el esto de la izquierda esta muy lejos de promover).

Ta bien que efectivamente Octubre es el escenario politico del año... por lo menos si la crisis del regimen no abre nuevas brechas... pero en el mov obrero estan pasando cosas copadas que la izquierda partidaria se niega a reflexionar con seriedad.

El PTS y su llamado a PT me parece recontra propagandistico. Digo es obvio que es estrategico que la clase obrera construya su propio partido y salgo de una vez por todas del marco del sindicalismo rabioso... pero que pasos concretos da el PTs mas alla de su llamado para la contrsuccion de PT? Ahsta ahora nada mas que hojas de su periodico y declaraciones de sus dirigentes obreros. Ta bien, capaz que los compa de Subte, ferroviarios o el mismo Zanon no la vean entonces el PTs no es mas que una voz loca gritando a la nada.

Yo no milito en ningun lado, digo partidos, agruapciones univ, ni sindical... pero mi horizonte esta en la lucha de la clase obrera como perspectiva revluiconaria. hasta ahora ningun partido me ha demostrado ser capaz de hacerse carne en un sector de los trabajadores y ayudar al avance de su conciencia y de organizacion... excepto Zanon que cada vez parece una particularidad rara e irrepetible.

Besos a tod@s... Flor

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unidad para un frente electoral
Por socialismo o barbarie - Thursday, Mar. 03, 2005 at 12:26 AM

Me parece una propuesta como "para decir algo" y nada más. No es serio llamar a un frente electoral para echar a Ibarra y por la bendita "Asamblea Constituyente" cuando estamos tirándonos palos todos los días.

Lo más consecuente con una actitud revolucionaria sería dejarnos de joder y llamar a formar a un frente de izquierda pero en base a OBJETIVOS ESTRATÉGICOS (que trasciendan una coyuntura, y sobre todo una elección).

Pero ya las direcciones se ponen de acuerdo de antemano para seguir manteniéndonos divididos. "Vos proponé el PT que yo propongo las elecciones internas, el otro propone un encuentro de los luchadores y la izquierda y así seguimos tirando".

Hasta que no se renueven estas direcciones de mierda que tenemos, la cosa no cambia...

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por la lucha
Por para florencia - Thursday, Mar. 03, 2005 at 5:35 AM

la puta madre che...que "gataflorismo" de mierda,como los de esta florencia,cuando la izquierda no se une le hace el juego a la derecha,es sectaria,se fragmenta y todas esos argumentos,pero cuando llama a un frente de lucha, "no aprende de los cumpas del subte",no lo hace "en base a objetivos estrategicos",para peor estas cosas se afirman desde lugares "no militantes" en un partido,pero la verdad es que esto si que verdaderamente divide,fragmenta y muestra una posicion sectaria,se puede analizar la situacion de cada partido,se puede discrepar con tal o cual,pero lo que no se puede hacer es rechazar A PRIORI todo posible frente de izquierda en nombre de una "ultrada" vomitiva como la de esta tipa,lo que ciertamente se podria hacer es exigirle al conjunto de los partidos que tomen estas propuestas la exposicion sistematica de sus programas,sus planteos y sus frentes de intervencion...pero supongo que los y LAS idiotas de siempre van a responder ¿que programa,el del PO ,el del PTS? ¿y pero no viste flaco que son unos payasos,unos burocaratas,unos oportunistas,que este llamado es puro bluf? Y asi podria seguir,me dan mucho asco.Dejando atras estos pigmeos,esto,en verdad, es un llamado a la reflexion en serio con una perspectiva de lucha real la convocatoria a este frente de izquierda.

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para florencia
Por (: - Thursday, Mar. 03, 2005 at 11:30 AM

Florencia aca podes leer que dice el PO sobre los trabajadores del subte.

Qué representa la victoria de Metrovías
CRISIS DEL CAPITAL Y LA RECOMPOSICION DE LA CLASE OBRERA
JORGE ALTAMIRA


Los trabajadores de Metrovías acaban de obtener un aumento, promedio, superior al 35%, que llega al 44%, también en promedio, cuando se incorpora el aumento de la remuneración por antigüedad. Con estas conquistas, ningún compañero ganará en Metrovías menos de mil pesos. El salario mínimo oficial es, sin embargo, de 450 pesos.

¿Representa el avance de la clase obrera en el subte una plataforma de los objetivos que se debería dar el conjunto del movimiento obrero?

Se trata de un interrogante fundamental que no puede recibir, sin embargo, sino una respuesta compleja.

La maduración no se puede esquivar

Es que en Metrovías ha culminado una lucha de varios años. Comenzó con la tenaz oposición al despido individual de compañeros –algo que aún hoy es corriente en las empresas y constituye, en cierto modo, el núcleo duro de la flexibilidad laboral. En el subte se pararon las líneas más de una vez contra los despidos arbitrarios. Otra lucha fundamental fue contra la eliminación de los guardas en la Línea B. En esto, como en impedir los despidos, se manifestó, en forma consciente o inconsciente, una lucha que es la más decisiva de todas: el control del lugar y de las condiciones de trabajo. Como consecuencia de este proceso de alcance estratégico vino luego la madre de todas las batallas: la lucha por la reducción de la jornada laboral, que comenzó como una lucha con características fuertemente políticas (de presión sistemática a la Legislatura). Las victorias y los retrocesos en esta lucha tuvieron su remate en la huelga de 2003 –cuando la reducción de la jornada fue impuesta en caliente. En el curso de todas estas luchas la burocracia sindical dio sistemáticamente la espalda a los trabajadores, obligando a los activistas a poner en pie una dirección propia.

Aunque no alcanzó la profundidad de Metrovías, se puede describir un proceso similar para Foetra Buenos Aires –también en torno a impedir despidos. La ocupación de oficinas y edificios, y las marchas y los escraches se han realizado desde hace bastante tiempo; por eso el resultado de la victoria de la reciente huelga telefónica bonaerenese.

Lo que Foetra y Metrovías tienen en común es que los trabajadores han arrebatado el control de los lugares de trabajo que las patronales habían conquistado bajo la dictadura, que perdieron apenas un poco bajo Alfonsín y que recuperaron brutalmente bajo el menemismo.

(Cuando se hace un balance del Argentinazo es fundamental poner sobre la balanza que la rebelión popular se combinó con una falta total de autonomía de la clase obrera en los lugares de trabajo. Lo que vivimos en la actualidad es una consecuencia indirecta de la rebelión popular, que ingresa a las plantas y oficinas a través de la crisis del Estado, de los gobiernos y de las relaciones sociales que dominaron antes de la bancarrota capitalista.)

Los ejemplos del subte y de los teléfonos son importantes en otro aspecto, porque ilustran la importancia que puede llegar a tener en la lucha obrera la circunstancia que está viviendo una rama de producción determinada. Por un lado, es cierto que el transporte subterráneo y la telefonía móvil se encuentran en expansión, lo que fortalece la posición de los obreros en el mercado de compra y venta de la fuerza de trabajo. Pero incluso más importante es la posición precaria en que han quedado esas privatizadas luego del derrumbe de sus contratos o concesiones como consecuencia de la bancarrota capitalista del 2001. La recomposición de las condiciones de rentabilidad que tenían en el pasado como consecuencia de esos acuerdos usurarios, plantea un fuerte choque social (tarifas) y fuerza al Estado a intervenir como árbitro (lo cual significa, a su vez, el desfalco del Tesoro público debido a los subsidios con que se apuntala ese arbitraje). Las huelgas generales en Foetra y en Metrovías son un ejemplo vivo de cómo se puede aprovechar la crisis de las viejas relaciones económicas capitalistas para hacer avanzar el interés y la causa de los trabajadores.

Otros sectores del movimiento obrero han pasado por procesos similares a los mencionados, pero son una minoría y no han alcanzado esa profundidad. Por ejemplo, los ferroviarios de algunos ramales y varias líneas de colectivos, en este caso con grandes luchas y también derrotas muy fuertes. En Rosario y en San Lorenzo (Santa Fe) está teniendo lugar una recomposición de fuerzas, lenta pero firme, en la industria y los servicios. La lucha de Parmalat, que tiene lugar en estos momentos, tiene mucho que ver con otras luchas previas en esta misma empresa y con otras relativamente recientes de la industria láctea (en todos estos casos se manifiesta lo ya dicho de la expansión de una rama de industria y la crisis de contratos). En las grandes empresas de la alimentación existe una situación inestable en los lugares de trabajo (despidos individuales y empresas tercerizadas en las plantas que conviven con una representación sindical de base). Los docentes, en especial, han vivido un proceso de mucha maduración en todo el país y este hecho se nota en sus nuevas direcciones y en los grandes combates que empeñan. Los docentes son los testigos concluyentes del completo fracaso de la CTA como dirección sindical –lo cual le niega cualquier futuro en mayor medida que la negativa del Estado a reconocerla en paridad legal con la CGT.

(Todos los sectores de la clase obrera que han vivido un proceso de maduración a través de un período de luchas, han estado ligados al movimiento piquetero, el cual ha influido enormemente en esa maduración. Lo prueba, simplemente, la declaración política leída en Plaza de Mayo el último 20 de diciembre y la lista de quienes la firman.)

Campaña salarial y control

de los lugares de trabajo

No es posible, entonces, afirmar que la victoria de Metrovías ha creado por sí sola las condiciones para que el resto de la clase obrera pueda conseguir salarios mínimos de mil pesos o aumentos del 40-50%. Pretender tal cosa sería como lanzar un ultimátum al conjunto de los trabajadores. El resto del movimiento obrero debe pasar por el mismo proceso de maduración de Metrovías, nada le va a caer de regalo sin que participe activamente en arrancarlo; claro que no es necesario que le lleve la misma cantidad de tiempo. En este sentido, la reivindicación de 1.000 pesos de mínimo, por ocho horas de trabajo, y aumentos de convenio del cincuenta por ciento, son una buena línea como orientación. Las conquistas en Metrovías le han abierto una crisis a la burocracia de cara a sus propias bases. Bastaría una fuerte agitación con el planteo de: ¿por qué el subte sí y nosotros no? para poner esta crisis más cerca de la superficie. La burocracia ya se encuentra ‘operando’ para desarmar la bomba de tiempo que tiene bajo sus mullidos sillones.

En el marco de una gran campaña para reclamar los 1.000 de mínimo y aumentos del 50% es necesario, además, desarrollar en el conjunto de la clase obrera la maduración que vivió Metrovías, ahora con tiempos y ritmos diferentes. Todo se resume en lo siguiente: ¿cómo recuperar los sindicatos y los lugares y condiciones de trabajo? Para eso es importante pelearle a la burocracia su monopolio de las negociaciones colectivas y reclamar que los paritarios y representantes sean elegidos por los trabajadores. Con todo, esta reivindicación, a pesar de toda su fuerza, debe lidiar con la enorme atomización o desarticulación que existe en los lugares de trabajo (incluida una desindicalización enorme). Esta atomización le facilita a la burocracia la maniobra de presentarse como la representante ‘natural’ de los trabajadores. Tomados todos estos factores en consideración es incontestable que hay una situación favorable para pelear el control de los lugares y las condiciones de trabajo, articulando el reclamo del aumento y el mínimo salariales, de un lado, y la exigencia de que los trabajadores decidan las negociaciones colectivas, del otro, con la lucha contra las represalias patronales, las arbitrariedades, los despidos hormiga y las suspensiones, y en base a esta acción organizar grupos de activistas, tendencias, agrupaciones y movimientos de base. Hay que re-compactar todavía a la clase obrera como clase, por medio de la agitación y de la lucha.

La lucha de Metrovías desplegó un fuerte contenido a medida que se iba desarrollando el ataque político de la patronal y del Estado a través de los medios de comunicación. Los delegados aprovecharon la ofensiva del adversario para impulsar una agitación potencialmente revolucionaria, cuando empezaron a exigir la apertura de los libros de Metrovías, que se hiciera público el salario de los ejecutivos y, finalmente, la disposición de los obreros a asumir la gestión del subterráneo, ante las dificultades que esgrimía la patronal para manejarlo.

(No hace falta decir el papel que ha jugado en todo este planteamiento la experiencia de las fábricas ocupadas.)

Naturalmente, desde los despachos nacionales y populares se procura convertir esta tendencia de la clase obrera a su propio gobierno en una propuesta de cooptación y de cogestión en defensa de “los intereses nacionales”. Por esta vía, el propósito es integrar a los nuevos luchadores a la burocracia sindical (como ha venido ocurriendo con los ‘piqueteros’ oficiales o con las fábricas recuperadas que han sido convertidas en empresas tercerizadas de capitalistas proveedores o usuarios). Esto demuestra apenas que en todo avance están implícitas nuevas luchas y nuevas batallas. Con la diferencia de que se plantean en un peldaño más alto y que tienen mayor voltaje histórico.


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para flor
Por sacamos conclusiones - Thursday, Mar. 03, 2005 at 12:47 PM

PO 887 - 17/02/2005
Qué representa la victoria de Metrovías
CRISIS DEL CAPITAL Y LA RECOMPOSICION DE LA CLASE OBRERA
JORGE ALTAMIRA


Los trabajadores de Metrovías acaban de obtener un aumento, promedio, superior al 35%, que llega al 44%, también en promedio, cuando se incorpora el aumento de la remuneración por antigüedad. Con estas conquistas, ningún compañero ganará en Metrovías menos de mil pesos. El salario mínimo oficial es, sin embargo, de 450 pesos.

¿Representa el avance de la clase obrera en el subte una plataforma de los objetivos que se debería dar el conjunto del movimiento obrero?

Se trata de un interrogante fundamental que no puede recibir, sin embargo, sino una respuesta compleja.

La maduración no se puede esquivar

Es que en Metrovías ha culminado una lucha de varios años. Comenzó con la tenaz oposición al despido individual de compañeros –algo que aún hoy es corriente en las empresas y constituye, en cierto modo, el núcleo duro de la flexibilidad laboral. En el subte se pararon las líneas más de una vez contra los despidos arbitrarios. Otra lucha fundamental fue contra la eliminación de los guardas en la Línea B. En esto, como en impedir los despidos, se manifestó, en forma consciente o inconsciente, una lucha que es la más decisiva de todas: el control del lugar y de las condiciones de trabajo. Como consecuencia de este proceso de alcance estratégico vino luego la madre de todas las batallas: la lucha por la reducción de la jornada laboral, que comenzó como una lucha con características fuertemente políticas (de presión sistemática a la Legislatura). Las victorias y los retrocesos en esta lucha tuvieron su remate en la huelga de 2003 –cuando la reducción de la jornada fue impuesta en caliente. En el curso de todas estas luchas la burocracia sindical dio sistemáticamente la espalda a los trabajadores, obligando a los activistas a poner en pie una dirección propia.

Aunque no alcanzó la profundidad de Metrovías, se puede describir un proceso similar para Foetra Buenos Aires –también en torno a impedir despidos. La ocupación de oficinas y edificios, y las marchas y los escraches se han realizado desde hace bastante tiempo; por eso el resultado de la victoria de la reciente huelga telefónica bonaerenese.

Lo que Foetra y Metrovías tienen en común es que los trabajadores han arrebatado el control de los lugares de trabajo que las patronales habían conquistado bajo la dictadura, que perdieron apenas un poco bajo Alfonsín y que recuperaron brutalmente bajo el menemismo.

(Cuando se hace un balance del Argentinazo es fundamental poner sobre la balanza que la rebelión popular se combinó con una falta total de autonomía de la clase obrera en los lugares de trabajo. Lo que vivimos en la actualidad es una consecuencia indirecta de la rebelión popular, que ingresa a las plantas y oficinas a través de la crisis del Estado, de los gobiernos y de las relaciones sociales que dominaron antes de la bancarrota capitalista.)

Los ejemplos del subte y de los teléfonos son importantes en otro aspecto, porque ilustran la importancia que puede llegar a tener en la lucha obrera la circunstancia que está viviendo una rama de producción determinada. Por un lado, es cierto que el transporte subterráneo y la telefonía móvil se encuentran en expansión, lo que fortalece la posición de los obreros en el mercado de compra y venta de la fuerza de trabajo. Pero incluso más importante es la posición precaria en que han quedado esas privatizadas luego del derrumbe de sus contratos o concesiones como consecuencia de la bancarrota capitalista del 2001. La recomposición de las condiciones de rentabilidad que tenían en el pasado como consecuencia de esos acuerdos usurarios, plantea un fuerte choque social (tarifas) y fuerza al Estado a intervenir como árbitro (lo cual significa, a su vez, el desfalco del Tesoro público debido a los subsidios con que se apuntala ese arbitraje). Las huelgas generales en Foetra y en Metrovías son un ejemplo vivo de cómo se puede aprovechar la crisis de las viejas relaciones económicas capitalistas para hacer avanzar el interés y la causa de los trabajadores.

Otros sectores del movimiento obrero han pasado por procesos similares a los mencionados, pero son una minoría y no han alcanzado esa profundidad. Por ejemplo, los ferroviarios de algunos ramales y varias líneas de colectivos, en este caso con grandes luchas y también derrotas muy fuertes. En Rosario y en San Lorenzo (Santa Fe) está teniendo lugar una recomposición de fuerzas, lenta pero firme, en la industria y los servicios. La lucha de Parmalat, que tiene lugar en estos momentos, tiene mucho que ver con otras luchas previas en esta misma empresa y con otras relativamente recientes de la industria láctea (en todos estos casos se manifiesta lo ya dicho de la expansión de una rama de industria y la crisis de contratos). En las grandes empresas de la alimentación existe una situación inestable en los lugares de trabajo (despidos individuales y empresas tercerizadas en las plantas que conviven con una representación sindical de base). Los docentes, en especial, han vivido un proceso de mucha maduración en todo el país y este hecho se nota en sus nuevas direcciones y en los grandes combates que empeñan. Los docentes son los testigos concluyentes del completo fracaso de la CTA como dirección sindical –lo cual le niega cualquier futuro en mayor medida que la negativa del Estado a reconocerla en paridad legal con la CGT.

(Todos los sectores de la clase obrera que han vivido un proceso de maduración a través de un período de luchas, han estado ligados al movimiento piquetero, el cual ha influido enormemente en esa maduración. Lo prueba, simplemente, la declaración política leída en Plaza de Mayo el último 20 de diciembre y la lista de quienes la firman.)

Campaña salarial y control

de los lugares de trabajo

No es posible, entonces, afirmar que la victoria de Metrovías ha creado por sí sola las condiciones para que el resto de la clase obrera pueda conseguir salarios mínimos de mil pesos o aumentos del 40-50%. Pretender tal cosa sería como lanzar un ultimátum al conjunto de los trabajadores. El resto del movimiento obrero debe pasar por el mismo proceso de maduración de Metrovías, nada le va a caer de regalo sin que participe activamente en arrancarlo; claro que no es necesario que le lleve la misma cantidad de tiempo. En este sentido, la reivindicación de 1.000 pesos de mínimo, por ocho horas de trabajo, y aumentos de convenio del cincuenta por ciento, son una buena línea como orientación. Las conquistas en Metrovías le han abierto una crisis a la burocracia de cara a sus propias bases. Bastaría una fuerte agitación con el planteo de: ¿por qué el subte sí y nosotros no? para poner esta crisis más cerca de la superficie. La burocracia ya se encuentra ‘operando’ para desarmar la bomba de tiempo que tiene bajo sus mullidos sillones.

En el marco de una gran campaña para reclamar los 1.000 de mínimo y aumentos del 50% es necesario, además, desarrollar en el conjunto de la clase obrera la maduración que vivió Metrovías, ahora con tiempos y ritmos diferentes. Todo se resume en lo siguiente: ¿cómo recuperar los sindicatos y los lugares y condiciones de trabajo? Para eso es importante pelearle a la burocracia su monopolio de las negociaciones colectivas y reclamar que los paritarios y representantes sean elegidos por los trabajadores. Con todo, esta reivindicación, a pesar de toda su fuerza, debe lidiar con la enorme atomización o desarticulación que existe en los lugares de trabajo (incluida una desindicalización enorme). Esta atomización le facilita a la burocracia la maniobra de presentarse como la representante ‘natural’ de los trabajadores. Tomados todos estos factores en consideración es incontestable que hay una situación favorable para pelear el control de los lugares y las condiciones de trabajo, articulando el reclamo del aumento y el mínimo salariales, de un lado, y la exigencia de que los trabajadores decidan las negociaciones colectivas, del otro, con la lucha contra las represalias patronales, las arbitrariedades, los despidos hormiga y las suspensiones, y en base a esta acción organizar grupos de activistas, tendencias, agrupaciones y movimientos de base. Hay que re-compactar todavía a la clase obrera como clase, por medio de la agitación y de la lucha.

La lucha de Metrovías desplegó un fuerte contenido a medida que se iba desarrollando el ataque político de la patronal y del Estado a través de los medios de comunicación. Los delegados aprovecharon la ofensiva del adversario para impulsar una agitación potencialmente revolucionaria, cuando empezaron a exigir la apertura de los libros de Metrovías, que se hiciera público el salario de los ejecutivos y, finalmente, la disposición de los obreros a asumir la gestión del subterráneo, ante las dificultades que esgrimía la patronal para manejarlo.

(No hace falta decir el papel que ha jugado en todo este planteamiento la experiencia de las fábricas ocupadas.)

Naturalmente, desde los despachos nacionales y populares se procura convertir esta tendencia de la clase obrera a su propio gobierno en una propuesta de cooptación y de cogestión en defensa de “los intereses nacionales”. Por esta vía, el propósito es integrar a los nuevos luchadores a la burocracia sindical (como ha venido ocurriendo con los ‘piqueteros’ oficiales o con las fábricas recuperadas que han sido convertidas en empresas tercerizadas de capitalistas proveedores o usuarios). Esto demuestra apenas que en todo avance están implícitas nuevas luchas y nuevas batallas. Con la diferencia de que se plantean en un peldaño más alto y que tienen mayor voltaje histórico.

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Flor contraataca
Por Florencia - Thursday, Mar. 03, 2005 at 5:49 PM

Bueno, en primerisimo lugar los partdios politicos de izqueirda o mejor aun los revoluionarios como el Po y el PTS me dan mucho respeto y admiracion. Ellos de uno y otra lado (fab recuparadas y mov piquetro digamos) tomaron los dos elementos mas avanzados que dio el 19 y 20 y le dierosn un cariz progresivo y en algun sentido estrategico (esto es un acierto en el que el PTS opino que superó al PO).

La union de los partdios, de los mov sociales... del campo popular se tiene que basar necesariamente en la dicuion abierta de estartegia. Algo que estimado compa del PO, su corriente siempre se nego a practicar y que ahora defiende con un giro brusco de su politica sin reflexion de conjunto.

Un frente de izq en primer lugar tiene que tener independecia de clase. Asi que nada de cosas raras he?

En segudno lugar todos los partdios se tiene que subordinar, en candidaturas por ejemplo, a lo mas avanzado que existe hoy: los reagrupamientos del mov obrero en lucha contra su burocracia sindical y contra sus patrones. Nada de hacer pesar el peso del aparato sobre los trabajadores convativos.

No podemos negar tambien la necesidad de que las masas reconocan una altrenativa politica real (PT, Frente, etc)... Y sí Altamira, las elecciones son un momento muy importante... pero la recomposion del mov obrero es estrtaegico y ahasta ahora el pesamiento del Po sigue en el limbo electoralista.

Sabés qué lindo ( te imagino alto y pelo corto, me equivoco?)... se van a perder la ruptura del mov obrero con el peronismo... y tu partdio la va ver pasar. Yo petisa culona pero con buenas gomas y sin partdio voy a estar ahi, como estuve con la juventud rebelde el 19 y 20 pero esta vez en lucha por instaurar una alternativa (veraderamente) obrera y socialista.

Besos, en el fondo los amo, Flor.

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Flor de línea!
Por ^--^ - Thursday, Mar. 03, 2005 at 6:16 PM

A esta muchacha sin partido se la ve como muy tocada por el PTS (lo digo sin picardía, o mejor: con picardía).
La tetoncita y culoncita Flopy nos avisa que "todos los partidos se tiene que subordinar, en candidaturas por ejemplo, a lo mas avanzado que existe hoy: los reagrupamientos del mov obrero en lucha contra su burocracia sindical y contra sus patrones. Nada de hacer pesar el peso del aparato sobre los trabajadores convativos".
Traducido a la realidad, esta jeringoza tan típica del PTX equivale más o menos a: si Zanón no tiene privilegios especiales, no participamos de la ANT por "antidemocrática". Y al mismo tiempo y paradójicamente significa un llamamiento a violar la democracia obrera en nombre de... la democracia obrera!. Porque con la excusa del criticar el "peso" de los aparatos, lo que se bloquea mediante esta clase de formulaciones, es que las tendencias ocupen un espacio proporcional a la cantidad de trabajadores y militantes que representan. Sin representación proporcional, cualquier democracia obrera es un mamarracho. Este tipo de zonceras que vemos aquí expresadas reflejan dos serios "errores" -por así decirlo- del PTX: el primero es haber hecho una caracterización errónea desde el punto de vista de la teoría marxista -y tan peyorativa como arbitraria- de los desocupados (y más aún de sus movimientos). El segundo "error" del PTX es haber coqueteado demasiado con la pequeña burguesía autonomosa (a menudo complotando junto con ella contra el PO o los desocupados, sus "betes noires").
En mi opinión, de esa misma clase media de izquierda parece carne la encantadora y fraternal muchacha sin partido -me arriesgo a presumir que estudiante universitaria- que nos alecciona más arriba.
Un besito, Flo.

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